👑75👑
Se levanta después de estar planteándose su mísera existencia.
Ha estado una hora más durmiendo y la otra... mirando el techo. Literalmente mirando el techo. Es eso o hacerse una puta paja. Y la verdad... preferiría un polvo antes que masturbarse.
Hablando de polvos... ¿vaya polvazo, no? Se tumba de lado y sonríe de forma boba al recordar lo sucedido. Dios, si es que hasta le duele la espalda. Aún puede sentir sus labios por su cuello, por su piel... es que se le eriza la piel.
Si, ha de admitir que Shiro lo había muy bien pero... es que lo de Keith es otro mundo. Es otro mundo totalmente. Besa tan bien, y tiene tanta delicadeza... tiene tanta cuidado, tanto mimo, tanto tacto...
Muerde su labio y tapa su cara con la almohada. Jamás habría imaginado antes que un galra como él le hiciese sonreir como está haciendo ahora.
Se levanta de la cama tras ducharse y asearse.
Son las diez pasadas. Muy pasadas.
Busca a Keith con la mirada.
No le encuentra.
-Lance, la hora por Dios... -murmura Allura ya sin muchas ganas de seguir viviendo. -¿Que haces, a quien buscas? -Lance niega y mira a su hermana.
-No, nada...
-Han llamado. Lxs modistas. Vienen mañana por la tarde. -Lance asiente.
-Si. Vale.
-Y deberías quitarte el castaño. Tienes ya raíces...
-Si, vale...
-Y hoy viene el del baile. -Lance frunce el ceño.
-¿Baile? ¿Qué dices, que baile?
-Pareces nuevo. -murmura su hermana. - El "coreógrafo". -Lance continúa con cara de pocos amigos. -¿ Te acuerdas cuando de pequeños bailabamos con mamá y papá en el salón, que nos ponían en sus pies?
-¡Ah, si!... Espera. -abre los ojos. -¿¡Tenemos que bailar!?
-Si. Tu con Romelle y yo... pues yo que se. Ha sido así siempre. -Lance lloriquea mientras tira hacia atrás su cabeza.
-No me jodas...
-El lenguaje....
-¡Allura que yo no quiero bailar, y menos aún baile de salón!
-Bueno, aún así tienes que ir a la clase. Tenemos que ir los dos... -su hermana rueda los ojos.
-¡Si tú tampoco quieres!
-¡Ya, pero son las normas, hay que hacerlo así! -su hermana se esfuma de su vista.
Y Lance sigue sin encontrar a Keith.
Se acerca a Corán.
-¿Y Keith?
-Está ocupado. Ah. -el hombre del bigote saca algo de la nevera. -Preparó algo. Dijo que lo dejasemos aparte para ti. -Lance sólo puede sonreír bobamente. Ya le viene el olor a melocotón.
Keith está en las escaleras. Está limpiando cada esquinita y cada rincón. Dios, se le van a poner unos brazos de tanto frotar...
Suspira y limpia el sudor de su frente con su antebrazo.
Del despacho sale Shiro. El galra más joven frunce su ceño.
-Buenos días Keith.
-Hola... ¿qué... hacías dentro? -el galra mayor sonríe.
-Estaba ordenando el discurso de la princesa. No es que digamos muy ordenada... No te canses, anda. -alborota su pelo.
Keith sonríe. Observa bajar a Shiro.
Observa el papel que le da a la princesa.
Sabe de sobra que ese papel no es del guión. Es un horario. ¿Para que va a darle un horario que ya se sabe de cabeza? En fin...
Cuando se da cuenta esta observando a Lance desayunar en la mesa. Desde las escaleras se ve prácticamente todo. El moreno está con su cara apoyada en su mano, comiendo, mirando a través de la puerta del jardín. Está comiendo la macedonia.
Sólo espera que le guste.
Y pasa la mañana.
Y toca comer.
Nada que destacar que no sea Lance quejándose del estúpido baile y de las estúpidas normas. Pero usando palabrotas, claro.
Cuando desparecen todos de la mesa y sólo queda Keith, se acerca a él.
-¿Por que tardas tanto con el postre? -Keith sonríe.
-No tardo. Sólo... me gusta saborear la fruta.
-Que poético.
-Está muy buena, ¿vale? -ambos ríen en voz baja.
-Oye... -el moreno sonríe y se sienta en la mesa. -Gracias por el desayuno. -Keith niega.
-No es nada, Alteza. Pensé que tal vez le gustaría.
-Claro que me gusta. -y el moreno sonríe. Juega con sus dedos. -Y... lo de anoche... -Keith traga en seco. Espera lo peor, hasta que los labios de Lance se curvan en una sonrisa emdiablada y traviesa. -...también estuvo muy bien... -Keith sonríe.
-Si, Alteza... -susurra el galra. Lance se queda mirándolo hasta sentir el timbre en el portón.
-Mierda... -murmura.
-El coreógrafo.
-Que coño coreógrafo... ese es un simple bailarín frustrado.
-No lo llameis así, Alteza. - Lance rueda sus ojos y sonríe.
-Ni li llimiis isi. -Keith frunce el ceño con una sonrisa tonta.
Y Allura se lleva a rastras a su hermano.
Son las cinco y pico de la tarde.
Empezaron con la explicación y planificación a las tres. Han pasado ya prácticamente dos horas.
Lance empieza a plantearse de nuevo su vida.
¿Si me tiro por el balcón y finjo un accidente? No, mejor no, Keith me cogería en esos brazos musculosos y...
Lance está en su mundo. Allura alza su voz.
-¡Lance!
-¡Que, que! -el moreno se levanta de la silla.
-Vamos. -la albina tampoco está por la labor. Y otra vez.
Lance lleva la mano a la cintura de su hermana. La otra a su mano.
Allura lleva una su hombro y la otra a la mano de su hermano.
-Y un dos tres... -la voz del hombre que les corrige suena en el salón. Allura tiene el ceño fruncido.
Ninguno quiere bailar esa mierda.
-Y un dos tres... - Lance suelta el aire de forma cansada. Mira a su hermana. Entrecierra sus ojos dirigiéndole una mirada mortal. Allura le saca la lengua.
-Y un dos tres... -ambos recuerdan lo divertido que hacia su padre bailar...
Subidos a sus pies, incluso a volandas. Era más divertido que eso...
-Esos hombros rectos, príncipe Lance.
-Si... -bufa el príncipe.
Y llega la cena.
Y para gracia de Lance, Keith no puede estar. No por que aún no ha terminado sus tareas.
Ahí está, en las escaleras del infierno, luchando por mantener el mármol limpio y brillante.
Lance no duda en tener una conversación justa y terminarla con una mentirijilla.
-Es que tengo sueño. Estoy muerto. Tendré agujetas en el brazo.
-¿Por tenerlo levantado, flojo?
-Cállate.-el alteano sube las escaleras. No está. No encuentra a Keith.
Y es que Keith está duchándose.
Resulta que son el pez que se muerde la cola.
Mientras uno cena rápido para verle, el otro se ducha rápido para cenar con él.
Y claro, así ninguno llega a ver al contrario.
Y son las doce de la noche.
Lance está mirando su cabello. Lo quiere llevar castaño. No por que Keith le dijera que le favorecía... no... no es por eso...
Pero es lógico que no puede llevar esas raíces. No le quedará otra que aclararlo a base de jabones y duchas.
Se asoma en silencio por la puerta. No hay jaleo. Está todo en silencio. Y el cielo está precioso. Sólo tiene que tener cuidado.
Keith está con otro traje de licra puesto. Esta duchado. Está recogiendo lo poco que queda en la cocina.
Mira el cielo desde la misma y suspira.
-Sal fuera si quieres, joven Keith. -murmura Corán. -Estás en tu casa. -Keith sonríe.
-Gracias... -acaba con los platos y sale al jardín. Está todo en silencio. Es precioso el cielo. Siempre lo será.
Suspira y baja la vista. Siempre es mejor en compañía.
En un momento de silencio y calma, saca su espada. Siempre le gustará verse reflejado en el filo, como si se amenazase a sí mismo.
Y pensar que es lo poco que tiene de su madre... Eso y el grabado de la espada.
Lance baja en silencio por las escaleras. Se ha quitado los zapatos para hacer aún menos ruido. Va descalzo. Los escalones están helados.
Baja lentamente y en el césped encuentra esa figura de todas las noches. Al menos de las últimas.
-¿Contando estrellas? -Keith se encoge debido al susto. -Te aconsejo que pares. No acabarás jamás. -Keith sonríe.
-Mejor que oír contar a vuestro bailarín... -Lance abre sus ojos.
-¡Eh, sólo yo podía quejarme! -ambos se echan a reír. -¿Has visto que terror de baile?
-Os oía. -Lance sonríe. Esta de pie aún. -¿Ya sabéis como es el baile?
-¿Podrías llamarme de tú por las noches al menos? Tomalo como un descanso... -Keith sonríe. -No. No se aún como funciona esa mierda.
-El lenguaje...
-¡Es una mierda, tú lo sabes! -Keith sonríe.
-¿Es baile de salón? -asiente.
-¿Sabes bailarlo?
-Algo se. -Lance alza una ceja.
-No me lo creo.
-Es... es verdad.
-Demuestralo.
-¿Como? -Lance sonríe. -No voy a bailar aquí en medio como un loco. -Lance ríe.
-Yo seré tu pareja de baile. -Keith siente sus mejillas arder.
-Bueno... -suspira. -Pero aquí... -Lance rueda sus ojos. Coge su mano y le conduce a un lugar donde las ventanas apenas puedan verlos.
Se coloca frente a él.
-Sorprendeme.
-Vale. -Keith suspira y sonríe. -Debías... coger una mano y... -coge la mano de Lance y la pone en su hombro. Keith la suya en su cintura. Y coge la mano de Lance.
Sólo están ellos y las estrellas.
Da un paso atrás que le sigue el pie de Lance. Y una pausa. Lance sonríe mientra mira sus pies.
-No se te da mal.
-¿Deberia? -siguen bailando. Ambos están sonriendo. Las marcas de Lance empiezan a brillar ligeramente. A Keith comienza a parecerle curioso el brillo.
-Bueno, eres un soldado galra. No os veo bailando en las bases...
-Esto no lo se de alli, alte... Lance. Lo se... de antes. De niño. -sigue bailando. Ambos cogidos al contrario.
-Se te da bien... -susurra mutando sus ojos, sonriendo. -el moreno suelta su mano y abraza su cuello. - Muy bien... -Keith sonríe. Sus manos se mantienen en su cintura.
-A vos también. -murmura mirando sus ojos.
Es una pausa, una suave risa y un roce de ambas frentes lo que necesitan para mirarse de nuevo a los ojos.
Ambos saben que quieres. Es que lo saben. Ellos y ambos alientos, ambos latidos. Tanto las marcas de uno como del otro. Lance acaricia instintivamente su cuello con sus dedos cuando junta sus labios con los ajenos, frenando el movimiento de pies.
Frenando el tiempo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro