👑66👑
La albina se acerca a la valla de metal.
Mentía. Además de ir a cenar, ha acompañado a Romelle a la puerta.
-Vuelve cuando quieras. -murmura la albina. La rubia asiente sonriendo.
-Si. -y tras unas miradas, abraza a Allura. -No tardaré en volver.
-Espero... -murmura la albina. Se aleja y se mete en su vehículo. De los labios de Romelle lee un suave "te quiero" disimulado. Allura sonrie y deja que Romelle se esfume.
El alteano está cerrando el despacho junto a Keith. Frunce el ceño y gira la llave varias veces.
-Ya está. -susurra para ellos. -Cerrado.
-Gracias Alteza. -el alteano suspira y se acerca a las escaleras. -¿No va... a descansar?
-No. No tengo sueño. -el alteano sonríe desde las escaleras y mira a Keith. -¿Te vas a dormir ya?
-Pues... si. Son la una y pico de la mañana, Alteza.
-Que aburrido eres. -el moreno suspira y con una sonrisa traviesa, baja varios escalones. -Me esperaba una faceta más... arriesgada hoy. -el galra tira el aire por la boca.
-Alteza es tarde...
-Acompañame. Es una orden. Veo que no se te dan bien las insinuaciones... -el moreno baja los escalones. Se encuentra de camino con su hermana.
-Donde vas. -murmura la albina.
-A mear, déjame. -Allura pone los ojos en blanco.
-Que. Hables. Bien. -su voz es suave y baja.
-Que si... -y Keith baja detrás de Lance.
-¿Keith?...
-Viene conmigo. Déjalo. -murmura el alteano antes de oír más preguntas de la fémina.
-Mira... haz lo que te de la gana... pero no le marees... -murmura la princesa.
-Tranquila princesa. Todo está bien. - el galra sonríe.
Bajan las escaleras y llegan a la cocina. Lxs criadxs están terminando de recoger.
-Príncipe Lance, ¿que hacéis a estas horas por aquí?
-Acabad lo que os quede. Estaré con Keith hablando. No os preocupéis. -el alteano sonríe y coge una botella de la cocina. Lxs criadxs le miran con el ceño fruncido. -¿Que? No voy a pegarle un botellazo eh...
Después de varios extensos minutos, lxs criadxs abandonan la cocina y los exteriores. Todo está en silencio. Todo está en orden.
En la mesa del salón están Keith y Lance. Ambos con un vaso delante. El galra no bebe por temor.
-Pero bebe, que te doy permiso... -el alteano suspira. -No entiendo como puedes ser guarda con esa actitud tan cerrada y tan... -el galra coge el vaso y bebe todo el contenido de golpe. Lance alfa una ceja y sonríe suavemente. -Vaya... ¿y no te quema?
-¿El... alcohol? No demasiado.
-Es que tienes cara de que no bebes.
-No suelo hacerlo, pero ya he bebido antes. Se mis límites... -murmura el galra.
-Anda. Mirale, que fiestero. -Lance sonríe. Apoya su mejilla en su mano y se queda mirando a Keith. Les separan cortos metros de mesa. El alteano bebe el vaso y lo llena de nuevo.
Así hasta 3 vasos.
Lance comienza a sentir que todo lo hace gracia. Que todo da ligeras vueltas. Que no ha sentido ese calorcito aún llegar.
-Aun no se ni como tuviste huevos a esa... a hacerte esa cicatriz... -el alteano sonríe. Ríe de forma pegajosa y le mira con una mirada que jamás nadie podría describir.
-Pues... -Keith está igual que Lance. Todo gira un poco más rápido y de forma más vertiginosa. Pero a la vez necesita beber un poco más. Un poco más. Y otro poco más. - ...ya se lo dije. Era... era una promesa. Lance sonríe.
-Pues te queda muy bien... -y ahí va una sonrisa de Keith. Y ahí va ese brillo en las marcas. -Y que... que me puedes llamar de tú. -Keith sonríe.
-Gracias... -murmura el galra.
-¿Por dejarte llamarme de tú?
-No. -el galra se echa a reír. -Por el cumplido...
-Ah... -el alteano también rie. Ambos están un poco bebidos.
Y peor que se van a poner. Bueno, se va a poner. Es una sola persona la que acaba con el vaso vacío por quinta vez. Ha cogido un licor de frutas con una grado de alcohol moderado. Pero que sigue siendo alcohol, vaya...
-No... -murmura el alteano. Pega a Keith en el hombro y gruñe. -Vamos a ver el puto cielo... - el galra niega.
-Alteza, está ebrio. Debe descansar.
-Que no. Vamos. El cielo está precioso... - Lance va sujeto al brazo de Keith.
-Lo siento alteza, no ahora... mañana si quiere si podemos... -el galra sonríe de forma boba.
- Si... pero... oye sueltame. - el alteano golpea el brazo de Keith. Van por una escalón liso y amplio de las escaleras. - ...estoy... estoy perfectamente... - el alteano es alejarse de Keith y tambalearse. El galra, que tampoco va escaso de alcohol, lo coge como su cuerpo le permite. Lance se echa a reír. -Tu también... también estás... -sigue riendo en voz baja. A Keith le hace un poco de gracia. - estás ebrio...
-Vamos. -el alteano gruñe de nuevo. Sube las escaleras junto al galra, pegado a él para evitar que se rompa la cabeza en un tropiezo.
A mitad de escaleras le da otro de esos tambaleos debido al alcohol. No le queda otra que tirarse al lado donde está Keith.
-Alteza... -el galra suspira. Apenas puede dar 5 pasos. Es... lamentable.
El alteano tiene sus manos en el traje de Keith. Se queja como un crío. Trata de apartarlo, pero es que sus fuerzas son inexistentes ahora mismo.
-Quita... -sus manos se encuentran en su pecho. En principio trataba de apartarme, pero ahora no. Ahora no deja de mirar ese abdomen esculpido por los putos ángeles, otra vez. Sube sus manos y las dispersa a los lados, acariciandolo. Keith frunce el ceño. El alcohol no ayuda.
-Alteza... -murmura Keith en ese tono suave, bajo y grave. El alteano sube sus ojos a los ajenos. Y allá va su poca decencia. Esos ojos... mierda. Es que brillan más que los abalorios de su cuarto. Que las estrellas o los atardeceres.
El príncipe suspira y acerca al galra a su rostro desde el cuello, con un movimiento suave en sus dedos. Ninguno se aleja o se niega. Al contrario. El galra sigue el ritmo del beso que ha establecido el príncipe. Se aleja unos centímetros y pega al galra a la pared a base de pasos. Se besan con rabia, no como el anterior beso, que era lento y lleno de verdad. Aunque este no miente. Si el otro decía me gustas este dice me pones.
El alteano baja sus manos por su abdomen hasta la cintura. De allí acerca al galra, quien frunce el ceño y separa su rostro del ajeno. Al menos le viene un pensamiento lógico.
-Alteza... si nos ven... -Lance bufa.
-Mierda... vamos... -coge su mano. Y de forma torpe suben los escalones restantes. Keith no quiere, pero termina en el cuarto de Lance. El alteano apenas deja que el galra cierra la puerta con las manos.
La cierra con la espalda en cuanto siente la boca de Lance atacar de nuevo la suya.
En pasos torpes el galra choca con la cama con sus talones. Termina sentado, con el alteano encima, como algún otro beso de algún otro momento...
Se separa para que el alteano consiga bajarle la cremallera del traje sin mirar.
Al quitárselo no encuentra nada nuevo.
Y más de lo mismo con Lance. Se quita la parte de arriba y hace que la espalda de Keith choque con el colchón.
Se separa unos centímetros y mira su rostro, embobado e ido.
-Alteza... -el galra susurra en ese tono que tanto le gusta a su conciencia. Sus marcas se encienden de nuevo.
Se acerca de nuevo pero Keith vuelve en si al oir su nombre.
-Keith... -acerca sus labios a su rostro, pero descienden al cuello. -Keith... -susurra de nuevo, besando cada rincón de su cuello. Eso... eso le gusta. Le gusta mucho. Y más le gusta tener el cuerpo delgado y trabajado del príncipe encima. Tanto que... madre mía.
El príncipe vuelve a pegar su boca a la de Keith. Ahora dichas lenguas se pelean para ver quien reina en la boca ajena. Keith tiene sus ojos cerrados, y siente las manos de Lance bajar lentamente por sus brazos. Ya no hay traje no hay nada. Solos ellos. Ellos y la ropa fina de Lance y la ropa interior de Keith.
Se separa de nuevo, y en un suspiro muy muy malditamente atractivo, ataca su cuello. Ahí comienza a dejar besos lentos.
-Keith... -murmura.
-Lance... -contesta el contrario.
-Quédate... quédate aquí... -dice de forma casi inteligible. Besa su cuello de nuevo. -Quédate... -murmura en voz baja contra su piel.
Los besos van disminuyendo de lentitud. Tanto que se ausentan. Cuando se da cuenta, el príncipe está tirando el aire de forma lenta en su cuello: está dormido.
El galra frunce el ceño y bufa. Joder... está confuso por los pensamientos de los que se arrepiente de tener ahora mismo, del calentón y del alcohol.
Se mira las pintas. Prácticamente desnudo.
Lo peor de todo es que apenas puede razonar. Está... está cansado. Cansado y caliente. De vez en cuando se le vienen imágenes de lo que podría haber pasado. De como Lance tal ve
Mira de reojo a Lance. Está sobre él, con su rostro cerca de su cuello, en una pose incómoda.
Le recuesta con cuidado e, instantáneamente, Lance pasa sus manos por la cintura de Keith.
Sus marcas están ligeramente encendidas.
Keith cierra sus ojos a la vez que no cabeza deja de razonar. Ya da igual.
Aunque lo intente, no tiene motivos para salir de ese cuarto. No cuando tiene un Dios de cuerpo bronceado pegado a él.
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