👑65👑
Corán suspira y limpia su frente. La nave está más que reluciente.
-Bueno, creo que limpia está, Shiro. - murmura el pelirrojo.
-Si pero... -el mayor había de forma costosa debido a los cables y metales que carga. -Tiene muchos trastos inservibles. No me malinterprete, Corán, me refiero... cables mordidos y rubia oxidados. Se cambiar eso. -el hombre sonríe.
- Gracias Shiro, estaría muy bien por tu parte si solucionaras eso.
-No se preocupe, en nada lo tiene hecho. -el galra suspira y mira la nave. -Siento ser metomentodo pero... ¿qué diantres hace esta nave aquí?
-Bueno. -el hombre suspira. -Esta nave estaba aquí para las urgencias de última hora. Actualmente cuando ocurre una vienen a por el príncipe y la princesa, ya sabes, cuidar a los futuros reyes y demás. Ahora esta nave está más de aderezo que de otra cosa... -Shiro sonríe suavemente.
-No os preocupéis. Dejaré esta nave como el primer día. Podrías usarla, podría ir a ver a su familia. -Corán sonríe.
-Ahora estoy con mi familia. - el galra sonríe de forma enternecida.
Y es la noche.
Lance no ha visto en toda la tarde a Keith. Y se debe a que el galra está en algún lugar apartado estudiando el discurso.
Hace mucho que no lo lee, y le suena a chino. Necesita memorizarlo como sea.
El galra ya empieza a oír por ahí abajo vajillas y taconeos acelerados de lxs criadxs.
Lance está frente su tocador, con una mascarilla en la cara. Romelle está en su cama, sonriendo.
-Os habéis besado... -canturrea en voz baja.
-¡Ya vale, llevas así toda la tarde! -a rubia se echa a reír.
-¡Es precioso, Lance! -murmura la rubia. Se acerca a él y masajea sus hombros. -No tienes que avergonzarte.
-No, simplemente me gusta la raza con la que estamos enfrentados. Todo bien. Nada mal. -la rubia suspira.
-Yo también tengo mis problemas. Todos los tenemos. -murmura la rubia sonriendo. Lance levanta su mirada a la rubia.
-¿Ah si? ¿Cuáles? -la rubia suspira.
-Mis cosas no... están bien vistas aún...
-Ah, que las mías sí. Encima de galra, un tío. ¡Ni siquiera hay herederos! -la rubia sonríe.
-Ya ya, vamos... -masajea sus hombros de nuevo. Y la puerta se abre. Es Allura.
-Romelle, necesito tu ayuda. -mira a su hermano. -Lance, queda media hora y estás así...
-Ya acabo. Me queda... -le queda vestirse, lavarse la cara, ponerse las joyas, elegir calzado, arreglarse el cabello... - ...nada, dame 20 minutos.
-Claro. -bufa su hermana. La rubia sonrie y se dirige a la albina.
-Nos vemos. -la rubia le guiña un ojo y sale por la puerta. Y una vez más no le dice quien es esa persona...
Son las diez y media. Ya hay jaleo.
Keith no puede concentrarse. Suspira y pasa sus manos por su cabello.
Allura le ha dado permiso para entrar en el despacho y estudiar allí. Pero no puede. La música, la gente, las risas, las copas, hasta el sonido de las hojas. Es que no puede.
Deja el discurso en la mesa y sale por la puerta, no sin antes asegurarse de que está cerrada.
Baja las escaleras como puede, ya hay alteanos en cada estancia de la casa. Sale al jardín y mira a su alrededor: comida, copas, velas, luces doradas... como aquella noche que Lance casi le vomita encima. Que recuerdos, si.
Ahora no puede ver las estrellas tranquilo. Es más, apenas se ven.
Mira a su alrededor y, a la lejanía, intercepta a Lance, con sus dos amigos inseparables y algunas alteanas. Con esa sonrisa, con esa pose elegante, con todas esas joyas y esas prendas de valor. Cruzan miradas.
Mierda.
Le ha visto. ¿Qué demonios hace ahí, si nadie le ha invitado? El galra agacha su cabeza y se da la vuelta. Otra vez hacia el despacho. Si, es buena idea, ahí nadie puede verle, nadie puede juzgarle con la mirada.
Lance, en cambio, se queda mirándole un rato. Observa como se va, con la capucha puesta y la cabeza baja. El alteano cambia su sonrisa ilusionada a una confusa y cada vez más ausente.
-¿Lance? -la pelirroja llama al moreno.
-Que...
-Las chicas preguntan si hay más medias lunas.
-Que lunas, si apenas se ve... - murmura inconscientemente.
-¿Que dices? -Lance vuelve al mundo real. -Medias lunas. De bollo. De crema. -el alteano niega.
-No, no lo se. -el moreno mira a su alrededor.
-Míralo, ya busca a su novia. -la pelirroja golpea con el codo a Lance.
-Cállate ya, enana. -Hunk susurra un suave oouuhh en señal de dolor.
-Metrosexual.
-Al menos mi nombre lleva un metro, no como tú, enana. -la pelirroja frunce el ceño. -Ahora vuelvo, voy a... a buscarle. -el moreno desaparece de allí.
Pidge mira a Hunk aguantando la risa.
-¿Eso... ha sido un chiste? ¿Ha usado su única neurona para eso? -el alto ríe.
-Eso parece.
Ya ha pasado un rato muy largo de fiesta. La gente va desapareciendo. Tal vez Lance ha bebido un poquito pero... está demasiado atento buscando a Keith con la mirada.
De no ser por que se ha rendido y está sentado en el portón del Palacio, despidiéndose de la gente con un vaso entero en la mano...
Tampoco ha encontrado a Romelle.
Y por si fuera poco, ni a Corán ni a su hermana.
Miente, el pelirrojo estaba organizando platos y bandejas de forma calmada. Sabía donde se encontraba Shiro, no Keith.
El galra ha acabado de repasar ese discurso del infierno.
Por repasar entendemos caer en los brazos de Morfeo demasiado pronto y chocar su frente contra la mesa de madera.
-¿Princesa Allura? -el galra no consigue cerrar el despacho. Y eso no le gusta. Corán está ocupado y la única que sabe es Romelle. No quiere estorbar a Lance. No cuando es una fiesta de despedida a Romelle. Escucha una risa en su habitación. -Princesa Allura, sabe como se cie... -y cuando abre la puerta se le corta la sangre. Se queda sin aire.
Allura está con una mano en el mentón de Romelle, acercándole a su rostro, con la rubia acomodada en la cama cara a ella, con el vestido un tanto desordenado. Tiene su pintalabios corrido. ¿Quien de las dos? Ambas.
La rubia se ve un tanto adormilada, pero aún así activa y sonriente.
Ambas enrojecen a la vez. La rubia tapa su boca con su mano, avergonzada.
- P-Perdón... -el galra sale instantáneamente. Mierda.
Mierda.
¡Mierda! ¡Que la pretendienta de Lance... que el príncipe... que están... que si hermana y... ¿qué demonios es todo esto?!
No entiende nada. ¿Está... poniéndole los cuernos? Por un lado se siente un tanto alegre. Tal vez tenga una mínima y remota posibilidad de tener la atención del príncipe. Por otro lado siente pena. Pena por lo que pueda sentir Lance en el futuro.
Después de un rato en su cuarto, lavando su cara y respirando, sale de allí. Allura está en la puerta, cabizbaja.
-Princesa yo...
-Por favor. -coge las manos de Keith. -No le digas nada a nadie. Por favor Keith. - el galra asiente. -Ni a Lance. A nadie.
-No diré nada. Lo prometo. -Allura asiente.
Baja las escaleras con el ceño fruncido.
Joder... podrían haberle tirado.
Por una cosa así estaría en la calle.
Hay que ser imbécil.
Metiendo las narices donde nadie te llama.
Ese no es su papel.
No sirve para ser guarda.
Es un metomentodo.
Es un...
Él aire fresco de fuera choca contra él.
En la puerta encuentra a un chico sentado, dando la espalda.
El galra sabe de sobra quien es por el color del cabello. Ese castaño tan favorecedor.
Se acerca para asegurarse de... de algo. Yo que se. Que es su guarda, debe protegerle.
-Buenas noches, Alteza. -murmura el galra. Lance suspira.
-Pero tú donde coño estabas...
- El lenguaje... -susurra. Lance suspira y apoya su mejilla en su mano. El vaso que estaba entero ahora le falta un poquito.
-No me jodas ahora con eso. -bufa y mira el cielo. -Te has perdido la fiesta...
-No... no era para mi, Alteza.
-Pero tienes permiso, coño...
-Lengua...
-¡A la mierda el lenguaje ya! -suspira y se pone de pie. El galra frunce el ceño.
-¿Está... borracho? -el alteano suspira.
-No lo se... juraría que no. -en efecto, no. Mira el vaso. -Aun. -pretende beberlo, pero una mano le frena. -¿Lo quieres? Todo tuyo. Es... -el galra coge el vaso y lo bebe de un trago. Quiere olvidar ciertas cosas... - ...da igual... -dice riendo. -Te gusta la fiesta, eh. Raro de alguien como tú. -el alteano sonríe.
-No, alteza, es sólo... que no consigo memorizar el discurso. -Lance bufa.
-Hay tiempo. Deja eso.
-Por cierto... ¿sabéis cerrar el despacho? -el moreno asiente. Antes de subir, bajan las dos chicas pilladas in fraganti.
-Romelle ya se iba... -Allura se sonroja suavemente. La rubia besa la mejilla de Lance.
-Nos vemos pronto. -Lance asiente.
-Si. -y la rubia camina hacia la entrada. Llevan un rato esperandola.
La albina carraspea.
-Voy a tomar algo de cena. En seguida subiré a mi cuarto.
-Bien. -murmura el moreno. -Vamos. -mira a Keith y comienza a subir las escaleras. Junto a él.
A cerrar el dichoso despacho.
Keith siente sus mejillas arder. Casi como Lance, de no ser por que lo del príncipe se debe en parte al poquito alcohol que ha ingerido.
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