La comida pasa como siempre.
Que si sopa, que si carnes raras, que si olor a especia...¡y fruta! Creo que todxs tenemos claro a estas alturas la parte favorita del postre de Keith.
Shiro termina su parte y mira al azabache.

-Estaré limpiando la parte de atrás. -pasa su mano por su hombro y se levanta.

-De acuerdo. -Allura observa a Shiro salir. Sonríe y mira a Keith.

-¿Como te sientes?

-¿Eh?

-Quiero decir... ¿ha sido raro el cambio de estar allí a estar aquí otra vez? - Keith asiente sonriendo.

-Si, es un poco raro. Pero ya lo he pasado. -murmura con una sonrisa. La albina sonríe de vuelta.

-Me alegro, Keith. -el moreno observa la escena tierna desde su sitio en la mesa.

-¿Por que lo mareas? Déjalo. -Allura dirige otra mirada de muerte a su hermano.

-Tus amiguitos vendrán en seguida. Cierra la boca y recoge la mesa.

-Eso hago, lista. -corre la silla de forma que suene y lleva sus platos a la cocina.
Si, lo normal es que lxs criadxs lo recojan. Pero se niegan a eso. Sus padres lo permitian, pero ellos no.
Keith acaba de comer su postre y se levanta.

-¿Princesa, el campo de batalla...?

-Preguntaselo a Lance. No se como va eso. -la albina sonríe dulcemente. Pues no le quedará otra.
En cuanto el moreno pasa cerca suya le pregunta.

-Alteza, el campo de batalla... ¿puedo usarlo?

-¿Para qué?

-Quiero entrenar. -Lance suspira.

-Pero por que no tomas el sol o... o yo que se... te tumbas un rato. -Lance pasa sus dedos por su cabello y bufa. -Te doy permiso para usarlo.

-Gracias Alteza. -Lance niega con una pequeña sonrisilla en la boca. Keith da la vuelta y va hacia el jardín. Y de paso, Lance le mira el culo, que el traje de licra se lo marca bien.

Las tardes allí son un poco básicas.
Allura acaba siempre con Romelle en las tumbonas, en la orilla de la piscina.
Lance, Pidge y Hunk aún están húmedos debido a la mencionada anteriormente. El más corpulento tiene la toalla por los hombros y el cabello apartado de la cara con una banda naranja. Pidge lo tiene adherido a la cara. Y luego está el príncipe, tumbado, con el pelo revuelto y húmedo. Están alejados de Allura y Romelle.
Están jugando a las cartas. Y Lance ya ha perdido.

-¡Es imposible que no hayas jugado a ese juego! - murmura la de pelo cobre.

-No, no he tenido tiempo. -sonríe Hunk.

-¿Y tú, Lance?

-Que pereza. -responde mirando las nubes.

-Tu si das pereza... -la pelirroja tira otra carta al montón.

-Oye, ¿qué hace Keith aquí otra vez? -Hunk murmura cogiendo otra carta del montón.

-Había estado en la espada de Marmora.

-Vaya... allí sólo admiten gente..  fuerte. - murmura Hunk

-Si. Mi hermano tiene una amiga que conoció a un tipo que estuvo por allí. Dicen que es agotador. -la pelirroja tira otra carta. Lance sigue mirando las nubes.

-Si, supongo que será chungo.

-¿Y qué, quieres matarlo ya o aguantas un poco más?

-Ja ja, que graciosa. -murmura el moreno, dirigiendo ahora sus ojos a la mencionada. -Pues está todo bien.

-Ha madurado. - murmura Hunk.
Lance se mete en su mundo tras varios comentarios más.
Observa de reojo a Keith. Joder... que clase. Que forma de moverse. Esos brazos... esa velocidad... esa forma de esquivar golpes. No le extraña que lo aceptasen allí. Es brillante, es genial, es... es una locura.

-Una pregunta... - murmura Lance, mirando el cielo de nuevo.

-No, si se te duerme la mano y te haces una paja no es apto pensar que no eres tú. - Hunk chasquea su lengua.

-Pidge, que asco. - murmura tirando otra carta.

-No es eso. Es... ¿a alguno de vosotros os... se os iluminan? -ambos fruncen el ceño. - Las marcas estas. -se señala el pómulo.

-No. -murmura Pidge, buscando otra carta.

-Si. -responde Hunk. -¿Por? -el moreno suspira y se incorpora, sentándose.

-Es wue últimamente se iluminan y... no se por que pasa. -Hunk se echa a reír. Sube sus cejas.

-Parece que Romeo ha encontrado a su Julieta...

-No. -Pidge se echa las manos a la boca. -No puede ser. -el moreno frunce el ceño.

-¡¿Que, que!?

-Lance, lo de las marcas es que está embarazada. -Lance abre los ojos.

-¡¿Qué?! -chilla tan alto que Allura le sisea callar. -No, no puede ser... no... no no... - Hunk rueda sus ojos.

-Es broma, cabezón. - responde Pidge riendo. -Teme por su vida.

-Lance. - Hunk sigue en el juego, pero hablándole. -Lo de las marcas es o cuando tienes la temperatura muy alta o por qué te gusta alguien.

-Menos mal... -suspira. -O sea... ¿pero como se diferencia?

-Pues si tienes a otra persona delante, es que es lo segundo. Simple.

-¿Pero te brillan... en plan... mucho?

-Si. O sea, Shay siempre hace bromas sobre el brillo. Dice que es como el sol y que hay veces que brilla muchísimo.

-Pero... ¿no hay una forma fiable o algo?

-Pues un beso basta. No se. Si te brillan cuando le miras alarmate, pero para asegurarte pues... un beso. Suelen ponerse más brillantes.

-¿Te pasa? -Pidge vuelve al plan normal.

-Pues... un poco si.

-Irónico. -murmura la pelirroja. -¿Y ella que dice? -entonces recuerda que ninguno sabe nada de Keith. Sólo Romelle. Tendrá que continuar siendo así. Romelle será su tapadera, como en la antigüedad... genial.

-Pues... no lo se. -suspira y vuelve a mirar el cielo. -¿Oye cuando puedo jugar?

-Cuando acabemos esta partida.