👑6👑
Lance corrió con su muñeca en la mano de Keith.
Al llegar al baño de arrodilló frente al váter y dejó todo fluir.
De su boca empezó a salir todo lo que alguna vez entró.
Sus manos de apoyaron en los bordes del mencionado. Keith, con el ceño fruncido y preocupado por la salud del principe, sujetó su cabeza desde la frente, comienzos de su cabellera blanca.
Lance tenía los ojos cargados y llorosos.
Tosió frente a la taza y acto seguido apoyó su cabeza en el borde. Estaba de cuclillas frente al inodoro.
-Alteza... no puede quedarse ahí. - Keith susurró cada sílaba en un tono dulce. Lance dirigió sus ojos celestes a los lilas de Keith. Los cerró y tragó saliva.
Tosió y el cuerpo le amenazó con repetir lo ocurrido. No ocurrió, por poco.
Lance jadeó. Su pecho se movió junto al aire.
-Me duele el estómago... y la cabeza... -murmuró en voz baja.
Keith esbozó una mueca preocupada y acto seguido condujo su mano al cabello corto del príncipe. Repeino dulce y educadamente este y miró sus ojos. Lance ya lo hacía desde hacía rato. Tenía los ojos aún cubiertos por una fina capa vidriosa. Sintió como todo le daba vueltas y como lo que quedaba en su estómago subía y bajaba a su hogar natural.
Sus mejillas estaban de un dulce tono cereza.
Keith se arrodilló a su lado.
-Alteza, venga conmigo. -murmuró. Extendió su mano. Lance la cogió y tiró de él suavemente.
-No puedo moverme... -murmuró cerca de su rostro. Lance detalló con sus ojos cada rasgo de la cara del galra.
El de color lila tragó saliva. Notaba el aliento de Lance en su nariz, y olía entre pota y alcohol. Anda que... vaya ejemplo de príncipe. -Llévame... -susurró. Keith frunció el ceño.
-Alteza yo no...
-He dicho que me cojas y me lleves... -el de tez morena cerró cansado sus ojos. - Es una puta orden... - Lance seguía apoyado en la taza del váter. Menos mal que era el suyo y no uno público
Keith suspiró y como pudo le cogió en brazos.
Lance abrazó a su cuello.
Se dio cuenta de lo bien que olía. Y eso le daba rabia.
Era galra... ¿no? Un gatito apestoso morado con manos ensangrentadas. Uno de esos asesinos y tiranos que alguna vez amenazaron su reino y mataron a su familia.
Pues ese mismo malhechor olía a sueño y pureza.
Algo andaba mal con ese chico.
Olía bien joder.
Tanto que a Lance se volvió inevitable enterrar su cabeza en su cuello.
Tanto que Keith sintió sus labios hacer presión y dejar algo parecido a un chupeton. O eso pensó Keith.
Keith le llamó la atención en un siseo, y milagrosamente llegó a su cuarto en silencio.
Apagó la luz y dejó al chico en el colchón. O eso quiso intentar.
Lance no se separó ni un centímetro de su piel. Su pecho cubierto por ropa continuaba pegado al ajeno. Notaba su respiración calmada, el bombeo de su corazón y el calor de su cuerpo.
Keith miró a Lance. Bueno, su nuca. Su cara seguía enterrada en la curvatura de su cuello. Ahora sin dejar marcas.
-Alteza... es tarde y debe dormir.
-Quédate aquí. -murmuró.
-Alteza por favor...
-Que no me llames así. -gruñó en su oído. Lance se tumbó y tiró con fuerza de su camiseta.
Keith terminó de lado. Negó y se incorporó de lado.
-Alteza yo no puedo...
- Que te calles. -alargó cada vocal y en las mencionadas alzó la voz. Keith le mandó callar en un siseo. Se le hizo algo gracioso y no pudo aguantar una sonrisa.
-Baje la voz... -dijo con una tímida sonrisa.
Lance, al verle reir, sonrió. La mitad de su cara estaba enterrada en la almohada.
Sonriendo, cogió el cuello de su camiseta y tiró de él de nuevo.
Lo tenía delante. Lance gruñó y de forma perezosa de acercó a él.
-Así... -murmuró. Colocó la mano del galra sobre su cintura. -No la bajes eh... -dijo divertido. Cerró sus ojos.
-No, alteza.
-Que me llames Lance. -murmuró. Keith tiró el aire con fuerza. No iba a dormir con él. Ah no, no estando ebrio.
-Keith. -susurró.
-Que. -dijo con la voz ronca y suave.
-Un beso de buenas noches. - el galra abrió los ojos sorprendido. Negó varias veces.
-No alte... o sea Lance... No.
-Vale. -Lance cerró sus ojos. O eso se pensó.
Con los ojos entrecerrados, el príncipe se acercó a cámara lenta a su cara. Dejó un casto beso en la comisura de su labio. Keith observó su rostro en todo momento. Lance se acomodó en la almohada y hundió su rostro en ella.
Con los labios entreabiertos se durmió.
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