👑56👑
La noche es larga.
Y Lance acaba cayendo en su peor enemigo: el insomnio.
Romelle está abrazandolo, acariciando su cabello, escuchando como habla en voz baja.
-No es que me guste... es galra y tal... pero... necesito hablar con él. Me distraia ver las estrellas. Estaba... bien. - Romelle sonríe.
-Le echas de menos.
-Si, supongo.
-Y te gusta...
-Que no me... -y otra vez la luz de sus mejillas. Aún no entiende el por qué. No es que tuviese ganas de besarle al verle. -Que no.
- Bueno... tienes tiempo para comprobarlo. -la rubia suspira.
-Y a ti, ¿quien te gusta? No diré nada. -la rubia sonríe.
-No te preocupes, creo que la otra persona lo sabe... -acaricia su mejilla y sube de nuevo a su cabello.
-¿Y quien es?
-Pues... -la rubia sonríe. - Es... es una persona alta... y muy estilizada. Es muy carismática y...
-No sabía que te gustaba yo. -Romelle niega riendo. El moreno observa a la rubia a los ojos. -Perdón perdón...
- Es... no se. Es como un ángel.
-¿Le conozco? -la rubia sonríe.
-Imagino que si...
-Quiero conocerle. -niega.
-No no. Está bien así. -el moreno bufa.
-Y... ¿vais a hacerlo público? -la rubia baja la mirada.
-Dudo que eso pueda ocurrir...
Entre abrazados y besos en la piel, se acabaron durmiendo.
Keith se despierta. Esta vez a una hora razonada. Lo ha hecho varias veces en la noche.
Se pone el traje de licra y come su máscara.
-Buenos días. -murmura el de la melena azabache al superior.
-Ah Keith. -Kollivan frena al azabache por el hombro. -¿Dónde vas? -el azabache frunce su ceño.
-A... entrenar... -el mayor niega. -¿No?
-Se han acabado las horas. Te necesitabamos, y lo hacemos, pero suficiente para ti. -Keith sonríe y suspira.
-Gracias.
-A ti, Keith. Hicimos un trato. - de su espalda saca un sobre. -Esto es tuyo. Esta base a partir de ahora es tu segunda casa, Kogane. Lo que necesites estaremos a tu disposición. -Keith coge el sobre y sonríe. Asiente.
-Gracias, Kollivan.
Es a la salida cuando abre el sobre con cuidado. Dentro, una foto.
No entiende bien de que va todo.
Ah, no, no es una foto. Es una especie de grabado. El papel está un pelín arrugado, y la tinta está corrida. Pero ve claramente que hay dibujado.
Es su hoja. Es su cuchillo.
Todo. Cada detalle, cada arañazo, cada trozo.
Sus ojos se llenan de lágrimas.
Ese cuchillo era de su madre. O eso decían.
Ahora los rumores son ciertos. Es de su madre.
Es un grabado de su madre.
Abajo, su firma y un nombre.
Yorak. Está junto a su nombre, Keith.
Es ella. Sabe que es ella. Sólo le queda saber que es eso de Yorak...
Lance se despierta entre jaleo.
Oye voces abajo, en el salón.
Suspira y se levanta.
Una vez más el olor a vainilla permanece en las sábanas y no en el supuesto cuerpo que debe haber a su lado. El moreno rasca sus ojos y se estira.
Sigue haciéndole gracia recordar esas mañana de autosatisfaccion manual por la falta de sexo. Y ahora va en imbécil y llega a un acuerdo de no tenerlo. A veces no se entiende ni el mismo.
Pero bueno, así ambos están bien.
Va al baño y se quita la ropa.
Ahora no hay nadie que le avisé de donde está. Simplemente está él, sus pensamientos, el chasquido del agua contra el plato de la ducha y el olor del jabón.
Hoy quiere estar de relax. Nada de complicarse la vida.
Lo mejor es dedicarse el día a sí mismo. Tal vez llamar a Pidge y Hunk no sea mala idea, o tal vez hacerse la manicura.
El castaño sale de la ducha y se viste con cuidado.
La ropa está en su cama, pero no como solían ponersela. O al menos como se la solía poner él.
Sigue habiendo jaleo en el salón. No sabe que demonios pasa pero va a averiguarlo.
-¿Allura? -el moreno sale y se asoma a su cuarto. Nadie. -¿Que coño pasa? No os callais ni debajo del agua. -el moreno se acerca a las escaleras. Deja otro bostezo en el aire y baja los escalones con calma. Nadie contesta. Sólo siente el jaleo y el olor a comida. -Sólo espero que no me dejéis sin tosta... -el moreno no acaba de bajar los escalones.
Se le ha hecho un vacío en el estómago.
Se le ha anudado la garganta.
Sus pulmones se han quedado sin aire.
Sus ojos se han quedado estáticos.
El los últimos escalones, en el salón, los guardias reales tienen a Keith cogido por los brazos. El galra está cabizbajo, escuchando la reprimenda de Allura y los guardias. Levanta sus ojos y se encuentra los de Lance. Y ahí va su aire de nuevo.
Le arden las mejillas. Eso y que se le han cristalizado ligeramente los ojos.
Allura gira su rostro a su hermano. Romelle, que está a su lado, le imita y sonríe suavemente.
-Ah, Lance. -gira su rostro al galra más joven. -Mira quien ha vuelto. -su nota no es desagradable, ni mucho menos. Suena preocupado.
Keith sonríe suavemente, tal vez bastante apenado.
Está... cambiado.
Lance sigue ahí, en las escaleras, petrificado, mirando a Keith.
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