-Al menos una noticia, por favor. Algo tienen que saber. -Keith ruega todo lo que puede. Los galras se miran entre ellos.

-No. -Keith frunce su ceño. Tiene el pelo adherido a la frente. ¿Acaso le estás dejando caer que, tras la carretera que se ha pegado, no hay noticias, de verdad, después de la carrera bajo la lluvia?
Dos galras más aparecen detrás suya. -Eh, llevaoslo de vuelta al campo.

-¡No por favor, por favor decidme algo, lo que sea! -uno de los galra que están cogiendole desde los brazos por las costillas y los hombros le mira con superioridad y asco. Y eso que son su propia especie.

-Pues como todos los que son como tú: muertos.

A Keith se le queda grabado eso a fuego lento. No va a olvidarse jamás de recordar esas palabras, como la escupió y como chafó sus últimos ápices de esperanza. No va a olvidar esa mirada irrelevante, ignorando por completo si su "noticia" le afecta. Le da igual.
No olvidará jamás el olor a tierra mojada y algo así como a azufre. Se imagina a sus padres, vete a saber donde, cubiertos de lluvia y barro.
¿Por qué no puede simplemente verles y darles un beso enorme?
Escucha otro trueno. Da un pequeño bote en el mismo suelo de la cocina.
Si, resulta que le ha pillado de camino al cuarto. Y no es que sea un debilucho... pero le tiene miedo a la lluvia. A las gotas de la lluvia y a lo que se lleva con ella.

Lance abraza de nuevo a Romelle. Sólo pretende obtener algo de calor.

-Mmhh... -es la respuesta que obtiene además de un ligero empujón con la parte trasera de su cuerpo. Lance suspira y cierra sus ojos.
Otro intento va.
-Mmhh... -y de nuevo otra vez, un pequeño empujón. Lance suspira con fuera y se levanta de la cama. Romelle parece no darse cuenta.
Lance se levanta y como al parecer todas y cada una de las noches de esa semana, va a la cocina a por un vaso de agua.
Escucha tras el trueno algo similar a un susurro, a un suspiro. Frunce el ceño asustado. Si, está asustado. Un poquito...

-¿Co... Corán?... -el alteano enciende la luz. No es imbécil. No es el prota de una peli de miedo.
Aún así, ver un cuerpo en el suelo de la cocina no le ahorra un chillido. -¡Joder!

-¡Ah! -Keith grita de vuelta de forma rápida, casi compenetrada. Entonces ambos escuchan jaleo desde las escaleras. Es Allura. Gracias a la suerte que tiene el principe sólo le ve al mencionado. No ve a Keith.

-¡Lance son las doce y media de la noche, ya vale!

-¡Que si! -dice en un susurro alzado. Observa la figura de su hermana desaparecer y se centra en el galra. -¿Me explicas que haces aquí? -Keith traga saliva y suspira.

-Nada. Venía a por agua.

-Sin vaso.

-Se me ha olvidado.

-Lo que se te ha olvidado es aprender a mentir... -dice en un suspiro largo. Saca un vaso del armario y lo llena de agua. Da un sorbo y mira a Keith, quien no parece tener la más mínima intención de levantarse. -Con que a por agua. Venga, sírvete y te vas. -Keith frunce su ceño. Ya está aquí el lado egocéntrico e imbécil de Lance. Va al armario, saca un vaso y lo deja en la encimera. Es cuando busca el agua cuando un relámpago atiza sus ojos. Keith se encoge, cerrando con fuerza sus ojos. Lance no entiende la situación. No hasta que ve como el galra se encoge aún más al oír el trueno. Mira a Lance con una mueca de miedo, rabia y vergüenza.

-Me voy. - murmura mientras sus piernas temblorosa tratan de moverse.

-Espera espera. - Lance coge la muñeca de Keith y le obliga a girarse. Baja la persiana, asegurándose al menos de que los relámpagos no interrumpan su conversación. -¿Te da... miedo la lluvia? ¿Como... -a Lance se le escapa la risa carraspeando. - ...los gatos? -Keith rueda sus ojos. Desde luego no está para cachondeo.

-No. No es la lluvia. Fin. Me voy. - Lance vuelve a coger su muñeca.

-Vale vale. Perdón perdón. Te da miedo la... -otro trueno. Desde luego la tormenta estaba encima del palacio. Keith se encoge de nuevo. Lance mira el suelo. Ya que estamos...

Acaban sentados. Lance al lado de Keith, mirando la nada en silencio.
Me da miedo la tormenta, confesión de su propio guarda.
Lance mira de reojo a Keith, quien tiene sus ojos llenos de oro perdidos en la inmensidad de la cocina.

-¿Por que no te vas a dormir? -Keith suspira. Keith peina su propio pelo y pasa un mechón tras su oreja. Lance observa dicha acción. Ese pelo era suave...
Tras esto, sus dedos comienzan a jugar en su ropa negra de licra.

-No es tan fácil Alteza... - susurra en voz baja.

-Que me vas a contar... -Lance apoya su frente en su antebrazo. Tira el aire lentamente y vuelve a hacerse presente. -¿Y si duermes con alguien? -ambos se quedan mirándose. Ambos saben por donde va la cosa.

-No voy a dormir con Allura. -uno de ellos se ha desviado y se ha chocado contra un muro de hormigón que tiene un grafiti: "eres un idiota".

-No hombre, con mi hermana no. -Lance se cruza de brazos. Dormiria contigo pero... sus labios casi pronuncian cada una de esas sílabas. Pero no. Casi pero no. -No lo se Keith. Aquí no puedes estar. -realmente poder puede, pero no es lo más lógico a las doce y pico de la noche.

-Alteza podría... ¿con vos? -Lance siente una parada en su corazón. ¿Ha oído bien?

-Es que... está Romelle y... -Keith niega.

-No no. Es obvio. Disculpe Alteza. -cierra sus ojos con fuerza al oír el trueno de fondo. -Me iré al cuarto.

-¿Seguro? -Lance siente que su sangre se hiela por cada paso que Keith da. No sabe por qué... pero no se siente del todo bien al saber que tiene miedo a la tormenta.
Keith asiente.

-Si. -gira su rostro y se encuentra la figura fina y delicada de porcelana de Romelle. -Disculpe... -dice en voz baja, yéndose a su cuarto en silencio. Romelle busca a Lance entre los barrotes de las escaleras.

-¿Lance?

-Ah... hola princesa. -mierda.

-¿Qué... haces? -frunce el ceño al verle con el vaso en el suelo y el rostro transformado en pena y miedo.

-No... no nada. Venía a por agua y me he encontrado a Keith.

- Ah... -desde luego no le suena bien. Pero en el fondo le da un poco de igual. Quería saber donde estaba su fuente de calor corporal. -Te espero arriba. -dice en un tono de cristal. Lance quiere que lo entierren allí mismo. Es patético.

Keith entra en su habitación. Se sienta en la cama y abraza un cojín con fuerza.
Después de unos 3 minutos otro trueno.
Keith abraza con fuerza el cojín y hunde su cabeza en él. Entonces se sobresalta al oír la puerta del baño oírse. Es Shiro.

-¿Keith? ¿Donde estabas? -el galra frunce su ceño. Desde la perspectiva de un no-galra parecería un gatito asustado. Que pena que pueda matarte con sus propias manos. Mira el lado positivo, no lo haría jamás, a no ser que la persona le importe mucho.
Con esa mirada Shiro sabe que ocurre. Y más al ver el relámpago forzar a Keith a cerrar los ojos y acelerar su respiración instantáneamente.
-Oh Keith... -Shiro se acerca a la cama tras guardar algo en su bolsillo trasero. Se sienta en ella y lo abraza.
Es como estar en casa, piensa.
Aún así, ese calor no es suficiente.
¿Por qué demonios no es el mismo calor que el conoce? ¿Acaso está confundiendo a las personas a estas alturas?
Sea como sea, después de acomodarse y abrazarse a su "hermano" con fuerza y sentir la mano de este acariciar su pelo, se queda dormido.