👑25👑
-¡Ahí, si, si! -Lance de aferra a su cuello, clavando sus uñas en él. Deja un último gemido acompañado con un gruñido ahogado en su labio interior entre dientes. Shiro jadea en voz baja. Lance siente el peso de Shiro recaer sobre su cuerpo fino pero musculoso. Ambos están sudados. Sudados y pegajosos.
A Lance le da por olerle el cuello a Shiro. Huele... extraño. Ácido, dulce, suave... ¿a gato? No, a gato no. Es raro. Igual si clasismo influye en algo...
Lance coge aire y estira sus brazos.
-Joder... -dice extasiado y relajado. Tiene una sonrisa en los labios. Lo bien que le sienta echar uno rápido... Bueno, que se lo echen.
-Alteza, el lenguaje. -dice riendo el mayor. Se separa de él y se sienta a su lado. Busca en el suelo su uniforme y su ropa interior. -Ya me enteré de lo que hizo el otro día. -dice sonriendo.
-Ah... - se incorpora entre sus propias sábanas. -Eso. -sonríe mientras sus dedos se deslizan por su propio pelo. - Es que... no me sentía bien. Me sentía... raro. -murmura. Shiro le está dando la espalda mientras se viste. - Era como... no se. Se me fue de las manos la conversación y... - Lance observaba como el mayor se vestía sin siquiera mirarle. -¿Shiro?
-Si si. -murmura el galra. -Te oigo.
-Ah... me dejas tranquilo. -murmura de forma irónica. Suspira al ver como el chico de gran complexión se aleja hacia la puerta. -¿Ya te vas?
-Alteza, su hermana me necesita. -dice con una sonrisa tranquila.
-¿No vas a quedarte... un poco? -murmura jugando con la sabana. Se acomoda sobre sus rodillas. Su pecho está desnudo, todo él está desnudo. Sólo la sabana tapa sus "vergüenzas". A Shiro se le hace tentador. -Para hablar un poco o...
-Lo siento alteza, pero tengo cosas que hacer. -murmura con la misma sonrisa que le eriza la piel.
Lance le ve salir. Alza una ceja y rueda sus ojos.
-Pues nada. -se deja caer de espaldas sobre el colchón.
Son las primeras horas del día.
En el campo de batalla se encuentra Keith, practicando con la espada.
Lance, tras asearse, baja al jardín en busca de su hermana. Ahí está, hablando con la Corte y gente que ni Lance conoce.
Vaya mierda, piensa.
Ve a Keith en el campo. No tiene otra opción entonces.
Se acerca a este. Se coloca detrás y hasta que no ve como Keith guarda su espada, no se pronuncia.
-Vaya técnica. Quiero decir, yo lo haría mejor que tú... -dice sonriendo. Keith se gira hacia él.
-Buenos días alteza. -dice con el rostro húmedo debido al sudor, la respiración descompensada y los brazos tensos.
-Muy buenos. -dice irónicamente. -¿Tan pronto así?
-Nunca es tarde para esto. -murmura sonriendo con suavidad. -Voy a asearme y... -Lance niega.
-No no. Hasta la tarde estamos libres. Bueno, estoy. Tengo reunión con mi hermana. -dice rodando los ojos. -Que pereza...
-Alteza, debe acudir. -Lance asiente.
-Ya ya... -mira su cuerpo de arriba a abajo. Mira su espada y recuerda el movimiento que le ha visto hacer. -Oye, ¿como has hecho eso?
-¿El... giro del filo de la espada? -asiente.
-Si.
-Es... es algo que me enseñaron alteza.
-Ah... -murmura. Se queda mirándolo, y le da un impulso. -¿Me lo enseñas? -Keith se sorprende. Se sorprende por que es el príncipe, y le está pidiendo que le enseñe realizar un movimiento suyo. De un galra.
-Claro. -murmura. Lance sonríe. Busca su espada propia y se mete en el campo. -Es un poco complicado... funciona así.
Se colocan cara a cara. Lance trata de imitarle, pero la espada o resbala o acaba sin realizar lo que debe. Se está empezando a poner nervioso.
-Joder. -murmura. Keith mira al príncipe.
-Espere alteza. -se acerca a él. Antes de colocarse, pregunta. -¿Me permite? - Lance asiente. Keith se coloca detrás suya, a un lado. Nota su presencia detrás suya. Es... intimidante. Mucho. Siente su peso sobre él y siquiera le está tocando. -Debe poner los dedos así. -con la delicadeza del cristal Keith coloca sus dedos sobre los ajenos. Los coloca entre ellos y lentamente los guía al sitio que deben ir. A Lance se le está erizando la piel, y Keith podría darse cuenta si apartase la mirada de la espada.
-Vale. -traga saliva. Respira hondo y sube lentamente los dedos a la zona que le indica. Los deja allí. Keith conduce ahora sus dedos a su mano.
-Debes deslizarla poco a poco. Así. -le indica al albino como mover la espada. Lance está notando el aliento del galra en su oído. En su nuca, en su piel. Traga saliva de nuevo. Tiene las mejillas encendidas. Es... es muy raro.
Está nervioso.
Tiene detrás a un galra que le está enseñando a desenvainar la espada.
-¿Y ahora? -dice el de tez bronce.
-Ahora debes moverla así. - susurra en un tono malditamente atractivo. A Lance se le ha erizado la piel una 4ta vez. Si voz desde atrás es más atractiva. Y no entiende por qué.
-¿Así?... -murmura, repitiendo el movimiento que el galra ha realizado.
-Si. Perfecto alteza. -murmura sonriendo. Lance coge aire y abre los labios. Antes de decir nada escucha una voz desde algún lado.
-¡Keith, te necesitan en la cocina! -murmura Corán. El galra despega lentamente sus manos del príncipe.
-Debo irme. Ya te sale. No es difícil. - dice con una sonrisa ligera. -Nos vemos alteza. Suerte con su hermana. - murmura alejándose. Lance no puede contestar.
Un gato estúpido le ha robado el aire. Y no sabe por qué.
Tiene calor, y no entiende por qué. ¿Es que su olfato no ha le ha olido? ¿Sólo le va a recordar en bucle su voz en susurros?
Ni hablar. Sigue siendo el galra que conoce. El galra que no aguanta.
El galra que la abrazó y le escuchó.
El galra que no aguanta.
El galra que le ha hecho taparse la cara avergonzado en el campo de batalla.
-Gilipollas... -susurra para sí.
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