👑19👑
El príncipe comenzó a seguir ese cuerpo vuelto sombra.
No sabía quien era. Esas piernas largas y bien formadas y esa espalda ligeramente ancha debían ser de alguien jodidamente fuerte. Pero le daba igual. Se pondría a dar voces si él no era suficientemente fuerte.
Además, no es como si nadie no vigililase.
Lance cerró su puño. Y tras una carrera se echó al cuello de ese cuerpo.
-¡Que crees que haces en palacio hijo de...!
-¡Alteza soy yo, soy yo! - la voz seca y familiar inundó la cabecita de Lance. Era Keith.
Si, ese olor era de Keith. Llamadlo loco, pero tenerle 24 horas a su lado le hacía reconocer hasta su olor.
En fin, ese traje de licra
-Pero... ¿qué haces aquí? -el galra se incorporó. Ahora estaba lleno de tierra. Lance chasqueó su lengua y con su mano empezó a sacudir su ropa negra tintada de polvo blanco. -Perdóname.
-No es nada alteza. -el galra agachó su cabeza. -Siento no haberle pedido permiso para salir. Quería observar el cielo. -Lance abrió sus ojos al oír esas últimas palabras. -Volveré a mi habitación. -se puso en pie. Él también lo hizo. -Descanse alteza. - se dirigió hacia la entrada.
-No, espera. -el galra se giró confuso. -Quédate. Yo también voy a ver el cielo.
Le llevó a un lugar un poco más alejado que el jardín.
Había un lugar donde se apreciaba el cielo en su totalidad, y puestos a verlo, que lo viesen en condiciones.
Lance se apoyó en el césped. Keith se sentó en pose india.
-Gracias por cumplir tu promesa. -murmuró Lance. Se quedó mirando al galra. Seguía llevando el cabello recogido. Por eso no lo había reconocido del todo...
-No me las de, alteza. Vos me lo pedisteis. -miró el cielo.
-¿A ti también te trae recuerdos el cielo? - Keith suspiró y alzó sus hombros.
-Algo por el estilo. -Lance se tumbó en el césped. -¿Y a vos?
-Mis padres. -sentenció con voz seria y firme. -Me recuerda a mis padres. -suspiró. -Sobre todo a mi padre, al rey. -sus labios pintaron una sonrisa melancólica. -Me decía que mis ojos eran igual que el cielo. Que brillaban como las estrellas. En cambio los de mi hermana los comparaba con el atardecer.
-Sois diferentes, eso es verdad... -murmuró Keith.
-¿A ti te gusta mi hermana? - el alteano preguntó curioso. Keith le miró. Se quedó pensando unos segundos. ¿Le gustaba?... pues no.
Es que no le gustaban las chicas. Nadie, en ese momento nadie.
-No. -murmuró. Lance sonrió ligeramente.
-Ya... -suspiró y dejó su cabeza sobre el césped. -¿Y a Shiro? ¿Le gusta alguien? -sus manos se apoyaron en su vientre.
-Creo que no alteza... -murmuró. Lance miró a Keith. Estaba ensimismado en el cielo.
-Te recuerda a tus padres.
-Si. -susurró. -Algo me dice que tal vez yo... mi madre tal vez... - el galra se dió cuenta de que no estaba en su casa, que estaba con el príncipe. -Perdone alteza, no quería enredarme... no es nada. - el galra suspiró y miró la luna. Lance apreció como la cara de Keith se iluminaba. Sus rasgos en la noche eran más atractivos, llámalo loco.
Llámalo loco pero le veía incluso tierno. Tierno, maduro y atractivo.
-¿Te sientes sólo? -le gustaba jugar en la herida abierta.
-No. Tengo a Shiro. -mintió un poco. Y volvió con el tema.
-¿Crees que a Shiro le gusta Allura? - Keith seguía mirando el cielo. Lance miraba a Keith.
-No le gusta nadie, alteza. -miró al alteano. A Lance se le quedó grabado a fuego lento esa mirada de color ámbar. -¿Por?
-No... nada. -negó. -Nada nada. -cerró sus ojos y respiró hondo.
-¿Como lleva el discurso? -murmuró el de tez lilacea.
-Ah, eso... - Lance suspiró. -Bueno... podría llevarlo mejor. -murmuró. Miró a Keith. Galra. Un galra que llevaría la corona de su madre.
No le hacía gracia. -¿Tú quieres llevar la corona en la conmemoración? - el galra le miró algo asustado.
-Bueno... es algo importante. -Lance asintió.
-Lo es.
-La princesa ha confiado en mi... no la voy a defraudar. -murmuró. El alteano sonrió ligeramente.
-Ya veo... -se quedó mirándole fijamente. -Puedo... ¿preguntarte una cosa? -sus mejillas enseguida se pintaron de rojo.
-Si, alteza.
-Todos... -carraspeó. -Todos los galra... vais... "tan bien armados"?
-Esta espada es de mi madre. -Lance negó.
-No. No no no. No eso. Armados... ya sabes. -miró de reojo si entrepierna. Keith le siguió la mirada.
-Ah... no... no se. No lo se alteza. -Lance sonrió de forma avergonzada. -¿Le gusta mucho Shiro? -Keith sintió la inferioridad de golpe. -Disculpe, no debí preguntar eso. -Lance negó.
- No te preocupes. No se... es guapo y alto. No lo se. -suspiró. Apreció las facciones del rostro de Keith. -¿Te duele la mejilla? -Keith pasó sus dedos. Sintió enseguida escozor. Lo aguantó como sabía.
-Puede aguantar alteza. -Lance suspiró. Miró el cielo. Una sonrisa maliciosa de pintó en su cara.
-La última vez que estuvimos viendo el cielo casi nos besamos. -miró a Keith. No le miraba. Miraba el cielo. Estaba absorto. Es que a Keith le decía el alma que allí había alguien esperandole. -Bueno, nos besamos.
-Lo se. -murmuró en voz suave y bajita.
-Pero fue un favor simple. No le sea vueltas ¿vale?
-Si alteza. -el alteano se apoyó en sus brazos. Miró su alrededor.
-Es tarde. Deberiamos dormir.
-Si, alteza. -Lance se levantó y siguió a Lance en silencio.
La conservación había sido tan... espesa. Tantas cosas. Tanta información.
Siguió al príncipe a su habitación. Se intercambiaron un "buenas noches" y el galra volvió a su cuarto.
Shiro no estaba en la habitación.
No tardará, pensó.
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