👑12👑
Lance continuaba en sus muslos. Su mano continuaba en su mejilla, la otra en su cintura, zona del final de las costillas.
Keith continuaba tambien con una mano en su cintura.
Oir a Allura no ayudaba mucho.
Se separó de Lance, quien aún con los ojos cerrados buscaba al de la melena.
-Alteza... -susurró cerca de su boca. No le dejó continuar. Se acercó a él a base de sentir su voz y su aliento. Volvió a comerle la boca como mejor sabía. Dios como había necesitado eso. Y estamos hablando de besar. Imaginaos de... -Príncipe Lance...
-Cállate. -gruñó en un susurro, acercándole a él ahora desde la nuca. Su mano continuaba en su pomulo, pero sus dedos llevaban a su cuello. Y de ahí mismo le arrimaba a su cara. Keith soltó un suspiro en un segundo donde separó sus labios de los suyos.
-¡Lance, la comida! -el albino gruñó.
-Ni caso. No te separes. -susurró. Ahora miraba sus ojos dorados. Joder joder. -No lo hagas. -y de forma apresurada buscó su boca de nuevo. Quería meter la lengua joder. Tenía muchas ganas.
Keith murmuró algo contra su boca. Soltó otro pequeño suspiro jodidamente masculino y jodidamente caliente. O eso pensaba Lance.
Joder... y era el galra "pequeño".
Keith se separó. Sintió algo chocar contra su lengua: la punta de la ajena. No continuó.
-Príncipe Lance... -murmuró. -Vayamos a comer. Se enfadaran con vos y la comida...
-Que si. Baja. Ahora voy. Tengo que vestirme. -era cierto. Lance continuaba en ropa muy indecente: interior combinada con una camiseta fina. El culo de Lance se condujo a su closet propio. Keith salió de allí.
- Si, alteza. -salió de allí y nada más cerrar la puerta, cogió aire y lo tiró.
Joder... el príncipe le había comido la boca. A él. A su guarda.
Lance bajó al comedor principal sintiendo la mirada afilada y asesina de Allura sobre su figura.
Con una sonrisa brillante, miró a su hermana.
-Buenos días, hermanita.
-Cállate. -dijo molesta. Shiro iba detrás de Allura. Y Keith junto a Shiro.
-¿Donde estabas? -le preguntó confuso.
-Con el príncipe. Horarios y... y esas cosas.
-¿Horarios? -Shiro preguntó curioso. -¿Alguna novedad?
-No... creo que no.
-Genial. -dijo con una sonrisa tranquila. Y caminó tras Allura. Shiro estaba tranquilo. Y Keith en cambio con nervios en el cuerpo.
Al comer se le pasaba todo.
El galra comía escuchando la conversación del príncipe y la princesa. Corán comía con ellos, sorprendentemente.
Lance se había asincerado con el noches atras, y le confirmó que sólo tenía a Corán y a Allura. Tal vez eran otros lazos que no tenía con cualquier otro criado. Esa era la teoría de Keith. No le importaba.
Claro, por otro lado Keith es consciente de que le odia por ser galra. Ese era el otro lado de la teoría.
Tampoco le importaba. Le gustaba pensar que Lance no estaba tan sólo como el decía.
También podría estar mintiendole, que no lo descartaba.
Postre. La parte favorita de Keith.
Podía comer con calma, y encima solían haber frutas, cosa que al galra le agradaba de sobremanera. ¿Que qué eligió? Esta vez sandía.
¿Y sabéis quien había delante suya, paralelo a él en la mesa? El príncipe Lance.
Estaban solo ellos dos. Allura había acabado y como hacía de costumbre, llevaba los platos y cubiertos con ayuda de Shiro y Corán. Entre ellos hablaban un rato.
Lance se quedaba saboreando su postre.
Tenía una especie de crema de chocolate con bizcocho. Como un volcán de chocolate. Una delicia visual, desde luego. Y una bomba de azúcar.
Pero Lance no miraba su postre. No saboreaba su postre.
Sus ojos recorrían la boca de Keith morder la sandía. Delineaban sus colmillos, su blanca dentadura clavarse en esa fruta húmeda, sus labios bailar en la textura fibrosa de dicho delito natural que ansiaba saborear desde sus propios labios, aún siendo de galra. Que necesitado estaba...
Lance mantenía su mejilla apoyada en la palma de su mano, y sus labios pintaban una sonrisa suave. Entre curiosa, desganada y traviesa.
Keith estaba en su mundo. Vete tú a saber como no sentía la mirada de Lance hasta que el mencionado cambiaba de mano y mejilla.
Keith levantó sus ojos una vez sus labios arrancó otro cacho de sandía. El agua de ésta habría caído en su ropa mediante una carrera por su mentón de no ser por que su mano y parte de su lengua no permitieron eso.
-Parece que te gusta la fruta. -sentenció Lance.
-Si, bueno, es costumbre.
-Ya veo... -murmuró saboreando cada sílaba. Sonrió y salió de ese mundo de mordiscos, gotas de azúcar y relametones por los labios. Se levantó y cogió su plato. Pasó por el lado de Keith y le susurró algo cerca suya. -Te espero en el campo de batalla. Quiero otro combate. -murmuró. Keith tragó y suspiró. Asintió.
Después de comer fue directo a lavarse las manos y ayudar en la cocina.
Lance le esperaba en la puerta de afuera, cruzado de brazos y con su espada en mano.
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