👑1👑
Lance estaba en su habitación.
En su habitación color mármol.
Bueno, el suelo lo era.
Con las paredes llenas de detalles dorados y con algún que otro cuadro, aludiendo a su poder y a su familia.
Como echaba de menos a su familia.
Bueno, él estaba allí.
Eran las 9 de la mañana y la rutina se le había pegado hasta en la hora de despertar. Y que despertar.
Se quedaba en la cama, y ya que nadie quería hacerle compañía, el se encargaba de tenerla.
Colocado de lado, mantenía la cabeza alzada, y el cuello recto. Mantenía sus labios abiertos, soltando numerosos jadeos y algún gemido ahogado al morderse el labio inferior.
Pero como siempre, no podía vivir tranquilo.
Escuchó unos toques apresurados.
Lance rodó sus ojos y aceleró la velocidad de su mano. Empezó a jadear contra la almohada.
-¡Lance por favor abre la puerta! -el mencionado gruñó.
-¡Me cago en todo!
-¡Modera el lenguaje, imbécil! -Lance, con la camiseta del pijama y los pantalones resbalando por su cadera abrió la puerta. -¿Qué haces en pijama?
-¿Qué haces tú jodién... -Allura frunció el ceño y le lanzó una mirada amenazadora. -... estropeándome la manana? - Lance gruñó y se giró. Allura cerró la puerta y miró al Albino de piel tostada.
-Vístete ya. Es la ceremonia.
-No quiero ir. Por dios, aplazadla. -murmuró sentándose en la silla dorada y nube de su tocador. Dejó sus brazos caer a los lados y colgar.
-La he aplazado ya 1 mes Lance. Fin. Vístete ya. -miró la cama. Toda deshecha. -Y duchate.
-Y dichiti. -repitió de forma aguda, ahora con la mejilla apoyada en la palma de su mano. Sintió el aterrizaje brutal de una de sus zapatillas en su cabeza. -¡Eh!
-¡Te quiero ver desayunando en media hora Lance, te he avisado! -cerró la puerta y Lance, entre bufidos, fue a buscar su ropa formal e interior.
Rezó por qué le criade que le hiciera la cama estuviese buene.
Era chica. Una chica de unos 40 años.
No gracias, pensó.
Lance era un galán y un bandido. Si algo tenía era dotes para embelesar y robar corazones. Se le daba de puta madre.
¿El problema? Allura y sus riñas con argumentos.
Era obvio, Allura ganaba esas disputas. Vaya que si lo hacía.
Acabó la faena que su hermana había interrumpido por la mañana en la misma ducha, jadeando entre el sonido del agua chocar contra la mampara y el plato de ducha.
Salió de allí, les modistes le arreglaron y desayunó.
Apareció una hora después. No media hora, una hora.
Allura le esperaba de brazos cruzados. Lance iba con una sonrisa reluciente en la boca.
-Eres un imbécil.
-Tengo que ir guapo. Igual hay alguna chica de nuestras edad. -murmuró con las manos tras la espalda, en una pose recta y elegante.
-Lo que van a ver son bofetadas como no calles ya. -susurró la albina al ver a Corán aparecer por un pasillo. -¡Corán, buenos dias!
-Princesa Allura, príncipe Lance, les esperan.
-Corán te veo muy guapo. -murmuró el joven.
-Gracias alteza. Se hace lo que se puede.
-Te dejaré alguna mascarilla. -dijo sonriendo. Allura cogió la muñeca ajena y le guió al salón principal.
A Lance no le dió tiempo de fichar a nadie. Tan sólo se ponerse al lado de Allura y escuchar el discurso.
El discurso que no había oido antes.
No tenía ni idea de que "celebraban".
-Por parte de los alteanos, aceptamos humildemente vuestra presencia en palacio. -murmuró Allura con ese carisma y esa elegancia que le caracterizaba. Lance sonreía, aún pensado cosas como "que coño está diciendo".
Y encontró dos figuras esbeltas. Uno estaba muy bueno: alto, musculoso, de pelo corto y de buen cuerpo. Si, Lance se repetía mucho pensando en lo bueno de la gente que le atraía.
Y a su lado un chico, o chica, vete a saber, de melena corta pero larga, ojos ámbar y figura fina pero trabajada. Mantenía sus brazos rectos, a los lados.
-El placer es nuestro, princesa. -murmuró el chico alto. Se arrodilló y esbozó una sonrisa muy muy sexy para Lance. Se mordió el labio y sonrió. -Jugaremos fidelidad y honra a su figura y a la de su hermano, alteza.
- Es un honor tener a unos soldados con ideales tan pacíficos y marcados como vosotros. Por favor, aceptar nuestra hospitalidad en palacio. Estáis admitidos en la corte. -ambos chicos se arrodillaron. El de melena larga miró hacía Lance. El moreno de piel alzó ligeramente una ceja.
Allura le explicó todo. Y se quiso morir.
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