Capítulo 44
Capítulo 44.
Duncan jamás se había encontrado tan nervioso por enfrentarse a un hombre y el hecho de que Alyssa y Linnea se encontraran en esa habitación también, le turbaba un poco.
El rostro sombrío de su amigo, así como el tono más que serio de su voz, le hacían temerse lo peor. ¿Cómo iba a conservar su querida amistad con Rylan y también esos sentimientos que habían aflorado hacia Linnea de un modo tan intenso?
—Estamos en un grave problema —comenzó Rylan—, y os rogamos que esta conversación jamás salga de aquí. Bajo ningún concepto. Está en riesgo mucho más que nuestro honor aquí.
Duncan asintió con la cabeza, preocupándose aún más. No entendía a dónde quería ir a parar Rylan, pero su corazón latía desbocado. Eso podía acabar muy bien o terriblemente mal.
—¿Qué sucede? —preguntó—, y su voz sonó más ronca de lo habitual. Se aclaró la garganta.
Un rayo de sol particularmente travieso se coló por la ventana y se posó sobre el cabello rojo de Linnea, otorgándole un reflejo dorado que captó la atención del escocés por completo. Era hermosa, más que ninguna mujer que hubiera conocido antes.
Apartó la vista, incómodo, al cabo de unos segundos y una sola mirada hacia Alyssa le dejó claro que ella había interceptado su escrutinio. Se preguntó si ella sabría algo, ¿se lo habría contado Linnea?
—Estamos en serios problemas —repitió Rylan—, y existe la posibilidad de que perdamos el ducado. Todos nosotros.
Linnea enarcó una ceja pelirroja, confundida, pero aun así no dio la impresión de encontrarse muy preocupada.
—¿Por qué?
—Aaron va a hacer todo lo que esté en sus manos para arrebatárnoslo, Linnea. Y va a utilizar para ello unos documentos que nos desacreditan como herederos. No... no sé si son verdaderos, pero la posibilidad existe.
Linnea tardó un par de segundos en procesar la información y al cabo de esos momentos, se llevó una mano a la sien, cerrando los ojos. Suspiró sonoramente, pero no dijo nada aún.
—¿Qué clase de documentos? —se interesó Duncan.
Alyssa, que había permanecido en silencio hasta ese momento, intervino.
—Documentos firmados por Gordon Seymour hace muchos años. Parecía dispuesto a desheredar a sus dos hijos... pero nunca lo hizo efectivo. Ahora, esos documentos están en el poder de Aaron, que no dudará en utilizarlos.
—Bastardo... —gruñó Duncan.
Se hizo el silencio una vez más antes de que Linnea participara.
—¿Por qué quería padre desheredarnos?
A Rylan le dio la sensación de que su hermana estaba formulando una pregunta cuya respuesta ya conocía. Algo le dijo que, a pesar de imaginárselo, no era capaz de creerlo y decidió ser cauto ante esa situación.
—Linnea, padre... no era un buen hombre. Lo sabes muy bien. Y nunca amó a nadie, ni siquiera a nuestra madre, ni siquiera a nosotros.
El rostro de Linnea no acusó ni una pizca de sorpresa, tan solo un ligero rastro de... ¿resignación?
—Nunca nos mereció como hijos —afirmó.
A su espalda, Duncan se maravilló una vez más de la entereza que mostraba esa joven.
Rylan compuso una tenue sonrisa.
—No lo hizo, me alegra que lo veas. Pero, Linnea... lo somos, somos sus hijos, lo aceptara él o no, lo reflejen los documentos o no. Hemos luchado y sufrido por el ducado de Alderman desde que éramos niños. Nos corresponde aunque solo sea por el esfuerzo y el dolor que esa silla nos ha causado tanto a nosotros como a madre y a Alyssa. Y nadie nos va a arrebatar eso.
—¿Cuánto tiempo tenemos antes de que Aaron actúe? —preguntó Duncan, manteniendo el ceño fruncido ligeramente.
—¿Quién sabe? Días, horas... su ambición es inmensa. Y yo juré que no volvería aquí y que mucho menos sería duque, pero eso no ha servido de nada. Porque ahora que he regresado, siento que este lugar es nuestro, nos pertenece. Y vamos a conservarlo.
—¿Cómo lo haremos?
—Duncan, Linnea... debéis hacer algo. Y sé que no es necesariamente el plan deseado por ninguno de los dos, pero probablemente sea la única opción. —Hizo una pausa y los ojos de Rylan se dirigieron a su mejor amigo—. Necesitamos que haya una unión entre vosotros, un matrimonio. Creedme, soy consciente de que lo que existe entre vosotros no es una relación de afecto, precisamente.
Ambos aludidos abrieron mucho los ojos y acto seguido se quedaron mirando el uno al otro, sin saber cómo proceder ante esas palabras serias del duque.
—¿Un matrimonio? —preguntó Duncan con voz rasposa y tuvo que obligarse a toser para aclararla.
—No os pediría esto si no fuera absolutamente necesario. Conservar este lugar depende de eso. Yo... yo he fracasado como duque, todo el mundo me percibe como un extraño, como un enemigo. Pero tú, Linnea, —miró a su hermana con dedicación en el rostro—, tú te has ganado el apoyo del ducado. A ti te adoran, porque eres una mujer fuerte, responsable y justa.
—No entiendo nada, Rylan...
—Si Aaron nos acusa de no ser hijos de Gordon, todo el mundo dará por hecho que yo soy un bastardo y un traidor. Pero no desconfiarán de ti, no querrán hacerlo. Y cuando Linnea Seymour se case, todo el mundo celebrará la noticia de que haya encontrado a un hombre joven, apuesto... y de noble cuna. A mí ya me han olvidado.
Duncan se encontraba sin palabras, pero más aún lo estaba Linnea cuando repitió las palabras de su hermano:
—¿Noble cuna? ¿Él es...?
En su tono de voz había más que sorpresa, había también reproche. Que él jamás se lo hubiera dicho como hermana hostil de Rylan tenía sentido, pero teniendo en cuenta que estaban manteniendo un romance secreto y que eran amantes... esperaba que Duncan mencionara un detalle tan importante como era el de su ascendencia.
—Duncan MacLachlan, heredero del Condado de Ashtree. Su madre es prima del Rey Jorge y no es precisamente una jacobita, esa mujer. Más bien se lamenta constantemente por las rebeliones en Escocia y defiende al rey inglés con su vida.
Cuando Linnea entornó los ojos, Duncan trató de exculparse lo mejor que pudo:
—No... tengo una buena relación familiar, exactamente.
¿Cómo iba a tenerla alguien que luchaba precisamente contra los ideales de su apellido?
—Vuestro matrimonio limpiaría el aire, la gente está como loca, deseosos de que me vaya de aquí de una vez. Pero no saben nada de Duncan, solo que es escocés y ahora que... se casará con Linnea. —Rylan tragó saliva con gravedad—, si aceptáis hacerlo, desde luego.
Linnea permaneció en silencio en lo que Rylan creyó ser un disgusto mayúsculo. Duncan tardó unos segundos en volver a hablar.
—Entonces quieres que yo.. ¿me quede aquí?
Esta vez, Alyssa intervino.
—Unas semanas, un par de meses a lo sumo. La gente debería conocerte, identificarte como nuevo duque. Después, un aviso urgente de tu hogar, un familiar enfermo o cualquier cosa. Y podrás volver a Escocia, ya está.
—Por los cielos, Rylan. ¿Yo, siendo el maldito duque de tu maldito ducado. ¿Qué locura es esta?
Rylan suavizó el rostro, mortificado.
—Sé que pido demasiado, a ambos. Pero os juro que en cuanto las cosas se controlen en el norte pediremos la anulación eclesiástica del matrimonio, alegaremos que nunca se consumó y...
Las piernas de Linnea comenzaron a temblar.
—Con permiso —murmuró mientras salía de la sala a toda velocidad, subiéndose el vestido de gasa casi hasta las rodillas para no tropezarse con él.
La puerta se cerró tras ella y ninguno de los presentes se movió más. Alyssa deseó poder desaparecer de esa habitación, pero a la vez era consciente de que esa situación les concernía a todos. Sentía que estaba en el medio de un fuego cruzado a punto de desatarse.
Rylan suspiró.
—Siento mucho estar empujándoos a esto, Duncan...
El escocés alzó una mano para silenciar a su amigo y cuando clavó sus ojos claros en él, este cerró los labios.
—Rylan. Esto es muy complicado y lamento que tenga que ser así, pero necesito que lo sepas. Antes de tomar una decisión y embarcarnos en algo así, deberías saber que si voy a casarme con Linnea, no será una farsa.
Esta vez, la expresión de Rylan cambió por completo.
—¿Qué significa eso?
—Que yo... yo siento algo por tu hermana, Rylan. Y, ante todo, tú eres mi mejor amigo y te debo todo el respeto del mundo. Así que, si me caso con ella, has de saber que no tengo el más mínimo interés en ser duque de nada, ni en este castillo, ni en quedarme aquí... pero con ella... con ella sólo haré las cosas bien, reales. La amo, amigo.
La estupefacción quedó reflejada en la expresión de Rylan. No daba crédito a lo que su compañero en mil batallas le estaba confesando.
—¿Cómo que la amas? —Alzó las cejas—. Pero si os detestáis, pasáis cada segundo discutiendo por los corredores y cada cena es un... —Se quedó callado, como comprendiendo que precisamente eso era una prueba irrefutable de que el escocés decía la verdad— ¿Y ella qué opina de esto?
Duncan tomó aire.
—Ella siente lo mismo que yo —dijo con un hilo de voz.
Rylan no daba crédito a lo que estaba oyendo. Se giró hacia Alyssa, buscando un poco de cordura.
—¿Cómo que enamorados? —le preguntó a ella—. ¿Tú sabías algo?
Alyssa no pudo evitar que una pequeña sonrisa cruzara su rostro fugazmente, por lo que Rylan supo al instante que la respuesta era afirmativa. Estuvo tentado a llevarse las manos a la cabeza, pero controló el impulso con decoro, tan solo con su evidente desconcierto reflejado.
—Discúlpame, Rylan. Sé que debería habértelo dicho, pero todo ha sido convulso desde que llegamos aquí. Y Linnea, ella es tu hermana. Tu opinión es muy importante para ambos.
Rylan tomó aire, escuchando las palabras de su amigo con aire ausente. Después, se alejó de Alyssa y Duncan, dirigiéndose a la ventana. Estaba pensativo, pero ninguno de los dos sabía qué podía estar pasando por su cabeza. Eran conscientes de que Rylan podría querer separarlos. No sería lo más lógico, pero, definitivamente, el romance entre su mejor amigo y su hermana no era lo ideal en ese momento.
Pasaron varios minutos hasta que Rylan habló y sus palabras se quedaron presentes en la habitación, como resonando en las paredes.
—Mañana, al atardecer. El capellán de un pueblo vecino os casará con cierta discreción, no nos conviene que la noticia se extienda tan rápidamente. Le hemos convencido de que es la boda de unos criados de la familia, así que ni siquiera él sabe por qué viene al castillo. —Miró a Duncan unos segundos, apartando la vista al instante—. Tendremos tiempo de seguir hablando en otro momento.
Capítulo llenísimo de emociones. ¿Qué os ha parecido? ¿Qué creeis que hará Rylan al respecto de lo que acaba de descubrir?
Mil besos <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro