023
Antes de leer el cap, les informo que la autora está influenciada por La Rosa de Guadalupe, y bueno, lo notarán abajo. Este ya sería el último cap, luego viene el epílogo y un extra, gracias por el apoyo a SANC.
8 años después.
"¡Qué lindo es verlo en este segundo día de clases!"
La voz alegre de la maestra resuena por toda el aula infantil, mientras una gran y bonita sonrisa se plasma sobre su rostro. Tiene los dientes bonitos y un rostro hermoso, con un cabello negro ondulado y largo, atado en una coleta alta. Todos los niños sentados en el suelo a su alrededor la miraban curiosos, alguno temerosos y otros contentos.
"Ayer les dije que como primera tarea íbamos a presentarnos y hablar acerca de nuestras familias para conocernos mejor, así que, ¿quién quiere empezar?" pregunta, mirándolos a los ojos, esperando que alguno se ofrezca.
Ningún pequeño dice algo; algunos se miran entre ellos, dudosos y nerviosos. Otros bajan la mirada, apenados. La maestra sonríe dulcemente asintiendo.
"Vale, los escogeré yo, ¿sí?" miró a todos sin esperar una respuesta, buscando un buen candidato. Su mirada se posó en un niño con las mejillas regordetas, el cabello negro lacio en forma de casco sobre su angelical rostro, con los ojos grandes y de color chocolate. La estaba mirando atentamente, o eso creía ella "¿Vienes?"
"Los niños aquí son muy agradables," dice la trabajadora social, caminando delante de la pareja por el recinto del orfanato "permitan que los lleve hacia el área de los más pequeños"
Sin embargo, la pareja se detuvo observando dentro de una de las salas donde varios niños corrían por todos los lados.
"Espere, ¿qué edad tienen ellos?" pregunta el de cabello castaño.
"Cuatro" ella responde, un poco ansiosa.
"¿Podemos verlos?" volvió a preguntar luego de darle una mirada a su pareja que asintió con suavidad.
"¿No desean ver a los bebés?"
"Podemos verlos después" sonrió el rubio, antes de que les abrieran la baranda que mantenía a los niños en el interior. Recorrió a todos los niños, encontrándolos adorables y tiernos, pero sus ojos conectaron con un pequeño arrinconado que poseía el cabello negro.
Tenía un par de bloques en la mano, sin embargo, no se veía absorto en ellos como los demás pequeños, él simplemente los miraba un momento y luego dirigía su mirada hacia los niños que gritaban. Pareció darse cuenta de que ellos habían entrado al recinto y apretó los labios, preocupado.
"Vale" dijo la señora, un poco inconforme.
Jungkook dio un paso, observando cada niño, pero quería también la opinión de su esposo, elevando la mirada para preguntar qué pensaba, encontrándolo ido. Siguió la mirada del mayor para encontrarse con el niño que parecía no poder concentrarse en jugar.
Tomó el brazo de Taehyung, sonriéndole con amor.
"¿Quién es él?" preguntó a la trabajadora.
"Mi nombre es Kim Jeonsung" su voz pequeña dijo, de pie frente a todos sus futuros compañeros luego de que la maestra le pidiera que se presentara. Sus ojos no podían mirar directamente hacia algún niño.
Estaba bien, solo tenía que hablar frente a todos, su papá dijo que él podía. Tomó una gran bocanada y siguió con su discurso, bajando la mirada, pero elevando su voz. "Yo antes solo me llamaba Sung" explica "nací el 13 de septiembre en el corazón de mis papis, pero no los conocí hasta hace dos años..." elevó un poco la mirada hasta ver las barbillas de la mayoría. "Mi apellido es Kim y recibí el nombre Jeon por mi papá Jungkook. Yo tengo dos papis; mi papá Tae que tiene el síndrome de Asperger y yo, el autismo."
"Es Sung" la trabajadora responde luego de revisar los datos en sus documentos "Un hombre lo dejó frente a la puerta con su acta de nacimiento. No hay más nombres" explicó la señora y luego les sonrió "¿Vamos a ver a los bebés?"
"¿No podemos conocerlo?" preguntó Jungkook.
"No, es que tiene autismo" dijo, como si eso lo descartase sin peros. "Son niño bastante complicados de manejar, vamos por aquí..."
Ambos se vieron, sonriendo levemente al saber que pasaba por la cabeza del otro; la misma idea
"Podemos manejarlo" asegura Taehyung "¿podríamos hablar con él?"
"¿Seguros? Es un poco... agresivo."
Jungkook sonrió, porque realmente le parecía gracioso.
"Pues claro, si se le trata mal sin comprenderlo, puede ser."
"Papi Tae y papi Koo no les importó que tuviera autismo..." él explica "Ellos me dijeron que estábamos destinados, que yo era su hijo y ellos mis papás."
"Te han tratado mal, ¿no es así?" Jungkook pregunta, acuclillado frente al niño que lo observaba con la mirada asustada. "Quieres jugar, pero te da miedo que algo malo te pase, así que estás alerta, ante todo. Está bien, ¿sí? Podemos conocernos y solo si tú quieres, te daremos seguridad y una familia."
Las cosas con Sung no fueron sencillas, ellos dos lo sabían, sin embargo, se habían enamorado de ese niño. Sung tenía problemas para socializar demasiado. Se notaba la falta de atención y cuidado hacia su persona. Por ello, al sentirse tan inseguro, incómodo, asustado de que alguien podría gritarle o hacerle daño, no podía concentrarse en jugar, no podía alegrarse por los juguetes, no podía dejar su curiosidad salir.
Poco a poco, mientras la adopción estaba en proceso, Jungkook y Taehyung iban a verlo tres veces a la semana, para interactuar y ganarse su confianza. Sung los miraba asustado, inseguro y no les dirigía la palabra, pero los escuchaba cuando ellos le hablaban.
No fue hasta el octavo mes que Sung demostró, luego de guardárselo desde hace un par de meses, su emoción por verlos llegar a pasar el rato con él. Se había dejado besar en la frente por Taehyung y había dejado que Jungkook lo alzara, los tres con una sonrisa bonita, mirándose felices y con cariño.
"¿Sabes? Naciste el día en que mi abuelo partió" narró Taehyung ese día. "Significa que eres un regalo de él, de eso estoy seguro" los ojos del menor de los tres brillaron.
Se sentía cálido por dentro, sintiéndose tranquilo entre esas dos personas que le hablaban cosas lindas, que lo trataban como un niño normal. Sung no sabía lo que era tener una familia, ningún niño ahí lo sabía, pero, de lo único que estaba seguro es que quería más besos en la frente, más abrazos cálidos y sonrisas bonitas.
"¿Iré con ustedes?" preguntó el día que una de las cuidadoras guardaba su poca ropa en una maleta comprada por los esposos Kim. Su mirada estaba puesta sobre los dos, quienes le sonrieron.
"¿Si quieres venir con nosotros?" Jungkook pregunta. El pequeño asintió mientras sus mejillas eran picadas levemente por el castaño. El rubio miró a la cuidadora.
"Nos vamos, entonces. Muchas gracias."
"Muchas gracias a ustedes por decidirse a adoptar" la cuidadora dijo, entregándoles la maleta.
Ambos le extendieron la mano al niño, y él tomó ambas, las propias siendo escondidas por las grandes de los adultos y caminó con ellos, fuera de ese lugar, listo para iniciar una nueva vida.
Guardando sus lápices de colores de Iron Man que le habían comprado en su nuevo estuche, JeonSung se despidió de un par de niños que salieron corriendo por la puerta para ir al patio y esperar a sus padres. Terminó por cerrar la mochila luego de asegurarse que estuviese todo en orden hasta que alguien lo llamó.
"Sungie."
Se giró, encontrando a su tío Hoseok con la mochila en los hombros y una sonrisa.
"¿Vamos ya? Koo y Tae no tardan en venir por nosotros."
"Sí, voy" soltó, devolviéndole la sonrisa. Tomó su mochila y corrió hasta la puerta para tomar la mano de su tío quien se la extendió con dulzura.
Sung sabía que su tío Hoseok poseía la misma condición que él, sin embargo, por su abuelita Jeon y el apoyo de su familia, Hoseok parecía no tener nada, nadie se daría cuenta a menos que fuese demasiado observador. Sung aun tenía comportamientos demasiado marcados, aún cuando estuviese en terapia, sin embargo, no podía culpársele; cada persona avanzaba a su ritmo y, a diferencia de Hoseok que fue ayudado desde que se había diagnosticado, Sung había pasado cuatro años sin la ayuda y la atención adecuada.
Hoseok era recogido por Taehyung y Jungkook luego de clases junto a Jeonsung y almorzaba con ellos hasta que Jinyoung pudiese pasar por él para ir a casa.
"¿Hiciste amigos?" Hoseok preguntó, caminando por los pasillos.
"¡Sí! Se llama Junghwan" dijo con una sonrisa al recordar a su amigo "¿Y tú?"
"Los mismos chicos de siempre, ya sabes" contestó y miró al frente, sonriéndole de forma cómplice luego "Mira, ahí están."
Jeonsung miró hacia donde se le indicaba; en la salida se encontraban sus papás, Jungkoo con la cámara colgando de su cuello mientras daba un beso en la mejilla de Taehyung quien tenía en su hombro colgando un maletín. Su sonrisa se ensanchó tanto antes de soltar la mano de Hoseok, corriendo hasta a ellos.
"¡Papás!" gritó contento "¡Papás!"
"¡Sungie!" gritó Jungkook cuando capturó la atención, soltando a Taehyung.
Fue Taehyung el que dio un paso adelante, sujetando a Sung en sus brazos y alzándolo al aire, provocando que el niño riera y abrazándolo contra su pecho. Jungkook se acercó para darle un beso sonoro en su mejilla antes de reír y alejarse un poco para recibir a Hoseok que se acercó a ellos con una sonrisa perezosa.
"¡Hoseokie!" saludó tomándolo en brazos.
"¿Vamos a comer y nos cuentan como fue el segundo día?" propuso Taehyung con su hijo aún en brazos, ambos chiquillos asintieron.
"Dios" se quejó Jungkook que sintió su cuerpo (muy bien trabajado, por cierto) se resintió un poco cuando dio un paso "esto de cargarte va a ser imposible en un par de años" su hermano río y se abrazó a su cuello. "Ya once años, que rápido pasa el tiempo."
"Ya lo creo" apoyó Taehyung "¿A dónde vamos?"
"¡Burger King!" gritó Hoseok.
"¡Burger King!" apoyó Sung, los mayores asintieron y los llevaron a la camioneta, sentando a los menores en la parte de atrás y mientras Hoseok jugaba en su consola, Sung podía jugar con la suya, pero él nunca lo hacía, no cuando iban sus dos papás en el auto.
Porque cuando iban los dos, papi Koo se inclinaba hacia su papi Tae colocando la cabeza en el hombro de él y sus manos acariciaban su brazo; una costumbre que tenían desde que tenían auto y una que Sung amaba. Amaba porque sabía lo mucho que ellos se amaban.
El día que Kim Taehyung y Jeon Jungkook hablaban acerca de por fin ser libres, Sung era entregado al orfanato con un mes de vida, nacido el día en el que el abuelo de Taehyung partió.
Ocho años habían pasado, llenos de pequeñas discusiones, arreglos entre hermanos, hermanos mayores siendo novios de mejores amigas y a dos meses de casarse, de recuperar el tiempo arrebatado entre padres e hijo.
Y mientras los primeros cuatro años de vida Sung se enfrentaba a una infancia dolorosa y difícil, Jungkook y Taehyung estaban preparándose para el mundo adulto, sin tener la menor idea de que más pronto de lo esperado conocerían a su pequeño hijo.
Ellos habían contraído matrimonio un año antes de que Taehyung se graduara. Ya habían cumplido dos años y medio viviendo bajo el mismo techo, aprendiendo a llevar las riendas de un hogar con empleos de medio tiempo.
Un mes después de eso, habían escapado a ese orfanato para tener un hijo.
El proceso de adopción tardó más de un año, el tiempo suficiente para que pudieran ganarse la confianza de Sung y que Taehyung se graduara para dar constancia de cuanto ganaba con la empresa. Fueron meses llenos de estrés esperando que pudieran aprobar la adopción y llevarse a Sung donde pertenecía; en su hogar, con sus padres.
Jungkook se graduó un año después en fotografía, cuando su tesis obtuvo un sobresaliente pues se había basado en Taehyung, Sung y él. "Enamorado de personas maravillosas", donde cada foto captaba el cambio y adaptación de Sung con sus nuevos papás.
Y aunque había sido completamente difícil y agotador, ahí en ese restaurante de comida rápida, tragándose dos hamburguesas cada uno, Jungkook y Taehyung sabían que había valido la pena todo ese complicado proceso, porque ver a Sung disfrutando su infancia como todo niño merece, verlo concentrarse en jugar con Hoseok, socializando con timidez con los niños en el área de juegos, provocaba una dicha y satisfacción en ambos.
Porque Sung había encontrado a su verdadera familia, una donde el amor era infinito porque se había luchado por él.
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