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013

"Hola, papá" Taehyung pronuncia, de pie frente a su progenitor que se ha quedado congelado en su lugar, abriendo y cerrando la boca sin poder decir absolutamente nada. "¿Puedes hacerme un favor?"

Jaeshi parece salir de su trance, sacudiendo la cabeza y carraspeando para recomponerse, apartando la mirada de Taehyung.

"Creo que se está confundiendo, joven" comenta, totalmente incómodo en su lugar.

Nayoung se muerde el labio, nerviosa, y da un paso alzando la voz, sin soltar la mano de su hijo que no deja de analizar a su padre quien evita la mirada a toda costa.

"Jaeshi" lo llama, con un nudo en la garganta porque, Dios, luego de tanto tiempo estaba de nuevo dirigiéndose a él, a ese hombre que tanto amaba. "Se lo dije. No debes fingir."

Jaeshi la mira cuando ella suelta eso y, con los labios totalmente apretados, regresó la mirada a su hijo menor que seguía con el rostro impasible, esperando por algo. Ni siquiera Taehyung sabía el qué, solo supo que su corazón se detuvo un segundo en cuanto el mayor se acercó a él a paso lento, una cabeza más alto, mirándolo fijamente. Jaeshi admiró cada detalle del rostro de su hijo, con los ojos cristalizados, una mirada tan profunda y cargada de devoción.

"Oh, Dios mío" suelta el aire que estaba reteniendo sin darse cuenta, y con una sonrisa temblorosa repite "Oh, Dios mío, Taehyung" las lágrimas escapan de sus ojos, empapando sus mejillas, dificultando su vista y Taehyung siente la garganta extraña, con los labios temblándole.

Quiere llorar también al verlo a él llorando.

"Taehyung, yo..." él no continúa, y alza sus manos en un deseo de abrazarlo tan fuerte contra sí, pero se detiene al recordar que posiblemente su hijo también le odiara por haberlo abandonado. "Lo siento tanto, tanto hijo."

"¿Por qué te disculpas?" su hijo menor pregunta, confundido, parpadeando rápidamente para evitar las lágrimas.

"Porque he sido un mal padre" confiesa con un desgarrador dolor en su pecho que lo incita a seguir a llorar, su voz cortándose y negando mientras cierra los ojos, con las manos en el aire, ansiando por abrazarlo.

Taehyung abre la boca, queriendo decirle que prefiere mil veces que lo abandonara a que lo tocara como Heemin lo hacía. Pero su padre no le da chance a hablar, porque implora algo que deja a Taehyung pensando demasiado.

"¿Puedo...? ¿Puedo abrazarte?"

Es una petición algo fuerte para el menor. No está acostumbrado a los abrazos y, aunque no le disgusten tanto, el único que lo hacía a menudo, muy a menudo, era Jungkook. Mira a su madre un momento y ella también está conmocionada en su lugar.

Taehyung asiente suavemente luego de un minuto, y su cuerpo se tensa suavemente cuando el hombre coloca las manos sobre sus hombros para luego atraerlo hacia así y apretarlo contra su cuerpo. Escucha su llanto en su oído y Taehyung no sabe donde colocar las manos. Sin embargo, su cuerpo se relaja, porque, muy en el fondo, Taehyung estuvo buscando eso toda su vida: un abrazo de papá.

El menor mueve sus manos con cuidado y lentitud, posándolas en su espalda, pero sin apretar realmente. Deja caer la cabeza en su pecho y hombro, tratando de no llorar ante ese extraño sentimiento, la emoción. Jaeshi acaricia su cabeza y luego se separa un poco para tomarle su rostro y dedicarle una sonrisa idéntica a la de Taehyung adornada con los hoyuelos de su hermano mayor Namjoon.

"Te juro que había deseado esto desde llegaste al hospital aquel día" confiesa con la voz rota.

"Antes estaba molesto, no contigo," Taehyung murmura "pero ahora me siento feliz porque seas mi padre"

Jaeshi sonríe aun más, y suelta más lágrimas, volviéndolo a abrazar.

"Nunca debí dejarlos, a ninguno de los dos" se arrepiente. "Fui un idiota y un cobarde..."

"Está bien, papá" Taehyung dice. "Yo tampoco fui capaz de enfrentarme a Heemin, así que te entiendo..."

Cuando se sueltan, ambos se limpian los rostros y Jaeshi vuelve a hablar.

"Supongo que Jungkook estaba equivocado" le dice con una sonrisa.

Taehyung frunce el ceño, mirándolo curioso.

"¿JungKook? ¿mi novio?"

"Sí, me ha llamado y dicho mil disparates" se ríe, como si Jungkook realmente estuviese loco. ¿Acaso su novio sabía que él era su padre? No, si lo supiera, se lo diría, ¿no es así?

"¿Qué disparates?"

"Voy a ver a mi papá, si me disculpan" Nayoung dice al ver que entre los dos las cosas van perfectas, y Taehyung la observa un segundo asintiendo antes de volver a dirigirse hacia su padre, mientras su madre entra a la habitación.

"¿Qué te ha dicho Jungkook?" repite, ansioso.

"¡Tiene una imaginación que da miedo!" bromea, con una sonrisa. "Que Heemin te ha dañado y tu madre que no ha hecho nada y que tienes Asperger" enumera mientras alza las cejas incrédulo. "¿Estás seguro de que quieres salir con alguien que bromea con cosas tan serias?"

Taehyung procesa lo que su padre le dice, preguntándose porqué Jungkook le confesaría algo tan delicado a Jaeshi.

"Él no ha mentido" comenta "tengo Asperger, y Heemin solo me ha lastimado en cuanto tiene la oportunidad."

A su padre se le borra la sonrisa, guarda silencio, digiriendo las palabras.

"Pero... No parecieras tener Asperger..."

Taehyung asiente, relamiéndose los labios.

"Estoy en terapia; he avanzado mucho; ahora más ya que necesitaba el apoyo de una persona o una mascota de compañía para tener un mejor avance" explica. "Y, tengo ambos; Jungkook, y Tapioca, mi gato. Pero necesito tu ayuda también."

"¿Heemin...?" él cuestiona.

Taehyung levantó levemente su camiseta, mostrándole la cicatriz en su abdomen hecha por una hebilla de cinturón cuando era pequeño.

"Jungkook no te ha mentido, necesito un favor..."

Unos minutos más tarde, Nayoung sale de la habitación de su padre con los ojos llorosos y una sonrisa brillante de oreja a oreja. Ella se acerca radiante a Taehyung que se ha mantenido sentado en las sillas de espera del lugar una vez la charla con su padre ha terminado y este ha tenido que regresar a sus labores.

Nayoung toma la mano de Taehyung, mirándole con un profundo amor.

"Hemos hecho las paces" ella suelta, emocionada. "Me dijo que nunca estuvo enojado conmigo" se inclina y otorga un beso en la mejilla del menor que le devuelve la sonrisa. "Eres un gran hijo; gracias por traerme."

Taehyung asiente, esperando un momento antes de darle otra noticia.

"Sí. Debo decirte algo; ahora te quedarás en casa de papá por dos días" confiesa.

"¿Qué?" Nayoung se queda congelada en su lugar.

Taehyung se preguntó; ¿por qué la gente no iba al otorrinolaringólogo?

"Que te quedaras en casa de papá por dos días" repite.

"Pero ¿por qué?" ella cuestiona.

"Creo" él empieza "que deben hablar. Y yo, yo tengo que hacer unas cosas antes de que Jungkook regresa, una sorpresa. Además, considero que estarás más segura con él que conmigo."

"¡Taehyung!" ella murmura y Taehyung toma su mano, llevándola hacia su padre que ha regresado a la recepción, sin la bata y con su maletín.

"He pedido permiso, así que podemos irnos" él espeta hacia el menor. Taehyung le entrega la mano de la mujer y ambos adultos se congelan cuando el menor los incita a un contacto.

A Jaeshi la respiración se le corta en cuanto sus dedos tocan la suave mano de Nayoung y a ella le palpita demasiado rápido el corazón, sus miradas conectándose luego de que sus manos lo hicieran.

Taehyung los miró sin tomarle mucha importancia a la interacción ni comprendiendo la gran magnitud que volver a verse, hablarse y tocarse les provocaba a ambos. El menor estaba tranquilo de haberle confesado todo sin tantos detalles a su padre que había roto en llanto, pero no tenía tiempo para consolarlo; el camión de mudanza podría llegar en cualquier momento y Taehyung quería salir de esa casa lo más pronto posible.

Se despidió de ambos desde el ascensor, la sonrisa borrándosele cuando quedó completamente solo y se dirigió hacia la casa en su nuevo auto, pasando antes por un local para comprar su deseo final.

En cuanto llegó, el camión estaba aparcando y Taehyung suspiró para bajar y hablar con el conductor y los hombres que iban a cargar las cosas fuera. Taehyung abrió la puerta y dejó que todos pasaran, sintiéndose un poco invadido al verlos por su casa moviendo y sacando cada mueble que él ordenaba.

En un momento, Tapioca salió de uno de sus escondites entre tanto ajetreo y desconocido, corriendo hacia los brazos de Taehyung en busca de refugio. El chico lo sostuvo contra sí, observando como iba quedando vacío el lugar poco a poco.

"Bonita casa" el conductor dijo en cuanto salieron del lugar completamente vacío, a excepción de esa habitación.

"Sí" responde de forma desinteresada, porque por muy bonita que se viera por fuera, Taehyung solo podía recordar sus años de soledad, él de niño preguntándose cada día qué debía hacer para que Heemin, quien creía su padre, lo aceptara de vuelta para estar con su familia.

"¿Va a venderla?" pregunta, con una sonrisa amable.

"No es mía, es de un señor que decía ser mi padre, sino, la vendería" responde, guardando las llaves en su bolsillo. Aun con Tapioca en sus brazos, ronroneando por las caricias que le otorgaba a su cuello, esperando que el señor diera por finalizada la conversación.

"Ah" él murmura comprendiendo. "¿Lo echó?"

"No, decidí mudarme" confiesa, relamiéndose los labios.

"Vaya" él le sonríe de nuevo y agita las llaves del camión. "Bueno, lo veo allá."

"Sí, gracias" responde con una sonrisa.

Se dirige a su camioneta, abre la puerta de copiloto y deja que Tapioca salte al asiento, luego cierra la puerta y se dirige al piloto. Cuando sus manos tocan el volante se da cuenta de cómo Tapioca observa los asientos traseros llenos de lo que necesitaba para el siguiente punto en la lista de su cabeza.

"¿Te gusta?" cuestiona, aunque sabe que no va a contestarle. "Los voy a ocupar más tarde, tomaré fotos para que veas en que los usé" promete y el gato lo mira. "Dile adiós a esa fea casa."

Él maúlla.

Y Taehyung sonríe porque de cierta forma, Tapioca le recuerda a él: ambos abandonados a su suerte y rescatados antes de que fuera muy tarde. Porque, en ese preciso instante, Taehyung no podía imaginar qué pasaría si no tuviese a Jungkook a su lado. Se habría vuelto loco, quizá.

Encendió el auto con una sensación de alivio al alejarse de esa casa, mirándola de vez en cuando por el retrovisor. Tenía sentimientos contradictorios por ella, ya que, aun cuando los recuerdos malos abarcaban, los últimos meses se había llenado de buenos recuerdos una vez su relación con Jungkook había iniciado.

Pero tenía que cerrar ese ciclo.

Así que cuando los hombres dejan las cosas dónde él ha ordenado, se retiran recibiendo el pago. Tapioca curiosea por la casa, atento a cada nuevo lugar, inspeccionando el nuevo hogar. Taehyung toma asiento en un sofá del juego que tenía, y suspiró al ver a su gato saltar hacia una caja llena de la ropa que Jungkook había dejado en su armario para no tener que cargar nada cuando se quedaba a dormir en su casa.

"¿Lo extrañas?" le pregunta al verlo aplastar la ropa formando un hueco para echarse, no sin antes rodar sobre la ropa, impregnándose del aroma de Jungkook o tratando de impregnar el suyo en la ropa. "Yo también, pero en cuatro días regresa, ¿sí?"

Taehyung observa su nueva casa en total silencio, y respira fuertemente cuando entiende que ha dado un giro muy brusco a su vida sin pensarlo. Se siente nervioso y ansioso, es algo que conoce a la perfección, pero se da cuenta de que puede controlarlo un poco más fácil ya que aquel cambio, esas decisiones, esa casa eran de él. Todo eso era de él. Nadie lo había obligado, nadie le había hecho esto. Ese cambio se lo estaba dando él mismo. Por una vez en su vida, él estaba saliendo de su rutina y entrando a lo desconocido por sí mismo.

Se sentía orgulloso.

Así que, se puso de pie, sale de la casa para subir a la camioneta otra vez. Aprieta el volante y sonríe a la nada al sentir una emoción burbujeante por estar haciendo algo diferente por sí solo, sin que alguien lo obligue o lo proponga. Taehyung se está escuchando.

En cuanto regresa al vecindario, vigila su alrededor esperando que sus vecinos estén encerrados en sus casas sin mirar hacia afuera, porque realmente él iba a hacerlo. Abre la puerta de atrás, y ahí están sus veinte galones de gasolina esperándolo pacientemente. Toma los depósitos de dos en dos, para guardarlos en la casa; diez arriba y diez abajo.

Una vez cierra la camioneta, se apura a entrar a la casa que se encuentra totalmente vacía y suspira caminando hacia las escaleras. Una vez llega hacia arriba, su mirada se dirige hacia esa habitación con la puerta escondida en un cutre intento de esconder esos recuerdos.

Quémala.

Es lo único en lo que piensa.

Quemar el cuarto, la casa y todos esos recuerdos.

Toma una botella, completamente decidido. Así que, se acerca a la habitación, pateando la puerta que cede fácilmente ya que solo está cubierta con papel tapiz, y la respiración se le corta cuando se encuentra la habitación que posee la gran parte de las causas de sus cicatrices. Y cada uno de ellos se repite mientras derrama el líquido por las paredes, el escritorio, la cama, con el rostro de Heemin justo frente a él. Tomó otra botella para vaciarla en la alfombra y el armario; iba a quemarse junto a todas las heridas y castigos que nunca mereció.

Estaba tan furioso que no podía dejar de pensar que Heemin lo había odiado por lo que él era, por algo que jamás iba a eliminar de su persona. Ahora lo sabía; su Asperger no era un problema, no tenía nada de malo, pero tampoco era todo Taehyung, era una parte de sí, y él no iba a dejar que nadie más lo ofendiera por ello, sobre todo, porque él jamás pidió esa condición.

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