002
Hay una parte en cursiva porque es algo que sucedió en el pasado, mucho más atrás de Taehyung y Jungkook, para que no se me confundan.
La luz del sol seguía intacta en lo alto del cielo. Parecía que no quería irse. Parecía que el sol quería seguir presenciando esa escena. Solo unos momentos más. El sol se enterneció y la luna tuvo envidia, rogándole para que la dejara ver ese momento dulce y, sin embargo, el sol brilló aún más, como queriendo alegrar la imagen. Anunciando que no se iría. Pronto, la luna comenzó a llorar, lo deseaba; deseaba ver esas caricias, ese amor y esa ternura mezclada con un sentimiento de dolor y melancolía. El sol, sintiendo pena al verla llorar bajó de poco a poco mientras se despedía de la escena.
Los rayos tenues acariciando la tierra como esa mano en la frente del joven. El rojo anaranjado que matizaba el cielo, así como sus sentimientos. La oscuridad fue tragando poco a poco, suave como el beso recibido en la cabellera castaña. El sol dijo adiós, mas, ninguno de los dos se percató de ello. Solo se miraban a los ojos cristalizados, a punto de quebrarse, pero con miedo a cerrarlos y no volver a verse nunca más.
La luna, asustada porque perdería la escena brilló tanto como pudo y se colocó como farol justo sobre sus cabezas. Para darles más privacidad, ella vació las calles por sus párpados amenazadores de tormenta. Y aún cuando todos corrieron en busca de refugio, ellos dos seguían ahí. Amándose con los ojos y respiraciones silenciosas y dolorosas. Se comprendía a la perfección, ambos en su soledad. Eso hizo que la luna se deleitara y gimiera de grima cuando las lágrimas se soltaron y comenzaron una carrera en ambas pares de mejillas. Y entonces, ella desconsolada hizo brotar sus propias lágrimas, mojando ambos cuerpos. La sangre escurrió y solo se reflejaron las heridas abiertas y profundas que, eran superficiales, a comparación a las laceraciones en ambos corazones que palpitaban; uno muy lento y el otro suave.
La luna se preguntó quién cerraría los ojos primero. Esa escena quedaría inmortal en su memoria y, si es que poseía, en su corazón. Puso toda atención al ver abrirse los labios del joven. A punto de hablar cuando la anciana acalló sus palabras con un dedo tembloroso y suave sobre la nariz joven. La anciana abrió la boca y sintió una punzada de dolor que la hizo gemir de dolor, parecía faltarle el aire. La luna se preguntó como una escena tan trágica podía ser tan hermosa y llena de sentimientos puros e ingenuos. La anciana arrastró las palabras mientras la sangre salía como torrente de ella.
"Te amo, Tae" susurró quedamente y la luna sufrió un ataque, colapsando.
Desató la tormenta en cuanto vio a la anciana caer hacia un lado y al joven hundir su rostro lleno de lágrimas en el regazo de la inerte persona. El dolor se desencadenó en gritos lastimeros y resentimiento. La luna acompañó su llanto con las propias lágrimas. Observó como paraguas oscuros y azulados se acercaban a ambos cuerpos inmóviles y como levantaron al occiso en una camilla y se alejaron mientras solo un paraguas quedaba estático junto al joven.
Cuando el castaño levantó la mirada se topó con una mirada de amor, comprensión y dolor. Una nariz y ojos rojos junto a unos labios fruncidos. El paraguas cayó al suelo mientras el dueño se agachaba a su lado y se abrazaban como si no hubiese un mañana.
La luna, sintiéndose desolada y desprotegida, se acobijó con las nubes antes de escuchar voces masculinas, serias y lúgubres.
"Era un ladrón, cometió homicidio en la calle de enfrente" comentó una.
"Luego vino aquí asustado y le disparó a la anciana"
"Se suicidó asustado de lo que pasaría."
"¿Por qué no se llevaron a la anciana para que muriese en un hospital?"
"Ella no quiso, dijo que debía esperar a una persona que ella amaba y fue cuando ese chico apareció."
"¿Cuánto resistió la anciana?"
"Unas tres horas, señor."
"Bien, llévenla a la morgue e incinérenla o algo. Da igual."
"¿Qué hay de los periodistas?"
"Díganles la verdad: una mendiga asesinada por un ladrón. No es algo relevante."
"Entendido."
Mas a la luna y al sol les importaba. Difundieron esa historia de amor maternal entre las estrellas de todo el Universo quienes se regocijaron, pero sufrieron la muerte de esa pobre alma a quién la fortuna no había acariciado.
Al final, todo es importante.
"No quise hacerte daño, no era mi intención. Solo quería cumplir con tu deseo, sabía que solo me estabas usando, que nunca me amaste y no lo harás. Yo lo sabía, y, aun así, me metí en tu camino. Resulta que ahora yo soy el herido, el que está solo y que se encuentra caminando sin rumbo pensando en tu existencia. Pensando e imaginando que eres feliz. Mi sueño de estar contigo no se ha ido, porque tu dulce sonrisa se mantiene fresca en mi memoria. No creas que ya no te amo porque eso sería imposible.
Sin embargo, aquella tarde, aquella vez que ya no sonreíste supe que todo se había acabado y que ya no había vuelta atrás. Te estabas yendo con él mientras yo veía tu silueta sostener su mano y caminando tranquilamente sin saber, o siquiera pensar, que tienes a alguien debajo de tus pies. Aunque ahora, en mi mente también habiten ellos, tú te encuentras ahí.
Hay veces que me pregunté, ¿qué pasó con nosotros? Te volviste como una dulce paloma, cruel pero dulce. Te mantenías en mi nido, recibías mi amor y creí, te juro que creí, que eras feliz. Recuerdo la primera vez que te fuiste. Sin decir nada, alzaste tus largas y preciosas alas, sin mirar atrás, volaste a otro nido. No quise preguntarte, sabía que una paloma como tú no debería estar sin libertad.
Y luego regresaste. Estaba tan dolido por tu partida que no pude odiarte al regresar, te abrí mis brazos y tomaste reposo en mi nido de nuevo. Te abrigué, te abracé y te hice saber que no dolía tanto, que yo podía perdonarte.
Pero dolía, dolía como el cielo.
Yo trataba de no pensar en ti, de no imaginarte de otra forma, pero simplemente me tenías en tus manos. Gracias a ti descubrí qué es ver la vida en blanco, negro y colores al mismo tiempo. La gente decía que no estaba bien, y yo ignoraba sus palabras. Sabía que era verdad, que lo que decían era verdad.
Tus alas desplegaban, muy a menudo y te ibas lejos, lejos de mí. En vez de odiarte, me preguntaba si estabas bien, si no se te trataba mal. Mientras, mi corazón sangraba y yo trataba de curarlo pensando en las lindas palabras que me decías al estar a mi lado. Era en ese momento en el que me ponía de pie, decidido a no caer.
Decidido a caminar por tu bosque, donde escondías tantas cosas y me alejabas de ti. Traté tantas veces de encontrarte, mas solo veía árboles por sobre mí y escuchaba el murmullo de otras palomas que no eran tú. Me encontraba con un río donde surcaban tus lágrimas porque eras frágil, porque estabas dolida y yo nunca pude sanar ese río. Me pregunto si alguien pudo hacerlo. Luego, te aparecías y me sacabas de ese lugar, de tus pensamientos, de ti vida en general.
Te pregunté si me amabas, y tus alas temblaron.
Ese día no me respondiste. Simplemente dijiste que siempre regresarías conmigo, no era una promesa. Tus ojos suplicaban que no preguntase nada más, y yo acepté la parte pequeña que me entregabas de tu corazón. Y así, acepté lo poco que me diste; tus pensamientos, tu vida social, tus labios y tu cuerpo.
Era poco, pero me bastaba. Mi corazón se alegraba al pensar que, al menos, podía sanar algunas de tus heridas. No éramos exclusivos, tú le pertenecías a otra persona y yo te pertenecía por completo. Sabía que te mantenías a su lado cuando no te entregabas a mí.
Y él tenía más privilegios que yo. Creía que le pertenecías y cumplió con lo que él deseaba, te volviste su paloma ante la mirada de todos. Mientras que, en ciertas noches donde la luna brillaba con toda su fuerza, abrías tus alas y volabas a mi nido.
Todavía recuerdo esa noche donde me pediste tu deseo, alegando que era el único que podía hacerlo puesto que yo te amaba en realidad. Y me dejé llevar por tus palabras, por tu miel. Caí en tus alas, y no sentí miedo. Cumplir con los deseos de alguien que amas, te hace feliz.
Y en ese momento, no me di cuenta de que es felicidad duraría poco. Que solo se extendería por ciertas horas en diferentes noches, luego, cuando se acababa yo le lloraba a la luna. Rogando por consuelo, y a la vez, rogaba que mi corazón no volviese a caer por ti, porque solo me torturaba.
Y era ver tus ojos destrozados reflejando lo que sentía tu alma para comprender que no importaba mi herida mientras tu estuvieses feliz. No existía nada en mí más que amor por ti. Cada que te veía el orgullo, la dignidad, el amor hacia mi persona, la ira, la traición se desvanecía, se desvanecía con las promesas que le hacía a la luna.
Cumplí dos de tus deseos, y en cuanto terminé el segundo, vino el tercero. Fue lo peor que me pediste, pero terminé aceptando, porque era lo que deseabas, y porque, muy en el fondo de mi corazón, era lo que yo necesitaba.
Me prohibiste regresar a tu bosque. Me prohibiste verte de nuevo y creí que eso estaba bien. Creí que lo hacías porque me amabas, porque sabías que me lastimabas. Y te solté, creyendo que ya nada nos unía.
Y ninguno de los dos, sabía que, no importa que tan grande fuese el esfuerzo por cubrir una mentira porque tarde o temprano nos volveríamos a encontrar."
No está seguro de cuánto tiempo ha pasado, solo está sentado en esa sala donde la gente tiene una cara larga, desolados. Jungkook está a su lado, sosteniendo su mano mientras apoya su cabeza en su hombro y acaricia su palma. Unos minutos más tarde, alguien sale de la puerta frente a ellos, con un frasco de cerámica decorado con rosas rojas, azules, amarillas y rosas.
Es su frasco.
Es su frasco con las cenizas de aquella mujer a la cual le entregó su mano, y a la cual estaba dispuesta a entregarle todo. La había perdido, en un solo parpadeo.
Se puso de pie, y reverenció hacia el empleado que le miró con cierta pena, aunque Taehyung no lo notó, muy concentrado en el frasco que se le estaba entregando. Sus dedos largos fríos, se estremecieron ante el toque de la cerámica. Y sintió la calidez de Jungkook rodear su espalda, posando sus manos sobre su cintura.
Jungkook podía palpar su dolor y sufrimiento, pero prefería estar en silencio. A veces, el corazón solo necesitaba llorar sin explicaciones, sin exponerse.
Un beso en uno de sus omoplatos y Taehyung se giró con sus ojos rojos para mirarlo abandonado, con su mente perdida, con el alma herida y con una fría sensación. Jungkook llevó sus manos hacia las hebras de su cabello y lo obligó suavemente a bajarla para besar sus mechones, esperando calmar su dolor tan solo un poco. La única respuesta que recibió fue a Taehyung acercándose y apoyando su frente en su hombro.
Salieron del lugar en silencio, caminando mientras sentía la mano de Taehyung, entrelazada con la suya, pesada y débil. Jungkook no sabía qué decir, ¿cómo se apacigua un corazón abandonado? Porque aquello era un abandono, ¿o un arrebato? ¿un robo?
Sin embargo, está más que asustado: asustado de que rompan a su Taehyung y él no pueda evitarlo, o repararlo. Si lo dañan a él, sería como matar al mismo Jungkook, porque en ese preciso instante mientras Taehyung camina con la cabeza abajo y derrumbado, Jungkook siente que va a morirse.
En cuanto llegaron a casa, su novio colocó el nuevo tarro junto a las de su cachorra y subieron al segundo piso. La casa se sentía diferente ahora que Jungkook tenía unas cuantas prendas regadas por su armario. Al entrar a la habitación ambos se desvistieron hasta quedar en ropa interior, se hundieron en la cama enredando las piernas, entrelazando sus manos, uniendo sus cuerpos hasta que fueron una maraña sin inicio y sin fin. A veces, ambos dormían completamente desnudos, quizá porque les daba la sensación de tocar sus almas.
Taehyung estalló en llanto, pero en silencio y respirando entrecortadamente contra su cuello. Jungkook jamás había perdido a nadie en su vida, pero solo verlo a él entendía que era como morirse. La muerte de un ser preciado se supera, simplemente aprendes a vivir con ello.
Jungkook tenía tantas interrogantes en su cabeza. ¿Por qué Taehyung tenía que sufrir tanto? ¿Qué hizo él? ¿En serio fue tan grave que naciera con Asperger? No fue su culpa, él no pidió esto. ¿De quién era la culpa? ¿De sus padres? ¿A quién debía gritarle? ¿Al destino? ¿Acaso se puso a conspirar contra Taehyung antes que naciera? ¿Acaso Taehyung merece esto?
"El destino es cruel" soltó entre el interludio del llanto de Taehyung.
"Depende" le responde.
"¿De qué? ¿De qué tan mierda son tus padres? Te recuerdo que mi padre me abandonó y no me ha sucedido nada malo por su culpa. ¿Es que acaso nosotros tenemos nuestros futuros planeados por sus acciones o actitudes?" recordar a su padre tampoco ayudó a su rabia.
"No" la voz de su novio se escuchaba lejana.
"¿Entonces?" cuestiona, como un niño pequeño, uno que no entiende porqué el cielo es azul. "¿Por qué sufres tanto?
"El destino es tan diferente según como tomes tus decisiones."
"Pero, hay algunos que creen que uno puede cambiar el destino si así lo desea. ¿Qué con eso?" insistió, necesitaba una respuesta porqué la vida era tan mierda con el trocito de cielo que tenía entre sus brazos.
"Son creencias, Jungkook" se soltó un poco y lo miró, sus ojos estaban apagados y su nariz roja, pero lo hizo, sonrío. "Yo no creo en las coincidencias, ni en el destino" besó su cuello suavemente. "Yo no creo en nada, y si mi destino era encontrarte, pues ya lo he logrado, amor" Jungkook cerró los ojos en cuanto recibió otro beso.
"Para ti el destino no existe."
"Para ti sí."
"No lo sé..." rozaron sus labios. "Quiero creer en algo, ¿es eso tan sencillo?"
"¿Crees en la felicidad?"
"Sí, aún cuando solo llega en lapsos cortos, las cosas tristes duran aún más..."
"No, duran lo mismo, Jungkook. Cuando un árbol nace, pasa por estaciones, al igual que nosotros. El verano se acaba, la tristeza también. El otoño muere, y la felicidad también. Sin embargo, tienes que tomar en cuenta que siempre volverá. Todas, un ciclo."
"Lo detesto" admite.
"¿Por qué?"
"No quiero seguir sufriendo, y no quiero que sufras."
"Los humanos siempre queremos la felicidad eterna."
"¿Y eso es malo?" sus frentes estaban juntas, ninguno elevaba la voz, lo que hablaban era algo de ellos, solo ellos debían escucharse.
"Déjame darte mi opinión, cielo" sus labios le dieron un casto beso. "Yo he pasado la mayoría de tiempo sufriendo, es cansado llorar y que no deje de doler nunca, pero aburre. Cuando algo bueno llega, como tú, se disfruta tanto."
"¿Qué quieres decir?"
"Que, si fueras feliz eternamente, sería aburrido" suspiró. "Los humanos tenemos el privilegio de sufrir y luego saborear la victoria cuando la recompensa llega luego del esfuerzo."
Jungkook procesó sus palabras recordando los momentos agridulces que recién aparecían en su vida en cuanto conoció a Taehyung. A pesar de que estaba asustado, no quería alejarse de él. Tenía razón, él estaba aburrido de esos chicos que no lograban hacerle sentir lo que Taehyung lograba al tomar su mano. Ellos no lo hacían feliz porque vivían en la misma rutina. Lo que le parece irónico. Ellos, los "normales" a veces se introducían en rutinas aburridas que lograban cansarte de tu pareja porque ninguno se atrevía a más y porque, a veces no se valoraban las cosas tan simples como un tarrito lleno de juguetes. La gente podría llamarlo ridículo al saber cuánto atesoraba ese tarro y no dejaba que Hoseok lo tocara, todo porque estaba lleno de significado.
Volvemos el amor enfermo, a veces sin pensar en los sentimientos. A veces, solo miramos superficialmente. Sabe que su amor por Taehyung es real y fuerte, porque está cambiando para ser una mejor persona, está aprendiendo de sus errores y no cometerlos de nuevo.
Sintió sus párpados pesados y miró el reloj por encima de la cabeza de Tae, dándose cuenta de que eran las 3 de la madrugada. No habían cenado, y llevaban mucho rato abrazados sin moverse.
"No cenamos."
"¿Tienes hambre? Hay comida en la nevera, puedo hacerte algo."
"Iré yo, te has cuidado solo toda tu vida y casi nunca dejas que te prepare algo" Taehyung sonrió suavemente y negó.
"No tengo mucha hambre."
"Pues yo sí" Jungkook miente "no quiero seguir adelgazando" desenredó sus piernas suavemente mientras Taehyung se encontraba con los ojos cerrados.
"Tienes razón, ya estás bien así" murmura.
"No lo digo por eso" se arrodilló en la cama, abrió los ojos mientras Jungkook inspeccionaba la habitación en busca de su camiseta.
"¿Por qué entonces?"
"No quiero que mi pequeño trasero se encoja más" encontró la camiseta debajo de la cama, estirando su brazo. Se quedó estático cuando sintió un beso sobre uno de sus glúteos y una caricia dulce de parte de una de las grandes manos de Taehyung.
"Déjame decirte que no comparto tu opinión."
Jungkook se ríe suavemente, y se tapa la cara con la tela porque estaba demasiado sonrojado. Taehyung se acostó de nuevo en la cama, Jungkook palmeó su pierna antes de saltar de la cama y salir corriendo mientras se vestía.
"¡Tonto!" gritó, sonrojado aún y siguió por el pasillo, hasta que regresó sobre sus pasos y asomó su cara por el marco. "Tae" llama, el susodicho lo mira, con el rostro ahogado en cansancio. "Te prepararé chocolate caliente, ¿sí?"
"Sí, gracias."
Jungkook sonrió porque no se cansaba de consentirlo, ya que era recíproco. Entendió que su novio tenía razón y ambos debían ser fuertes y creer en su amor.
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