"Vamos a salvarlos a todos"
Jr. poco a poco empezó a recuperar el conocimiento, aunque no podía escuchar nada a su alrededor, como si estuviera sumido en el silencio más abrumador de todos. Lentamente fue abriendo sus ojos, siendo recibido por un intenso destello de luz blanca, para nada lo que esperaba ver. Luego de cerrar los ojos nuevamente, volvió a intentar abrirlos, dándose cuenta de que estaba en un espacio completamente blanco, donde al menos en su línea de visión no había nada en el horizonte con la excepción de su brazo estirado. Confundido, dejó escapar un grave gruñido antes de levantarse de lo que parecía ser suelo, apoyando sus brazos y rodillas sobre el mismo mientras miraba hacia abajo. Se sentía mareado y desorientado a pesar de ni siquiera estar de pie, por lo que volvió a cerrar los ojos y comenzó a respirar de forma pausada. Entonces, escuchó una voz familiar que venía de su costado derecho.
Mario (confundido) : ¿Jr.?
A pesar de que aún se sentía un poco mareado, el príncipe de los koopas levantó su rostro para buscar a quien lo había llamado, abriendo los ojos casi al instante. Tuvo que parpadear un par de veces antes de poder enfocar al fontanero de rojo, quien estaba sentado en el suelo con sus pantorrillas cruzadas entre sí frente a su cuerpo, y su expresión facial era una mezcla de confusión y preocupación.
Mario (murmurando para sí) : ¿Qué haces aquí?
Jr., quien aún seguía algo desorientado, quiso preguntarle a Mario por el lugar en el que estaban, pero sus palabras se quedaron atoradas en su garganta, y en lugar de palabras lo que salió de sus fauces fue un quejido. Él entonces se levantó rápidamente y lo tomó en sus brazos, recostándolo en el suelo nuevamente.
Mario : Tranquilo, la primera vez que te meten en una de estas prisiones es horrible. Cuando el rey Boo me atrapó la primera vez me tomó un par de minutos superar los mareos y poder hablar. Descansa, ya te sentirás mejor.
El príncipe de los koopas no quería que Mario pensara que era débil, pero al mismo tiempo sabía que hacerse daño no los iba a ayudar a salir de donde sea que estuvieran, por lo que cerró sus ojos y se dispuso a descansar un rato. Ya tendría tiempo de hablar con él ...
Mientras tanto, en el castillo de Bowser:
El rey de los koopas llegó rápidamente a su castillo, donde parecía que todo seguía como de costumbre, como si nada hubiera pasado. Cada miembro de su ejército que se topó en el camino simplemente lo saludó con respeto al pasar, sin preguntar absolutamente nada. Tal vez no podían distinguir que había algo diferente en su mirada ... o si lo hacían tenían demasiado miedo de preguntar. Eventualmente llegó a la sala del trono por pura fuerza de costumbre, pues no estaba prestándole atención a sus pasos ni a donde lo estaban llevando. Allí se encontraba Kamek, quien se había quedado encargado de proteger el cuadro donde estaba encerrada Peach, así como de cuidar el artefacto en forma de linterna que el rey Boo les había dado para poder sacarla de su prisión. Al ver al rey entrando, el viejo magikoopa lo saludó entusiasmado por su regreso, aunque sus palabras parecieron perderse en el viento. Mientras tanto, Bowser se paró justo frente a la prisión de la princesa y se quedó viéndola fijamente por un par de segundos, hasta que Kamek hizo una pregunta que pareció devolverlo a la realidad.
Kamek : Y el amo Jr. ¿se fue a su habitación?
El rey de los koopas se quedó en silencio, aún tratando de comprender la forma en que se sentía. Nunca se había preocupado por su hijo en todas las veces que se iba a pelear con Mario, al inicio porque confiaba en su éxito y luego ... bueno, era difícil decir porque, pero el punto es que no se sentía preocupado. Siempre sabía, muy en el fondo, que lo iba a ver de nuevo. Pero ahora ... ahora no estaba seguro de nada.
Bowser (sin ver a Kamek) : ¿Sabemos algo de los koopalings?
Kamek (confundido) : Em ... bueno, solo que no se encuentran ya en el reino. Creo que se repartieron la isla yoshi y algunas provincias de Sarasaland una vez que esas tierras fueron conquistadas. ¿Necesita que los llame?
Bowser : No; ... ... dudo que vengan.
Kamek (preocupado) : ¿Sucede algo, alteza?
Bowser (voltea a ver a Kamek) : Sé completamente honesto conmigo, Kamek ... si peleara contra el rey Boo ¿Crees que tendría opciones de ganar?
Kamek (nervioso) : Oh, b~bueno, eh ... yo no ... no creo que los ataques físicos le hagan algo, así que ... um ... si tuviera algo que ...
Bowser (gruñe) : Ve al grano.
Kamek (suspira) : No ... no lo creo.
El rey de los koopas entonces volteó a ver al cuadro donde estaba encerrada Peach, y sin decir nada le arrebató la linterna de las manos a Kamek y tomó el cuadro con su otra mano, llevándose ambos objetos a su habitación ante la mirada preocupada de su mano derecha. Al llegar a sus aposentos cerró la puerta detrás de él y dejó el cuadro apoyado en una pared, tras lo que se sentó en su cama, mirando fijamente a dicho cuadro. Repentinamente, una idea cruzó por su mente: Rosalina. Si había una persona que podía detener al rey Boo era ella, especialmente ahora que Mario también estaba cautivo. Sin embargo, la última vez que habían interactuado se pasó de listo y comenzó a burlarse de ella, lo que habría terminado en su muerte de no ser por la intervención de su rival. Decir que no estaban en buenos términos era endulzar demasiado las cosas. Si quería su ayuda, iba a tener que tragarse su orgullo ... e incluso, si jugaba bien sus cartas, podría mantener el plan original de convencer a Peach de que él fue a salvarla. Tendría que ajustarle unos detalles a la historia y esperar a que el plan para salvar a su hijo tuviera distraída a la princesa lo suficiente como para que no se pusiera a indagar si lo que estaba diciendo era cierto o no.
De vuelta con Mario y Jr.:
El héroe de rojo había recogido el pincel de Jr. del suelo y se había quedado sentado a la par de él, observando el horizonte pero echándole un vistazo a él de vez en cuando para asegurarse de que estaba bien. Al cabo de unos minutos, el príncipe koopa dejó de sentirse mareado y pudo incorporarse, sentándose a la par de Mario. Lo primero que hizo fue observar el horizonte, dándose cuenta de que efectivamente estaban rodeados de nada: eran lo único que existía en ese inmenso espacio blanco. Luego, volteó a ver al bigotón, quien lucía anormalmente tranquilo para la situación en la que se encontraban. Entonces, él lo volteó a ver también y le sonrió de forma amigable.
Mario : ¿Qué tal te sientes ahora?
Jr. : Bien ... creo.
Entonces el joven príncipe bajó la vista en dirección a su pincel, el cual tomó rápidamente del regazo de Mario y lo colocó en el suyo.
Jr. (aún confundido) : Y ... ¿Dónde estamos?
Mario : No lo sé, al menos no completamente. Es una especie de vacío donde no pasa el tiempo, es ... una prisión, en esencia. Cómo se crea o dónde se encuentra, eso no lo sé.
Jr. : Y supongo que tampoco sabes cómo salir.
Mario (niega con la cabeza) : Es imposible salir, a no ser que alguien te saque. (se cruza de brazos y ve hacia el horizonte, serio) La primera vez que estuve aquí intenté correr en todas las direcciones, golpear el suelo hasta que dejé de sentir las manos, e incluso saltar lo más alto que pude. Nada funcionó. Con el tiempo comprendí que sólo es posible abrir una puerta desde fuera. Es por eso que ahora solo ... espero. No hay nada más que pueda hacer. (más animado) Pero ahora que estas aquí esa espera no será tan aburrida. (se da la vuelta y se sienta viendo de frente a Jr.) Dime: ¿conoces algún juego para pasar el rato?
La expresión que se formo en el rostro de Jr. luego del repentino cambio de tono y actitud de Mario era realmente digna de estudio; una mezcla de confusión, preocupación, enojo y miedo, todo al mismo tiempo. Si ya de por sí era raro ver al bigotón de rojo tan serio, ver cómo rápidamente hacia de menos el problema en el que estaban metidos era hasta preocupante.
Jr. : ¿¡A caso estás loco!?
Mario : Bueno, bueno, tampoco es para tanto. Si prefieres solo contar historias tampoco me opongo a ...
Jr. (lo interrumpe) : ¡No, no hablo de eso! ¿¡Cómo puedes simplemente ignorar el problema en el que estamos y sugerir que simplemente esperemos!? ¿¡Qué acaso no te importa lo que le pueda suceder a los demás!?
Mario (sonríe levemente) : Me importa más de lo que crees; pero una de las primeras cosas que aprendí cuando me volví el héroe del reino es que no puedes hacerlo todo tú solo. A veces, debes confiar en las capacidades de los demás, especialmente cuando las tuyas se quedan cortas. Puedes intentar hallar una manera de salir, pero desde ya te aviso que solo te va a servir para pasar el rato.
Jr. (se pone de pie, alterado) : ¡Grrrr! ¿¡Qué acaso no recuerdas lo que te dije cuando te advertí de todo esto!? ¡Tú eras el único que no había sido capturado!
Mario (arquea una ceja) : ¿No te olvidas de alguien más? Te daré una pista: vive conmigo.
Fue en ese momento que el príncipe koopa recordó la existencia de la madre de los destellos, a quien solía no contar entre los amigos de Mario por no haberla visto nunca en las aventuras del fontanero. Y lo primero que se le vino a la mente fue la vez en que llegó a su hogar y le metió un susto de muerte a su papá, por lo que comenzó a relajarse.
Mario : Además, tu papá también está libre ¿no?
Jr. (suspira y baja la vista) : Supongo.
Mario (preocupado) : ¿Sucede algo?
Jr. volteó a ver a Mario, quien simplemente se quedó callado, esperando a su respuesta. El joven koopa se cruzó de brazos y desvió su mirada hacia el horizonte con tal de evadir el contacto directo con los ojos del fontanero. Primero, Rosalina le había mostrado su lado más amable y maternal, y ahora Mario estaba mostrándole una preocupación propia de un amigo y no la frialdad o indiferencia de un enemigo. Aún seguía siendo incapaz de aceptar por completo que Mario estuviera genuinamente interesado por lo que le sucediera, pero al mismo tiempo necesitaba hablar con alguien sobre el tema. Así que luego de meditarlo por el minuto más largo de su vida finalmente decidió sentarse al lado del bigotón nuevamente.
Jr. : Papá se decidió aliar con el rey Boo con la condición de que lo dejara quedarse con la princesa, y tenía la idea de engañarla, haciéndole creer que él había ido a salvarla. Yo intenté frustrar ese plan ayudándote a escapar, y por eso es que estoy aquí también. Y si tuviera que apostar, si aún estoy aquí contigo es porque ese fantasma de segunda me quiere mantener encerrado, así que papá debe decidir si se rebela contra él o si deja las cosas como están. Y honestamente ... no sé que es lo que va a escoger.
Mario (pone su mano en el hombro de Jr.) : Él va a venir, estoy seguro. No hay manera de que esté dispuesto a dejar ir así como así lo más importante de su vida.
Jr. (ríe entre dientes) : ¿Cómo estás tan seguro de eso?
Mario : Porqué sé que él intenta ser el mejor padre para ti ... aunque cometa más errores que aciertos (Jr. suelta una risilla), es difícil hacer algo cuando no sabes cómo se supone que debes hacerlo ¿sabes?
Jr. : Sí, te entiendo. (voltea a ver a Mario) ¿Sabes? A veces desearía que Peach no te hubiera rechazado. Tal vez eso habría echo cambiar a papá.
Mario (ríe) : Honestamente, creo que eso solo lo habría echo enojar aún más. Además, creo que necesitaba ese tropiezo. Siento que ... me hizo mejor persona.
Jr. se quedó unos segundos en silencio, su vista fija en su pincel, y para cuando volvió a clavar su mirada en los ojos de Mario, lo hizo acompañado de una pregunta que jamás creyó que escaparía de sus fauces.
Jr. : ¿Crees que este tropiezo finalmente haga de papá una mejor persona?
La duda del joven koopa tomó por sorpresa al fontanero, quien dejó también unos segundos de silencio entre el final de la pregunta y su respuesta a la misma, pensando en la mejor manera de expresar sus sentimientos al respecto.
Mario : Eso espero Jr., ... eso espero.
El héroe de rojo quitó su mano del hombro del príncipe, tras lo que ambos voltearon a ver hacia el horizonte en silencio, hasta que Jr. tímidamente rompió el hielo luego de unos minutos.
Jr. : Yo ... conozco algunos ... em ... juegos que podemos hacer para pasar el rato.
Mario lo volteó a ver con una sonrisa, contagiándosela a Jr. casi de inmediato ...
Mientras, en el castillo de Bowser:
Lo primero que Peach pudo ver al salir de su prisión fue una imagen para nada alentadora: Bowser, a quien menos quería ver en ese momento, estaba viéndola fijamente mientras estaba sentado sobre una cama. Sin embargo, su mirada parecía inexpresiva, casi como si estuviera viendo una estatua, apenas reaccionando a su presencia. Ni si quiera se acercó a ayudarla a ponerse de pie, limitándose a verla simplemente. Una vez de pie comenzó a analizar su entorno, llegando rápidamente a la conclusión de que estaba en una habitación, muy probablemente la habitación del rey. Temiendo lo peor se pegó a la pared opuesta de la habitación, justo a la par del cuadro del que acababa de salir, lista para arrojárselo al rey de los koopas si era necesario, mientras que él simplemente dejó a un lado el aparato que había usado para liberarla.
Bowser (serio) : Tranquila, decidí liberarte aquí porque ... no quería que mis súbditos piensen que soy débil.
Las palabras del rey sorprendieron a la princesa del reino Champiñón, quien por un momento suavizó su expresión, pero rápidamente volvió a fruncir el ceño, lista para pelear. Ni si quiera iba a tomarse el tiempo de preguntar de qué estaba hablando; así de harta estaba de él.
Bowser : Yo ... necesito tu ayuda.
Peach (molesta) : ¡Tshk! Sí, claro. Y no voy a creerme ninguna de tus mentiras.
Bowser (afligido) : Entiendo que no quieras creerme, pero no estoy mintiendo. Jr., mi hijo ... fue capturado por el rey Boo mientras intentábamos rescatarte de su guarida. Yo intenté rescatarlo, pero el rey Boo tiene el apoyo de todos los que en el pasado llamé aliados. Todos tus amigos fueron capturados, incluyendo a Mario y su hermano. Es por eso que necesito tu ayuda; porque yo sólo no puedo rescatar a mi hijo.
El rey de los koopas entonces señaló a un teléfono celular que estaba colocado sobre una mesa de noche que había dejado previamente cerca del cuadro donde estaba encerrada Peach, para que ella pudiera tomarlo sin acercarse mucho a él.
Bowser : Puedes usarlo para llamar a Rosalina.
Peach : ¿Cómo se que esto no es una trampa para atraparla a ella también?
Bowser (ríe) : Esa mujer ha cambiado mucho desde que se conocieron, ambos sabemos que no soy rival para ella, y que le agrado incluso menos que a ti. Permitiéndote llamarla me estoy arriesgando a que te vayas de aquí junto a ella, y la verdad no me importa. Lo único que quiero es detener a ese maldito rey Boo y recuperar a mi hijo, aunque eso signifique liberar a Mario en el proceso.
Peach, quien aún no estaba del todo convencida de que Bowser estuviera diciendo la verdad, a pesar de lo derrotado que lucía y de lo sincera y casi lastimera que era su voz al hablar de su hijo, se acercó lentamente al teléfono sin quitarle a él la vista de encima. Una vez que lo tomó entre sus manos se dio cuenta de que la pantalla de inicio era una selfie que Jr. se había tomado junto a su papá en el interior del castillo. Ambos estaban sonriendo, aunque Jr. era quien menos intentaba ocultarlo, lo que ocasionó que Peach se relajara y comenzara a creer más en las palabras del rey koopa, o al menos en la parte que concernía a su hijo siendo capturado. Así que marcó el número de Rosalina sin quitarle la vista de encima a su captor por mucho tiempo, y finalmente se colocó el teléfono en su oído derecho.
Peach (pensando) : 'Vamos Rosa ... contesta por favor ... contesta.' (se escucha un saludo del otro lado de la línea) ¡Ay, Rosa, que bueno que contestaste! ... soy yo, Peach, yo (es interrumpida y se queda en silencio por un par de segundos, tras lo que susurra al teléfono) para tu boda Pauline mandó a hacer una liga con la "M" roja de Mario para ti. (tras otra pausa más larga, Peach ya habla en su volumen normal) Lo único que sé con seguridad es que el rey Boo atacó mi castillo junto a Petey Piranha, y luego me puso a mí en un cuadro. Supongo que Toad, Toadette, Ala y Bucken tuvieron un destino similar. Acabo de ser liberada de mi prisión dentro del castillo de Bowser, y él me está viendo en estos momentos ... ... ... no, estoy bien, no te preocupes. De echo, y por raro que suene, fue su idea que te llamara. Según él me comenta, intentando salvarme del rey Boo, Jr. fue capturado, y él necesita nuestra ayuda para rescatarlo. Todos los demás también fueron capturados según él ... ... ... lo único que estoy dispuesta a creer de esa historia es la parte del secuestro de su hijo ... y aunque no me agrade, que todos los demás fueron secuestrados también: Luigi, Daisy, Pauline y Yoshi. Se le ve ... sincero al respecto.
La princesa volvió a quedarse en silencio, y solo respondía afirmativamente de vez en cuando hasta que se despidió de su amiga luego de unos minutos, sin si quiera preguntar si Mario estaba en el planetario.
Bowser : ¿Qué tanto hablaron?
Peach : Bueno, al principio tuve que convencerla de que era yo realmente, ya que ella me pidió que se lo demostrara, y una vez que tenía su confianza ya le expliqué la situación. Al final me dijo que nos reuniéramos en un terreno desierto que queda entre la muralla norte de tu reino y los dominios del rey Bob-Omb. Según ella no mucha gente pasa por allí, y se siente más cómoda hablando allí que en tu castillo.
Bowser : De acuerdo ... entonces ve.
Peach : A ella no le molesta que vayas tu también ... y a mi tampoco. No sería correcto prohibirte el salvar a tu hijo.
En ese momento Peach dio media vuelta y se dirigió a la puerta, abriéndola. El rey de los koopas entonces se puso de pie, sonriendo para sí mismo. Que la princesa le permitiera ir con ella ya era un paso adelante en su plan de comenzar a agradarle, y aunque estaba seguro de que iba a tener que lidiar con la actitud agresiva de Rosalina, esperaba progresar más en su meta durante su conversación. Así que comenzó a caminar detrás de Peach mientras ella se dirigía a la entrada del castillo, asegurándose de que ninguno de los koopas que los veían pasar le dirigieran la palabra a la princesa.
Bowser : Y dime, Peach ¿Por qué no le dijiste a Rosalina sobre la captura de Mario?
Peach : Si lo que dices sobre la captura de Mario es cierto, eso solo la habría alterado más.
Princesa y rey continuaron caminando por los pasillos del castillo hasta llegar a las grandes puertas de la entrada, y del otro lado se toparon con un pequeño orbe de luz azul claro que parecía estarlos esperando. Peach decidió seguirlo sin dudarlo, y Bowser simplemente le siguió el paso, pensando en cómo se iba a presentar ante Rosalina al verla. Para cuando llegaron al terreno de nadie en donde se reunirían con la madre de los destellos se dieron cuenta de que ella ya estaba allí, y que no estaba sola, pero no podían distinguir a la persona que estaba parada a su derecha, pues llevaba una capucha café sobre la cabeza, aunque era considerablemente más pequeña que ella. Peach de inmediato comenzó a correr hacia ellos, mientras que Bowser decidió tomarse su tiempo para acercarse. A lo lejos vio como la princesa del reino Champiñón abrazaba de forma efusiva a su amiga y le daba la mano a la persona que estaba parada a su lado, tras lo que se quedó hablando con la mujer del vestido celeste.
Una vez que Bowser estaba lo suficientemente cerca del grupo como para escuchar a Peach hablando, la madre de los destellos desvió su mirada hacia él, mostrando un rostro inexpresivo, bastante típico de lo que estaba acostumbrado a ver en ella. Su mirada luego se desvió hacia el encapuchado parado a la par de ella, quien llevaba en la capa que tenía un broche con la misma forma que el emblema que Rosalina tenía en su pecho.
Bowser (a Peach) : ¿Ya sabes quién es ese?
Rosalina ignoró el echo de que el rey de los koopas ni si quiera la saludó, y decidió responder a la pregunta por Peach.
Rosalina (serena) : No le he dicho aún quien es mi acompañante, ya que estaba esperando a que estuvieran los dos juntos. (sonríe de forma pícara) No quería arruinar la sorpresa.
Tanto el rey de los koopas como la princesa del reino Champiñón se quedaron sorprendidos y confundidos ante la respuesta de la madre de los destellos, quien se quedó viendo a sus rostros mientras su acompañanate llevaba sus manos a la orilla de la capucha que llevaba sobre la cabeza, revelando un anillo de bodas en su mano derecha. Peach soltó un suave quejido de sorpresa mientras se llevaba ambas manos a la boca, y Bowser sintió cómo se le helaba la sangre al ver al encapuchado revelar su rostro, experimentando lo más cercano a la sorpresa e incredulidad de ver el espíritu de una persona muerta. Quería creer que lo estaban engañando, que solo estaba alusinando, pero lo que estaba frente a sus ojos era demasiado real ... esa nariz ... esos ojos ... ese maldito bigote ...
Mario (sonriendo de oreja a oreja mientras aún sostiene la capucha con ambas manos) : No se preocupen. Vamos a salvarlos a todos.
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