Problemas
Al día siguiente Mario fue el último en despertarse dentro del planetario (como ya era costumbre) y lo primero que hizo antes de cambiarse de ropa fue revisar su teléfono, en caso de que ya tuviera señal. Para su mala suerte aún no estaban lo suficientemente cerca de la Tierra, por lo que volvió a dejar su teléfono sobre la mesa de noche y se puso a ordenar las sábanas de la cama. Acto seguido se cambió de ropa, dejó guardada su pijama y salió de la habitación con dirección a la cocina, donde supuso ya estarían todos. Y en efecto, al entrar se topó con todos los destellos reunidos alrededor de la mesa y entre todos ellos logró distinguir a Rosalina, sonrojándose ligeramente al verla. Ella llevaba puesta una blusa celeste algo corta, que dejaba a la vista una parte de su vientre, y un pants blanco ajustado, casi tanto como su pants para hacer yoga, mientras se encontraba de espaldas a él preparando el desayuno. El pequeño héroe caminó lentamente hacia ella mientras iba saludando a todos los destellos en el camino. Una vez que estuvo cerca de ella pasó a su lado, y luego de cerciorarse de que no habían destellos cerca le dio una palmada en el trasero, causando que ella soltara un suave chillido mientras sus mejillas se ponían un poco coloradas.
Mario (sonriendo) : Buenos días, amor.
Rosalina (nerviosa) : Jijiji, buenos días cariño.
Mario : Si quieres yo sigo aquí, tu ve a sentarte.
Rosalina (sonriendo nerviosa) : ¿Seguro? Ya ... ya casi termino. Em ... puedes sentar a los pequeños para mientras.
Mario : De acuerdo. (da un salto y le da un beso en la mejilla a Rosalina) Por cierto, me gusta mucho tu atuendo de hoy.
Rosalina (suelta una risilla) : Gracias ... se me ocurrió luego de ver tus reacciones de ayer.
El héroe de rojo entonces dio media vuelta para ir hacia donde estaban los destellos, pero antes de dar el primer paso sintió como su pareja le daba también una palmada en la retaguardia, haciendo que se sobresaltara. Rápidamente volteó a verla, pero ella ya estaba atendiendo a la estufa mientras con su ojo visible lo miraba de reojo con una pícara sonrisa en sus labios. Mario sonrió también y con sus labios gesticuló un "traviesa" antes de guiñarle con su ojo derecho, causando que ella soltara otra risilla nerviosa. Entonces volvió a voltearse para, ahora sí, sentar a todos los destellos en la mesa.
Mario (pensando) : 'Rosy cada vez se siente menos avergonzada y más abierta a un contacto más íntimo ... creo que este viaje en el que hemos estado completamente solos, sin contar a los destellos, realmente ha ayudado a ello. Hum, quien lo diría.'
Ya con el desayuno servido, Rosalina se sentó a la mesa y comenzó a darle de comer a uno de los destellos más jóvenes, mientras que Mario hacía lo mismo con otro destello que se había sentado cerca de él.
Rosalina (a Mario) : Con Polari calculamos que llegaremos a la Tierra a más tardar mañana en la noche. Así que deberíamos recuperar la señal de internet y teléfono hoy en la noche más o menos. Entiendo que no saber nada de lo que está pasando allí te debe estar matando.
Mario : Un poco ... pero suelo no prestarle mucha atención. Mi prioridad ahora es mi nueva familia.
Rosalina (sonríe) : Lo sé. Pero por experiencia también sé que aunque no quieras, no puedes evitar pensar en tu antiguo hogar de vez en cuando.
Mario (suspira) : Sí, eso también. La falta de comunicación ... se nota más de lo que esperaba. Se que apenas ha pasado como una semana, pero es suficiente para poner las cosas en perspectiva.
Destello azul (sentado a la par de Mario) : ¿Te estás arrepintiendo de vivir con nosotros, papa Mario?
Mario (lo voltea a ver y acaricia su cabeza) : Para nada campeón; no hay otro lugar donde desearía estar que aquí con ustedes, con mi familia. Es solo que todos los cambios toman tiempo ... y que papá está preocupado de que un cabeza de bloque que vive en la Tierra haga una tontería mientras no está.
Destello azul (suelta una risilla) : Estás hablando de Bowser ¿verdad?
Mario (ríe) : Sí. Supongo que hasta que no vea a Luigi enterrar su zapato en su hocico no voy a dejar de sentirme nervioso.
Destello amarillo : ¿Luigi no ha echo eso?
Mario : No, él no es muy fanático de resolver las cosas a golpes ... supongo que tiene más paciencia que yo. Además de que yo soy más fuerte que él.
Destello amarillo : ¿En serio?
Mario : Sí. Digamos que yo saqué el músculo y el espíritu aventurero y él se llevó la paciencia y el cerebro ... (de forma juguetona) honestamente, creo que él se llevó la mejor parte.
Destello amarillo (riendo) : Pues en ese caso no debería tener problemas con Bowser ¿no? ... es un cabeza de bloque después de todo.
Mario (suelta una carcajada) : Bien dicho, pequeñín, bien dicho. (suspira y luego murmura en voz baja) Aún así no puedo evitar preocuparme.
Al finalizar el desayuno, Mario observó como todos los demás se dirigían al mirador, incluida Rosalina, por lo que decidió seguirlos muy de cerca. Al entrar vio a todos los destellos sentados alrededor del telescopio que se encontraba en el centro de la habitación, con Rosalina sentada detrás del mismo.
Mario : Bueno ... verlos a todos juntos aquí es algo nuevo.
Polari (ríe suavemente) : Juntarnos a ver el cosmos no es tan común como las historias.
Rosalina : La mayor parte del tiempo solo es un grupo pequeño el que entra, pero de vez en cuando ...
La rubia hizo aparecer su varita en su mano derecha a media oración y la apuntó hacia el techo de la cúpula, el cual comenzó a desaparecer para dar paso a un cielo estrellado. Mario se quedó viendo fijamente a la nueva escena a medida que esta rodeaba el lugar por completo, y una vez que llegó al suelo esta continuó extendiéndose, con Rosalina moviendo su varita en dirección a ella. El primer instinto del pequeño héroe fue acercarse a su pareja, pues estaba consciente de que era el único que no podía flotar de forma natural y es probable que todos los demás se olvidaran de ese pequeño detalle. Sin embargo, y como si fuera una mala broma, el suelo desaparecía desde las paredes hacia el centro, por lo que tuvo que saltar hacia el colchón que su esposa estaba usando para sentarse justo antes de que el aparente vacío del espacio lo dejara flotando a la deriva. Lo primero que hizo fue aferrarse a su pareja, rodeando su cintura con sus brazos mientras reposaba su cabeza en su busto; y pronto escuchó una suave risilla viniendo de parte de ella, junto con la risa combinada de todos los destellos.
Rosalina (aún riendo) : Que poca confianza ... me tienes, cariño.
La madre de los destellos se inclinó hacia el frente y posó sus manos sobre el espacio estrellado frente a ella, como si hubiera algo sólido allí. El héroe de rojo entonces la soltó y se puso de rodillas en el colchón, estirando su mano derecha hacia donde debería estar el suelo y le dio unos golpecitos con sus nudillos, sintiendo y escuchando el suelo.
Rosalina (sonriendo) : El espacio que nos rodea es solo una ilusión. Seguimos en el mirador.
Mario, quien ahora tenía las mejillas del color de su camisa, se sentó sobre el colchón con la espalda erguida y se aclaró la garganta mientras que algunos destellos seguían riendo y murmurando el suceso entre ellos.
Mario (algo avergonzado) : Ya ... ya lo sabía. Solo quería abrazarte.
Rosalina simplemente se inclinó para darle un beso en la cabeza a su pareja, tras lo que tomó el telescopio y lo movió hacia la derecha, causando que la imagen del espacio exterior que los rodeaba se moviera en la misma dirección, revelando una nebulosa en forma de cangrejo de color rojo claro con tonos de amarillo. Esta imagen fue más que suficiente para captar la atención de los destellos, quienes voltearon a ver de inmediato mientras se detenían las risas. Mario también estaba sombrado, y mientras él estaba ocupado viendo a su alrededor, Rosalina le dio más aumento al telescopio, consiguiendo que pareciera que entraban a la nebulosa, viéndose rodeados de inmediato por una nube de polvo de color rojo brillante, mientras que habían varias estrellas brillando a la distancia. De repente, un cometa pasó volando en medio del grupo, a pocos centímetros del rostro de Mario, dejando una estela de color azul en medio del polvo rojizo al mismo tiempo que sobresaltaba al pequeño héroe.
Rosalina (abraza a Mario y le susurra) : Impresionante ¿verdad? Fue uno de los primeros "trucos" que aprendí con mis poderes. No suelo hacerlo muy seguido para que cada vez sea especial; además de que usar el telescopio de forma normal me trae nostalgia.
Mario (levanta la mirada hacia Rosalina) : Es realmente impresionante. Se parece mucho a una de esas áreas donde nacen los destellos, pero es más cercano. Es la segunda cosa más increíble y preciosa que he visto ... porque a ti nada ni nadie te baja del primer lugar.
Rosalina (ríe) : Amor ... vas a conseguir que no pueda resistir más las ganas de besarte.
Mario : Pues entonces dale a los destellos algo que ver para mientras.
En ese momento Rosalina disminuyó el aumento del telescopio para alejarse de la nebulosa con forma de cangrejo, y movió el telescopio hacia la izquierda hasta que se topó con un grupo de varias galaxias con distintas formas. Entonces dejó quieto el telescopio para que los destellos se quedaran viendo hacia el techo mientras que ella se inclinaba hacia su pareja para darse un tierno beso en los labios. Al cabo de unos minutos se separaron y Rosalina empezó a buscar más cuerpos celestes que observar, pues sabía que los destellos iban a notar la falta de movimiento si se distraían por mucho tiempo. Sin embargo, cada vez que notaban que la mayoría de los destellos estaban viendo hacia otro lado, la pareja se daba un rápido beso, un roce de labios cada tanto que venía acompañado de sonrisas o suaves risillas juguetonas. Se lo estaban pasando bien, aunque fuera a su manera.
El resto del día transcurrió con normalidad, y cuando se acercaba la hora de dormir para los destellos, Mario fue a buscar a Rosalina a la biblioteca y al verla sola tomó el libro que tenía en las manos y lo cerró suavemente, causando que ella soltara una suave risilla.
Rosalina : ¿Puedo saber qué haces?
Mario (de forma juguetona) : Pues te estoy secuestrando, princesa.
La madre de los destellos simplemente sonrió mientras su pareja retiraba el libro de sus manos y lo dejaba sobre uno de los pequeños cojines que estaban tirados por todo el suelo.
Rosalina : ¿Y puedo saber a dónde planeas llevarme?
Mario (toma sus manos) : A un lugar donde no puedan molestarnos. Así que o vienes por las buenas, o por las malas.
Rosalina (con una mirada entre juguetona y seductora) : ¿Y qué pasa si elijo por las malas?
Mario, quien sentía cómo se le aceleraba el pulso con la mirada de su pareja y su tono entre tierno y seductor (como si estuviera entre considerar esto un inocente juego o un coqueteo), se movió lentamente hacia atrás para dejar que ella se levantara de su asiento, y una vez de pie se colocó a su costado izquierdo y rápidamente barrió sus piernas con su brazo izquierdo. La madre de los destellos soltó un quejido mientras sentía como caía de espaldas al suelo, solo para momentos después ser atrapada por el otro brazo de su pareja, quien en cuestión de segundos ya la estaba cargando con una mano en su espalda y la otra en sus muslos. Inmediatamente la rubia apartó la vista de su pareja al sentir como se le calentaba el rostro y se le aceleraba el pulso debido a la rapidez y facilidad con que su pareja la había puesto en esa posición. Mario, por su parte, estaba sonriendo al ver lo nerviosa que había puesto a su esposa y comenzó a caminar hacia su habitación, saludando a todos los destellos que pasaban cerca de ellos y diciéndoles que estaba ayudando a Rosalina porque se sentía muy cansada, todo mientras ella solo asentía con la cabeza y se aferraba al cuello de su pareja. Al llegar a su habitación el pequeño héroe quitó la barrera mágica, y una vez dentro se encargó de volver a colocarla.
Mario (de forma juguetona) : Y así es como se derrota a la guardiana del cosmos.
Rosalina (fingiendo estar molesta) : Tienes suerte de que eres muy apuesto y carismático.
Mario (ríe) : Después de tres años ya deberías haber desarrollado resistencia a mis encantos, princesa.
El héroe de rojo dio unos cuantos pasos hacia adelante y lanzó a Rosalina sobre la cama, quien cayó mientras soltaba una risilla y rápidamente se sentó sobre las sábanas, extendiendo sus brazos hacia su esposo mientras sonreía de manera juguetona con sus ojos entrecerrados.
Rosalina : ¿Y si no quiero esa resistencia? ¿Y si lo que quiero es siempre quedar a merced de tus fuertes brazos?
Mario se quitó los zapatos y se subió a la cama, colocándose de rodillas frente a Rosalina para abrazarla y pegar su frente a la de ella mientras ella también lo envolvía con sus brazos.
Rosalina (en un suave susurro) : ¿Y si lo que quiero es que me hagas olvidarme de todas las preocupaciones que tengo, aunque sea solo por un instante, y me permitas se vulnerable?
Mario (susurrando) : Tengo el presentimiento que el cursi juego de roles ya se quedó atrás.
Rosalina (suelta una risilla) : Tal vez.
La joven pareja entonces cerró los ojos y se dieron un beso en los labios, tras lo que Mario empujó a Rosalina hacia atrás causando que ella cayera de espaldas sobre la cama con una sonrisa de oreja a oreja mientras él colocaba sus manos a los costados de su cuerpo antes de volver a besarla. Y en un movimiento que dejó a Mario algo confundido, Rosalina tomó sus hombros y lo empujó hacia la derecha, colocándose ella sobre él; y antes de que pudiera decir algo tomó sus manos y las colocó sobre su espalda baja, la cual quedaba al descubierto con la blusa que llevaba. Durante todo ese proceso ella no le quitó la mirada de encima, con un leve rubor en sus mejillas mientras tenía los ojos entrecerrados y una sonrisa que parecía indicarle a su pareja que le quitara la blusa. Y sin decir nada más ambos volvieron a besarse mientras Mario acariciaba la espalda desnuda de Rosalina, quien comenzó a temblar ligeramente al sentir cómo las yemas de los dedos de su pareja rozaban su piel con delicadeza, jadeando sobre los labios del pequeño héroe mientras la situación en la que estaban seguía escalando sin que ninguno de los dos quisiera calmarla. Es más, la madre de los destellos comenzó a moverse un poco hacia adelante, inclinando su cabeza hacia Mario mientras él levantaba la suya, con la intención de que sus manos pudieran llegar más abajo. Y en efecto, el fontanero de rojo pronto sintió la parte superior del pantalón de su esposa y lo sostuvo con fuerza, jalándolo suavemente hacia la espalda de Rosalina mientras ella soltaba un pequeño quejido mezclado con una risilla nerviosa. Unos segundos después, la rubia se separó de su pareja mientras ambos jadeaban, y ella tomó las correas del overol de Mario y las desabotonó, tras lo que se sentó sobre sus muslos y colocó sus manos sobre la parte inferior de su blusa y acto seguido la levantó rápidamente, revelando su sostén blanco. El pequeño héroe estaba demasiado atontado con todo lo que estaba pasando y con la velocidad con que se estaba moviendo el momento como para detener a su esposa, quien lamentablemente se atoró con su blusa y su pelo. Nerviosa y con mucha vergüenza comenzó a batallar con su propio pelo, sacudiendo sus brazos y su cabeza en un intento de sacar su melena platinada de la blusa que tan rápidamente había intentado quitarse, mientras que su esposo solo la observaba fijamente hasta que ya no pudo más y comenzó a reírse. Para cuando Rosalina se pudo sacar la blusa y lanzar su pelo hacia atrás, notó que Mario estaba tapándose la boca mientras sonreía, lo que causó que ella mirara hacia abajo mientras se tapaba con su blusa, abrazándola con ambos brazos.
Mario (de forma juguetona) : ¿Sabes? Eso fue medio sensual.
Rosalina (avergonzada) : Y medio ridículo.
Mario : Yo más diría medio gracioso ... lo que me parece lindo.
El pequeño héroe notó que su esposa no levantaba la vista, por lo que decidió tomar la parte inferior de su camisa y la levantó con intenciones de quitársela hasta que se tapó el rostro con la misma, y luego con su mano derecha comenzó a puyar una de las piernas de Rosalina mientras con su mano izquierda sostenía su camisa donde estaba. Una vez que logró conseguir que ella levantara la vista, empezó a hacer sonidos de fantasmas.
Mario : Uuuuuhhhhh ... soy el fantasma de los cambios incómodos de ropa ... y he venido a vengarteeeeeeee.
Entonces el fontanero de rojo comenzó a "pelear" con su camisa también mientras mantenía un monólogo consigo mismo, consiguiendo que Rosalina comenzara a reír por lo absurdo de la escena que tenía frente a ella.
Rosalina (entre risas) : Bueno ... bueno ... ya me siento mejor. Te permito irte ... fantasma de los cambios incómodos de ropa.
Mario (se coloca la camisa de forma normal nuevamente) : Uuuf, menos mal. Gracias, Rosy.
Rosalina : Tienes una manera curiosa de lidiar con los momentos incómodos.
Mario : Bueno, hasta ahora no te ha molestado, así que sí funciona. Y por cierto ... cuando te vi quitándote la blusa ... creo que se me fundió el cerebro por un momento. Eres ... un sueño echo realidad. Mi estrella, regalo de un cometa.
Rosalina (sonrojada) : G~gracias ... amor ... ... ... creo que ... me dejé ... llevar demasiado. No estaba pensando.
Mario : Honestamente, yo tampoco. Pero creo que este tipo de cosas dan cierto encanto al momento ¿no crees? Se siente menos ... de manual. Y dan para unas anécdotas antes de dormir bastante graciosas.
Rosalina (ríe) : Es una manera de decirlo. (hace una pequeña pausa) Y en ese caso ... creo que debo aprender a controlar mejor mis impulsos ... empezando por ahora.
La madre de los destellos se levantó del cuerpo de su esposo levitando y se paró frente a la cama, tras lo que él se sentó sobre las sábanas visiblemente confundido y algo decepcionado.
Mario : ¿En serio?
Rosalina (ríe) : Muy en serio. No queremos accidentes con los pequeños ¿verdad?
Mario : No, pero ... aún tenemos como una hora antes de que toque acostarlos.
Rosalina entonces utilizó su magia para volver a colocarse su blusa sin que Mario pudiera ver su sostén de nuevo, y continuó viéndolo con una sonrisa.
Rosalina : Tranquilo, ya tendremos todo el tiempo del día cuando tengamos nuestra luna de miel. Y para entonces ... ya no habrán momentos incómodos.
La madre de los destellos dio media vuelta y salió de la habitación, mientras que Mario solo suspiró derrotado y se dejó caer sobre la cama, viendo fijamente hacia el techo.
Mario : Por las estrellas ... cada día está más atrevida. Así que supongo que es bueno que decidiera detenerse ... ... ... me gusta así, pero también me gusta la Rosy que solo quiere acurrucarse junto a mí y abrazarnos hasta que nos quedemos dormidos.
En ese momento el teléfono de Mario comenzó a sonar como loco, por lo que se levantó de la cama y se dirigió a la mesa de noche para tomarlo, dándose cuenta de que tenía varios mensajes nuevos que acababan de llegarle.
Mario (sonriendo) : Y la señal acaba de regresar ... este día no deja de mejorar.
El fontanero bigotón comenzó a revisar sus mensajes, encontrándose con la noticia que Pauline le había mandado sobre Wario, seguida de un par de mensajes comentándole que ya habían hablado del problema entre todos junto al acuerdo al que habían llegado.
Mario (pensando) : 'Así que Wario desapareció ¿eh? ... Creo que después de recoger el cuadro de la boda iré a ciudad diamante a investigar eso. Si no es que ya lo solucionaron ... aunque Pauline no me halla dicho nada, solo que tomaron precauciones.'
Entonces Mario pasó a los mensajes más recientes que había recibido, los cuales eran de Peach, y se sorprendió de leer su curiosa petición.
Mario (pensando) : '¿Por qué querría Peach hablarme en persona? ¿Qué será tan urgente? ... ... bueno, ella nunca ha sido muy fanática de hablar por teléfono.'
Mientras tanto, en la Tierra:
Bowser y el rey Boo se encontraban en el lobby del castillo de Peach, en donde se podía ver a la princesa atrapada dentro de una pintura que estaba acomodada sobre una pared, junto a otra pintura que tenía a todo el escuadrón toad y a Toadette, y otra con Ala y Bucken. El rey de los fantasmas tenía un teléfono rosado entre sus "brazos" y se le pudo ver sonriendo por un momento.
Rey Boo : Aceptó. Debo admitirlo, tu habilidad para imitar el estilo de escritura de la princesa es magnífico y aterrador al mismo tiempo.
Bowser (gruñe) : Lo dice el que tiene cuadros con personas atrapadas colgados por toda su mansión.
Rey Boo (ríe) : Que poca tolerancia a las bromas tienes, Bows. Cómo sea, ahora solo debes encargarte de que Mario no sospeche nada hasta que llegue a la habitación de la princesa, donde lo emboscaremos. Estamos a un solo paso de la mayor victoria de nuestras vidas.
Mientras los dos monarcas discutían los últimos detalles de su plan maestro, Jr. los observaba escondido detrás de una columna, por primera vez cuestionando los planes de su padre.
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