Nueva vida ...
Al día siguiente, Mario comenzó a reaccionar poco a poco, estirándose todo lo que pudo en la cama. Luego de bostezar, abrió los ojos ligeramente, topándose de lleno con el pequeño techo que tenía la cama de Rosalina, lo que lo desconcertó un poco. Aún medio dormido, se restregó los ojos y se volvió a estirar, tras lo que vio nuevamente hacia arriba. Fue entonces que recordó que la noche anterior se había dormido junto a su ahora esposa, por lo que retrajo sus brazos rápidamente hacia su torso y volteó a ver hacia su costado con un poco de vergüenza. Sin embargo, notó que estaba solo en la cama; y más aún, logró observar la pijama de Rosalina doblada sobre su mesa de noche, en la que solo se encontraba un anillo de casados, el de Mario. Acto seguido se sentó sobre la cama, apoyándose en su almohada, y le dio un buen vistazo a la habitación. Sus maletas seguían estando de su lado, pero la ropa que había usado para la boda ya no estaba, al igual que el vestido de Rosalina; la habitación se veía bastante limpia. Él se rascó la cabeza ligeramente, tras lo que volteó a ver a la mesa de noche nuevamente y tomó su teléfono celular.
Mario (viendo la hora) : Nueve de la mañana ... tampoco es tan tarde (bosteza). Supongo que Rosy se levantó hace unos minutos y aprovechó a recoger todo. Je ... que raro se siente despertar en un cuarto que no es el tuyo.
El pequeño héroe se bajó de la cama y se dirigió al baño privado de la habitación. Al abrir la puerta se dio cuenta de que allí solo había un inodoro, en el lado izquierdo, y al lado derecho se encontraba un espejo que cubría la parte superior de la pared. Debajo del espejo se encontraban dos lavamanos, uno para Rosalina y uno para él, que ella había colocado poco después de que le pusieran fecha a la boda. Mario aprovechó para pasar al baño (teniendo mucho cuidado de "dar en el blanco") y luego de lavarse las manos se dirigió a la cama, a la cual le quitó las sábanas. Una vez que terminó de acomodarlas en su lugar y dejarlas sin arrugas sobre el colchón, sacó unos overoles azules y una camisa roja de la maleta de su ropa para cambiarse. Por costumbre, se colocó también unos guantes blancos, y colocó su pijama debajo de su almohada, tras lo que guardó también la de Rosalina debajo de su almohada. Ya con todo listo, se acercó al campo de fuerza que separaba el dormitorio del resto del observatorio y lo tocó, causando que se disipara nuevamente. Del otro lado se topó con unos cuantos destellos que iban flotando hacia la cocina, tras lo que su estómago se quejó por la falta de alimentos.
Mario (pensando) : 'Bueno, hora del desayuno.'
El héroe de rojo se dirigió a la cocina, dejando la cúpula de la habitación abierta. A medida que se iba acercando le iba llegando olor a comida siendo preparada, por lo que no le quedó la menor duda de que Rosalina estaba preparando el desayuno. Al entrar a la cocina vio a varios destellos llevando pequeños platos con trozos de estrella por toda la mesa, colocándolos frente a pequeños bancos. Cuando veían a Mario se acercaban a saludarlo luego de dejar el plato en su lugar. De repente, el pequeño héroe vio a Rosalina frente a la estufa, terminándola de apagar, y se quedó de pie. Ella llevaba puesto su vestido celeste de siempre, pero este le quedaba más ceñido que de costumbre, marcando su cintura y su trasero, lo que dejó sorprendido a Mario, causando que un pequeño rubor apareciera en sus mejillas.
Y mientras él se quedaba parado, Rosalina repartió el desayuno en su plato y el de él, y al darse la vuelta para llevarlos a la mesa, lo vio. Sonrió de inmediato, tras lo que de acercó a la mesa y dejó los dos platos juntos, frente a las únicas sillas, y luego comenzó a caminar hacia donde estaba parado su esposo, quien no le quitaba la mirada de encima.
Rosalina (abraza a Mario) : ¡Buenos días, cariño! Veo que ya despertaste. Mejor así, ya no tengo que ir a levantarte.
La rubia soltó una suave risilla, se separó de Mario, y se inclinó para darle un corto beso en los labios.
Mario : Buenos días, amor ... em, oye ... ¿Qué pasó con tu vestido?
Rosalina : Oh, bueno, es que ... ya que te gustó que mi pijama fuera más pegada a mi cuerpo, yo ... pensé que ... que te gustaría que use ropa más ceñida, ahora que vivimos juntos.
Mario (sonríe) : Tu usa lo que te quede más cómodo.
Rosalina : Esto no me molesta, si es lo que te preocupa, pero ... (con cierto entusiasmo) ¿te gusta?
Mario (cierra un poco los ojos) : Por supuesto.
Mario iba a tomar la cintura de Rosalina para pegarla a él y poder besarla en los labios, cuando el destello maestro se acercó a saludarlo. Al escuchar su voz, ambos se separaron y dieron un paso hacia atrás, tras lo que el héroe de rojo abrazó al destello mientras la mujer del vestido celeste comenzaba a organizar a todos los demás destellos.
Destello M. (se separa de Mario) : Y ¿Qué tal la primera noche aquí?
Mario (empieza a caminar hacia la mesa) : Pues, bastante tranquila, la verdad. Creo que hasta dormí de más ... ¿Cuánto tiempo llevan despiertos todos?
Destello M. : Um ... pues, no mucho. Mamá nos despertó para ayudarla a arreglar todo para el desayuno.
Mario : Ya veo.
Cuando llegaron a la mesa, el pequeño destello se fue a sentar en el regazo de su mamá, quien le dio una suave caricia con su mano derecha una vez que se acomodó. El resto de destellos (incluido Polari y un par de destellos glotones que dejaron entrar a la cocina hasta el final) se sentaron en la mesa. El destello de ojos azules se colocó a la par de Mario, quien a su vez estaba a la par de Rosalina.
Rosalina (sonriendo emocionada) : Espero que te guste.
Mario también sonrió al ver el buen humor de su esposa, quien estaba muy ilusionada por tenerlo a él viviendo con ella, y quería que ese primer día fuera perfecto. Entonces, él le dio una probada a su comida, tras lo que todos los demás destellos empezaron a comer también.
Mario (traga) : Está delicioso.
Rosalina (sonríe) : Bueno, tuve un excelente maestro.
Mario (ríe) : Si el estudiante no pone de su parte, podrá tener el mejor maestro del universo, pero jamás podrá hacer nada por su cuenta.
La madre de los destellos se inclinó para darle un beso en la mejilla a Mario, tras lo que también procedió a comer de su plato. De vez en cuando tomaba unos trozos de estrella que tenía cerca y se los pasaba al destello maestro para que comiera.
Mario : Y, Rosy ... ¿Qué tan temprano te levantaste?
Rosalina : Pues, no tanto. Me levanté, recogí toda la ropa y la llevé a la lavandería, me di un baño, y comencé a hacer el desayuno.
Mario : Vaya ... ¿por qué no me despertaste?
Rosalina : Porque pensé que estabas muy cansado e ibas a querer dormir otro poco más. Y yo no me podía quedar dormida más tiempo, hay cosas que hacer en casa.
Mario (toma la mano de Rosalina) : Lo sé, y para eso estoy aquí también. Estamos juntos en esto. Ahora que vivo contigo, podré ayudarte más ... solo necesito que me dejes.
Rosalina (entrelaza sus dedos con los de Mario) : Por supuesto.
Destello M. : ¡Mario está aquí para ayudar a mamá! Así ya no estarás tan cansada y tendrás más tiempo para jugar.
Mario : El pequeñín tiene razón.
Rosalina (baja la vista hacia el destello) : Sí, tienes razón. Parece que en su emoción, mamá olvidó eso.
Mario (suelta la mano de Rosalina) : ¿Sabes qué? Ya que hiciste el desayuno tú sola, yo hago el almuerzo ¿te parece?
Rosalina (voltea a ver a Mario) : Suena justo.
Destello verde : ¡Sí! ¡Mario cocina muy rico!
Destello azul : ¡Mamá también!
Destello amarillo : ¡Pero esta vez nada de repetirse, debe alcanzar para todos!
Destello glotón : Awww ...
Mario (ríe) : Oigan, tranquilos. Creo que tengo la suficiente experiencia como para preparar un poco para todos ¿de acuerdo?
Los destellos respondieron un potente "¡sí!" al unísono, tras lo que todos continuaron desayunando. Al terminar, Mario y Polari recogieron todos los platos y los fueron a dejar al lava platos, en donde el héroe de rojo comenzó a lavarlos todos. Rosalina también se acercó y comenzó a secar y guardar los platos mientras el destello de ojos azules los sacaba a todos de la cocina y guardaba los trozos de estrella en la alacena. Una vez que todos los platos estaban guardados, Mario y Rosalina salieron juntos de la cocina y se dirigieron al área central del planetario.
Mario : Oye, amor ... ¿Dónde esta la bañera aquí? En tu baño personal solo hay un inodoro y lavamanos, y sé que en el de visitas no hay bañera.
Rosalina : Oh ... bueno, este ... ¿recuerdas la cúpula de la fuente?
Mario (confundido) : Sí ...
Rosalina : Bueno ... esa es la bañera.
Mario : ¡Qué!
Rosalina (con un poco de vergüenza) : Es que al inicio estaba pensando en solo lo esencial, y por eso hay un inodoro y un lavamanos en el baño de la habitación; pero luego me di cuenta de que no tenía un lugar donde bañarme, así que un día usé la fuente, y pues ... desde entonces me baño allí. Pero si quieres puedo poner una bañera y ...
Mario (la interrumpe) : No te preocupes, yo ... me terminaré acostumbrando igual. Puede ser divertido, incluso. Solo dime cómo funciona todo.
Rosalina : Claro.
Ambos se dirigieron hacia el baño, y al entrar, se dieron cuenta de que algunos destellos estaban jugando en una de las pequeñas piscinas que rodeaban la fuente central. Mario notó que había una toalla celeste y una bata del mismo color colgadas del otro lado de la fuente central.
Rosalina (señala a un costado) : ¿Ves esas salientes doradas de las que cae agua?
Mario : Sí.
Rosalina : Puedes ponerte debajo de una y bañarte. A los lados hay lugar para poner jabón y champú, y puedes sentarte en la orilla para lavarte las piernas y los pies. Los destellos saben que se tienen que salir cuando me voy a bañar, así que solo diles que te vas a bañar y se irán.
Mario : Entendido.
Rosalina : Bien. Estaré en la biblioteca leyéndoles un cuento a los destellos que quieran ir. Si cuando termines quieres empezar a acomodar tus cosas en el armario, puedes poner toda tu ropa del lado derecho, yo ya moví todo lo mío al lado izquierdo.
Mario asintió, tras lo que Rosalina dio media vuelta y salió de la cúpula. Entonces, él salió también y se dirigió a su habitación, sacó su toalla roja de su maleta, y se desvistió, tras lo que amarró su toalla a su cintura. Acto seguido sacó una barra de jabón y un bote de champú de su maleta, se puso un par de sandalias, y se dirigió al baño nuevamente. Al verlo entrar, un par de destellos que estaban jugando en el agua se detuvieron y comenzaron a llamar la atención del resto, tras lo que todos salieron del baño, dejando a Mario solo, y un campo de fuerza se formó en la entrada.
Mario (mira a su alrededor) : Bueno, esta es mi bañera ahora ... es bastante tranquilo, a decir verdad.
El pequeño héroe se dirigió a una de las fuentes que Rosalina le había mostrado, escuchando únicamente el sonido del agua cayendo a las "piscinas" que se formaban en el suelo. El ambiente era bastante relajante, y a pesar de que el lugar era bastante grande, no se sentía amenazante. Una vez que Mario llegó, se quitó la toalla y la dejó doblada en el suelo, tras lo que se quitó las sandalias y entró al agua. Al inicio quedó flotando, con el nivel del agua llegándole al cuello; pero pronto se dio cuenta de que el agua se estaba moviendo bajo sus pies, y en cuestión de segundos sintió una baldosa bajo sus pies que poco a poco lo fue levantando hasta que el agua le llegó a la cintura, y entonces se detuvo.
Mario (viendo hacia abajo) : Hum ... este lugar en verdad es mágico.
La temperatura del agua, por otro lado, era bastante agradable. Un poco de vapor comenzó a salir de la fuente principal, cubriendo todo el baño y dando la sensación de que Mario estaba en unas fuentes termales.
Mario (suspira) : Y Rosy quería darme una aburrida bañera ... ahora entiendo porque nunca quiso cambiar este lugar.
El héroe de rojo se acercó a la fuente y se colocó debajo del flujo de agua, la cual terminó de refrescarlo. Mientras se bañaba le empezaron a entrar ganas de quedarse allí por más tiempo, pues en verdad lo estaba disfrutando. Sin embargo, sabía que aún había mucho por hacer, por lo que terminó saliendo del agua al terminar de bañarse, se secó con su toalla, la volvió a ceñir a su espalda, y se dirigió a su habitación para cambiarse. Se colocó la misma ropa que había usado en la mañana, con la excepción de que no se puso los guantes blancos y se colocó su anillo de casado en la mano derecha. Acto seguido tomó su toalla y se la llevó al baño nuevamente, en donde se topó con algunos destellos que ya habían regresado a jugar en el agua. Él simplemente sonrió y continuó caminando hasta llegar a donde Rosalina había colgado su toalla para que se secara, notando que allí hacía más calor que en el resto del baño. Entonces colgó su toalla a la par de la bata de su esposa y salió del baño nuevamente, dirigiéndose a su habitación.
Mario (entra y ve hacia el armario) : Muy bien, ahora la parte aburrida de la mudanza: la mudanza.
Mario se acercó a sus maletas y las movió hasta el armario, dejándolas frente a este, tras lo que abrió sus maletas y empezó a sacar su ropa de estas para clasificarla: camisas por un lado, overoles por otro, un par de guantes, unos cuantos zapatos, una montaña de calcetines, y otra montaña de calzoncillos. Justo en ese momento, el destello maestro entró a la habitación y flotó hasta donde él se encontraba.
Destello M. : Hola Mario ¿Qué estás haciendo?
Mario : Voy a acomodar mi ropa en el armario.
Destello M. : ¿Puedo ayudar?
Mario : Claro. Puedes pasarme la ropa cuando la pida ¿de acuerdo?
Destello M. : ¡Claro!
El héroe de rojo abrió su lado del armario, dándose cuenta de que tenía un espacio para colgar ropa, y otro con tres divisiones para organizar el resto de su ropa, además de dos gavetas.
Destello M. : Oye Mario ¿Por qué tienes tantas camisas, overoles, y guantes, pero solo una gorra?
Mario : Bueno, es más un motivo sentimental que otra cosa. No puedo vivir usando siempre la misma camisa y los mismos overoles, con tantas cosas que hago se van a terminar ensuciando, pero la gorra ... esa no suele ensuciarse mucho. Y bueno, me recuerda a cuando mi hermano y yo compramos esos trajes antes de venir al reino Champiñón y le cosimos las iniciales a nuestras gorras. (sonríe) Fue una suerte que te quedaras con la gorra original y fuera una réplica la que se destruyó y Cappy usó como base.
Destello M. : Oh, vaya, yo ... no sabía que tenía un significado especial para ti. (se quita la gorra y se la ofrece) Toma.
Mario (ríe) : No te preocupes, puedes quedártela. (se agacha y saca una réplica de su maleta, colocándosela en la cabeza) El saber que tu llevas esa gorra original es igual de significativo para mí.
Mario extendió su mano derecha y acarició la cabeza del pequeño destello, quien soltó una risilla juguetona.
Destello M. (se pone la gorra) : Prometo cuidarla con mi vida.
Mario : Bueno, tampoco hay que exagerar. Valoro más la vida de mi pequeño hijo que la de una simple gorra.
Ni Mario ni el destello le prestaron mayor atención al echo de que Mario lo llamó "hijo", pues para ambos se sintió bastante natural. Después de todo, habían convivido durante tanto tiempo que ya tenían una dinámica padre-hijo, aunque no usaran esas palabras entre ellos.
Entre los dos organizaron toda la ropa de Mario, con el destello comentando sobre algunos atuendos del héroe, como un traje de constructor o uno de doctor. Una vez que terminaron, ambos se dirigieron a la biblioteca, en donde Rosalina seguía leyéndole un cuento a los destellos más jóvenes. Al ver entrar a su esposo junto al destello maestro, ella bajó su libro, y los destellos que la estaban escuchando atentamente voltearon a ver hacia la entrada.
Rosalina : ¿Acomodaste tu ropa?
Mario : Sip, mis maletas están casi vacías. El destello maestro me ayudó.
Rosalina : Ya veo. (se levanta y deja el libro en su silla) Muy bien, me temo que la historia deberá esperar. (los destellos se empiezan a quejar) Lo siento, pero mamá debe arreglar la sala familiar.
Mario : Ya verán que queda genial. Una vez que esté lista sabrán porqué era tan importante arreglarla. (al destello maestro) ¿Podrías entretener a tus hermanos un rato?
Destello M. : ¡Por supuesto!
Rosalina : Mejor llévalos a donde Polari pueda verlos también.
Mario (se rasca la cabeza) : Sí, creo que esa es una mejor idea jejeje.
Los destellos salieron de la biblioteca, tras lo que Rosalina se acercó al lado opuesto de la biblioteca y tocó la pared con la punta de su varita. Acto seguido se desvaneció una parte de la pared, revelando una habitación bastante grande del otro lado, en la que solo había un sillón forrado de plástico y unas cuantas cajas apiladas en una esquina.
Mario : Buen lugar para poner la sala.
Rosalina : Es nuestro pequeño espacio, después de todo. Todas las cajas que Polari trajo de tu casa están allí.
Mario : Bien, entonces solo iré por mis maletas y podremos empezar.
El fontanero dio media vuelta y se fue corriendo a su habitación mientras Rosalina entraba a lo que sería la sala familiar, sentándose en el sillón.
Rosalina (pensando) : 'Aún con el plástico puesto es bastante cómodo.'
Cuando Mario regresó, entró de inmediato a la sala, notando que en uno de los laterales se encontraba una chimenea muy parecida a la de la biblioteca, la cual estaba encendida. Del otro lado había una ventana a la altura del techo, desde donde se podía ver hacia el espacio exterior, lleno de estrellas (de momento). Mario caminó hasta llegar al sillón, tras lo que le pidió a Rosalina que se levantara para poder desempacar el sillón entre los dos. Acto seguido lo acomodaron frente a la chimenea y se sentaron en este, uno a la par del otro, con sus piernas rozándose. Pusieron sus manos en la pierna del otro, y Mario apoyó su cabeza en el hombro de Rosalina.
Mario : Solo imagínate esto: todos juntos, sentados en este sillón, sintiendo el calor de la fogata, viendo a todas las fotos colgadas en la pared. Si nos queremos mover podemos poner otro sillón al lado de este viendo hacia la otra pared y poner allí una televisión ... y poner más unos colchones en el suelo para cuando queramos ver a las estrellas desde aquí. Pienso también poner una vitrina con trofeos ... y más fotos.
Rosalina (en un tono suave) : Claro ... lo que te haga sentir cómodo, amor.
Mario (la voltea a ver) : ¿Y que hay de ti?
En ese momento, Rosalina se levantó del sillón y se sentó en las piernas de Mario, con su espalda hacia la fogata. Colocó sus manos sobre el respaldo del sillón, y sus piernas a los costados de las de Mario; y una vez acomodada se inclinó un poco. Su respiración ya era algo agitada, y sus mejillas estaban rojas.
Rosalina (susurrando) : Con tenerte aquí y poder compartir el resto de mi vida contigo soy más que feliz.
Entonces la rubia besó a su esposo en los labios, cerrando los ojos. Él también cerró los ojos luego de unos segundos y colocó sus manos en la cintura de su pareja, comenzando a acariciarla. Pronto sus manos subieron a la espalda de Rosalina, quien comenzó a darle juguetonas mordiditas a los labios de Mario, dejando su cálida respiración en su rostro. El rostro del pequeño héroe no tardó en ponerse del mismo color que su camisa, y aprovechando que el vestido de Rosalina le quedaba más ceñido que antes, él pasó su mano por el centro de la espalda de la rubia, acariciándola con las yemas de sus dedos hasta llegar a su espalda baja, causando que ella se estremeciera un poco, soltando un suave gemido que fue ahogado por su apasionado beso.
Rosalina (hablando entre besos) : Sí ... mmmm, Mario ... me gusta ... cómo me tocas ... sigue ...
Mario se separó un poco de Rosalina y se inclinó ligeramente hacia adelante para besar su cuello, por lo que ella comenzó a jadear y a respirar de forma agitada, retirando sus manos del asiento del sillón y colocándolas sobre el pecho de su pareja. De repente, Mario colocó sus manos sobre los muslos de Rosalina y les dio un juguetón apretón al mismo tiempo que, por primera vez, le daba un chupón al cuello de la rubia. Ella lanzó un suave quejido en respuesta, apretando ligeramente las correas del overol de su esposo y abriendo ligeramente los ojos. Sentía el rostro caliente, y parecía que se iba a derretir bajo el tacto de su pareja, como si todo su cuerpo se hubiera puesto más sensible que de costumbre de repente.
Rosalina (en un tono más agudo de lo usual) : Ssssiiiii ... me ... me gusta ... esto ... sigue ... cubre mi cuerpo con tus manos ...
Mario continuó besando el cuello de su esposa, dándole chupones de vez en cuando, asegurándose de que ella jamás se lo esperara. Pronto cambió de lado, e incluso comenzó a besar sus hombros, todo mientras acariciaba sus piernas y ella acariciaba su pecho también, jugando con las correas de su overol, como si quisiera desabrocharlas. Y habrían seguido por más tiempo de no ser porque a Rosalina se le escapó un gemido cuando Mario le dio uno de los chupones repentinos, lo que causó que ella se sintiera un poco avergonzada y se separara. Ambos tenían el rostro colorado, y el pelo de la rubia estaba algo desordenado, y el lado derecho de su vestido estaba inclinado hacia abajo, pues Mario lo había movido para poder besar su hombro. Ella estaba jadeando bastante, y en sus ojos se podía ver que quería continuar, pero se cubrió el rostro con sus manos rápidamente; por lo que Mario sonrió un poco, hallando esa reacción algo tierna.
Rosalina : L~lo s~siento ... por ese so ... sonido que se me ... escapó.
Mario (pone sus manos en la cintura de Rosalina) : A mí me encantó.
Rosalina movió su mano izquierda ligeramente hacia el lado, dejando ver su ojo descubierto.
Rosalina : ¿E~en serio?
Mario : Sí, fue bastante ... sensual.
Rosalina : ¿No te molesta ... que deje salir ese tipo de sonidos?
Mario : Siempre que no los fuerces, no. Aunque tu reacción de ahora es bastante tierna.
Rosalina volvió a taparse el rostro, por lo que Mario la pegó a él y la abrazó, aún con ella sentada en sus piernas.
Mario : Te amo.
Después de hablar, el pequeño héroe se quedó en silencio al igual que su esposa, siendo el latido de sus corazones lo único que se escuchaba, junto al chisporroteo de las llamas en la chimenea. Rosalina comenzó a calmarse poco a poco, y tanto su respiración como la de Mario regresaron a un ritmo normal, tras lo que ella retiró las manos de su rostro y las colocó detrás de la cabeza de Mario, abrazándolo también.
Rosalina : Yo también te amo.
Luego de un par de minutos, ambos se separaron, tras lo que Mario se sonrojó ligeramente.
Rosalina : ¿Qué sucede?
Mario : Bueno ... que vas a tener que ponerte una bufanda o algo así.
Rosalina : ¿P~por qué?
Mario : Porque los chupones que te di, bueno ... dejaron marcas.
Rosalina (algo avergonzada) : ¿D~de verdad?
Mario (algo apenado) : Sí.
Rosalina instintivamente se tapó el cuello con sus manos, y de repente, las mangas de su vestido comenzaron a retraerse mientras su vestido se iba cerrando cerca de su cuello, cubriendo sus hombros y empezando a cubrir su cuello hasta que las mangas de su vestido terminaron un poco arriba de sus hombros, y su cuello quedó cubierto por completo.
Rosalina : Listo.
Mario (sonriendo) : Nunca dejas de sorprenderme con tus trucos.
Rosalina (se sonroja) : Ni tu a mí con los tuyos.
Mario : Lo siento por las marcas, yo ... lo olvidé por completo.
Rosalina : No importa, yo ... lo disfruté mucho. Tal vez en la noche podamos hacerlo de nuevo.
La madre de los destellos le dedicó una pícara sonrisa a su esposo, quien simplemente sonrió de regreso.
Rosalina : Ahora hay que arreglar un poco aquí antes de que los destellos se molesten por haber interrumpido la historia por nada.
Mario : Oye, esto no fue "nada", pero dudo que entiendan lo importante que es para nosotros poder darnos cariño "especial".
Rosalina soltó una suave risilla, tras lo que se levantó y se fue flotando hacia una de las cajas. Y entre ambos, armaron una pequeña vitrina y colocaron un par de trofeos que Mario se había traído junto a unas fotos con su hermano y sus amigos antes del almuerzo. Y tal y como el héroe de rojo había prometido, él se encargó de hacer el almuerzo y Rosalina de repartirlo para que todos los destellos pudieran probar también. Luego de la comida, la pareja de esposos continuó trabajando en la sala junto a un grupo de destellos, y ya al final del día la rubia llevó la foto que tenía en su habitación y la colocó en la parte más alta de la vitrina.
Mario : ¿Estas segura de ponerla allí?
Rosalina : Sí, después de todo, ya te tengo a ti en la habitación.
La rubia volteó a ver a Mario de manera seductora, causando que se le calentara un poco el rostro, por lo que volteó a ver hacia la vitrina nuevamente.
Destello azul : Mamá, he estado pensando en esta pregunta toda la tarde, y no quiero irme a dormir con la duda, así que ¿Por qué tienes tan tapado el cuello?
Rosalina (algo nerviosa) : Em ... es que me ... me dio frío.
Destello verde : ¿Entonces por qué tienes los brazos destapados?
Mario (también algo nervioso) : Porque es de cuello sensible.
Rosalina : ¡Exacto! En los brazos no tengo frío.
Destello azul : Hum ... curioso.
Mario : Ustedes no podrían entenderlo, porque todo su cuerpo está bien juntito.
Destello verde : Tiene sentido.
Los dos destellos curiosos quedaron satisfechos con la respuesta que recibieron, por lo que Mario y Rosalina pudieron suspiraron tranquilos.
Una vez que terminaron de trabajar en la sala por el día, Rosalina reunió a todos los destellos en la biblioteca y les contó una historia antes de dormir, tras lo que junto a Mario se encargaron de acostarlos a todos y de darles las buenas noches. El último en irse a acostar fue Polari, quien se despidió de ambos frente a la entrada de su habitación.
Mario (entra a la habitación) : ¡Fuuu! ... vaya día.
Rosalina (se sienta en la orilla de la cama) : Y ¿Qué tal tu primer día aquí?
Mario : Pues, bastante bien. Me gustó mucho la bañera, la sala va progresando, y me divertí mucho con los destellos. Considero que fue un excelente primer paso en mi nueva vida ... aunque aún falta la mejor parte.
Rosalina (con curiosidad) : ¿Y cuál es la mejor parte? ¿Dormir?
Mario (ríe) : No, aunque es un fuerte candidato. (se quita los zapatos y se sube a la cama) La mejor parte es cuando puedo llenarte de besos y caricias, y tengo toda tu atención solo para mí.
Rosalina se sonrojó de inmediato, tras lo que Mario la empujó ligeramente hacia la cama, colocándola de espaldas sobre el colchón, y él se colocó sobre ella, dejando sus manos a los lados de su cabeza y sus piernas a los lados de su cintura. Acto seguido se acercó a ella y la besó en los labios, tras lo que la rubia cerró sus ojos y regresó su vestido a la normalidad, dejando su cuello al descubierto y tapando sus brazos por completo. Entonces ella tomó la gorra de Mario y se la quitó, dejándola caer sobre el colchón, tras lo que colocó su mano derecha detrás de la cabeza de su esposo y comenzó a jugar con su pelo mientras lo mantenía pegado a ella. Y él no tardó mucho tiempo en moverse a su cuello y darle un chupón de nuevo, por lo que ella empezó a jadear.
Rosalina : Siii ... mmmmnngghhh (suelta una risilla) márcame amor ...
Mario siguió las indicaciones de Rosalina, quien cerró los ojos y movió su cabeza hacia el costado, dándole más espacio a Mario para besar y marcar mientras ella continuaba acariciando su cabeza y jadeando suavemente. Pronto comenzó a moverse un poco sobre las sábanas, y el aire que exhalaba se calentó un poco mientras su voz se hacía un poco más aguda. Ambos continuaron en esa posición hasta que les entró el cansancio luego de todo lo que habían movido y acomodado en el día, por lo que se separaron y decidieron cambiarse para poder dormir. Mario se quedó en la habitación mientras Rosalina se metía al baño; y una vez allí dentro, lo primero que hizo fue verse al espejo, notando las múltiples marcas rojas que su esposo había dejado en su cuello. Sus mejillas se pusieron del mismo color que aquellas marcas, pero a pesar de ello sonrió de oreja a oreja, sintiendo nuevamente un cosquilleo en su estómago. Mientras tanto, Mario terminó de colocarse su pijama y dejó la ropa que había usado durante el día sobre un canasto vacío que se encontraba cerca de la entrada. Acto seguido se acercó a la mesa de noche para dejar su anillo de casado, pero este se le cayó al suelo y rodó debajo de la cama. Entonces se agachó para recogerlo, y fue entonces que vio una caja que Rosalina guardaba bajo su cama.
Mario (intrigado) : ¿Qué es eso?
Él iba a tomarla cuando escuchó que Rosalina iba a salir del baño, por lo que salió rápidamente de debajo de la cama y colocó su anillo sobre la mesa de noche. Terminando de colocarlo, la rubia salió del baño y dejó su vestido colgado en su tocador.
Mario (pensando) : 'Ahora estamos demasiado cansados ... le preguntaré sobre la caja mañana.'
Rosalina bostezó, y acto seguido se acercó a la cama. Ambos levantaron las sábanas y se acurrucaron juntos en la cama. Luego de apagar la luz y de darse las buenas noches, ambos cerraron los ojos y se quedaron dormidos, terminando el primer día de su vida de casados.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro