El gran día finalmente llegó
Un nuevo día da comienzo en el reino Champiñón, donde da la impresión de que todos parecen estar expectantes. Y el protagonista de esta historia no es la excepción, pues incluso antes de que su despertador pudiera sonar, él se levantó y lo apagó de antemano. Rápidamente se estiró mientras soltaba un profundo bostezo, tras lo que se dio un par de palmaditas en las mejillas para terminar de despertarse. Su mirada de inmediato se desvió hacia una maleta roja que estaba abierta frente a su ropero, y de la cual salía ropa a medio acomodar. Mario soltó un suspiro al recordar que aún debía terminar de empacar sus cosas, tras lo que se levantó de su cama, se puso sus pantuflas rojas, y salió de su habitación rumbo a la cocina. Los pasillos de su casa se encontraban inusualmente vacíos, y se podían ver los agujeros de los clavos que se habían usado para colgar varios cuadros. Incluso la sala, en donde antes se encontraba una vitrina exponiendo los diversos trofeos que él y su hermano habían conseguido, estaba casi vacía, contando con un único sofá con un rollo de plástico para envolver sobre el mismo; el resto de la sala estaba ocupado por cajas, algunas selladas y otras aún abiertas. Ya en la cocina, Mario conectó la cafetera y procedió a hacerse un café mientras preparaba el desayuno. Al acercarse a la refrigeradora se topó con una nota que él mismo había escrito:
Hola yo del futuro. Sé lo olvidadizos que somos, así que estoy aquí para recordarte que la refrigeradora está casi vacía; solo quedó lo necesario para el desayuno. Luigi traerá el almuerzo.
Mario no pudo evitar reírse de su propia ocurrencia, tras lo que abrió la refrigeradora y sacó un el único traste plástico de su interior, el cual tenía una tapadera celeste con un estampado de destellos de varios colores. Él se quedó viendo a la tapadera mientras la puerta de la refrigeradora se iba cerrando poco a poco tras el empujón que le dio. Su mente inmediatamente se fijó en una persona en específico ...
Mientras tanto, Rosalina comenzó a despertar en el observatorio, y no llevaba ni dos segundos de haber intentado abrir los ojos cuando un grupo de destellos entró a su habitación llevando una bandeja con su desayuno, la cual dejaron sobre la mesa de noche. Ellos venían entusiasmados, y luego de dejar la bandeja sobre la mesita se acercaron a Rosalina y la abrazaron, quien una vez que terminó de despertarse sacó sus brazos de debajo de las sábanas y les devolvió el abrazo.
Destellos : ¡¡Buen día, y felicidades mamá!!
Rosalina : Buen día, pequeños.
La madre de los destellos se sentó en su cama, recostando su espalda en la cabecera. Luego de restregarse los ojos volteó a ver a su mesa de noche, notando que los destellos le habían hecho el desayuno. Acto seguido los volteó a ver, notando que era un grupo bastante numeroso, y finalmente, su mente registró el echo de que la habían felicitado por algo.
Rosalina (confundida) : Em, pequeños ... ¿A qué se debe todo esto?
Destello rojo : ¡Pues a tu boda, mamá!
Destello azul : Sí es hoy ... ¿verdad?
Destello amarillo : Tal vez nos confundimos de fecha.
Rosalina (aún sin darse cuenta del todo) : Oh, no, no, no se confundieron de fecha, es solo que me tomaron por sorpresa. Verán, las felicitaciones no se dan sino hasta después de la boda. Esto no es un cumpleaños, después de todo.
Destellos : ¡Ohhhhhh!
Destello rojo : Bueno, como sea, te hicimos el desayuno de todos modos.
Destello verde : ¡Esperamos que te guste mucho!
Rosalina acarició a todos los destellos mientras les sonreía y les daba las gracias, tras lo que estos salieron volando de su habitación. Ella tomó su celular de la mesa de noche, junto a la bandeja con su desayuno, y colocó esta última sobre sus piernas. Ya con su celular en mano, se dio cuenta de que tenía mensajes de varias personas. Al ponerse a revisar, se dio cuenta de que tenía mensajes de cada una de sus amigas, los cuales eran de hace un par de segundos. Además del correspondiente saludo, cada una de ellas le recordaba que había acordado juntarse con ellas antes de su boda, y Daisy aprovechó para recordarle que no tenía permitido hacerse para atrás. Fue entonces que la realidad la golpeó como si fuera un martillo: era el día de su boda, con todo lo que ello implicaba. Había hecho todo lo necesario para reacomodar el planetario para Mario con tanta antelación que había perdido la noción del tiempo, y que repentinamente ya sea el día de su boda no le sentó para nada bien.
Rosalina (poniéndose nerviosa) : Es hoy ... realmente es hoy, el día de ... de mi boda.
Sin darse cuenta, su respiración se hizo agitada, y toda la emoción que sentía por aquel momento tan importante de su vida se juntó tan de golpe que le causó ansiedad. El temor de que algo fuera a salir mal se apoderó de ella, y habría entrado en pánico de no ser por un mensaje que recibió en su teléfono, el cual la sacó de sus pensamientos de golpe. Al revisar su teléfono se dio cuenta de que era un mensaje de Mario, y al abrir el chat que tenía con él se topó con una imagen del traste de plástico que le había regalado junto a un enorme corazón, y una simple frase:
Desde temprano pensando en ti.
De repente, todo ese nerviosismo, miedo y ansiedad comenzaron a dispersarse lentamente mientras ella comenzaba a sonreír y un sentimiento de calidez se apoderaba de su cuerpo, comenzando en su pecho y expandiéndose poco a poco. Ya más calmada, le respondió a Mario:
Pronto ya no tendrás que solo pensar en mí, porque desde temprano podrás estar conmigo ... y yo contigo.
Rosalina envió el mensaje sin pensar mucho en que lo último que había escrito era algo redundante, y dejó su celular sobre su cama, para comenzar a desayunar. A medio desayuno escuchó que su teléfono vibró sobre sus sábanas, tras lo que lo recogió para continuar su conversación con Mario.
Lo sé, y no puedo esperar para verte esta noche caminando hacia el altar. Supongo que esta noche descubriré qué tan suave es tu cama para dormir ... aunque me emociona más saber que tan suave eres tú para dormir.
Rosalina soltó una leve risilla mientras se sonrojaba y sentía cosquillas en el estómago. Mario siempre conseguía hacerla sentir de esa forma difícil de describir, pero que tanto le gustaba. Era diferente a lo que cualquier otra persona le hacía sentir, incluso los destellos, pero se sentía bien.
No sigas escribiéndome cosas así que vas a conseguir que vaya a tu casa a llenarte de besos.
¿Lo dices en serio? Porqué si es así me interesa.
Rosalina volvió a soltar una risilla, tras lo que escribió una última respuesta antes de dejar su teléfono a un lado.
Tú y tus ocurrencias ... te amo ❤️. Recuerda no alocarte mucho con Luigi y los demás ¿de acuerdo? Debes llegar a la boda en una pieza.
Yo también te amo, y recuerda no pelearte mucho con Peach y las demás ¿de acuerdo? Ellas solo quieren lo mejor para ti, aunque a veces parezca que no te entienden.
Rosalina simplemente sonrió, tras lo que se terminó su desayuno y dejó la bandeja con los platos vacíos sobre la mesa de noche.
Rosalina (pensando) : 'A veces me pregunto cómo hace Mario para estar siempre tan calmado.'
Rosalina se levantó de su cama, tomó su bata celeste de su armario y se dirigió al baño para darse una ducha.
Mientras tanto, con Mario:
La conversación que había tenido con Rosalina fue como un golpe de realidad que lo hizo terminar de caer en la cuenta de que el día de su boda había llegado. Y una vez que terminó de desayunar lavó los platos tan rápido que casi se le cae uno al suelo, tras lo que subió las escaleras a toda velocidad y entró a su habitación casi arrojándose contra el suelo. Una vez que llegó a su maleta casi enterrando la cara en el suelo cada tres pasos abrió de par en par su armario y empezó a lanzar ropa a lo loco hacia esta, sin si quiera preocuparse de ver cómo estaba aterrizando en su interior.
Mario (en pánico) : ¡Voy a casarme esta noche, debo apresurarme! ¿¡Por qué no terminé con mi maleta anoche!? ¿¡Por qué lo dejo todo a última hora!? ¡Ni si quiera se que ponerme!
Y el pequeño héroe habría seguido con su colapso nervioso de no ser por el sonido de la puerta de la casa abriéndose. Esto causó que se detuviera en seco y prestara atención a lo que estaba sucediendo en el piso de abajo, y pronto fue capaz de distinguir la voz de Toad. Sin embargo, fue su hermano quien lo llamó.
Luigi (desde el primer piso) : ¡Hermano, ya vinimos! ¿¡Aún estás en casa!?
Mario : ¡Sí, estoy en la habitación!
Escuchar la voz de su hermano lo tranquilizó un poco, y se volteó para ver de frente a la entrada de su habitación; y respecto al desastre en que había convertido su maleta, simplemente la pateó hacia un lado luego de ponerle la parte de arriba encima. Parecía que su maleta estaba vomitando toda su ropa, pero eso era lo de menos en esos momentos. Poco a poco comenzó a escuchar los pasos de los demás subiendo las escaleras y caminando hacia su habitación mientras hablaban entre ellos. El primero en entrar fue Toad, quien venía usando su traje de explorador pero sin su mochila, y lo hizo tarareando la marcha nupcial con una pícara sonrisa. Sin embargo, paró en seco una vez que vio a Mario.
Toad (confundido) : Em ... ¿Por qué ... sigues en ... pijama?
En ese momento Mario cayó en la cuenta de que no se había cambiado todavía. Mientras, Luigi entró a la habitación el segundo, y venía vestido con su clásico conjunto de overoles azules, camisa verde, guantes blancos (sobre el que llevaba su anillo de casado) y su icónica gorra. Al ver a Mario en pijama no pudo evitar reír un poco, por lo que ocultó su sonrisa con sus dos manos.
Luigi (mientras ríe) : Nervioso ¿eh?
Mario (algo avergonzado) : Un poco ... (sonríe y se rasca la nuca) aunque es un alivio para mí verlos aquí, estaba volviéndome loco.
Yoshi (entra a la habitación) : Por lo menos no fuiste a recibirnos a la entrada en ropa interior.
El glotón dinosaurio verde llevaba puesto un corbatín negro bajo su cuello, y sus zapatos eran negros en vez de anaranjados; y su comentario causó que Mario y Toad comenzaran a reír mientras Luigi intentaba ocultar su sonrojado rostro con sus manos, muriendo de vergüenza.
Luigi (muerto de vergüenza) : ¡Yoshi!
Yoshi : ¿Y ahora qué hice? Ustedes gritan ¡Yoshi! Muy seguido, no me entero de nada.
Mario (secándose las lágrimas de la risa) : Gracias por traerme ese recuerdo de nuevo, Yosh ... era justo lo que necesitaba; recordar que no soy el único desastre de novio.
Al ver que su hermano estaba más tranquilo, Luigi comenzó a regresar a la normalidad y destapó su rostro, sonriendo ligeramente.
Luigi : Pues que suerte que no estamos solos ¿eh?
Toad : Claro, si por ustedes fuera irían a su boda como Yoshi.
Yoshi : ¿Qué tiene de malo mi traje? Es el mismo que usé para la boda de Luigi y nadie dijo nada entonces.
Mario : No puedo ir solo usando corbatín a mi boda Yoshi, iría enseñando todo.
Yoshi : Oooohhhhh ... ... es una pena, la verdad. Ir solo así se siente muy cómodo.
Mario : Lo que digas ... ... y, por cierto ¿por qué solo tú vienes ya listo?
Toad : Vamos Mario, la boda es hasta las 5 de la tarde, y además aún tenemos que almorzar. Vamos a pedir pizza ¿recuerdas?
Luigi : Y no queremos manchas nuestros atuendos con grasa ... (voltea a ver a Yoshi) ahora, Yoshi por otro lado ...
Yoshi : Sólo lámanse los dedos antes de tocar cualquier otra cosa. A mí me funciona.
Toad (se cruza de brazos) : ¿Para manchar el traje de baba? Creo que paso.
Mario : Bueno, eso da igual, lo que importa es que estén allí ... y que no estén desnudos (voltea a ver a Yoshi) a excepción de ti Yosh, tu estado natural es desnudo así que no hay problema.
Luigi : Bien, dejaremos que te des una ducha entonces. Estaremos abajo mientras.
Mario : De acuerdo.
Los tres visitantes dieron media vuelta y comenzaron a caminar hacia la salida, pero se detuvieron repentinamente cuando Mario les habló.
Mario : Lu, Yosh, Cap ... gracias por estar aquí. No sé que haría sin ustedes.
Toad : Probablemente seguirías soltero.
Mario : Eh, creo que en ese aspecto le debo más a Pauli que a ustedes.
Yoshi : No hay de que, Mario. Yo tampoco sé que haría sin ti.
Toad : Probablemente buscar tu comida tu solo.
Todos excepto Yoshi comenzaron a reír, y el dinosaurio glotón simplemente se unió a su risa por lo contagiosa que era. Y Mario no pudo evitar quedar con una sonrisa al final, consciente de que las amistades que había echo lo iban a acompañar por siempre, sin importar que tantas cosas cambiaran con los años.
Luigi : Bueno, bueno, vámonos antes de que alguien más diga algo y nos quedemos aquí riéndonos toda la tarde. Te vemos abajo, hermano.
Luigi, Toad y Yoshi volvieron a dar media vuelta y continuaron su camino, dejando a un relajado Mario en su habitación.
De vuelta con Rosalina:
Ya duchada, la madre de los destellos estaba sentada frente a un espejo arreglándose el pelo mientras tarareaba una suave melodía con una sonrisa plasmada en su rostro. Ya llevaba puesto su vestido celeste y peinarse era lo único que le faltaba para estar lista. Entonces, Polari entró a su habitación.
Polari : Buenos días, Rosalina.
Rosalina (con un tono animado) : Buenos días, Polari.
Polari : Vaya, vaya, está realmente de buen humor.
Rosalina : ¿Cómo no estarlo, Polari? Mario va a venir a la casa y va a estar aquí conmigo todos los días. Ya no nos tendremos que separar al terminar el día, y ya no tendré que esperar en las mañanas para verlo.
Polari : Lo sé, es solo que pensé que estaría algo nerviosa.
Rosalina (con un tono serio) : Antes lo estaba, pero entonces hablé con Mario y (se vuelve a emocionar) me hizo sentir calmada de nuevo. Recordé que ambos queríamos algo sencillo con nuestros amigos, y que fueron ellos los que sugirieron la fiesta y se están encargando de organizarlo todo. Nosotros solo tenemos que estar allí y dar el sí ... (sonríe) no necesitamos nada más.
Polari (feliz) : Ay, Rosalina ... ya me contagiaste el entusiasmo. Creo que me pondré sentimental si sigues hablando así.
Rosalina (deja de peinarse) : ¿En serio?
Polari : Claro; eres familia después de todo. Verte feliz lo es todo para mí, y para los demás destellos, porque te amamos. Y por eso es que ya todos desayunaron y se están encargando de limpiar el lugar.
Rosalina (confundida) : ¿Qué?
Polari : Así como lo oyes. Ya dentro de un par de minutos iré por las cosas de Mario y al regresar me encargaré de que todos los destellos estén presentables para la boda. Tu solo ve a la Tierra en cuanto termines de arreglarte y olvídate de todo.
Rosalina : Polari, yo ... yo no quiero cargarte con tanto, ni a ti ni a los pequeños. Yo planeaba hacerles el desayuno, y tal vez pueda ayudar con las cosas de Mario y ...
Polari se acercó a Rosalina y colocó uno de sus bracitos sobre su hombro derecho.
Polari (serio) : Rosalina, tienes un compromiso con tus amigas. (en un tono más despreocupado) Además, no puedo dejar que la novia trabaje el día de su boda, eso me haría ver mal. Así que vas a ir a la Tierra y te vas a relajar el resto del día; no me obligues a traer a todos los destellos para que te lo digamos todos juntos. (suspira) Has hecho mucho por todos nosotros, hacer algo por ti de vez en cuando no te hace mala persona.
Rosalina (sonríe) : ¿En serio vas a usar mis palabras contra mí?
Polari : Los consejos no solo se dan, Rosalina; se ponen en práctica.
Rosalina : Bien, bien, iré al castillo de Peach y dejaré todo en tus manos.
Polari : Perfecto. (comienza a flotar hacia la entrada de la habitación, y antes de salir la voltea a ver) Y si te veo por aquí te voy a regañar.
Rosalina (ríe suavemente) : Entendido, papá.
Polari simplemente dio media vuelta y se fue, y aunque físicamente no podía sonreír, Rosalina pudo ver la felicidad en sus ojos. Y una vez que se quedó sola en su habitación, colocó el campo de fuerza que la sellaba en el marco de la entrada y se dirigió a su cama, sentándose en la orilla de espaldas a la entrada. Allí observó la foto de los amores de su vida, la cuál estaba sobre su mesa de noche, siempre cerca de ella cuando se iba a dormir: se trataba de una especie de selfie que Mario se había tomado junto a los destellos la primera vez que ella le pidió que los cuidara mientras ella salía con Peach y Daisy. Mario estaba de lado y sonriendo mientras señalaba a los destellos, los cuales se estaban apilando detrás de él para salir en el marco de la foto, y algunos incluso estaban prensados de su brazo, y el destello maestro se encontraba sobre su cabeza, con su gorra sobre él. El pequeño héroe estaba sonriendo, y se notaba que todos los destellos se lo estaban pasando igual de bien. La rubia de ojos celestes sonrió al ver la foto, tras lo que abrió una de las gavetas y de su interior sacó su anillo de compromiso, el cual era plateado y tenía un pedazo de un trozo de estrella incrustado en una pequeña cápsula de cristal en forma de estrella. Luego de ponérselo cerró su gaveta y se agachó para sacar una caja celeste de debajo de su cama: era su "caja de secretos", la cual tenía una maxiestrella estampada en la tapadera.
Rosalina (sintiendo algo de vergüenza) : No puedo creer que aún guarde esta cosa.
Ella abrió la pequeña caja, la cual podía apoyar por completo sobre su regazo sin problemas, y lo primero que saltó a la vista fue una foto de Mario recortada de un periódico, la cual ya estaba algo desteñida y tenía marcas de besos sobre el rostro. Debajo se encontraban pequeños detalles que le recordaban a él, incluso de antes que se enamorara de él, y que ella solía ver de vez en cuando. Tenía el boleto de cine de cuando la invitó a ver su primera película, una foto en la que salía desprevenida y que Mario había tomado cuando llegó a su primer torneo de karts casi al final del mismo, una moneda que Mario había usado cuando le enseñó trucos de 'magia' sin magia, un boleto de la primera feria a la que asistió (obviamente junto a él), unas cartas que él le escribió cuando ya eran novios; entre otras cosas.
La madre de los destellos tomó la foto de hasta arriba y la sostuvo con sus dos manos, sonriendo al verla. Acto seguido la acercó a sus labios y le dio un beso, tras lo que la pegó a su pecho, cerrando los ojos mientras la "abrazaba", tal y como hacía cuando soñaba con ser su pareja una vez que se enamoró de él. Sin embargo, esta vez no sentía melancolía ni tristeza por un sentimiento no correspondido; sino que al contrario, sentía felicidad y nuevamente tenía esa sensación de cosquillas en el estómago. Ya al cabo de unos segundos volvió a abrir los ojos y se separó de la foto, la cual guardó dentro de la caja nuevamente y la colocó debajo de su cama. Acto seguido soltó un corto suspiro y se levantó de su cama para salir de su habitación, con rumbo al planeta Tierra, más específicamente al castillo de Peach.
Al llegar se topó con un área verde fuera del castillo más despejada de lo usual, así como algunas cajas con adornos blancos esparcidas por el lugar. Supuso que serían para decorar el lugar de la boda, por lo que simplemente siguió de largo hasta estar frente a las puertas del castillo. Una vez allí no vio a nadie más, lo que le pareció algo extraño, pero aún así se decidió a tocar la puerta. Mientras esperaba a que alguien bajara a abrirle colocó sus manos frente a su regazo y se quedó viendo hacia los lados mientras movía ligeramente los talones de arriba a abajo, poniéndose de puntillas de vez en cuando. Al cabo de unos segundos escuchó pasos acercándose hacia la entrada, por lo que se quedó completamente quieta y con un semblante serio hasta que la puerta se abrió, dejando ver a Pauline del otro lado. Ella estaba usando una camisa de botones roja abierta sobre una blusa corinto, junto a un pantalón azul oscuro y zapatos de tacón rojo. Estaba sin maquillaje, e incluso no llevaba puestos sus aretes dorados en forma de gota.
Al ver a su amiga del otro lado, Pauline simplemente sonrió y se hizo a un lado, indicándole a Rosalina con su brazo que pasara adelante.
Pauline : Hola Rosa. Estamos en el cuarto de Peach.
Rosalina respondió al saludo de la alcaldesa justo antes de entrar, tras lo que Pauline cerró las puertas del castillo. La rubia observó sus alrededores, notando que todo parecía vacío y en un absoluto silencio.
Rosalina : Um, Pauline ... ¿Dónde están todos?
Pauline : Peach los mandó a ayudar a Toadette a organizar todo. Deben estar consiguiendo cosas que faltan en la ciudad.
Rosalina (voltea a ver) : Pensé que ustedes se iban a encargar de todo.
Pauline : Esa era la idea original, pero ya sabes que Peach es mala guardando secretos y más temprano que tarde la noticia se esparció por todo el reino. Y antes de que digas algo, todo esto no fue orden nuestra, esto salió de los mismos toads. Cada negocio de la ciudad quiso aportar algo, y cada reino que Mario ha salvado también se unió, incluida mi ciudad. Cuando sentimos, casi todo el mundo quería ayudar a organizar la boda, de una forma u otra. Lo consideran una forma de expresar su gratitud.
Rosalina (sonríe ligeramente) : Cosechas lo que siembras ¿eh?
Pauline (sonríe) : Así parece. Y aprovechando que ya casi no quedaba mucho por hacer, entre todas decidimos pasar este día contigo. Así que (pone su mano en el hombro de Rosalina) gracias por venir.
Rosalina : Bueno, esto no habría sido posible desde un inicio de no ser por ustedes. Además, somos amigas ... y me gusta pasar tiempo con ustedes, aunque no comparta algunas de sus ideas sobre cómo pasar el tiempo. Más que nada de Peach y Daisy ... bueno, más Daisy.
Pauline no pudo evitar soltar una corta carcajada, tras lo que soltó a Rosalina y comenzó a caminar hacia el interior del castillo.
Pauline (de espaldas a Rosalina) : Terminas agarrándole cariño.
Rosalina (empieza a flotar detrás de Pauline) : Supongo ...
De vuelta con Mario:
Luego de haberse dado una ducha, el pequeño héroe se colocó su traje de siempre y bajó rápidamente las gradas y continuó hasta llegar a la sala, en donde se topó con todos los demás sentados en el sillón. Luigi estaba sentado en el centro, con Yoshi a su izquierda y Luigi a su derecha, y el rollo de plástico que antes estaba sobre el sillón ahora estaba cerca de las cajas que contenían algunos cuadros y trofeos. Mario se fue a la cocina y tomó la silla de la misma, la cual llevó a la sala para sentarse cerca del sillón. Aún faltaba tiempo para la ceremonia, después de todo.
Y así da comienzo esta segunda versión de "Sí, acepto". Espero que los entretenga tanto o más que la primera, y que sigan disfrutando de esta tanto como yo disfrutaré escribirla. Aún es temprano para hacer promesas, pero me siento mucho más cómodo ahora, y estoy seguro de que disfrutaré escribir esta historia más que la anterior versión.
De antemano, gracias a todos los que estuvieron presentes hasta el final de la primera versión, especialmente si vivieron el parón de casi un año de la historia. Especialmente, gracias a
Por haberme tenido paciencia con el reinicio, y por el apoyo que mostraron cuando lo anuncié.
Los veré en el próximo capítulo ... que espero no me tome más de un mes jajajaja ... pinche universidad XD
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