De regreso a 'casa'
Los días continuaron pasando a bordo del planetario a medida que este emprendía el viaje de regreso a la Tierra, una vez que el último de los destellos listos para transformarse partió. Durante el viaje de regreso Rosalina continuó usando sus tiempos libres para buscar una forma de poner su ritmo de envejecimiento al mismo nivel que el de su pareja, mientras que él simplemente se desentendió del tema y lo dejó todo en sus manos. En una de esas ocasiones, Polari decidió entrar a la biblioteca para ver en qué estaba ocupando su tiempo la madre de los destellos, deteniéndose a pocos centímetros de ella, quien estaba tan absorta en su lectura que no notó la presencia del destello más viejo de todos.
Polari : Supongo que estas leyendo algo realmente interesante.
Rosalina simplemente despegó la vista del libro por un par de segundos para ver a quien la había interrumpido, y acto seguido regresó a su lectura.
Polari (preocupado) : ¿Está todo bien?
Rosalina (suspira) : No ... no realmente.
La madre de los destellos, quien nuevamente llevaba puesto su vestido celeste marcando su cintura, se recostó en el respaldo de su silla mientras dejaba su libro sobre su regazo.
Rosalina : He estado intentando hallar una forma de que Mario envejezca al mismo ritmo que yo, pero aún sigo sin encontrar nada.
Polari : Bueno, creo que ambos conocemos una muy buena solución para eso.
Rosalina (sonríe levemente) : Lo sé ... pero me gustaría evitar llegar a eso. Lo que me pasó a mí fue algo ... repentino.
Polari : Lo que te pasó a ti fue producto del deseo de los destellos por protegerte. Y estoy seguro de que tienen el mismo deseo sobre Mario. Además, ahora que ya tienes más experiencia controlando la energía estelar dentro de ti estoy seguro de que podrás moldear la energía que depositen en Mario tu misma.
Rosalina : ¿Tu crees?
Polari : Claro. He visto como has estado practicando desde que conociste a Mario hace poco más de cuatro años. Has cambiado mucho desde entonces; aunque todavía decides hacer ciertas cosas por tu cuenta sin comentárselo a nadie más.
Rosalina (apenada) : Yo ...
Polari (la interrumpe) : No querías preocupar a nadie ¿no? (Rosalina asiente) Sé que sientes que debes resolver esto por tu cuenta porque crees que todos estos cambios en la vida de Mario son culpa tuya, y por lo tanto es tu responsabilidad, y de nadie más, resolverlos. Pero estoy seguro de que él no lo ve así, y si no te ha insistido en ayudarte es porque ha aprendido que debes aprender esas cosas por tu cuenta. Así que solo ... piénsalo.
El destello de ojos azules dio media vuelta y se dirigió a la entrada de la biblioteca, deteniéndose bajo el marco de la puerta para decir unas últimas palabras antes de irse.
Polari (se voltea) : Y también sabes que yo estoy para ayudarte en lo que necesites. Que Mario viva aquí ahora no significa que voy a dejar que herede toda la ayuda que yo te brindaba. Sabes que mientras sea un destello estaré allí para ayudarte.
Tras su último mensaje, el destello más longevo salió de la biblioteca, dejando a una pensativa Rosalina meciéndose en su silla. Ella volteó a ver a la fogata, pensando en la manera en que obtuvo sus poderes, y en cómo había cambiado su vida luego de ello. Recordaba que la falta de comida y la radiación del núcleo del planetario la habían debilitado demasiado, dejándola gravemente enferma y al borde de la muerte. Y fue entonces que los destellos que acababa de conocer y los primeros que la aceptaron como su madre la rodearon en su cama y mágicamente lograron darle un poco de su energía estelar una vez que Polari se unió a ellos. Desde entonces se volvió inmune a la radiación del núcleo, la que incluso comenzó a darle energía tal y como a los destellos. Pero eso no fue todo lo que pasó, ya que también empezó a nutrirse solo con los trozos de estrella, y claro, empezó a envejecer más lento de lo usual. Y era esa parte la del mayor problema, pues tal y como Mario había comentado, estar tanto tiempo con el destello bajo su gorra y prestándole su poder le había dado una inmunidad mayor a la radiación del núcleo, y solo necesitaba que el destello maestro le prestara su poder de vez en cuando para no verse afectado. En cuanto a la comida, podían pasar por algunos planetas para recolectar frutas y vegetales, tal y como hicieron Mario y el escuadrón Toad cuando los conoció, y reabastecerse de los demás ingredientes que podrían necesitar una vez que pasaran por la Tierra. Ambas soluciones eran algo molestas, y es probable que Mario adelgace durante los viajes más largos lejos de la Tierra, pero son soluciones al menos. Pero el envejecimiento aún no tenía solución, ni quiera una "molesta", por decirlo de una manera. Cuatro años habían pasado desde que se conocieron, cuatro años en los que Mario había envejecido, pero ella no. De momento la diferencia de edades apenas se notaba, pero más adelante sería un problema, y ni hablar de la posibilidad de que Mario muera mucho antes que ella, un pensamiento que prefería ni siquiera considerar.
Al cabo de unos minutos la madre de los destellos decidió levantarse y se dirigió a la cúpula del jardín para poder despejar su mente. Mientras tanto, Mario estaba jugando a las escondidas con los destellos, utilizando únicamente el primer nivel del planetario sin contar la biblioteca, por lo que aún sin ser su intención, ningún destello iba a perturbar la paz y el silencio que Rosalina buscaba.
Mario (caminando por el pequeño jardín cerca del mirador) : ¡Muy bien, espero que estén listos porque aquí ... (algo le golpea la nuca) ... voAHHH!
El pequeño héroe llevó su mano derecha hacia su nuca para sobar la parte de su cuerpo donde recibió el impacto, tras lo que volteó de inmediato para ver que lo había golpeado. Aún confundido, empezó a ver hacia todos lados, hasta que bajó la vista y notó que a pocos centímetros de él se encontraba flotando ligeramente sobre la grama un trozo de estrella.
Mario (confundido) : ¿Pero qué ...?
En ese momento otro trozo de estrella pasó volando cerca de él y aterrizó en la grama, y poco a poco comenzaron a caer más y más de estos objetos en todo el planetario. Fue entonces que un destello de color amarillo salió del mirador al escuchar algo de ruido, y rápidamente salió volando para poder recoger algunos trozos de estrella. Fue entonces que Mario recordó lo que Rosalina le había comentado sobre la manera en que se abastecían de trozos de estrella, así que rápidamente se puso a recogerlos y guardarlos en sus profundos bolsillos antes de que los destellos, especialmente los glotones, se apoderaran de ellos. La lluvia de trozos de estrella continuó por un par de minutos, y con ayuda de una estrella roja y del destello maestro Mario pudo recolectar casi todos los que cayeron sobre el planetario o que pasaron cerca de este. Al terminar la recolección le dio unos cuantos a los destellos y repartió lo que estos habían recogido para asegurarse de que todos tuvieran la misma cantidad y el resto lo guardó en una bodega de la cocina bajo llave.
Y ya que los destellos se habían alborotado por la lluvia de trozos de estrella, Mario decidió dejar que jugaran por su cuenta bajo la supervisión de Polari mientras él iba a buscar a su esposa. Luego de buscarla por todo el lugar sin éxito terminó llegando al jardín, al cual entró silbando con sus manos en sus bolsillos. Iba a llamarla cuando se quedó repentinamente de pie un par de pasos luego de la entrada, quedando en silencio de golpe mientras un pequeño rubor iba apareciendo en sus mejillas y sus ojos empezaban a centrarse en un lugar en específico. Y es que Rosalina llevaba puesto un top negro algo apretado que solo cubría sus hombros y la parte superior de su torso, y unos pants negros ajustados que marcaban el contorno de sus piernas y su trasero. Además llevaba el pelo recogido en una cola de caballo mientras se encontraba tendida sobre una manta, sus piernas sobre la misma mientras que mantenía levantado su torso y su cabeza, apoyándose en sus manos únicamente, formando una especie de media luna con su cuerpo. Ella estaba de espaldas a él mientras se estiraba en esa posición, llamando la atención de su pareja, quien se quedó sorprendido de verla con esa ropa tan ajustada y consideraba que se miraba sensual en esa posición.
Mario (se aclara la garganta) : Hola ... amor.
Rosalina, quien ya se había percatado de la presencia de su pareja, volteó a verlo con una leve sonrisa en sus labios.
Rosalina (relajada) : Hola cariño ¿sucede algo?
Mario (entre confundido y sorprendido) : No, no, yo ... yo solo quería hablar contigo y ... bueno, no esperaba que tu ...
Rosalina (lo interrumpe) : ¿Hiciera yoga?
Mario : Básicamente.
La rubia movió su cuerpo hacia atrás hasta quedar sobre sus rodillas, tras lo que se puso de pie y ya vio de frente a su pareja.
Rosalina : Bueno, empecé hacer relativamente poco luego de que Pauline me comentó que hacía este tipo de estiramientos para despejar su mente y relajarse cuando sentía que estaba muy estresada o no hallaba la solución a un problema. Así que decidí ponerlo en práctica también, y escogí este lugar para ello ya que es muy tranquilo. Supongo que no había tenido necesidad de hacerlo desde que te mudaste aquí, así que por eso no te habías dado cuenta.
Mario : Uh, ya veo (mira hacia el suelo por un par de segundos y luego mira a Rosalina al rostro) ¿Qué es lo que te tiene preocupada?
Rosalina soltó una suave risilla debido a lo rápido que su pareja había atado cabos, seguido de una tierna mirada debido al tono de preocupación con que él le habló, preocupándose por ella como siempre.
Rosalina (en un tono suave) : Te lo cuento cuando termine ... a no ser de que quieras acompañarme.
Mario (sonriendo) : Claro, suena divertido. Aunque también quisiera ropa de ejercicio.
Rosalina (ríe) : De acuerdo.
La madre de los destellos hizo aparecer su varita en su mano derecha y la apuntó hacia su pareja, haciendo que su ropa brillara y se transformara. Cuando el brillo desapareció Mario llevaba puesto unos shorts azules y una camisa sin mangas y cuello holgado color rojo.
Mario (viendo su ropa) : Perfecto. (se quita la gorra y la extiende hacia ella) ¿Podrías convertir esto en una de esas bandas para el sudor que se ponen sobre la frente?
Rosalina (confundida) : ¿Por qué?
Mario : Porque es esencial para el atuendo.
La rubia simplemente sonrió ante la petición del pequeño héroe, tocando su gorra con su varita para que esta se convirtiera en una banda afelpada color rojo con dos aros blancos y uno azul. Mario la puso sobre su cabeza mientras sonreía, tras lo que se paró al lado de su pareja.
Mario : Bien, yo te sigo.
Rosalina asintió al comentario de su pareja, tras lo que juntó sus piernas y levantó sus brazos, juntando sus manos sobre su cabeza a manera de formar una especie de flecha con sus brazos, y luego flexionó su rodilla derecha para levantar su pierna, posando su pie sobre la rodilla de su otra pierna, formando un triángulo entre su pierna flexionada y la que mantenía erguida. Mario intentó seguir su ejemplo lo mejor que pudo, pero a diferencia de ella él comenzó a tambalearse rápidamente, esforzándose más de la cuenta por mantener el equilibrio.
Rosalina (calmada) : Puedes intentar otra posición si no consigues mantener el equilibrio.
Mario (balanceándose sobre su pie derecho) : No, no, tranquila, solo ... no tengo tanta práctica como tú, obviamente.
Rosalina sonrió levemente mientras cerraba los ojos, y acto seguido comenzó a respirar lentamente, siguiendo un ritmo constante de inhalar, mantener el aire por unos momentos, y luego exhalar lentamente. Y mientras ella parecía estar sumamente relajada, Mario seguía intentando encontrar su punto de equilibrio.
Mario (pensando) : 'Esto es más difícil de lo que parece.' (voltea a ver a Rosalina) 'Ella lo hace de forma tan natural ... y se ve tan ... elegante y hermosa. Podría verla haciendo esto por horas.'
Y así, en vez de cerrar los ojos e intentar relajarse con respiraciones lentas, Mario se quedó viendo a Rosalina fijamente, lo que de cierta forma lo ayudó a relajarse y equilibrarse también, aunque de vez en cuando se tambaleaba un poco.
Rosalina (sin abrir los ojos) : Yo ... estaba pensando en lo que hablamos el día que los destellos se transformaron.
Mario (aún viéndola) : Esa era una de mis opciones. Sigues buscando la conversión perfecta ¿no?
Rosalina (suspira) : Sí.
La madre de los destellos puso su otro pie sobre la manta finalmente, bajando sus brazos también, y acto seguido Mario siguió su ejemplo bastante aliviado, exhalando bruscamente.
Mario (suspira) : Debo trabajar más en mi equilibrio.
Rosalina (suelta una risilla) : Sí, toma tiempo. Aunque yo esperaba que fueras bueno en ello, ya sabes, luego de todas tus aventuras.
Mario : Bueno, realmente nunca he tenido necesidad de equilibrarme de esta forma. Ahora, es muy probable que Luigi, por otro lado, también sea un pro en esto.
Rosalina : Pues en ese caso probemos con algo más sencillo.
La rubia entonces plantó su pie derecho firmemente y estiró su pierna izquierda hacia atrás, flexionando su rodilla derecha hasta casi formar un ángulo de noventa grados, estirando su otra pierna hacia atrás todo lo que pudo. Entonces levantó sus brazos y extendió el derecho frente a ella y el izquierdo hacia su espalda, dejándolos lo más rectos que pudo. Mario nuevamente imitó su pose mientras ella cerraba los ojos.
Rosalina : Volviendo a lo que estábamos hablando, yo ... me puse a pensar que ... todo este tiempo he considerado que es mi deber resolver este dilema del ritmo de envejecimiento, porque es mi culpa que exista en primer lugar. (hace una pequeña pausa) Pero siento que a ti no te molestaría ayudarme a encontrar una solución ¿verdad?
Mario (ríe) : Claro que no, Rosy. Este son el tipo de cosas que debemos discutir juntos, como pareja. Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.
Rosalina : Sí, lo sé, es solo que ... supongo que aún me he es difícil aceptarlo. Es por eso que vine en primer lugar, necesitaba hacerme a la idea. Yo ... espero que no sientas que no te tengo confianza.
Mario : Para nada. Es solo que luego de tantos años juntos me he dado cuenta que debo dejarte aceptar los cambios a tu ritmo. Insistirte no acelera el proceso, y lo digo por experiencia.
Rosalina soltó una suave risilla ante el comentario de su pareja, sintiendo que le habían quitado un peso de encima.
Rosalina : Pues en ese caso ... Polari considera que repetir lo que pasó conmigo y los destellos es una buena opción. Él me comentó que incluso yo podría ayudar en el proceso, ya que tengo un mejor dominio del poder dentro de mí que hace cuatro años, cuando nos conocimos.
Mario : Yo creo que él tiene razón. He estado pensando en ese momento desde que hablamos del tema, y creo que envejecer más lento es un efecto secundario que siempre va a estar allí. Después de todo, un humano nunca deja de envejecer ¿sabes?
Rosalina (abre los ojos y junta sus piernas para pararse erguida) : Creo que tiene sentido. Además, si yo también te doy un poco de la energía estelar en mi interior, es probable que tu cuerpo adopte el mismo ritmo de envejecimiento.
Mario (abandona su postura) : ¿Ves? A veces te preocupas demasiado y te cierras opciones. (toma las manos de Rosalina) Sé que aún tienes ese miedo a perderme muy arraigado dentro de ti, y yo lo aprecio, pero a veces te limita.
En ese momento la rubia se inclinó sobre el pequeño héroe hasta que su frente tocó la de él, y lo vio fijamente a los ojos.
Rosalina (en voz baja) : Lo sé. Así como también sé que dejar pasar el tiempo buscando una solución alternativa que tal vez no exista solo conseguirá que te termine perdiendo de todos modos.
Mario (susurrando) : Además ¿Qué es la vida sin un poco de riesgo?
Rosalina (sonríe) : Por supuesto que dirías eso.
Ambos cerraron los ojos y se dieron un corto beso en los labios, tras lo que Rosalina se separó de Mario y soltó sus manos.
Rosalina : ¿Continuamos?
Mario : Claro. Hacer las cosas juntos siempre es mejor ... con la excepción de ir al baño.
Rosalina (ríe) : ¿Por qué tenías que aclarar eso?
Mario (comienza a reír) : Bueno, uno nunca sabe, las palabras se pueden malinterpretar.
Una vez que ambos dejaron de reír decidieron continuar con los estiramientos, con Mario observando a Rosalina en lugar de cerrar los ojos y respirar tranquilamente como ella, aunque en ciertas posiciones ni eso le ayudaba a mantener el equilibrio y quedarse quieto. Y para cuando terminaron, el pequeño héroe estaba algo adolorido luego de intentar hacer un split, el cual falló cerca del final, mientras que su pareja pudo hacerlo casi de inmediato. Y mientras Rosalina estaba doblando la manta que había usado, Mario estaba sentado en el suelo, estirando sus piernas.
Rosalina : Para ser tan ágil no me esperaba que fueras tan poco flexible.
Mario (suspira) : Como dije, nunca antes había dependido de mi flexibilidad. (la voltea a ver) Tú, por otro lado, parece que lo tienes bien trabajado.
Rosalina (en un tono juguetón) : Tal vez mi flexibilidad es un efecto secundario más.
Mario (ríe) : Pues en ese caso espero que me pase lo mismo.
La madre de los destellos se puso de pie, sosteniendo la manta entre su brazo derecho y su torso. El héroe de rojo se puso de pie también y juntos salieron del jardín.
Mario : ¡Oh! por cierto, y antes de que se me olvide: hubo una lluvia de trozos de estrella hace un poco. Guardé todo lo que pude en la bodega junto al resto, y los destellos se quedaron con unos cuantos.
Rosalina : Gracias. Y menos mal, porque ya nos estábamos quedando sin trozos de estrella.
La pareja se dirigió a su habitación, en donde la rubia guardó la manta mientras su esposo solo la observaba, su mirada desviándose cada tanto a sus piernas, especialmente sus muslos.
Rosalina (sin ver a Mario) : ¿Vas a querer que devuelva tu ropa a la normalidad?
Mario : No, creo que se puede lavar solo así, ya que sudé un poco.
La rubia volteó a ver al fontanero de rojo, con un pequeño sonrojo presente en sus mejillas.
Rosalina (con un tono suave) : ¿Te gusta este atuendo? (Mario abre los ojos de golpe y se pone un poco nervioso) He notado como ... no dejaste de mirarme en ningún momento ... he incluso te quedaste callado de golpe al verme.
Mario : Eh, bueno ... es que ... te ... te ves bellísima así. Esa ropa ... en especial el pantalón ... te ... te quedan tan ajustados que ... no puedo evitar verte.
Rosalina (suelta una risilla con su mano derecha sobre sus labios) : Llamo mucho tu atención ¿no? (Mario asiente) Pues ... eso me gusta. (hace una pausa) Me gusta que me mires.
Mario simplemente sonrió al escuchar a su pareja, sintiéndose menos nervioso ahora que sabía que ella se sentía cómoda con eso. Entonces ambos se cambiaron de ropa (sin verse haciéndolo) y se colocaron su ropa habitual, tras lo que Rosalina tomó la ropa de ambos y se la llevó a la lavandería, no sin antes recibir una suave palmada en la retaguardia de parte de Mario al pasar a su lado. Esto la hizo soltar un chillido mientras se ponía roja como la camisa de su esposo, ya que aunque la palmadita que recibió fue bastante suave (más parecida a una caricia que otra cosa) esta la tomó por sorpresa. Su leve chillido dejó a Mario preocupado de haberse excedido y que ella se molestara, pero acto seguido dejó escapar una risilla nerviosa y lo volteó a ver con los ojos entrecerrados y una juguetona sonrisa en sus labios, lo que causó que el pequeño héroe sintiera un cosquilleo en todo su cuerpo.
Rosalina (con la voz más aguda de lo usual) : Gracias.
La madre de los destellos se volteó de inmediato y se fue caminando, no estando muy segura de si su respuesta había sido apropiada o no, pues estaba bastante nerviosa y confundida de porqué esa palmada le había gustado. Mientras tanto, Mario se quedó de pie en la habitación, también incapaz de decidir cómo debía sentirse ante aquella respuesta.
Mario (pensando) : 'Bueno ... al menos no se molestó.'
Acto seguido se dirigió a su mesa de noche y tomó su teléfono, el cuál aún no tenía señal. No pudo evitar preguntarse cómo les estaría yendo a todos en la Tierra, y cuantos mensajes le llegarían una vez que estuvieran lo suficientemente cerca. Y nuevamente no pudo evitar tener el mal presentimiento de que Bowser había echo algo producto de malinterpretar lo que intentó enseñarle sobre dejar ir a Peach. Sin embargo, confiaba en sus amigos y en su hermano, por lo que al final no le ponía mucha atención a ese pensamiento, y simplemente dejó su teléfono en la mesa de noche nuevamente y continuó con su día.
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