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Boda bajo las estrellas

Uffff ... creo que sí me pasé de cursi con este capítulo ... bueno, allí ustedes juzgan jajaja.

De vuelta en la habitación de Peach, la princesa del reino sacó una silla reclinable de uno de sus dos armarios (lo que sorprendió a Rosalina, pero pareció no impresionar ni a Daisy ni a Pauline), y lo colocó frente a su tocador.

Peach : Muy bien Rosa, toma asiento.

Rosalina le hizo caso a su amiga y se acomodó en el sillón, el cual estaba bastante acolchado, y acto seguido Pauline tomó la cabecera de este y lo reclinó de inmediato. La madre de los destellos se aferró a los descansa brazos del mismo, y para cuando se dio cuenta estaba casi en posición horizontal, con su pelo cayendo a los lados de la cabecera y sus pies suspendidos en el aire.

Pauline : Oye Daisy ¿podrías recibir el vestido y el ramo de flores, por favor?

Daisy : Aww, y ¿por qué yo?

Peach : ¿A caso nos vas a ayudar a arreglar a Rosa?

Daisy : ... no.

Pauline : Además, lo único que tienes que hacer es abrir la puerta cuando vengan e indicarles que lo dejen todo en la habitación de visitas. No tienes que hacer nada más.

Daisy : Pero va a ser (arrastrando la palabra) aburriiiiiidoooooo.

Peach : Solo serán unos minutos. En cuanto eso este listo regresas a hablar con nosotros ¿de acuerdo?

Daisy (refunfuña de mala gana) : De acuerdo.

La castaña dio media vuelta y se dirigió a la salida de la habitación mientras Rosalina miraba a su alrededor con algo de confusión.

Rosalina : Entonces ... ¿Qué tienen en mente?

Pauline : Pues vamos a hacerte una manicura, pedicura, arreglarte el pelo y maquillarte.

Rosalina (preocupada) : ¿Estaba mal peinada?

Peach : Claro que no, querida, pero con nuestra ayuda te verás divina esta noche.

La princesa del reino Champiñón procedió a quitarle los zapatos a Rosalina, quien sintió algo de cosquillas en los pies y no pudo evitar moverlos ligeramente, sin lastimar a Peach. Mientras, Pauline se dirigió al baño y comenzó a llenar una cubeta con agua.

Rosalina : No lo sé Peach, yo ... no soy tan elegante o coqueta como ustedes, seguro me veré ridícula.

Peach (de manera amable) : ¡Tonterías! ¿Acaso Mario te dijo que te veías ridícula cuando tuvieron su primera cita?

Rosalina : N~no.

Peach (le sonríe) : ¿Ves? Tienes tu encanto natural, lo único que vamos a hacer con Pauline es darle una ayudita.

Pauline (llega con la cubeta y la deja en un banco alto) : Exacto. Piénsalo como pintar un dibujo. El dibujo solo así ya expresa muchas cosas, pero los colores adecuados lo pueden hacer destacar aún más.

Rosalina (se relaja un poco) : Claro, claro ... ustedes son las expertas, después de todo. Solo ... (se sonroja por la vergüenza, y habla en un tono bajo) asegúrense de que Mario no me quite los ojos de encima en toda la noche.

Peach (aplaude emocionada) : ¡Tú déjalo todo en nuestras manos!

Pauline (acerca el banco con el balde de agua a la cabeza de Rosalina) : Cuando terminemos te sentirás como nueva. Mario va a querer que te arregles así todos los días.

Rosalina (asustada) : P~pero tampoco vayan tan lejos, no ... no podría arreglarme así yo sola y ...

Pauline (la interrumpe, algo apenada) : No te preocupes, estaba exagerando un poco jejeje.

Peach : Lo que Pauline quiso decir es que vas a dejar a Mario muy impresionado.

Rosalina : Oh, claro, claro.

Pauline : Muy bien. Si ya estás lista, entonces cierra los ojos y relájate. Esto terminará más rápido de lo que crees.

La madre de los destellos suspiró, tras lo que cerró los ojos y se relajó. Pauline tomó el pelo de Rosalina y lo colocó dentro del balde con agua para comenzar a lavarlo mientras Peach sacaba todos los esmaltes que tenía en su tocador y los colocaba en fila sobre este.

Pauline : Y Rosa ¿has estado usando el acondicionador de pelo que te regalé?

Rosalina : No realmente ... se me olvida la mayor parte del tiempo. Como no estoy pendiente de ello ...

Pauline : Bien, entonces tendré que ir por el acondicionador también. 

Peach : Mmmmm ... ¿Qué color crees que se te vería bien, Rosa?

Rosalina : Em ... no sé, tal vez ... ¿blanco, como el vestido?

Peach : Sí, creo que mejor ... lo decidimos nosotras.

Rosalina (rendida) : Sí, creo que será lo mejor. Yo solo voy a ... dormirme un rato, si no les molesta.

Pauline : Claro que no.

Peach : Puedes dormirte si quieres, nosotras te despertamos.

Rosalina : Gracias. (pensando) 'Así no tengo que lidiar con todas estas preguntas sobre moda y maquillaje.'

La madre de los destellos utilizó un poco de su magia para inducir un estado de cansancio y sueño sobre su persona, consiguiendo quedarse profundamente dormida en cuestión de segundos. 

De vuelta con Mario:

Ya parado en la entrada, el pequeño héroe comenzó a recibir a los invitados uno por uno, quienes luego de saludarlo efusivamente le daban su regalo de bodas, el cual Toadette se encargaba de llevar hasta la mesa de regalos. Y si algo estaba sorprendiendo a Mario es que la mayoría de personas que llegaban no eran conocidos suyos, sino personas que había ayudado en el pasado y habían llegado a darle un regalo y a felicitarlo. Y cuando se daban media vuelta para irse, él los detenía y los invitaba a pasar y a disfrutar de la fiesta, lo que conllevaba aún más agradecimientos por parte de los invitados.

Mario (pensando) : 'Toda esta gente no tenía porque venir de tan lejos solo para darme un regalo y felicitarme ... ... solo espero que las chicas hallan contemplado un alto volumen de gente para la boda, o nos vamos a quedar sin comida muy rápido.'

Y mientras pensaba en comida, uno de los habitantes del reino de los fogones llegó caminando hasta la entrada, dándole la mano de forma efusiva. Y mientras se saludaban, varios habitantes más de dicho reino comenzaron a hacer fila detrás del que estaba saludando a Mario, y algunos se colocaron cerca de él, haciendo un círculo a su alrededor. Luego de felicitarlo por su compromiso, el tenedor gigante le comentó que desde su reino habían traído todo un banquete para la boda, tomando en cuenta una enorme afluencia de personas a la misma.

Mario (anonadado) : Vaya, yo ... em ... eso no es necesario, de verdad. Entiendo lo difícil que puede ser preparar toda esa comida y ...

El pequeño héroe se percató de que varios toads se encontraban descargando un camión, el cual venía acompañado por varios más, y de este bajaban cajas y bandejas selladas repletas de comida. Entonces, uno de los habitantes del reino de los fogones le comentó a manera de broma que para ellos era un honor ayudar a organizar una boda de tal magnitud ... de forma voluntaria, claro está. Ante esto Mario no pudo evitar reír, y terminó aceptando el regalo, el cual no sería sino el primero de varios. Desde el reino ribereño llevaron grandes cantidades de su bebida insignia; desde el reino arbolado llevaron cientos de flores del jardín secreto que mantenían con mucho mimo, colocándolas alrededor de las sillas y sobre la alfombra roja que llevaba al altar; y desde el reino del lago, por supuesto, llevaron el vestido de Rosalina. Sin embargo, las personas a quienes Mario conocía de forma personal aún estaban por llegar, y es que él pronto escuchó una voz familiar saludándolo por la espalda mientras terminaba de dejar entrar a unos invitados.

Mario (voltea) : ¡Cappy, Tiara!

Los dos habitantes del reino sombrero le dieron un abrazo a Mario, quien los rodeó a ambos con sus brazos.

Mario : Me alegra que pudieran venir (los suelta).

Tiara : Créeme, mi hermano no ha parado de recordarme que hoy estábamos comprometidos durante la última semana.

Cappy (ríe) : Admitiré que exageré un poco, pero no podía perderme tu boda por nada del mundo, no después de que mi única experiencia con bodas fuera tan desagradable.

Mario (suspira) : Y que lo digas.

En ese momento, Toadette se acercó a ellos para que le entregaran el regalo, tras lo que se alejó nuevamente para llevarlo a las mesas (sí, tuvieron que juntar varias mesas para poder acomodar todos los regalos ... y aún faltaban) donde los estaban acomodando.

Tiara (ve a su alrededor) : Vaya, sí que es una gran ceremonia.

Mario : Te prometo que ni Rosy ni yo teníamos ni idea sobre esto. Dejamos que Peach, Daisy y Pauline lo organizaran todo, y bueno ... este es el resultado.

Tiara (ríe) : Peachy siempre pensando en grande.

Cappy : Así parece. (mira a su alrededor también) Bebida del reino ribereño, comida del reino de los fogones, la alcaldesa Pauline presente, el vestido del reino del lago ... como que todo esto trae recuerdos ¿no, Mario?

Tiara (le da un golpecito a su hermano) : ¡Caps! No digas esas cosas.

Mientras Cappy se sobaba el ... ¿brazo? Mario simplemente soltó una corta risilla.

Mario : No tienes de que preocuparte Tiara. Lo que pasó ese día en la luna ya no me molesta, de echo, hasta lo recuerdo con algo de cariño. De no ser por ese rechazo, jamás me habría fijado en Rosy.

Cappy : ¡Ves! No le molesta.

Tiara : ¿Ya lo sabías?

Cappy : No ... ... pero si Mario sigue siendo amigo de la princesa es porque no le tomó mucha importancia ¿no crees?

Mario : Lo mismo digo.

Tiara : Bien, entonces lamento haberte dicho que te callaras.

Cappy : ¿Y?

Tiara (haciéndose la difícil) : Y haberte dado un toponcito de nada.

Cappy : Eso me basta.

Mario simplemente sonrió, recordando cuando él y Luigi eran más pequeños y solían comportarse así.

Cappy : Y regresando a lo de la boda, debo admitir que tengo curiosidad por conocer a esta tal Rosalina.

Tiara : ¡Yo también! Cuando le pregunte a Peach sobre ella no me dio muchos detalles ... solo dijo que era perfecta para ti.

Mario (se rasca la nuca, nervioso) : Bueno, al menos así lo siento yo, tal vez Peach solo estaba repitiendo mis palabras ... (recupera su semblante calmado y deja sus manos libres). Y es normal que no pudiera darte muchos detalles sobre Rosy, ella es algo cerrada con los demás. Pero puedo decirte que casarme con ella es probablemente la mejor decisión que he tomado en mi vida.

Tiara (emocionada) : Awww, eso suena tan romántico.

Cappy : Y solo consiguió que tenga más curiosidad. Ni si quiera se como luce físicamente.

Tiara (lo voltea a ver) : ¿Mario nunca te ha dicho nada sobre ella?

Cappy (la voltea a ver) : ¿Y a ti sí?

Tiara : No, pero Peachy sí.

Cappy : Bueno, cuando yo llamo a Mario no le pido una descripción detallada de su novia.

Tiara (se hace la ofendida) : No es mi culpa que me interese más por la vida de él que tú. Además, solo pregunto como están todos, que ella decida contarme todo lo que me cuenta se sale de mi control.

Cappy (suspira) : Bien, entonces al menos podrás indicarme quién es una vez que la veas.

Tiara : ¡Pues la que va a ir vestida de novia caminando hacia el altar, Capps!

Mario no pudo evitar reír una vez que terminó la conversación entre los hermanos.

Mario (señala a las sillas) : Yo les aconsejo que entren y terminen su discusión ya con un lugar apartado, que esto se llena rápido.

Cappy : ¡Claro! Bueno, felicidades Mario, y te veo luego.

El sombrero de copa flotante salió disparado hacia las sillas para buscar un asiento (muy a pesar de que tal vez no lo necesitaba), y su hermana se quedó junto a Mario.

Tiara (suspira) : Allá va (voltea a ver a Mario) bueno, te vemos luego.

Mario (sonriendo) : Por supuesto.

La hermana de Cappy se dirigió a su encuentro, dejando a Mario solo nuevamente. Y pronto, volvió a ser saludado por una cara conocida.

Mario (voltea) : ¡Toadsworth!

El anciano toad iba vestido con sus atuendo de consejero real, y llevaba su bastón en la mano derecha mientras un joven toad azul lo sostenía del izquierdo, ayudándolo a caminar.

Toadsworth : No me iba a perder su boda por nada del mundo, maestro Mario.

Mario (le da la mano) : Y me alegra que pudiera venir. Aunque no era necesario, especialmente en su condición.

Toadsworth (levanta su bastón y lo mueve en el aire como típico anciano gruñón) : ¡Tonterías! Condición será mi trasero ... ¡la edad está en la mente!

El toad que lo venía guiando sonrió preocupado mientras lo sostenía para evitar que se fuera de cara ... o de espalda.

Mario (cruza los brazos) : Y supongo que por eso decidió retirarse ¿no?

Toadsworth (se arregla el bigote) : Bueno, em ... cambiar de ambiente es bueno de vez en cuando. Toma tu ejemplo, aún estás en la flor de tu juventud, y sin embargo, ya no tienes tantas aventuras como antes. Y no es porque ya estés viejo, sino porque has cambiado de ambiente.

Mario (sonríe) : Si usted lo dice.

El héroe de rojo saludó también al toad que venía acompañando al antiguo consejero real, tras lo que ambos pasaron adelante.

Toadsworth (hablando con su guía mientras caminan) : De lo poco que he podido hablar con lady Rosalina puedo asegurarte que el maestro Mario tiene un gusto exquisito cuando se trata de seleccionar acompañantes ...

El resto de la conversación se hizo indescifrable para Mario, quien simplemente sonrió y continuó dándole la bienvenida a los invitados.

???? : Pero si es el corredor más veloz de toda la isla Delfino en persona.

Mario (sorprendido) : No ... puede ... ser ... ¿¡Piantísimo!?

Piantísimo : De carne y hueso.

Mario estrechó la mano de quien fuera su misterioso competidor en la isla Delfino, quien ya no llevaba una máscara sobre su cabeza e iba vestido con una camisa blanca, un pantalón negro, y un pequeño corbatín negro algo torcido.

Mario : Vaya, yo ... yo no esperaba verte por ... por aquí.

Piantísimo : Bueno, gracias a ti me volví mejor corredor, y lo bien que nos lo pasamos en la isla Delfino no lo voy a olvidar jamás. Oh, por cierto, es para ti.

Aquel hombre le entregó a Mario un obsequio, quien se lo pasó a Toadette para que lo llevara con los demás.

Piantísimo : Así que, felicidades. Siempre supe que terminarías sentando cabeza.

Mario : ¿Ah, sí?

Piantísimo : Sí. No pareces del tipo que va por la vida sin ataduras, sin compromisos, dejándote llevar por el viento. Sabía que tarde o temprano te volverías un hombre de hogar, lo que no está mal ¿eh? Cuidar de un hogar requiere de esfuerzo y compromiso, cosas que ya no son muy comunes de ver hoy en día.

Mario : Pues gracias jejeje ... ... entonces, supongo que tú sigues corriendo ¿no?

Piantísimo : Así es. Yo soy todo lo opuesto a ti, bigotón. Voy de isla en isla, sin ataduras, sin un hogar fijo, buscando aventuras a donde quiera que vaya. Ya me ocuparé de mis viejos huesos cuando llegue el momento, pero hasta entonces, viviré mi vida al máximo.

Mario : Pues suerte con eso. Estaré atento a las noticias por si te veo por allí. (Señala a las sillas) Ahora, pasa adelante.

Piantísimo : Gracias.

Una vez que el corredor hubo entrado, Luigi se acercó a Mario con su teléfono en la mano.

Luigi : ¡Hey, Mario! ... el profesor te manda sus felicitaciones.

Mario : ¿E. Gadd?

Luigi : Sí. Se disculpa por no poder venir, pero dijo que tenía algo importante que hacer.

Mario (levanta los hombros) : Oh, bueno. Dile que le doy las gracias, en nombre mío y de Rosy.

Luigi : Claro.

El hermano de verde comenzó a escribir la respuesta en su teléfono mientras Mario observaba al cielo, el cual ya estaba empezando a oscurecerse. Entonces vio su reloj, y al darse cuenta de que faltaba poco para la hora de la boda, volteó a ver a su hermano.

Mario : Oye, hermano ¿podrías cubrirme por unos minutos?

Luigi (termina de escribir y lo voltea a ver) : ¿Disculpa?

Mario : Que me cubras un rato y recibas a los invitados en mi nombre. Eres mi padrino de bodas después de todo.

Luigi : ¿Y tú a donde vas a ir?

Mario (serio) : Hay algo que quisiera hacer antes de la boda.

Luigi (algo preocupado) : ¿Qué sucede?

Mario (más relajado) : Tranquilo, no es nada grave. Solo ... necesito hacer algo ¿de acuerdo? No me tardo mucho, lo prometo.

Luigi (aún sin estar convencido del todo) : Mmmm ... ... ... está bien, pero no me dejes aquí solo con todo ¿de acuerdo?

Mario (lo abraza de repente) : Claro ... eres el mejor, Lu. No se que haría sin ti.

Luigi (lo abraza) : Supongo que pedirle a Yoshi que te cubra.

Mario (ríe) : ¿Y dejar que se coma los regalos? No gracias.

Luigi también comenzó a reír, tras lo que ambos se separaron y Mario comenzó a caminar en dirección contraria al lugar donde estaban preparando la boda.

Luigi (pensando) : '¿Qué tienes en mente, hermano?'

De vuelta con las princesas:

Una vez que recibió el vestido de Rosalina y lo dejó en la habitación de invitados, Daisy se dirigió nuevamente a la habitación de Peach.

Daisy (abriendo la puerta) : Bien, ya llegó el vesti ... (mira fijamente a Rosalina) ¿Es eso una rodaja de pepino sobre su ojo?

Pauline (voltea a ver) : ¿Vas a cuestionar mis métodos?

Daisy : No ... pero solo si puedo tomar una foto.

Peach (deja de pintarle las uñas a Rosalina) : Dais, por favor ¿recuerdas lo que hablamos de molestar a Rosa?

Daisy (cierra la puerta) : Hey, solo estaba bromeando ¿de acuerdo? ... aunque se ve graciosa con crema por toda la cara.

Pauline terminó de secar el pelo de Rosalina y comenzó a peinarlo con un cepillo mientras Peach terminaba de pintarle las uñas de los dedos de color celeste claro. La castaña se acercó lentamente y se sentó en la orilla del tocador, observando atentamente a sus amigas.

Daisy : Por cierto, ya vi la liga que mandaste a hacer, Pauli, y déjame decirte que no hay universo alguno en el que Rosa decida ponérsela.

Pauline : Eso no lo sabes. 

Peach (confundida) : ¿Por qué lo dices, Dais?

Daisy iba a hablar cuando Pauline la interrumpió.

Pauline : Por nada, Peach. Y yo soy de la opinión que no le comentemos de nada de eso a Rosa, y simplemente la dejemos tomar su decisión ¿de acuerdo? (pensando) 'Si nosotras no la presionamos ni le insinuamos que debería usarla, tal vez salga de ella hacerlo.'

Daisy : Bien, no diré nada más.

Peach : Aww, no es justo, yo también quiero saber de que hablan.

Pauline : Y lo sabrás, pero cuando se halla terminado la boda, lo prometo.

La princesa del reino y la alcaldesa continuaron preparando a Rosalina, y una vez que terminaron de pintarle las uñas y de arreglarle el cabello, Pauline le quitó la crema que le había puesto en el rostro y volvió a colocar la silla como estaba. Acto seguido comenzó a mover a Rosalina para despertarla, quien comenzó a abrir los ojos poco a poco.

Rosalina (bosteza) : ¿Ya terminaron?

Peach (sonriendo) : Casi. Para peinarte y maquillarte necesitamos que te pongas el vestido.

Daisy : Lo deje en la habitación de invitados. Puedes cambiarte allí.

Rosalina (aún medio dormida) : Claro ... claro.

La madre de los destellos se acomodó en la silla y se restregó los ojos, tras lo que le prestó atención a las uñas de sus manos y sus pies. Curiosamente también sentía que la piel de su rostro estaba más suave al momento de tocarse, y se sentía realmente relajada. Al verse en el espejo y notar que a pesar de que su pelo estaba algo desordenado se veía bien, no pudo evitar pensar que se veía más atractiva que cuando llegó en la mañana. Ya más despierta se levantó de la silla y se fue flotando descalza hacia la habitación de invitados.

Por si quieren algo de ambiente jajaja:

Una vez que abrió la puerta se quedó quieta bajo el umbral de la misma, viendo fijamente el vestido blanco con bordados de estrellas que se encontraba suspendido verticalmente frente a ella. Lentamente comenzó a cerrar la puerta detrás de ella, tras lo que flotó suavemente hasta estar frente al vestido. Como si fuera una niña pequeña, tomó la parte baja del vestido con sus manos y comenzó a inspeccionarla mientras sentía que se le aceleraba el pulso. Este no era un vestido de novia cualquiera ... era su vestido de novia. Aún con algo de duda quitó el vestido de su soporte y lo dejó sobre la cama mientras se desvestía, volteando a ver al vestido de vez en cuando para asegurarse de que seguía allí. Estaba tan emocionada que ni si quiera se preocupó del peculiar diseño de la liga que se colocó en su muslo derecho, ni de que el vestido tuviera un amplio escote y no le cubriera los hombros ni la mitad de la espalda; ella solo quería ponérselo y verse en un espejo, quería convencerse de que esto era real. Se colocó entonces las zapatillas de tacón blancas y la tiara con el velo, y se quitó el anillo de compromiso para poder colocarse los guantes. Ya vestida, dio un paso rápido hacia el frente para dirigirse al espejo de la habitación; sin embargo, calculó mal y se tropezó, por lo que tuvo que flotar hacia el espejo. Al llegar se paró como pudo y finalmente se vio al espejo ...

Al verse con el vestido de novia, aún con la tiara torcida y sin peinar, sintió que el tiempo se detenía. Poco a poco comenzó a sonreír mientras la mirada se le llenaba de ilusión, y todo lo que había vivido hasta ese momento comenzó a desfilar por su mente. El día que conoció a Mario ... cuando lo visitó para decirle que no quería perder al único amigo que había tenido en su vida ... la primera vez que él la convenció de participar en un evento deportivo y como nunca se apartó de su lado para que no se sintiera excluida, dejando incluso que tomara su mano ... cuando le mostró toda la ciudad toad, haciendo que volviera a enamorarse de su planeta natal ... la primera puesta de sol que vio a su lado ... cuando entre lágrimas tuvo que confesarle sus sentimientos porque ya no podía soportar el ocultarlos por más tiempo, y que terminó en una confesión de su parte también ... la primera vez que se durmió acurrucada con él en el sofá de su casa ... y finalmente, cuando él le propuso matrimonio.

Sin embargo, allí no terminaron sus recuerdos, pues estos se remontaron a cuando era una niña que veía con curiosidad el vestido de bodas de su mamá. Recordó que ella le dijo que algún día podría usar un vestido similar, a lo que respondió con una risa, tanto en el pasado como en el presente.

Rosalina (susurrando) : Me habría gustado tenerte aquí ... mamá, ... y a ustedes también, papá, hermano.

Los recuerdos del pasado no causaron que desapareciera su sonrisa, sino que la llenaron de paz.

Rosalina : Sé que Mario les habría agradado.

Ya lista para pasar página y comenzar una nueva etapa en su vida, Rosalina se volteó y comenzó a caminar hacia la puerta.

De vuelta con Mario:

El pequeño héroe había llegado a una pequeña colina con un solitario árbol, llevando una flor blanca del jardín secreto del reino arbolado en su mano derecha. Al estar cerca del árbol se quedo de pie unos segundos, tras lo que comenzó a dar pequeños pasos hasta que dejó la flor en el suelo, apoyada en el tronco del árbol, y luego comenzó a retroceder poco a poco hasta llegar a su posición original.

Mario (se aclara la garganta) : Em ... hola, mamá de Rosy, yo ... soy Mario ... de nuevo. Yo ... bueno, seguro que Rosy ya le contó (baja la vista y murmura) ni si quiera sé si alguien me está escuchando (ve hacia el cielo, en donde ya se pueden ver algunas estrellas, tras lo que suspira y habla de forma normal), y sé que si estuviera aquí, estaría compartiendo su alegría con la misma intensidad. También sé, que de una u otra forma, ha estado cuidando de ella desde que se fue, usted y toda su familia. Pues, en ese sentido, solo quería decir que ... yo prometo esforzarme todos los días para proteger a Rosy ... para proteger su sonrisa ... y para asegurarme de que sea la persona más feliz de todas. Puede estar confiada de que estará en buenas manos ... de todo corazón lo prometo.

En ese instante, Mario quedó sorprendido al ver (o creer ver) como dos estrellas parpadearon levemente en el cielo. Acto seguido se restregó los ojos y volvió a ver hacia el cielo, pero nada más ocurrió. Entonces volvió a bajar la vista hacia el árbol enfrente de él, y tras sonreír levemente dio media vuelta y se dirigió de nuevo hacia el lugar de la boda.

Luigi estaba esperando (algo alterado, dicho sea de paso) en la entrada improvisada que habían colocado, con todas las sillas llenas a sus espaldas. Por tercera vez en menos de un minuto revisó su teléfono para ver si Mario lo había llamado, y para ver la hora. Y cuando parecía que iba a comenzar a hiperventilarse del estrés, el hermano de rojo apareció caminando en el horizonte, por lo que el bigotón miedoso soltó un suspiro de alivio y se dirigió a su puesto. Mario, por su parte, pasó por la entrada y se dirigió al altar, pasando por la alfombra. A su izquierda y derecha todos los invitados le daban una palmada en la espalda y lo felicitaban, los destellos (quienes habían llegado hace poco y estaban hasta el frente) incluso se acercaron a abrazarlo. Y así, al llegar al altar, volteó y se topó con todos los invitados y con quienes lo habían organizado todo, que habían apartado sus propias sillas y las habían colocado a los laterales para poder vigilar la comida. El pequeño héroe no pudo evitar sonreír, sintiendo que había culminado algo importante. Se sentía como un corredor que ve la meta a pocos pasos luego de horas de intensa competencia, o como una mejor analogía, como si estuviera parado frente a la puerta que en ese entonces lo separaba de su princesa.

Y ya con la noche dominando el reino, y las estrellas como otras testigos de la tan esperada boda, Pauline, Daisy y Peach, ya arregladas y con sus vestidos puestos, se acercaron al lugar. Daisy fue a sentarse al lado de Luigi (quien estaba hasta el frente), Pauline se sentó en la segunda fila, en un espacio que Luigi había apartado, y Peach se colocó detrás del altar.

Peach (a Mario en voz baja) : ¿Nervioso?

Mario : Un poco ... aunque creo que es mas ansiedad que nervios. ¿Rosy está lista?

Peach : Sí. Llamé a Polari y al destello maestro para que la acompañaran hasta aquí. Ya no debe tardar en venir.

Mario (respira profundamente) : Okie dokie.

En ese momento, Toadette (quien estaba sentada hasta atrás) comenzó a dar saltos mientras le hacía señas a Peach.

Peach (sonríe) : Ya está aquí.

Mario (cierra los ojos) : Let's-a go.

El pequeño héroe volteó a ver hacia el otro lado de la alfombra mientras todos los invitados se ponían de pie, y quedó deslumbrado por lo que vio.

Rosalina, quien llevaba el pelo arreglado en una cola de caballo, pero este se sacudía ligeramente con cada paso que daba. Sobre sus párpados llevaba una ligera sombra aqua, casi imperceptible, y sus pestañas estaban arregladas también. En sus labios se podía ver una sonrisa de oreja a oreja, y en cuanto hizo contacto visual con Mario ambos sintieron que se les detenía el corazón, aún a pesar de que ella llevaba el rostro cubierto por el velo. A su derecha se encontraba Polari, quien llevaba puesto un corbatín rojo claro, y a su izquierda estaba el destello maestro, quien había cambiado la gorra de Mario por un sombrero de copa negro con un listón rojo y un botón con el logo de Mario sobre este, además de un corbatín negro. Ambos escoltaron a Rosalina hacia donde su prometido la esperaba, y ella mantuvo su vista fija en él, el resto del mundo no le importaba en lo absoluto en ese momento. Los músicos del reino metropolitano comenzaron a tocar la marcha nupcial, la cual parecía música de fondo para ambos, escuchándola a la distancia. La madre de los destellos iba caminando lentamente mientras todos los invitados la veían fijamente, deslumbrados con su apariencia.

Mientras, Mario esperaba paciente, hipnotizado por el prominente escote de su vestido y lo bien que este marcaba su delicada cintura. Jamás la había visto usando algo tan apretado; pero no solo eso lo tenía en trance, sino también el rostro de su prometida, el cual irradiaba felicidad. Las tres chicas que habían pasado todo el día con la rubia se dedicaron pícaras miradas de satisfacción entre ellas, sonriendo de oreja a oreja. Y una vez que llegó al altar, fue Polari el encargado de sacar a Mario de su mundo interno al aclararse la garganta frente a él. Acto seguido, el pequeño héroe volteo a ver a su radiante prometida y le ofreció su mano derecha, tras lo que ella le pasó el ramo de flores a Polari y tomó la mano de Mario, colocándose frente a él.

Polari (en voz baja a Mario) : Lo único que te pido ... es que la sigas haciendo feliz.

Mario le iba a responder a Polari cuando el destello maestro lo abrazó por sorpresa. 

Destello M. (en voz baja) : Felicidades, Mario ... no sé muy bien porqué mamá y tú hacen esto, pero ... puedo ver que significa mucho para ambos. Y mientras estén juntos ... a mí me basta. Te amo.

Mario colocó su mano libre sobre el destello y lo acarició gentilmente mientras este lo abrazaba, tras lo que el pequeñín se separó de él y se flotando junto a Polari. Entonces tomó la otra mano de Rosalina y la vio a los ojos, sonriéndole. Peach comenzó entonces la ceremonia, pero su voz era apenas audible para la madre de los destellos, quien no dejaba de ver a Mario. Pronto, él le levantó el velo y le quitó el guante de su mano derecha para colocarle el anillo, tras lo que ella le quitó también el guante derecho a él para ponerle el anillo, recibiéndolo como pudo de las manos de Daisy. Para ese punto ya había empezado a flotar, porque sentía las piernas tan débiles que no podía estar de pie. El "sí, acepto" le salió casi en automático después de escuchar a Mario decirlo, y cuando finalmente Peach dijo "puede besar a la novia" y Mario se puso de puntitas para besarla, ella ya no pudo contenerse más. El pequeño héroe soltó un suave quejido cuando su ahora esposa lo tomó de la cintura y lo levantó del suelo, pegándolo a ella mientras lo besaba de forma apasionada en los labios. Todos sus sentimientos se desbordaron en ese momento, y no le importaba que los estuvieran viendo, ella quería mostrarle cuánto lo amaba. Feliz e ilusionada, lo abrazó y comenzó a mecerlo suavemente de izquierda a derecha mientras lo besaba, y él, una vez que reaccionó, rodeó el cuello de su esposa con sus brazos e intentó colocarse cómodo para sumarse al beso, cerrando los ojos también mientras acariciaba su pelo.

Todos comenzaron a aplaudir en honor de la nueva pareja de casados, mientras ellos disfrutaban de su peculiar beso.

Peach (murmurando) : No sé cómo vamos a cambiar el estado civil de Mario si Rosa vive en el espacio y no está registrada ...

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