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One

pinkmxmo♡

Pov Taehyung:

«Me... gustas»

Aquellas dos palabras resonaban en mi cabeza mientras salía del instituto.

Hace unos meses había conversado con Hoseok, exactamente hace cuatro meses me confesó su amor. Desde aquella vez lo evito a toda costa. Sé que es descabellado pero me da pánico cada vez que lo veo a los lejos y prefiero mantener nuestra debida distancia.

Y es raro, muy raro. Nos conocimos hace un año, cuando de la nada, él se me acercó y comenzó a hablarme, luego de meses él consiguió que le devolviera la palabra. Desde ese entonces intenta acercarse a mí.

No lo conozco mucho, no hemos intercambiado mucho, lo he visto mucho, lo he soñado mucho.

¿Lo mejor de todo?

Es que aquella vez (y hasta ahora) he escapado de él.

No es que deba darle una respuesta o una pista pero me siento mal al saber que no le he explicado nada, me he ido sin darle alguna explicación.

Simplemente lo evito a toda costa, huyo como gato despavorido cada vez que lo veo.

Hoy, de regreso a casa, me siento confundido. Mi cuerpo suda y no dejo de pensar en él.

Llevo meses en la que no puedo dejar de pensar en eso. Nunca, realmente nunca hubiera pensado que alguien se me declararía de nuevo.

Tengo pavor al recordar. Estaba en shock. ¿Cómo era posible?

Camino por el barrio en donde se ubica mi casa. Aquí es tranquilo, lo suficiente para sentirme cómodo viviendo.

Cuando llegué, como pude tragué saliva e ingresé titubeante. Estaba por dirigirme hacia mi cuarto, si no fuera por la voz de mi madre.

–Oh, hijo, ¿Llegaste? –habló en voz alta, ya que al parecer se encontraba en la cocina.

Mi casa no era tan grande, ni tan pequeña, no estaba llena de lujos, pero tenía su escenia hogareña. Mi madre se había encargado de transformarlo en un hogar extremadamente acogedor.

Entré a la cocina y la ví sacando algo del horno. Traía manoplas para evitar quemarse. Puso el pay en la mesada y me miró.

–¿Cómo fue tu día? –lucía felíz.

–¿Uh-uh? A-aaa Como siempre, ma-madre –no pude evitar recordar la confesión, el cual, se estampa contra mi conciencia inofensiva.

–¿Y eso? ¿Por qué mi hijo está tartamudeando? ¿Sucedió algo en la preparatoria? –me dio una mirada curiosa y yo me recargué en el marco de la puerta, actuando pacífico.

–No pienses nada raro, por favor. Solo me trabé –ella soltó una risita. La conocía y sabía que estaba bromeando conmigo.

–No lo hago, créeme. Solo que tus cachetitos están sonrojados –posicionó su mirada en el techo–. Alguien te espera arriba.

La miré confundido, ella no estaba bromeando.

Y es que para cualquier adolescente eso debería ser normal, pero yo no era cualquier adolescente, yo era un chico con muy, muy pocos amigos, y eso se reduce a que -ahora mismo- solo tenía un amigo:

Jungkook.

Y él no podía estar esperándome porque estaba de viaje, y encontraba imposible que haya vuelto tan rápido, si apenas hace una semana que se fue.

–¿No vas a ir a verlo? Y yo que pensaba que te emocionaría su regreso –disimuló estar decepcionada.

–¿De quién hablas? Madre, yo no...

Y se me vino la imágen de un viejo amigo, el único que regresaría; mi primer amigo.

En toda mi vida solo había tenido tres personas muy cercanas a mí, aparte de mi madre y contando con Jungkook, claro.

–¿Qué esperas? Él está esperándote –se apresuró en decir mi madre al darse cuenta de mis descubrimientos.

–Voy enseguida –susurré lo más despacio que mi cuerpo tembloroso me permitió.

Subí las escaleras a trompicones. No lo veía desde hace como dos años y enterarme que había vuelto me ponía ansioso.

¿Habrá cambiado?

¿Se quedará?

¿Seguiremos juntos, como los buenos amigos que éramos?

A unos pocos pasos de mi habitación mi respiración comenzó a fallar, lo había extrañado mucho. Llegué a la puerta y dí un respiro para luego colocar mi mano sobre el pomo y girarlo.

Al entrar lo ví, ahí, observando por sobre la ventana. Se veía diferente. Su silueta era la de un hombre. Dos años lo moldeó muy bien, se veía más seguro, muy firme. Ya no era más un niño.

–Hey –lo llamé, pues parecía que no me sintió entrar.

–Hey –volteó. Traía una sonrisa muy singular, resaltando sus increíbles hoyuelos.

Esos hoyuelos que lo hacían él.

–Me siento muy ofendido –fingí dolor sujetando mi pecho. Él rió.

–¿Por qué? –preguntó, irónico.

–¿Por qué no me avisaste que ibas a venir? –me acerqué con tranquilidad.

–Mi error, lo siento –dejó de hacer contacto visual para después mirar el exterior.

Me situé justo a su lado tratando de ver lo que él miraba.

Él extendió su brazo y lo colocó por encima de mis hombros.

–¿Me extrañaste?

–Pues claro que lo hice. Desapareciste de la nada –lo miré de soslayo, él seguía viendo el atardecer.

Al comparar mi contextura con la de él,  había mucha diferencia. 

–No me dejaron más opción –soltó un pequeño suspiro.

–Me hiciste mucha falta.

–¿Estás bien? –dejé de verlo–. Digo, ¿Ya... ya la superaste?

–¿Por qué debería seguir triste? No me amaba y la he perdido, pero ¿sabes qué? ella a perdido a alguien que sí la amaba.

–Wow ¿Por qué suenas tan seguro de ti mismo? Pensaba que era el único que había mejorado.

–Dime, Namjoon –hice un pequeño corto para ordenar mis pensamientos– Con la libertad, las flores, la tranquilidad, el primer amor y la luna ¿Quién no sería perfectamente feliz en una relación?

El ambiente se había tornado rápidamente en uno de confiabilidad y recuerdos.

–Para un jodido tímido, nunca aprendiste a querer poquito, Tae.

Reímos. No le contesté y él ya no volvió a pronunciar palabra alguna. Nos quedamos así, por unos minutos.

Y si hubieran presenciado aquella escena, sus ojos deslumbrarían por la triste sonrisa de mi mejor amigo.

–Namjoon –lo llamé– la luna está llena de miradas que se perdieron buscando una respuesta –recité– ¿Estás bien? –lo volví a mirar directamente a los ojos, buscando su acierto.

–Yo... conocí a alguien en Japón.

–¿En serio? –lo miré sorprendido. Aún no conseguía que me mirara– ¿Y qué hay de malo con eso?

–Sí, bueno, terminamos –soltó bruscamente.

–¿Fue en la universidad? –el moreno asintió débilmente.

–Taehyung, amo mi soledad, pero... anhelo que algún día encuentre una buena compañía.

–Me siento más ofendido –no bromeaba.

–Me refiero a una compañía amorosa, Taetae.

Reí. Nos quedamos en silencio durante un tiempo, no era para nada incómodo la situación. Disfrutábamos del dulce poema del silencio y eso nos gustaba. Por algo éramos mejores amigos ¿verdad?

–Tahyung –susurró lo suficientemente alto para que solo yo pueda escucharlo.

Le respondí con un leve levantamiento de cabeza, un gesto suave indicandole que lo estaba escuchando.

–¿Ya recordaste quién eras antes de que el mundo te dijera quién debías ser? –preguntó apaciblemente.

–Es solo un estado mental, y como tal, puedo superarla –respondí indeciso. 《Ese tema no por favor》.

–No, no es así, Taehyungie –y por segunda vez en toda la tarde, me miró.

Directo a los ojos, con ese extrañable cariño de hermano mayor–. Eres diferente, siempre lo has sido. Que es lo mismo a ser único.

–Tal vez me cueste un tiempo aceptar que mi escencia no está hecha para ser comprendida por todo el mundo.

–Y está bien, serás feliz. No podias fingir ser alguien que no eras.

–¿Quién necesita un disfraz si el simple hecho de ser yo mismo ya asusta a cualquiera? –volví a tratar de descifrar la luna, como si esta guardara la repuesta de los más grandes problemas de mi humanidad.

–Estabas tan acostumbrado a disfrazarte por todos que olvidaste quién eras realmente –volvió a suspirar, pero esta vez más profundo, reviviendo nuestro pasado.

–Vamos, solo éramos unos niños.

–Recuerda que soy tu mayor, Taehyung.

Reí. Al parecer no ha cambiado casi nada. Sigue siendo muy inteligente, el mismo y sobre todo:

Mi hermano mayor.

🌻

Como de costumbre, me encuentro sentado en la última fila al lado del ventanal. Mi salón suele ser muy ruidoso por lo que me aturde mayormente. Desde pequeño siempre obserbaba más de lo que pasaba en mi entorno que relacionarme en él.

Desde mi lugar examino cada uno de sus movimientos y actitudes, parece sincero y hasta buen chico.

Antes de que supiera de su existencia observaba sin un rumbo fijo, me gustaba estudiar a todo mundo, pero ahora todo el mundo se ha reducido a él.

Mi paz mental siempre ha sido mi mayor prioridad, pero ¿Por qué cada vez que lo veo todo mi ser se descontrola?

Quizás, mi problema es analizar la vida, en vez de vivirla.

Quizás esté haciendo muy mal quedándome aquí, pasando desapercibido, cuando podría estar ahí, junto a él.

¿Y si es una pérdida de tiempo? Sería el mejor desperdicio de mi vida.

《Taehyung estás pensando estupideces》.

Roté mi cabeza hacia el gran ventanal, por el cual alcanzaba a ver gran parte del patio principal, desde el segundo piso podía llegar a visualizar casi todo.

–Heee... ¿Taehyung?

Me giré hacia aquella melodiosa voz y lo ví, parado frente a mi pupitre. Hace meses que no habia escuchado su voz tan cerca, y era realmente mil veces mejor de lo que recordaba.

Era un chico verdaderamente singular; esa grandiosa sonrisa, esa mirada que me transmite confianza y estabilidad, esos hoyuelos tan adorables, esos ojos tan almendrados y grandes y mirada profunda.

Lo había visto antes. Lo recuerdo de algún lugar, pero no sé de dónde exactamente.

–Por favor –rogó.

Sacudí sutilmente mi cabeza para volver a respirar.

–Entiendo –bajó la mirada y deciso su característica sonrisa.

–Yo... no te escuché –repliqué.

–¿Era eso? –volvió a sonreír.

Solo me limité a asentir disfrazando mi nerviosismo con desinterés.

–Tú... realmente me gustas, Taehyung –murmuró lo suficiente claro para que lo entendiera.

–No me conoces.

Hoseok se sentó al lado de mí, pues yo no tenía compañero de escritorio. Solo se sometió a mirar como sus manos jugaban nerviosas sobre la mesa, yo lo miraba a él.

–Me has estado evitando –reclamó con dulzura.

–No somos amigos – contesté.

–Llevamos conociéndonos más de un año, ¿Seguimos siendo simplemente conocidos?

–¿Por qué hablas conmigo? –reproché fastidiado por su insistencia que raramente me gustaba.

–¿Por qué no puedo hablar con el chico que me gusta?

Oh no, esos cosquilleos volvieron. No dije nada y desvié mi mirada.

–¿Vas a seguir ignorándome?

Su voz era suave, desde ahora, mi melodía favorita.

Pasamos en calma unos minutos cuando me dí cuenta de algo nuevo, además de sentirme agitado me noté muy inquieto por seguir escuchando su voz, él ya no hablaba y eso me apenaba.

–Tú...

–Yo solo quiero conocerte, Taehyung.

Escuchar mi nombre salir de sus rosados labios era la gloria.

Buenos días jóvenes, tomen asiento.

El profesor había llegado y ahora todos lo escuchábamos.

Hoseok se había quedado al lado mío y eso me complació un poco.

Sin embargo, durante toda la clase sentí su mirada sobre mí.

–Taehyung, ¿Me darías permiso para intentar ser tu amigo?

🌻

Había pasado un mes desde que Hoseok me había hecho aquella pregunta, dos semanas desde que la acepté.

Desde entonces Hoseok no ha parado de llamar la atención de todos buscando la mía. Durante los recesos compra nuestros almuerzos y trata de pasar el tiempo conmigo, trata de conversar conmigo pero yo sólo lo ignoro. Odio que llame mucho la atención, los demás no pueden dejar de verlo, es muy radiante para mi gusto.

Una vez que Hoseok se había sentado a mi lado ya no dejó de hacerlo, y eso me ponía muy ansioso.

Toda la clase me mira y murmuran cosas, nunca antes me habían prestado tanta atención como ahora.

Aunque, a pesar de todo, Hoseok no para de buscarme y eso provoca que lo piense más.

Hoy, lunes, comenzamos con la jornada de exámenes y cierto chico que está a mi lado no me deja concentrar.

–Taehyung, mira –no lo miré–. Estaban vendiendo las respuestas del exámen y... –seguía sin mirarlo–. He comprado dos, uno para tí y otro para mí ¿No es genial?

Les aseguro que todo este tiempo ha llevado una gran sonrisa, como siempre.

No es que lo conozca lo suficiente para saberlo pero puedo ver su reflejo por el ventanal, es gracioso porque creo que él no se ha dado cuenta que siempre miro su reflejo.

Sé cómo me mira cuando supuestamente estoy distraído, o cuando trata de que no me dé cuenta que guarda sobres energéticos en mi mochila, o cuando trata de ver lo que veo.

Sé que a veces el silencio puede ser muy aburrido para él, pero me da vergüenza responderle alguna pregunta o comentario, o sonrisa. Me cuesta mirarlo y entablar una conversación.

No quiero parecer un estúpido frente a él, no quiero dejarle de gustar. No sé qué es lo que le gusta de mí, no sé qué me vió, pero no quiero que me deje de ver, no quiero que esto sea una broma pesada.

–Vaya, parece que hoy tampoco me vas a responder –rascó su nuca–. No hay problema, voy a seguir esperándote. Por mientras, ten estas repuestas.

Dejó la hoja sobre mi escritorio y se giró sobre su asiento, pero no duró ni un segundo cuando volvió a girar por sobre su último acto.

–¿Puedes al menos mirarme? –suplicó_. No quiero hablar solito, Taehyung.

Yo también quiero mirarlo pero tengo miedo, miedo a encontrar algo que justo estoy tratando de apartar y olvidar.

No obstante, pensaba esto mientras giraba mi cabeza lentamente hacia su dirección.

–Sabía que me escuchabas -sonrió en grande–. Al final, no me he enamorado de cualquiera.

Rodé los ojos y Hoseok rió aún más. No es por presumirlo pero su risa es de otro mundo –en el buen sentido de la referencia–, jamás en mi vida había escuchado una risa tan angelical y contagiosa, por lo que sonreí junto a él.

–Taehyung-ha, tu sonrisa es hermosa –apoyó su codo izquierdo en la mesa para visualizar mis expresiones.

–¿Pu-puedo cogerlas? –murmuré señalando las hojas que yacían en mi mesa.

–Taehyung, deberías hablar más seguido, tu voz es mi canción favorito.

Esta vez no pude eludir su halago, y en consecuencia sentí mi cara quemar sabiendo que tal vez me haya sonrojado brutalmente.

Era muy sensible ante los pocos halagos que me eran dedicados.

–Te ves muy bien como para estar sonrojado –sus ojos destellaron amor y los míos morían de vergüenza.

Sin duda todo lo que venía de Hoseok comenzaba a entusiasmarme.

Después de un pequeño silencio con intensas miradas el profesor llegó a clase, cogí la hoja de respuestas que Hoseok me ofreció. No era que quería copiar, solo había aceptado para poder intentar entablar una conversación con él, cosa que fracasé al final por falta de tiempo.

El profesor nos entregó nuestros exámenes y nos dictó las reglas del exámen, lo acostumbrado.

Durante el exámen inconscientemente me dí cuenta que las respuestas que me había dado Hoseok estaban mal, muy mal, en ninguno coincidía y eso me puso muy alerta.

Yo... no era el mejor estudiante de la prepa pero tenía muy buenas calificaciones, nunca me quedé atrás. De hecho, estaba dentro del rango de estudiantes que obtenían los puntajes más altos, sin presumir, claro.

Cuando faltaban unos quince minutos para que terminara el tiempo establecido de nuestro exámen le pasé la hoja que me había dado antes, pero con la diferencia de que rayé las respuestas equivocadas y a la espalda escribí las verdaderas. Al parecer él si estaba copiando las repuestas de su hoja, y no permitiría que las copiara mal.

–Tómalo, son las respuestas correctas –le susurré.

Hoseok las tomó y me sonrió, le devolví la sonrisa y volví a mirar mi exámen.

Estoy conciente que soy una persona muy selectiva, no me agrada cualquiera, no le hablo a cualquiera, no le presto atención a cualquiera, y mucho menos miro a cualquiera, pero podría atreverme a decir que Hoseok no era cualquiera. Era el chico al que le gusto, y que me está comenzando a gustar.

[...]

Estaba por las afueras de la prepa, regresando a casa después de un día lleno de exámenes y cargos.

Déjenme decirles que de nuevo he huído de Hoseok.

Al finalizar nuestro tiempo ahí dentro, él quería dirigirme la palabra pero apenas una chica lo llamó aproveché para escapar y ahora estoy a unas cuantas cuadras lejos de él, o eso creeía.

–¡Taehyung! ¡Espérame! –al instante reconocí su voz, ¡era él!–. ¡Por favor!

Giré un poco mi cabeza y lo ví por sobre mis hombros, venía corriendo desde una cuadra atrás, debío haber gritado demasiado fuerte como para que lo escuche.

–¡Taehyung! ¡Solo un momento! –regresé a centrarme en mi camino para notar que los jóvenes a mi alrededor buscaban curiosos al tal "Taehyung", 《suerte que no me conocen》.

Respiré aliviado y apresuré el paso poniéndome la capucha sobre mi cabeza.

–¡Tú, el de capucha negra! ¡Sí! ¡Taehyung! –cada vez lo sentía más cerca. Mi cuerpo comenzaba a sudar y me sentía caliente, como si hubiera corrido un maratón o como si estuviera a punto de subir al estrado a declamar un discurso en la ONU, de cualquier forma me sentía sofocado.

–Joder, Hoseok, cállate –maldije en voz baja cuando todos pararon en mí. Pues, casualmente era el único con capucha negra.

–¡Taehyung! ¡No huyas! –erguí mi cuerpo tratando de camuflarme, cosa que era imposible, todos los presentes sabían que el tal "Taehyung" era yo.

–¡Por favor! –lo escuché a unos pasos lejos de mí. Hoseok de verdad estaba montando un llamativo espectáculo.

Mi cuerpo no dejaba de sufrir pequeñas combulciones por el bochornoso episodio por la cual estaba pasando.

Hoseok por fin había llegado a mi lado. Se enclinó un poco para apoyarse en sus rodillas. Se veía cansado por correr y gritar, como si me hubiera estado buscando por toda la escuela.

–Caminas... muy rápido, Tae... –resoplaba torpemente sujetándose en sus rodillas.

Me paralicé cuando me alcanzó, y no pude evitar verlo, estaba todo sudado y cansado, pero apenas me acordé en dónde estábamos seguí mi camino ignorándolo.

–Hey, espera un momento. Ah~ –su voz salía muy agitada y cerca de mí, eso me indicaba que se había parado y me seguía por detrás.

Cuando menos se lo esperó eché a correr lo más rápido que pode.

Las miradas de alrededor estaban muy fijas en nosotros y eso me desesperó, por lo que lo único que se me ocurrió era seguir huyendo. Correr muy lejos de él es buena idea.

Mala idea por que seguía gritando mi nombre, y es que no gritaba como cualquier persona, gritaba llamando mucho la atención. Hoseok era muy lindo, otro motivo para que muchas miradas se concentren en él y en lo que hace.

Llegó un momento en la que ya no escuché su voz y, punto para mí. Lo había perdido justo cuando ya me había cansado.

Seguí caminando recobrando el aire. Siempre atento a que nadie me siguiese.

Pero el día no me quería ver tranquilo por que a tan solo una cuadra antes de llegar a mi casa lo ví, estaba parado al frente de mi jardín, esperando algo, o quizá a alguien.

No sabía qué hacer, si seguir huyendo o afrontarlo. ¿Acaso lo que me quería decir era tan urgente? ¿Cómo sabía dónde vivía? ¿Me había estado siguiendo? ¿O me había investigado? Imposible.

Si sigo escapando, podría ser que él nunca se rinda, pues muchas veces me había demostrado que era muy persistente.

Así que, mejor voy y le pregunto qué es lo que quiere y luego se irá ¿no?

Encabecé una lenta caminata, algo dudoso.

Hoseok me logró ver desde su posición y alzó su mano en modo de saludo.

Rodé los ojos. ¿Cómo puede ser tan lindo?

Caminó hacia mi dirección hasta llegar al frente mío.

–Hola –sonrió. ¿Cómo puede ser posible que hace unos minutos haya estado gritando mi nombre, y ahora hablarme como si nada?

¿Por qué verlo de esa manera alborota todo mi ser? No debo caer tan rápido, no debo ceder así de fácil. Aunque su presencia no ayuda en nada.

–¿Necesitas algo? –trataba de divizar cualquier cosa menos a él.

–Sí, te buscaba para... –sus palabras quedaron a medias. ¿Se había avergonzado? El único que tiene vergüenza realmente aquí soy yo, no él.

–¿Para...? –no pueden culparme por tener curiosidad.

–¿Puedes darme tu número telefónico? Por favor –preguntó sonrojado.

Estaba muy sorprendido. ¿Me había seguido desde la preparatoria para conseguir mi número telefónico?

–Ah... Uhmm... –mi cerebro trabajó lo más rápido posible para excusarme– No tengo celular, así que... –sí, no se me ocurrió nada mejor que mentirle.

–Oh, yo...

No pudo terminar de hablar, de nuevo. No por que él quisiera sino por que una contagiosa música sonó desde mi bolsillo delantero.

Demonios, alguien me llamaba y no se imaginan lo avergonzado que me sentía  frente a Hoseok. La situación no me favorecía ya que ambos nos quedamos en silencio.

Él turnaba su mirada desde el lugar de donde salía aquel timbre a mi ruborizada cara. Sólo quería que la tierra me tragase.

–¿Dijiste que no tenías un celular? –no contesté–. Pues mira, ahora, ¡mágicamente ya tienes uno! Y no puedes decirme que no tienes un número telefónico –esto último lo murmuró para ambos.

Solo me limité a reír de lo patético que fuí. Mis intentos de parecer normal frente a él fallaron.

–Pero... si no me quieres dar yo respeto tu decisión. Sólo quería intentarlo, al menos.

Créanme o no pero se vió súper tierno moviéndo de esa manera su pie sobre la acera. Tenía la cabeza inclinada hacia abajo y no me pude resistir más.

–¿En dónde lo vas a anotar?

–¿Qué? –alzó la cabeza confundido.

–Mi número -aclaré.

Y me agradecí haber aceptado su pedido por que en ese mismo instante pude ser el único que presenció cómo sus ojos se iluminaron de alegría. Y sonreí, por que yo había provocado tal semejanza.

Luego de unos segundos de un silencio cómodo, el chico frente a mí sacó su celular y guardó el número que le dicté.

Se despidió y se fue con una gran sonrisa. Él enserio me había seguido para obtener mi número.

Me quedé obsevando al lugar desde que lo ví desaparecer. Unos segundos después mi teléfono vibró, indicandome que me había llegado un mensaje. En ese mismo instante me acordé sobre la llamada de hace un momento, ¿Habrá sido mi madre? Jungkook no podría ser, estaba de viaje.

Pues pensé mal. Al revisar el registro de llamadas pude permitirme visualizar en la pantalla, que tenía una llamada perdida de él.

No le dí mucha importancia, pues creía que tal vez me había llamado para conversar, tal vez estaba aburrido de salir a conocer genge y pensó en llamarme.

Me dirigí hacia mi casa y entré en ella. Mi madre me recibió como todos los días, o eso creía.

–Taehyung, cielo. Alguien te espera en tu habitación -informó con júbilo.

–¿Jungkook? –hablé inconscientemente.

–¿Te contactó antes? –estaba sorprendida.

–No, lo supuse. ¿Quién más vendría a verme?

Y del comentario que hice sin pensar mi madre cambió su expresión.

Ella siempre ha pensado que mi timidez ha sido un problema, ya que no me deja socializar como cualquier otro adolescente.

Por más que he tratado de explicarle que no me subestime cuando me vea en silencio, que sé más de lo que digo, pienso más de lo que hablo y observo más de lo que se imagina, ella no termina por comprenderme.

Sí, puedo parecer seco, cortante y luego puedo alejarme. Pero creo que dentro de mí existe un mundo entero de sensaciones, opiniones, emociones. Las demás personas tal vez piensen que soy raro o que me falta energía para vivir, pero la verdad es que soy más de escuchar que de hablar. Tendré el mínimo de amigos pero eso no impide que sean los mejores amigos que conozca.

Soy ese tipo de persona que en vez de tener muchos amigos prefiere tener muy pocos, pero no cualquier amigo, sino de esos que están ahí en la buenas y en las malas, esos amigos leales y que nunca te niegan una mano, ese tipo de amistades son las que importan verdaderamente.

En fin, la hipotenusa.

Mi madre asintió siguiendo con su labor. Yo me dirigí hacia las escaleras para llegar a mi habitación y darle la bienvenida a mi amigo.

Cuando llegué abrí la puerta y como lo supuse, lo encontré echado en mi cama con unos audífonos en su cabeza mientras tarareaba la canción que estaba escuchando.

Reí por lo pacífico que lucía ahí.

–Taehyung-ha. ¿Llegaste? –habló sin abrir los ojos ni un poco.

–¿Por qué todos vuelven sin avisarme? –reclamé. Me senté en la silla giratoria de mi escritorio.

–Te llamé.

–No me digas que llegaste en menos de cinco minutos.

–No, ya estaba aquí, pero te llamé para evitar el drama que estás montandome ahora.

–Ay por favor –le resté importancia ya que sabía que no íbamos a sacar nada de esta conversación–. ¿Cómo te fue? ¿Te divertiste?

–¿Tú te divertirías en el velorío de tu tío? –preguntó irónico.

–Pues... –obviamente nadie se divertiría en un velorio, pero Jungkook nunca me dijo que iría a uno, y menos de su tío.

Espera, él no tiene tío.

Una fuerte carcajada resonó en mi habitación. Ya extrañaba que me hiciera esta clase de bromas.

–¿Por qué... –reguló su respiración abrazando su estómago– eres tan ingenuo?

–Ok, ok. Pero dime, ¿Qué tal te fue? –pregunté apoyando mis codos en mis rodillas– ¿Algo nuevo?

–Nada fuera de lo normal –dudó lo que iba a decir a continuación, luego solo asintió decidiendo decirme lo que tenía pensado–. Aunque... hace unos días salí a un antro y conocí a un chico –miró mis gestos y continuó–: Él asualmente fue a visitar a un familiar allá, también vive por aquí.

Debo resaltar que Jungkook no era un tipo muy callado. De hecho, tenía muchos conocidos por lo simpático que es, y podría decir que hasta es popular.

Pero de todas las personas que conoce sus amigos se reducen a unos diez, contando conmigo. Aunque somos buenos amigos él también tiene amistades aparte, eso no es motivo para que no seamos confiables.

–¿Y...? Tú no me sueles contar sobre los chicos que conoces. Debe ser especial. ¿Cómo es?

–¡Es muy lindo, Taehyung! –se levantó en un santiamén de mi cama– me divertí mucho con él. Su cabello es de color rubio platino, sus chachetes son muy esponjosos, y sus labios... –suspiró como todo un chico recién enamorado–. ¡Y hubieras visto sus manos! lo tan pequeñas que son al compararlas con las mías –alzó sus manos a la altura de su cabeza para observarlas- ¡Y... Aaah~ –volvió a suspirar–. Quiero que lo conozcas, Taehyung, te va a encantar.

Reí. Estaba seguro que mi amigo quería algo con ese chico, esta era la primera vez que lo veía así desde que lo conocí.

–Cuéntame más.

–Es muy gracioso, tierno, amable, alegre, simpático, hermoso... –dio un tercer suspiro– verás como me tiene.

–¿A sus pies? –bromié.

–Si es posible, así será. Él es el indicado, te lo aseguro –caminaba por toda la habitación, inquieto.

Pareciera que su sonrisa nadie se la podía quitar.

–¿Irás tras él? –me impulsé para dar una vuelta junto a la silla giratoria.

–Por supuesto que sí, Taehyungie~

–Ya veo.

–Te preguntaría cómo te fue a ti pero sé la respuesta... –paró de caminar y rascó su nuca. Se encaminó hacia la ventana y se apoyó en el barandal.

No respondí nada, pues tal vez tenía razón. No era que yo hiciera muchas cosas, simplemente seguía mi rutina diaria y ya.

Me acerqué a su lado e imité su pose. Los dos observamos el exterior, todo era tranquilo. Una cosa que disfrutábamos los dos y que también coincidíamos era disfrutar de la tranquilidad, del silencio, y no teníamos ningún problema con ello.

–Taehyung –llamó.

Hice un sonido como "mmhmm" para que sepa que le estaba prestando atención.

–Tu sonrisa delata lo que tu corazón esconde.

Y fue en ese mismo instante en la que me dí cuenta que yo también sonreía al igual que él.

Fruncí levemente mi entrecejo para darle una mirada confundida y deshacer la sonrisa que llevaba.

–Dísculpame por lo que voy a decir ñero desde que terminaste tu relación con ella no te veía sonreír de esa manera. Incluso, creo que nunca te he visto sonreír tanto. ¿Quién es?

–¿Qué? No es nadie.

–Sabes que no me puedes mentir. Ha de ser una chica muy insistente ¿verdad?

¿Una chica? Hoseok no es ninguna chica. Y el saber que mi amigo pensaba que era una chica me dió más miedo contarle sobre él.

Por otro lado, no sabía que Jungkook me conocía tan bien. Para que me conozca tan solo año y medio me sorprende mucho, muchísimo.

No le pude contestar por que mi celular sonó.

–¡Cualquiera diría que fuiste salvado por la campana! –rió una vez más.

Y tenía razón.

–Estoy empezando a odiarte por ser tan listo –hablé sin despegar los dientes.

–Oh, vamos, tú nunca odiarías a tu mejor amigo. Contesta, debe ser ella.

Pues claro que era ella, digo él. Nadie más me llamaría.
Mi madre se encontraba en casa y Namjoon debería estar en su universidad, él mayormente me llamaba en la noche, o venía a visitarme. Por cierto, no le he dicho a Jungkook que Namjoon ha vuelto, ellos aún no se conocen y quería presentarlos.

–¿Qué esperas? Contesta, Taehyung. Te está llamando por segunda vez.

–¿Qué? –me sentía muy avergonzado–. No, mejor no.

–¿Qué dices hombre? ¿Por qué no? –Jungkook cambió sus facciones a uno confundido.

–Porque no.

Él ya no dijo nada más, y yo tampoco. Nos quedamos en silencio escuchando la música que expulsaba mi celular cuando alguien me llamaba.

Hoseok no paraba de llamarme, y eso me desconcentraba, ¿Por qué me llama?

Me recosté en mi cama mientras que Jungkook seguía viendo el -ahora- atardecer.

Dejé mi celular al lado de mi cabeza, este de vez en cuando sonada avisándome que un mensaje había llegado.

–Al parecer le gustas mucho –habló sarcástico soltando una risa amarga.

A veces a Jungkook le daba cólera que yo sea tan tímido. Antes, cuando empezábamos a conocernos él intentaba hablarme en público, como cualquier amigo, pero yo lo ignoraba. Luego entendió que me daba pánico hablar con él por el simple hecho de que siempre andaba rodeado de jóvenes, y él al hablarme todos a su alrededor paraban en mí, un tímido.

–¿Ella no te agrada? Sabes que si es así y te sigue fastidiando yo lo puedo arreglar –su tono fue duro.

–¡No! –me senté para mirarlo aterrorizado–. No es así –miré mi regazo, apenado–. Es solo que... no sé... –¿Cómo le diría que es un chico?

Jungkook se paró al frente mío y me agarró los hombros, me sacudió un poco y se inclinó posicionandose cara a cara conmigo.

–Dime Taehyung, me asustas.

–Es un chico y...

–¿Un chico? –me interrumpió–. Taehyung, ¿Un chico? No sabía que estabas en el otro equipo, al igual que yo, y medio mundo –reímos.

–Bueno, es un ángel, ¿Qué te puedo decir? –mi amigo sonrió sorprendido.

–¿Cómo se llama? ¿Lo conozco? –se sentó a mi lado.

–Se llama Hoseok, lo co-

–Espera –volvió a interrumpirme– ¿Jung Hoseok? ¿La esperanza de la prepa? –se giró hacia mí y preguntó con los ojos bien atentos.

–¿Esperanza? ¿De ustedes? No es ese.

–No, así no lo conocemos, él es la esperanza de la prepa. Estoy seguro que es el único "Hoseok" que hay.

–Espero que estemos hablando de dos personas diferentes –murmuré.

–No, no te pongas nervioso. Es solo que la prepa lo nombró así por la manera en la que transmite paz cuando estamos junto a él. Su sonrisa lo es todo –explicó.

Me quedé mirando a Jungkook esperando a que diga que era una broma. Pensé que era el único que se sentía así cuando estaba junto a él, pero al parecer toda la prepa siente lo mismo.

No era el único que se enamoró de su sonrisa, no era el único que se sentía en casa estando junto a él.

Al saber que es muy conocido en nuestra preparatoria me dió más pavor, eso explicaba del por qué de todas las incómodas miradas que se posaban en mí cuando estaba cerca a él.

–Bueno, entonces...

Y ahora el celular que timbró fue el de él. Se paró para contestar la llamada y se situó en la ventana.

Al parecer lo necesitaban y se fue advirtiéndome que teníamos una conversación pendiente, que no lo piense mucho. Y sí que me conoce muy bien.

Mi celular volvió a timbrar y esta vez si me ganó la curiosidad. Lo cogí y revisé a través de las notificaciones sin haber desbloqueado mi teléfono, tenía cinco llamadas perdidas y veintitrés mensajes de Hoseok. Leí sus mensajes por ese mismo atajo y supe del por qué de su insistencia.

Él había comprado dos boletos para una película, ésta comenzaba hace treinta minutos. Tenía tiempo de ir, pero me sentía muy inseguro así que decidí ignorarlo.

[...]

Al día siguiente había asistido a la preparatoria pero con la diferencia que volví a evitar a Hoseok, no lo quería ver, y no sabía del por qué.

Me costó mucho ya que compartíamos muchas clases y tuve que saltarme la mayoría. Al fin y al cabo todo era por mi bienestar, no había problema en no querer verlo, si así me sentía tranquilo, así tenía que ser.

En el transcurso del día había estado mandándome mensajes preguntando si me encontraba bien, pues pensaba que no asistí a clases cuando sí lo hice.

Ya en mi casa saludé a mi madre y pasé el rato con ella, luego subí a ducharme, -aunque mayormente lo hacía en la noche- pero me daba igual.

No sabía que era tan agotante eludir a Hoseok.

Salí de la ducha y tomé una siesta, no es que nadie me vaya a visitar a lo que resta de la tarde.

Cuando me desperté creí haber imaginado ver la silueta de Hoseok, justo en la ventana, parado.

Traté de removerme para poder visualizarlo bien, pero mis ojos seguían somnolientos, intenté con sobar mis ojos pero lo seguía viendo ahí.

Hasta que se dió media vuelta y me sonrió, si hubiera sido Hoseok hubiera entrado en pánico ahí mismo, pero simplemente era mi gran amigo:

Kim Namjoon.

–¿Tuviste un día pesado? No acostumbrabas dormír en el día –habló moviendo su mano en el aire, como un gesto de saludo.

–¿Cuando llegaste? –me senté mientras estiraba mis brazos.

–Hace masomenos media hora. Estabas dormido y no quería interrumpir tu sueño –me respondió muy tranquilo.

–Namjoon, no sé que hacer –me volví a recostar, esta vez hecho una bolita.

–¿Te gusta? –preguntó sin despegar su mirada a lo que sea que estuviera viendo.

–No lo sé –suspiré. No me sorprendió que Namjoon supiera, o adivinara, que por alguien estaba así, por alguien nuevo en mi vida. Mi mejor amigo era muy astuto y me conocía mejor que Jungkook, incluso más que mi madre. Nos conocíamos desde pequeños y podía confiarle cualquier temor que me atormentara y él siempre sabría qué decirme.

–Taehyung –llamó.

–¿Si? –lo miré aunque él seguía sin mirarme.

–El alma libre es rara, pero la identificas cuando la ves. Básicamente porque te sientes a gusto, muy agusto, cuando estás con ellas, cerca de ellas, o cuando piensas en ellas. No lo pienses mucho, deja fluir tus sentimientos. No te encierres ni huyas –se giró para recostarse en el marco de la ventana–. Sé que te espantas cada vez que te dan atención en público, pero si te atrae de verdad, inténtalo.

–Uno no sana en el lugar donde se enfermó, Nam –arrastré las palabras, sintiendo una lágrima escapar de mis ojos.

–Yo sé que sigues tratando de sanar las cosas de las que ya no hablas, pero deberías darle una oportunidad. Si te tiene así, es por que es diferente a ella, hasta lo estás pensando –habló razonablemente.

No le contesté, no dije nada. Me recosté boca arriba y me quedé mirando el blanco techo.

Luego de cinco minutos susurré:

–Tal vez algún día...

Pero no fue lo suficientemente bajo por que él lo escuchó.

–Tienes miedo a que te haga daño y eres tú el que te haces daño con tanto miedo, Taehyung.

–Es probable... –empuñé la sábana muy fuerte. Él exhaló.

–Puedo predecir desde aquí que al final tendrás tanto miedo que él terminará yéndose.

–Tú no me conoces, tú solo sabes lo que yo quiero que sepas –hablé sin pensar.

–Te equivocas, Tae. Tú no podrías mentirme, eres muy transparente conmigo, y te entiendo –tenía razón, Namjoon siempre supo leerme mejor que nadie.

–¿Qué se supone que haga?

–Busca tu comodidad. Pregúntate, "¿Qué es lo que quiero?" y pronto sabrás la respuesta. Sé feliz, pero no por alguien, tampoco por algo. Quizás con alguien, pero mejor sé feliz por que, al fin y al cabo es lo que te mereces, Taehyung.

Me quedé un momento reflexionando sobre lo que me acababa de decir, y por más que quisiera comprender no lo lograba.

–¿Qué sucede si no le gusta el verdadero yo? ¿O si no soy como él espera? ¿Y si no soy lo suficiente?

–Si él no entiende que tú no eres como un mundo ordinario, si no entiende que tienes tu propia locura, y muy ruidosa por cierto, si no entiende que tu dimensión es muy tranquila y que disfrutas estar ahí, si no entiende nada de eso es por que no te merece.

–Tal vez yo no lo merezco...

–¿Sabes que suenas como todo un adolescente depresivo? –reí–. Sé suficiente, Taehyung, primero para ti mismo, el resto del mundo puede esperar. Puedes tomarte tu tiempo, si eso es lo que crees, porque déjame decirte que tú eres más que suficiente.

–Quiero hacer con él todo lo que un adolescente normal haría con su pareja, quiero enamorarme de algo sano, Nam. Él me gusta y ya no quiero huir, quiero superar lo que ella me hizo. Pero... tengo miedo.

–Si te emociona pensarlo, imagínate hacerlo –habló con un toque de esperanza–. Espero que te des cuenta de todo lo antes posible, Taetae.

–Puede ser que lo piense de esa manera –me recosté de lado.

–Déjame decirte algo que va a cambiar el rumbo de todos tus temores; él habla de tí como si tú fueras quien pone las estrellas en el cielo –habló con detenimiento.

–¿Qué? –me senté en la cama con los pies flexionados hacia atrás–. Tu no sabes de quién hablo.

–Claro que lo sé, Taehyung –sonaba seguro de sus palabras–. Al regresar del extranjero me mudé a otro apartamento —explicó—. Ahí, casualmente tengo a un vecino que se llama Hoseok, se parecía mucho al chico que te gustaba cuando niño ¿Te acuerdas? No le dí importancia. El chico que te gusta se llama así ¿verdad? Hoseok. Pasó por mi puerta para darme la bienvenida, lo invité a pasar y conversamos un poco, y ¿sabes qué? Todas estas semanas nos llevábamos bien, como vecinos, en nuestras conversaciones me enteré que estudiaba en la misma prepa que la tuya pero resaltaba algo más, y era el que él estaba muy enamorado de un chico, el cual nunca me dijo su nombre. Apenas ayer me enteré que eras tú, quise venir al instante pero tenía muchos trabajos, así que los terminé rápido para venir a ver tu estado. Sabía que lo estarías pensando mucho y que tal vez tendrías un completo lío ahí dentro. Y no me equivoqué, Taehyung.

Desde que comenzó a hablar no había pestañeado ni un segundo. Me sorprendió tanto que tenía la boca entreabierta por su relato.

–Que no se te pase la vida pensando, Taehyung. Te mereces todo el amor que ese chico te quiere dar.

–A veces miro sus ojos y me da la sensación de que me he estado ahogando y que justo en ese mismo instante estoy respirando por primera vez –hablé recordando todas las veces en las que me quedé viendo sus cafés ojos, esas que me transmitían tranquilidad.

–Exacto, si te da paz ya te está dando todo

Y con esas palabras Namjoon se despidió. Yo me quedé tirado en mi habitación pensando sobre las cosas. Sobre él. De cualquier forma que lo quiera ver Hoseok se aburriría muy rápido de mí, y ese no es el problema, el problema es lo que me hizo ella.

Ella me moldeó tanto que no sé quién soy hoy en día. Tengo miedo a pasar por lo mismo, me estaba recuperando y olvidando cuando apareció él.

Siendo sincero Hoseok no llamó mi atención cuando me habló por primera vez, sino que fue desde la primera vez que lo ví. No lo recordaba pero lo conocía cuando era niño. ¿Cómo pude olvidarlo?.

Cuando eramos niños le había contado a Namjoon sobre él, pero al siguiente año el pequeño niño no volvió a la escuela.

Escuchar la risa de Hoseok desde lejos me tranquilizaba.

Observar cada movimiento que hacía me enamoraba.

Pero nunca pensé que él me hablaría, y menos que le gustaría años después de que él me gustase primero.

🌻

Hace dos días que no asisto a clases ya que no tenía ánimos. Lo bueno es que mi madre lo entendió.

Hoseok seguía enviándome mensajes y llamándome. Creo que está muy preocupado por mí, pero aún no me siento listo para contestarle.

Estoy pensando que lo mejor sería dejar fluir nuestra relación, si le gusto a Hoseok y él me gusta, ¿Qué podemos perder?

Exacto, nada.

También he pensado en el principal obstáculo:

Mi timidez.

Ayer llamé a Namjoon y le volví a contar que aún me sentía muy confundido. Pensé que se cansaría después de haberme explicado tanto, pero no fue así, respondió muy tranquilo.

Durante toda esta mañana estuve pensando en nuestra conversación, Namjoon había despertado mis cinco sentidos, y eso era bueno.

—¡Ah! Namjoon, ¿Por qué el amor es tan complicado? —hablé frustrado.

—El amor no es complicado, Taehyung. Las personas lo son —habló sin ningún titubeó y con firmeza, sin dejar de lado su tono suave.

—Sigo teniendo miedo —hablé esperando un reproche por su parte, pero este nunca llegó.

Namjoon no me respondió hasta un minuto después.

—Tae, date cuenta de todo lo que pierdes por ese miedo absurdo a perder de nuevo. Si lo piensas mucho, lo complicas más.

—Soy un cobarde —hablé tirándome boca abajo en mi cama, sin alejar ni un centímetro el celular de mi oído.

Escuché que Namjoon soltó un pesado suspiro y me dió vergüenza por él, por que siendo mi amigo tenía que soportar todas las estupideces a las que temía— Deja que fluya el amor, eso también es de valientes, Taetae. O al menos conócelo —mi amigo comenzaba a cansarse.

—Es que él es demasiado —murmuré apenado.

—Nadie, absolutamente nadie debería acostumbrarse a lo malo.
Después llega lo bonito y creen no merecerlo —reprochó.

—Es que yo no puedo Namjoon —hablé desesperado—. No sirvo para eso del amor. Ella tenía razón, por mi timidez voy a morir solo.

Escuché más de un insulto a través de la línea–. Taehyung. ¿Tanto te mintió para que pienses que hoy no eres increíble? Si él, Hoseok, al conocerte ya no te quiere, es por que nunca supo comprenderte.

Ahora que lo he pensado mucho, estoy dispuesto a que, si Hoseok no me acepta tal y como soy, no merece la pena, así de complicado.

Mi celular volvió a vibrar y está vez decidí checarlo. Era Hoseok, de nuevo.

Me decidí por leer los mensajes cuando mi celular sonó muy fuerte, había olvidado bajarle el volumen y por eso me asusté.

Hoseok me estaba llamando.

Estaba por entrar en pánico pero traté de tranquilizarme al instante. Tenía que afrontarlo, ya lo había pensado mucho y mi decisión fue dejarme quererlo.

Deslicé mi dedo sobre la pantalla para contestar y acerqué el aparato cerca de mi oído.

—¿Ho-hola?

—¡Taehyung! Soy Hoseok, el chico al que le gustas. ¿Estás bien? No has asistido a clases y me preocupé mucho –se expresó aliviado.

—Ah, sí. Estoy bien, no te preocupes. Tuve problemas por eso no pude presentarme –luché por sonar tranquilo.

—Eso me alegra mucho. Traté de comunicarme contigo pero no contestabas. Casi iba a buscarte a tu casa –rió nervioso.

No sabía qué más decir por eso no contesté y el silencio no fue para nada cómodo, al contrario.

Taehyung –llamó através de la línea.

—¿Si? –contesté al segundo.

—¿Puedes salir ahora? No es tan tarde y quisiera verte –dudó un poco.

¿Debería aceptar?

–A-ah, pues claro. ¿Pa-pasas por mí?

¡Genial! Sí, paso por ti en media hora.

Luego de cortar la llamada comencé a transpirar.

Hoseok vendría a por mí y saberlo me puso pálido.

Algo me decía que este encuentro sería único.

Mi corazón latía tan fuerte que lo podía escuchar retumbar por todo mi cuerpo, me sentía flaquear, el mundo me daba vueltas, y más vueltas, comenzaba a marearme.










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