Capítulo 37 - Defender al Einherjer
Volvió la perdidaaaaa :3
Entre los exámenes y trabajos finales, el estado de salud tanto física como mentalmente, mis ausencias y las mil cosas que me han podido suceder a lo largo de los dos últimos meses o así... creo que todo está más en calma por fiiiiin ^^
Ahora es momento de proseguir, y primero un pequeño repaso y resumen de lo anterior para volver a tener nuestras mentes al día ^^
Ah, por cierto... aparece un dios azteca ^^ ¿A que no lo adivinan? Pista, no es ninguno de los más típicos pero a mi juicio, ¡uno de los más interesantes!
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La quinta batalla ha comenzado... ¡Morrigan contra Freddie Mercury! ¿Qué puede salir de esto, si la diosa es violenta y agresiva y el humano no sabe combatir? Menos mal que Sveid, su valkiria, confía plenamente en él y le ayudará con todo para dar lo mejor de sí.
Tras ver un poco del inicio de Morrigan como Tuatha, su amistad con Lugh y su matrimonio con Dagda... ¡El humano revela su poder! ¡Junto con el micrófono como Volund, usa su propia voz para crear ondas sonoras que sirven tanto para atacar como defenderse de las explosiones características de Morrigan! ¿Pero... un humano sin don de batalla derrotar a una diosa de la guerra?
Mientras, en los registros Akáshikos, Sasaki mostró a Corazón de León y Asimantos su pequeño cuarto de ofrendas a los caídos, encontrando allí, ni más ni menos, que una pequeña para Poseidón de parte de Sasaki. Así, gracias a su bondad, Asimantos les revela quién asesinó a Buddha tras el primer Ragnarok: ¡El Supremo Nórdico, Odín!
Mientras, la batalla continúa... Ninguno se ha golpeado aún, pero sus ataques vuelan por los aires, ¡Heimdal no puede estar tranquilo en ningún combate! ¿Quién recibirá el primer golpe?
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- ¡Miren eso! ¡Kawaii desu!
La Suprema japonesa, Amaterasu, se había puesto de pie en su asiento, moviendo sus once colas efusivamente a su alrededor con los ojos brillantes de emoción, viendo el cielo del campo de batalla.
- ¡Quiero que plasmen eso, mis mangakas! - les indicó señalando con un dedo, marcado con una uña rosita y afilada - ¡Los orbes de magia negra de Morrigan dejan una estela preciosa semejante al humo cuando avanzan... pero los del humano son como rayos blancos que dejan glitter a su paso! ¡Son tan diferentes y tan lindos! ¡Kawaii, Kawaii!
Los mangakas asintieron a la vez mientras bajaban la vista a sus cuadernos y empezaban a hacer bocetos muy concentrados, en las posiciones inferiores a la diosa kitsune, que emitía suaves sonidos de zorro entusiasmado viendo el cielo.
*
Mientras tanto, en el campo de batalla, Morrigan se había elevado en el aire, rodeada por finas capas de su magia negra, cargando el cielo de sus esferas explosivas, que volaban a gran velocidad hacia la barrera mágica que había creado Freddie alrededor del escenario. Eran poco más grandes que un puño, pero muy numerosas.
- ¿La barrera aguantará eso? - preguntó Freddie en voz baja, hablando con su valkiria.
- Confía en que lo hará.
- ¡No, no va a aguantar! - como si hubiese oído la pregunta, Geir había respondido desde su palco, tapándose los ojos - ¡Morrigan tiene una de las magias más destructivas entre todas las deidades! ¡Incluso corre peligro la barrera de detrás, la que protege al público!
- Geir, las barreras las crean dioses también - Hrist parecía más calmada, y hablaba sin mirarla - Son dioses de la magia que se han repartido la arena con respecto a su situación geográfica: Zona norte, Odín-sama; Zona sur, Thot-sama; Zona este, Hécate-sama. Justo la barrera de detrás de Freddie es la zona oeste, y esa es de Huehuecóyotl-sama.
- ¡Pero Huehuecóyotl-sama es...!
- Lo sé, no es necesario que lo digas... - Hrist tragó saliva - A veces no es de fiar... - murmuró mirando hacia esa zona de las gradas - La barrera está puesta, pero... no le veo por ninguna parte.
¡Hue-Hue-Hue! ¡Hue-Hue-Hue!
Ese sonido apareció de repente con un tono cómico y burlón, casi pareciendo una risa. A Geir se le ponía la piel de gallina y no dudó en dar un salto y subirse encima del Rey Arturo, la única persona que estaba allí además de ella y su hermana. Hrist volvió a tragar saliva apretando los puños. Ese sonido le ponía de los nervios.
¡Hue-Hue-Hue! ¡Hue-Hue-Hue!
- ¿Qué significa ese sonido? Parece incluso una alarma - comentó el rey mirando atentamente a su alrededor, aún sosteniendo a la valkiria pelimorada en sus brazos sin importarle.
- Eso es... - Hrist levantó la cabeza y se giró mirando al pasillo que conectaba ese palco - Es la risa de Huehuecóyotl-sama. Siempre se ríe así cuando atrapa a alguien hablando de él.
Tras eso, ella bajó la cabeza y clavó una rodilla en el suelo, llevando una mano al pecho. Geir se apresuró a bajar de los brazos de Arturo e imitó a su hermana mayor.
- Lamentamos estar hablando de usted, Huehuecóyotl-sama - dijo de corazón con tono solemne - Siento haber dicho que usted no es de fiar.
¡Hue-Hue-Hue! ¡Hue-Hue-Hue!
Unos ojos amarillos aparecieron al fondo del pasillo, seguidos de una sonrisa, entrecerrando suavemente estos, indicando diversión y burla.
¡Hue-Hue~!
*
El campo de batalla se estaba llenando rápidamente de las bolas de magia negra de la diosa, que volaban por el aire como cometas negros dejando una estela de humo, estrellándose contra la barrera y provocando explosiones. Mientras ella sonreía estirando un brazo hacia su rival, el humano miraba fijamente la barrera esperando que aguantase. Las explosiones eran en varias partes, y liberaban humo cada vez que una bola reventaba.
- ¡Está aguantando! - aclamaron en el público.
- ¡Esa volund es muy fuerte!
- ¡O Morrigan más débil de lo que nos hacía creer!
Ante el miedo de que la barrera pudiera ceder o que incluso la enorme cantidad de humo de la magia negra pudiese estar dentro, siguiendo las indicaciones de su valkiria, el humano mandó una nueva barrera para sustituir a la primera, esta vez, cerrándola por arriba completamente.
- Bien visto, ella podría aprovechar la nula visión por el humo para entrar a la barrera por lo alto, ya sabemos que puede levitar o transformarse en cuervo - Sveid le apremió - Ahora es el momento de seguir ideando un plan.
- ¡Morrigan se ha esfumado! - comunicó Heimdal - ¡Ha desaparecido por completo dejando tras de sí un rastro de plumas negras!
El humano miró rápidamente a una pantalla cercana, donde antes estaba Morrigan enfocada, viendo ya solo restos de plumas flotando. El árbitro, aunque era un dios, debía ser completamente neutral en su juicio, así que no mentía. Ella había... ¿desaparecido?
- Buen intento por parte del humano... teniendo en cuenta que no tiene ninguna iniciativa bélica... parecía un poco inútil... - comentó Zeus tendiendo una taza vacía a su hijo Hermes, que este rellenó con elegancia - Está claro que las valkirias también han mejorado mucho en estos mil años...
- Así es - asintió Hermes con una pequeña sonrisa - Además, las barreras, las puertas, las fronteras mágicas... no son ningún problema para Morrigan.
- Así se entera de todos los chismes - Ares apoyó su mejilla en su puño, jugando con un dedo en su largo mechón de pelo.
Dentro de la barrera, Freddie miraba a todas partes, sin dejar sus espaldas descubiertas y manteniendo ojos y oídos abiertos, pendiente de ella si pudiese aparecer en algún momento. Por instinto, siempre tenía el micrófono enfrente de su boca a poca distancia, para poder defenderse rápidamente. No tuvo que cuidar de sus espaldas por mucho tiempo, pues fue la propia diosa la que se manifestó delante de él en un segundo, envuelta en plumas negras con una sonrisa pícara.
- Buh - dijo sin gracia, extendiendo los brazos hacia él con las palmas abiertas.
- ¡Retrocede, Freddie! ¡Que no te toque! ¡Vamos!
Aunque su valkiria si tenía buenos reflejos, de él dependía la reacción. Sí se echó hacia atrás abriendo la boca para atacar a poca distancia contra ella, pero Morrigan no se quedó quieta. Con sus manos tendidas y abiertas, golpeó con la palma la mano que tenía el micrófono, lo que hizo que con el efecto, él se golpease la nariz y el labio superior con su propia volund.
- ¿Uh? ¿Duele? Pero si te has dado tú solo, que torpe... ¿Esa no es tu arma? - se burló ella un poco.
El humano, por instinto, retrocedía intentando poner espacio entre ellos, pero Morrigan le seguía y acosaba. Era pequeña y rápida, y con las manos levantadas, despistaba con una y golpeaba con la otra, procurando hacer que se golpease él mismo con el micrófono en la boca, sobre los dientes.
- Creo haber escuchado el chisme de que tu voz es así de especial por la forma de tu boca, ¿no? - ella le preguntó con relativa inocencia, haciendo que por un momento el humano le mirase con curiosidad - Que es porque tienes más dientes de lo habitual, ¿no? Ten cuidado, que tu valkiria no te salte ninguno.
Con ese último comentario, un nuevo golpe le hizo partir el labio superior, declarando así a Morrigan no sólo como la primera en lograr un golpe certero en el enfrentamiento, sino lograr la primera herida y la primera gota de sangre. Los celtas vociferaban por ese enfrentamiento cuerpo a cuerpo por el que la diosa iba claramente en ventaja, acosando e intimidando al rival pese a ser pequeña y delgada, pero con buenos resultados.
Aburrida de que el humano no supiese como evitar un acoso tan simple, la diosa le golpeó con la pierna tras su rodilla, haciéndole hincar la izquierda en el suelo frente a él, y con la misma, antes de posarla en el suelo, volver a golpear la mano del otro, que no soltaba el micrófono... pero esa vez fue demasiado, y su arma salió volando hacia arriba girando rápidamente, dejando al humano indefenso y arrodillado ante ella.
- ¡Morrigan ha desarmado a su oponente! - declaró Heimdal dando pequeños saltos - ¡Y lo tiene arrodillado delante de ella a su total merced! ¿Estamos ante la batalla más desigualada y más corta de la historia de los Ragnaroks?
La diosa no dejó de sonreír con altanería en ningún momento, haciendo que su labial borgoña tuviese un efecto más profundo y sensual. Aún sin posar la pierna en el suelo, sus ojos color ámbar se cruzaron con los marrones oscuros del otro, haciéndole sentir un escalofrío por todo el cuerpo.
- Tampoco esperaba nada más, no te sientas mal - comentó con arrogancia - Arturo es mi rival idóneo, y en cuanto termine contigo y la humanidad esté extinta, tendré mi batalla contra él. Así que, bye bye~
Preparó su piernas para dar un golpe sobre su cabeza que sea mortal, ya fuera rompiendo el cráneo o el cuello, pero el caso es que estaría muy bien tener el récord de la batalla más corta, o eso pensó en su mente fugazmente. Se escuchaba de fondo a los espectadores gritando, seguramente ya temiendo al muerte de su representante, pero en un momento, los gritos de terror se acabaron transformando en gritos de sorpresa.
Sólo bastó un segundo para hacer que la cabeza de la diosa se estrellase esta vez contra el suelo del escenario, abriendo un boquete en este, apareciendo encima de esta la propia Sveid, con una rodilla en la nuca de esta. No dio tiempo a mucho más, pues ella le gritó al humano que retrocediera rápidamente.
- ¡Increíble! ¡Damas y caballeros, la valkiria ha roto el volund y ha aparecido físicamente en el combate para atacar a Morrigan! ¡Nunca había sucedido nada igual! ¡Recordemos que esto no es una infracción de recibir ayuda, pues todos los dioses aceptan la llegada de su rival con la propia valkiria!
Heimdal se emocionó ante la nueva aparición de la semidiosa, que rompió el volund en el aire voluntariamente para aparecer físicamente. El cuerpo bajo su rodilla se empezó a mover, y ella se apartó de un salto interponiéndose en el camino con su Einherjer, pidiéndole con la mirada que se escondiese por el escenario mientras ella ganaba tiempo. Tras un par de segundos, Morrigan se levantó lentamente, quitándose de encima unos restos de madera, soplando su flequillo despeinado, frotando su cuerpo de polvo.
- Tú, semidiosa... ¿Por qué no estás donde te corresponde? Esta no es tu batalla.
- Sí que lo es. Es tan mía como de mi humano, pues queremos el mismo resultado. Tan mía como de mis hermanas y de todos los humanos que esperan su turno - ella se colocó en una posición de combate frente a la diosa, sin miedo ninguno - Y yo misma le prometí que le iba a proteger.
Eso no hizo sino hacer sonreír más a Morrigan, llegando a enseñar los colmillos y hacer sus ojos ambarinos brillar.
- Oh~ al menos contigo puedo entretenerme un poco más... aunque no mucho. Tu presencia física hace que no haya absolutamente nada dentro de esta barrera que pueda hacerme daño. No podéis ganarme, ni juntos, ni separados.
- Eso lo veremos - la valkiria le retó, viendo que por el rabillo del ojo, su humano le estaba haciendo caso - Aunque no pueda matarte yo misma a golpes, sí que te quitaré las ganas de seguir hablando de esa manera tan creída.
- No hay nada que puedas enseñarme. En todo caso, será al revés.
La multitud se veía animada porque el combate siguiese de esta forma, tanto humanos como dioses, aunque estos primeros no parecían tan convencidos, porque como había dicho Morrigan, la valkiria no tenía forma de matarla... pero ella sí podía matarlos a ambos.
- Sabía de la existencia de una valkiria que tiene una valentía incluso superior a la de Brunhilde... - comentó Loki - Pero no pensaba que le iba a tocar a Morrigan lidiar con ella... así es más interesante... - él sonrió hasta que le llegó las comisuras a las orejas.
- Es un buen giro de trama, si señor - Lugh acariciaba su barba sonriendo, mirando el combate - Sin embargo, Morrigan sabe como lidiar con los nórdicos. ¡Yo le enseñé!
- ¿A ella sí y a mí no? Que favoritismo... - su hijo le miró de reojo.
- A ti se te está pegando lo dramático de Morrigan, hijo... - le mencionó Lugh - ¡Pero es así! ¡Yo mismo forjé sus hachas de guerra y le enseñé a combatir contra las hordas de vikingos! ¡Sabe pelear contra Berserkir*, contra Úlfhédnar*, Svinfylking*, Drengs y Thegns*, y todo lo que venga del norte! ¡Incluso contra el fortachón aquí presente! - indicó con el pulgar señalando a Thor.
Berserkir* - Son los hombres-oso nórdicos, los guerreros más famosos. Se caracterizan por llevar una piel de oso sobre sus hombros.
Úlfhédnar* - Son los hombres-lobo nórdicos, guerreros con piel de lobo. Hacen referencia a los dos lobos de Odín, Geri y Freki.
Svinfylking* - Son los hombres-jabalí nórdicos, que sí, llevan cabezas de jabalí y pieles. Como los anteriores, estos hombres bestia son muy agresivos y se comportan destructivamente como animales.
Drengs y Thegns* - Los drengs son guerreros vikingos jóvenes, mientras que los thegns son los guerreros adultos y experimentados.
- Menos contra mi padre y contra los gigantes. Le dan asco - añadió Thor simplemente.
- ¡Bueno, esos gigantes son incluso más feos que nuestros fomorianos! Y contra tu padre veremos... ella no duda en plantarle cara - Lugh cerró los ojos por un momento - Lo que quiero decir es que Morrigan puede contra la valkiria, aunque ella es mucho más grande y musculosa.
- Le has enseñado bien... - murmuró Thor - Le enseñaste hasta presentarse en los salones de mi padre en busca de un berserker caído...
- ¡Oh, eso es una anécdota muy interesante! - los ojos de Lugh se abrieron rápidamente recordando eso - ¡Yo fui con ella! ¡Ese día le enseñé a respetar las diferencias entre la muerte celta y la nórdica! Ella no quería guerra en los salones del Valhalla, quería recuperar una de las hachas que le regalé porque ese hacha se la dejó al berserker antes de morir y poder ascender tranquilo.
- Morrigan no sabe ir a un sitio sin liarla, Lugh - Thor desvió la mirada.
- Ahí discrepo. Ella solo quería el hacha, pero el berserker la retó para conseguirla de vuelta. Y justamente la retó a la única cosa en la que Morrigan no puede ganar...
- ¿A? - Thor miró un poco, como si pudiese descubrir una debilidad de la diosa.
- ¡A ver quién orina más lejos! - Cuchulainn dijo eso y luego se echó a reír, contagiando a su padre, que le dio un golpe en el hombro que le hizo caer de su asiento al suelo.
- ¡Es gracioso eso, pero no fue así! ¡Le retó a una competición de bebida! ¡Ella detesta el sabor del alcohol y le afecta demasiado! Es demasiado peligrosa una Morrigan ebria en el Valhalla, así que me ofrecí en su lugar.
- En resumidas cuentas, conseguiste de nuevo el hacha.
- ¡Claro que sí! ¡Aún no ha nacido humano capaz de comer y beber más que yo! - Lugh se golpeó el pecho con orgullo.
- Yo lo reto una vez al mes... durante hace siglos - Cuchulainn se incorporó sonriendo - ¡Y es te viejo no me deja ganar ni una vez!
- Ya basta - Thor les cortó seriamente - No queremos que Morrigan se despiste con nosotros... - comentó mirando a Loki de reojo.
Fue en el segundo en que ellos se callaron que Morrigan esquivó el primer golpe de la valkiria con soltura. Mientras que la semidiosa era rápida, tanto con sus brazos como sus piernas, Morrigan apenas se movía esquivando. Sus movimientos estaban concentrados en los hombros y en las caderas, y aunque la nórdica atacase desde muy cerca, ella esquivaba grácil como una flor moviéndose en el viento. En las gradas celtas, aparecían silbidos, y los druidas hacían ruido dando golpes.
Con tantos ataques vikingos, los druidas habían aprendido a combatirlos. Esquivar a esos pesados y grandes hombres, de movimientos mayormente predecibles, se formó un entrenamiento para ellos, esperar pacientes a que terminen su cansado combo de golpes para luego asestar un buen golpe en un punto crítico que les dejara sin aliento. Era la forma de combate druida, y obviamente, la diosa de la guerra sabía de eso.
Así fue exactamente, como Morrigan esperó pacientemente a que Sveid se cansase un poco para buscar un punto fácil de golpear, encontrando uno en el vientre de la valkiria, recogiendo su puño para golpear ahí, pero al momento del impacto, la mano de la valkiria detuvo su puño, mirándole intensamente.
- No te equivoques conmigo - le advirtió - No soy del todo humana.
Avanzó su cabeza rápidamente hacia ella, golpeándola en la frente, haciéndole dar a la pelinegra un chillido y retroceder.
Mientras tanto, Freddie se había refugiado tras el escenario. Con la mano en el pecho y el corazón en la garganta, no lograba calmarse y concentrarse. Además de que ahora Sveid no estaba a su lado y debían estar juntos para poder asestar golpes certeros, la valkiria estaba peleando cara a cara contra ella, sólo para que él pudiera tener un poco de tiempo y descansar. Sí, creía totalmente que era un Einherjer nefasto, y la idea de morir le cruzaba la cabeza varias veces, pero sin llegar a aterrarle. Sólo a decepcionar a la humanidad.
Alzó la cabeza para ver una pantalla, donde ambas mujeres estaban ensalzadas en un combate cuerpo a cuerpo, donde se veía a la diosa golpear ahora el costado de la valkiria, haciendo aparecer ahí pequeñas grietas en la zona, como si fuese porcelana rota. Eso el hizo tragar saliva y se echó el pelo hacia atrás, intentando pensar con claridad en cómo salir de ahí, recuperar su valkiria y seguir con el combate a larga distancia.
Miró un momento al público, a muy pocos metros de distancia con él, separados por la barrera mágica. Ellos le aclamaban, animaban y aplaudían, seguían animando a pelear y a darlo todo, porque tenía potencial para hacerlo.
- Sólo... soy un hombre que quiere cantar... - les murmuró, como si esa fuera su excusa - Nunca pensé que... estaría en una situación parecida.
Cuál fue su sorpresa, que los espectadores de las gradas empezaron a moverse, de la misma forma en la que Moisés abrió las aguas, de la misma en que Lu Bu partió los cielos, dejando delante de él un pequeño pasillo libre, como una escalera. Al final de esta, una joven mujer se apresuraba a bajar agarrando un sombrero sobre su cabeza, balanceando su cabello rubio corto y teniendo cuidado de dónde ponía los pies.
- ¡Freddie! - le llamó ella con una sonrisa al llegar al último tramo, el más cercano a él - ¿Necesitas un poco de apoyo extra?
El representante de la humanidad observó incrédulo a la sonriente mujer, cuya sonrisa le contagió a él también, acercándose a ella todo lo que pudo hasta el borde trasero del escenario.
- Mary...
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Ahora sí, toca teams ^^
Bando de los dioses - Morrigan
Bando de los humanos - Freddie Mercury
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