Capítulo 36 - Rayos imperfectos
Espero que no se note demasiado que he estado esperando con ansias saber el resultado de la séptima pelea oficial para poder hacer la primera parte de este combate dependiendo el resultado. Pd: ya me jodieron el tridente de Poseidón en el manga y aquí lo usa Asimantos... Ais... Weno, en el anime lo hicieron desaparecer junto con Poseidón xD
Bueno, pongo un pequeño capítulo, que espero que los siguientes sean más largos. ^^
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El pequeño cuarto adyacente a los registros Akáshikos olía dulcemente a sándalo con toques florales. Su iluminación era perfecta para ser un espacio de culto y relajación, además de adoración para aquellos que cayeron dándolo todo por la humanidad y... No eran los únicos. También había dioses.
Corazón de León tuvo que apretar los dientes y los labios para no decir nada lleno de ilusión y demasiado entusiasta en un lugar tan solemne como ese, donde las imágenes de dioses y humanos que ya no vivían mantenían el recuerdo vivo de por qué estaban peleando.
- Llevo un tiempo sin entrar aquí... - Sasaki suspiró acercándose a las imágenes y ofrendas - Espero que me perdonéis, chicos.
Corazón de León iba a abrir la boca para decir algo, pero se llevó la mano a los labios rápidamente para no hacer ni un sonido. Sasaki no estaba hablando con él ni con Asimantos; estaba hablando con Lu Bu, con Adán, Raiden, Buddha, y compañía, además de con las Valkirias que cayeron.
Mientras que Sasaki hablaba con algunos de ellos, pidiendo perdón por no haber traído ofrendas nuevas, el rey se concentró en la imagen de Buddha. Él no había muerto en el Ragnarok, sino después del evento. Había sido asesinado por su traición, y ahora, un nuevo Buddha ocupaba su puesto.
Asimantos seguía en la puerta, sin llegar a entrar del todo, sin saber porqué debía estar ahí viendo humanos y traídos caídos, y por traidores, hablaba por Buddha y en parte de Hércules. Nunca se creyó demasiado su historia y sus motivos.
Cuando Sasaki ya terminó de hablar con los humanos, dio las gracias a Hércules por hermosa forma de ser, que cambió la forma de ver de Jack para el resto de los días; a Buddha, por darles una victoria y eliminar la maldad del pequeño Zerofuku; y a Poseidón... Por darle la primera victoria de su vida y un gran combate.
Al hacerlo en voz alta, fue inevitable llamar la atención de su hijo, que entró definitivamente al cuarto, caminando despacio hacia Kojiro. Efectivamente, sus ojos se abrieron de par en par al ver que en uno de los laterales, casi apartado, estaba la imagen de su padre sentado en un trono, con las piernas cruzadas y sus manos descansando entrecruzadas en su regazo.
- Tú... El insignificante trozo de mierda... - él apretó los puños y los dientes, mirando a las espaldas del japonés - ¿Como te has atrevido a...?
- No es nada malo, chico - Sasaki sonrió, girándose a verle - Le respeto como mi rival. Peleaba muy bien y me enseñó mucho.
- Te aprovechas de la fama que te dio esa victoria, ¿Crees que no me he dado cuenta? - el griego seguía enfadado, cada vez más - La primera victoria para la humanidad, el Einherjer que marcó la diferencia, el primer dios que muere a manos de un vulgar humano... ¡Todos te aman tanto ahora por haber matado a mi padre que solo me hace odiarte mil veces más!
La tinta negra empezó a salir por las comisuras de la boca del dios y su aura se acentuaba siendo peligrosa. Los platos de las ofrendas temblaban haciendo un suave ruido, pero ninguno de los humanos se colocaba en un posición defensiva.
- Asimantos - La voz de Kojiro sonaba curiosamente cariñosa - Eres muy parecido a tu padre, pero incluso diría que eres mejor.
Una mano se posó sin miedo encima de su cabeza, haciendo al dios quedarse congelado. Kojiro estaba dándole unas suaves palmaditas, tocándole el pelo, ya que su sombrero cayó al suelo.
- Has vengado a tu padre. Has conseguido lo que dos dioses griegos como Hércules y Hades que salieron por la caída de Poseidón no lograron hacer. Eres fuerte, chico, siéntete orgulloso... Y no seas tan gruñón.
Asimantos parpadeó un par de veces, mirando después al suelo con un rostro muy neutral, dejándose hacer. Su mal humor... Había desaparecido de repente. Sus hombros se destensaron, su tinta dejó de salir y sus manos colgaban sin fuerza. ¿Orgulloso, eh? Sentirse orgulloso de sí mismo y de lo que has conseguido... No está tan mal. Su madre se lo había dicho varias veces, su hermano también... Pero que ahora fuera el propio Sasaki Kojiro quien se lo dijese... Un luchador y un guerrero como él, aquel que entrenó y enseñó a Date Masamune, a quien superó en su pelea... Se sentía diferente. Llegaba más adentro.
El rey les había mirado callado todo el tiempo, quedándose casi embobado de cómo Sasaki le acariciaba la cabeza al chico. Para él, era una forma de aceptar y perdonar que Asimantos le había arrebatado a alguien importante. Después de analizar con cuidado el rostro del dios, el rubio de puntas escarlatas no pudo evitar soltar una pequeña sonrisita, con algo de picardía y también cariño.
- El señor Sasaki tiene ahora mismo un aura y un instinto un tanto paternal, ¿No lo parece, señor Dios?
La pregunta descolocó a Asimantos , moviéndose rápidamente para apartar la mano de Kojiro bruscamente con un toque de vergüenza en su cara.
- ¿¡Que estás diciendo?! ¡Claro que no, ni un poco!
- Yo lo veo así - el rubio asintió - Tal vez no sepas cómo se siente de verdad y por eso lo niegues un poco... ¿No?
- ¡Que no! ¡Si sigues diciendo eso, te mataré!
El dios les dio la espalda, agarrando su sombrero del suelo y poniéndosela bajo, casi tapando su cara para que no se viese su rubor, saliendo afuera de la habitación, apoyándose en la puerta.
- Oh, por cierto, señor Sasaki... - el rey le habló, y por la forma en la que le miró Sasaki, corrigió rápidamente - Oh, perdón, solo Sasaki... Tenía una pregunta...
- ¿Ajá? - el japonés le dio toda su atención.
- Yo... Bueno, es sabido que Buddha murió un tiempo después del primer Ragnarok... Asesinado, si...
- Ah, si... - El japonés se giró hacia la ofrenda de Buddha - Tras eso, fue Tara-sama quien le hizo el altar. Le puso muchísimas flores de loto azules...
- Si.. pero... - al rubio le daba algo de pena hacer su pregunta - ¿Quién... Fue?
- ¿Que quien asesinó a Buddha? - Kojiro la dijo sin vergüenza ni pudor - Oh, pues... Creo que no está claro. Hay rumores de que fue la propia Morrigan, que si que estuvo a punto de matarle una vez en una emboscada, pero... Creo que no lo hizo ahí. Después, no se confirmarte quién fue. Creo que los dioses se guardan eso.
- Si me dice eso, seguramente no haya sido Morrigan... - él suspiró, mirando al suelo - Ella alardea de sus cazas... Y más lo haría si fuese de alguien como Buddha.
Los dos guardaron silencio por unos segundos, pensando en eso. Cuando menos se lo esperaban, una voz desde la puerta les dio un nombre.
- Odín-sama.
Los dos humanos se giraron hacia Asimantos en la puerta, pero este no les dijo nada más, solo se retiró de la sala con el mismo silencio con el que había venido.
*
- Después de esa noche, Morrigan conoció a muchos dioses celtas, y aunque era muy difícil para ella intentar socializar, empezó a tener algún que otro compañero - Lugh le seguía contando la historia a Thor - La boda fue al día siguiente, muy apresurado todo. Nos dimos prisa en hacer una simple pero bonita ceremonia que duró muy poco. Así ellos dos se casaron... Y su cordón fue... Una simple cuerda vieja. Con eso hicieron su promesa. Ah, Brigitte ni siquiera asistió.
Lugh miró de reojo el cordón de unión celta que tenía Thor en sus manos. No había comparación con el anterior, este era hermoso y colorido, además, lo hizo él, ¿Qué más se podía pedir? Sentado en el reposabrazos de su padre, Cuchulainn escuchaba esa vieja historia también.
- ¡Hey, y como no me invitaron a esa boda! ¡Debería haber ido! - se quejó.
- Tú no podías pasar, en aquel entonces, dos horas sin llevarte el pecho de tu madre a la boca. ¡Acababas de nacer en el mundo humano! - le respondió su padre.
- Eres muy tonto, semidiós - Loki, sentado de la misma forma que él pero en el reposabrazos de Thor, miraba acomodado - Muy tooonto - le sacó la lengua.
- Tu palco se ve abandonado, Lugh - Thor habló esa vez, cambiando de tema - Junto con tu hijo, sois los únicos dioses celtas aquí.
- ¡Ah, el resto está ahí abajo, o al menos la mayoría! - Lugh señaló a las gradas, entre guerreros y druidas - Se debe ver mejor. Mira bien, ahí está mi padre, allí Nuada, allí Artio...
- Cernunnos no está, no lo busques - Cuchulainn bostezó un poco - A ese viejo le agobian horriblemente las multitudes y los sitios ruidosos. Seguramente esté en algún jardín solo.
- Allí están Belenus, Taranis, Boann... - Lugh seguía señalando dioses y saludando como si nada - Angus, Ogma... ¡Hey, Fand! ¡Holaaa!
- Deja de ligar, que estás muy feo y viejo para tener novia - Su hijo le dio un codazo.
Lugh le iba a reprochar, pero el cuerno de Heimdal le hizo cerrar la boca y mirar el combate que iba a comenzar.
*
El simbólico sonido del Gjallarhorn calmó a todas las masas, pendientes tanto de la arena como de las pantallas. Morrigan mantenía su mirada seria y decepcionada mirando al frente, sin hacer nada. Freddie, sin embargo, se encontraba más nervioso que nunca, con un nudo dentro del estómago que no le dejaba ni hablar.
- Todo está bien, es el momento de comenzar - la voz de Sveid en su cabeza era calmada y confiada - Ya ha sonado el cuerno.
- Pero ella no se mueve en absoluto... ¿Es bueno? Ayuda a este hombre, semidiosa, un hombre que no tiene alma de guerrero.
- No diría ni que es bueno ni que es malo, creo que... está esperando a que hagas algo. Querrá ver tu poder porque al igual que nosotros, sabe que no eres un guerrero... al menos no del tipo que ella conoce.
- Ni siquiera yo sé que puedo hacer...
- Conmigo a tu lado, daremos el mayor espectáculo de la historia. Sólo sigue a tu corazón y a mi voz.
- ¿Estás charlando con tu valkiria, humano? - preguntó la diosa, hablando en voz alta para que le escucharan a tanta distancia - ¿Por qué no dejas la charla para luego y me prestas atención? Es un poco irrespetuoso de tu parte.
Dicho eso, ella empezó a caminar sin prisa, en dirección a su rival, cosa que fue comunicada por Heimdal a los espectadores.
- No le respondas, Freddie, no caigas en sus trucos, tampoco te dejes llevar y te enojes. No debe aprovecharse de nosotros - Sveid seguía hablándole.
- ¿No contestas? Sigue siendo irrespetuoso, humano - ella sonrió dando una mueca, haciendo aparecer a su alrededor una gran cantidad de espesa niebla negra: su magia, oscura como el más profundo abismo - ¿No me digas que me tienes miedo? Estoy tan acostumbrada...
La niebla negra empezó a acumularse encima de ella, haciendo seis bolas de espesa magia destructiva.
- Voy a destruir tu bonito escenario como pago por tener una entrada más espectacular que la mía. ¡Vamos!
Estirando un brazo hacia delante sin dejar de caminar, las seis esferas de magia volaron hacia el escenario, a diferentes partes, pero las dos del centro iban directas hacia él. El humano tragó saliva, acercando el micrófono a su boca.
- Concéntrate y di lo que el cuerpo te pida. Yo me encargo del resto.
Un segundo más tarde, el rostro del humano cambió y frunció levemente el ceño echando una pierna atrás.
- ¡All we heard is Radio Ga Ga!
Las esferas de Morrigan estallaron en el aire antes de llegar al escenario, pero por muy poco, dejando un rastro de niebla, mostrando detrás de ellas un brillo en el aire, siendo una barrera rectangular imperfecta que daba un curioso fulgor. La diosa alzó una ceja sin dejar de caminar, levantando la mano para empezar a crear otra en su mano.
- ¡Ahora atacamos!
- ¡Radio Goo Goo! ¡Radio Ga Ga!
Fue entonces que desde el escenario, dos fulgores salieron con una curiosa forma de rayos imperfectos, con algunas partes más anchas que otras que eran muy finas, volando en dirección a Morrigan.
- Hum... a ver esas cositas...
Morrigan se detuvo, levantando un brazo en un gesto defensivo delante de ella, haciendo salir del suelo un muro de magia negra de textura dura, siendo una barrera donde los fulgores del humano acabaron clavados antes de darle a ella. La magia negra empezó a temblar, pidiendo explotar ante el contacto, pero ella debía ver esos ataques antes.
- ¿Qué son estas cosas...? - se preguntó en voz baja - ¿Qué le sale a este humano de la boca...?
Fueron apenas unos escasos segundos que estuvo analizando los fulgores con forma de rayos imperfectos, antes de dar un largo salto atrás cuando su magia negra explotó.
- ¡Muy bien, Freddie! - Sveid le aprobó - ¡Eso tenemos que hacer!
- Tu poder... - el humano aún no se lo creía, y de verdad le gustaría ver los fulgores como hacía Morrigan - Nunca imaginé este efecto.
En las gradas, la sorpresa y la alegría estaba por partes iguales, que silbaban y vitoreaban que el primer ataque de una diosa tan ofensiva como Morrigan había fallado estrepitosamente.
- ¡Nuestro Freddie es el mejor!
- ¡Ese tipo tiene magia en la garganta, no tenía que demostrarlo así!
- ¡Idiota, no tiene magia! ¡Debe ser el poder de la Volund o algo así!
- ¡Igual es muy valiente por hacer lo que está haciendo, Morrigan es aterradora!
- ¡Pero esperemos que su valentía no nos cueste perderle y una mayor distancia en el marcador!
Morrigan volvió a tener su rostro serio, mirando con cierto enojo y curiosidad al escenario. Le gustaba la cara de desconcierto del humano, pareciendo inseguro y sorprendido de lo que una valkiria podría darle. Luego, terminó por sonreír ladinamente, poniendo sus manos en su cadera con una postura muy femenina.
- ¡Muy interesante eso, humano! ¡Estoy deseando que me enseñes qué sabes hacer con esa boca!
Los silbiditos y las risas detrás de ella no tardaron en salir, siendo conscientes de lo que había dicho. Ella alzó una ceja mirando a la multitud sin entender, hasta que se puso roja en un momento entendiéndolo.
- ¡No sean malpensados, cochinos humanos!
Ella gritó de frustración, haciendo aparecer una mayor de cantidad de magia negra a su alrededor, apuntando a su rival con un dedo.
- ¡Mira lo que me dijiste decir! ¡Lo pagarás!
- Y yo que culpa tendré... - murmuró él, con la mala suerte de que lo dijo frente al micrófono, haciendo que todos los escucharan también.
Una nueva oleada de risas estaba sustituyendo la tensión en las gradas, y eso hacía enojar fuertemente a la celta, que gruñía por lo bajo.
- Ya veo, te gusta reírte de mí... - ella sonrió, con los dientes apretados - Que sepas que te vas a tragar tus palabras... te haré escupir los dientes.
La magia se acumuló debajo de las suelas de sus botas, haciéndola flotar en el aire varios metros de altura, mientras movía sus dedos. Una cantidad incontable de pequeñas esferas negras empezaron a aparecer en el aire, siendo un poco más grandes que un puño.
- ¡Intentémoslo de nuevo! ¡Vamos a destruir sus esferas antes de que las lance e intentaremos herirla con su propia magia! - Sveid animaba.
- ¿Eso funcionará? ¿Podemos herirla con sus propios ataques?
- ¡No tengo ni idea, pero hay que intentarlo!
En las gradas de las valkirias, Geir sonrió enormemente al ver que de verdad la unión entre su hermana y ese artista podría tener un poder tan guay. Hrist también dio una pequeña sonrisa, intentando olvidar, con mayor dificultad que Geir, los tristes acontecimientos sucedidos hasta ahora. A lo mejor no era más complicado de olvidar, o tal vez Geir aprendió a superar, quien sabía de ello. Las dos, acompañadas por el rey Arturo, ni siquiera notaron la ausencia del Rey Edgar ni por un momento.
- ¡Que forma de atacar tan increíble! - Geir lo mencionó emocionada - ¿La hermana Sveid le ha dado poder en su garganta?
- No lo creo, Geir... no hemos visto cuál es la Volund en la transformación, pero tiene toda la pinta de ser el micrófono - Hrist se puso una mano en la mejilla - Y tiene mucho sentido. Sveid significa "vibración", y su mejor tarea es transformar el sonido mediante la vibración en un arma. Supongo que dependiendo del tono, la intensidad y el volumen, sus ataques son todos realmente únicos dependiendo lo que haga sonar al micrófono.
- Waaaahh... ¿Entonces que función tiene todo el escenario? Que yo vea, no sirve para nada...
- Sí, sí que sirve. Ayuda a Freddie a calmarse y sentir que es un concierto, no que es un combate a muerte. En sí, no tiene ninguna otra función... que yo sepa.
- Sea como sea, la hermana Sveid es genial - Geir sonrió orgullosa de su hermana pequeña - Yo también pondría mi vida en sus manos.
Arturo miró a ambas valkirias con una pequeña sonrisa y luego volvió a concentrarse en el combate, pensando en el Volund del humano. Luego, dio una sonrisa mayor.
- Así que... todo lo que haga sonar al micrófono, ¿eh? Morrigan, te van a dar donde más te duele... - murmuró - Y no vas a saber cómo. Creo que es mejor opción que yo.
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Con esto se ha revelado un poco de cuál es el poder del Volund humano en esta ocasión, pero al menos saben ya la base de sus ataques ^^
No voy a preguntar teams por ahora porque arruinan a mi Morrigan ais...
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