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Capítulo 33 - Un pequeño deseo

Dibujito que me hizo menguav  por el especial :3

Morrigan con su amorcito y nosotras dos detrás bien contentas :3

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Camino a la zona de enfermerías, un dios pisaba fuerte por el pasillo con prisa en su caminar. Golpeando el mármol del suelo con las garras de sus patas y barriendo el suelo con las puntas de sus alas, Ra se movía rápidamente desde su zona de gradas hasta la zona de curas.

Obviamente, todos los egipcios sabían que no debían hablarle en ese estado y mucho menos hacer algo de mención a Seth, ya que se arriesgarían a morir si alguno de ellos mencionaba que debían curar al egipcio.

No, nadie se atrevía a tocar a Seth, que acabo derrumbado en el suelo una vez que las puertas se cerraron y su victoria fue clara. Unos semidioses tuvieron grandes problemas y sobretodo, mucho miedo al intentar subirlo a una camilla, pues incluso al límite y goteando sangre por todas partes, Seth les gruñía para que no se atrevieran a tocarlo, pero estaba demasiado débil para mover un solo dedo y defenderse. Eso era lo que Ra estaba esperando: poder deshacerse de él cuando no tiene ni fuerzas para abrir los ojos.

Al llegar a esa zona del Valhalla, donde el aire olía a desinfectante y a alcohol para esterilizar, agarró el brazo de una sirvienta que pasaba por ahí deteniendola.

- ¿Dónde está Seth? - le preguntó, con más dureza de la que debía.

- Seth-sama... Lo queríamos llevar a una sala donde le atendieramos nosotras, pero Tara-sama pidió que le llevásemos a su consultorio...

Las plumas de su rostro se erizaron con enfado soltando su brazo, dando un pequeño grito agudo Dee frustración típico de un ave, yendo hacia esa zona. Todas esas consultas estaban unas al lado de otras, y la mayoría comunicadas entre sí por si necesitaban ayuda urgente no tener que salir al pasillo ni buscarla muy lejos perdiendo el tiempo.

Para muchos dioses, Tara siempre metía las narices donde no le importaba. Su deseo y necesidad de cuidar y curar a todo el mundo, en vez de parecerles un bonito gesto, les parecía pedante e innecesario, eso sumado al amor que tenía por los humanos, cada vez se ganaba más enemigos sin darse cuenta.

Al llegar Ra a esa habitación, se encontró con lo que sospechaba: Shiva estaba en la puerta, con los brazos inferiores cruzados en su pecho y los superiores tras su cabeza, sin tatuajes y con un fino color dorado en la zona donde fueron cortados mil años atrás, y apoyado en la puerta, miró a Ra silbando suavemente sin moverse.

- Hey, Ra. Bonito lío en el que te has metido, ¿Eh? - le dijo con un rostro desinteresado mientras el egipcio se ponía delante suya.

- ¿Que estás haciendo tú aquí? Aparta - le dijo con el mismo tono de enojo que usó con la semidiosa.

- Sabes bien lo que hago delante de esta puerta, no tenías ni que preguntar - él puso una postura más recta, bajando sus brazos.

- Ya te ha comido el coco con sus dulces y buenas intenciones, ¿No es así? - le recriminó usando un tono irónico - Shiva, es un error dejar a Seth vivir, y también es un error que tú panteón asuma los cuidados de ese monstruo - le dijo señalando incriminatoriamente la puerta tras él.

- Puede ser que si. Seth ya ha demostrado durante milenios que puede darte esquinazo siempre que quiera, y tú has demostrado durante milenios que no eres capaz ni de matarle ni apresarle. Y siempre tan orgulloso como para pedir ayuda - él dio una sonrisita poniendo una mano en su hombro - Nosotros no nos oponemos a que Seth muera, Ra... Tampoco nos oponemos si finalmente decides apresarlo para siempre. Nos oponemos a dos cosas - él levantó dos dedos - Lo primero es que todos aquí tienen derecho a la sanidad tras los combates, sean del panteón que sean; y lo segundo, nos oponemos a que mates a alguien que no puede defenderse.

- ¡Idioteces! ¡Si estuvieras en mi lugar sabrías que es ahora el momento de que mi panteón se libre de la pesadilla que es Seth! - le gritó - ¡Dices que no puedo acabar con él, recuerda que él fue quien asesinó a sus padres y a todos sus hermanos! ¡Dejó a Horus y a Anubis sin familia, por no seguir contando más dioses que han muerto bajo sus garras!

- Pero tú eres el Supremo Egipcio - Shiva le hizo callar con eso - Nosotros somos la mayor imagen de un panteón, no olvides eso. Actúa siempre con cabeza y no hagas nada que se te pueda reprochar cuando el Consejo de Supremos se reúna para ver tu castigo por las normas del Ragnarok - él dio una sonrisa ladina - Que ya sabes lo que pasará...

- Yo no le tengo miedo al Consejo de Supremos, Shiva.

- Ni yo tampoco - admitió - Sabes que vas a salir impune - le susurró - Pero debemos aplicar la ley. Ahora recuerda: no vas a tocar a Seth hasta que esté curado. Después de eso, es tuyo. Ah, y dile a tu pequeña sombra llamada Horus que no venga a incordiar después.

- Estáis cometiendo un grave error... - Ra se alejó unos pasos - Ya verás, Shiva, ya verás. Ese monstruo no se merece ni que le den un sorbo de agua, pero parece que tienes que experimentarlo tú mismo para entenderlo. Cuando pase algo malo por culpa de Seth, te acordarás de mí, Shiva, y lamentarás no haberme hecho caso.

Ra se marchó con una mueca de desdén y algo de asco hacia el líder hindú, y este, al verle marcharse definitivamente, se dio la vuelta para entrar en la consulta de Tara, donde la escuchó quejarse en voz baja dándole la espalda, delante de la camilla donde Seth estaba puesto boca abajo con las patas y brazos colgando.

- ¿Maldices, Tara? Eso es nuevo - comentó Shiva acercándose.

- Jo, es que... - ella se giró, enseñándole varias agujas con la punta doblada o rota - Tiene la piel tan dura que no puedo pincharle un sedante... - dijo poniendo un puchero.

- Vaya con el perro... Va a dar problemas hasta inconsciente... - Shiva resopló haciendo volar un mechón de su pelo en la frente.

- Ni siquiera sé si está inconsciente o no... No puedo examinarlo bien...

Ella acercó su mano a Seth, y este le dio un gruñido. Tenía toda la pinta de estar realmente K.O, pero algo le mantenía alerta.

- ¿Y si le das la medicación vía oral? - Shiva se acercó a verle de cerca, con cuidado de no escurrirse con toda la sangre del suelo

- No puedo tocarle el hocico... Lo tiene que se le va a caer - ella le miró con algo de pena - Tiene tantas heridas que no sé por dónde empezar.

- No creo que sea para tanto. Las perforaciones en las extremidades, las cabeza y el hocico, ¿No?

Ella agarró una lupa enorme y un foco, apuntando a Seth para que Shiva pudiese ver bien. En la negra piel del egipcio, había miles y miles de pequeños fragmentos de arena incrustados en su piel, fragmentos que habían sido tocados por la volund y habían hecho daño a Seth.

- Su cuerpo está lleno de estos, por no decir los que se han metido en sus heridas... Y los que ha respirado. Antes de curarlo debo quitar todo esto, pero sé que está sufriendo...

- Seth está acostumbrado a padecer dolor, Tara - él le restó importancia - Además, no le espera nada bueno después de salir de aquí. Debería agradecer que estás dispuesta a curarle porque él no podría hacerlo solo.

Ella mantuvo el silencio mirando a Seth, sacando después unas pequeñas pinzas. Si era necesario, le quitaría los granos de arena de uno en uno, a no ser que Seth se dejará tocar para poder hacer las cosas más fáciles.

- Es... Es algo... Raro de ver... - dijo ella suspirando - Alguien a quien siempre hemos visto impecable, impoluto... Guerrero, fiero... Esta ahí, tirado en una camilla, entre la vida y la muerte, con varios diosa ahí fuera que quieren su muerte. Seth no es alguien bueno, claro... Pero... Me pregunto qué debe sentir ahora si fuera consciente...

- Sea lo que sea, ten cuidado con él, aunque confío en que podrás defenderte si te ataca. Me marcho, mis esposas me esperan.

- Está bien. No te preocupes, igual si intenta atacarme, yo voy a ser fiel a mis principios - ella sonrió orgullosa.

- Por eso me preocupo, Tara... Por eso me preocupo...

- ¡Ah, y Shiva-sama...! Gracias... De verdad... Por este favor arriesgado...

Él la miró un momento sin hablar y luego see marchó, cerrando la puerta a sus espaldas, dejando a la enorme chica de piel cambiante observando a su paciente. Luego, se hizo crujir el cuello suavemente.

- Muy bien, Seth, pienso curarte aunque me muerdas... Que creo que no dolería mucho pero... No me arriesgaré.

*

Mientras que las Valkirias no podían ahora mismo pasar el luto por las muerte de Hlokk, un humano lo hacía por ellas. Habiéndose ido a un pequeño jardín con una fuente, Jack se sentó en el borde de esta, mirando al suelo con un suspiro.

- Bueno, señorita... Hasta aquí llegó su estancia tras la muerte humana... Y ahora experimenta su muerte de semidiosa... Que sorpresa encontrar tras mi muerte otra vida, y que desgracia que tras la suya no encuentre nada...

- Eso es muy poético, amigo mío...

Jack no levantó la cabeza del suelo mientras escuchaba el sonido de unos pasos desiguales y el choque de un bastón en el suelo. Hasta que la sombra del individuo no le tapó el sol, él no le miró.

- Llevo años conociéndote, pero no he llegado a conocer tu forma de pasar el luto por la pérdida de un ser querido. ¿Quieres la cálida compañía de un hombro amigo, o prefieres el silencio y la intimidad de la soledad?

Jack le miró con el rostro sereno, terminando por sonreír un poco contagiado por la mueca de su amigo.

- Siéntate, mi querido amigo...

Pidiendo permiso y dando las gracias, el chico se sentó a su lado, con ambas manos en su bastón, en completo silencio admirando el paisaje.

- ¿Cómo te sientes? - preguntó.

- Parte de mi alma se ha ido - contestó Jack - Puede que hace un milenio la compartiese con ella y se unieran en una, pero ahora... Era mi trocito de alma con forma de señorita algo gruñona.

- Tienes alma de poeta, mi querido Jack...

- Algo debías contagiarme después de tantas tardes tomando el té juntos - Jack miró al cielo con una sonrisa tranquila.

- Lo mismo digo, amigo. Gracias a ti sé cómo aislar y arrinconar a una mujer en la soledad para luego...

Jack le miró inclinando la cabeza, alzando una ceja.

- ...susurrarle un poema al oído.

- Casi le creo, George Byron... Casi le creo...

- Sé perfectamente que no puedo engañarte, Jack. No puedo perder tu amistad con un engaño, eres mi musa con bigote.

Jack apretó los labios reprimiendo una risa, negando con la cabeza.

- ¿Qué? Cada uno tiene sus propias musas, no pueden ser las mismas para todos. No tendrían tiempo.

- ¿Sabes, amigo? Antes de que escuchara a tu cojera aparecer por aquí estaba meditando tu reflexión de la muerte... - Jack tragó saliva.

- ¿La de dormir? La veo acertada. "Lo que llamamos muerte es una cosa que hace llorar a los hombres; y sin embargo, se pasan un tercio de su vida durmiendo."

- ¿Entonces para ti morir es dormir? - Jack le miró.

- Un largo sueño y un largo descanso después de una vida cansada, que refresca el alma. El único dolor es el de los demás, no el tuyo. Por eso, querido amigo, respeto tu luto y hago lo que me dices. Pasaremos un rato agradable escuchando el sonido del agua y mirando el cielo abierto, ajenos a lo que ocurra en el Ragnarok...

*

- ¡No me pintéis más!

Morrigan se quejaba abiertamente del trato recibido. Se había quitado la curiosa camiseta abierta que llevaba puesta, quedándose solo con el sostén blanco mientras que Lugh y Cúchulainn estaban frente a ella con un cuenco de glasto* con el que estaban dibujando pinturas de guerra en el cuerpo de la celta.

*Glasto: Es originalmente una planta, pero si se machacan sus hojas se obtiene un pigmento añil. Lo usaban los celtas y los pictos para pintar su cuerpo antes de ir a la guerra.

El caso es que el pequeño cuerpecito de la celta no era el mejor lienzo de los dos celtas que tenían las manos enormes, y al pintar con los dedos como tradicionalmente era, estaba siendo un desastre. Ella era más azul que de su propio color.

- Yo creo que en la cara hay espacio - Cúchulainn sonrió, metiendo su mano en el glasto y poniéndola en su cara entera, haciéndola chillar.

- ¡Cuchu! - le gritó ella con una huella de mano azul en la cara.

Tanto Thor como Loki observaban a esos tres en silencio, mirando de reojo el reloj. Aún tenían diez minutos. Loki sonrió de lado, acercándose al cuenco de glasto.

- Yo sigo viendo hueco libre, pero necesita sutileza.

Metió los dedos en la pintura sacudiendo sobre su pelo varias gotas azules, haciéndola enojar más.

- ¡Loki, ya! ¡Tiene que salir Morrigan, no la Pitufina!

El nórdico de río de ella mientras agarraba una toalla para limpiarse toda la cara y el pelo, quejándose de que se le estaba quedando mal y que tenía que salir guapa a pelear.

- ¡Pero no te borres mi huella! - Cúchulainn trató de impedirlo riéndose, haciendo que no sacara la cabeza de la toalla, pero ella le dio una patada en el tobillo.

- ¿Los celtas no sois serios nunca? - Thor lo preguntó al ver a esos dos forcejear.

- Ya deberías saberlo, fortachón - Lugh dejó el bol a un lado - Somos cuerdos, inteligentes, precavidos...a nuestra manera. Por esas preguntas no apruebo totalmente tu matrimonio con esta pequeña destructora.

Thor giró los ojos levemente, mientras Morrigan se libraba de Cúchulainn y de la toalla, acabando despeinada con la cara azul. Con un chasquido de dedos, apareció peinada y limpia, dejando solo las mejores pinturas.

- Ah, magia, ¿Que haría yo sin ti...? - ella sonrió, mirándose en un espejo de mano.

- ¡Destructora, unos ánimos antes de salir a combatir!

Lugh se acercó a ella y se agachó a su altura. Ella dejó lo que estaba haciendo para mirarle fijamente.

- ¿QUÉ SOMOS? - preguntó en voz alta.

- ¡Celtas! - gritó ella con un salto.

- ¡NO TE OIGO! ¿QUE SOMOS?

- ¡CELTAS! - gritó más fuerte, pero con una sonrisa.

- ¿CÓMO PELEAN LOS CELTAS?

- ¡CASI DESNUDOS! - ella agarró sus pantalones dispuesta a bajarlos, pero Lugh le agarró de un lado y Thor del otro.

- Va a ser que no - le dijo el pelirrojo seriamente.

- Está vez no, destructora, y en realidad tenías que decirme algo genial como... "COMO SALVAJES" o algo así... Pero si vas a pelear con magia, estarás bien - Lugh se frotó la barba después de subirle el pantalón hasta debajo del pecho, pero ella se lo colocó bien.

- Entonces supongo que es el momento de ir a la puerta - comentó ella mirando a su espalda - Porque obviamente quiero salir la primera, antes que Arturo.

Ella se dio la vuelta y empezó a caminar, pero Thor dio un tirón de su brazo para evitarlo. Metió su dedo meñique en la pintura azul, levantando el flequillo negro de su pareja y dibujando con una línea un rayo en su frente. Lugh lo inspeccionó entrecerrando los ojos, interesado y Loki dio una risa.

- Antes iba a salir como la Pitufina, pero ahora va como Harry Potter...

- Que pesado eres... - Thor masculló mirándole de reojo - Es una runa.

- ¿Y sirve? - preguntó ella.

- Pues no - con total sinceridad respondió.

- Ah, sincero, suma puntos - Lugh asintió con una sonrisa.

- El único que puede sacar mayor partido de las runas es mi padre - Thor se enderezó - Pero no pasa nada por hacer un pequeño a la runa Sigel. Es la destrucción simbolizada con el rayo. Una runa de victoria.

- Entonces voy a ganar~ voy a ganar~ Gracias amorcito, es perfecta para mí.

Cuando dejó de fantasear, se aclaró la voz y puso una postura recta.

- Loki, ¿Me ayudas a una última travesura para ir relajada a...?

- No me pongas excusas, ¿Que hacemos? - contestó frotándose las manos con su sonrisa traviesa.

Ella le susurró algo al oído señalando a la arena de combate. La sonrisa del nórdico era tan grande que sus manos no podían esconderla.

- Me gusta... Te ayudaré.

En un momento, Loki empezó a soltar humo, apareciendo en su lugar Hermes sacando su tableta del bolsillo. Su sonrisa delataba que se trataba del dios de las bromas, y estaba llamando con su tableta poniendo el altavoz. La voz de Heimdal apareció.

- Sí, diga...

Cómo Heimdal tenía un aparato en el oído para recibir las llamadas, no veía quién le llamaba. Había que aprovechar eso, y ahora se le veía en la arena atendiendo la llamada.

- Hola Heimdal - Loki habló con la voz de Hermes - Hrist se siente muy afligida por la muerte de su hermana y aún no regresa al palco, parece que se dejó su tableta para enviarte la información de su humano.

- ¿Cómo? ¡Pero si quedan cinco minutos! Tengo la información de Morrigan desde hace un rato, es una falta de respeto que no me den la información a tiempo.

- Lo comprendemos, lo comprendemos... Verás, agradeceríamos que usarás tu Gjallarhorn para mandar un aviso al palco de las Valkirias pidiendo la información de... Stan Dudesnudo.

Morrigan se tapó la boca para no reírse mirándolo, estando a su lado agarrándole el brazo.

- No conozco a ese humano, no me suena ese nombre...

- Debe ser de algún humano moderno, yo tampoco le conozco... Y con más razón debería mandarte la información cuanto antes. Así que, por favor...

- No diga más, Hermes-sama. La valkiria me va a escuchar, gracias por su llamada.

Loki colgó, y luego se volvió a transformar en su forma original, yéndose corriendo con Morrigan a asomarse al balcón.

- No es necesario hacerle pasar ese mal rato a mi hermano - Comento Thor sin seguirles.

- Estoy de acuerdo, fortachón... Pero es parte de la estrategia de Morrigan - Lugh se asomó a ver - Crear una fuente de alimentación en la arena, dentro de la barrera.

Thor se puso a su lado, mirándole fijamente. Lugh le miró, siendo más alto que el pelirrojo.

- ¿Qué? Conozco a Morrigan mucho mejor que tú, se perfectamente lo que hace y lo que piensa.

- ¡Señorita Hrist! - la voz de Heimdal en su Gjallarhorn no se hizo esperar, y todos en el Valhalla le prestaron atención - ¡Aún no he recibido la información de su representante!

En el palco de las Valkirias sólo quedaban los reyes Arturo y Edgar, que estaban apoyados en una columna, mirando a la arena.

- Tal vez Heimdal crea que voy a salir yo, si Morrigan se lo ha dicho - Comentó Arturo mirando al suelo, seriamente, afligido en realidad por no poder cumplir su promesa - Pero no será mi información la que le llegue.

- Tal vez el Rey Ricardo y Sasaki Kojiro no hayan elegido aún - le Comentó el rey Edgar.

Hrist, que estaba con Geir en los pasillos buscando alguna pista de Gunnir, vieron aquello en una pantalla. Hrist maldijo.

- ¡Maldita sea! - ella sacó su tableta rápidamente - ¡Con el asunto de Gunnir y el shock por el candidato se me ha olvidado mandarle la ficha a Heimdal-sama!

Pero no todo quedaba ahí...

- ¡Quedan tres minutos para que acabe el descanso! ¡Necesito saber si su candidato Stan Dudesnudo va a salir oficialmente!

Las risas se empezaron a escuchar en las gradas, primero en las humanas y luego en las divinas, y Heimdal se giró a ver sin entender nada. Incluso Arturo se sonrojó en su sitio, cubriéndose la cara con una mano, pensando en que se refería a él en cierto modo.

Junto con las risas de todas las gradas, la mente de Heimdal empezó a funcionar, dándose cuenta de lo que había dicho, girándose al palco celta para ver a Morrigan y a Loki riéndose agarrándose la tripa. Comprendió que había sido víctima de una broma de mal gusto, y se bajó la capucha todo lo que pudo para cubrir su cara de la vergüenza.

- Maldita celta...

Él se refugió en su capucha, así y escondido, hasta que pasaran las risas. Mientras, Morrigan y Loki chocaron un puño.

- ¡Ahora sí! ¡Me voy a la entrada! ¡Os veo al volver! - ella sonrió despidiéndose con la mano.

- ¡Suerte, destructora! - Lugh tendió un brazo acabado en puño, y ella lo chocó con toda la fuerza que pudo, quedando un tanto adorable su pequeño brazo golpeando a esa gran masa de músculos alegre.

- Diviértete - Thor asintió con una pequeña sonrisa.

- Pero dame un beeeeeso, amorcitooo... - ella se acercó tendiendo los brazos.

- Cuando te lo ganes volviendo - él le dio media vuelta - Vamos, no hay tiempo ya.

- La broma ha perdido tiempo... - Loki se rió - Bueno, Morri Morri, si ganas vuelves con tu amorcito, si pierdes... - él sonrió.

- Si pierdo seguro que estarás muy feliz, no te aburrirías tanto - ella le dio un golpecitos a su trenza - ¡Animadme mucho!

Ella se fue corriendo definitivamente hacia el pasillo, dando saltos como una niña pequeña, muy contenta y canturreando. Lugh la miraba con una sonrisa, con sus brazos cruzados.

- Está emocionada... - Thor estaba a su lado.

- Quiere demostrar su fuerza - él asintió convencido - todavía hay muchos que no reconocen su poder... Pero no por algo es...

La Diosa Suprema Celta

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Siento si ha sido un poco corto y no habéis llegado a conocer al quinto Einherjer, he tenigo algunos problemas de salud y deberé hacer una paradita temporal.

Os dejo algunas pistas a cambio por aquí ^^

- No es rey ni reina, pero tiene algo que ver con la corona inglesa.

- No es una persona agresiva ni está cualificada para pelear en el Ragnarok.

- Su arena de combate es un estadio de fútbol.

- Murió con 45 años a causa de una enfermedad muy mal vista en su época.

Y ya creo que dije suficiente! Espero que nos veamos pronto de nuevo, os quiero! ^^

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