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Capítulo 74: Conexión especial

Tras unos segundos casi eternos con los ojos puestos en la diosa de la luna, Dzivaguru volvió a actuar, pero esta vez menos errática que antes; soltó las armas y empezó a estirar el cuerpo: brazos arriba, piernas y rodillas, cuello y costillas un poco.

Aunque tenía ojos de enfado, sus expresiones faciales decían que disfrutaba de ese calentamiento inicial.

– Ahhhh… Estoy tan enfadada contigo… No presté atención a esto.

» Después de tantos años, vuelvo a tener el control. Por fin estoy fuera… Para hacer lo que quiera y tanto como quiera. Se siente bien estar de vuelta.

La diosa lunar no contestó, sino que siguió con ojos indiferentes a su rival, que se movía arriba y abajo por una curiosidad:

Todo su cuerpo estaba cubierto de cicatrices, en especial en su cuadrado estómago había una de mayor tamaño que llamó su atención; Dzivaguru puso la mano en esa zona al darse cuenta que la mirada de Chang'E se había posado allí.

– ¿No te gustan las cicatrices? Esto fue sólo un golpe de mala suerte… – se dio un par de palmadas allí. – No te preocupes, estaré bien con esto…

Su mano se extendió y volvió a empuñar el hacha de combate, aumentando el aura oscura que le rodeaba como si fuera un animal encadenado en busca de una presa. Cuando de nuevo sintió el oscuro poder de su hacha, su rostro volvió a su semblante oscuro y asesino.

Me preocuparía más por ti… Ni siquiera quedará una cicatriz de tu miserable existencia.

Una imagen que asustó bastante al pequeño dios nórdico presentador, quien sólo pudo agarrarse con fuerza a la pierna de la diosa de la luna.

« No… ¡No puede ser! La tan amable enfermera que me atendió hace poco… ¿¡Ahora resulta ser esta loca asesina!? ¡No puedo creerlo…! »

– ¡Heimdall!

– ¡Ahhhhh…! – el grito de Atenea hizo que Heimdall diera un salto del susto y cayera al suelo de espaldas.

– Deja de chillar y responde, ¿Por qué no has dado la señal de salida? Están listas para luchar, sólo falta luchar.

– ¿Qué? ¿En serio…?

– Por supuesto. – le tendió Chang'E a Heimdall su Gjallarhorn con una sonrisa en los labios – Ya encontré a mi digna rival.

– ¿Ehhhh…?

Antes de que Heimdall pudiera decir lo contrario, su tableta sonó de repente, dándole otro respingo de susto; comprobó que era un mensaje de la administración, con la confirmación que había estado esperando:

– ¿Esto es en serio…?

– Con esto, mi trabajo aquí ha acabado… ¡Nos vemos pronto! – Atenea se dio la vuelta y corrió hacia la salida.

Sin nada más que decir o contra lo que estar, a Heimdall sólo le quedaba una cosa por hacer:

« Los combatientes de ambos bandos se salieron de control… ¡Todo está en desorden! ¡Será mejor que no me culpen por esto si se sale de control…! »

Guardó el aparato, apretó y levantó el Gjallarhorn, y gritó en voz alta:

Muy bien, habiendo resuelto este problemático asunto, ¡Comencemos con la séptima ronda!

» Del lado de la humanidad… ¡La diosa inmortal! ¡¡CHANG'E!!

{ Chang'E | China }
[ Séptima representante de la humanidad ]

» Del lado de los dioses… ¿Dziva? ¡Claro que no! Tenemos… a su pariente más cercano… ¡¡DZIVAGURU!!

{ Dzivaguru | Shona }
[ Séptima representante de los Dioses ]

» ¡¡EMPIECEN!!

Ambos rivales ajustaron sus armas; Chang'E el arco divino a su espalda y Dzivaguru tanto el hacha como el escudo, desatando una atmósfera tensa que se pudo sentir en el estadio.

– ¡Están a punto de empezar! ¿Qué pasará ahora…? – se preguntaron los espectadores.

En su palco especial, Geir tenía ambas manos apretadas por el miedo y la desesperación; ¿Otra cosa que había salido mal? Tan pronto como tuvo una solución, ¿Vino un problema?

– Estamos en una encrucijada. – dijo Sigrune, con los dientes temblando de nervios – Dios contra Dios por primera vez… ¿Qué debemos esperar? ¿Qué va a pasar?

– ¿Qué pasará cuando acabe la lucha…? – terminó Leónidas con rostro serio y los brazos cruzados – ¿Cómo se tomarán los dioses la victoria de un dios que acaba de aparecer… o la derrota a manos de un traidor…?

Pero Geir sólo tenía una duda en la cabeza.

Por qué… ¿Por qué la señorita Dziva tiene este aspecto? ¿Quién es…?

Por desgracia, ahora Brunilda no se encontraba para tener las respuestas en la mano. Pero, entre los pasillos divinos, si había alguien con la respuesta que la valkiria esperaba; un viejo dios y amigo desde hacía milenios de aquella diosa africana…

– ¿Qué? ¿Usted conoce… A esa loca?

– No está loca. – corrigió inmediatamente Cernnunos ante la duda de su alumno Esus – Es una vieja amiga, al igual que Dziva.

Pero con cada respuesta, los pequeños dioses tenían aún más dudas.

– ¿No se los dije hace 5 segundos? Dziva y Dzivaguru son hermanas gemelas.

– Lo entiendo… – respondió rápidamente Teutates – Pero aún no me entra en la cabeza… ¡Son tan diferentes!

» Esa Diva tenía una cara cálida y amable mientras atendía sus heridas… Pero esa loca Divaguru parece tan aterradora, ¡Como si fuera un demonio!

– En primer lugar, pronuncia las letras juntas: "Dziva" y "Dzivaguru". No te comas las letras.

» Segundo… A pesar de sus diferencias, son hermanas. Muy unidas… Demasiado unidas. Incluso a mí me costó entenderlo.

– ¿Entender qué?

– Son gemelas que están unidas más que por un lazo de sangre… Están tan unidas que estamos hablando de la misma persona.

Los 3 dioses quedaron de nuevo en la duda y la confusión.

– ¿Qué?

– No lo parece, pero ellas como hermanas tienen un vínculo mucho más especial que otros hermanos, por ejemplo ustedes. Son diferentes pero al mismo tiempo deben estar juntas…

» Amor por cuidar y salvar a los demás… Odio contra los que no le gustan… Todo eso vive en ella misma, al mismo tiempo… en 2 personas diferentes…

Las leyendas africanas dicen muy poco sobre sus costumbres, al igual que sus mitos casi no tienen información sobre sus dioses; esto se debe a que la mayoría de las tradiciones e historias se transmitían de generación en generación; de boca en boca, de labios en labios…

Eso incluye la leyenda de Dzivaguru, una diosa caótica y oscura de la tribu africana shona. Todo lo que se sabe de ella es la inscripción de su amable y alegre homóloga:

" Dziva es la diosa creadora de Shona, de carácter bondadoso y amable. Pero, como muchas otras deidades de la naturaleza, esconde un lado oscuro".

¿De dónde son Dziva y Dzivaguru? Proceden de una tribu africana, llamada Shona, que hoy cubre la zona humana de Zimbabwe.

Los dioses de África están divididos en reinos y tribus muy diferentes entre sí, unidos por un vínculo de hermandad que comparten debido a sus orígenes. Es dentro de este orden divino especial, separado del Consejo del Valhalla, donde surge la figura de Dziva: una figura política y divina de gran importancia, conocida por sus artes místicas de curación, así como su hermana gemela Dzivaguru conocida por su terror y destrucción…

Una historia imposible de contar por separado: si queremos conocer a Dzivaguru, tenemos que conocer a Dziva, y viceversa. Es la única manera de entender… su conexión especial…

Contrario a la creencia popular, la divina tribu Shona es una tierra próspera y adecuada para la modesta vida de esos dioses; a pesar de ser figuras de gran importancia, tienen una vida limitada de su propio agrado. Una carencia que les permite no cultivar un orgullo divino irracional, al contrario que otros dioses…

Eran los dioses más humildes, benévolos, carismáticos y bondadosos de los Cielos; el lugar perfecto para cosechar a la sanadora y reina más piadosa…

– ¡Qué hermoso día! – la diosa de la naturaleza, Dziva.

Vestido con sus típicas ropas de peluche, salió a dar su paseo matutino por las calles de la ciudad divina de Shona; gracias a su lugar entre los dioses de la tribu, siempre que alguien la veía pasar, sólo tenía una respuesta para ella:

Respeto y sumisión.

– ¡Mi señora…! – uno de los dioses dobló la rodilla de inmediato.

– ¡Oh, no! No hagas eso. Es malo para tus rodillas.

Pero la diosa desistía de ello, ya que no quería la gloria ni la responsabilidad de la corona; sólo cumplir con su deber como médico y miembro de la tribu.

– Pero, milady, usted se lo merece.

– Nada de eso. ¿No recuerdas que eres tan problemático, que siempre tienes peleas que involucran tus rodillas?

– ¡Mis disculpas, milady! No puedo evitarlo.

– Yo tampoco puedo evitar regañarte por tu actitud irresponsable.

– Sin embargo, prefiero mil veces tus dulces regaños si vuelvo a estar en tu hermosa y magnífica presencia--

– ¿¡Qué dijiste!?

Una diosa cogió al primero por el pelo con mala cara, ante el evidente intento de cortejo por su parte; Dziva se sonrojó de vergüenza.

– ¡Lo siento! Siento siempre meterlos en este aprieto.

– En absoluto, mi señora reina. Ya sabía que me había casado con un perro infiel… ¡Y ya sabe las consecuencias de ser cómo es!

– En ese caso, no le interrumpiré más. Por favor, no deje que su marido se meta en más problemas.

– ¡Los únicos problemas donde puede estar son conmigo!

Dziva se retiró rápidamente, a pesar de los gritos de auxilio del dios o los gritos furiosos de su esposa; continuó su paseo matutino hasta que se topó con una escena particular:

Un grupo de niños jugando en el barro, sin importarles la gran cantidad de suciedad que se estaban manchando; simplemente se divertían con todo su corazón. La visión conmovió a Dziva, que se llevó la mano al corazón y lo sintió latir con ternura.

« ¡Qué bonitos son los niños a esta edad! Ojalá… Yo pudiera tener un hijo así… »

– ¡Es ella…! – en cuanto los niños se percataron de su presencia, se pusieron en fila e hicieron una reverencia al mismo tiempo – ¡Buenos días, señora Dziva!

– ¡Ay! – Dziva salió de sus pensamientos y se sonrojó – ¡Tanta educación y coordinación!

– ¡Todo por usted, la más fuerte y hermosa reina de Shona que jamás podríamos tener! – tanto los chicos como las chicas se sonrojaron por ella.

En lugar de eso, Dziva estrechó sus manos y se acercó a ellos, agachándose para seguir el ritmo de todos.

– Por favor, no soy nada, pues todos ustedes son el futuro de Shona. Cuando crezcan, serán los próximos fuertes y hermosas…

» Ustedes, los hombres, serán los fuertes soldados que custodiarán esta tribu… Y ustedes, las chicas, serán las bellas que cuidarán de los hogares y preservarán las familias. Así es como perpetuarán el legado de Shona…

– ¡Pero yo no quiero! – una niña se separó del grupo y corrió a abrazar una de las piernas de Dziva – ¡No quiero quedarme en casa todo el tiempo! ¡Quiero ser como usted, una reina…!

– ¡Oh! ¿En serio? – Dziva le acarició la cabeza – Cuando seas mayor y yo muy vieja, estoy segura de que te buscaré para que seas mi sucesora.

– ¿¡En serio!?

– Si mi marido lo acepta, que así sea.

Ya hemos llegado hasta aquí, ¿Dónde está Dzivaguru? ¿Dónde está la historia de la diosa oscura, hermana gemela de la naturaleza apacible?

– ¡Dígame, señorita Dziva…! ¡¿Cómo puedo ser como--!?

La emoción de la muchacha se vio interrumpida cuando sus ojos volvieron a encontrarse con el rostro de Dziva, separados del momento anterior por un parpadeo; un solo parpadeo fue más que suficiente para que su rostro alegre se transformara en confusión.

– ¿Señorita Dziva? – una nueva imagen apareció ante los ojos de la chica – Sus ojos son… ¡Y su sonrisa es ahora tan…!

– ¡Se ha convertido en el monstruo que mi padre me dijo! ¡Corran!

Los niños huyeron aterrorizados, igual que la niña que soltó a Dziva y empezó a huir con lágrimas en los ojos y la piel pálida de miedo. La diosa africana se quedó sola, con las rodillas dobladas en el suelo y el rostro inexpresivo…

La respuesta a la pregunta que hicimos es clara: Dzivaguru aquí está, de rodillas justo donde unos niños habían estado jugando…

¿Pero qué…?

¿No se suponía que Dziva estaría allí? ¿Qué es esto? ¿Desplazamiento instantáneo? ¿Suplantación? ¿Magia negra? ¿Personalidad múltiple? No, ninguna de esas respuestas es válida.

La respuesta es una conexión especial que rara… muy rara vez ocurre:

Esta es una condición muy extraña, incluso entre los dioses; tanto que no existe casi nada de información sobre ella, de algún estudio o por experimentación. ¿Cuál es la causa? ¿Pueden separarse las almas? ¿Se pueden crear 2 cuerpos? Un misterio que tienen que aceptar…

En el mismo cuerpo femenino coexisten las almas de Dziva y Dzivaguru, que de vez en cuando toman el mando principal: unas veces Dziva, la amable y cordial diosa médica de Shona…

Y otras Dzivaguru: a diferencia de su gemela menor, tiene muy mala reputación por su actitud (muy severa, poco paciente, asociable) y por su aspecto físico (ojos negros con pupilas amarillas y dientes afilados). Ambas cosas le dieron el título más desprestigiado entre los dioses de África:

El "demonio" de Shona.

– Mierda… – Dzivaguru se cruzó de brazos – Por eso odio a los niños.

" ¡No puedes decir eso! ¡Te van a oír! "

– ¿Qué harán si me oyen? De hecho, sería yo la que tendría que hacerles algo… ¡Me tratan con tanto desprecio, a pesar de que también soy su reina! ¡Voy a colgarlos!

" ¿¡Estás loca!? ¡No puedes hacer eso! ¡Voy a tomar el control, no puedo dejar que hagas esa atrocidad--! "

– ¡Oye, oye! ¡Solo fue un mal chiste! Sí que eres sensible a esas bromas…

La diosa rió un poco nerviosa, bajando la mirada al suelo y apagando el rostro; un momento para captar todas las sensaciones del exterior. El barro en sus pies, el aire gélido de la mañana, los animales a lo lejos, el susurro de los árboles en sus oídos. En apariencia era oscura… pero ella tenía también un corazón.

– Sólo quería estar fuera un rato. Hacía tiempo que no salía…

" … ¿Por qué les hiciste eso a los niños, nee-chan? "

– Fue sólo una sonrisa… Siempre has dicho que debería sonreír a los niños. Ya lo hice y volvió a salir mal, ¿no?

" Nee-chan… Lo siento. "

– No necesitas disculparte. En fin, ¿Tenías algún plan para hoy? – Dzivaguru se levantó y estiró el cuerpo: brazos arriba, piernas y rodillas, cuello y costillas un poco.

" ¿Hoy? Creo que hay algo importante pero… No recuerdo-- "

– Pues malas noticias… ¡Hoy me toca quedarme fuera!

" ¿¡Ehhhh!? Nee-chan, ¡No puedes hacer eso a la ligera! ¡Ya habíamos arreglado eso--! "

– ¡Te quedaste toda la semana, o un año! ¡He perdido la cuenta! ¡Sin discusiones!

" ¡Pero nee-chan…! "

– ¡Sal y atrápame si puedes!

Sin esperar, Dzivaguru levantó ambas piernas y empezó a correr a través de la aldea, cruzándola en un santiamén y acabando sucia; una de las pocas cosas que compartía con Dziva era su resignación a permanecer limpia por más de 5 segundos.

Además, ambas gemelas eran también muy hiperactivas, por lo que Dzivaguru aprovechó todo el día al aire libre lo mejor que pudo; con unas gafas y sin hablar mucho, conseguía hacerse pasar por su hermana, en un perfecto juego de gemelas dónde compartían cuerpo y la mayor parte de la mente. Un juego al que ya estaban muy acostumbradas:

A petición de Dziva, fueron a un hospital lleno de enfermos y luego jugaron por mucho tiempo con niños, cosas que a Dzivaguru no le gustaban; después practicaron combate hasta el cansancio y entraron a un club para beber mucho y apostar, que a Dziva le parecía poco decente.

Para el final del día, estaban satisfechas a su manera; Dzivaguru entró en su casa, el palacio de Shona, se dejó caer en la cama, quitándose las botas de lana y dejando la cabeza hundida en la almohada de su hermana. Una cara sudorosa, un cuerpo tembloroso y un rostro espantosamente cansado…

Pero feliz; de hecho, Dzivaguru tenía tanto corazón como su hermana pequeña.

– ¡Eso fue muy divertido!

" … Cierto, nee-chan. Fue muy divertido… No todo. "

– Es mejor después de estar encerrada tanto tiempo, ¿Cuántos años…?

" ¡No exageres! Fue sólo una semana… o tal vez 2… "

– Ahora tendrás que esperar. Me quedaré aquí hasta que me aburra, o cuando tengas un mes ahí dentro.

" ¿¡Qué!? ¡Eso no es justo! "

– ¡No tiene que ser justo! Respeta las decisiones de tu hermana mayor, ¡Punto final!

– ¿Querida…?

La cortina que separaba la habitación de la sala común se abrió y entró una figura varonil y divina, que miró a Dzivaguru:

Muy alto, cuerpo muy musculoso y ropas similares a las de la diosa; peluche como de juguete. Pelo largo y oscuro peinado en rastas, cara cuadrada y simétrica casi a la perfección, ojos muy oscuros que conseguían denotar un brillo especial, y una ligera corona en la cabeza.

– Cariño, has vuelto a casa… ¿Cómo te ha ido?

Mwari, el dios-rey de Shona, guardián de las cosechas y protector de las fuerzas de la naturaleza…

" ¡Cariño! ¡Qué hermoso estás hoy! "

Ah, y el marido de Dziva, pero no de Dzivaguru.

« Puaj… » el ojo de Dzivaguru se tensó en molestia, y decidió seguir hablando con Dziva en su mente « El gorila incivilizado ha llegado. »

" Nee-chan, no le hables así; ya lo habíamos hablado. Por cierto, ¿Podrías…? "

« Ni lo pienses. »

" ¡Por favor, nee-chan! ¡No le he visto en todo el día! ¡Déjame pasar un rato con él…! O, si eres muy amable, tal vez podrías dejarme toda la noche… "

« ¿Para que no me dejes dormir otra vez? Ni se te ocurra. No quiero tener insomnio por tu calentura y tus ruidos tan exagerados… ¡Ni que te estuviera partiendo! »

" ¡¡N-N-Nee-chan…!! ¡No seas tan vulgar y metiche! No te metas en… ¡En esas cosas! ¡Qué vergüenza…! "

– ¿Amor? ¿Qué pasa…? – Mwari se recostó en la cama y empezó a tocar las piernas de la diosa de forma coqueta.

– ¡Oye! ¡Quítame las manos de encima, gorila!

La diosa levantó la pierna y pateó la cara de Mwari, haciéndole sangrar además que cayó de espaldas a varios metros de distancia; Dzivaguru recogió las piernas y se resignó en un rincón de la cama, mostrando los ojos y los dientes a la par en una expresión facial de terror.

– ¡Estoy teniendo una discusión con tu noviecita! – se abrazó a sí misma con disgusto – ¡Manos fuera!

– ¡Tú eres Dzivaguru! – al dios le cambió la cara por completo al reconocerla – ¡Lo siento mucho! ¡No vi la diferencia! Hay tan poca luz que apenas pude ver tu cara.

– ¿De quién es la culpa, gorila asqueroso…? ¿¡Qué querías hacerle a mi hermanita!?

" ¡Nee-chan, ya es suficiente! ¡Está sangrando…! "

La diosa se dio cuenta cuando Mwari se llevó una mano a la nariz para intentar detener la hemorragia.

– ¿Estás bien? ¿Quieres que te cure?

– … Sí, por favor, Dzivaguru. La sangre no deja de brotar.

– Ven aquí… Y no ensucies la cama; esta es mi colcha favorita.

Mwari se levantó y, con la mano cubriendo la herida, llegó hasta la diosa que, aún tan resignada, se acercó a él para examinarlo; la nariz estaba ensangrentada en su mayor parte, pero también había un corte en la barbilla, todo causado por la gran fuerza de Dzivaguru.

– Mierda… Te hice daño.

– También fue culpa mía no haberme dado cuenta de que eras tú.

– Tienes razón. Ya no me siento tan culpable.

Levantó la mano y dejó que la magia verde fluyera de sus dedos; esa magia heredada por los Primigenios, considerada la primera magia divina, con la cual se puede crear vida o manipularla en sus diversas formas para usarla a favor o en preservación…

Viridis Affinitatis: Nyami Nyami Mvura
[ Afinidad Verde: Aguas del Nyami Nyami ]

Gotas de agua fosforescente viajaron desde sus manos hasta cubrir las heridas de Mwari, y al cabo de unos segundos la magia se desvaneció y sólo dejó un par de pálidas cicatrices en la piel del dios.

– Gracias, señora cuñada.

– No me llames así. Es más, no me hables.

– ¡Por favor, no seas tan pesada! Me confundí un poco.

– ¡Sí, claro, claro! – Dzivaguru se cruzó de brazos, enfadada e indignada – ¡Tan confundido que me metiste mano sin darte cuenta de la diferencia!

– Lo siento. Es que… – se rascó un poco la cabeza con timidez; delante de la hermana de su mujer ya no se sentía tan seguro – Verás, hoy tenía planes especiales con ella.

– … ¿Eh?

" ¿De qué está hablando, nee-chan? La verdad no me acuerdo. "

– … Entonces no te lo dijo. – la afirmación de Mwari confundió aún más a Dzivaguru – Demonios, esto es complicado.

– ¿Decirme qué? ¿Qué me están ocultando, par de busca pleitos?

– Hoy… Hoy es la noche fértil de Dziva y… Queríamos hablarte de eso.

Palabras directas que silenciaron a Dzivaguru; se levantó y se separó del dios para dirigirse a la salida de la habitación, una cortina que daba a un pequeño balcón.

– No. No harás nada con ella.

– Pero ni siquiera hemos hecho la prueba. No sabemos si es imposible--

– ¡Dije que no!

Con cara de fastidio, salió de la habitación y se apoyó en la barandilla, viendo a todo el pueblo de Shona sumido en la oscuridad de la noche. Una vista que abarcaba tanto la ciudad como los campos, la pradera y más allá, combinada con la luminosidad nocturna de las estrellas.

Una vista bastante hermosa… Lástima que no fuera un buen momento para apreciar el paisaje.

– ¿Cuánto tiempo más planeaban ocultarme esto?

" ¡Es verdad! ¡Esta era la cosa tan importante que estaba olvidando! "

– ¿Lo olvidaste? ¿O me lo estabas ocultando…?

" … Nee-chan, lo siento… "

– ¡He dicho que no! ¡No harás nada!

" ¡Ni siquiera lo hemos intentado! ¡No sabemos si es verdad! "

– ¡No arriesgaré nuestras vidas para averiguarlo!

Su condición de Doppelgänger les había conferido un defecto: la esterilidad, lo que significaba que ninguna de ellas podría tener hijos.

O, mejor dicho, eso es lo que decía el estudio que hicieron: sus cuerpos se moldean según el alma dominante, lo que explica por qué Dzivaguru es más fuerte que Dziva y el cambio drástico de ojos y dientes.

Dado que cada alma modifica el cuerpo principal, ¿Qué ocurriría si una de ellas se quedara embarazada? En el mejor de los casos, el bebé sería un deforme cóctel genético; en el peor… El cuerpo no reconocería al bebé y lo abortaría. Mejor era su teoría de que ella era estéril y, por mucho que lo intentara, nunca se quedaría embarazada… Aunque nunca lo habían intentado.

" Nee-chan… Sabes cuánto deseo tener un hijo. "

– ¿Por qué no adoptas? En cualquier caso, todos los que conoces los tratas como niños.

" No es lo mismo… Quiero tenerlo dentro de mí, sentir cómo se forma dentro de mí… Su corazón, su cuerpo, su alma… Quiero darlo a luz yo misma. "

– … Eres extraña, ¿Te gustaría pujar tantas horas, desangrarte y gritar como loca en exorcismo? No sabía que eras tan masoquista.

" No me importaría sufrir tanto por tener un hermoso niño en mis brazos, ¿No querrías tú también tener un niño? "

– … Sólo hay problemas con eso. – Dzivaguru bajó la cabeza – Suponiendo que el cambio de almas afecte, ¿Me dejarías encerrada tanto tiempo para cumplir tu deseo?

» Y suponiendo que esté de acuerdo, te preñen y todo va bien… ¿Cómo le explicarás que su madre y su tía están en el mismo cuerpo? ¿Cómo reaccionará… cuando vea esta cara terrorífica en el cuerpo de su madre, mientras le da leche? ¿Aguantarías esas caras que niños y adultos me ponen todo el tiempo… en tu propio hijo?

" … Podemos arreglar eso con el tiempo. Pero por favor… "

– Deja de insistir. Mi respuesta sigue siendo NO.

– ¿Por favor?

La voz de Mwari la sobresaltó; se volvió y dirigió su rostro sin amigos al marido de su hermana.

– Tú otra vez, gorila.

– ¿Podrías no ser tan hiriente, por favor? Ver la cara de mi esposa hablándome así es duro para mí.

– Ya deberías haberte acostumbrado. Te casaste con la hermana con gemela loca, ¿No?

Mwari caminó a su lado y se recargó en el barandal del mismo modo que Dzivaguru.

– Sobre lo que pasó… – Mwari se llevó una mano a la nuca – Creía que tu hermana ya había hablado contigo; ella y yo planeamos esta noche durante un rato, y todo con todo lujo de detalles para que cuando habláramos contigo nos dieras--

– ¿Mi bendición? ¿Crees que soy sacerdotisa? La que tiene cosas de chamán es mi hermana, no yo.

– ¿Puedo hacerte una petición egoísta de todos modos? ¿Podrías reconsiderarlo?

– ¿En qué idioma tengo que hablar para que te quede claro?

– Es que… No creo que sea una decisión justa. Sabes mejor que yo que ella lo desea tanto. Incluso sabes de todos los humanos que ha adoptado, criado y entrenado para llenar ese vacío… ¿Por qué no piensas en darle esta oportunidad?

– ¿De eso se trata? ¿De cumplir lo que mi hermanita quiere, sin importar las consecuencias?

– Podemos encontrar una solución viable.

– ¿En serio? ¿Has resuelto todos los problemas de seguridad que conlleva ser una Doppelgänger? Si puedes resolver eso, con gusto le daré ese bebé a mi hermana.

Dzivaguru se recostó contra la barandilla, mirando al vacío y pensando… Pensando y pensando.

– … También lo hago por su felicidad.

– ¿Por su felicidad? ¿Hablas en serio?

¿Crees que es lo suficientemente madura para hacer esto, para ver que todo va bien al principio, y que en el momento justo todo se vaya al carajo… y perderlo? ¿Crees que aguantaría ese asesinato por intentarlo?

– Pero sé que está muy deprimida para no intentarlo.

Prefiero que me odies, y que me odie, por negarlo… Que se odie a sí misma por fracasar.

" Nee-chan… "

– ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Estoy discutiendo sin ti! ¡Vete a hacer turismo a otra parte!

Mwari rió un poco y, dejándose llevar por el momento, puso una mano en la mejilla de Dzivaguru para poder observarla con más detalle, lo que causó sorpresa en ella.

– Es bonito ese lado suyo, señora cuñada. No importa lo que la gente diga de ti y de tu aspecto, ni lo que digan los miembros del CAD…

» Siempre te preocupas de tu hermanita, de que nada le haga daño y de que sea feliz aunque tú no lo seas tanto. Me alegra saber que no soy el único que se preocupa de ella…

– ¡H-Hey…! – Dzivaguru retiró la mano de su cara – Dije que manos fuera mientras esté aquí.

– No puedo soportarlo… Y tampoco aguanto más. – Mwari sonrió un poco tímido – ¿Podrías dejarme besar a mi mujer, aunque sólo sea un momento?

La diosa volvió a irritarse bastante.

– Sólo has pensado en eso, ¿No?

– ¿No crees que es una tortura ver la cara de mi esposa y no poder besarla?

– Eres repugnante… Dame un segundo.

Dzivaguru respiró hondo y se encorvó sobre la barandilla, cerrando los ojos y dejando salir todo el aire que contenía; permaneció tumbada durante unos segundos, cuando su cuerpo reaccionó con un espasmo nervioso que la levantó de nuevo, dirigiendo su mirada hacia Mwari.

Sus ojos habían vuelto a ser policromáticos y su boca contenía ahora dientes perfectos: la hermana menor había vuelto a jugar.

– ¡Mi amor! – Dziva se lanzó a los brazos de Mwari y empezó a devorarlo a besos por el cuerpo – Estoy tan contenta de volver a verte, ¡Aunque nos vimos en la mañana! ¡No vuelvas a dejarme…!

– ¡Claro que no! ¡Estoy aquí para ti ♡!

Mwari detuvo la lluvia de besos de Dziva y, tomándola por las caderas y nalgas, la llevó directamente a su boca para un apasionado choque de labios; sin importarle la falta de aire ni la temperatura de ambos que comenzaba a subir repentinamente, ninguno de los dos se separó de su placentero beso que transmitía su ardiente y muy apasionado amor al tiempo que comenzaban a jugar con los cuerpos del otro…

" ¡Qué asco! "

– ¡¿Huh…!? – Dziva se atragantó y tuvo que separarse de Mwari.

« ¡Nee-chan! ¡Por favor, no estés aquí…! »

" ¡No volví por gusto, para nada! Sólo volví para decirte algo: puedes quedarte esta noche con tu gorila… ¡Pero, a partir de mañana, comienza tu castigo, conmigo fuera durante 2 meses! ¡Sin excepciones! "

« ¡Gracias, nee-chan! ¿Y podemos hacerlo…? »

" Sí, sí. Tu máquina sexual puede revolverte las tripas. "

« ¡Nee-chan--! »

" No hagas tanto ruido, por favor, quiero dormir sin pesadillas… ¡Y sin bebés! ¡No me harás cambiar de opinión tan fácilmente! "

« ¿Ni siquiera un intento…? »

" ¡Si no te cuidas, lo haré yo mismo! "

« Vale, ¡lo tengo…! ¡Nada de bebés! » Dziva tosió y sonrió un poco.

– ¿Estás bien, amor? ¿Me he pasado?

– No, en absoluto… ¡Sólo buenas noticias! – Dziva enganchó sus dedos con los de Mwari – ¡Podemos estar juntos esta noche! ¡La noche de ensueño que habíamos planeado! Excepto por el bebé…

– En ese caso, no perderé ni un segundo.

Mwari cargó a Dziva en brazos, rodeándole el torso con los muslos, y la llevó de nuevo a la habitación; cerró todas las cortinas y atrancó la puerta principal, dejando un mensaje en ella para que los guardias no interrumpieran.

El dios dejó caer a Dziva sobre la cama, y ambos volvieron por enésima vez a la ardiente pasión de su luna de miel para saciar sus profundos deseos carnales… Típico de ambos. Bastante calientes cuando están juntos mucho tiempo, como pequeños adolescentes.

Así era la vida de las dos gemelas Doppelgänger: Dziva con un marido que la amaba con locura, un pueblo al que cuidar por quienes la apreciaban mucho, un futuro incierto pero con las personas adecuadas a su lado… Dzivaguru, en cambio, tuvo que vivir de forma mucho más resignada y limitada, cumpliendo un papel más reservado que su hermana.

Pero esta vida iba a dar un giro completo a medida que los años avanzaban y avanzaban, hasta llegar a una época concreta…

Siglo XV DC…

– ¿En serio? ¿Tenemos que hacer esto?

" Por supuesto nee-chan. El CAD acordó llevar a cabo este acto de caridad a partir de hoy. "

– ¿"A partir"? ¿Tengo que quedarme aquí más tiempo?

" Aproximadamente, serán todos los días que decidiste quedarte fuera, ¿No prestas atención a las reuniones del CAD? "

– … ¿En serio tienen que ser estos humanos? Si fuera a un grupo de demonios, lo haría con más gusto.

" ¡Nee-chan! "

CAD: "Consejo Africano de Dioses". Una pequeña copia del Concilio del Valhalla, que reunía a las tribus africanas de dioses en un reino sometido al Valhalla pero con sus propias reglas, responsabilidades y funciones.

Entre ellas, la intervención en el mundo humano: desde su nacimiento en Adán y Eva hasta nuestros días, con el desarrollo de las civilizaciones, humanos y dioses crearon estrechos vínculos, especialmente en África; el humilde corazón de estos dioses se abrió para cuidar y bendecir a los humanos, incluso entrenando a guerreros de leyenda (que, por cierto, era la especialidad de Dziva).

Pero todo cambió en el año 2000 AC: un humano subió al Olimpo y creó un juramento de intervención no divina, lo que complicó el trabajo del CAD. Si no tenían cuidado, el presidente del Valhalla Zeus vendría al CAD y podría incluso romper su reino para someterlo…

Unos 3.500 años después, nos encontramos en una misión infiltrada de ayuda divina; Dziva, que como reina de Shona es un miembro importante de la CAD, proporciona víveres a varias tribus africanas y luego les enseña más secretos para hacer avanzar la civilización.

Pero Dzivaguru volvió a castigar a su hermana menor y le tocó estar con los humanos, irónicamente su castigo: Dzivaguru odia a los humanos.

– ¿Disfrutas haciéndome esto?

" Ya sabes la respuesta; te mentiría si te dijera que no. Además, es tu oportunidad de empezar a amarlos. "

– Prefiero que tu gorila vuelva a confundirme contigo, antes que tenerles aprecio.

" Tu respuesta fue muy rápida, ¿Sabes? "

– Ahora tengo que cuidarlos como si fuera tú. Soportarlos, mirarlos más de 2 segundos… No te quejes si varios de ellos amanecen en el río.

" ¡Nee-chan, no hagas eso! "

– ¡Oigan, es la señorita Dziva!

Un grupo de niños humanos se abalanzó sobre Dzivaguru, irreconocible con gafas oscuras y una bufanda en la boca, cargada con varias cajas de comida; de inmediato, todos los niños la rodearon y empezaron a jugar y a gritar a su alrededor, con lo que la paciencia de la diosa empezó a colapsarse.

« Humanos y niños… ¿Es una maldita broma…? »

– Oigan… E-Esperen… ¡Hey, suéltenme! ¡Me van a tirar!

– ¡Sí! – los niños obedecieron y se pusieron en fila, lo que sorprendió a Dzivaguru.

« Obediente y coordinados… Bueno, un punto a favor. »

– Señorita Dziva, ¿Podemos ayudarla? Esas cosas que lleva parecen muy pesadas.

– N-No hay problema. Puedo encargarme de esto y de más.

– ¿¡En serio!? ¡Usted es muy fuerte!

– ¿Por qué usa esas… Esas cosas en su cara? No podemos ver nada, ¡Quería ver sus ojos de nuevo! ¡Son de colores raros!

– ¿Esto…? – Dzivaguru puso en práctica su falso guión – Es que me he enfermado. Mis ojos son feos, y mi boca también… No querrán verlos.

– ¡Pero usted es la más hermosa! ¡Nada puede hacerla parecer fea!

– ¿Cómo te va, mi amor?

A su lado apareció Mwari, poniéndole una mano en el hombro y besándole en la mejilla, un gesto que sorprendió mucho a Dzivaguru pero alegró a los niños humanos.

– ¡Señor Mwari! ¡Es usted, el más grande y fuerte de todos!

– ¡Cárgueme, por favor!

– ¡No, a mi primero…!

– No se preocupen, hay mucho espacio para todos en estos brazos… ¿Qué tal si acabamos con esto y vuelvo con ustedes en un momento? Mientras tanto, pueden ir a jugar.

– ¡Por supuesto!

Los niños huyeron y Mwari siguió su camino con las cajas; Dzivaguru aprovechó el momento para atacarle furiosamente.

– ¡Eh, gorila! ¡He dicho que no me toques cuando esté aquí!

– ¿No sabías que muchos humanos aquí saben de mi relación con tu hermana? Sería extraño que actuaras como ella, pero no como mi compañera.

– ¿Aprovechas para meterme mano todo lo que quieras, gorila infiel? Además, ¿Qué pueden hacer al respecto? Al fin y al cabo, somos dioses.

– Es verdad, no pueden hacernos nada… Salvo sospechar que somos espías haciendo un mal trabajo encubierto, prohibirnos la entrada y privarnos de esto. Recuerda que no debemos revelar nuestras identidades, o Zeus-sama podría venir por nosotros.

– Lo sé, y no me importa.

– Pero Dziva sí. Quiere ayudarles aunque esté prohibido, y ha hecho todo lo posible para conseguirlo. No sería justo que por tus caprichos ya no pudiera…

– "Haz todo lo que ella quiera". Lo sé, lo sé…

Dzivaguru volvió a fruncir el ceño, con ese desasosiego tan característico; rabia y frustración por volver a oír las mismas palabras…

« Lo único que importa es ella… Ella y sus gustos, por raros que sean… Diablos, ¿Qué tienen de bueno estos mortales para que quiera arriesgar todo el CAD? ¿Acaso no recuerda a esa diosa de la Luna que intentó hacer lo mismo y terminó mal…? »

Dejaron las cajas en la zona de refugio habilitada por otros dioses menores; Dzivaguru suspiró molesta y dejó caer la cabeza en uno de los enormes brazos del dios de las aguas.

– Mierda… Sólo puedo aguantarte a ti, gorila incivilizado.

– No soy tan malo… – Mwari puso una mano en la cabeza de Dzivaguru para acariciarle el pelo – ¿No crees que tu hermanita me habría encontrado defectos?

– Le eres infiel con tu cuñada, tengo que aguantar tu cursilería, los dolores de culo y cadera, el insomnio y las pesadillas. Eso es suficiente para mí.

– ¿No has intentado encontrar a alguien como yo? No en sentido literal, sino una pareja para ti; ¿No crees que habría algún hombre o una doncella dispuesta a vivir una arriesgada y loca vida contigo?

– Esas cosas no me interesan. Además… – se llevó un dedo para bajar sus gafas y otro para enseñar los dientes – Recuerda, soy "La demonio de Shona", ¿Quién se metería conmigo?

– Si tu hermanita tuvo tan mal gusto al elegirme, alguien debe tenerlo también contigo.

– … No creas que fue un cumplido.

La diosa dejó caer su carga y casi huyó de Mwari para recoger otro paquete, aunque fue acribillada por los mismos niños que revolotearon cerca suyo como moscas. Muy molesto para Dzivaguru, aunque lo sobrellevó con Dziva en su interior dándole ciertas indicaciones.

Cuando por fin llegó la noche, Dzivaguru estaba sucia y dolorida a causa de los niños; sobre todo por la costumbre de su hermana de cargarlos a todos por turnos.

" ¡Eso fue muy divertido! ¿A qué no? "

– … Para nada.

" ¿¡Qué dices!? La mejor sensación del mundo fue cargar a esos niños, ¡Tan pobres y lastimosos! ¡Como si yo fuera la mamá de todos ellos…! "

– Habla por ti.

" Recuerda que también es deber de una reina velar por los pequeños e indefensos, ¿No? "

– No me hables de deberes de una reina, soy mucho mejor que tú en eso… ¿A quién crees que recurren para hacer política o para patear traseros egipcios…? ¿Eh?

De camino a casa para dormir, la diosa se encontró con una guardia nocturna que comentaban entre ellos las noticias del día, en su lengua materna; fácil de entender para la diplomática Dzivaguru:

Una acalorada discusión sobre las decisiones del rey respecto a la invasión de hombres blancos, armados con fuego y metal, que avanzaban por sus tierras; cuando se dieron cuenta de que Dzivaguru les veía como si les entendiera, dejaron de hablar y devolvieron la mirada a la diosa.

" Nee-chan… Ya te he dicho que es de mala educación hacer eso. Además, son guardias… Van a sospechar… "

« ¿No has oído lo que han dicho? » Dzivaguru continuó su camino, volviendo a su rostro indiferente, « O mejor dicho… ¿Oíste la traducción que hice en nuestra cabeza? »

" Sí… También lo oí en nuestra última visita; al parecer hay una guerra de razas entre humanos, que se acerca a este lugar. "

« ¿Hablas en serio? ¿Humanos peleando porque su color de piel no es el mismo? Si hiciéramos lo mismo, ¡No habría más de un dios en el mismo bando! »

A pesar de la broma que soltó, no obtuvo una respuesta positiva de Dziva; acabó yéndose a un árbol para "charlar" con su hermana más tranquilamente.

« Hermanita, ¿Esto te preocupa? »

" ¡Por supuesto! Toda esta gente, estos niños, el pueblo… Sería horrible que una guerra destruyera todo esto. "

« ¿Qué dirías si te dejara salir para que te fueras con tu gorila, y ayudaras a estos humanos a construir un muro o a hacer una estrategia militar? ¿Te dejaría eso dormir cómodamente esta noche? »

" Muchas gracias, nee-chan… Pero no podemos. Recuerda que el acuerdo de Zeus-sama es muy estricto: si alguien se entera de nuestra intervención aquí… "

« ¿Prefieres la opinión de ese viejo a tu "amor humano"? »

" Además, los humanos deben crecer por sí mismos. Aunque no me gusten los caminos que toman… Ellos también deben saber crecer sin nuestra ayuda. Sólo espero que la guerra no llegue tan lejos… tan pronto. Espero que, si llega, aquí estén preparados. "

« ¡Eres tan cuadrada! ¡Quieres ayudar a tus pequeños humanos, pero no quieres liarte! ¿Te he dicho lo rara que eres?

» De todos modos, no es que realmente me importe lo que les pase a estos mortales. No son nada de lo que deba preocuparme-- »

– ¡Señora Dziva…!

Una niña apareció detrás de ella sin que se diera cuenta; Dzivaguru saltó rápidamente del susto, se cubrió la cara con las gafas y el pañuelo, la saludó y fingió sonreír y poner voz a Dziva.

– ¡Hola~! Eres tú, otra vez… "Niña".

– Ya le he dicho que tengo un nombre: ¡Me llamo Salike!

" Ya te lo había dicho 3 veces en el día, ¿No te acuerdas? "

– … Cállate tú. – susurró lo más bajo posible para Dziva, y luego se volvió en voz alta a Salike – ¿Qué haces fuera a estas horas?

– La he estado siguiendo desde que salió del hospital.

– … Eso fue hace como 5 horas…

– ¡Quiero cobrarle por no cargarme hoy, en cambio a los otros niños lo hizo todo el día, señora Dziva! ¡No me parece justo en absoluto!

" Eso es lo que he intentado decirte todo el día. Salike es la más hiperactiva de todas. Si la ignoras aunque sólo sea un segundo… "

– No me digas… ¡Me encantaría, pequeña! Es que, ya sabes, tengo planes y cosas qué hacer, como dormir. Además, estoy muy sucia…

– ¡Señorita Dziva! – gritó la chica a pleno pulmón, sin importarle la oscuridad de la noche – ¡No puedo oírla si lleva esas cosas en la cara! ¡Deshágase de todo eso!

La mirada de Dzivaguru se tensó con rabia divina ante semejante falta de respeto; uno de sus ojos tembló de ira.

« Esta mocosa… ¿Quién demonios se cree para hablar así a una diosa y una reina? »

" Nee-chan, traté de advertirte… Será mejor que no le rompas el corazón, o nunca volverá. "

« ¿No volver nunca…? ¡Tengo la fórmula perfecta para eso! »

" ¡Espera! ¿Qué vas a…? "

Dzivaguru se quitó las gafas de sol y el pañuelo, sorprendiendo tanto a Salike como sobresaltando a Dziva; la diosa cerró un par de veces sus ojos negros y los dirigió a la chica, acompañados de una malvada sonrisa de tiburón, visible en la escasa luz nocturna.

– ¡Es verdad! No podía oírte bien con eso… Ahora, ¿Qué quieres?

Salike se quedó mirando fijamente a la diosa africana una y otra vez; al cabo de unos segundos, su boca empezó a moverse temblorosamente, así como sus dos enormes ojos, como si estuviera a punto de… de…

– ¡Pero eres tan… tan… Tan bonita y hermosa…!

De expresar lo que sentía: una emoción radiante.

– ¿Qué? – Dzivaguru torció la cara confundida – ¿Qué acabas de…?

– Tus ojos dorados destacan en la noche, como un enorme felino… ¡Como una pantera! Y esos dientes… ¡Tan afilados para comer mucha carne y muchas verduras! ¡Me gusta la combinación! ¡Es usted tan bonita y hermosa!

– N-No. No entendiste… – Dzivaguru se acercó a la niña, doblando las rodillas, y se metió un dedo en la boca para mostrarle los dientes, al tiempo que con otro dedo le señalaba la negra esclerótica – Soy la demonio de Shona, ¡La más temida y aterradora!

Levantó ambas manos y los dientes para intentar hacer un gesto aterrador.

– ¡Rawr!

– ¿En serio? – Salike volvió a abrir los dos ojos sorprendida – Así que… ¿Son bonitos los demonios?

– ¿¡Qué!? ¡Claro que no! ¡Los demonios son feos, muy feos--!

¡Entonces no es un demonio! Más bien… ¡Es una diosa! ¡Pero qué diosa más guapa! ¡Me gustaría ser como usted cuando sea mayor!

Salike se acercó y abrazó el rostro de Dzivaguru, apretando su pequeño cuerpo contra su cara, un gesto que sorprendió e incomodó a la diosa.

– … Okey… Lo tengo, soy bonita, tú también… Sí, si… ¡Ya quítate de mi cara, maldita sea!

– ¡Salike! – una mujer apareció entre las sombras; por su aspecto y ropas, seguramente era la madre de la niña – ¡Salike! ¡Cuántas veces debo decirte que no debes salir de casa a estas horas…!

La mujer se detuvo al ver a Dzivaguru; también pudo ver los rasgos de la diosa cuando levantó su mirada, y un gran susto se apoderó de ella de tal modo que su rostro palideció y cayó atrás.

– ¡Ahhhh! ¡Es un…!

– ¡Mamá! – Salike corrió de Dzivaguru a su madre, abrazándola de la misma manera – ¡La señora Dziva es tan mona, como una diosa, ¿Verdad?!

La mujer se quedó en silencio, tratando de procesar lo que veía y la actitud de la niña tan tranquila; no tenía ganas de discutir con esta mujer de aspecto poco amable.

– … ¿Sí…?

– ¿Podré ser como ella cuando sea mayor?

– ¿Ehhhh…?

– Lo siento mucho… – Dzivaguru se disculpó y volvió a cubrirse la cara – Tengo que irme.

– ¡No…! – se quejó Salike abiertamente y a gritos – ¡Todavía no me has cargado! ¡No es justo!

– ¡Salike! ¡No seas irrespetuosa! ¡Además, es hora de dormir! ¡Deja de gritar!

– ¡Tú también estás gritando!

– ¡Calma! Veamos… – Dzivaguru se acercó con cautela y cogió la mano de Salike – Mañana te cargaré todo lo que quieras, tú y sólo tú, y dejaré a esos otros moc… niños a un lado, ¿Estarás en paz con eso?

La chica le cerró los ojos de forma fulminante, como si aún quisiera pedir más deseos; al final, se encogió de hombros con resignación.

– Me ofende mucho… Pero lo acepto.

– Muy bien. Hasta mañana… "Niña".

– ¡Me llamo Salike!

Dzivaguru se despidió de la niña y de su madre con un gesto de la mano, para continuar su camino; a sus pasos sintió que un extraño calor surgía en su interior para alojarse en su pecho y en su cara, justo donde Salike le había abrazado.

Una extraña sensación que nunca antes había tenido, así como un nuevo color que iluminaba su rostro: una humana no le tenía miedo, sino que la halagaba, la abrazaba y le sonreía. Por primera vez, alguien no le había llamado "demonio", sino "diosa".

" ¿No se siente hermoso, nee-chan…? "

La presencia de Dziva rompió su momento, al que volvió con su cara enfurruñada.

– … Cállate…

– ¡Señora cuñada! – a la salida del pueblo, Mwari la recibió con los brazos abiertos – ¿¡Cómo estás--!?

– Cállate tú también, gorila. Volvamos a casa.

El grupo de dioses abrió un portal que les llevó de vuelta a Shona para descansar por la noche y reaparecer en la aldea humana a la mañana siguiente; un protocolo tras recibir ciertas noticias desagradables en Shona.

Una noche en especial difícil para Dzivaguru: Dziva intentaría tomar el control principal y también podría ser que Mwari "sonámbulo" intentara manosearla una y otra vez…

Pero, por primera vez en mucho tiempo, eso no le importaba. No ahora que tenía esas 6 letras en su corazón: "bonita".

– ¿Hey…? ¿Estás despierta?

Habló un poco alto en cuanto llegaron los primeros rayos de sol, para confirmar si su hermana menor estaba despierta o no. El silencio mental fue la única respuesta, así que se volvió a Mwari, que yacía en el suelo.

– ¡Eh, gorila! ¡Despierta!

Tampoco obtuvo respuesta de él, aparte de sus abrumadores ronquidos; era una buena señal para Dzivaguru.

– Muy bien… – sonrió para sí misma – Tengo tiempo para ver a esa niña humana sin que este par de idiotas empiecen conmigo…

» ¡N-No es que quiera a los humanos, obviamente! Sólo que esa niña no me molestará más si me ocupo de ella pronto… ¡Perfecto!

Se levantó de la cama y salió corriendo del palacio, esquivando a los guardias de puntillas en la medida de lo posible; activó el portal para ir al mundo humano, tan silenciosamente como pudo, y lo cruzó en un segundo.

Lo siguiente que encontró fue…

– ¡Ayuda…!

Un dramático escenario orquestado por sórdidos y mortíferos gritos de desesperación. Sus ojos se abrieron de par en par cuando vio la entrada del pueblo en llamas, a la que se precipitó sin pensarlo demasiado, y entonces vio todo el desorden presente:

Caballos corriendo de un lado a otro, soldados atacándose frenéticamente, incendios en el bosque y en las casas, alguna que otra explosión lejana. Lo único que diferenciaba a un bando del otro era su color de piel… Blancos contra negros.

Se trata de la invasión portuguesa ocurrida en el siglo XVI: la corona accedió a la navegación y exploración en África para obtener recursos para los cultivos de azúcar, primera y principal fuente económica de Europa. Pero, ¿qué tipo de recursos podrían dar lugar a una invasión entre países, a una guerra racial entre la potencia europea y la resistencia africana?

Todo por la segunda fuente de dinero, el siguiente recurso valioso también llamado "oro negro": LOS ESCLAVOS.

– ¡Ayuda! ¡Alguien por favor!

– ¡Ella es mi…! ¡Suéltenla!

– ¡Por favor, no…! ¡No te acerques!

Una invasión convertida en masacre de pueblos; caballos con jinetes asesinando a los soldados que oponían resistencia, hombres arrastrando a niños y mujeres para encadenarlos, incendios para destruir el pueblo. Un escenario tan repugnante y sórdido que incluso era difícil de procesar para el demonio de Shona.

– ¿Q-Qué…?

" ¿Nee-chan…? " El olor a quemado en las fosas nasales de Dzivaguru despertó la conciencia de Dziva " ¿Q-Qué pasa…? "

– ¡Mamá…!

Un grito femenino aulló en tal caos que la diosa de la naturaleza apenas pudo oírlo; sus ojos se crisparon y sintió que todo su cuerpo reaccionaba para ponerse en marcha cuanto antes.

– ¡Salike!

Sus piernas corrieron, bordeando la destrucción, golpeando a algún que otro blanco a su paso, aunque sin intentar salvar a ningún aldeano. Sólo la chica le importaba; sólo ella estaba en su mente.

" ¿Qué está pasando? " Una vez que Dziva despertó del todo, se dio cuenta a través de los ojos de Dzivaguru de todo lo que le rodeaba " ¡¿Acaso son…!? ¿¡Es la invasión!? ¿¡Ya llegaron hasta aquí…!? "

Pero Dzivaguru no contestó; sólo le importaba a aquella tonta humana que la había fastidiado. Sus dedos se cerraron con fuerza sobre el sonajero chamánico que había cogido inesperadamente en casa; ahora más que nunca le sería útil.

" ¡Nee-chan! "

– ¡Cállate! ¡Tengo que encontrarla…!

– ¡Mamá! ¡Sal de ahí!

Por fin llegó a la casa de Salike: la cortina principal estaba rasgada y en el exterior una llama de fuego indicaba que había un incendio dentro. La niña estaba fuera, en la puerta, gritando dentro intentando llamar a su madre.

– ¡Mamá…! – después de tanto dudar, decidió meterse corriendo.

– ¡Niña, sal de ahí!

Dzivaguru llegó justo a tiempo para agarrar a la niña y arrojarse ambas al suelo, lejos de la casa en llamas. En cuanto la identificó, los ojos de Salike brillaron de esperanza.

– ¡Señora Dziva!

– ¡No entres, es muy peligroso! ¡¿Cómo se te ocurre eso?!

– Es que… Mi mamá… ¡No pudo salir! ¡Se va a hacer daño!

– ¡Está bien…! – Dzivaguru cogió a Salike y la puso detrás de unos arbustos para esconderla – ¡Iré a buscar a tu madre! ¡Tú quédate aquí, en silencio!

– ¡Por favor, señora Dziva…! ¡No se haga daño!

– … ¡Por supuesto que no!

Dzivaguru se dio la vuelta y corrió a la casa, agarrando el sonajero en la mano; si usara un poco de magia, podría apagar el fuego en un santiamén, aunque eso también sería desobedecer la no intervención y podría ser detectada por los dioses griegos…

– ¡Al diablo! ¡Tengo que hacerlo!

" ¡Nee-chan, por favor no…! "

– ¡Aquí hay una más!

Una mano humana blanca agarró el pelo de Dzivaguru y la arrastró con mucha fuerza, cogiéndola desprevenida y cayendo al suelo de espaldas; otra mano se posó en su muñeca y le puso rápidamente unas cadenas apretadas. Sus ojos oscuros se volvieron para ver a su atacante: un portugués.

Un humano se atrevió a ponerle las manos encima.

– ¡Tenemos una esclava más! ¡Y tiene muy buena pinta para algo más…!

– ¡Suéltame, maldito!

La diosa estiró la mano con tal fuerza que rompió la cadena, aunque soltó la sonaja; su puño cerrado se precipitó en dirección al estómago del portugués, golpeándole de lleno y abriéndole un agujero en el vientre.

La sangre y sus órganos se precipitaron al ritmo de su grito de sorpresa, para caer muerto al suelo, espectáculo que Salike presenció con horror y del cual un grito salió de sus labios…

Grito llamó la atención de otro portugués, que se metió entre los arbustos y agarró a Salike por el cuello.

– ¡Hey, aquí hay una niña!

– ¡Oye…! – Dzivaguru se giró y se dirigió rápidamente al humano – ¡Aléjate de ella, bastardo…!

Pero Dzivaguru quedó helada en el sitio, como si el tiempo la hubiera detenido en seco para no dejarla avanzar; sólo había una respuesta a ese comportamiento…

« ¡Hermana, ¿Qué estás haciendo?! ¡Déjame! »

" ¡No…! ¡No puede estar pasando esto! ¡Es muy pronto! ¡Cariño y los demás deben saber…! "

« ¡Cállate y déjame ir, ahora! »

" ¡N-No! ¡Acabas de matar a un humano! ¡Vas a seguir haciéndolo! ¡No debes hacerlo, maldita sea! ¡Necesito encontrar una solución! ¡Por favor, déjame pensar…! "

– ¿¡Qué…!? ¡Me importa una mierda! ¡Suéltame ya!

– ¡Señorita Dziva…! – Salike mordió la mano del portugués y corrió aterrorizada a la única persona que podía ayudarla a pesar de lo que vió.

Dzivaguru vio a cámara lenta cómo Salike corría a ella, el portugués furioso levantando una pistola y apuntando a ambas mientras blasfemaba de forma espantosa…

El sonido de un disparo, luz y humo acompañados de fuego, una explosión instantánea, sangre salpicando su cuerpo…

Finalmente, la niña con un agujero cada vez más sangriento en la cabeza cayendo a los pies de Dzivaguru y extendiendo sus pequeñas manos hacia la diosa en busca de consuelo. Un tic en los dedos, un pequeño espasmo, y… Silencio eterno…

Sin posibilidad de salvarse, y sin poder ser llevada en brazos del demonio más bello a sus ojos, una imagen que quedó grabada en las paralizadas pupilas en shock tanto de Dzivaguru como de Dziva…

" ¡¡Salike, no!! ¿¡Qué…!? ¿¡Qué acabo de hacer…!? "

Dzivaguru se liberó del control y cayó de rodillas sobre el cuerpecito de Salike, lleno de la sensación de impotencia y tocando ligeramente su cuerpo; pudo sentir el calor abandonando lentamente su carne. Ambos ojos se crisparon y sus labios se torcieron en una gran… Gran rabia.

Esto… ¿Esto es para ti… los humanos…?

Su cuerpo comenzó a rodearse de un aura oscura, sus músculos tensos por esa rabia incontrolable, mientras escuchaba a los portugueses formar un escuadrón para atacarla a un par de metros de ella.

– ¿Estos humanos tan… tan trastornados y malvados…? ¿¡Estás viendo lo mismo que yo, hermana!? ¿Estás viendo lo que provocaste… por tu maldita culpa!?

Dzivaguru cogió la sonaja con ambas manos y sus ojos negros brillaron con intensidad; el aura oscura comenzó a fluir desde su cuerpo hacia el arma, cambiando el sonajero de chamán por un hacha de batalla de gran tamaño.

– ¿Ves lo que yo veo? Estos bastardos no son más que… Que… ¡No son mejores que tú ni yo!

Los portugueses apuntó y disparó, mientras Dzivaguru levantaba su hacha y la arrojaba al suelo, cargada con toda su energía oscura procedente de la magia divina que controlaba la diosa demonio…

A diferencia de su gemela, la magia negra. Vetiti Affinitatis, la magia del odio.

– ¡Malditos humanos, los mataré a todos!

Vetiti Affinitatis: Misodzi Yeruvengo
[ Afinidad prohibida: Lágrimas de odio ]

Una cúpula de magia negra se dibujó a su alrededor y estalló como una bomba, incinerando por completo todo lo que se encontraba en un gran radio de distancia: los portugueses, el pueblo africano y los pocos supervivientes de la invasión, los animales y las plantas, la propia tierra…

Una vez terminado su encantamiento, con todo reducido a negras cenizas y olor a putrefacción, Dzivaguru volvió a caer de rodillas para sostener el cuerpecito de Salike, que era lo único que había sobrevivido. La manoseó y se la llevó al pecho, tal y como la niña hubiera querido, mientras sus ojos seguían en estado de shock y su boca temblaba.

– A todos… A todos… Malditos humanos… Los mataré a todos…

– ¡Dzivaguru…!

Volvió la mirada y vio el portal de los dioses, por el que entraba el grupo de apoyo comandado por Mwari. Todos parecían cansados y agotados, algunos también heridos, pero la diosa no le dio importancia…

Al ver la destrucción y al demonio de Shona con un niño humano muerto en brazos, los dioses rápidamente dieron una interpretación errónea; sin embargo, el primero en acercarse para aclarar el asunto fue Mwari, aunque con expresión asustada y sorprendida.

– Qué… ¿Qué ha pasado? ¿Q-Qué hiciste?

– Así que, ¿Tengo yo la culpa…? – la diosa por lo bajo rió con nervios – Sí… Por supuesto…

– Cuñada, por favor, no juegues conmigo. – Mwari dio pasos con mucha calma y discreción – Explícame lo que pasó…

– ¿Dónde estaban? ¿Dónde, dioses, cuando las cosas iban mal…?

– ¿No te has enterado? ¡Nuestro hogar está siendo--! – Mwari se tragó sus palabras antes de terminar – Lo que quiero saber es… Qué hiciste aquí…

– … "La obra de Dios" – asintió Dzivaguru, apretando el cuerpo de Salike – Castigar por fin a estos malditos humanos… Se lo merecen… Se lo merecen…

– ¿Q-Qué…? Por favor, cuña--

– Dzivaguru es mi nombre… Soy tu reina, por encima de la tonta de mi hermana… ¡Quiero que me obedezcas! ¡Tú y todos los dioses de Shona, como siempre debió haber sido…!

» Los mataremos… Los humanos no merecen vivir… ¡Los quiero a todos muertos! ¡Quiero que sus cadáveres manchen todo este maldito planeta!

Nadie, ni Mwari ni los demás dioses, que en realidad eran todos representantes del CAD, se movieron de su sitio; Dzivaguru se enfadó por ello y, cogiendo a Salike con un brazo mientras sostenía su hacha en el otro, se volvió para caminar al oeste: de allí había oído, la noche anterior, que venían los portugueses.

– ¡No voy a esperar a ninguno de ustedes, bastardos! ¡Puedo hacerlo yo misma! ¡Les voy a dar--!

– Lo siento mucho.

Mwari lo cogió bruscamente y le inyectó una jeringa en el cuello que vació al instante; un analgésico que en pocos segundos empezó a hacer efecto en ella, haciéndola tambalearse y borrándole la vista.

– ¡Hey! Qué me… me…

– Tenemos que limpiar este desastre, antes de que el señor Zeus venga y nos haga algo peor de lo que tú causaste. Lo siento mucho, Dzivaguru.

– Tú… Maldito…

Poco después, se desmayó en brazos de Mwari al tiempo que dejaba caer el cuerpo de Salike; otros segundos más tarde, un espasmo volvió a sacudir su cuerpo, y el hacha recuperó su forma de sonaja original, lo que indicaba que el analgésico había hecho buen efecto. Hasta entonces, Mwari tuvo la confianza suficiente para abrazar el cuerpo de la diosa.

– Cariño, has vuelto.

– Yo… Yo… – Dziva alargó la mano para tocar el cuerpo de la niña y luego se aferró a su marido – ¡Fue culpa mía! Toda esta gente… fue masacrada de una forma tan horrible… y la pequeña Salike… ¡No pude salvarla!

» ¡Nee-chan tenía razón! ¡Soy una estúpida!

– No digas eso… – Mwari abrazó a Dziva, a lo que ella correspondió enterrando la cara en su cuerpo para seguir llorando sin control.

Los otros dioses del CAD comenzaron los trabajos de restauración en la zona mientras Mwari y Dziva se retiraban; lejos de los demás, surgió otra conversación entre la pareja.

– Gracias por… por haber usado la droga…

– Lo siento mucho. Dijo que iba a matarlos y se puso tan… No me dio opción.

Está bien, mi amor. Para eso lo hice… Para evitar que tomara malas decisiones.

– ¿Estás segura? Drogar a tu hermana para tener el control… No creo que haya sido una buena idea.

– No. Claro que no es una buena idea; es lo peor que he hecho. Pero es la única opción que me dejó… Nee-chan no podrá cometer más errores. Espero que algún día lo entienda… Y me perdone…

Un plan meticuloso para "traicionar" a su hermana mayor, uno que tenía planeado desde hacía tiempo si las cosas salían mal: Dzivaguru fue encerrada y Dziva quedó al mando, para arreglar aquel desastre…

En el exterior, Dziva no dio muchas explicaciones de lo que ocurrió aquel día, a lo cual el CAD se hizo una idea equivocada. En resumen, podríamos decir que:

– Fue culpa del demonio de Shona. Lo bueno es que no volverá a ocurrir, nunca más…

Poco a poco, surgieron historias, leyendas y mitos para echar leña al fuego, oscuridad a su mancha, acabando por etiquetarla como una diosa ofensiva, repulsiva, malvada y demoníaca; el CAD se encogió de hombros, Shona la olvidó por completo y quedó enterrado bajo el brillo y la luz de Dziva.

Sin posibilidad de defensa, justificación, excusa… Lamento…

El corazón de Dzivaguru quedó destrozado, y por voluntad propia decidió sumergirse en el oscuro abismo del subconsciente de Dziva para no aparecer jamás, ni siquiera en los pensamientos, en más de 1300 años; una mancha negra que cierto asesino en serie detectó como un color fuera de lugar entre tanta luz…

Una condición que permaneció así…

Hasta que ocurrió algo más. Un cambio agresivo que la obligó a retomar el control.

Los Doppelgänger cambian de alma debido a varios factores, entre ellos la muerte, que debe ser consentida por ambas almas para de verdad morir. Así que, si el cuerpo principal es atacado, el alma no dominante lo impide por inercia.

– ¡Agh…!

Parpadeó varias veces, recuperando su cuerpo las sensaciones físicas para darse cuenta del suelo donde estaba: una alfombra en una habitación casi a oscuras, el charco de sangre que la manchaba y un dolor exagerado en el estómago.

De nuevo apareció Dzivaguru.

« ¿Eh? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde…? »

Su mano y su cara se dirigieron a su estómago, viendo la reparación de Doppelgänger: una enorme cicatriz. De inmediato lo comprendió.

« Dziva estaba al borde de la muerte y salí por inercia. Todavía la siento dentro de mí… Está muy herida, casi sin fuerzas… Debe descansar… »

La diosa giró la mirada para ver que estaba en la sala de la Trinidad principal de Egipto, justo delante de sus tronos y con 2 de ellos de pie por lo que había pasado recientemente. Tanto tiempo dentro de Dziva y no tenía ni idea de lo que estaba haciendo con ellos.

– ¿Lo ven? Esto es lo que quería conseguir.

– ¡No te pedimos a un demonio! ¡Queremos restaurar--!

– "Gloria de Egipto", "Venganza", "Dignidad y tonterías incestuosas", bla bla bla… Quieren un luchador, aquí está. Sólo denme un momento…

Dzivaguru levantó la vista y vio la figura aún presente del caótico dios australiano; el conocimiento de esa presencia entre las memorias de Dziva así como sus propios conocimientos le golpearon.

– B-Bamapana…

– Así que me conoces. De acuerdo, no necesito dar mi tarjeta de presentación otra vez…

Bamapana hizo el mismo movimiento para estrangular a Dzivaguru, sólo que esta vez le resultó más difícil debido a la concentración muscular de la diosa, mucho mayor que la de Dziva.

– ¡Vaya vaya! ¡Alguien entrenó su cuello! Me preguntó para qué.

– ¡Suéltame, bastardo! – Dzivaguru se llevó las manos al cuello – ¿¡Qué le has hecho a mi hermana!?

– Nada, aparentemente, ya que todavía estás aquí. Pero déjame darte la noticia… Tienes que luchar por los incestuosos detrás de ti. Tu hermana no quería, y pensé en ampliar el negocio familiar.

– ¿Qué… Qué te hace pensar…? ¡¿Por qué voy a aceptar tus órdenes…?!

– ¿Ordenes? ¿De qué estás hablando? No necesito ordenar nada… Si me aseguro de que TÚ quieres hacerlo.

La mano libre de Bamapana se dirigió a las sienes de Dzivaguru, enterrando las puntas de sus afilados y delgados dedos; esto liberó una especie de magia que se infiltró en el cerebro de la diosa africana, provocándole náuseas y casi un nuevo desmayo.

– ¿¡Aghhh…!? – Dzivaguru sintió muchas ganas de vomitar – ¿¡Qué es--!?

– Dime, ¿Qué significa para ti la humanidad?

Aquella sensación se hizo aún más fuerte, aumentando las náuseas y su boca tosía tratando de deshacerse de ella. Cuanto más se resistía, más fuertes se hacían esos impulsos de asco que empezaron a recorrerle desde la cabeza a todo el cuerpo.

– Dime, gemela malvada, ¿Conoces a esas ratas llamadas "humanos"? Esos amantes de la corrupción y el desastre, el egoísmo y la crueldad… ¿Qué piensas de ellos? ¿Crees que merecen el castigo de los dioses?

– Humanos… Humanos…

Al parecer, aquella cosa inyectada en su cabeza estaba accediendo a sus recuerdos; la visita al pueblo, la invasión de los portugueses, su reacción errática… Cuanto más recordaba todo lo que sintió aquel día, la sensación de náuseas y malestar empezaba a desaparecer…

De hecho, su cabeza empezaba a sentir más y más que aquel día. Desesperación, impotencia, rechazo, tristeza, dolor…

– ¿Está bien que los dioses quieran matarlos? ¿Qué opinas del castigo de matar a 13 de ellos para hacerles entender su lugar…?

» ¿Qué te parece si… Te doy un lugar? ¿Qué te parece si te doy la oportunidad de matar humanos…?

– Matar… Humanos…

También aumentó su odio.

Al cabo de unos instantes, la diosa dejó de resistirse; Bamapana separó los dedos de la cabeza y la mano del cuello, la puso en el suelo y la giró hacia Isis y Osiris para dar el resultado…

Un rostro frío e inexpresivo con pequeñas hileras de sangre en sus sienes y sus ojos ahora transformados en esferas carmesí que destilaban su odio y rabia.

– … Está bien. Lo haré.

– ¡Ya ven! ¡Esto ha sido mucho más fácil! – Bamapana palmeó los hombros de Dzivaguru.

– ¿Qué…? – Isis tragó saliva muy asustada – ¿Qué has hecho…?

– Un viejo truco pero mejorado: tomar su odio y convertirlo en batería de mi hechizo de control… Mientras odie a los humanos, el hechizo surtirá efecto, la "amorosa" estará sellada, y será la marioneta que tanto deseaban.

– ¿Marioneta? No seas iluso… – Dzivaguru fulminó a Bamapana con la mirada; le quitó las manos de los hombros y, con magia verde, se curó las sienes – No voy a acatar órdenes. Ya te lo he dicho.

– ¿Huh? Curioso resultado, igual que lo que les pasó a mis chicas… – Bamapana suspiró con decepción – Parece que necesitas otra dosis.

– No tienes que hacerlo, ya que dijiste lo más importante. Odio a los humanos, y eso es más que suficiente para mí.

Dzivaguru caminó hasta situarse a la cabeza de los dioses de Egipto.

– Creo que a mi hermana le dijeron algo sobre luchar en "Ragnarok", ¿No?

– … Sí… – asintió Osiris – Queríamos que Dziva luchara en el séptimo asalto--

– No la necesitan. Estoy aquí… – Dzivaguru fijó su mirada carmesí en ambos egipcios – Ahora explíquenme, ¿Qué tengo que hacer para ocupar el lugar de mi hermana y matar a esos humanos…?

Dzivaguru terminó de prepararse en el campo de batalla, apretando su sonaja con forma de hacha y su escudo con cierto aspecto de tambor.

– Esperaba matar a un maldito humano, pero… Esto es mejor. Podré castigar a una traidora… Una diosa que no respeta las reglas. Me das asco.

Chang'E no le prestaba mucha atención, o al menos eso indicaban su mirada inexpresiva y la forma tan despreocupada en que se pasaba la paleta de caramelo entre los dientes; eso molestó a Dzivaguru.

– ¿Ni siquiera te importa? ¿No te importa lo que has causado con tu culpa, y sólo tuya? Típico de alguien que quiere ayudar a esos malditos.…

» ¿¡Esas son tus verdaderas intenciones, maldita sea!? ¡Muy bien! ¡Entonces, te ordeno que te pudras con ellos--!

Chang'E dio un par de pasos hacia delante y levantó el pie con el talón apuntando a Dzivaguru para darle una patada directa en la cara, aprovechando que su diferencia de altura le facilitaba llegar a esa postura; la diosa africana recibió el golpe de lleno.

Después, la diosa lunar bajó el arco divino de su espalda al suelo, cogió una de las miniflechas de su bolsa en el muslo derecho, la puso en el arco y disparó una flecha a quemarropa que impactó en el hombro derecho de Dzivaguru y la hizo volar hasta el muro de contención.

Todo en un segundo apenas perceptible; los espectadores tardaron más de un instante en darse cuenta de todo aquel rápido movimiento.

La flecha de luz de Chang'E destruyó parte de la armadura de Dzivaguru, y la fuerza del impacto hizo que escupiera sangre por la boca mientras su hombro empezaba a gotear; la diosa lunar abrió los ojos y fingió una gran sorpresa ante el resultado, llevándose una mano a la boca.

– ¡Oh, querida! Lo siento, no quería hacerte tanto daño. Pero, la verdad es que…

La diosa de la luna abrió la boca y emitió un prolongado bostezo de sueño.

Fecha de publicación: 08/02/24
Autor: ASFD
Edición: Darklord331

Nota de autor: ¡Muy buenas, mi querida gente!

Ya ha terminado el capítulo de hoy y la publicación mensual, hora de los comentarios esperados, ¿Qué opinan de este próximo combate? ¿Podrá cumplir sus expectativas o será un fracaso? ¿Qué piensan que podría ocurrir de aquí en adelante? ¿Ideas para no quedar en el olvido?

Más y más información se ha revelado, ¿Qué pasará con Dziva ahora que está encerrada? ¿Divaguru podrá superar a la segunda Apolo? ¿Chang'E tendrá buenas intenciones o será mucho más superficial? ¿El plan de Egipto funcionará o ellos, junto a Amaterasu y al Emperador de Jade, quedarán en vergüenza? ¿Algún motivo más para odiar a Bamapana?

Muchas preguntas, muchas respuestas que se aproximan… ¡Con esto llegamos al final de esta ocasión! ¡Sin más que decir, los leo en el siguiente capítulo!

Recordatorio: La publicación de capítulos es cada 21 días.

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