Capítulo 73.1: Ira divina. Séptima entrada
Después de esperar un rato en la sala de espera, ya no podía estar allí; ahora Geir caminaba por los pasillos de los Campos Elíseos hacia el lado de la humanidad…
« Por suerte su habitación no está tan lejos de nosotros… Podré ir y volver en un santiamén. »
La valkiria aprovechó el tiempo a solas para resolver muchos asuntos pendientes, incluido el alivio que sentía…
« La señorita Dziva dijo que Gangadevi y Skogul nee-sama están bajo control… Un peso menos en qué pensar. Diablos, sólo vi los últimos segundos de la pelea. No puedo imaginar cuánto tuvieron que sufrir para llegar al final…
» Pero es un gran alivio… Envié a Gangadevi con pocas expectativas, esperando que ocurriera algo parecido a Cleopatra…
» Pero todo salió bien. Ella… Ella ganó. Le dejé luchar… y ganó… »
La valkiria también aprovechó el momento para expresar su gran felicidad: saltó con los puños cerrados y rió en voz alta, dejándose inundar por la alegría.
« ¡Me está yendo bien! ¡Aún puedo ganar! ¡Podemos ganar…! »
Siguió riendo nerviosamente en soledad; desde el tercer asalto no se había sentido así. Por fin, paz y alegría en ese torneo lleno de muerte.
O, le hubiera gustado…
« Ahora que todo está en orden… Puedo pensar un poco más… En todo lo que hicieron en mi ausencia… » se rascó la cabeza un poco incómoda « Como ese Volund…
» Entiendo que Gangadevi era un peligro … O al menos eso es lo que supongo. Siempre fue amiga de Cleopatra, y con lo que nee-sama me dijo… ¿De verdad tengo más traidores que humanos en la lista? ¿Por qué fui tan estúpida?
» ¡No, no! Era la prisa de elegir rápido para evitar que los dioses hicieran lo que quisieran… Además, Brökk y Eitri me ayudaron a elegir… ¡Hice lo mejor que pude con lo que tenía! ¡Es culpa de ellos… por tomar tu propio camino!
» Ahora sólo queda el tercero, el amigo de Cleo y Gangadevi… Hernán Cortés. » se llevó las dos manos a la cabeza « "Conquistador de civilizaciones" ¿Por qué no lo pensé antes?…
» Cierto, porque es muy fuerte… Quizás uno de los más fuertes tanto en físico como poder mágico… Si sólo mi lado fanático hubiera madurado, no estaría aquí…
» Así como con Jack y… el hermano Hércules. » el recuerdo golpeó su cabeza de nuevo « Necesito manchas en mis manos para ganar… No cambié mucho de Brunhilde onee-sama…
» ¡No, no, no! ¡Tengo que dejar de ser tan pesimista! Cortés se quedará fuera hasta que lo resuelva… ¡Sí, es lo único que puedo hacer! A menos que el marcador justifique que deba usarlo… Espero que no… »
La valkiria respiró hondo y continuó su camino; junto a sus pasos siguió el segundo tema a tratar.
« Ahora, mis hermanas… » su cara se torció de fastidio « ¡No me escuchan! ¡A pesar de lo que les dije, sólo piensan en hacer Volund! Todas ellas ya tienen pareja, ¡Así que pueden buscar y quedarse con sus novios! ¡No tiene sentido!
» Ahora tendré que hablar con Brökk y Eitri… Deben ayudarme a conseguir a todos los Einherjers sus armas divinas, y evitar que mis hermanas se metan en esto. Especialmente ahora que tengo que lidiar con Afrodita… »
Sólo la mención de aquella diosa dio pie al tercer tema a tratar; la conversación que mantuvo con ella se arremolinó en su mente… ¿Cómo podría digerir todo aquello?
Habiendo estado en carne propia con un Primigenio, mucho más fuerte que Zeus, con claras intenciones de hacer del Ragnarok un teatro para lograr sus planes, incluso usando a la propia valkiria como un juguete especial… ¿Cómo podría responder a eso?
« Dije todo lo que tenía que decir… No quiero involucrarme en esto. Hubiera sido más fácil si sólo estuviera aburrida y quisiera jugar al espía… No ser un espía de verdad, en el mal sentido…
» Sé que dije cosas muy directas… Pero ella… Se rió de nuevo.
» Alguien como ella, ayudándome con más intenciones de las que parece… Tengo que pensar qué voy a hacer cuando termine el Ragnarok y tenga que enfrentarme a ella de nuevo… »
Respiró hondo, intentando calmar los latidos acelerados de su corazón, que le decían lo mismo.
« Todavía estoy tan débil… Maldición, Brunhilde onee-sama, ¿Por qué? ¿Por qué yo…? »
Podría haberse quedado allí para continuar su lamento existencialista… Pero no tenía tiempo para eso.
« Hay más que resolver… Tengo que seguir avanzando. Luego puedo volver a mi rincón y llorar… »
Su paseo continuó hasta que cruzó unas escaleras y llegó a la zona de los hornos divinos; el taller de Brökk y Eitri.
« La única forma de que Brökk y Eitri me ayuden es hablar con ellos… Probablemente tengan mucho tiempo libre, ahora que mis hermanas han hecho la mitad de los deberes, pero ya no…
» Tendrán que esforzarse al máximo para seguir trabajando conmigo como herreros. Es necesario… »
Tragó saliva suavemente y cogió la puerta metálica por el ojo de la cerradura; abrió el pestillo y movió la palanca, consiguiendo abrir la puerta un poco en silencio…
– Puedo preguntar, ¿Qué están haciendo?
Una voz femenina provenía del interior y le impidió abrir las puertas, pero se quedó quieta y con el rostro pálido cuando identificó al dueño de aquella voz…
– ¿Por qué ayudan a esa semidiosa? Respondan.
« ¡¿Qué está haciendo aquí la señora Syf…?! » los ojos de Geir se llenaron de miedo, aún más al exponer su conclusión: « ¿Sabe que están trabajando conmigo?" ¡Maldita sea, esto es malo…! »
Con mucho cuidado asomó la cabeza, abriendo las puertas metálicas en silencio, para dirigir su atención a lo que ocurría en el interior: la diosa de cabellos dorados estaba sentada en un pequeño taburete metálico, con los brazos cruzados y la mirada asesina fija en los enanos.
Un escenario que asustó demasiado a Geir; todo indicaba que ella ya lo sabía, y que en cuestión de tiempo haría algo al respecto.
« ¡Sé que es mucho pedir, pero por favor no me traicionen! »
Ambos enanos sonrieron nerviosos, siendo el mayor el primero en hablar, llamado Brökk.
– Señora Syf, Su Majestad… Espero que ese pequeño asiento sea de su agrado.
– Lamentamos el desorden – se disculpó Eitri nervioso. – Ya sabe cómo son los enanos cuando se apasionan--
– No se hagan los tontos. Sé lo que están haciendo… El mismo Thor me lo confirmó.
Ambos hermanos tragaron saliva con más fuerza y se acariciaron las manos nerviosamente con un ligero temblor.
– ¿Hablarán claro? O por las malas…
– Hablar… ¡Así que de eso se trata! – una sonrisa se dibujó en Brökk – ¡Hablar…!
– ¡Por supuesto! – asintió Eitri – Lleva tanto tiempo diciéndolo, ¡Somos tontos si pensamos que era otra cosa!
La diosa permaneció en silencio esperando su respuesta, golpeando el suelo con uno de sus tacones; al ver su impaciencia, Brökk también fue el primero en actuar.
– Si se refiere a eso de hablar… ¡Déjeme que le traiga un obsequio! ¡Es como un regalo de nuestra parte!
– ¿Un regalo? – Syf movió uno de sus eufóricos ojos – ¿Me toman el pelo?
– ¿Pelo? ¡No me diga que es eso…!
– ¡Por favor, señora Syf! – Eitri se tiró al suelo, con la frente tocando el suelo, y se arrastró a los pies de la nórdica – ¡No me diga que le han fallado los implantes del cuero cabelludo o, peor aún, que no le gusta el color del pelo! ¡Cualquier cosa menos eso!
– ¡No se trata de eso, par de idiotas! – Syf se llevó las manos a la cabeza, con la cara roja de vergüenza. – ¡Hablemos claro de una vez…!
– ¡Hablar! Sabía que de eso se trataba…
Brökk corrió al almacén y trajo de vuelta una especie de bufanda metálica que parecía haber sido tejida, aunque de color oxidado y todavía en fase de elaboración.
– ¡Un cambiador de voz! Use esto y su voz cambiará a la de cualquier dios o humano que se le ocurra… Quedará mucho mejor con unos retoques estéticos, ¡Pero funciona espléndidamente!
Los ojos de Syf se volvieron pistolas asesinas que amenazaban a Brökk; al percatarse de ese detalle, su hermano Eitri se levantó del suelo y también corrió hacia el almacén, trayendo consigo una caja metálica.
– Señora Syf, ¿Sabía que los ojos son la ventana del alma? Gracias a ellos, tenemos un gran repertorio de habilidades… ¡Ya es hora de que tus ojos también tengan más habilidades…! – abrió la caja y mostró varios cristales circulares de varios colores – Un ingeniero humano les dio un nombre… ¡Pupilentes!
» ¡Son cristales que cambian el color de sus ojos y les dan habilidades especiales! Ideales para llevar en una fiesta y luego en la batalla…
» Por ejemplo, los rojos te permiten copiar una secuencia de movimientos, pero sólo durante breves periodos… Con los azules, ¡Puede ver a través de paredes y muros! Los amarillos duermen, ¡Y los verdes le mantienen despierta…!
La diosa suspiró enfadada, con el regazo cubierto de los objetos divinos que le habían dado ambos enanos. Y aún no habían terminado…
– ¿No es suficiente? ¡Tengo el ideal…!
Por último, Brökk regresó al almacén y trajo otro estuche metálico, aunque la tapa de éste estaba mucho más cuidada y tenía mejores detalles que el anterior. El enano se arrodilló y lo abrió a merced de Syf, que abrió los ojos con curiosidad: una argolla de oro.
– El anillo más majestuoso de Asgard… "Draupnir"… – luego lo colocó en las manos de Syf. – Un anillo que se replica a sí mismo, 8 copias cada 9 noches. Representa, en mi opinión, la evolución del pensamiento y del conocimiento… Nunca debe aislarse ni encerrarse, sino crecer y avanzar.
De todos los regalos, éste era el único que le gustaba a Syf, lo que se notaba en sus mejillas enrojecidas tras sus ojos fríos y serios. Hasta ese momento, ella se encontró lo suficientemente tranquila como para tratar con ellos pacíficamente.
– ¿Por qué hacen esto? ¿Son conscientes… Qué les espera un final muy malo cuando todo esto termine?
– … Probablemente no nos pase nada agradable… ¡Pero para eso vivimos, señora Syf! Somos los mejores herreros divinos de los Cielos… No por voluntad, sino por obligación, desde los tiempos de Odín-sama…
– Ahora aquí podemos trabajar, haciendo lo único que sabemos, pero con voluntad… Para perpetuar nuestro trabajo en el futuro que se avecina en cuanto esto termine… ¡La huella de los hermanos Brökk y Eitri!
Ambos hermanos colocaron sus brazos sobre los hombros del otro en señal de unión: la diosa tenía muchas otras cosas en las que pensar, pero estaba allí por una sola razón:
– ¿Y qué tiene que ver con mi…? ¿Qué tiene que ver Thor con todo esto?
– … ¿Eh?
– Por algo aceptaron el encargo que les dejó, ¿También quieren dejar huella con él? ¿Quieren cumplir sus caprichos suicidas?
– Oh… – Brökk se rascó la cabeza. – De eso se trataba en realidad… Qué pena…
– ¡Me cago en…!
Syf se levantó y golpeó con uno de sus pies, asustando a ambos hermanos, que de repente se abrazaron.
– Tanto cuidado a ese pelirrojo para que haga sus tonterías… ¿Siempre fue un buscapleitos?
» En realidad, no me importa su postura en Ragnarok y si se toman unas vacaciones permanentes después de esto… No, en realidad, ¡Eso también me importa mucho!
– Señora Syf, por favor, cálmese.
– ¡Espadas que cambian de forma, esa armadura de combate, las armas locas…! ¡Diablos, ¿Por qué tenían que estar aquí!? ¡Sólo han provocado la tentación de Thor…!
– ¿Espada cambia-formas? Pero no hicimos ninguna--
– ¡Ahora me tengo que preocupar qué hayan aceptado los malditos caprichos suicidas de mi estúpido marido! ¡Maldito par de--!
– ¡Por favor, no nos mate!
– ¡No me importa lo que tengan que hacer…! ¡Me importa una mierda si mueren, pero ustedes no ayudarán a Thor y a su estupidez a luchar de nuevo contra sus creaciones en el Ragnarok--!
– ¿¡Él va a qué…!?
La sorpresa al oír esa frase desveló a la valkiria, que cayó precipitadamente en la fragua. Los 3 presentes se sorprendieron al verla.
– ¡Señorita Geir…! – los enanos la atendieron cuando vieron que había tropezado, y le pusieron un pequeño taburete para que tomara asiento.
– ¿Estabas escuchando a escondidas… niña?
– Ah… – Geir se volvió a Syf y le dedicó una sonrisa nerviosa. – Q-Qué placer volver a verla… Después de tanto tiempo…
Syf y Geir mantenían una relación de amistad distante desde hacía mucho tiempo, siendo la diosa la principal cuidadora de las valkirias cuando era más joven; gracias a la tutela de Brunilda sobre ella, el matrimonio de Thor y la separación del Valhalla, ahora se habían separado.
Y el segundo Ragnarok las había reunido de nuevo… Aunque claramente no en las mejores condiciones; la mirada asesina de Syf lo decía todo.
– Lo siento por… por escuchar en silencio – se disculpó rápidamente la valkiria – Por cierto, ¿Qué dijo al respecto?
– Nada a lo que debas prestar atención, niña, ¡Porque nunca ocurrirá! ¡Quedan advertidos!
La última mirada asesina cayó sobre los hermanos enanos, que se asustaron; toda enfurecida Syf cogió todos los regalos de los enanos en sus brazos y salió de la forja dando pisotones. Tras cerrar de un portazo la puerta de salida, los enanos volvieron a centrar su atención en Geir.
– ¿Está bien, señorita Geir?
– ¿Qué hacía a escondidas? – le preguntó Eitri. – ¿No aprende que no debe vigilar las conversaciones de los demás?
– ¡Lo siento…! – murmuró Geir con cara angustiada, tanto por su tobillo como por haber tenido aquel terrible reencuentro con Syf – Tenía que hablar con ustedes… Todo ocurrió por casualidad…
– No está bien que haga eso, señorita Geir. Podría meterse en serios problemas… Más de los que ya tiene.
– De acuerdo… Por cierto, muchas gracias por… no desfallecer con la señorita Syf.
– ¡Es lo menos que podíamos hacer! – sonrió Brökk con un pulgar hacia arriba– ¡Resistir como rocas! ¡Así estamos hechos!
– De todos modos, hicimos un trato con usted: Le ayudaríamos a superar este Ragnarok y conseguir nuestra libertad con usted… ¡Nunca habríamos cedido ante la señora Syf!
– Aunque si con Thor-sama, al parecer… – dijo Geir con suspicacia, recordando aquella noticia fresca.
– Es que… – Brökk se rascó la nuca – Thor-sama vino a vernos. Dijo que quería luchar contra un humano, y nos pidió protección divina para enfrentarse a él.
– Creo que Thor-sama debería salir de vez en cuando, con su mujer y sus hijos… – Eitri se encogió de hombros inocente – O tal vez, como hobby, podría beberse todo el océano de un cuerno… Levantar gatos pesados o ayudar a ancianas a cruzar la calle… ¡Algo normal!
– ¿Y qué quiso decir cuando… cuando dijo que Thor-sama lucharía en este Ragnarok?
– ¿Eso? ¡T-También es nuevo para nosotros!
– ¡No lo sabíamos! Thor-sama sólo nos pidió ese encargo, ¡Pero nunca nos dijo si quería luchar en este torneo! Estábamos a punto de preguntarlo, ¡Cuando nos interrumpió!
– Sólo sabíamos lo del encargo de Thor-sama; estábamos a punto de decírselo, pero ha estado ocupada y no hemos encontrado un momento oportuno.
La valkiria quería expresarse más molesta de lo que estaba, pero simplemente no podía; a los enanos les bastaba con enfrentarse a Syf. Y lo último dicho también era cierto: tantas cosas le daban vueltas en la cabeza que no se daba mucho tiempo.
– … Está bien. Si tienen noticias de este tipo, háganmelo saber, aunque sea a mis hermanas… Así yo también estaré al tanto.
– ¡Entendido! – ambos se inclinaron como soldados, lo que provocó una risita de Geir.
Entonces se dibujó una sonrisa genuina en los labios de la semidiosa; era muy agradable tener, aunque fuera por periodos tan breves, un poco de la tranquilidad que disfrutó antes del primer y segundo Ragnarok…
« Por eso sigo aquí. La humanidad y nosotras… Hay mucha libertad en juego. Tengo que seguir con esto… Aunque me cueste la vida. »
Su teléfono sonó suavemente y Geir lo contestó, para su sorpresa Afrodita había hecho su parte a pesar de su conversación.
El séptimo asalto ya estaba decidido entre los dioses; menos tiempo para descansar.
« Hago esto por la paz y la victoria… De cualquier manera, debemos ganar. »
– Oigan, ¿Qué tan poderosa es esa armadura que le estaban haciendo a… quienquiera que sea el oponente de Thor-sama…?
– ¿Huh? ¿Le interesa nuestro trabajo?
– ¡Pero va en contra de tu petición de las 13 armaduras especiales para los Einherjers! Aunque la mayoría están terminadas, otras quedaron inservibles por cambios de última hora, por no hablar de esos científicos que quieren hacerlo todo.
– Por ahora, hablemos de esa armadura en particular… ¿Qué tan fuerte es para destruir defensas?
– ¿Destruir defensas? ¿Se refiere a los guantes de hierro, Járngreipr?
– ¡Pero eso despertaría a Mjölnir, como hace 1000 años!
Geir se levantó y sacudió la cabeza.
– No, no me refiero a los Járngreipr de Thor-sama… Me refiero a algo aún más duro y resistente… La defensa más impenetrable de los Cielos.
Ambos enanos se miraron confundidos y luego volvieron a mirar a Geir.
– ¿"Algo aún más resistente"? ¿¡Qué quiere decir!?
– … A la séptima ronda… Estoy hablando del próximo dios que tenemos que matar.
En los Campos Elíseos se vislumbraba un nuevo campo de batalla. Un campo alargado con césped artificial en el suelo, así como de grandes dimensiones; la disposición más extensa que jamás se haya visto. De hecho, todo el coliseo tenía una disposición muy diferente a la de una zona de combate; parecía más bien un campo de fútbol.
Además, el muro de contención era más alto de lo normal, y había una cúpula de cristal que rodeaba el espacio aéreo como si fuera una pequeña jaula, donde los espectadores veían lo que ocurría en pantallas. Tal disposición también ayudaba a ver el combate sin recibir daños colaterales.
– ¡Ya era hora! – comentó uno de los dioses espectadores – Hemos estado al borde de la muerte, innumerables veces.
– ¡Por supuesto! El señor Huitzilopochtli casi nos quema, la señora Nut destruyó el estadio unas 3 veces, y Lakshmí-san hizo sangrar al Svarga… ¡Estos dioses elegidos están locos!
– Pero en cambio… ¿No es un campo de batalla muy grande?
– Tienes razón… Con esas distancias, ninguno de los luchadores se tocará, ¿Será una pelea de distancia?
– … ¡Un momento! ¿¡Me estás diciendo que el siguiente es…!?
En el palco especial de las valkirias estaban Geir y Leónidas, en compañía de Sigrune, la duodécima valkiria y compañera de Okita Souji; tenía la cara y las mejillas juntas para intentar mostrar confianza.
– Todo debe estar bien, todo debe estar bien… Todo debe estar bien…
– ¡Hey! – Geir puso una mano en el hombro de Sigrune. – Todo saldrá bien.
– Eso espero… – Sigrune se llevó una mano a la cabeza. – Con ese chico, nunca se sabe si entrenó como un loco hasta convertirse en demonio, ¡O si actuó como un puberto con hormonas!
– No creo que sea de ese tipo. – comentó Leónidas, con su típico puro en los labios – Es más del tipo de pelear como un loco.
– ¡Espero que sí! Así habría tenido tiempo suficiente para entrenar al siguiente, pero si no…
Geir quería estar más tranquila que su hermana mayor, pero ella tenía mucha razón; esa pelea era muy importante. Todo tenía que ser perfecto, o podría ser su siguiente paso a la derrota…
Eso es exactamente lo que tenía en mente sobre otro pensamiento:
« ¿Dónde estará la señorita Dziva? Parecía muy dispuesta a ayudar, pero desapareció… » Sacudió la cabeza en silencio « Ella ya tiene sus propias obligaciones que cumplir… »
Heimdall apareció en el campo de batalla, utilizando una plataforma voladora que lo situó en el centro del estadio. Tocó el Gjallarhorn un par de veces y se aclaró la garganta.
– ¡Señoras y señores, gracias por su paciente espera!
Una nueva pantalla apareció en forma de holograma sobre su cabeza, para indicar los datos que ya debían conocerse en ese momento.
– Con la finalización de la sexta ronda del segundo Ragnarok, tenemos el veredicto… ¡Un veredicto sorprendentemente ajustado…!
» Dioses y humanos están empatados. Ambos equipos tienen 3 victorias, siendo este el tercer empate que vemos en esta competición… ¡Una competición muy reñida!
» ¡Y hay más por venir! ¡Más violencia, más sangre, más destrucción, mientras cerramos el telón de la primera mitad de esta salvaje carnicería de berserkers!
» Para empezar, debemos presentar al candidato responsable de este vasto y abierto campo de batalla… Primero, permítanme presentarles al séptimo campeón de los dioses…
La puerta de los dioses se abrió lentamente, mientras las luces se apagaban por completo, dejando el coliseo a oscuras; sólo que, mediante la cúpula de protección se encendieron luces para iluminar la presentación, y no unas luces cualquiera:
Concretamente, eran luces que creaban un cielo nocturno estrellado. La luna intensificó su luz y fue lo que se dirigió hacia la puerta divina, donde se encontraba la figura representativa encargada de librar aquel combate; de inmediato comenzó su caminata en la entrada.
– La humanidad conoce esta historia a través de una celebración anual… El Festival del Medio Otoño, ¡el Festival de la Luna! Cada año, a mediados del octavo mes del calendario tradicional…
» La leyenda, el mito, el cuento que conoce toda la humanidad… Esa historia que habla de una figura divina especial en los Cielos… ¡La mujer que vive en el único satélite del planeta Tierra!
La diosa vestida con un kimono completo avanzó por el campo de batalla; en contraste con la hierba que cubría el suelo, sus tacones hacían mucho ruido, como si pisara un suelo de mármol firme. A su espalda llevaba su arma divina, apoyada en los hombros y el cuello, sujeta con una mano; la otra mano descansaba en su cintura.
– La leyenda habla de un error, de un presagio, de impaciencia, de terror ante lo desconocido…
» Una acción llevada a cabo por sus manos fue lo que la elevó por los cielos hasta tocar la fuente luminosa del cielo nocturno… ¡La Luna!
En su camino hacia el centro del campo de batalla, había muchos árboles apagados y oscuros que, a su paso, brillaban con un tono platino mientras sus flores se esparcían para crear el sendero que la diosa debía seguir.
– Sólo la Luna tiene ese poder… ¿Quién más podría apagar el mismísimo Sol, sino sólo la Luna? Sólo ella puede oscurecer el poderoso Sol que brilla sobre la humanidad… ¡Y eso es lo que ha hecho!
» Su fuerza aterradora, su gran belleza, su firme determinación le dieron el nuevo título con el que se la nombra en los Cielos… ¡La soledad y el anhelo la hicieron crecer!
La diosa masticaba una paleta de caramelo entre sus afilados dientes, con los ojos apagados y fríos como si estuviera muerta en vida.
– Hoy entra con un nuevo título… ¡El filo de sus ojos es el mejor! ¡El tirón de sus dedos es el más preciso! ¡La fuerza de su brazo levanta ese gran arco que una vez sostuvo el hijo más poderoso del Olimpo!
» ¡La Luna ha apagado el Sol! ¡Pero, hoy, la Luna se volverá roja en venganza contra el Sol! ¡Será la Luna la que apague la esperanza de la humanidad!
Los humanos de las gradas, la sección de los habitantes chinos, apretaban las manos con miedo, mientras otros cogían panes especiales que levantaban hacia el campo; la diosa se acercó al centro del estadio, sacó la paleta con los dedos y miró hacia arriba.
– La diosa inmortal de China y única habitante de la Luna: ¡La hermosa sol bajo la Luna…!
» ¡¡¡CHANG'EEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!
{ Chang'E | China }
[ Séptima Representante de los Dioses ]
La diosa fijó sus ojos oscuros en los espectadores mientras volvía a llevarse la paleta a los labios; cada parte de su rostro exclamaba superioridad.
En las tribunas divinas, los líderes de los panteones presentes tenían los brazos cruzados y semblantes serios; conocedores del acuerdo al que Thor había llegado momentos antes, no podían permitirse una derrota.
La más interesada en la siguiente era Amaterasu, que estaba sentada entre sus hordas de yokai y daba la espalda al Emperador de Jade, como súbdito suyo tras una ardua campaña de conquista que había llevado a cabo Susano'o años atrás. La diosa japonesa tenía grandes expectativas puestas en ella, lo que podía verse en sus ojos.
– "La segunda Apolo"… Debe ganar. No hay otra opción.
– Tampoco la humanidad tiene opción… – se defendió con seguridad el Emperador de Jade – Estamos hablando de una mujer muy fuerte y resistente… La mejor.
–… La verdad es que nunca pude ser testigo de la veracidad de esa leyenda, sobre su "inmortalidad".
– No se preocupe, es completamente cierta. La defensa más impenetrable de los Cielos… Que ningún humano puede superar.
– Más te vale.
En el palco de las valkirias, Sigrune tragó saliva ante la aterradora y sólida presencia de Chang'E.
– Qué miedo…
– ¿Y bien? – Leónidas arqueó uno de sus ojos. – ¿Es cierto lo que dicen de ella?
– Según los registros que tenemos de Thor-sama, sí. Tal vez tengan muchas exageraciones… Pero su título, así como el de Sobek, es cierto.
– Así que han mandado al sustituto de ese cabrón solecito… ¡Qué divertido! ¡Parece que esta vez los dioses ya nos han tomado en serio!
Sólo de recordar el espectáculo de Sobek, a la pelimorada le entraron sudores fríos, así que se volvió hacia su hermana mayor.
– Sigrune… Suponiendo que hayan entrenado hasta la extenuación, ¿Crees que sus prácticas y conocimientos serán suficientes para luchar contra la segunda Apolo?
– En este caso, tengo ciertas reservas por las notables diferencias en el tipo de lucha. Pero estoy segura de que su espada será capaz de superar cualquier defensa, incluso la propia Luna.
Geir respiró un poco más tranquila, cruzó los brazos y volvió a mirar hacia la arena de combate.
– Muy bien. Entonces… confiemos en Jeanne. Ella lo hará.
– ¡Ahora… Ahora es el otro turno! – Heimdall levantó la mano hacia la puerta opuesta – ¡Es hora de presentar al representante de la humanidad que se encargará de librar la batalla espacial contra la Luna!
» El séptimo luchador del bando de los humanos es… ¿Qué?
Un golpe en la hierba interrumpió su discurso.
Un sonido proveniente del talón de Chang'E. Luego otro, y otro, y otro… Todo seguido por la imagen de la diosa avanzando hacia el frente y dejando su primer lugar.
– Oye, ¿Pero qué…?
Tanto dioses como humanos se sorprendieron al ver que Chang'E caminaba en medio del silencio.
– ¿Huh? – Leónidas levantó los ojos – No me digas… ¿Quiere hacer un espectáculo narcisista, como ese solecito?
– ¿Qué? – Geir y Sigrune volvieron sus miradas.
– ¿Qué está haciendo…? – Amaterasu y el Emperador de Jade levantaron la vista sorprendidos.
Heimdall era el más confuso de todos; al notar que Chang'E no se detenía y seguía aumentando la distancia de separación, empezó a correr detrás de él.
– ¡Señorita Chang'E! ¡Espere…!
La diosa siguió avanzando en silencio hasta llegar a unos metros delante de los espectadores humanos; por su parte, las gradas divinas tenían su propia interpretación de lo que Chang'E estaba a punto de hacer:
– ¡Eso es! ¡Ríete de esos humanos!
– ¡Que hayan ganado la ronda anterior no les hace mejores!
– ¡Aplástelos, señora Chang'E!
– ¡Vamos! ¡Demuéstrales a esos humanos quién manda!
– ¡Qué ruidosos! – Ares, en la misma tarima que compartía con Hermes, Syf y Forseti, se llevó las manos a los oídos ante los abucheos divinos – El combate ni siquiera ha empezado.
– Es inevitable – le respondió Hermes, – Después de todo, siguen molestos por la derrota anterior. No me sorprende que quieran pavonearse un rato.
– ¿Qué demonios planea esa diosa…? – Syf se asomó con curiosidad – Será mejor que se prepare para luchar.
– ¡Muy de acuerdo, señora Syf! – el pequeño dios de la justicia le dió la razón.
En lugar de eso, la diosa de la luna ignoró los gritos de los dioses y enfocó sus ojos, afilados como los de un halcón, en las gradas humanas para darles un vistazo:
La mayoría estaban confusos por lo que estaba haciendo, pero había otros que estaban llenos de miedo y desesperación, incapaces de contener sus emociones. Un grito especial llamó su atención, así que dirigió su mirada hacia allí…
– ¡Por favor, querida, cállate! ¿Qué pasa? ¿Qué quieres?
Un bebé lloraba en brazos de su madre, que por su vestido y su rostro era una mujer tradicional china; quizá el llanto se debía a la lluvia de ofrendas que convertía el lugar en un sitio frío, o quizá a la oscuridad por la presentación divina. La mujer intentó acallar al niño lo mejor que pudo, sobre todo cuando se percató de la mirada de Chang'E.
La imagen de la mujer y su bebé quedó grabada en las pupilas oscuras y apagadas de Chang'E, que apenas reaccionó; Heimdall llegó hasta ella y se dirigió en demanda después de respirar hondo para recuperar el aliento.
– ¡Señorita…! ¡Señorita Chang'E…! No puede estar en este lado, está en el lado de la humanidad… ¡Debe volver al centro del ring, donde se supone que debe estar!
– Heimdall. – Las palabras de Chang'E fueron seguras y firmes, secas y directas – Dame el Gjallarhorn.
– ¿Qué? ¿De qué está hablando?
– … Por favor…
Chang'E volvió la mirada hacia el nórdico y cambió por completo su expresión: ojos cerrados y una cálida sonrisa de lado, para transmitirle confianza.
– Necesito decir unas palabras antes de empezar. Sería de gran ayuda si pudiera prestármelo, ¿Si?
El nórdico lo miró con extrañeza, pues nadie le dedicaba una sonrisa ni palabras semejantes; pero, ante tan amable gesto, no tuvo más remedio que aceptar tendiéndole el Gjallarhorn.
– … Devuélvamelo, por favor.
– Con mucho gusto.
Sin recibir ninguna instrucción, Chang'E encendió el micrófono y lo levantó apuntando a los humanos, repintando su mirada oscura y fría.
– ¡Oigan…! – de inmediato la humanidad le prestó atención, así como los dioses – ¡Escúchenme, bola de mortales humanos! Ya los estoy viendo…
» ¡Cállense y dejen de llorar!
Los temerosos humanos, especialmente la madre que llevaba al niño llorando, se alertaron con aquellas palabras; los dioses de las gradas empezaron a vitorear aún con más júbilo, como si hubieran conseguido un gran logro, y se pavonearon aún más. La mirada de Chang'E permaneció inmóvil…
Pero no sus labios, que sonrieron.
– Dejen de llorar, porque yo soy tu solución… – se giró y dirigió su mirada hacia las gradas divinas, con Gjallarhorn en alto, para terminar su discurso.
El silencio reinó en los Campos Elíseos en un santiamén. Sólo Heimdall, que segundos antes empezaba a sentirse cómodo viendo hablar así a Chang'E, no pudo contener su sorpresa por mucho tiempo.
– ¿Usted qué…?
– ¿¡QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!?
Todos estallaron de sorpresa, cada uno con emociones diferentes:
Los humanos se quedaron boquiabiertos y el pequeño bebé acalló su llanto; Leónidas se rió con nula discreción, Sigrune abrió la boca y Geir se cayó de su asiento; los espectadores de la sala de espera de Dziva, Einherjers y valkirias sonrieron y abrieron los ojos; Jeanne se quedó completamente callada.
– ¿Qué?
Los dioses acallaron sus gritos y abucheos para unirse al coro de sorpresa; Afrodita, en su habitación, dejó caer su cóctel; Hermes, Ares, Syf y Forseti palidecieron; Amaterasu hizo añicos su trono real mientras el Emperador de Jade gritaba chillando en el campo de batalla.
El rostro de Chang'E se tornó en un pokerface mientras mordía su paleta, sin que le afectara la sorpresa que acababa de recibir por ambas partes; fue más evidente cuando continuó hablando, sin reacción pero con palabras.
– ¿No se lo creen? ¿Se los escribo en la Luna?
La gota que colmó el vaso divino.
– ¿Qué demonios estás diciendo?
– ¿¡Estás con nosotros, no!?
– ¡Eres una diosa! ¡Sal de allí ahora mismo!
– ¡No quieras provocarnos, puta de mierda!
Heimdall estaba bastante asustado por los gritos de odio, aunque sabía que iban dirigidos a él; se aferró a una de las piernas de Chang'E, intentando esconderse de la multitud asesina.
– ¿Heimdall? – Chang'E sonrió al sentir que el dios la abrazaba – No sabía que fueras tan travieso~ ♡
– Señorita Chang'E, ¿Qué está haciendo?
– ¡Chang'EEEEEEEEEEEEEEEEEE…!
Entre los gritos divinos estaba el del Emperador de Jade, que se puso al borde de su palco para atraer la atención de la diosa de la Luna.
– ¿Qué carajos estás haciendo? ¡No puedes hacer esto! ¡Eres una diosa de mi panteón! ¡No tienes derecho a hacer esto como te plazca…!
– ¿Tu diosa…? – La mirada de Chang'E volvió a él – Has dicho… ¿"TU DIOSA"?
– Así es: ¡Eres de mi propiedad! ¡No puedes hacer esto, retráctate ahora, maldita sea…!
La diosa bajó la mirada; sus mejillas se hincharon, enrojecieron, y sus dedos apretaron el Gjallarhorn. Una escena que hizo palidecer de miedo a Heimdall.
« ¿Qué va a hacer…? »
Chang'E levantó la vista, señalando al Emperador de Jade… Y soltó una carcajada de diversión.
– ¡Chang'E…! – el Emperador de Jade se sintió ofendido por tal respuesta – ¿¡Qué te hace tanta gracia, maldita traidora!?
– Jajajajajaja… – Chang'E se secó los ojos llorosos y se acarició el estómago dolorido con el Gjallarhorn – ¿¡No es obvio, viejo idiota!?
» Tú, especialmente tú, me convertiste en esto… Pero yo no soy así. Hace mucho tiempo que no soy una diosa más… ¡Es su culpa! ¡Es culpa suya!
» ¿Hablamos de mí? ¿Quieren algo de mí para ustedes? ¡No está mal…!
La diosa cerró los dedos con los que sujetaba el Gjallarhorn y lo alzó hacia los dioses… Todos los dedos estaban cerrados, excepto uno en especial.
Fecha de publicación: 18/01/24
Autor: ASFD
Edición: Darklord331
Nota de autor: Ya ven, les dije que iba a estar mejor. Ya pueden bajar las antorchas :"3
Lo siento por todas las teorías destruidas, ahora es momento de celebrar el desmadre que se acaba de venir (y el que se viene después jsjs).
De hecho, cuando salió su ficha de datos, muchos teorizaron que podría traicionar a los dioses a lo Buda. Pero con tanto desmadre que he escrito, se les había olvidado a la mayoría XD
Y aquí termina mi trabajo, ¿Chang'E de verdad quiere pelear por la humanidad o tendrá intereses propios? ¿Los dioses perdonarán esto en un momento tan crítico para ellos? ¿Geir tendrá una buena reacción o todo se nos irá al carajo? ¿Juanita podrá salir a pelear algún día o la dejarán plantada como a su novio Okita Souji? Carajo, ¿Dónde chingados se metió Líf está vez?
Muchas respuestas y pocas preguntas… A chinga, así no iba, ¿O si? Qué más da. Sin más que decir… ¡Los leo en el siguiente capítulo!
Recordatorio: La publicación de capítulos es cada 21 días.
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