Capítulo 70.5: La más bella... (Final alternativo)
– Queridísima diosa de la fortuna, Lakshmí… ¡Prepárate! ¡Apostaré todo lo que me queda en este ataque!
Atenea se levantó de su asiento tan solo escuchar eso.
– ¡Aquí viene! ¡El último choque…!
– Es su oportunidad… – Ares apretó una de sus manos – ¡Si logra acertar esa patada mágica tan solo una vez más, habrá terminado con esa humana!
– … Pero no hay que olvidar esa espada divina. Es muy poderosa… y podría cambiar las cosas. – los ojos de Syf voltearon a Taabeej con mucha desconfianza.
Recordando la conversación que había tenido con su esposo momentos atrás, que le hizo todavía desconfiar más.
« Brökk y Eitri… ¿Qué carajos acaban de hacer? Solo están cavando sus propias tumbas… »
La diosa abrió sus ojos, para después dibujar una sonrisa amplia en sus labios carnosos.
– ¡Adelante, Gangambika! ¡Lo voy a recibir de frente!
– ¡¿Está loca!? – Hlökk llevó sus manos al cabello – ¡Solo a ella se le ocurre hacer algo así estando tan muerta! ¡La van a hacer pedazos!
– ¡Ni se te ocurra…! – Hrist 'la que ruge' se levantó de su asiento – ¡No te atrevas a usar a mi hermana como escudo…! ¡Sino, te mataré yo misma!
– Todo va de acuerdo a su plan… – Sasaki volteó al inglés y al finlandés – ¿Ustedes qué dicen?
– Los colores que emanan ahora, sus corazones a punto de estallar, son… Beautiful! Wonderful! Qué hermoso espectáculo!
– Parece que ya están por realizar su última jugada… – Simö apretó las manos con esperanza – ¡Todo tiene que salir bien! ¡Perfecto y preciso, para que lo logren!
– ¡Ya me harté! – Hrist tomó a Sasaki para sacudirlo – ¿¡De qué plan están hablando!? ¡Dilo o te parto un brazo, aunque me ponga triste!
– ¡Está bien! ¡Pero no me rompas el brazo!
Gangambika inhaló con todas las fuerzas que le quedaban y sus destrozadas cuerdas vocales entonaron los versos de su poema. Una vez más, una vez más...
El río dorado, que cruza…
El fin del mundo celestial…
Es como Massara…
La prueba del monte es como…
La de un foso, y él…
Es como un foso…
La descendencia…
De la palmera Lakshmí estaba…
Adornada con la novia de la tierra ~♪
Pahala Shlok. Svargalok Kee Svarn Nadee
[ Primer verso. Río dorado del mundo celestial ]
La hoja divina de Taabeej se encendió en luz divina, tomando también los orbes especiales en su filo; sus piernas acumularon la última fuerza muscular en su cuerpo e, impulsada por la espada divina, la humana se lanzó como una flecha a gran velocidad.
El último ataque de la humanidad; la diosa de la fortuna levantó ambas manos para generar la defensa de los dioses.
Lokamata
[ Madre del mundo ]
Un torbellino violento de hilos del destino fue arrojado en un santiamén a Gangambika para encerrar e impedir su último ataque. Sin la espada lista para defenderse, todo se reduciría a un intento fallido…
Pero no fue así. Todo lo contrario, era lo que ambas, Skogul y Gangambika, esperaban.
« ¡Hazlo, Skogul! »
Volund. Dhal-skjoldet til den poetiske dronningen
[ Volund. Escudo dhal de la reina poética ]
La armadura se deshizo para convertirse en el escudo gigante, que Gangambika sujetó como pudo con el codo de su brazo restante; así fue Skogul quien recibió los hilos de Lakshmí; ella era quién se encontraba en mejor estado y no podía permitir que la humana saliera más herida en esos momentos.
Pero no solo era por eso; tenía un segundo objetivo en mente.
Volund. Dynr Sköglar
[ Volund. Estruendo de batalla ]
La habilidad le permitió absorber los hilos que lanzó Lakshmí y transmitirlos a Gangambika, igual que lo había hecho la ocasión anterior. Eso le provocó el recuerdo a Lakshmí de inmediato.
« Significa que su ataque será más fuerte todavía… ¡De verdad va a apostar todo lo que pueda…! ¡No se lo impediré! ¡Debo responder igual! »
Sus brazos se cerraron y dejó de transmitir los torbellinos de hilos, para ahora concentrarse en su propio ataque: movió todos los hilos de su cuerpo y de alrededor a su pierna para realizar su golpe final, con lo cual eliminó el torbellino que había arrojado a Gangambika.
Una vez que la ofensiva de Lakshmí se redujo, el siguiente paso de la humana se llevó a cabo; lanzó el escudo para perder peso y aumentar su velocidad, así como evitar que Skogul saliese más herida.
« ¡Ya lo tienes…! » le exclamó Skogul « ¡No lo arruines! »
Su velocidad incrementó todavía más y levantó el filo de su espada, al mismo tiempo que los hilos de Lakshmí se concentraron en su pierna; el ambiente se llenó con la fortuna de Lakshmí y la nueva aura del destino de Gangambika, dejando a los espectadores sin aliento.
En los instantes previos la humana usó su última voz para llenar sus oídos con sus nuevos versos del nuevo poema, aquel que se registraría en sus pergaminos de la historia del segundo Ragnarok.
Oh dulce vida…
La derrota es amarga e inminente…
La victoria es gloriosa e imposible…
Pido un milagro, necesito uno…
Un milagro desde cero…
Mi corazón lo entiende por fin…
Un milagro desde cero…
La auténtica felicidad…
Sus bocas, de Gangambika y de Lakshmí, se abrieron para tomar la última bocanada de aire, y sus ojos se cerraron para dejarse llevar por el momento. Un final que les producía emoción y calidez…
Oscuridad.
Oscuridad fría y solitaria.
Un entorno tan oscuro como la noche misma, sólo que sin estrellas, sin luna, sin una fuente de calor… Simplemente oscuridad. Así debe ser la muerte…
¿Era realmente así, tan sola y triste? Tan desolada…
" ¿Qué es este lugar… ¿Por qué estoy aquí? Tengo miedo… "
" Querida… "
Una voz masculina llenó el silencio de aquel lugar, haciéndola volver la mirada. Solo verlo allí hizo que sus mejillas se sonrojaran por el calor de la vergüenza y la sorpresa.
" T-Tú… ¡¿Qué estás haciendo aquí…?! "
" Lo hiciste bien, mi amor… Estoy muy orgulloso de ti. "
Tal se acercó a ella y le cogió la mano caballerosamente para darle un beso.
" … No es prudente hacer eso en un momento como éste. "
" Lo siento. Quería hacerlo por última vez. "
" ¿Por última vez? Quieres decir que… que yo… "
" Lo siento tanto… Ojalá hubiera podido hacer esto en tu lugar. "
El hombre extendió ambos brazos y la rodeó por completo, para protegerla y proporcionarle su calor; la notable diferencia de altura entre ambos no fue impedimento. Sólo quería abrazarla por última vez y darle un poco de su calor en aquel lugar, para que la soledad no le hiciera daño y para que su amor la acompañara en el más allá.
" … ¿Es realmente así como va a ser? ¿Va a terminar todo aquí? "
" Lo siento mucho, pero… No llores, por favor. Lo hiciste espléndido… Luchaste con un fervor y una pasión que nunca había visto. Justo lo que necesitabas para ganar, pero… Parece que no fue suficiente. No me parece justo…
» Te prometo… No importa si tengo que esperar un millón de años, estaré aquí listo para tu próxima reencarnación. Incluso si tengo que buscar tu alma en el infierno, lo haré… Vamos a encontrarnos de nuevo… Sólo espérame. "
Haber entrado en aquel lugar la había asustado, pero gracias a él ya no tenía miedo; ya no sentía miedo, sino que ese amor la dejaba tranquila. Después de todo, no estaría tan sola.
" … Sí… Espérame… "
Gangambika cerró los ojos y dejó que aquel calor la cubriera…
Doosara Chhatha Shlok. Shoony Ka Chamatkaar
[ Segundo sexto verso. Milagro de Zero ]
Shrii Majaalakshmiaii
[ Belleza de la gran multiplicadora ]
Gangambika fue la primera en soltar su último ataque; y seguida de ella fue Lakshmí.
La humana extendió su espada divina al frente, como si de un artefacto de esgrima se trataba, y lanzó una estocada frontal que parecía capaz de destruir todo. Al mismo tiempo, Lakshmí liberó su patada y golpeó en un taladro directo con hilos devastadores, que consumieron todo el campo de batalla en línea recta; recibirlo directamente sería en definitiva el final de cualquier ser vivo…
Un choque destructivo entre ambas; sus mejores armas chocaron y liberaron un aura del destino que consumió un radio considerable de la arena de batalla. La espada divina Taabeej consiguió cortar parte del pie de Lakshmí y comenzar a abrirse paso para destruir su pierna…
Pero solo fue el fugaz momento de victoria. La ilusión antes de la decepción.
Taabeej no fue capaz de soportar la tormenta de hilos del destino tan furiosa que cargaba la pierna de Lakshmí, así que cedió por completo… y poco a poco la espada terminó por ser destruida.
Ante los ojos de Gangambika, Taabeej se destruyó y desintegró por completo, dejando a la humana boquiabierta por completo. No solo eso, sino que la velocidad que llevaba no pudo frenarla y la mala suerte la llevó a su destino de derrota…
El pie herido de Lakshmí atravesó el abdomen de Gangambika en una patada sonora que destruyó todo su interior, dejando un hueco enorme. Sus órganos, aquellos que no fueron desintegrados por los hilos, salieron volando por los aires, y la sangre manchó el campo de batalla.
Los humanos quedaron en silencio y atónitos ante ese resultado tan grotesco y violento; incluso las valkirias y Einherjers no tuvieron siquiera aliento para responder a esa escena tan gráfica.
Gangambika escupió sangre y sin siquiera poder evitarlo, su cuerpo partido cayó al suelo…
– ¡Gangambika...!
Pero no fue así; Lakshmí rompió su postura de ataque y se acercó al cuerpo destrozado de Gangambika para sujetarlo, evitando que tocara el suelo.
Pero no solo lo hizo con ese propósito, sino que la diosa tomó el cuerpo de Gangambika y lo abrazó por completo, enterrando su cara en su suavidad. Un último gesto de parte de la diosa de la fortuna, poco antes que desapareciera aquella humana que le ayudó…
– Muchas gracias, Gangambika… ¡Gracias por esta batalla! ¡Fue muy hermosa!
» Toda mi vida viví sin ser yo misma. Lamento todo lo malo que te causé, no era mi intención. Pero hoy, y ahora…
» Gracias a ti, pude dar todo de mi… Por primera vez soy yo misma, sin máscaras ni dudas ni contención… Ya no me arrepiento de esto.
La diosa apretó el agarre, para transmitirle su calor al sangriento cuerpo de la humana.
– ¡Muchas gracias por todo! ¡Puedes descansar en paz, en mis brazos…!
Gangambika con su consciencia restante quedó en verdad impactada por tal discurso; ¿Ayudó a la diosa a quien le había rezado tantos años? ¿De verdad estaba abrazándola para impedir que tocara el suelo? ¿Qué clase de fantasía suya había logrado cumplir después de tantos años?
Una última sonrisa orgullosa se dibujó en sus labios.
– Tú… en verdad eres tan… tan molesta… y tan bella…
Su ojo volteó a Kumara entre las gradas, quien tenía una expresión facial de total horror mientras veía al amor de su vida, aquella mujer que tanto la había enamorado locamente, perder de esa manera y a continuación morir. La mujer le sonrió como pudo y cerró su ojo.
« Lo siento, mi lindo Kuma. Espero que puedas perdonarme por todo lo que te hice esperar… Ahora quiero que sepas… »
- Yo… te amo…
Su cuerpo suspiró por última vez y procedió a convertirse en polvo que voló por los aires para encontrar su camino en el Nilfheim, dejando a las gradas de humanos llorando en tristeza pero también en desesperación; todos los humanos estaban destinados a perder, sin importar lo que quisieran lograr en este segundo Ragnarok.
Simplemente morirían, y esta sexta ronda era la más clara prueba de ello. Todos estaban destinados a perder.
El polvo de Gangambika se elevó por los aires y Lakshmí levantó sus manos para recogerlo, aunque fuera un poco de ella; ambas palmas se cerraron por completo y, a pesar que no pudo tomar nada, las llevó a su pecho latiendo y sonrió para si misma.
– Gracias por darlo todo. Descansa y duerme en paz… querida amiga Gangambika.
– ¡Qué... qué final tan violento pero tan conmovedor! – anunció Heimdall desde su asiento – ¡La batalla entre la suerte y el destino ha terminado! ¡La fortuna ha tomado a su escogida, y es la mujer que está de pie ahora mismo!
» ¡¡La ganadora de la sexta ronda es la diosa de la buena fortuna… LAKSHMIIIIIIIIIIIIÍ!!
La diosa respiró hondo para si misma, con ambas manos cerradas en su pecho; también una amplia sonrisa.
– Lo hice… ¡Lo hice! ¡Lo hice bien!
– ¡¡Lakshmí!!
De inmediato estallaron las gradas divinas del lado del Svarga con los 1116: las hermanas mayores de la diosa se abrazaron unas a otras con todas sus fuerzas, dejándose notar en especial Santhana llorando a moco rendido y Adhi con una amplia sonrisa de lado a lado; Parvati y Saraswati imitaron el gesto de las gemelas, abrazándose una a la otra y rompiendo sus instrumentos.
Shiva dió un salto y apretó sus puños, así como Rudra que también tenía el semblante más relajado que hace un momento.
– ¡Lo hiciste, mi Lakshmí! ¡Fue tan hermoso!
– ¡Espléndido! – Shiva aplaudió como niño pequeño – ¡Se lo merecía esa maldita jirafa arrogante!
– Ahora, ¡Debo ir por ella!
Lakshmí mantuvo sus manos cerradas en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón. Eran por completo nuevos: a pesar de sus heridas, de su brazo y su pierna, de su pecho y su cara…
Nada importaba. Solo podía sentir ese calor recorrer todo su cuerpo.
– Esto es… ¡Esto es la pasión! ¡La verdadera pasión! – levantó la vista al cielo, por dónde había desaparecido el polvo estelar de su reciente amiga – Muchas gracias, Gangambika… Gracias por enseñarme cuál es la verdadera pasión.
Bajó sus brazos y comenzó su recorrido a la salida del campo de batalla, hasta que sus ojos se toparon con algo más:
Una mujer vestida de manera elegante en el suelo. Su mirada quedó perdida en ella hasta que se dió cuenta.
– … ¡Una valkiria! – el Padma le había dicho que alguien más estaba con Gangambika, y ahora sabía quién era ese alguien más.
La diosa corrió y se agachó al suelo para tomarla de los hombros y agitarla; al parecer estaba inconsciente.
– ¿Señorita valkiria? ¿Se encuentra bien?
– ¿¡Eh…!? – Skogul despertó de golpe y se levantó de improviso.
En cuanto vio a Lakshmí tan cerca suyo, además de sonrojarse por lo bajo dado su belleza física, su sorpresa fue grande.
– ¿Qué pasó? ¿En dónde estoy?
– En… en… – Lakshmí se le trabó la lengua en el momento menos oportuno, quedando solamente en esas letras habladas – En… en… en… aquí.
– ¿Qué?
La memoria de Skogul comenzó a hacer su trabajo, dándole a la valkiria la respuesta que buscaba:
« Así que eso pasó… En cuanto Gangambika se dió cuenta que su contraataque no funcionó… Forzó la separación del Volund.
» Me dejó caer aquí mientras ella recibía el impacto. Me salvó de morir… »
Sin evitarlo algunas lágrimas golpearon sus mejillas, sorprendiendo bastante a la diosa Lakshmí.
– ¿¡Ehhhh!? ¿¡Qué pasa!? ¡¿Qué hice mal!? ¡¿Te duele algo!?
– Estúpida… – la valkiria forzó una sonrisa por lo bajo – Muy estúpida…
– ¿¡Ehhh!? – Lakshmí se sorprendió de esas palabras, pensando que eran para sí misma.
– … ¡No, no! – Skogul bajó la cabeza en reverencia al darse cuenta de la reacción de Lakshmí – Lo siento, señora diosa, no me refería a usted…
» Me refería a Gangambika… Esa tonta humana… – la valkiria apretó una de sus manos llevándosela al pecho – Esa reina arrogante y estúpida. Tenía que caerme mal todo el tiempo… Pero solo a ella se le ocurre hacer algo así de heroico y gentil hasta el final…
Skogul se limpió la sangrienta y llorosa cara que surgió.
– Supongo que, dónde sea que esté, se está hinchando de orgullo al ver que me salvó y me está flaqueando. De verdad, la odio…
– … ¿La odias? Yo no… Ya no…
Lakshmí volteó al cielo, como si la figura galante, alta y temeraria de la reina poética se posara en las nubes sobre ella. Allí de pie, con una sonrisa arrogante, pero sincera.
– Espero que esté sonriendo… – Lakshmí imitó el gesto, a su manera – De todas las cosas que admiré de ella, lo que más me gustó fue su sonrisa…
» Sería todavía más hermosa si sigue sonriendo, sea dónde sea que esté.
Lakshmí se sonrojó al darse cuenta de lo que estaba diciendo, con tanta ligereza, en frente de la valkiria.
– ¿¡Qué estoy diciendo!? ¡Eso no se puede!
– Así que, usted es Lakshmí… – Skogul se levantó del suelo y como pudo hizo una reverencia – Mala manera de conocernos, supongo…
– ¡N-No…! – Lakshmí se levantó de inmediato y tomó a la valkiria – ¡Tú estás muy herida! ¡Tienes que ir al médico de inmediato! ¡Si no…!
– Usted también… – resaltó Skogul, viendo su brazo derecho cercenado y la pierna cojeando – Usted también debería ir.
– ¡Pero no puedo estar tranquila si no vas, señorita valkiria! ¡Vamos!
Sin importarle sus heridas, Lakshmí tomó a Skogul y avanzó a toda velocidad hacia la puerta de salida de su lado, sorprendiendo incluso a la valkiria de su fuerza y rapidez a pesar de sus heridas.
En el lado de los humanos, todos estaban deprimidos y tristes; en especial la gente de la India y aquellos de Telangana.
– ¡Gangam onee-chan…!
– Estúpida reina… – Ala-ud-Din estaba con los puños cerrados en molestia y enojo – Tanto espectáculo… Tanto presumir ser la mejor reina… ¡Para terminar en esto!
Kumara terminó por caer de rodillas con los puños apretados; sus ojos cerrados lloraban a montones, sin ser capaz de emitir palabra alguna. Solo su mente podía emitir todo lo que quería decir.
« Fui tan ingenuo… ¡No me lo puedo creer! ¡Me lleva la mierda…!
» Ella… ¡Tenía que volver a mi lado! ¡No tenía que pasar esto! ¡Yo… soy un idiota… por no salvarla…! »
Una mano se posó sobre su hombro y el joven príncipe giró la mirada; era la mano de Julio César, con una mirada severa pero también empática.
– Te entiendo, muchacho.
– Eso fue todo por ahora… – Aníbal Barca bostezó y se revolvió la cabellera – Diablos. Si que esa reina arrogante logró ponernos los pelos de punta.
– ¡Bastante enérgica y rabiosa! ¡Muy tonta y orgullosa… pero me gustó! – Gengis Khan sonrió con amplio orgullo – ¡Con todo hasta el final! ¡Sin importar que se iba a morir!
– Un resultado que esperábamos, pero no deja de ser tan amargo… – comentó Bonaparte, volteando a ver a Magno.
– En definitiva, subestimamos por mucho a la reina poética del Vijayanagar, Gangadevi. Un error que creí nunca volver a cometer.
Alejandro Magno se sentó de nuevo y acomodó, aunque con mala cara; más que por el resultado actual de la pelea, lo que también le ponía de malas era el resultado de todo lo que había contemplado hasta el momento en este Ragnarok.
– La situación del torneo es muy grave… No veo otra solución a partir de aquí.
– ¿Quiere decir que…? – Bonaparte se mostró preocupado.
– Por desgracia, si. No hay escapatoria de esta… La humanidad perderá el Ragnarok…
Lakshmí siguió arrastrando a Skogul con todas sus fuerzas, haciendo también uso de su Padma en algunas ocasiones para continuar.
– ¡Señora Lakshmí, no puede seguir--!
– S-Solo Lakshmí. No tengo problema… Con prefijos…
– Ese no es el punto… Lakshmí. El punto es que usted también se encuentra bastante herida. Debe tratarse usted primero…
– ¡No si tú no te tratas primero! ¡No puedo estar a gusto con esto!
– ¡Alto!
Lakshmí y Skogul se detuvieron ante la figura divina que se apareció frente a ambas, sorprendiendo en especial a la diosa de la fortuna:
– ¡Señorita D-Dziva…!
– Señorita Lakshmí, permítame hacerme cargo de la valkiria primero. Debo llevarla a otro sitio, antes que alguien quiera poner sus manos dónde no deba…
– ¡Si, si! – Lakshmí extendió la valkiria a la diosa africana, así como a sus muchas enfermeras asistentes que también llevaban una camilla.
– Haré mi trabajo lo más pronto posible, para atenderla a usted. Por favor espéreme.
– Si…
– ¡Aquí, señorita Lakshmí!
Mientras que Dziva y un grupo abundante de enfermeras se iban con Skogul en una camilla para atenderla, otro grupo se quedó con Lakshmí; ella tomó asiento en una banca de Gimlé y de inmediato las enfermeras comenzaron a atender sus heridas del hombro, del brazo, la pierna y el estómago que eran las más graves.
– Levante los brazos, para que pueda cerrar el agujero de su estómago.
– ¡Tengan cuidado con ese brazo! ¡Está muy herido!
– S-Su pierna también… ¿Y huele bien?
– ¡Su rostro! ¡Debe quedar sin cicatrices, si no el señor Shiva nos regañará!
Tener tanta atención de parte de las enfermeras fue un tanto hipnotizante y pesado para la diosa Lakshmí; sus ojos se comenzaron a marear al pasar entre todas las semidiosas que estaban sobre ella atendiéndole.
– Eh… Eh… Yo… Yo… Eh…
– ¡Lakshmí!
La voz masculina que tanto esperaba oír se hizo presente; Lakshmí levantó la curiosa vista por encima de las enfermeras para encontrar al responsable de pronunciar su nombre.
Rudra llegó corriendo desde las gradas hasta el lugar donde estaban atendiendo a Lakshmí; sin evitarlo una sonrisa se dibujó en los labios de la diosa.
– ¡Rudra… Estás aquí!
– ¡Lakshmí, te encontré…!
La diosa de levantó y corrió a Rudra, para abalanzarse en sus brazos y abrazarlo; había pasado mucho tiempo desde la última vez que estaba en esa posición con su primer amor. De la misma forma, el sentimiento en Rudra era el mismo; sin dudar abrazó a la diosa, aunque con más cuidado por sus muchas heridas.
– ¡Me alegra que estés bien! ¡Pudiste ganar!
– Si, Rudra… ¡Lo hice, lo hice, lo hice!
– ¡Señorita Lakshmí, sus heridas…!
Después de un momento de conexión entre ambos, la diosa terminó de nuevo por sentarse mientras era atendida, aunque ahora mucho más tranquila ya que extendía su mano derecha, intacta a pesar del combate, para sujetar la de Rudra con los dedos entrelazados.
– … ¿Por fin? – Rudra rió por lo bajo – Por fin dices mi nombre y solo mi nombre.
Lakshmí asintió con la cabeza.
– Si, Rudra… Ya puedo.
– Es lindo verte ahora. A pesar de tus heridas, sigues siendo tan hermosa… Incluso diría que más que antes.
Las mejillas de Lakshmí se encendieron en calor ruborizante, así como su mente de esas simples palabras.
« ¡Me dijo hermosa! ¡Me dijo hermosa…! ¡Aunque esté herida…! ¡No, no, no, no! ¡No puedo quedarme solo con estas cicatrices!
» ¡No puedo quedarme solo así! ¡Qué dirían Rudra y Vishnú…! »
Su mente se detuvo al hacer mención de ese nombre; el otro dios que le había ayudado tanto en el pasado, en especial durante el tiempo de ausencia del dios de las tormentas. De repente su mente recordó las muchas cosas que había pensado durante la batalla, que le hicieron estallar como olla hirviente.
« Dije… Dije… ¡¿Dije que quería estar con Rudra y Vishnú… Con ambos al mismo tiempo… En mis noches y mañanas…!?
» ¿¡En qué rayos estaba pensando!? Seguramente era el éxtasis que sentí al usar el Diwali de esa manera, después de tanto tiempo… ¡No, no, no, no, no! ¡No hay excusa!
» ¿¡Qué tengo en la cabeza!? ¿¡Acaso me he juntando demasiado con Parvati-san que ahora tengo esos pensamientos!? ¿¡Acaso ser asistente del señor Shiva me ha hecho pensar así!? ¡No, no, no! ¡No hay excusas! ¡Estoy pensando en cosas… demasiado indecentes…! ¡Compartir mi vida con 2 dioses…! »
Su imaginación comenzó a echar a andar y el pensamiento cruzó su cabeza; de inmediato se agitó de lado a lado para tratar de quitarse esas fantasías que empezaron a aparecer en su mente.
« ¿¡Qué estoy pensando!? ¡No, no, claro que no! ¡No puedo pensar en esas cosas! ¡No puedo, no debo, no es correcto, no se ve bien, no está bien, no me siento bien…! »
– ¡Señorita Lakshmí! – una enfermera se asustó de la manera en que movía su cabeza, como un juguete descompuesto a punto de explotar – ¡Deje de mover su cabeza! ¡Se va a hacer más daño!
– Lakshmí.
Una nueva voz masculina hizo su aparición, provocando un salto de susto en las enfermeras y en Lakshmí, así como la sorpresa en Rudra: Vishnú.
– ¡Rayos! ¿Cómo haces eso? De aparecer de repente…
– ¿Hacer qué…? No importa. – volteó a Lakshmí – ¿Cómo estás?
– Eh… Estoy bien, Vishnú. Ya están atendiendo mis heridas…
– Ya casi terminamos, señorita Lakshmí. Pero, por favor, deje de moverse.
– Me alegro… – Vishnú volteó y vio la mano de Lakshmí sujeta a la de Rudra – Veo entonces que mi presencia no será necesaria aquí.
Lakshmí quedó sorprendida con ese comentario, más cuando su mente comenzó a mover todas sus ideas y pensamientos en orden; al darse cuenta de todo lo que había hablado con Vishnú desde hace mucho tiempo, pudo ver algo más que no había visto antes.
« Y-Yo… ¿Yo usé a Vishnú… para no sentirme sola…? ¿Está siendo amable en dejarme espacio o… o…? »
El dios preservador se dió la vuelta y estuvo a punto de irse, pero Lakshmí lo detuvo: el Padma se encendió bajo su asiento y unos hilos del destino aferraron a Vishnú para que no se moviera.
– ¿Huh? – Vishnú volteó a Lakshmí con sorpresa – ¿Qué pasa? Esto es trampa.
– No te vayas… Vishnú.
Lakshmí se levantó y extendió su mano hacia Vishnú, a pesar de que las enfermeras trataron de detenerla; la diosa rebuscó en su mano que estaba oculta en uno de sus bolsillos, hizo todo su esfuerzo y la expusó al exterior…
Para imitar el gesto que tenía la otra mano con Rudra: entrelazar sus dedos.
Vishnú y Rudra quedaron sorprendidos por ello, más todavía Lakshmí que tenía el rostro enrojecido al tener a ambas deidades sujetas en sus manos. El preservador volteó a la tormenta con duda.
– ¿Entonces… tú y yo seremos…?
– ¿Seremos…? – Rudra volteó a Lakshmí.
– Esto es lo que yo quiero. No quiero solo a uno de ustedes. No quiero solo la tormenta o solo la preservación. Los quiero a ambos.
La diosa levantó su mirada, con ojos firmes aunque las mejillas rojas de la vergüenza que recorría en su interior.
– Si no están de acuerdo… No lo discutiré… Pero esto es lo que yo quiero y lo que yo decidí para mí… Para nuestra vida… Los quiero a ambos… Los amo a ambos.
Vishnú y Rudra se sonrojaron un poco de escuchar eso de parte de la diosa tan silenciosa y tímida.
– Eres… eres tan rara… – Vishnú suspiró con cierta satisfacción – De verdad, ¿Te gusta hacer este tipo de cosas tan… tan tú?
– ¿Tan yo? – el rostro de Lakshmí quedó en blanco – ¿Qué es… "Tan yo"?
– Supongo que esto mismo… – Rudra rió y se pasó la mano por la nuca con una sonrisa – Decidiremos sobre esto más tarde, ¿No? Ahora importa que estés bien.
– Cierto… – concordó Vishnú – Ahora importa que estés bien de tus heridas.
– ¡Vaya! ¡Vaya!
Una figura masculina externa se hizo presente, asustando tanto a Lakshmí como a las demás enfermeras; de entre las sombras se apareció otro dios, conocido por todos ellos, que provocó una expresión molesta en Rudra.
– Tú… ¿¡Cuánto tiempo llevas ahí!?
– Lo suficiente para escuchar todo lo que acaban de decir… ¡Música para mis oídos!
– Maldita sea… ¡Más te vale no hacer algo raro con esta información!
– ¿Yo? Yo no tengo que hacer nada. Cuando volvamos al Svarga, estarán en primera plana… ¡Y yo estaré ahí para gozarlo!
Shiva rió con sarcasmo, llevándose las manos al estómago para dar su carcajada; Rudra bajó la mirada con pena y derrota, Vishnú quedó con el rostro tranquilo como siempre, sin importarle lo que dijera su líder, y Lakshmí volvió a pintarse de rojo carmesí.
– S-Señor Shiva… Usted… Escuchó… ¿Escuchó eso…?
– ¡Todo, todo! Y debo decir… ¡No conocía esas mañas tuyas, mi querida Lakshmí!
La diosa se volvió a sonrojar como olla hirviendo, dificultando el trabajo de las enfermeras de terminar de atender sus heridas.
– ¡Señorita Lakshmí! ¡Por favor, cálmese!
– ¿Y cómo te sientes, compañera de harem? – Shiva sonrió de lado, levantando su puño – Te lo dijimos, ¿No?
– ¿¡Eh!? ¿¡Qué cosa!?
– Sobre la humanidad. Te preguntabas cómo era posible que yo sintiera respeto y admiración al luchador de sumo que me arrancó los brazos, y por quién decidí dejarme este sin curar… – levantó el muñón de su lado izquierdo – Ahora que ya tuviste tu duelo a muerte, ¿Qué te pareció la humanidad?
De nuevo la emoción invadió a Lakshmí.
Su rostro se sonrojó de diversión, con sus ojos brillantes y radiantes de felicidad, además de una amplia sonrisa.
– ¡La humanidad es tan increíble! ¡Fue una pelea tan hermosa y feroz! ¡Más de lo que esperaba!
– ¿¡Verdad que si!?
– ¡Quiero hacerlo de nuevo!
– ¿En serio? – Shiva sonrió de lado – ¿Serías capaz de dejar a tus muchachos con la incertidumbre de nuevo solo para divertirte?
Vishnú y Rudra pusieron mala cara al tiempo que se sonrojaban, al tiempo que Lakshmí se dió cuenta de lo que había dicho y negó precipitadamente.
– ¡N-No…! ¡Claro que no! ¡No, no, no, no…!
– ¡Señorita Lakshmí, ya esté quieta, por favor!
Una situación de ensueño se le cumplía por fin a la diosa de la buena fortuna. Después de esa batalla tan igualada entre ambas partes, la felicidad y suerte llegaba por fin a establecer tranquilidad a su vida.
Así como a los dioses en general… Gracias a cierto acuerdo oculto entre las flores y jardines, llevado a cabo con la bóveda celeste de Egipto. Un acuerdo que pondría a la humanidad en peligro, mientras que a los dioses los alzaría más a la victoria.
Pero, mejor dejemos esa desgracia para otra ocasión…
Fecha de publicación: 08/12/23
ASFD
Nota de autor: Buenas, mi querida gente. He aquí el final alternativo que se merece nuestra Komi-san, todo lo bueno del mundo solo para ella.
Aunque ya no más… *se va a llorar a una esquina*
Díganme su opinión más honesta y sincera, ¿Ustedes creen que LR seguiría siendo una buena historia si este final fuera canon? Si Lakshmí obtuviera la victoria así como su harem, pero los dioses tienen la victoria de Nut y el marcador se vuelve contra la humanidad de manera colosal… ¿Creen que las siguientes rondas le seguirían dando el título de buen fanfic a LR? ¿O la predictibilidad arruinaría todo lo que hemos construido? Leo sus comentarios.
Por lo mientras, me retiro a llorar todo un mes por mi bebé hasta que tenga terminada la presentación y comienzo de la séptima ronda… Una pelea de la cuál quiero dar unos spoilers ya que estoy bastante emocionado por comenzarla:
1. De nuevo será waifu vs waifu. Prepárense para deleitar sus ojos con meses llenos de antojo UwU.
2. Trabajaré con todo lo que pueda para lograr lo que, yo siento, apenas roce en este combate: hacer llorar a todo el fandom ajsjsjsjs (será un duelo destinado a la depresión)
3. Un absoluto y enorme… ¿¡QUEEEEEEEÉ!? Esta ronda romperá muchas teorías.
4. Aparecerá ZeroGOD. No es un spoiler que afecte a la pelea en sí, pero es un spoiler. Ya veremos a nuestro bb favorito UwU, y ver su reacción ante tal desmadre que hizo por andar de llorón XD.
Sin más que decir… ¡Los leo en el siguiente capítulo!
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