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Capítulo 64: Hilos del destino

– … De hecho, es una historia muy, muy interesante… ¡Pero no nos resuelve nada, maldita sea!

El grito de Hlökk asustó bastante a Sasaki, quien dejó la carpeta de datos en la mesa de dónde la tomó.

– Pues esto es todo lo que dice este libro sobre Lakshmí.

– Todavía tenemos una duda… – comentó Hrist 'la que tiembla' – El libro hace mención a "hilos" que controla Lakshmí… Pero, ¿A qué rayos se refiere con "hilos"? ¿Acaso podría ser…?

» A la habilidad de Apolo, con sus "Hilos de Artemisa" para crear su propio estilo de combate, ya fuera de largo alcance con el arco o corto con sus guantes de boxeo.

– Si ese fuera el caso, aquella mujer se encuentra en problemas. – respondió Jack.

– No, no se trata de eso.

Pero entre todos, Simö era quién tenía mejor opinión al respecto.

– Los hilos de Artemisa no funcionaban así como lo hizo Lakshmí; tendría que haber movido su mano para detener la espada, pero ella solo tenía las palmas estiradas. Y ese puñetazo… Los hilos de Artemisa tampoco le hubieran permitido ese puño que ni siquiera parecía capaz de conectar.

» No se trata del divino tesoro de Apolo. Se trata de algo más… Siento que lo conozco, pero no recuerdo qué podría ser.

Tras el pequeño análisis de Simö, todos terminaron por coincidir: la habilidad de Lakshmí era diferente a la de Apolo. De todas formas, también tenían el presentimiento de qué ya lo habían visto antes…

– Espera… – Sasaki se llevó una mano a la barbilla – ¿No se trata de…?

Por su parte, en el palco griego una diosa de cabello rubio miró con mala cara al dios de cabello rubio.

– ¿En serio no lo entiendes?

– Es cierto… No entiendo cómo Lakshmí pudo frenar la espada sin tocarla, y dar el primer golpe cuando se veía que claramente esa humana llevaba ventaja.

– Me sorprende que tu padre te siga considerando el dios de la guerra.

Ares se sorprendió de la respuesta de Syf; la diosa de cabellos dorados se acomodó en su asiento y extendió ambas palmas de sus manos, permitiendo con su magia divina crear un hilo de oro.

– Veamos… Supongo que tienes suficiente cabeza para conocer las leyendas y mitos humanos, ¿No?

– ¡Ah, si! ¡Se refiere a los mitos que escribieron sobre nosotros!

– … No exactamente… Me refiero a una historia que trata sobre el amor romántico. Muy lindo, por cierto…

Syf levantó su mano derecha, haciendo que el hilo dorado se envolviera en su dedo meñique.

– Según este mito, nosotros los dioses atamos un cordón rojo entre personas que han de conocerse o ayudarse en un momento concreto y de una manera determinada.

» Así, las dos personas unidas por el hilo están destinadas a ser queridos entre sí, no importa el momento, el lugar o la circunstancia. Tal cordón se puede estirar o enredar, pero nunca puede romperse…

El hilo dorado se extendió de la mano de Syf, moviéndose con lentitud y subiendo por el asiento de Ares hasta su mano derecha y envolverse en su dedo meñique.

– Se le llama "hilo rojo del destino".

La historia anterior hizo sonrojar las mejillas de Ares, quien movió la cabeza de lado a lado en negación.

– Todavía no entiendo qué tiene que ver el uno con el otro.

– Es muy fácil de entender. Podríamos decir que la habilidad de Lakshmí se basa en esa historia: puede controlar los hilos del destino.

– … ¿¡En serio!? Pero, aunque suene genial, si solo se trata de hilos que conectan a los humanos con su verdadero amor, no veo el problema.

– Esa historia fue un ejemplo para explicar lo que no entendemos…

Syf levantó la mano que tenía el hilo dorado que conectaba con Ares, de manera que la mano del dios se movió en respuesta a tal acción.

– ¿Huh?

– Ahora imagina que todo a tu alrededor esté conectado con hilos. Por ejemplo: tú estás sentado en esa silla, así que concluimos que tu destino es estar sentado, y por tanto tu hilo está en la silla…

» Ahora dime, ¿Qué crees que pasaría si ese hilo… se mueve de repente y aparece en el suelo…?

La diosa nórdica dio un tirón del hilo dorado, logrando mover a Ares repentinamente hasta estrellar su rostro con el suelo y provocándole un sangrado en la nariz. La diosa dio un resoplido de burla ligero, y volvió a su semblante serio.

– Ahora visualízalo en un combate:

» Persona A y B están peleando… Pero, los hilos de persona A están siendo movidos para que, sin importar cuánto se esfuerce, sus golpes nunca conecten…

» En cambio, los hilos de persona B están fijados para que, sin importar qué tan débil sea, sus golpes siempre conecten.

» Un humano siempre destinado a morir… Un ejército siempre destinado a perder… Una nación siempre destinada a caer. Eso es el poder de Lakshmí: Fortuna y desgracia se mueven según sea su voluntad… Supongo que ahora sí es una amenaza, ¿No?

Ares se levantó del suelo y limpió su nariz al tiempo que el hilo dorado de Syf desaparecía; entonces el dios lo pudo entender.

– Entonces… Fue por eso… ¡Lakshmí creó un hilo que detuvo la espada de esa humana, y con otro hilo conectó su puño con su cara!

– Correcto, señor de la guerra. Tal vez no funcione así, pero ese es el concepto.

– En ese caso… Si lo decidiera, podría haber terminado el combate desde ese primer ataque, ¿No?

– Eso también es correcto. Podría crear un destino fatídico para esa humana en tan solo un segundo, pero…

» No lo hace. A decir verdad, no estoy segura del por qué su indecisión. Supongo que ese es uno de los muchos secretos que guarda el Svarga… Solo queda esperar que Shiva tenga razón en ser insistente al escogerla.

Los vítores de los dioses resonaban en el estadio en favor de Lakshmí, quien con ambas manos juntos y la mirada ansiosa temblaba frente al cuerpo de Gangadevi, tirado en el suelo todavía como si no fuera a despertar. La preocupación entró en la diosa hindú al ver a su rival así.

« ¿Estuvo bien que fuera un golpe tan fuerte? ¿No me habré excedido demasiado…? »

La diosa dio un par de pasos para acercarse a Gangadevi con intención de ver su estado de salud. Llegó hasta ella, se agachó y le tocó el cuerpo con un dedo un par de veces, esperando que reaccionara.

Tras el leve toque, la humana abrió los ojos y tosió con fuerza escupiendo una gran cantidad de sangre que se regó en el suelo, también asustando a la diosa.

– ¡Está viva! ¡La reina poética todavía está viva!

La reina se levantó lentamente del suelo, usando una de sus manos; pudo sentir el mareo de aquel golpe en todo su cuerpo, en especial en su mejilla que se hinchó. Se llevó una mano allí, al tiempo que sus ojos dibujaron su mal humor creciente.

« Eso fue… demasiado fuerte… Me duele toda la boca… »

Con la palma de la mano se limpió la sangre que se restaba de los labios y lo arrojó al suelo, además de limpiarse el polvo que había manchado su cuerpo y su armadura; entonces volteó la mirada para dar el encuentro a Lakshmí.

– Eso no estuvo nada bien… diosa de la fortuna…

La diosa se sorprendió del repentino cambio de emociones y palabras en Gangadevi; un aura malvada creció en su rival.

– … ¿No se supone… qué debemos pelear…?

– Tienes razón… ¡Pero debo ganar yo!

Gangadevi se lanzó al ataque, usando solo los puños cubiertos por una malla de protección, para devolverle el golpe a la diosa.

Lakshmí parte dio un par de pasos hacia atrás, al tiempo que estiró las palmas de ambas manos para dar lugar a su flor de loto de luz fosforescente bajo sus pies. Y con ello…

Bhaagy aur Durbhaagy. Padma
[ Fortuna y Desgracia. Flor de Loto ]

El poder de la suerte.

Sus ojos y oídos pudieron percibir el mundo transparente que solo ella, diosa de la fortuna, puede observar…

El cuerpo de Gangadevi estaba rodeado de un aura de color blanco, aquella misma que se extendía por los aires y se adelgazaba hasta formar delicados y casi invisibles filamentos de luz que representaban el camino del destino que estaba fijado en cada parte del cuerpo de la humana: desde sus células, sus cabellos, el latido de su corazón, el bombeo de sangre, el aire en sus pulmones…

Hasta un par de hilos mayores que provenían de sus puños, dispuestos a golpear su cara y estómago en un combate de frente. Si tales hilos conectaban, ella estaría herida… No quería estarlo.

Lakshmí movió un poco las puntas de sus dedos, con lo cual los hilos de las manos de Gangadevi se desconectaron de su cuerpo y quedaron expuestos al aire libre al tiempo que el aura blanca de Gangadevi decreció… De esa manera, cuando en el campo de pelea la humana hindú lanzó ambos puñetazos para golpear a Lakshmí…

Sus manos fallaron por completo. Como si hubiera chocado con mantequilla invisible, ambos puños terminaron golpeando el aire y esquivando a Lakshmí, quien simplemente se quedó de pie en su sitio con las palmas extendidas y los ojos bien abiertos.

La humana peleadora así como los espectadores se quedaron boquiabiertos de ese fallo.

« ¿¡Pero qué…!? ¡La tenía justo enfrente de mi! ¡¿Por qué no le di?! »

De nuevo Gangadevi lanzó un golpe, pero la magia de Lakshmí lo volvió a desviar al aire; otro puñetazo más que iba cargado con todas sus fuerzas también fue removido por el movimiento de Lakshmí de hilos, está vez haciendo girar por completo a la humana, quien a su vez aprovechó el impulso para intentar un tercer golpe.

Sin embargo, sin darse cuenta ya que ante el tercero cerró sus ojos, Lakshmí movió tal hilo que terminó conectando a la propia cara de Gangadevi, de manera que el puñetazo dio en su propietaria de lleno.

La boca y nariz de Gangadevi soltaron sangre, además que la humana se tambaleó y cayó de espaldas en el suelo; sus ojos parpadearon un par de veces y sus mejillas se enrojecieron por el coraje.

– ¿Qué? ¿¡Me acabo de golpear a mí misma!?

– ¡No puede… no puede ser…! – Heimdall parpadeó también perplejo – La pelea está decidida con tan solo un intercambio de ataques…

» ¡No importan los intentos de Gangadevi, ahora ella no puede conectar ni un solo golpe a su rival! ¡Lakshmí tiene el control completo de la pelea!

Alejandro Magno tomó un poco del queso que tenía como botana a su lado, para después soltar un suspiro de decepción.

– Lo suponía… Gangadevi no es una humana muy inteligente.

– ¡Lo pude ver desde el comienzo! – exclamó Gengis Khan – Su espada fue detenida y recibió un golpe directo, ¡Era muy obvio que un enfrentamiento físico no daría resultados!

– Tal vez ese golpe le mató algunas neuronas… – bromeó Bonaparte, provocando la risa de sus compañeros.

Por su parte, Julio César sopesó un poco más la situación para entender lo que ocurría.

– Si bien, es cierto que un enfrentamiento directo y físico no está dando resultado… La pregunta es por qué. Resolver eso podría cambiar la balanza.

– En efecto… – le respondió Aníbal cruzando los brazos – Saber por qué no puede conectar sus golpes podría llevar a su siguiente estrategia; cómo romper esa barrera entre ambas. Una vez que haya acortado esa distancia, podría tomar la delantera…

– Una cabeza tan dura como ella no creo que pueda siquiera resolver esa primera pregunta… – comentó Magno con rostro muy serio – Si pudiera responderla, ni siquiera habría intentado seguir atacando de frente. A estar alturas debería haberlo visto.

– ¿Tú ya lo viste? – le preguntó César con curiosidad – ¿Ya sabes por qué no puede atinar?

Magno comió un pedazo de queso y se quedó pensativo por algunos segundos, para dar su respuesta:

– Por supuesto que no. Pero, se supone que ella está peleando, así que ella debe pensarlo.

– Comprensible. – le respondieron los demás militares para confirmar su respuesta, a excepción de César que quedó con mala impresión al respecto.

– … Ya lo veremos…

La humana se levantó del suelo y limpió la cara con la mano, llevándose la sorpresa que su maquillaje estaba hecho un desastre, el peinado que tanto tiempo invirtió ahora revuelto, y tanto su nariz como labios soltaban hilos de sangre propia. Se sacudió un poco y, en cuanto recuperó el equilibrio y la razón, comenzó a analizar la situación.

Aunque el estado físico en que estaba era deplorable y nada agradable para ella, no podía perder la razón por cosas tan sencillas como esas:

« Esto… esto no está funcionando. Sin importar qué tan fuerte la quiera golpear, ninguno de mis ataques está dando… ¿Por qué no puedo golpearla?

» ¿Tal vez de eso se trate su poder mágico? ¿De verdad es capaz de decidir la suerte en batalla, incluso contra… contra mi…? Que mierda…

» Tengo que superarla de algún modo. Si sigo de esta manera, yo misma me mataré de tanto golpe que me dé… Pero, ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cómo puedo--?

» Oh, es cierto. Ya me estaba olvidando de ti… Mi querido amuleto de la suerte. »

Gangadevi, con pasos tambaleantes por sus heridas, llegó a pie hasta el agujero de piedra en el suelo situado a su costado, el cual era la solución para aquel problema: la espada divina que la había acompañado desde la entrada a la arena.

– Ante la situación contra las cuerdas en donde está, Gangadevi recurre de nuevo a su arma divina… ¿Será posible que cambie la pelea a su favor…?

Gangadevi sonrió por lo bajo con un resoplido.

« ¿Estoy contra las cuerdas…? ¿Ella tiene el control…? De verdad es patético… »

Gangadevi tomó el arma de la parte de su mango y, con un solo movimiento de la mano izquierda, logró sacarla del suelo; tomó una postura defensiva con la izquierda lista para la ofensiva, y el costado derecho en defensa. El filo de la espada de levantó hacia Lakshmí de manera decidida.

– La única que puede tener el derecho de ganar…

Sus labios se abrieron de manera lenta y con una ligera corriente de aire, como si estuviera susurrando algo… Al tiempo, respiró hondo, hasta llenar sus pulmones con todo el aire que fuera oosiblez y lo dejó salir en un largo suspiro que consiguió frenar sus emociones eufóricas.

El primer paso para ganar la sexta ronda era tener la cabeza fría y lo más clara posible.

– Soy yo.

Y se lanzó al ataque.

De nueva cuenta intentó un ataque frontal a gran velocidad, arrojando el filo del arma directo a Lakshmí. La diosa se sorprendió de la estrategia repetida de Gangadevi y en especial de sus heridas corporales que no se lo impedían; tal sorpresa me impidió reaccionar a tiempo, por lo que no pudo usar sus hilos para desviarlo…

Sus piernas se movieron; ante el primer ataque de Gangadevi, que parecía ser una estocada directa a su estómago, ella dió un salto lateral que le permitió escapar por los pelos de la estocada… Aunque no del todo; su brazo sintió el filo de la espada aunque no consiguió rebanar. Una sensación que le hizo temblar de ansiedad.

La humana aterrizó los pies en el suelo y movió la espada en otro golpe, ahora ascendente además que su cadera se movió de manera que la espada golpearía directamente. La poca distancia y los temblores de Lakshmí de nuevo no le permitieron reaccionar a tiempo; solo pudo interponer sus brazos y cerrar los ojos, esperando lo peor…

El filo golpeó de lleno con mucha fuerza, consiguiendo deshacer la defensa de Lakshmí y enviarla algunos metros de distancia hasta que cayó sentada al suelo; ella abrió ambos ojos, con respiración agitada, y volteó la mirada a sus brazos. El resultado había sido "catastrófico":

Su cuerpo no tenía ningún rasguño. Pero la tela decorativa que usaba en las muñecas hasta su espalda había sido rota por completo.

– ¡Gangadevi golpea y golpea, pero todavía es incapaz de atravesar la piel de la diosa de la buena fortuna!

En la habitación de los humanos y valkirias reunidos, Hrist 'la que ruge' parecía estar a punto debe perder la paciencia.

– … ¿Cómo…? ¿Cómo… ¡Cómo puede recibir 2 veces una espada de manera directa y salir ilesa!?

– ¡Tampoco lo entiendo!

Hlökk fue a la mesa de las carpetas investigativas y volvió a tomar la del Svarga; tras una ojeada en las páginas de Lakshmí y ver por completo su contenido, eufórica arrojó la carpeta al suelo haciéndola pedazos.

– ¡Esta cosa no funciona! ¡Geir debió asegurarse que Thor-sama nos diera buena información, y no basura vacía!

– Al final estamos a ciegas… – comentó Jack, poniendo su ojo especial en acción por si llegase a ser de utilidad – Estamos enfrentando a una diosa de la cual no tenemos ninguna información relevante para hacerle frente… Ciegos contra los dioses.

– ¿¡Cómo rayos se nos ocurrió que era buena idea enviar a esa humana contra Lakshmí, de quién no tenemos ni la menor idea de cómo pelea!?

– Nunca dijimos que sería buena idea… Pero es lo que tenemos. Además… Ella se ofreció.

– Si tan solo no se hubiera ofrecido de voluntaria… – refunfuñó Hlökk muy molesta, haciendo memoria a otro evento parecido de hace un tiempo – Hubiéramos podido pensar en una mejor opción, y no decirle solo sí.

– Todavía es pronto para cantar victoria o derrota… – comentó Simö con seriedad – Debemos esperar… Puede que nos sorprenda esta pelea.

Las palabras del francotirador finlandés dejaron en silencio a los presentes, quienes a una voltearon de nuevo a las pantallas del combate. En otra parte del coliseo, entre las gradas de Grecia, Leónidas devoraba pedazos cortados de queso en el diván de Afrodita; sus conocimientos estratégicos y militares de combate cuerpo a cuerpo le dieron otra perspectiva de lo ocurrido.

– Así que… Dijiste que ella usa "hilos" para controlar el destino. Suponiendo eso, los usó para bloquear el ataque de Gangadevi a último momento… No me convence mucho esa respuesta.

– No le convence porque, me parece, no es la verdadera.

Hermes intervino de manera respetuosa, para dar a conocer su propio punto de vista que le interesó al espartano.

– ¿Qué más sabes de esa diosa, entonces?

– Algo bastante interesante… Aunque no para ustedes, en estos momentos. – Hermes se aclaró la garganta – No sólo maneja el Padma, el destino de fortuna de todo ser vivo, para mover la pelea a su favor…

» Lakshmí también fue bendecida con dotes físicos sobresalientes incluso para nosotros los dioses: su fuerza y resistencia son tan superiores como los de un elefante. Supongo que usted está familiarizado con esos animales…

– … O sea, es un tanque físico con fuerza destructiva imposible de cortar.

– Sin mencionar que los sucesos de fortuna, por mínimo que sean como esquivar un ataque o atinar un golpe, aumentan su habilidad divina Padma y a su vez sus dotes físicos.

» Cada vez que acierte y esquive, se volverá más fuerte y resistente…

Declaraciones que sorprendieron a Leónidas; ¿Cómo era posible que los dioses, con habilidades imparables así como ella o aquellos 7 dioses de la fortuna que derrotaron a Sakata Kintoki, pudieran existir?

Pero, así como Bishamonten y su grupillo, la diosa Lakshmí debería tener su propia debilidad. Esa fue la conclusión de Leónidas.

– … Es un tanque, que concentra todo en el ataque y la defensa… Pero, le falta velocidad de reacción y velocidad para atacar. Se puede ver desde que recibió 2 veces la espada de Gangadevi; es mucho más lenta.

» Si mantiene una estrategia de velocidad, será capaz de pasar por encima de ese Padma y acertar los golpes que sean suficientes hasta que pueda romper la coraza de Lakshmí.

– Eso sería lo ideal. Una estrategia centrada en velocidad sería lo más adecuado para enfrentar a Lakshmí, aunque tengo mis reservas sobre si eso le dará la victoria.

– ¿Lo dices porque eres un dios?

– Lo digo porque es la verdad. La habilidad divina Padma de Lakshmí es mucho más que mover hilos como si fuera una bola de estambre…

» Se trata del complejo tejido llamado destino, que puede terminar en un terrible caos o una bendita solución. En cuanto Lakshmí mueva el tejido del destino a su completo favor, ni siquiera la velocidad podrá escapar de sus hilos…

– Gangadevi comienza a darse cuenta de las desventajas de Lakshmí para superarla, y Lakshmí solo debe usar esa habilidad divina de forma correcta para matarla en un santiamén… O sea, una carrera contrarreloj.

» La primera en alcanzar su estrategia, será la que tome la delantera. Y con ello la victoria.

– Es correcto.

Leónidas se sorprendió de estar entablando una conversación de ese tipo con un dios, quien se supone sería su enemigo; tal vez que fuera un dios griego que conocía era lo que le daba un ambiente "agradable".

– … ¿Está bien que me des toda esta información?

– Soy un mensajero. Es mi trabajo después de todo… – sonrió Hermes con mucha tranquilidad, tanto que estaba comenzando a asustarle.

– ¿No te meterás en problemas? Digo… estás dándome datos importantes, y tienes a un humano en las gradas divinas…

– Nadie sabe de esta reunión, así que estamos bien. Además… es mejor una pelea si se entiende todo lo que está pasando, ¿No cree?

Hermes se acercó y sirvió otra copa de vino que dejó en la mesa, para la sorpresa del espartano, quien solo atinó a tomarla para ingerir de su contenido. Suspiró con satisfacción y volvió a mirar a la pantalla.

– Como usted dice; la primera en tocar la debilidad de su rival, será la ganadora. Me gustaría opinar al respecto, pero… No soy el mejor experto en las batallas. Supongo que su opinión es la mejor.

– … Es extraño que me halagues. Deja de hacerlo.

– … Cómo usted diga.

En el campo de batalla, Gangadevi tomó la empuñadura de la espada con ambas manos y levantó el filo con su fuerza física para mantenerla en pie; lo que antes pudo haber sido una proeza sencilla, ahora se estaba volviendo un tanto difícil puesto que la humana seguía atontada por los golpes que recibió, que se reflejó en la manera en que sus ojos perdieron el punto de enfoque por un momento…

« ¡Oye! ¡Presta atención hacia adelante! »

Su interior le sacudió con una voz, de manera que pudo volver a la realidad y abrir los ojos por completo; se concentró en lo que estaba por hacer, aunque en sus adentros refunfuñó como niña molesta por…

Por esa voz.

« No me digas qué hacer. Ya lo tengo entendido. »

La diosa Lakshmí se miró los brazos, para verificar que solo sus telas habían sufrido daño; de todas maneras, ver que su ropa estaba rasgada, en especial esas mangas de tela suave que por milenios fueron sus favoritas, le puso de malas que se reflejó la expresión de su rostro…

Lo que debería ser un raotro fruncido en enojo… En Lakshmí tenía apariencia de puchero infantil; los ojos torcidos y las mejillas hinchadas, además de un ligero sonrojo. Una expresión adorable y hermosa que cautivó a los dioses del Svarga.

– ¡Qué linda…! – Parvati sonrió de oreja a oreja – ¡Había olvidado que los pucheros de Lakshmí-san son tan adorables! ¡Se parecen a los de un gatito!

– ¡Querrás decir de un elefante…!

Una voz femenina en las gradas divinas llamó la atención de los líderes de Svarga y las 3 esposas, en especial la de Parvati; a no muchos asientos de distancia se hallaba una diosa de tez morena, cabello corto y claro, y un enorme instrumento en sus espaldas, que sentaba miraba el combate y fue quien dio la corrección inmediata.

– ¿Acaso ya te olvidaste que a Lakshmí le gustan más los elefantes?

– ¡Saraswati-san!

Parvati salió del lugar dónde estaba con Shiva y las demás, para pasar a través de los dioses del Svarga y llegar a su amiga, a quién no había visto desde que se volvió la primera esposa de Shiva.

– ¡Cuánto tiempo! ¡No creí que fueras a venir!

– ¿Crees que me perdería la pelea de Lakshmí-san? ¡Ni loca! – Saraswati se acomodó en su asiento – ¡He esperado por mucho tiempo para ver a Lakshmí pelear en serio! ¡No creas que siquiera pensaría en perder esta oportunidad!

– ¡Tienes toda la razón! ¡Demostrará por qué es la mejor diosa en Kedarnath y en el Svarga! Pero primero… ¡Cuéntame, qué has hecho todo este tiempo!

Parvati y Saraswati comenzaron una animada conversación, que dejó consternadas a Durga y a Kali; aunque ya conocían su carácter tan animado, por primera vez la veían actuar de esa manera. Por otra parte, un grupo pequeño de mujeres divinas reunidas daban apoyos también a Lakshmí, aunque otras tantas presentaban expresiones de vergüenza hacia sí mismas.

– Nunca… nunca debimos burlarnos de ella.

– Ahora está peleando por nosotras…

– ¡Siempre y cuando A-Lakshmí se presente, todo estará--!

– Ya deja de burlarte, Santhana. No estamos para juegos.

La mayor, Adhi, golpeó la cabeza de su hermana menor, con lo cual el resto de las 8 gemelas mayores de Lakshmí se callaron y fijaron la atención en su hermana mayor.

– Dejen de llorar y no pierdan la esperanza. Lakshmí es la mejor de nosotras… ella podrá contra esa humana.

– … ¡Esperemos que si! – asintieron Vidhya y Dana con emoción.

En la arena de pelea Gangadevi, tras tomar una profunda bocanada de aire, suspiró como rendida y soltó una ligera sonrisa al aire. Se dió cuenta de la diferencia entre ambas, lo cual le molestó un poco.

– Pensé que no sería necesario, pero… Parece que tendré que ir con todo. Tendré que ir con todo y contigo, mi amuleto…

La humana llevó la empuñadura de la espada a su pecho, cerró los ojos, descendió su cabeza y sus labios se comenzaron a mover por lo bajo…

Para entonar un dulce y melodioso cántico.

Oh, dulce victoria ~♪

¿Qué poeta no pudo soportar la esclavitud de Kalidas?…
Porque estas mujeres siguen viviendo de la misma manera ~♪

Se tocó la voz y las manos, y tocó las cuerdas de su sitar…
¿Cómo pueden otros pensar en Bhattavana, como la diosa de la fortuna? ~♪

Bharati es la fragancia expresada por la fricción del poeta Bharavi…
Lleva una guirnalda de mariposas y hace maravillas para los eruditos ~♪

La humanidad entera quedó confundida al escuchar los cánticos de Gangadevi; a decir verdad, era muy hermoso oír su voz con tales versos acompañado de su bella apariencia pero…

Era bastante confuso que estuviera haciendo eso en un combate a muerte.

Algunos cercanos a ella identificaron el cántico; los historiadores e investigadores se interesaron mucho, pero más todavía uno que, después de la muerte encontró en los registros aquellos cánticos que, en realidad, eran versos de un poema épico…

– ¡Su poema de la victoria de Madurai! – aquel de nombre Ala-ud-Din, el sultán que fue su enemigo.

También los generales militares se consternaron; ellos por su parte no encontraron mucha belleza en el momento.

– ¿Un cántico a base de un poema? ¿Qué está tramando?

– ¿Acaso está adelantando su réquiem? ¿Ya se ha dado cuenta de su ineptitud en combate?

– No lo creo… – interrumpió César con rostro serio – Yo siento que… se trata de su turno de atacar. Y ese canto es la clave de ello.

– También siento lo mismo… – comentó Aníbal, acomodándose en el asiento para ver mejor – Espero que esto se ponga más interesante.

– ¡En definitiva! ¡Espero que esa mujer no sólo sea halagos y poses ridículas! – exclamó Gengis con furor.

Gangadevi siguió cantando un poco más de tiempo, hasta que consiguió que su espada divina se cubriera de una tenue luz roja carmesí. Lakshmí vio aquello que le provocó curiosidad, pero al mismo tiempo no parecía una buena señal; apretó sus pies en el suelo y formó de nuevo su postura para usar su habilidad divina de la fortuna de ser necesario.

Una vez que Gangadevi terminó de cantar, dio un largo suspiro y volvió a tomar la espada con la mano izquierda para balancearla de lado a lado, aun con ese brillo rojo en el filo.

El momento fue idóneo para entablar una nueva conversación.

– ¿Has oído alguna vez de mi imperio, querida…? ¿El imperio Vijayanagar?

Lakshmí se sorprendió de la pregunta, a lo cual negó con la cabeza; con tal respuesta negativa, Gangadevi aprovechó para darle un poco de información.

– El reino de dónde soy… fue fundado por Harihara I y Bukka Raya I, un par de hermanos con una gran codicia por el poder… Creado y fortalecido mediante sudor, sacrificios, muerte…

» En el transcurso del tiempo, todos los que pusieron su grano de arena para formar los palacios y las murallas fueron… Muertos. Todos, a excepción del primer rey; de no ser por él, no conocerías a esta mujer delante de tus ojos…

» Fue gracias a ese sacrificio para construirlo, el sacrificio para mantenerse en la corona… El continuo sacrificio de mantener viva esa codicia de poder, lo que me dió mi lugar aquí en los Cielos… ¿Sabes cómo me hace sentir… Cómo me siento al saber todo eso…?

Demasiadas palabras tocaron a Lakshmí lo cual fue incluso muy confuso para la diosa hindú; solo atinó a negar con la cabeza, esperando que Gangadevi hubiera hecho una pregunta. La humana, con respuesta en mano, sonrió de lado y apretó el agarre de su espada.

– Eso me hace sentir muy… muy… muy ORGULLOSA de mi.

Sin perder ni un segundo, Gangadevi se lanzó a atacar de nuevo de frente.

Esta vez tomó la espada con ambas manos, para darle un balance mejorado al flanco izquierdo y que el golpe fuera mejor; se alzó para darle un golpe contundente con el arma, logrando espantar a Lakshmí y provocarle abrir ambas palmas de las manos mientras sus pies se aferraban al suelo con la recién dibujada flor de loto fosforescente.

Bhaagy aur Durbhaagy. Padma
[ Fortuna y Desgracia. Flor de Loto ]

Ya con la flor creada, la diosa pudo centrar su atención completa en el aura del destino y los muchos hilos que surgían del cuerpo de Gangadevi para atacar de manera adecuada. Entre el tejido que conformaba a la humana, había uno en especial que le llamó la atención a Lakshmí…

Un aura con un único hilo, ambos del mismo color rojo carmesí aunque mucho más intenso como si estuviera destilando un resplandor divino, con un filamento más grueso que los demás y muy tenso para poder seguir intacto tan fácilmente; tla espectáculo visual provenía de la espada y apuntaba a su cuerpo para asestar una estocada directa.

Una advertencia de parte de su Padma, que aquella espada tenía algo diferente… Debía evitarla.

Movió los dedos de su mano derecha que se mantenía en alto, con la intención de romper el hilo y desviarlo para que el ataque no funcionara y terminara en el aire. Sus ojos vieron como el hilo rojo de la espada divina se desbarató para cumplir sus planes…

Pero también vieron cómo el hilo volvió a crearse a sí mismo, volviendo a la trayectoria original de golpear a Lakshmí, como si la diosa no le hubiera hecho nada. Cuando la diosa se dio cuenta que los hilos de la espada divina no se desviaron, sus ojos se abrieron en sorpresa de espanto.

Por primera vez, Lakshmí no pudo cambiar el destino.

– … ¿¡Ehhhhhh…!?

Ante aquella arma divina que no se detuvo en ningún instante, sino que acortó distancia en un santiamén hasta quedar frente suyo sin posibilidad de escape, la diosa levantó ambos brazos en postura defensiva para intentar protegerse.

La espada divina de Gangadevi chocó con los brazos de Lakshmí, pero la humana no detuvo su avance y siguió usando su fuerza además del brillo carmesí divino para levantar el filo de la espada y conseguir su objetivo. Tal choque entre ambas, diosa y humana, no fue muy duradero; prevaleció Gangadevi, consiguiendo deshacer de nuevo la postura defensiva de Lakshmí y golpearla con toda su fuerza de impulso.

Pahala Shlok. Bhaagy kee jhoothee devee
[ Primer verso. Falsa diosa de la fortuna ]

La fuerza restante del impacto fue tal que la diosa casi salió volando, separándose varios metros de distancia de la humana y quedando con los brazos abiertos, una nube de polvo que se levantó en la separación entre ambas, y respiración agitada; Gangadevi continuó la trayectoria de la espada dejándola en el aire y tomando el mango con ambas manos, respirando por lo bajo para recuperar el aliento…

Además, de la punta del arma divina surgió un líquido le e que goteó hasta manchar el suelo de la arena. Se trataba de gotas negras. No, más bien…

Eran gotas rojas.

Lakshmí se incorporó con lentitud, sintiendo un poco de ardor en las muñequeras metálicas doradas que usaba así como en la mejilla izquierda; Gangadevi volvió a dibujar una arrogante sonrisa, al tiempo que escupía un poco de sangre que se había guardado en su boca.

– Orgullo es lo que define cómo llegue a la cima… orgullo es lo que me ha dado este lugar en el segundo Ragnarok… y orgullo será lo que sentiré cuando salga de aquí con el título y la victoria que me merezco, diosa de la fortuna…

La diosa levantó el rostro, con lo cual los espectadores pudieron ver de mejor manera el rostro resultante en ella:

Un corte en su mejilla izquierda; pequeño aunque lo suficiente profundo para que la gotera de sangre comenzara a surgir de manera notoria. Se llevó una mano a la mejilla y con los dedos palpó la sangre, que después procedió a mirar con sus ojos para comprobar qué era suya.

Todos en las gradas estaban sorprendidos por completo, en especial de haber visto cómo la diosa pudo controlar la batalla con tanta facilidad ahora se encontraba herida; Gangadevi dirigió el filo sangrante de la espada hacia Lakshmí, con un rostro determinado en la victoria:

– Diosa de la fortuna… ¡Conoce a la reina de la fortuna!

Ese sueño… otra vez, ese sueño…

Ese maldito sueño arremetió en su cabeza y mente; apretó sus neuronas, exprimió sus sensaciones, y le dejó con una sensación de vacío. Todo al mismo tiempo, como si quisiera acabarla en solo un instante.

Por desgracia, acabar con su vida sería más queimposible. Ya lo habían intentado muchos y muchas, y de hecho hace poco tiempo una mujer lo había intentado, pero nadie lo logró. Nadie acabó con su vida, sino que solo lograron perturbar su divina presencia y mente; algo que no le gustaba perdonar.

La mujer movió los párpados repetidas ocasiones, viendo las imágenes de ese sueño pasar por su mente como si se tratase de una antigua película de dibujos animados; al cabo de un tiempo la tortura terminó en cuanto abrió los ojos y descubrió que solo había estado dormida…

¿O tal vez se encontraba en una pesadilla? ¿No se supone que había cerrado los ojos con la esperanza de… de nunca más volverlos a abrir? Aunque había dicho que quería descansar, no se refería exactamente al ámbito físico sino al existencial… Quería descansar de su existencia tan divina y perfecta, desde que aquella mujer mortal había sido una irritante molestia a su presencia.

¿Molestia…? ¿De verdad fue una molestia… o no fue que, acaso hizo algo más que perturbar su existencia? La pregunta era constante pero las posibles respuestas a esa pregunta no eran alentadoras; la mayoría de ellas consistían en aceptar su error para contestarlas de manera adecuada. Pero ella no sería así; su existencia divina le negaba de cualquier manera aceptar un error, aún cuando si hubiera cometido un error.

Un dios tan perfecto no podía cometer errores. Era… imposible.

Sus ojos se percataron del techo bajo dónde se hallaba; poco a poco su cuerpo comenzó a recuperar sus sensaciones nerviosas físicas así como su mente recobró la conciencia de sus recuerdos, para darse cuenta que seguía en la habitación especial que había escogido para residir allí.

Su cuerpo se levantó con lentitud, dejando caer sobre su tierna piel las telas que había usado para abrigarse; se sentó en la orilla con una rodilla elevada y dio una respiración jadeante al tiempo que una de sus manos fue a su cabeza para aliviar la repentina jaqueca que le arremetió.

El dolor de cabeza por el recuerdo de ese sueño. Eso era una molestia.

Nut, la perfección del Cielo, había despertado.

Fecha de publicación: 28/09/23
ASFD

Nota de autor: ¡Muy buenas! Ya se viene la remontada de Gangadevi, para que sus fans y sus simps no me funen ajsjsjs. La pelea de la suerte y del destino ha comenzado por fin >:3

¿Cómo pudo la espada de Gangadevi por fin herir a su rival? ¿Podrá Lakshmí descubrirlo y contrarrestarlo para llevarse la victoria? ¿Nut ha vuelto para antojar a los lectores y al autor con su presencia o hará algo más importante? Carajo, ¿Dónde rayos están Geir y Afrodita?

Sin más que decir… ¡Espérenme un rato para la publicación del capítulo doble!

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