Capítulo 59: Una importante discusión
– N-No… Ng Mui…
La valkiria pelimorada no tenía voz suficiente para expresar lo que sentía ante aquel suceso: ver a una de sus mejores amigas con quién entablo amistad por 1000 años… ser despedazada en combate para después morir y desaparecer.
No tenía palabras para tratar de describir aquello; solo aquel agujero vacío en su estómago.
– E-Ella… acaba de… no…
Ninguno de los presentes en Gimlé quiso hablar, siendo que tampoco tenían fuerzas para ello; solo tenían las miradas atónitas sin creer el espectáculo de sangre que fue aquel final tan despiadado. Nadie lo podía terminar de digerir.
Leónidas tenía su cabeza baja con ambos brazos cruzados; deshizo aquella postura para llevar una mano a su cinturón, tomar de su cajetilla llena un cigarro puro y un encendedor, para prender fuego en la punta del objeto y llevarlo a su boca. Todo lo que quería decir prefirió guardarlo en un comentario interno que no expresó hacia los demás:
« Mierda. Estamos muy… en muy serios problemas. »
– ¡Hey! – Sigrune volteó al espartano – ¡No puedes tener eso encendido aquí!
– Lo sé y no me importa.
La respuesta de Leónidas fría y seca sorprendió a la valkiria; desde hacia mucho tiempo el rey de Esparta no tenía esa actitud directa con nadie en el Valhalla, sino antes que Geir se volviera la líder de las valkirias. Haber estado tan de cerca de la pelimorada pasa cuidarla y guiarla le había cambiado para bien…
Pero ahora… su respuesta semejante a su anterior actitud indicaba lo que todos sentían: una profunda derrota. Tras un largo momento de silencio, Simö fue el primero en hablar.
– Hemos… Hemos vuelto a perder…
– Ellos… Los dioses se volvieron a poner en la delantera… Ese viejo mató a una de nuestras mejores peleadoras… – Hrist 'la que ruge' apretó los puños con rabia – ¡Maldita sea!
– … Es un milagro que Zeus haya ganado… – Sasaki dió una risa optimista para calmar la situación – Digo… Ella lo tenía en la palma de su mano. Lo obligó a usar su arma divina y su forma final aún estando en las últimas… Incluso lo dejó muy, muy herido.
– ¡Es… cierto! – Sigrune concordó con una amplia sonrisa – ¡Lo partió a la mitad, lo dejó tuerto, y casi le corta los brazos y piernas! ¡Se pudo haber llevado la victoria--!
– No importa si estuvo cerca o lejos. Lo que importa es ganar, y no lo hizo.
De nuevo Leónidas habló con muy mal humor, callando de inmediato el humor en los demás; Geir con la mirada baja levantó ambos brazos hacia el espartano con un propósito:
– Llévame allá… por favor.
– … Lo que tú digas.
El griego tomó a la pequeña valkiria y se la llevó sobre el hombro de manera cuidadosa, para que ambos se retirasen del lugar; una vez que se fueron tuvieron de nuevo ánimos para comentar al respecto.
– Esto… no lo entiendo del todo… – Sigrune se llevó ambas manos a la cabeza – ¿Cómo es posible que… estuviéramos tan cerca… pero ella perdió?
El espadachín se encargó de tratar de dar una breve explicación.
– Me parece que todo se juntó en su contra:
» La sinestesia era su peor enemigo: entre más fuertes fueran sus técnicas, mayor daño se infringía a sí misma. Su último ataque debió ser muy devastador para acabar con la forma final de Zeus…
» Y también el poder de Zeus y su rayo divino, que destruía todo lo que tocaba. Fue como si eso, junto con la sinestesia, hubieran golpeado a Ng Mui al mismo tiempo, haciendo reventar su cuerpo interna y externamente…
» Supongo que recibir eso, si su cuerpo hubiera estado en perfectas condiciones, habría sido muy doloroso pero… Ella lo hubiera resistido para seguir peleando…
– Ella… Sí que fue increíble… – Simö bajó la cabeza en respeto – Pelear contra ese dios con tanta seguridad… Recibir todo ese daño y seguir adelante…
La valkiria de Sasaki estaba muy furiosa al respecto.
– Si Zeus-sama no hubiera usado su rayo divino… Esto hubiera terminado a nuestro favor.
– En efecto… Usar la misma táctica contra Adán, una pelea a puño limpio, nos habría dado una clara victoria… Aunque tengo mis dudas…
– ¿Cómo puedes decir eso? – Hrist volteó al espadachín – ¡No es cierto!
– Aunque no lo pareciera, Zeus se estaba adaptando a las técnicas de Ng Mui…
» Al principio eran golpes y patadas con velocidad y fuerza, pero Ng Mui usó sus artes marciales, en especial Dragón y Serpiente, para detenerlo, evadirlo y herirlo… Cuando Ng Mui comenzó a recibir daño, él cambió su estrategia:
» Usar ataques "débiles" para que ella se desgastara y después atacar con más fuerza para lograr el mayor daño posible: dejar herirse para que la sinestesia surtiera efecto y luego atacar con todo, destruyendo a pasos agigantados la resistencia y el aguante de Ng Mui…
» Fue una contienda muy reñida, pero al final prevaleció la inteligencia que mostró Zeus. Si ella hubiera dejado de lado su odio y se hubiera decidido por una objetiva estrategia… Eso también habría cambiado la balanza a nuestro favor.
– Creo que eso puso de malas a ambos, a Geir y Leónidas… – comentó Sigrune, con las piernas cruzadas – Ellos sabían mejor que nosotros del potencial de Ng Mui, siendo que ambos coincidieron que era la candidata perfecta para derrotar a Zeus.
– Cierto… Pero ahora tenemos que pensar en el siguiente. – Hrist 'la que tiembla' frunció el rostro – Si o si tenemos que ganar el siguiente combate.
– Me pregunto si… – comentó Sasaki para sí mismo – Si podremos ayudar a la señorita valkiria para la siguiente pelea. Con nuestra opinión, podríamos--
– No creo que sea lo correcto. La última vez que lo hicimos no salió bien.
El comentario directo de Simö retumbó en los oídos de los presentes; haber intervenido para la cuarta ronda no fue una ayuda en ningún sentido. Gracias a su intervención los dioses tenían la delantera además de tener 2 victorias consecutivas…
– ¡¡DPDC!! ¡¡DPDC!! ¡¡DPDC!!
Los dioses gritaban con euforia para celebrar a Zeus y su costosa victoria; una victoria tan difícil como la de Adán, pero el doble de satisfactoria. Amaterasu de pie con sus ropas y estilo facial desaliñados acompañaba con la misma emoción como si fuera una joven diosa.
– ¡Eso es, maldito anciano! – rió descarada apretando su puño – ¡Por esto eres el líder de los dioses y del Valhalla…!
– No debería actuar de esa manera, Majestad. – comentó uno de sus yokai – Los demás dioses sintoistas la están observando.
– ¡No me importa lo que ellos piensen! ¡Lo único que me importa es--!
De repente se detuvo, instantes antes de terminar la frase; tragó saliva y regresó a su semblante serio y frío, dando un movimiento descendente para volver a su asiento y acomodar la cabeza en el respaldo del mismo.
– Tienes razón. No debí hacer eso.
– … S-Si Majestad.
De repente se formó una aura oscura y amenazante alrededor de Amaterasu que hizo al yokai arrepentirse de haberle dicho eso, por lo que se retiró de su presencia en un santiamén; sin embargo, el verdadero motivo del cambio de humor de la diosa fue un pensamiento que surgió en su cabeza:
« Solo me importa la opinión de mi hermano…
» Zeus-sama tuvo suerte, de haber entrado a este ring y salir con vida. Haber peleado para vengar el nombre de sus dioses caídos: Poseidón, Hércules y Apolo…
» Si que le tengo envidia a ese anciano… »
En el palco de los dioses de la India, tanto Rudra como Lakshmí habían aparecido para presenciar los últimos minutos del combate; la diosa de la belleza estaba atónita y sorprendida ante el último choque de ambos peleadores, que le hizo sonrojarse de la emoción.
– ¡Eso fue… asombroso… increíble…!
– Una pelea que seguramente fue mucho más impresionante de principio a fin. – comentó Rudra en voz baja con molestia – Si tan solo no hubiéramos seguido a ese cabeza hueca…
Lakshmí se quedó en silencio por un momento para después voltear a Rudra.
– … ¿Usted, señor Rudra… cree que… El señor Shiva esté… actuando mal…?
– … No sé que pensar de él. Ni siquiera lo pudimos encontrar a tiempo.
– ¿De qué están hablando ustedes 2?
La voz de Shiva tomó por sorpresa a ambos, quienes giraron las miradas hacia la voz del dios morado de la destrucción: sentado en su cojín flotante, justo detrás de sus esposas y su hijo Ganeesha quienes, en cuanto escucharon la voz del dios, también voltearon hacia él.
– ¡Shiva, estás aquí! – Parvati sonrió muy emocionada.
– Señor Shiva… Es una alegría que nos acompañe. – habló Kali con respeto aunque sonrojada por su presencia.
– ¡¿Dónde estabas…!? – Durga fue la única que se expresó sin discreción – ¡El señor Zeus acaba de tener una pelea feroz, destructiva y casi asesina! ¡Es algo que te hubiera gustado ver--!
– ¿De qué hablan? He estado aquí todo el tiempo.
La respuesta de Shiva impactó tanto a las 3 diosas como a la pareja de Rudra y Lakshmí; fue aquella belleza de pocas palabras quien se atrevió a hablar primero.
– … ¿Qué?
– He estado aquí todo el tiempo, sentado en este cojín y viendo cómo el viejo hacía pedazos a esa humana de artes marciales tan admirable que me hubiera gustado enfrentar… – Los ojos de Shiva se abrieron en furia – ¿¡Acaso no me prestan atención!? ¿¡Podría morirme sin que ustedes se enteren!?
De inmediato las esposas de Shiva se asustaron por esa respuesta, por lo cual se abalanzaron sobre él para darle abrazos, besos y mimos.
– ¡No digas eso!
– Nunca haríamos eso, señor Shiva.
– ¡Estúpido idiota! ¡Solo tú creerías algo así!
Rudra y Lakshmí quedaron bastante confundidos al respecto; ¿No se suponía que habían perseguido al dios de la destrucción minutos atrás, cuando estaba vagando entre los pasillos y habitaciones de los Campos Elíseos? Se miraron con confusión uno al otro.
– ¿Entonces…? – los ojos de Lakshmí se abrieron en sorpresa miedosa – ¿A quién… seguimos…?
En la arena de batalla había un sentimiento solitario:
Zeus se quedó mirando sus manos: llenas de sangre, la izquierda con un agujero muy visible; los nudillos de sus dedos hechos pedazos y abiertos hasta el hueso, cortes en los dedos y temblando del dolor residual…
Pero todavía lo sentía: el calor residual del cuerpo de la artista marcial como sustituto de la mujer que amó hace milenios atrás… Su consuelo para tantos años de soledad.
« Te pude ver y sentir una última vez, mi bombón… Ya cumplí mi promesa, así que estoy a mano contigo, ¿Verdad que sí…? »
– ¡Zeus-sama logró su hazaña por segunda ocasión…! – Heimdall dio el anuncio final del combate – ¡Por segunda vez ha mostrado su poder y fuerza contra la humanidad! ¡Con esta aplastante victoria, los dioses retoman la delantera del marcador además de su segunda victoria consecutiva…!
El pequeño dios griego respiró hondo y, como puedo, se levantó del suelo para dirigirse a la salida; antes de darse cuenta, unos pares de brazos aparecieron en sus espaldas para sostenerlo.
El griego volteó y encontró a sus 2 hermanos mayores listos para ayudarle: Hades y Adamas.
– ¿Her… manos…?
– Ten cuidado, hermanito – Hades sonrió cálido – Acabas de tener una pelea muy intensa.
– ¡Por poco pierdes, estúpido idiota! – Adamas no contuvo su boca – ¡Solo a ti te gusta preocupar a tu familia con tus tonterías!
– No te desgastes más, ahora nos haremos cargo de ti – Hades afirmó el brazo que sostenía de Zeus, lo mismo que Adamas.
– ¡Es lo menos que podemos hacer después de tu show suicida! ¡Más te vale no morir en el camino!
Un momento de cercanía familiar que le recordaba el principal motivo por el que había peleado y había ganado desde la Titanomaquia: proteger con sus propios puños el Olimpo y a sus seres queridos. Sonrió de lado tras otro suspiro largo y agotador, para después cerrar su ojo y descansar un poco.
– Quedo a su cuidado, hermanos.
Los dioses griegos que quedaron en el palco vieron con ternura la escena; Atenea tenía una amplia sonrisa en el rostro ante el resultado.
– ¡Qué bien! ¡Papi ganó su combate!
– … ¿No se supone que estabas del lado de Ng Mui? – ante la curiosa y sarcástica pregunta de Hermes, Ares prestó atención debida.
Atenea sonrió sacándole la lengua a su hermano mayor.
– Obvio. Quería que ella ganara para darle una paliza a papi por todas las ocasiones que me castigó quitándome mis dulces y encerrándome en mi cuarto… ¡Pero no podemos evitarlo! ¡Papi sigue siendo el más fuerte del Olimpo, y eso me gusta mucho!
– … Eres rara, Atenea… – atinó a comentar Ares con desagrado – Nunca te decides por quién apoyar.
– Yo ya decidí… ¡Estoy a favor de mí misma! – Atenea apuntó a sí misma en pose victoriosa – ¡Soy la fan número 1 de la diosa número 1 del Olimpo!
Ares guardó silencio ante esa declaración; su mente daba vueltas y vueltas al respecto, sin tener una respuesta para la incógnita que había surgido desde hace momentos atrás:
« En cada momento sigo teniendo más dudas al respecto sobre ti… ¿Podrías ser… la informante de las valkirias…? Por favor, hermana… ¡Ayúdame a demostrar tu inocencia! »
Los espectadores humanos estaban en silencio devastados; con 2 derrotas consecutivas tan pronto, sin mencionar aquella victoria tan insegura de la tercera ronda, los tenía a todos con el mismo sentimiento de impotencia:
La humanidad estaba perdiendo el segundo Ragnarok.
Los maestros budistas y de artes marciales estaban con las cabezas bajas y en tristeza, sin querer comentar ni decir nada al respecto.
– Ella… nuestra querida Ng Mui… – Mui Hin se estaba dejando llevar por las lágrimas en sus ojos.
– Ella… lo hizo bien.
Chi Shin levantó el rostro, rojo de la impotencia y a la punto de llorar, pero con orgullo dio su discurso.
– Peleó con todo en todo momento, aunque ya sabía de lo que era capaz ese dios después de haber visto su combate hace 1000 años. Ella decidió nunca rendirse…
– Sin mencionar su espíritu de pelea indestructible… – le acompañó Pak Mei – No importó cuántas heridas se provocó a sí misma, tampoco cuántos golpes recibió de parte de Zeus, ni cuánta sangre perdió… Su espíritu nunca se rindió y siempre siguió de frente.
Pak Mei sonrió de lado, para soltar una risa ligera.
– Aún la recuerdo, antes de volverse tan seria y fría. Recuerdo que le gustaba mucho darse por vencida y hacer berrinche en el suelo… ¡De lo contrario, hacía llorar a sus rivales!
– ¡Es cierto…! – le acompañó Chi Shin – Tenía una actitud de niña mimosa… ¡Qué nostalgia! ¡Ojalá hubiéramos podido verla así una vez más, con ese bello corazón suyo!
Mui Hin les acompañó, con una nueva perspectiva optimista y sonriente.
– ¡Ella tenía un hermoso corazón! ¡Ella era… tan hermosa…!
– ¡Tienes toda la razón! – respondieron a la par Chi Shin y Pak Mei.
Por sus parte, Fung To-tak tenía las manos en la barandilla con la cabeza baja. No lloraba, pero tenía toda la intención de derramar sus lágrimas y bañar el suelo dónde estaba parado; sin embargo no quería hacerlo…
Sabía que a Ng Mui no le gustaría verlo así de destrozado… sin importar cuánto le doliera.
« Ng Mui… Mi querida Wing-wah… » apretó sus puños ligeramente « Espero que… Hayas podido por fin encontrar la paz… Espero que te hayas ido con tu espíritu tranquilo… »
Yim Wing-chun en silencio puso una mano sobre el hombro de Fung To-tak, que le hizo voltear la mirada; la mujer le sonrió y, como si le hubiera leído la mente, dio una respuesta:
– Seguro lo hizo… Estoy segura que mi hermana mayor pudo encontrar la paz…
Fung To-tak se levantó y abrazó a Yim, lo mismo que ella quien correspondió aferrándose al hombre; un momento entre los ancianos del Templo Shaolin que conmovió por completo a los espectadores budistas que se encontraban, por lo que todos decidieron hacer un mismo gesto en favor de Ng Mui:
Chocar sus puños al frente y descender sus cabezas al suelo, formando una reverencia de respeto y admiración que dejó a los espectadores humanos conmovidos.
– ¡Es tiempo de la remodelación…!
Una gran carpa apareció en el techo del coliseo para cubrir de la lluvia por completo al estadio, tanto a las gradas como el campo de batalla; la oscuridad se cernió sobre el sitio, que fue rápidamente disipado por linternas gigantes que volvieron a poner luz en los Campos Elíseos.
– ¡No se vayan, que en unos momentos más, volveremos con el nuevo campo de batalla listo para… la sexta ronda del segundo Ragnarok…!
– ¡Mierda, mierda, mierda…!
El dios halcón volteó unos jarrones decorativos en medio del pasillo de los Campos Elíseos; de entre los dioses de la fortuna que estaban con él, Benzaiten se acercó cautelosa para calmar los ánimos del egipcio.
– Por favor, ya cálmate. Y deja de romper jarrones costosos--
– ¡No lo entienden, maldita sea!
– Entonces… – Hoteison arqueó uno de sus ojos – ¿Te molestaría explicarnos?
– ¡N-No… no lo entenderían!
– ¡Solo cállate y habla! – exclamó Daikokuten en voz alta y chillona a través de su armadura.
Los dioses de la fortuna estaban molestos y muy incómodos con la actitud pesada y pesimista de Khonsu, que se demostró en la mirada asesina que le dieron; aquello fue más que suficiente para callar sus quejas y explicar el problema que tenía encima.
– Solo… solo tenía hasta la quinta ronda para encontrar al traidor…
– … ¿Huh? – Jurojin se rascó la cabeza.
– Desde que comenzó la tercera ronda, supe que había un traidor entre los dioses y desde entonces lo he buscado. Pero no tuve éxito… hasta que los encontré en Abatón con… ¡Hablando con esa maldita valkiria! – Khonsu apretó sus puños con gran ira – ¡Perdí tiempo con esa niña! ¡Tenía de plazo hasta el final de la quinta ronda para encontrar a ese traidor, pero he perdido mi tiempo siguiendo falsas pistas!
– ¿Tiempo contado? ¿Según quién…? – quiso saber Fukurokuju con curiosidad.
Khonsu tragó saliva antes de terminar.
– El… El señor Anubis…
– ¿El señor Anubis…? – Benzaiten se llevó una mano a la mejilla – Pero él no se interesa por este tipo de cosas, ¿O si?
– Hablamos de varias cosas, entre ellas una búsqueda rápida y discreta para evitar que el Rganaork tomase un curso indebido. Por eso tenía el tiempo contado… ¡Pero fue en vano! ¡Por esa maldita niña… y un montón de idiotas!
– ¡Hey! – Hoteison se puso a la defensiva – ¡No le faltes el respeto a los Ejecutores del Cielo!
– ¡Ustedes lo hicieron cuando siguieron a esa niña sabiendo que era una maldita valkiria!
El dios halcón respiró hondo y decidió tomar su propio camino, lejos de los dioses de la fortuna.
– … No me importa. Seguiré con esto… Por mi hermano, encontraré a ese traidor y lo mataré… ¡Y también acabaré de una vez por todas con esas malditas valkirias! ¡A todas ellas!
» Empezaré con Gautama… ¡Ese maldito hippie me quitó a la niña! ¡Lo mataré a él primero!
Sin esperar la respuesta de los dioses de la fortuna, Khonsu se encaminó directamente a la salida del sitio de los Campos Elíseos en dónde se encontraban reunidos; sin embargo, antes de desaparecer se detuvo.
– … ¿Me acompañarán o no…?
– Por desgracia, debemos reunirnos con Bishamonten… – habló Fukurokuju – No estamos mucho tiempo separados unos de otros.
– Esta ocasión fue la excepción por esa niña… – respondió Daikokuten – Si tan solo hubiera sido más lista, habría sido de mucha ayuda.
– … ¿¡Están hablando en serio!?
– Todos los alumnos de Gautama fueron eliminados… – habló Jurojin con ambos brazos cruzados – Su "juego" nos permitió hacer que Gautama esté acorralado. Sabe que será el siguiente, y no tiene ningún respaldo…
– Yo no diría eso.
Del otro lado de dónde se encontraban, en la oscuridad de un pasillo, una voz femenina llamó la atención de los reunidos: Khonsu, quién la distinguió mejor, abrió los ojos en furia.
– ¡T-Tú…!
– Para ser honestos, no fue difícil encontrarlos. Todos los alumnos budistas que golpearon… Los dejaron con suficiente cabeza para que hicieran memoria de quiénes fueron sus agresores… Y aquí estamos.
Los pies usando altos geta* de una mujer salieron de las sombras, lo que poco a poco también reveló su cuerpo curvilíneo cubierto por un kimono con escote, una bufanda de peluche alrededor de su cuello y una corona diadema sobre su cabeza adornando la cabellera que ya se encontraba recogida en una coleta hacia atrás:
La residente de la Luna y conocida por todos como la diosa inmortal: Chang'E.
La mujer, con sus ojos azules tan claros como la superficie del océano, dirigió una mirada desafiante a Khonsu y los dioses de la fortuna, al tiempo que estos se pusieron a la defensiva.
– ¿¡Qué haces aquí!? ¡La señora Amaterasu no te ha dejado salir de tus aposentos--!
– Me aburrí de estar allí. Además, se supone que yo obedezco al Emperador, ¿No?
– Órdenes del Emperador… las cuales todas, sin excepción, son órdenes de la señora Amaterasu. – le corrigió Fukurokuju, tomando el bastón con ambas manos – Nosotros, los Ejecutores del Cielo, obedecemos a la señora Amaterasu, lo que significa que--
– Ordenes y órdenes por doquier… – sonrió de lado de manera rebelde y arrogante – Por eso, prefiero el estilo de vida del hippie~
– Así que… ¿Estás aquí para confesar…?
Khonsu de puso de pie frente a Chang'E de manera desafiante, con una mirada iracunda que no podía calmar y ambos puños muy apretados; la diosa china arqueó un ojo.
– ¿Confesar?
– Se trata de él, ¿No es así?… – sus plumas se agitaron junto a sus emociones – ¡El maldito de Buda Gautama es de nuevo el traidor de los dioses, dándole información importante a las valkirias, ¿No es así?!
Chang'E quedó mirando a Khonsu fijamente, para después dejar escupir un poco de saliva de sus labios por la risa estridente que se le escapó.
– ¿¡De qué te ríes!?
– Es que… ¡Solo alguien sin cerebro como un búho podría pensar eso! – Chang'E se limpió un ojo ante las lágrimas que escaparon – ¿De verdad crees… creen todos ustedes, que Zeus sería capaz de dejar entrar al pequeño círculo de dioses que conocen y deciden el orden de peleadores… al iluminado que los traicionó hace 1000 años cuando reveló esa información a Brunhilde, sin mencionar su rendición en combate para darle ventaja a la humanidad? ¿¡De verdad se tragaron ese cuento!?
– ¡Responde tu confesión… maldita traidora!
– ¡Yo no soy la traidora! ¡No es mi culpa que ustedes sean ran estúpidos!
– ¡Insolente…! – Khonsu no dudó en levantar su mano para atacar a Chang'E, dejándose llevar por sus emociones.
– ¡Hey--! – los dioses de la fortuna se acercaron para intervenir.
Sin embargo, una almohada verde apareció volando de manera que golpeó la cara de Khonsu; no fue un golpe letal para hacerle daño, sino con suficiente fuerza para llamar su atención y provocar que desistiera de su cometido. Chang'E sonrió pícara.
– Tampoco es mi culpa… qué sean tan estúpidos para dejar a sus víctimas regados, sin siquiera ocultar los cuerpos; eso me ayudó a buscarlos, así como también a alguien más que se interesó mucho en la "búsqueda del traidor" que encabezaban…
De detrás de la diosa china apareció una figura imponente, de gran estatura y complexión firme que sorprendió a los dioses de la fortuna pero provocó miedo en Khonsu cuando se quitó la almohada de la cara, verde porque en realidad era un pequeño cocodrilo:
– Aquí están los responsables… – Chang'E volteó a la figura – ¿A quién de ellos estaba buscando?
– Al dios con quién estás hablando.
Anubis, juez de los muertos.
– ¡S-Señor Anubis…! – Khonsu comenzó a sudar frío ante la mirada imponente de dios chacal egipcio.
– … ¿No te había dicho… "Nada de problemas"? Una investigación en silencio desde las sombras para terminar con esto… Pero veo que solo has estado creando problema tras problema.
– ¡No es cierto! ¡Es culpa de esa maldita valkiria--!
– No me importa si Poseidón resucitó para decirte que hicieras esto. Lo que me importa es tu tontería: con esfuerzo los Cielos se están manteniendo, más ahora con la victoria de Zeus-sama…
– ¿En serio? ¡Qué bien! – Daikokuten sonrió emocionado – ¡Qué bien que ganó Zeus-sama!
– … Por desgracia, ahora tenemos un montón de budistas golpeados por doquier, sin explicación pero todos apuntan al dios halcón y a los dioses de la fortuna. Todo por culpa de tu capricho…
– ¡No son caprichos! ¡Es solo vengar a mi hermano--!
– ¿¡Acaso Sobek hubiera querido esto!?
Anubis levantó la mano y abofeteó con fuerza a Khonsu, logrando calmarlo por primera vez. Por otra parte, su grito de enojo fue el primero que habían oído los dioses presentes en 1000 años; aquel emperador de China había ablandado bastante el fuerte e imponente carácter que tenía antes el juez de los muertos.
El dios chacal levantó la mirada, dando ojos de superioridad que tampoco habían sido vistos en él por mil años.
– Sobek era noble y recto, lo suficiente para aceptar la derrota cuando la tenía enfrente. Todos lo vieron cuando aceptó su final en este Ragnarok… ¡Deberías aprender de él, si es que de verdad era tu hermano!
» ¡Madura y crece! Los humanos ganaron a Sobek y él lo aceptó… Y aunque no lo hubiera hecho, matar a todos los dioses no es una solución…
Khonsu vio en su mano algunas plumas arrancadas por esa bofetada; tales palabras tan directas lo hicieron reflexionar un tanto. Se irguió lentamente del suelo, como castigado; aún estaba molesto por la situación y tenía ganas de darse la vuelta para continuar su búsqueda…
– E-Está bien…
Pero se dejó vencer. Decidió dejar aquella misión.
Anubis cruzó los brazos hacia atrás, y volteó a los dioses de la fortuna, para dirigirse a ellos en tono respetuoso y más calmado.
– Me gustaría que ustedes se encargasen de limpiar este desorden.
– ¡No tenemos intención de limpiar nada! – Hoteison llevó su pulgar abajo en desaprobación – ¡Cazaremos a ese traidor de Buda y a sus seguidores!
– ¡Tenemos cuentas pendientes por arreglar! – exclamó Daikokuten a la par.
– … Si quieren ir contra Gautama, adelante. Pero aquellos hombres y mujeres no tenían nada que ver…
» Además, los dioses están abandonando las gradas y pronto comenzarán a encontrar a todos los budistas que golpearon. Si quieren ahorrarse problemas, es lo menos que podrían hacer…
– Hemos de discutirlo con Bishamonten – le respondió Fukurokuju – Él toma las decisiones.
– Cómo ustedes decidan.
Anubis tomó a Khonsu del hombro, apretando por lo bajo para mantenerlo a raya; se dieron media vuelta dispuestos a retirarse, hasta que Anubis se encontró de nuevo en miradas con Chang'E.
– Gracias por la información.
– No hay de qué. Aunque… – Chang'E le fulminó con la mirada – Espero que limpien este desastre.
– Me aseguraré de que así sea…
La diosa metió una de sus manos a su kimono, encontrando allí una paleta de dulce que se llevó a los labios.
– Ya terminamos aquí, así que… De vuelta a mi prisión espacial. Qué emoción.
Chang'E levantó su mano y fue a la misma dirección de Anubis, solo que ella dio una vuelta en otro pasillo mientras los dioses egipcios siguieron su camino por el principal. Los dioses de la fortuna quedaron molestos e irritados unos con otros.
– Maldita sea… No quiero aceptarlo, pero tiene razón…
– ¡Esa tonta niña nos hizo perder el tiempo! – exclamó Daikokuten – ¡A menos que tengamos razón, ahora nos verán como genocidas sin cabeza!
– No debimos hacer caso a Bishamonten… ¡Nos hemos metido en un problema! – concordó Benzaiten muy furiosa.
– Al menos sabemos la identidad de esa niña… Mejor dicho, valkiria… – suspiró Fukurokuju con ambas manos en su bastón – Podremos darle un castigo divino apropiado cuando hayamos terminado con Buda.
– El mismo Buda que desapareció de nuestras manos… – Hoteison también se enfadó – ¡Pudimos haber acabado con él!
– Lo buscaremos y encontraremos. Pero… tiene razón el señor Anubis – respondió Jurojin – Si no queremos problemas, debemos limpiar este desorden. Luego iremos con Bishamonten para nuestra reunión…
Casi de inmediato la habitación fue llena por los líderes de panteón; la situación estaba muy tensa para perder tiempo. Era necesario aquella reunión tras finalizar el quinto combate…
– Me parece que hay muchos asientos vacíos… – comentó Hermes con curiosidad al notarlo:
Los tronos de la Trinidad de Egipto estaban vacíos, sin siquiera haber un representante para hablar en nombre de ellos. De igual forma, en el lado de los asientos nórdicos solo se encontraba Thor sin compañía de su asistente Forseti ni su esposa Syf. El Berserker del trueno tenía una mirada muy silenciosa y fría, sin mostrar sentimientos; típico de él, pero esta ocasión era diferente…
– No podemos hacernos esperar… ¡Yo digo que comencemos!
El que habló fue Lugh en compañía de Morrigan, que estaba flotando a su lado con una sonrisa de oreja a oreja.
– ¡Le doy la razón a Lugh! ¡Comencemos esta reunión de una vez!
– No será adecuado tomar decisiones sin todos los miembros… – comentó Hermes – Sería muy irrespetuoso, y podría haber problemas.
– No todos deben estar en condiciones óptimas… – respondió Thor en voz baja – No podemos esperar mucho tiempo…
– ¡Le doy la razón a mi querido Thor! ¡Empecemos!
Con las palabras de Atenea, fue que se decidieron por comenzar de una vez:
En el lado griego, Atenea ocupando el lugar de su padre como líder sustituta, junto a Hermes y Ares. En el lado nórdico, solo Thor; en el lado celta, Lugh y Morrigan. En el lado asiático, Amaterasu como principal junto a otro dios de apariencia temible aunque sumiso detrás de la diosa japonesa del sol y sus yokai. En el lado hindú, Shiva junto a Rudra y Lakshmí quien temblaba de los nervios.
En el lado mexica, Huitzilopochtli en su mayoría recuperado de sus heridas de combate junto a su madre Coatlicue y su hermano mayor Cuahuitlícac. Fue el demonio de la sangre, quien con una sonrisa a pesar de su rostro tuerto, empezó a hablar en la reunión.
– Así que vamos ya para la sexta ronda. Esto ha sido más emocionante de lo que esperaba.
– Con la victoria de Zeus-sama, nos ponemos a la cabeza del marcador – anunció Hermes con voz clara y firme – 3 victorias a nuestro favor, y 2 derrotas.
– ¡Una de esas no cuenta! – exclamó Morrigan con molestia – ¡Fue tontería de esas niñas egipcias y sus delirios lésbicos!
– Hasta donde estamos enterados, la decisión de Nut-sama de dar su victoria al bando de la humanidad es definitiva.
– ¡No puede ser verdad…! – Morrigan se llevó ambas manos a la cabeza – ¿¡Cómo podemos permitir que esa enana regale nuestra victoria como si fuera un dulce!?
– En primer lugar, ella es más alta que tú. – corrigió Lugh para silenciar a la diosa – En segundo, fue su pelea y su esfuerzo para ganar. Tiene derecho a decidir lo que haga con ella.
– No es así. – Amaterasu intervino con voz fría y seca – Ella comparte nuestro linaje y cualidades divinas. Debe pelear en nuestro favor.
– Discutir eso ahora no resolverá nada… – Hermes intervino antes que comenzase la discusión – Tenemos más cosas de qué preocuparnos.
– ¿Cómo la ausencia de la Trinidad de Egipto? – Huitzilopochtli rió de lado con tono de burla – Un par de derrotas y se largan… ¡Malditos llorones! ¡No aguantan nada!
– Respecto a Nut-sama… Yo me encargaré de eso.
Las palabras de Thor fueron claras para llamar la atención de los presentes.
– Sufrir 2 derrotas de parte del mismo panteón no es fácil de superar. Por eso, me gustaría hablar con ella más tarde; por ahora, terminemos esta reunión.
– Es cierto lo que dice nuestro querido Thor… – Atenea expusó ambas manos a la mesa – ¡Debemos escoger nuestro sexto representante!
Ante las palabras de la diosa todos guardaron silencio; un hecho que no podían ocultar era que los humanos de este Ragnarok habían superado por mucho a los que enfrentaron 1000 años atrás. Escoger al siguiente dios para la arena si que era una decisión delicada, así que nadie se atrevió a tomar el riesgo…
La diosa de la sabiduría les sacó la lengua a todos en señal de protesta.
– ¡Cobardes! ¡Estoy rodeada de gallinas~!
– ¡Hey…! – Amaterasu se levantó de su lugar – ¡Si tanta boca tienes, deberías ser tú la siguiente!
Ares levantó los oídos ante el desafío de Amaterasu, para prestar atención a lo que dijera su hermana menor; ella levantó una de sus piernas a la mesa de reuniones y procedió a tomar una bolsa de papas fritas para comenzar a devorarlas.
– ¡Paso!
– ¿¡Huh!?
– Por si no se dieron cuenta, ahora mismo mi papi se encuentra en el hospital atendido por ese combate tan salvaje y espectacular que tuvo. Si algo le pasa… ¡Yo seré su sucesora, la siguiente Diosa Padre del Cosmos…! ¿O Madre?
» El punto es que no pelearé hasta que mi papi esté 100% vivo o muerto… ¡Siguiente!
– Es una decisión muy difícil… – intervino Rudra muy pensativo – Nuestras opciones son limitadas para este punto… Niña, hija de Zeus, ¿Quiénes son nuestras mejores opciones para combatir?
– Veamos… – Atenea se levantó de su lugar; sus ojos brillaron ante la Conciencia de Guerra, y apretó unos botones de la mesa para desplegar un holograma de datos:
» En primer lugar… ¡La primera opción obviamente soy yo, pero ya di mis argumentos para abstenerme! Es un sacrificio que estoy dispuesta a aceptar~
» En segundo lugar… ¡Deví o Viracocha de los Primigenios! – la diosa levantó ambas manos en emoción – ¡Si, que se repita, que se repita!
– ¡Apoyo la moción de la niña! – Huitzilopochtli estrelló una mano en la mesa con la misma emoción; sin embargo, Thor intervino de inmediato.
– Primero debemos hablar con los Primigenios para arreglar la situación que hubo en la tercera ronda. Yo me encargaré de eso, pero hasta entonces…
– Nada de Primigenios… ¡Entendido! – Atenea terminó la frase y pasó a su siguiente listado – Muy bien, muy bien… ¡No se alarmen!
» Tengo más opciones en mente… ¡Una de ellas es esa mujer que se oculta detrás de los pectorales más lindos del Svarga!
Atenea levantó su mano para apuntar a Lakshmí, quien se sonrojó de sorpresa ante la atención que atrajo por las palabras de Atenea y se cubrió el rostro; la diosa griega volvió a su listado de opciones.
– También está Hela, pero… honestamente, ella me da mucho miedo. Y también Chang'E, pero… ella tiene que pedir permiso para salir, así qué--
– Si ella es a quién necesitamos para ganar, así será. – Amaterasu levantó su mano – Ella será la siguiente.
– ¿Huh? Eso fue rápido… – Atenea llamó la atención de todos con un grito y un par de palmadas en la mesa – ¡Atención a todos! ¿¡Quién más vota para que sea Chang'E la siguiente en pelear!?
Los dioses estaban por comenzar la votación, pero Shiva levantó su brazo y habló en voz fuerte justo cuando el silencio abundó en la habitación
– Quiero hacer un cambio de planes… si no es mucha molestia, niña.
La diosa se sorprendió de la intervención de Shiva, así que volteó hacia él con mirada fulminante; pero la curiosidad le sobrecogió, de manera que fue más que su autoridad frente a los líderes de panteón.
– ¿Cambio? ¿Qué tienes en mente… niño? – Atenea sonrió coqueta y bajó su pierna para apoyar ambos brazos en la mesa, así como también apoyar su barbilla en las manos.
Por su parte Shiva no estaba para nada contento; de hecho, desde hace largo rato su rostro estaba fruncido y molesto en silencio ante algo que no se podía sacar de la cabeza. Una conversación secreta que tuvo mientras avanzaba la quinta ronda, en medio de las antecámaras de la humanidad; una reunión que se arrepiente de haber tenido…
– ¿Entonces lo hacemos… mi señor Shiva?
La espada de Gangadevi erguida apuntaba su filo a la barbilla de Shiva; lo más sorprendente fue la rapidez con que había hecho ese movimiento, puesto que era una espada muy grande para ser manejada con una sola mano a tal velocidad.
« ¿Cómo hizo eso…? No importa--! »
Con un golpe el dios hindú apartó la espada de su rostro, llamando la atención de la humana.
– ¿Un ataque sorpresa? ¿Eso es todo lo que tienes?
– … De hecho, si… – Gangadevi parpadeó un par de veces – Normalmente la gente se asusta cuando una espada aparece frente a sus rostros de repente. Pero.. usted es diferente…
La mujer cambió su sorpresa repentina por una sonrisa pícara.
– Por eso me gusta, señor Shiva. Usted no es débil, sino… muy fuerte~♡
– ¡Ya te dije que--!
Cuando Shiva estuvo a punto de golpear a la humana, se dio cuenta que su brazo estaba siendo impedido por una fuerza externa… y un repentino dolor se hizo presente. Volteó para ver de lo que se trataba, que le dio una gran sorpresa:
La hoja de la espada de Gangadevi se había convertido en un látigo que envolvió el brazo del dios hindú para impedir que lo usara. Aunque no era su única extremidad disponible, aquello era una enorme sorpresa; más porque el filo del arma que apretaba generó un corte poco profundo del cual comenzó a salir la sangre del dios.
« ¿Qué…? ¿¡Cómo es posible que esa espada se haya vuelto un látigo!? »
– Ya que usted es tan fuerte… Tal vez deba avanzar de manera "diferente", ¿No?
Gangadevi movió su cuerpo completo, incluyendo el brazo con el que sostenía el arma divina; terminó por provocar una sacudida que, con el mínimo esfuerzo, fue capaz de mover a Shiva y elevarlo por los aires. El dios fue removido y cayó de espaldas sobre el sofá donde antes había estado sentado; en ese momento su mano se vio liberada de la espada de Gangadevi y volvió a tomar su forma rígida.
Fue entonces que Gangadevi soltó su arma divina y se arrojó sobre los brazos de Shiva para intentar un cortejo más directo, cosa que enfadó y asustó al dios de la destrucción.
– No se resista, señor Shiva.
– ¿¡Qué…!? ¡Estás loca! – Shiva usó todos sus brazos para intentar quitársela de encima.
Su fuerza era mayor que una mujer promedio; nada que Shiva no pudiera manejar, aunque si era una sorpresa que detrás de ese cuerpo voluptuoso y con detalles tan femeninos hubiera tanta fuerza física. Aunque Shiva ya había enfrentado humanos con fuerza física superior al de los dioses… No sería un problema.
El teatro entre Gangadevi y Shiva continuó unos segundos hasta que una tercera voz se coló en la reunión.
– Joder, tía, ya déjalo.
Tal voz masculina asustó a Shiva, lo suficiente para sacarse de encima a Gangadevi de un movimiento lanzándola al suelo, para después ponerse de pie y tomar otra postura defensiva ante el hombre que había aparecido:
Vistiendo una clara camisa abierta en el pecho, una pequeña boina decorando sobre su cabello oscuro y medianamente largo, un bigote decorativo sobre los labios junto una barba de candado, y una mirada profunda y sería tras un par de ojos naranjas con púrpura… Una combinación un poco espeluznante. Ajustó uno de los guantes de cuero que usaba, como si estuviera acomodando los dedos para que no salieran; su mera presencia daba indicios de muerte que llamó la atención de Shiva, como si fuera… Un asesino en serie.
El maldito conquistador, Hernán Cortés.
El hombre se llevó una mano a sus caderas para tomar un cigarro, que encendió con un palillo al que prendió fuego con un giro de muñeca en la pared.
– Lamento mucho la actitud de esa gilipollas. No sabe controlarse.
– ¡Hey! ¡No hables así de mi!
Shiva se sorprendió de la presencia de aquel hombre en el lugar; sin embargo, su reciente conversación con Gangadevi le dejó en claro cierta información para deducir su presentación repentina.
– Así que… Tú también eres… ¿De estos traidores?
– ¿Traidor? Qué pesado sos… – sonrió de lado Hernán dejando escapar humo de su cigarro – Se le llama negocio a futuro.
– ¡Ustedes…! – Shiva estaba por encenderse del enojo que estaba sintiendo – ¡No puedo creerlo! ¡Ustedes deberían estar aquí para pelear por su raza, no para cumplir sus ambiciones--!
– Todos estamos aquí por todo menos por la humanidad y por los dioses… señor Shiva… – Gangadevi se levantó para sentarse en el sofá pequeño – Ustedes quieren revancha por la derrota de hace 1000 años. Nosotros queremos volver a patear sus traseros y sentir la gloria de ser asesinos de dioses…
– En efecto… Vosotros los dioses están como cabras por sus idioteces… ¡Nos están jodiendo! – Hernán suspiró – Creo que debemos sacar provecho, si tenemos la oportunidad de hacer más que solo formar tremendo lío entre nosotros, ¿No?
El dios estaba en verdad enfurecido contra ambos humanos; sus puños se apretaron con toda su fuerza además que sus ojos inferiores se abrían y palpitaban como si estuvieran a punto de estallar.
¿Cómo era posible que esos humanos, además de Cleopatra quien tuvo menos discreción que ellos, pudieran tener esos pensamientos y ambiciones tan… egoístas? Comparado con aquel otro humano… aquel inigualable rikishi…
« "Di todo lo que tenía… Sin ningún remordimiento." »
– Ustedes… ustedes son tan…
– Señor Shiva… Por favor no se moleste de esa manera… – Gangadevi se llevó un dedo a los labios en señal de inocencia infantil… Obviamente fingida – Solo somos servidores humanos que no están dispuestos a seguir en estas condiciones… Tenemos visión para avanzar.
– Joder que sí. – concordó Hernán de inmediato.
El dios de la destrucción decidió suspirar con el rostro fruncido, para mover sus pies a la salida.
– Los mataría a ambos, ahora mismo, con mucha facilidad… Pero no haré algo tan cobarde como eso. Mejor me largo de aquí.
– ¡Señor Shiva! – Gangadevi se levantó de su asiento y extendió las manos hacia el dios hindú – ¡Por favor no se vaya! Me sentiré muy sola--
– ¡No me toques! – Shiva le dio un manotazo a Gangadevi; no muy fuerte, pero suficiente para provocar eco en el lugar y dejar la marca roja sobre la piel de la humana la cual ella acarició repetidas veces.
En cuanto el dios llegó a la salida, abrió el portón y se quedó en el marco para dirigirse a ambos humanos una última vez.
– Ya lo dije: Si de verdad son lo suficientemente orgullosos para tener esas bocas… Demuéstrenlo dónde debe ser: en la arena de combate. Allí veremos si es verdad o estúpidas mentiras… Yo me encargaré de averiguarlo.
– … ¿Y bien, querido Shiva? ¿A qué cambios te refieres?
Atenea movió sus piernas de lado a lado con genuina curiosidad; de hecho todos los dioses presentes habían despertado interés en Shiva con aquellas palabras, puesto que no había hablado hasta ese momento.
El dios de la destrucción respiró hondo y se atrevió a dar su propuesta:
– Puesto que el anciano de tu padre lo hizo, me pregunto si yo también podría…
– ¿Huh? – los ojos de Atenea se abrieron – Mi papi ha hecho muchas cosas… ¿De cuál de todas ellas te refieres? ¿Acaso alguna travesura?
– Me gustaría pensar que no lo hizo de esa manera, pero si…
Los ojos de Shiva irradiaron fuego, como si se tratase de su Tandava Karma, y su boca se torció en molestia.
– Quiero tomar lugar en este segundo Ragnarok como sexto representante de los dioses… ¿Qué te parece eso, niña?
Fecha de publicación: 20/07/23
ASFD
Nota de autor: Una vez que terminaron las lágrimas de depresión, debemos avanzar hacia el futuro UwU
¿Qué creen que sucederá de ahora en adelante? ¿Shiva será el siguiente de los dioses? De ser ese el caso, ¿Quién podría ser el Einherjer que tomará revancha contra la cima del Svarga? ¿Dónde rayos están Líf y Buda, que ya tienen a la mitad de los Campos Elíseos detrás de ellos? Si Huitzi ya despertó ¿Cuando despertarán Jingū y Nut? ¿Cuándo será la siguiente ilustración de antojo para este verano caluroso, ardiente y al mismo tiempo tan lluvioso?
Pronto tendremos el siguiente capítulo para esta publicación, y conforme sigamos avanzando habrán más sorpresitas…
Sin nada más que decir, ¡Los leo en el siguiente capítulo!
***
Nuevos términos
* Geta: zapato estilo sandalia con altos tacones; suele ser usado por las mujeres de Japón cuando portan kimonos.
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