Capítulo 48: Despedidas y misterios
– ¡Geir! ¡Geir! ¿¡Dónde estás…!?
El espartano recorrió los largos pasillos de los Campos Elíseos con desesperación, hasta por fin encontrar a aquella persona:
La valkiria de cabello morado; estando sentada en la esquina final de un pasillo que daba vuelta, la valkiria tenía las rodillas flexionadas a la cara y el rostro agachado, dando a entender que estaba llorando. Siempre que no quería ser vista, hacia eso.
Leónidas sabía muy bien eso; pero estaba más molesto por lo que había pasado.
– Geir… – se acercó rápidamente a ella – ¿Qué te pasa? ¿Por qué dijiste esas cosas? No debiste--
– ¡Déjame en paz… idiota…!
La valkiria le gritó entre sollozos y lágrimas, sin ser consciente que Leónidas había llegado hasta ella y flexionado las rodillas para estar a su altura.
– Lo que dijiste e hiciste no estuvo nada bien.
– ¿Crees que no lo sé…? ¿Me lo dices porque sigues pensando que soy una niña?
– ¡Claro que no! Yo sé muy bien que no es cierto; ya no eres esa pequeña y temblorosa niña detrás de la falda de su hermana mayor.
– … ¿¡Entonces qué quieres!?
– ¡Quiero que te disculpes con los chicos y con tus hermanas! ¡No estuvo correcto lo que hiciste!
La valkiria hundió la cara más en sus rodillas para dar un grito desconsolador.
– ¡No puedo hacerlo, no puedo hacerlo…!
– Claro que puedes, Geir. Te he visto hacerlo muchas--
– No hablo de la disculpa. Hablo de este Ragnarok… ¡No puedo hacerlo! ¡No puedo seguir con esto!
Ella levantó la mirada para mirar al espartano, su caballero favorito y en ese momento la mejor opción para hacerla recapacitar…
– Lo sé. Ven aquí.
… y consolarla.
La semidiosa bajó las piernas y se le acercó para abrazarlo, a lo que correspondió de inmediato el humano extendiendo los brazos y tomándola de la espalda; la bata de enfermera que usaba tocó la ropa del espartano que le produjo una curiosa sensación que decidió omitir.
Geir aprovechó el momento para desahogar más de sus sentimientos tan variados y fuertes, mientras que el humano solo la sujetaba sin mostrar sus emociones de esa manera.
– Esto es mucho para ti.
– Lo sé… ¿Por qué… no me sale bien? ¿Por qué no puedo hacerlo como Brunhilde onee-sama?
– Porque no eres ella.
El espartano separó delicadamente el rostro de su valkiria para mirarla directamente, además de limpiar con sus manos las lágrimas que manchaban sus mejillas.
– Sé cuánto la quieres. Tanto que quieres ser como una copia suya. Pero… no puedes, y no porque no te esfuerces lo suficiente. No puedes por el simple hecho que eres Geir: la décimo tercera hermana valkiria y la más pequeña. Bueno… hace unos siglos dejaste de ser la menor.
Geir rió un poco por ello; pero aun tenía muchas dudas e inquietudes.
– P-Pero… ¿Entonces… cómo puedo hacerlo…?
– … Para ser honestos, no lo sé. No tengo una fórmula para eso. Pero… Puedes empezar por algo, ¿No crees? Por ejemplo… Confiando en tus hermanas y en nosotros los Einherjer…
» Te recuerdo que no hace mucho prometiste que te apoyarías más en tus hermanas mayores para las decisiones futuras, ¿No es así?
– Si, lo sé, pero… Pero eso fue antes de--
– Antes de esto, lo sé.
Tan solo recordar esa noticia le provocó más llanto a la valkiria; agachó la cabeza y dejó que el espartano acariciara su cabellera a modo de consuelo.
– Debo pedirte una disculpa por lo que pasó, pero… Nada fue obligatorio. Mist estuvo de acuerdo a su modo.
– ¿Por qué…? ¿Por qué…? – otra pregunta que Geir quería una respuesta – ¿Por qué lo… lo permitieron…?
– El lo pidió, y aunque muchos estuvieron en desacuerdo, Mist accedió. Ojalá pudiera pintarte un escenario más desesperado; una cuestión de vida o muerte, exigencia de los Dioses, o algo para que lo vieras como una decisión aceptable…
» Pero… Solo fue un capricho que se cumplió y salió mal.
Pensar eso hizo rabiar un poco a la pequeña valkiria de nuevo, pero…
Estando en los brazos de aquel hombre; de aquel espartano que hace mil años derrotó casi por su cuenta a Odín, el padre de Asgard, le hacía sentirse en el lugar más seguro y cómodo de todo el universo.
No había otro lugar dónde pudiera… o quisiera estar.
– D-De acuerdo… si tú lo dices, está bien.
– No digas eso – Leonidas negó con la cabeza – Puede que un día te decepcione y no dirás eso.
– Lo dudo mucho… mi espartano~♡
La pelimorada recargó la cabeza en el pecho del hombre, sintiendo su latir tan tranquilo y al mismo tiempo emocionado. Estando en esa posición y en ese lugar, era el mejor sitio para ella…
Pero no.
Había cosas que hacer antes.
– Ven conmigo.
La valkiria se puso de pie como pudo aunque con ayuda del griego por su condición física precaria; procedió a tomar la mano de Leónidas, entrelazando sus dedos, y caminar por los pasillos para guiarle.
Al final del recorrido ambos llegaron al sitio que Leónidas con sorpresa descubrió: la sala de ofrendas para los caídos del segundo Ragnarok.
Ingresó la contraseña, espero a que abrieran los portones de modo automático, y entró a la habitación junto al rey; una vez allí, Geir se separó para ir más adentro de la sala, a la mesa de las ofrendas.
– Es… es momento de darle las gracias a Zapata.
Caminó lentamente hasta la mesa; en el dispositivo holografico solo tenía fotos de Emiliano borracho u otras dónde ella salía borracha. Se sintió bastante avergonzada por esas fotos, y terminó por escoger una de las últimas dónde salían mejor ambos.
Tomó una copa de cristal y derramó de la jarra de vidrio hasta hasta llenarla; dejó el recipiente menor frente a su foto, y luego acudió a su costado donde tenía flores de todo tipo para los peleadores. De entre las sobresaliente, tomó una color naranja que Zapata mismo había puesto la noche anterior.
– Un… Creo que le llamó "cempasúchil*"…
Depositó la flor con cautela, habiendo terminado… con la ofrenda de Zapata.
Todavía faltaba una; preparó el holograma y tomó una jarra de vidrio para llenar otra copa, pero…
Al momento de servir el recipiente, sus manos temblaron a manera de impedirle hacerlo, y sus labios confirmaron lo que sus manos negaron.
– N-No… No quiero hacerlo…
– Yo lo haré.
Leónidas tomó las manos de la valkiria para detener su temblor como un cálido gesto de su parte; le quitó la jarra y la copa, siendo él el encargado de preparar la segunda ofrenda:
Supo cómo hacerlo habiendo visto a su valkiria y el dedicatoria de Brunhilde 1000 años atrás: llenó la copa, dejó el vaso en la mesa, y puso en el holograma una foto ideal para la persona asignada:
La sexta hermana valkiria Mist.
Una foto en solitario de la valkiria, que por el estilo indicaba que había sido tomada hace un milenio.
Una vez concluido dejó la jarra en la mesa y agachó la cabeza en respeto para Zapata y Mist; dio la vuelta y vio a su valkiria de pie con la cara roja y empapada por las lágrimas, negando con la cabeza en su siguiente fase.
NEGOCIACIÓN.
– Si tan solo… yo hubiera estado bien… Si tan solo no hubiera estado ebria… Lo hubiera evitado… y ella estaría con todas nosotras… Esto es mi--
– No lo digas. No lo es.
– Pero… ¿Cómo voy a vivir… con esto…?
– Ven aquí.
El espartano de nuevo envolvió así y la valkiria en sus brazos, apretando un poco para formar un abrazo protector; esta vez Geir no se contuvo, aunque no lo había estado haciendo, y derramó todos sus sentimientos con la cara golpeada en los abdominales del espartano. Sus manos apretaron y tomaron un poco del manto de Leónidas para, de forma inconsciente, asegurarse que no se fuera a ningún lado.
Asegurarse que podría sacar todo como ella quería.
– Estoy aquí contigo.
– Pero… pero…
Antes que terminará de hablar, Leónidas puso una mano en su cabeza.
– No digas nada; solo sácalo. Que nadie más te vea llorar.
Ella tenía bastantes ganas de hablar, pero solo fue capaz de seguir el consejo del espartano; se aferró todavía más al hombre para llorar con más intensidad.
– ¡Mi querida Mist…! ¡No tenía por qué ser así!
– Sácalo todo. Sácalo…
Leónidas siguió acariciando a la valkiria para permitirle sacar todo y seguir sacando todas sus emociones; a pesar de las lágrimas no fue impedimento para que el griego acariciara su suave y delicada piel.
El silencio reinó entre ambos, siendo únicamente ocupado por los cuantos sollozos en voz alta que expulsaba la valkiria; aquello durante unos pocos minutos en los cuales Leónidas tuvo suficiente tiempo para pensar.
« No teníamos qué pasar por esto. En especial tu Geir… No voy a dejar que nadie te haga daño… »
Una ligera rabia entró por su cuerpo, que se notó en las venas marcadas en brazos y cara que, por la postura que la tenía entre sus extremidades, la valkiria no fue capaz de visualizar.
El orgulloso rey de Esparta se sintió colérico ante el pensamiento en su mente:
« No dejaré que ese informante cause dolor a mi valkiria… »
– ¡La pelea fue muy emocionante! ¡Más que las anteriores!
Los 3 Dioses nórdicos líderes del panteón, Thor liderando a Syf y Forseti, caminaban por los pasillos del coliseo para dirigirse a su palco personal. En el camino Forseti decidió hablar de la pelea, a lo cual estaban respondiendo los otros 2.
– Tuvo un comienzo aburrido a decir verdad, por la actitud tan pacifista de Cernnunos de cuidar plantas y no provocar violencia innecesaria. Pero, desde que dio el primer golpe contra el humano, su ritmo de combate fue bastante bueno.
Las palabras de Syf cambiaron por completo, incluso asustando un poco a Forseti; Thor se mostró sorprendido de manera grata.
– Estás disfrutando de este Ragnarok, ¿No es así?
La Diosa salió de sus pensamientos al escuchar a Thor hablarle; hasta ese momento, durante ese Ragnarok, era la primera vez que entablaban una conversación de ese tono.
La mujer no evitó sonrojarse, aunque trato de mantener su actitud tan seria como la de Thor.
– S-Si.
– Pensar que en esta ocasión ese humano contó con la ayuda de una valkiria, así como en la segunda ronda de Sobek. – tales palabras molestaron al pequeño dios Forseti – ¡Qué descaro lo que tienen ellas por seguir brindando su ayuda a los humanos, incluso en este Ragnarok!
– Me parece natural. Después de todo aceptaron este torneo por la humanidad. Así como Brunhilde.
– Pero… ¡Lo único bueno es que la jugada les está saliendo mal! – exclamó Forseti sintiéndose un poco emocionado – A fin de cuentas, ya perdieron a una de ellas… ¡A este ritmo, perderán a todas las hermanas si quieren seguir con su--!
La mirada fulminante de Thor hizo callar a Forseti de inmediato, quien también se dio cuenta de la razón:
Syf estaba escuchando y poniendo atención, bajando su semblante al recordar lo que le había pasado a su primogénita mil años atrás a manos de Shiva. Aunque ya debería haberlo superado… seguía siendo una molestia triste.
– P-Pero… ¡No creo que siempre les ayuden! – se corrigió de inmediato Forseti, hablando de más para sacar lo que debería decir – ¡Digo… ahora que los enanos Brökk y Eitri están ayudando a la semidiosa Geir, fabricando armas divinas que logren combatir a nuestros peleadores, el torneo debería estar parejo en ambos lados--!
– ¿Eh?
Unos pasos en seco detuvieron a los 2 hombres, dándose cuenta del repentino silencio de Syf; ella movió los labios con cierta torcedura para dar a conocer su pregunta. Desconcertante…
« Creo que… ya había escuchado esa historia, pero… ¿Me están diciendo que es verdad? »
Y muy molesta.
– ¿Los enanos… Brökk y Eitri… están ayudando… a las valkirias?
Forseti se dio cuenta de lo que hizo.
– ¡N-No es lo que cree…! ¿Dije "enanos"? ¡¿No dije más bien "heno" que es lo que huele al terminar las peleas!? ¡Yo con mi lengua tan torpe! ¡Pero qué tonto soy--!
Thor dio un paso al frente para encarar a Syf…
Con únicamente la verdad.
– Es cierto. Los enanos están ayudando a las valkirias.
Syf y Forseti le miraron sorprendidos.
– ¡Pero Thor-sama…! ¡Usted no debe de decir eso!
– ¿Cómo? ¿Por qué pasó eso--?
– Fue una petición de Geir – antes que comenzase el interrogatorio de los labios de Syf, Thor comenzó a explicar la situación – Ella pidió permiso para que trabajasen juntos en este Ragnarok, y decidí acceder. Hasta el momento, las primera y tercera peleas fueron obras de Brökk y Eitri.
La Diosa solo pudo quedar demasiado confundida por ello.
– ¿"Decidí acceder"? ¿¡Le diste permiso a esa valkiria para usar a los enanos como fabricantes de sus armas divinas!?
– En vistas que tenemos un Ragnarok de nuevo, lo considere como una buena opción para asegurar un resultado objetivo entre ambos bandos y que sea una ayuda apropiada para la humanidad.
– Pero…
En ese momento Syf recordó lo que le había comentado Forseti momentos atrás.
– ¿Entonces… los enanos están trabajando… por petición de Geir y no… no porque de verdad quieras proteger a las valkirias?
El Berserker no respondió la pregunta, que fue suficiente respuesta para que la mente de Syf creara una solución propia; una propia mentira que se acababa de creer.
– Así que… Forseti me engañó cuando me dijo eso.
– ¡Señora Syf…! – Forseti sintió de repente terror sobre él por lo que entró en pánico – ¡No… No es lo que cree!
– Sabía que era demasiado bueno para ser cierto… ¡Había preferido ignorar esa verdad solo para quedar bien contigo! ¡Pero nunca cambias, Thor hijo de Odín: la única tontería que tienes en tu tonta y roja cabeza son las peleas! ¡Incluso podría apostar que, si pudieras conseguir la manera de entrar a este tonto torneo para pelear una vez más, la tomarías sin lugar a dudas…!
Ante sus palabras Thor no respondió y mostró una expresión seria, pero…
Pero Syf, interrumpiendo sus quejas, lo percibió.
Desde hace mucho tiempo, mucho antes de comenzar una relación formal con él, la Diosa ya había investigado a su amado lo suficiente para percibir sus emociones y pensamientos ante el más mínimo cambio en su rostro.
Esta ocasión no fue distinta.
Pudo leer entre el rostro serio de Thor, su silencio repentino y la respiración lenta con cierto toque de inseguridad; Syf se dio cuenta que había dado en el punto exacto.
– … ¿Qué…? N-No me digas… que… De verdad lo hiciste…
El nórdico no respondió, sino que se dio media vuelta siguiendo con su camino; ese otro gesto fue suficiente para que Syf supiera la respuesta a su pregunta.
– ¡No lo puedo creer! ¡Maldito pelirrojo depresivo!
– ¡Señora Syf…!
– ¡No puedo creer que de verdad entraras a pelear en el segundo Ragnarok!
El dios pequeño se sorprendió en gran manera, a punto de ver sus ojos explotar de la impresión.
– ¿¡Thor-sama!? ¿¡E-Eso es verdad…!?
Ambos siguieron al nórdico rápidamente por sus enormes pasos, hasta que todos entraron a la habitación que abrió sus portones de inmediato para revelar la ubicación: el trono asgardiano de Thor. Allí él les explicó más del asunto, mientras se encaminaba a tomar asiento.
– No exactamente. Voy a luchar contra un Einherjer, pero no en un combate del Ragnarok.
– ¿¡En serio…!? – Syf estaba hecha furia – ¿¡Por qué rayos quieres hacer eso, maldito idiota…!?
– … Solo para tener otra pelea como la de--
– ¡Ni se te ocurra mencionar ese estúpido nombre! ¡Ya estoy harta de él!
– Pero… ¡No podrá conseguirlo! – Forseti, a pesar de la situación, no dudó en halagar a Thor – ¡Usted es demasiado poderoso! ¡Ni siquiera ese humano fue capaz de hacerle más que un rasguño en su pecho! ¡Nadie podría ser capaz de enfrentarlo a usted y vivir para contarlo!
– … Eso también ya está arreglado. Hablé con Brökk y Eitri para que me ayudasen con ese tema, pidiéndoles que fabriquen una armadura que sea capaz de enfrentar mi poder. Así tendré un combate igualado.
– … ¿Pero qué…?
– ¡Thor-sama…! – con cada nueva palabra que salía de la boca del pelirrojo, Forseti se asustaba con mayor intensidad – ¿¡Eso no es… muy raro de pedir!? ¡Qué fabriquen un arma que sea capaz de matarlo es… loco y raro!
– No quiero eso. Quiero una pelea digna de ser peleada.
– Pero… ¡No te entiendo! ¿¡Quieres entrar al segundo Ragnarok solo para sentir diversión por una pelea, maldito psicópata!?
Con la repetida declaración de su esposa, Thor lo pensó un poco más.
– Entrar al segundo Ragnarok… No lo había pensado de esa forma. Puede que sea una buena idea.
Aunque seguía tan confundido y asustado por su actitud, la razón Forseti fue mucho más fácil seguir sus pensamientos y darle la razón.
– ¡E-Es muy cierto lo que dice! ¡Con su gran poder, Thor-sama, estoy seguro que saldrá victorioso de nuevo!
– Aunque tal vez Atenea no lo acepte. Tendré que considerar lo que ella diga.
– ¡Además de fuerte, inteligente para pensar en una estrategia con esa niña! ¡Brillante, como lo esperaba de usted--!
– ¡Ya cállense!
Syf respiró muy hondo varias veces para tratar de calmarse, cosa que no consiguió, mientras el par de nórdicos le observaban por primera vez mostrando tales emociones.
– ¿No vas a acordarte de mi, idiota…? ¿¡Tonto pelirrojo, cuándo sabrás que ya estás casado!? ¿¡Cuándo vas a darte cuenta que tienes una mujer a quien también le interesan tus malditos problemas!?
Ella apretó ambos puños con la mirada fulminante al suelo.
– Es todo lo que tienes en tu cabeza por mil años… ¡Solo ese estúpido chino que pudo resistir tu maldito martillo gigante! En cambio… Yo te he estado admirando desde mucho antes… Hasta logré casarme contigo, el nórdico de mis sueños… ¿¡Solo para pasar por esta vida solitaria y aburrida contigo!?
» Ya es tiempo que también consideres mis pensamientos y decisiones… Para eso estoy aquí desde que nos casamos, ¿No es así? Para ser tu compañera y tu consejera… Pero estoy harta que sólo me veas como un accesorio más… si es que tienes algún punto de vista de mi…
» Esta es mi palabra final, Thor hijo de Odín… ¡No quiero y no permito que tengas ese combate, sea dentro del Ragnarok o en cualquier lugar de los Campos Elíseos! ¡Lo prohibo! Y… si no me haces caso… yo…
La Diosa levantó una mirada desafiante a Thor.
– Iré con Zeus-sama a contarle de tu secreto con los enanos. Te acusaré como traidor del Consejo del Valhalla.
Forseti estaba a punto de estallar, en especial por el desafío de Syf. Se sintió a punto de explotar por la tensión tan horrible en el lugar; volteó con lentitud a Thor, esperando encontrar una expresión de similar sorpresa.
Pero no fue así.
El rostro de Thor mantenía su expresión fría y seria.
El Berserker solo se acomodó en su trono, puso las manos sobre el Mjölnir que se encontraba allí mismo, y mantuvo su mirada en la Diosa Syf…
– ¡Eso fue mejor de lo que esperaba!
Las esposas de Shiva corrían de arriba a abajo con frenesí y emoción por su habitación, sintiéndose victoriosas por lo ocurrido en la arena de combate.
– ¡Cernnunos salió ganador! – sonrió Durga con los los cerrados.
– ¡Era lo que queríamos, y todo salió bien! – respondió Parvati con gran sonrisa – Aunque, fue muy lento al comienzo… ¡Si tan solo Cernnunos hubiera atacado desde el primer momento, la pelea habría terminado sin que sufriera la pérdida de su cuerno!
– Es cierto… – le respondió Kali con su actitud tan serena – Ganamos pero Cernnunos la tuvo muy difícil.
– Tal como lo pensé en un comienzo… – Parvati se acercó a su hijo elefante que estaba presente – ¡Mi niño era mejor candidato para la cuarta pelea! ¡Él hubiera terminado con ese humano desde mucho antes!
Ganeesha allí junto a su madre atinó a soltar unos barridos felices con su trompa, a manera de festejar aunque él no hizo nada.
– Tienes razón mamá… ¡Ojalá pudiera entrar a pelear!
– No. No puedes.
El único en desacuerdo además de estar no un pésimo humor era Shiva, líder del Svarga y quinto ganador en el primer Ragnarok. Acostado en su cama con los brazos estirados a los lados parecía reposar muy cómodo; de todas formas, su rostro mantenía una expresión de molestia que intimidó al mismo Ganeesha.
– Padre…
– ¿No recuerdas lo que te dije ayer? – respondió Shiva sin contener su malestar – Te dije que no ibas a pelear porque no quiero verte con el rostro lleno de golpes, y mucho menos muerto.
– ¡Cariño…! – Parvati tapó los oídos de Ganeesha y volteó su cabeza – ¡No digas eso enfrente de él!
– Es la verdad. Yo mismo lo sé… – levantó el brazo cortado como demostración – ¡Yo lo sé demasiado bien!
– ¡Relájate amigo! ¡Solo te falta comer!
De repente aparecieron Rudra y Lakshmí por la puerta principal, ambos cargando en equilibrio como podían charolas repletas de bocadillos.
– Van a tardar un poco en continuar el torneo porque deben quitar la enorme cuidado que pusieron en la arena, más por la lluvia de ofrenda que no va a parar hasta en unas horas. Por lo mientras… ¡Tendremos comida gratis todo lo que queramos!
– ¡Siiii! – Ganeesha fue el primero en acudir con el dios de las tempestades – ¡Gracias tío Rudra… y tía Lakshmí!
La Diosa de la fortuna se ruborizó de inmediato y subió la charola presente en sus manos para cubrir su rostro; Rudra atinó a reír por lo bajo. Parvati, Durga y Kali tomaron unos bocadillos para después acostarse junto a Shiva y ofrecérselos de manera cariñosa.
– Di "Ahhh" cariño…
– Tome un poco señor Shiva…
– ¡Le va a encantar!
Aunque el rostro de Shiva expresaba gran molestia terminó por acceder a comer un poco, que le fue calmando la actitud; de hecho, Lakshmí estaba sorprendida por el mal genio que tenía desde el final de la pelea, por lo que se acercó a Rudra para preguntarle por ello.
– ¿Por… por qué… el señor Shiva… está… enojado…
– Solo porque la humanidad perdió esta pelea. Aunque haya ganado hace mil años contra el rikishi sin igual, desde entonces le tiene mucho respeto y aprecio a los humanos.
– S-Si… – Lakshmí se mostró interesada en intrigada – Lo vi… en la reunión del… del Consejo…
– Aunque me sorprende que actúe como un líder tan benevolente con los humanos. Después de todo, siempre ha sido un vago irresponsable.
– ¡Oye! – Shiva escuchó lo que Rudra dijo de él – ¡Te estoy oyendo!
– ¡No quiero ser discreto!
La Diosa Lakshmí pensó en ello y se consternó un tanto, lo suficiente para hacerle una siguiente pregunta a Rudra al tiempo que bajaba la mirada.
– ¿Yo… también podría… sentir eso…?
– ¿Eh? ¿Qué cosa?
– Aprecio a… Los humanos… por una pelea… ¿Yo podría?
La deidad usó una de sus manos libres para acariciar su barbilla y pensar, aunque al final solo dio una respuesta dudosa con un movimiento afirmativo de su cabeza.
– ¡No sé!
– … ¿Qué?
– Depende quien sea tu oponente, suponiendo que te toque luchar antes que termine esto. Pero… tal como lo dije a Shiva una vez…
» En una pelea a muerte, permitir que el oponente sienta compasión de ti es un destino peor que la misma muerte. Si tu rival está dando todo de sí para ganar, debes hacer lo mismo en señal de respeto…
» Así lo hizo ese cabeza hueca y no sólo ganó, sino que también comenzó a respetar a la humanidad. Puede que tu también logres lo mismo, si das todo de ti u permites que tu rival haga lo mismo.
La Diosa le miró sorprendida; asintió con la cabeza y soltó un suspiro de satisfacción.
– ¡Si! ¡Lo… lo haré… señor Rudra!
– Ya te dije que solo "Rudra".
– ¡E-Eso no puedo… señor Rudra!
Rudra rió y Lakshmí se sonrojó; un clásico.
Por su parte, Shiva comenzaba a aceptar de buena gana los bocadillos que le estaban dando sus esposas cuando de repente sonó un teléfono, el cual parecía ser suyo por la expresión facial que tuvo en cuanto lo escuchó.
– ¡Es mío…! – estiró rápidamente su brazo a la mesa de noche junto a su cama y tomó el dispositivo.
Revisó la notificación, siendo esta un mensaje de texto; al principio dibujó una expresión de confusión que llamó un poco la atención de sus esposas para al final ser una suspiro aburrido.
– ¿Cariño…? – Parvati fue la primera en notarlo, y la primera en asomarse para leer lo que había recibido – ¿Qué es eso--?
– ¡Nada, no es nada! ¡De hecho me tengo que ir!
De inmediato el hindú se puso de pie y se dirigió a la salida de su habitación; tanto sus esposas e hijo como Rudra y Lakshmí le miraron bastante sorprendidos.
– ¿Señor Shiva? ¿Qué hace?
– Si, ¿Qué estás haciendo, cabeza dura?
– Al parecer otra reunión con el anciano de Zeus… ¡Debe estar muy furioso por la pelea pasada!
– Pero a estar alturas ya saber que Cernnunos limpió el marcador para tener el segundo empate, ¿No debería ser suficiente para calmar su ira?
– ¡No se puede aplacar a ese anciano de ninguna manera! Supongo que tendré que ir.
– Si es tan importante… – Rudra dejó las charolas en la cama de Shiva – Parece que tendré que ir--
La respuesta de Shiva fue la siguiente incógnita alarmante.
– ¡Malas noticias, mi amigo! Solo es para los líderes de panteón; tendré que ir solo yo en esta ocasión.
Eso confundió bastante a Rudra, pero fueron sus esposas quienes hablaron primero antes que pudiera decir algo.
– ¡Qué le vaya bien señor Shiva ♡!
– ¡Volveré cuanto antes!
Shiva cruzó la puerta de salida, y estando ellos solos sus esposas comenzaron a murmurar para halagar a su esposo sin que le escucharan; una práctica demasiado común en ellas, mientras Ganeesha solo escucha o a veces intervenía. Por otra parte, Lakshmí se acercó un poco a Rudra como si estuviera esperando que pasara algo…
Pero lo siguiente no era lo que esperaba.
– Algo anda mal con él.
– ¿¡Eh!? ¿¡Qué dice!?
– Shiva está actuando raro. Debo saber que está haciendo ese cabeza dura.
– ¿Eh? Pero… Solo irá a… hablar con Zeus-sama… ¿Qué tiene de… raro?
Rudra negó con la cabeza dando su explicación.
– No importa si Zeus-sama solo le pide que vaya él; por 1000 años ese tonto me ha involucrado en todas las reuniones con el Consejo del Valhalla. Es la primera vez que rechaza que esté con él.
Lakshmí se quedó en silencio por un momento, llegando a una extraña conclusión que le hizo ruborizarse de sorpresa y que terminó por negar.
– ¿Q-Qué vamos… a hacer…?
– Debemos seguirlo, ahora. Y averiguar que está haciendo…
Habiéndose ya aburrido de estar solo en el palco frente al estadio en remodelación, Ares entró al coliseo caminando por los pasillos para dirigirse a su propia habitación. Aunque nos Campos Elíseos eran su hogar, debía recordar dónde estaba.
– Con estas remodelaciones ya no recuerdo dónde era… – comentó para si mismo al llegar a una encrucijada – Debe ser por aquí.
Entró en ese pasillo y caminó un poco, hasta percibir al final del túnel una luz que le indicaba que iba a las gradas. Por ello se dio la vuelta y volvió a la encrucijada para tomar el otro camino.
– No. Es este otro.
Mientras seguía avanzando, se puso a pensar mucho en lo que había ocurrido; en especial en el segundo Ragnarok al compararlo con el primero. Ambas guerras tan terribles y violentas que había vivido y experimentado.
– No sé qué concluir de todo esto… – comentó para si mismo – ¿Todo está mejor ahora… o solo ha empeorado?
» Estas peleas… En definitiva han sido demostraciones de un potencial que no habíamos visto en los humanos hace mil años. 2 semidioses, Aquiles y esa mujer Jingū con sus "bendiciones" creo que han sido de los humanos más fuertes hasta el momento…
» Con respecto a ella, quien fue capaz de derrotar al segundo Poseidón… ¿Fue cuestión de suerte o de verdad ella tenía una bendición divina? Atenea dijo que su poder venía del panteón sintoísta, así que… ¿Podría ser que ellos…?
» Luego aquella mujer egipcia contra Nut-sama… – Ares tembló de pensar en aquel combate – ¡Nunca pensé que 2 mujeres podría generar tal baño de sangre! Ya había visto algunas peleas agresivas, como cuando mi hermana Atenea enfrentó a Afrodita en la guerra de Troya… ¡Pero nada parecido a esto!
» Y por último el duelo entre Cernnunos y ese humano… De habla extraña. Con esas armas de fuego de verdad o puso en aprietos… – nuevamente Ares tembló – ¡Si mi hermana me hubiera hecho caso al pedir que me enviara, no sé qué hubiera pasado!
Con esa última declaración, Ares guardó silencio por un momento.
– Antes las peleas tenían ventaja desde un comienzo hacia nosotros en la mayoría de los casos, pero… Ahora hemos empatado 2 veces en estas 4 rondas… ¿Así serán las cosas?
» Siendo ese el caso, ¿A quién podría proponer mi hermana para pelea de la quinta ronda? Por supuesto, nuestro padre podría ir y muy probablemente ganaría su combate, aunque… Después de ver cómo lo golpearon hace 1000 años no sé qué podría pasar en esta ocasión.
» ¿Algún otro Primigenio tal vez? ¡No, no; para nada! ¡No sé sabemos qué hacer con ellos! La única que ha peleado nos traicionó porque no cree que seamos suficientemente divinos según sus estándares, según lo que me contó Hermes… ¡Así como el tío Poseidón, pero más extremista!
» Entonces… ¿Quién podría pelear…?
En ese momento recordó lo que había hablado hace poco con su hermano, que le hizo darse cuenta de sus propias palabras.
– ¡Es cierto! Mi hermana no es la única que puede escoger luchadores… ¡Yo también, el Dios griego de la guerra quien peleó junto a los Olímpicos en la Titanomaquia y en la Gigantomaquia, puedo hacerlo! ¡Por mi honor como griego debo de, además…!
Una segunda cosa seguía carcomiendo en su cabeza de manera extraña.
– Así… también podré estar cerca de ella cuando vaya a escoger peleador. Veré lo que hace y podré estar seguro que es lo correcto… ¿Eh?
De repente el Dios de la guerra escuchó unas risitas en el pasillo, más adelante de dónde estaba. Por su tono pudo identificar de inmediato de quién se trataba.
– Hablando de Atenea…
Apresuró el paso para alcanzar dónde sea que estuviera su hermanita, también llegando a distinguir más sonidos que solo risas; entre ellos escuchó algunos murmullos curiosos.
– ¿Está susurrando? ¿Estando sola? – levantó los hombros sin mostrar mucha importancia – Siempre lo hace, en especial cuando se trae algo entre manos. Seguro ya tiene a un peleador en mente--
Llegó a un esquina dónde, al dar la vuelta, estaba seguro que se encontraría a su hermana menor Atenea. Pero en cuánto se asomó se encontró con otra escena que no era lo que esperaba:
Atenea de pie en el pasillo con un teléfono en su oído; por eso sus risas bajas y susurros, pero… Lo intrigante eran ciertas palabras que salían de su boca.
Palabras como "plan", "mi parte", etc…
Eso no le gustó mucho.
– … ¡Hey!
Sin pensarlo Ares soltó un grito para llamar la atención de Atenea, haciéndola a ella soltar un grito de susto y saltar ligeramente para guardar su teléfono y voltear a la dirección de donde vino la voz.
– ¿¡Qué haces, Atenea!?
El primero soltó su pregunta rápidamente, pero, para su sorpresa, en cuanto Atenea identificó al sujeto relajó su postura y procedió a soltar un suspiro de fastidio y aburrimiento.
– Solo eres tú, hermano mayor idiota, ¡No me vuelvas a asustar!
– ¡Responde mi pregunta--!
– ¡Tranquilo, grandulón! Las cosas están bajo control. Ya tengo elegido a nuestro quinto representante.
– ¡No me cambies--! ¿Eh? ¿Tan pronto?
– No fue tan difícil la verdad, solo tenía que pedir permiso y ya. Ahora que terminé de trabajar, me voy a mi cama a dormir un rato.
– … ¿Qué? ¡Pero estuviste dormida toda la mañana!
– ¡Pero ahora hace frío por la lluvia de ofrenda! – aprovechó el momento para soltar un berrinche – ¡Eres un tonto, hermano mayor!
– ¿Eh?
– ¡Un tonto desconsiderado que solo se la pasa asustando a su hermanita menor! ¡En compensación quiero un chocolate caliente! – Atenea se dio la vuelta para retirarse – ¡Lo estaré esperando en mis aposentos! ¡Ya sabes cómo me gusta: 4 cucharadas de mi cacao favorito, que la leche no hierva demasiado, y con azúcar hasta--!
– ¡Espera un momento! – Ares estiró su brazo tratando de detenerla – ¡Antes responde lo que te pregunte! ¿Con quién hablabas cuando llegué aquí?
La Diosa de la sabiduría se quedó de pie, deteniendo en seco su andar y dándole la espalda a su hermano.
– ¡Dímelo! ¡No puedo permitir que hagas algo que sea incorrecto, y lo sabes!
La Diosa muy lentamente se dio media vuelta desde la altura de la cintura para arriba, de manera que solo iba a darle la cara.
En cuanto le miró fijamente, primero lo hizo con un rostro serio y frío para después proceder a una sonrisa traviesa. Levantó una de sus mangas y extendió la punta de sus dedos para apuntar a sus labios en un gesto…
Silencioso, coqueto, y afilado.
– Eso es un secreto… Hermanito~ ♡
– ¿¡Ehhh!? ¡Oye, no puedes--!
– ¡Ya me voy! ¡Estaré esperando mi chocolate caliente, y más te vale que sea rápido!
Antes que pudiera seguir recibiendo quejas y dudas, la Diosa emprendió de manera infantil carrera en el pasillo hasta desaparecer de la vista de su hermana. El griego terminó quedando de pie confundido, pudiendo solo soltar un largo suspiro agotador.
– Mi hermana… ¿Qué rayos estarás haciendo? Espero que no sea nada malo… – suspiró con fastidio y dio la media vuelta para regresar por donde venía – No tengo nada mejor qué hacer, así que traeré su chocolate.
Después de haber andado un poco en el pasillo, recordó algo que le hizo volver a suspirar.
– Espero encontrar la cocina en este laberinto.
– … ¿Eh?
Líf no entendía lo que acababa de pasar.
Ahora mismo estaba sentada en la orilla de un jardín, uno parecido a los del Valhalla y parecido donde había tenido su conversación con Ares, aunque ahora en el jardín había un enorme árbol que se elevaba hasta el techo de cristal.
Sentado junto a ella, Buda con un canasto lleno de dulces entre los cuales tomaba de uno en uno para comerlos, con cierta calma disfrutando todos ellos.
Lo que la valkiria no entendía era de hecho muy simple…
– … ¡Este es uno de los mejores! – Buda tomó un dulce, parecido a un chocolate con envoltura especial de color dorado – Uno de mis favoritos. Pero qué alguien más lo merece.
Dejó el dulce en la fuente y ligeramente la arrastró hasta chocar con Líf, quien levantó la mirada confusa.
– Todo tuyo, niña.
– … ¿Eh?
Líf estaba de verdad confundida y con el rostro torcido en duda; Buda solo asintió con la cabeza.
– Si, es tuyo. Puedes comerlo.
– … ¿Qué hacemos aquí? – Esa era su duda.
– Comiendo dulces. Si no lo quieres, me lo comeré yo--
– ¡No! ¡No me refiero a eso! – sin dudar Líf tomó el dulce y lo guardó en su pequeña chamarra, para después quejarse ante el iluminado – ¡Me refiero a lo que acaba de pasar hace unos momentos!
– ¿Oh?
Se levantó en su sitio y comenzó a hacer gesticulaciones y maniobras en un teatro dramático para interpretar lo que ella había percibido.
– Estábamos… ¡Estaba rodeada por los Dioses de la Fortuna y ese pajarraco egipcio! ¡Ellos iban a matarme porque se enteraron que soy una valkiria, y creyeron que era una espía! ¡No muy lejos de la realidad, pero ese no es el problema!
» ¡Me iban a matar, cuando de repente apareciste tú y me quitaste: me tomaste con tu mano, hiciste una pose de superhéroe, e incluso esa frase de "¿Por qué no se meten con alguien de su tamaño?"! ¡Diablos, eso fue muy genial! Más porque recordé las historias del iluminado que enfrentó al profeta del siglo… ¡Diablos, me hubiera encantado estar en ese viaje astral entre iluminación y futuro!
» Justo cuando creí que tendría una dosis de sueños cumplidos al ver una pelea entre ganadores del primer Ragnarok pelear… ¡De repente huiste: me tomaste por completo, diste media vuelta y comenzaste a correr! ¡Ni los Dioses de la Fortuna ni ese egipcio pudieron reaccionar a tiempo!
» Y ahora… ¡Ahora estamos sentados debajo de un árbol, mientras comes dulces que huelen a mango, y yo quiero saber por qué rayos saliste corriendo de la que podría haber sido la pelea más genial que haya visto en mi vida!
Buda parpadeó un par de veces algo sorprendido, hasta que se decidió por soltar una carcajada llevándose una mano al estómago.
– ¿Q-Qué es gracioso? ¡No dije ningún chiste!
– ¡Todo, niña! – se limpió una lágrima que le salió del ojo – Eres… igual a mí. Justo como yo fui alguna vez, antes de esa pelea: arrogante, engreído, capaz de plantar cara contra el mismísimo Zeus… ¡Diablos, si él me hubiera mandado a pelear antes, juro que los hubiera traicionado en sus caras!
La valkiria parpadeó también confundida.
– Sé lo que te hace falta… ¡Aún debes superar tu pubertad!
– ¿Pubertad? – Líf se rascó la cabeza – ¡No puede ser! Mis hermanas mayores me han dicho que soy una niña, y que esas cosas ocurren hasta que sea grande.
– A ver, ¿Qué edad tienes?
– Ehh… No me acuerdo exactamente… ¡Pero son 900 y algo más!
– ¿900 qué? ¿Días, semanas, meses…?
– ¡Años!
– ¡900 años! – Buda abrió los ojos al tiempo que rió – ¡Ya debiste haber pasado por tu pubertad, niña!
No entendía del todo, pero se sintió ofendida por el comentario; de todas formas Líf no estaba queriendo descifrar aquello.
– ¡Mejor dime qué rayos pasó!
– Lo que pasó fue… superación personal. – tomando otro caramelo de su canasta comenzó a explicar – El yo de hace 1000 años les hubiera plantado pelea sin importar qué. Pero… ya no soy ese tipo de hombre. Aunque…
Buda no evitó reír un poco con una mano en su barbilla.
– No puedo negar que me quedaron ganas de pelear.
– ¡Lo hubieras hecho! ¡Hubiera sido asombroso!
– Lo sé, lo sé. Pero también hay otros motivos detrás. Por ejemplo, no creo que esté bien visto una pelea así donde tú te involucres.
– ¿Eh?
– Piénsalo,niña. Una pelea que involucra a los Dioses sintoístas, un egipcio quienes de por sí están muy enojados por los anteriores combates, y el iluminado "perdonado" por Zeus pero tachado de traidor. 3 panteones en un conflicto que gira en torno a una valkiria, quienes también provocaron el segundo Ragnarok… ¿No crees que esta combinación sería un gran problema para tus hermanas?
Eso fue más que suficiente para hacer reflexionar a Líf; con el rostro serio por haber pensado en ello, sacó el dulce que se había guardado, quitó su envoltura con movimientos suaves, y comenzó a comerlo a pequeñas mordidas.
– No lo había pensado.
– ¡La pubertad! ¡Debes crecer para aprender más!
» Mi segundo motivo es… No sé qué hubiera pasado si hubieran estado todos los Dioses de la Fortuna. Pero, a todo esto, hay una cosa que me intriga…
» Una pequeña niña como tú… ¿Qué estabas haciendo con los "Ejecutores del Cielo"?
– ¿¡Eh!? ¡Y-Yo--!
– Dijiste que te descubrieron… ¿Los estabas siguiendo?
Líf se sintió en gran manera nerviosa y asustada.
« ¡No puedo decirle la verdad: que estaba con ellos por diversión, y que en el proceso golpeamos a muchos budistas, seguidores del hombre con quien estoy sentado! ¡Me va a matar si le digo eso! »
– ¡Si, si! – asintió la valkiria con la cabeza volteada – Estaba… jugando a perseguirlos… y me atraparon…
– ¡Muy mal! – Buda le exclamó en regaño – No estamos en una sala de juegos, y mucho menos en este Ragnarok.
» Tus 2 hermanas mayores desafiaron a los Dioses a pelear contra ellos: la primera la consiguió, mientras la segunda va por buen camino. Eso ha dejado a los Cielos con tensión y estrés; todos quieren ganar este segundo torneo, incluso si deben sacrificarlo todo y usar trucos sucios.
» No es un buen momento para molestar a los Dioses; debes ser más precavida.
Con esa declaración, Líf se sintió de nuevo asustada.
– … Chi…
– Por ejemplo; los Dioses de la Fortuna… Me enteré que comenzaron a "castigar" a mis recientes seguidores de manera violenta. – Buda habló con sarcasmo mientras Líf se volteó aún más nerviosa – Una "seguidora" me informó que había encontrado amigos suyos golpeados por ellos.
– ¿En serio…? ¿Q-Quién te lo dijo?
– Una de las… "alumnas" más extrañas qué he tenido. Se llama Chang'E.
La valkiria recordó el nombre con sorpresa.
« Ella es… ¡Una representante de la lista! ¡Una budista divina que peleará por los Cielos! »
– ¡Es cierto! – entre sus pensamientos Líf se percató de algo más – ¡Tu ojo! ¿De dónde salió ese parche? Porque no recuerdo que hayas perdido un ojo contra Nostradamus.
– ¿Esto? ¡Es solo decoración! – Buda se levantó el parche, mostrando que su otro ojo estaba en perfectas condiciones – Es solo para infundir un poco de miedo y tener una imagen más genial. Le funcionaba al viejito de Odín, así que me puede funcionar a mi.
– Ya veo… – la valkiria asintió – ¡Tienes razón! ¡Se ve mejor así!
– ¡Obviamente! – Buda levantó la vista al techo de cristal – Hablando de miedo, supongo que tus hermanas no saben que estás aquí conmigo hablando… Tal vez debamos llamarles.
– … ¡Tienes razón! – Líf también cayó en la cuenta – Desde hace 2 peleas que he estado pérdida en este lugar… ¡Debo volver con mis nee-samas lo más pronto posible!
La valkiria estaba que punto de bajar de la orilla de la fuente para correr a la salida, hasta que Buda le detuvo con una mano.
– ¡Alto ahí! Con esa pubertad, de seguro que saldrás corriendo y volverás a perderte. Yo te llevaré con ellas, además que me gustaría hablar con al menos una de tus hermanas.
– ¿En serio? ¡Muchas grac--!
– ¡Pero…! Antes de eso, me gustaría pedirte un favor.
– ¿Eh? ¿Un favor?
– Más que un favor, sería pedir prestado algo de tu tiempo. – Buda sonrió de lado – Por lo que veo, te gustan mucho las aventuras dramáticas y finales con peleas, ¿No es así?
En Líf despertó la curiosidad.
– ¿Eso qué tiene que ver? ¿Me pedirás un favor que involucre peleas?
– Podrías contemplar una pelea de este hombre frente a tus ojos… dónde tal vez me ponga muy serio.
– ¿¡En serio!? – los ojos de Líf brillaron en gran manera – ¡Que emoción!
– ¿Aceptas ayudarme?
– ¡Claro que si! – de inmediato Líf se sentó para mirarlo a la cara – ¡Nunca me negaría! ¿¡De qué se trata!?
– Verás… – Buda rió por lo bajo – Me gustaría que me ayudaras a convencer a unos… "colegas" para que estén en el bando de la humanidad en este Ragnarok.
¿Eh? ¿Ese era el favor?
Esa fue la pregunta que de provocó Líf.
« ¿Qué clase de petición es esa…? ¡Espera un segundo! » Líf lo pensó más de una vez « Esa petición es como si estuviera… ¡M-Me estás diciendo que… cuando estaba con los Dioses de la Fortuna y ese pajarraco egipcio…!
» ¿¡Estábamos buscando al tipo correcto!? »
De pie con los brazos cruzados, esperaba con paciencia la respuesta de la enfermera que atendía al otro hombre en la camilla.
Tras tomar algunas mediciones y notas en sus papeles, cambiar por nuevos vendajes los que habían sido puestos para las heridas, y lavar las manchas que pudiera, dio por terminado su labor; dio la media vuelta, levantó la cabeza, y habló al caballero de apariencia temerosa detrás de ella.
Su expresión seria junto a los brazos cruzados era como un augurio de muerte para la pobre enfermera, quien tembló ligeramente sosteniendo los papeles en sus manos.
– Y-Ya se encuentra bien Ebisu-sama. Todas sus heridas… limpias y curadas. Ya… Ya pueden retirarse cuando quieran… Bishamonten-sama…
El dios japonés de la fortuna militar asintió con la cabeza.
– Gracias por la información.
– S-Si necesitan algo más… usen el comunicador… para que pueda venir…
Bishamonten volvió a asentir, esta vez solo con el movimiento de su cabeza, que le provocó a la enfermera una ventana para escapar de la habitación lo más rápido posible; el sintoísta se acercó a su compañero.
– Eso fue terrible… – comentó por lo bajo Ebisu bastante molesto – ¿Fui el único que tuvo que quedarse incapacitado por más tiempo?
– Tus heridas eran más graves de lo que aparentaban. Lo bueno es que estábamos aquí cuando ocurrió tu incidente.
– ¡No me lo recuerdes!
En ese momento, Ebisu solo pudo pensar en la información que habían recibido recientemente de parte de los demás Dioses de la fortuna.
– De verdad… ¿Cómo pudiste ser tan…?
– ¿Te refieres a la valkiria?
– ¡Por supuesto! ¡Era muy obvio que era una trampa de esas semidiosas! Nos estuvo espiando todo este tiempo pelea, y ahora escapó con Gautama a quién sabe dónde… ¡Hemos quedado como idiotas!
Bishamonten solo respiró hondo expresando la molestia que sentía. En eso tenía razón Ebisu; fue muy tonto aceptar la intervención de esa valkiria cuando sólo era una niña jugando y era evidente desde que la conocieron.
Aunque…
– Puede que haya sido un problema… Pero nos permitió acercarnos más a Gautama. Solo debemos volver a encontrarla, y podremos tener a ese traidor cerca de nuevo.
– Pero para eso debemos estar todos, no como hace un momento… ¡O si no, pasará lo mismo que hace 1000 años, cuando Zero estuvo incompleto y por eso casi pierdes contra el humano mitad demonio!
– No pudimos completarlo en su momento por el reglamento del Ragnarok, pero… No tengo la menor duda. En este milenio, Zero despertará y dará el castigo divino a Gautama Buda, así como a todos los traidores. Aunque…
Sus oídos y la periferia de su mirada se dirigió a Gimlé, en dónde justamente había estado escuchando gritos como de una discusión.
Eso despertó en gran manera su curiosidad.
– Debemos esperar.
– ¿Sigues obsesionado con eso? – Ebisu se mostró de mal humor de nuevo – Es solo una coincidencia que no debería tener importancia. No creo que verdad haya pasado que--
– Las reconocí. En cuanto las tomó en sus manos mientras hablaba con Sobek, pude reconocerlas. Eran provenientes… De ese lago, y de aquel día…
– No puede ser. Solo es una mala coincidencia.
– En este Ragnarok no podemos dejar que hayan coincidencias de ese tipo por ningún motivo. En caso que no lo sea, ¿Sabes lo que eso significaría?
Ebisu no dijo nada más porque ya se imaginaba a dónde iba el asunto; no le gustaba para nada. Bishamonten mismo terminó la frase de manera escalofriante, levantando una de sus manos para observar el artículo que tenía allí sujeto envuelto en sus dedos.
– Nosotros… Zero ocasionó el asesinato de un Dios.
Las piedras divinas de la emperatriz de Japón, Jingū Kougou.
– Ha… Ha… Ha…
Su pecho subía y bajaba con cada respiración, mientras el sudor recorría sus células dérmicas desde la punta de sus pechos pequeños aunque suficiente redondos hasta la mesa en dónde que estaba acostada.
Sus brazos y piernas tenían ligeras respuestas nerviosas que recorrían todo su cuerpo cada vez que inhalaba y exhalaba aire con ese notable cansancio. Su cabello hecho un desorden sobre la mesa y en todo su cuerpo habían marcas rojizas como de violencia… cómo si hubiera sufrido daño en una pelea.
Pero no era así.
Solo fueron minutos de placer descontrolado.
Derrumbada en la mesa y respirando agitada dejaba correr toda clase de fluidos y llenaba la habitación con un ligero olor de estos; al cabo de un rato despertó de golpe. Debido a la saliva que entró erróneamente en su garganta, la mujer casi se ahogó y terminó despertándose por completo, irguiéndose en la mesa y tosiendo bastante.
– ¡Agh! Mi garganta me duele… Espera… ¿Qué…?
La mujer se percató del sitio en dónde estaba.
Volteó a todos lados, llenándose con miedo y confusión al tratar de reconocer los enormes estantes llenos de libros, el suelo parecido a tablones de mármol, una habitación en la lejanía que estaba entreabierta con una cobija tirada en el suelo, y la enorme pantalla en la pared a justo unos 2 metros de ella indicando el resultado del cuarto combate.
– Estoy… ¿En el segundo Ragnarok? No, no… no puede ser…
» ¿Cuándo fue que ocurrió eso…? Solo recuerdo que… Zeus-sama dijo que iba a haber una reunión… Y eso fue todo… ¿Eh?
Se removió en su sitio dándose cuenta que todo su cuerpo dolía ligeramente; dio una mirada a si misma, dándose cuenta de su condición física desnuda, llena de heridas y cubiertas de fluidos por casi todas partes.
– ¿¡Ehhh!? ¿¡Estoy…!? ¡No, no puede ser! – encontró una cobija tirada a un lado de ella, la cual usó para cubrirse y comenzar a limpiarse de pies a cabeza – ¡No puedo estar de esta manera tan indecente; se supone que ni siquiera debo tener contacto con los hombres! ¡Si Gnownee-sama se entera de que estuve aquí, me--!
Cuando se estaba cubriendo su zona íntima sintió un dolor que le llamó la atención; pasó sus dedos en un roce ligero, aunque también tuvo que meterlos un poco para confirmar, y al extraerlos y examinarlos encontró sobre las puntas de sus dedos.
Sangre, al parecer suya. Y fluidos, al parecer masculinos.
En su rostro se dibujó ya expresión expresión de miedo enorme.
– No… No puede… Ser posible… ¿Acaso…? – sus ojos se llenaron de lágrimas tristes – ¿Acabo de perder… mi--?
La puerta metálica al otro lado de los estantes de libros se abrió interrumpiendo su momentos a sola, además de pasos secos que indicaban la llegada de alguien más, dirigiéndose a la mesa dónde estaba ella.
Ella levantó la vista y vio desde la oscuridad que rodeaba a los estantes a aquella figura acercarse: con apariencia elegante y ropas ostentosas pero cuerpo deforme, con brazos y piernas largos y delgados. Ambos brazos cruzados hacia atrás, con una expresión facial sonriente que se hacía más visible conforme avanzaba.
La mujer pudo identificar al hombre de inmediato, pudiendo únicamente temblar todo su cuerpo de terror y a sus ojos llenarse de ese mismo sentimiento que se vio reflejado en sus pupilas contraídas.
– ¿Eh…? No, esto no me puede--
Antes de poder decir algo, la mujer quedó en shock.
No en shock por el miedo, sino como si fuera un shock inducido: sus pupilas en apagaron y dejaron de ser azules para ahora volverse grises opacas, al igual que la expresión temerosa de su rostro y los movimientos diminutos de respuesta nerviosa de su cuerpo.
La deidad siguió caminando hasta llegar a ella; bajó la mirada y al ver que estaba apagada, su sonrisa cambió por seriedad.
– Parece que el efecto tiene cierto límite de radio… No me sirve.
De repente la mujer "volvió a la vida" aunque mostrando una serie de cambios muy notables; su cuerpo recobró las fuerzas, levantando las manos para sujetar su cobija, y su rostro volvió a moverse dejando ir la expresión anterior. Pero…
Ahora sus ojos habían cambiado. Ahora eran pupilas de color rojo.
La segunda diferencia fue que, en cuanto esas pupilas se posaron en la deidad, su rostro pasó a formar una sonrisa de deseo, sonrojo de la excitación emergente y corazones en sus pupilas.
– ¡Señor Bamapana! ¡Ha regresado!
La mujer dejó caer la cobija para abrazar el cuerpo de la deidad, portándose como un perro en busca de comida. Sus labios comenzaron a besar la camisa del dios australiano repetidas veces.
– ¡Me ha dejado tan sola, señor Bamapana! ¡No vuelva a hacer eso, que me aburro tanto…!
Bamapana le volvió a mirar con el rostro serio, sin mostrar expresión alguna que indicara importancia.
– No dio el efecto que esperaba, según Beelze… ¿Me deshago de ti?
Extendió una mano y apretó el rostro de la mujer de las mejillas, provocando que ella hiciera muecas una y otra vez…
Muecas de dolor. Cada vez apretaba más fuerte, con lo que el cuerpo de la mujer se removió por sus sensaciones nerviosas que incluso sus manos sujetaron los dedos de Bamapana tratando de aligerar la presión.
Aun así… a pesar de la situación, la mujer se mantuvo…
– ¡Señor… Bamapana…! ¡Usted es… es tan fuerte…! ¡Me encanta… que haga esto…!
Sumisa y servicial.
El australiano volvió a cambiar su expresión al ver el cuerpo de la mujer actuar conforme a sus instintos, pero su mente estaba por completa a seguir aguantando ese dolor sin siquiera quejarse.
Eso fue muy suficiente para él.
– Tal vez haga más experimentos contigo… Más tarde.
La dejó libre y continuó caminando hasta su asiento junto a la mesa del centro; por instinto la mujer tosió, pero por voluntad se le acercó lo suficiente para tomar su brazo.
– Ese paseo fue maravilloso… – Bamapana volteó a la pantalla principal, recordando el motivo por el que había salido – Ver en vivo el final de este combate fue una espléndida idea. Sentir y presenciar todo eso… Tristeza, desesperación, miedo, incertidumbre, odio…
Una sonrisa se dibujó de lado acercó lado junto acercó una mano en su barbilla.
– Me alegra haber visto tanto caos.
– ¡Espléndido señor Bamapana!
– A pesar de la tontería de Nut en su combate, dando la primera delantera, todo está saliendo bien. El daño está reparado, los Dioses tenemos de nuevo el control, y yo… Yo sigo acumulando suficiente para mi turno…
La mujer sonrió confiada, elevándose lo suficiente para sujetar el rostro de la deidad con sus pequeñas manos.
– Usted ya tiene un plan para su combate, ¿No es así?
– Por supuesto, querida. Hombre prevenido vale el doble.
– ¡Qué bien! Una preocupación menos para usted. De ser ese el caso… – llevó una de sus propias manos de nuevo a su zona íntima – ¿Podríamos tener una sesión de--?
– Imposible. No por el momento. – él negó casi al instante – Pronto tendremos visitas.
– ¿Visitas?
– Fui contactado hace poco para tener una reunión, y decidí que será en estos mismos aposentos. En cualquier momento tocara la puerta nuestros invitados, por lo que no podemos tener un desorden aquí.
La mujer se negó con un puchero lujurioso.
– No puede hacer eso, señor Bamapana. Me dejó sola y ahora quiere que trabaje como esclava. Debo tener una recompensa por eso.
Bamapana lo pensó un par de veces, al final de los cuales asintió.
– Es cierto. Una sesión corta y ya.
– ¡Muchas gracias ♡!
Sin dudarlo la mujer se abalanzó a su rostro para comenzar a besarle y quitarle sus ostentosas ropas, a lo cual Bamapana correspondió de la misma manera.
Pero en el interior de la mujer ocurrían cosas distintas.
« ¿¡Qué es esto!? ¿¡Qué estoy haciendo!? »
Su propia consciencia actuó; o mejor dicho, su inconsciente:
Aquella mentalidad anterior que se asustó al ver sangre en su mano; como si estuviera en estado astral, viendo lo que ahora su cuerpo estaba haciendo, su mente estaba llevándose las manos a la cabeza en incredulidad.
Lo único que pudo hacer fue ver entre lágrimas de horror y repudio cómo su cuerpo se entregaba a ese demonio.
« ¡Suéltalo! ¡Suéltalo! ¡Suéltalo, por favor! ¡Ya no lo toques…!
» Alguien… ¡Ayúdeme! ¡Sáquenme de esta pesadilla…! »
Fecha de publicación: 25/10/22
ASFD
Nota de autor: Muy bien. He aquí el capítulo 48 (bastante largo por cierto jsjs).
He aquí 6 opciones puestas por mi de la posible identidad del informante… ¿Ustedes a quién le apuestan? ¿Quién de ellos podría ser el "traidor"?
En cualquier momento saldrá el doble capítulo de esta entrega, con lo cual llegará la noticia que tanto he estado esperando darles. Así que si más que decir…
¡Los leo en el siguiente capítulo!
PD: Pronto cerrará la encuesta de popularidad. Si no la has respondido… ¡Te invito a que lo hagas! (Link en mi tablón de mensajes en mi perfil y en comentarios)
PD 2: De igual manera pronto cerrará la sección de preguntas… ¡Si tienen dudas, es su oportunidad de que sean resueltas! ("Sorteo de Preguntas #4" en "Noticias Ragnarok").
***
Nuevos Términos
*Cempasúchil: flor de origen mexicano, usada principalmente en las ofrendas dedicadas en honor a los muertos.
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