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Capítulo 34: Nilfheim

Aquiles respiró reperidas veces muy agitado. Eso que acababa de ver parecía ser la peor pesadilla que se pudo imaginar, pero por desgracia todo eso era verdad.

Había mucho miedo y confusión en su cabeza; tanto que se sentía a punto de morir... de nuevo.

- ¿Qué...? ¿Qué diablos está pasando?

Sintió la mesa debajo de él, aquel pedazo de piedra frío, y decidió removerse hasta sentarse sobre la misma. Por algún motivo, tal vez por esas imágenes en su cabeza, se sentía cansado; además que su cuerpo tembló ante un frío que se coló en su cuerpo.

Se llevó una mano al cuello, sintiendo aún en su piel la sensación dura, filosa y ardiente de esos dientes que le cortaron la cabeza; pudo sentir como una pequeña cicatriz alrededor, pero fácilmente pudo haberla descartado por su simpleza.

Dirigió su lado derecho, que debería estar calcinado y desaparecido en casi su totalidad; al contrario, su brazo estaba ahí como si nunca lo hubiera perdido. En el estómago solo había una cicatriz circular por el golpe de ese Dios, y por último en su talón notó otra cicatriz con la forma de la mordida de la serpiente.

De hecho, vio que su cuerpo ya no tenía la armadura que le habían dado los enanos; el casos, la coraza, la capa, escudo, lanza, espadas. Todo había desaparecido, y en su lugar estaba vestido con las ropas simples que estaba usando cuando viajaron del Valhalla a los Campos Elíseos.

Pero, ver que seguía completo con solo unas pocas cicatrices, lo asustó mucho más de lo que ya estaba.

- ¿¡Qué!? ¿¡Qué diablos está pasando!? - se palpó el cuerpo repetidas veces, confirmando que de algún modo estaba vivo. Se tocó la cara al final, respirando muy asustado - Y-Yo... morí en el Ragnarok... Entonces... ¿¡Por qué sigo vivo!?

Unos aleteos del exterior le interrumpieron el pensamiento. Levantó la cabeza y vio cómo en la pared frente suya, en la esquina derecha, se abría una puerta que dejó entrar a un par de aves, que reconoció de inmediato como cuervos.

Sin embargo, uno era negro como azabache y el otro blanco como nieve, que le consternó aún más, y el constraste le confundió todavía más.

- ¡¿Qué rayos!?

- ¡Acaba de llegar uno más! - habló el cuervo blanco, aleteando frente a la puerta - ¡Así que nuestra señora decía la verdad!

- Ella siempre dice la verdad... ¡Eres un tonto si dudaste de ella! - el cuervo negro, en cambio, aleteó hasta llegar a Aquiles, y sin siquiera preguntar se paró sobre su rodilla - Tardó un poco más de lo que esperaba, pero finalmente llegó.

- ¡Hey! ¡Estás parado sobre su pierna! ¡Muestra un poco más de respeto, Munin idiota!

El cuervo negro levantó la vista y casi de inmediato lo reconoció, llevándose un susto que le provocó volver a volar en el aire.

- ¡Aquiles! ¡El semidiós griego que derrotó a toda la ciudad de Troya!

- Nuestra señora dijo que él sería el primero del lado de la humanidad. Aquiles, el semidiós, contra el colibrí del sur, Huitzilopochtli-sama.

- ¡Es cierto! ¡¿Cómo pude haberlo olvidado!?

- ¡Oigan, ustedes 2! - Aquiles quiso estirarse para tomar a alguna de las aves, pero sabía que estaba tan asustado que podría hacerles daño - ¿¡Qué está ocurriendo aquí!?

Los cuervos, aleteando en el aire, se miraron uno a otro.

- ¡Rayos! Mil años han pasado desde la última vez que tuvimos visitas... ¡Ya se me olvidó cómo hacer esto!

- ¡Hace mil años no estuvimos aquí nosotros, Munin idiota! ¡Déjame hacerlo a mi!

El cuervo blanco, con más cautela, fue a posarse sobre la otra rodilla de Aquiles, mirándole cara a cara con seriedad.

- En primer lugar, nuestros nombres. Yo soy el cuervo Hugin, y ese idiota de allí es Munin. Ambos somos servidores de los Dioses de Asgard.

- ¡Y bienvenido seas, Aquiles, a Nilfheim!

- ¿Eh? Esto es... ¿¡Esto es el Nilfheim!?

- Supongo que sabes cómo termina el Ragnarok, ¿no?

- ¡Esa semidiosa de pelo morado te debió dar al menos una advertencia antes de que fueras a pelear! ¿O te mandó a la arena sin decirte nada?

- ¿Geir? ¡Si, si! Ella me advirtió de esto, pero...

Aquiles se llevó ambas manos a la cabeza, muy confundido y asustado.

- No entiendo nada. Lo único que sé con certeza es que no debería estar vivo. Geir había dicho que Nilfheim es un vacío... Las almas se vuelven polvo que descienden hasta aquí, para perderse en el olvido por siempre...

Hugin se quedó en silencio un momento, pero Munin sin previo aviso soltó una risa sonora.

- ¿En serio? ¡Eso es muy trágico!

- ¡Hey! ¡Cállate! - Hugin volvió hacia Aquiles - No es la forma correcta de decirlo, pero tiene razón. Todos suelen tener en mente esa descripción lúgubre, pero la realidad es otra.

- ¡Es lo mismo para todos los que estamos aquí: nadie sabe qué es el Nilfheim hasta estar en el Nilfheim! Te acostumbrarás con el tiempo.

- De... De acuerdo... - Aquiles respiró profundamente, pero en su cabeza resonó la última frase - Un momento... ¿Dijiste "todos los que estamos aquí"?

- Es momento del tour - Hugin levantó sus alas y empezó su vuelo - Acompáñanos.

Las aves elevaron el vuelo y se dirigieron al pasillo por donde habían entrado. Aquiles, sin nada más que hacer en esa habitación, se puso de pie y siguió a las aves con pasos lentos para seguirles el paso.

- Si. Dije "todos los que estamos aquí" - respondió Munin - Muy probablemente reconozcas a todos.

- ¿Hay más en este lugar?

- ¿No pusiste atención a lo que te dijo la semidiosa? - preguntó Hugin con sarcasmo - Todos los que mueren en Ragnarok van a Nilfheim... ¡Obviamente hay más gente aquí abajo!

- Y, por lo que sabemos, tú estabas luchando en el segundo Ragnarok. Es probable que pronto tengamos más visitas.

- Nuestra señora nos informó, y tuvimos cobertura especial para ver tu combate... ¡Debo admitir que fue una lucha asombrosa!

- ¡Nunca creí que explotar el poder de la ambrosía le daría a un humano la capacidad de enfrentar e igualar contra un Dios casi igual que Thor-sama!

- Fuiste un humano que superó mucho nuestras expectativas.

Era raro recibir esa clase de halagos. No tanto porque Aquiles nunca fuera halagado, sino que era extraño serlo en el mundo de los muertos.

- Oh... muchas gracias...

Una segunda ráfaga de viento helado se coló en su cuerpo; está vez el frío era mayor que antes, por lo que se abrazó a si mismo.

- ¿Es mi imaginación o este lugar es muy frío?

- No, no lo imaginas. Nilfheim es un lugar muy... muy frío.

- Después de todo, estamos en la capa más profunda del Cosmos.

- ¿La capa más profunda? ¿A qué se refieren?

- Verás... El Cosmos se divide en 4 secciones. En primer lugar, y eso porque lo descubrimos hace unos siglos, el Rincón del Cielo; el hogar de los Dioses Primigenios...

» En segundo lugar el Cielo, reino de los Dioses y las almas. Allí están los Campos Elíseos, Valhalla, los panteones de los reinos afiliados al Consejo del Valhalla, etc.

» En tercer lugar Midgard, el mundo de los mortales donde solías vivir en el pasado. Animales, humanos, plantas, etc...

- No te olvides de mencionar Helgafell* - recordó Munin - ¡Gracias a ese sitio, a veces reciben visitas fantasmales o espíritus que viven por sus casas!

- Parece que... El mundo espiritual tiene mucho contacto con el mundo de los vivos... - comentó Aquiles por lo bajo - ¿Y... cuál es el cuarto mundo?

- El cuarto mundo es Helheim. El reino donde deambulan los seres sobrenaturales, como monstruos y demonios... Aquí también hay algunos reinos de muertos, como Helgafell, aunque es más que nada como una extensión...

- De acuerdo.

- Y... se supone que Nilfheim está al fondo del Helheim... ¡Y antes que te hagas malas ilusiones, no creas que es porque fuiste muy malvado! Nilfheim está reservado para la muerte de almas, y se supone que estamos en el fondo del fondo para no salir de aquí.

- ¿Qué? ¿¡Nunca saldré de aquí!?

- ¡Estúpido! - Hugin golpeó a Munin - ¡Lo asustas!

- ¡Solo digo la verdad!

Hugin suspiró y se posó sobre el hombro de Aquiles.

- Lo sentimos, pero nunca saldrás de aquí. Nuestra señora te dará más detalles al respecto después que te hayamos llevado al palacio... ¡Pero no te pongas triste! Nilfheim no es tan feo como parece.

- ¡Te gustará estar aquí!

Aquiles se quedó en silencio, un poco decaído; pero siguió avanzando con tranquilidad.

- Como te decíamos, estamos en el fondo de Helheim. Pero a decir verdad... ¡No tenemos la menor idea!

- ¿¡Qué!?

- Nilfheim está tan al fondo del Helheim... que Munin y yo tenemos la teoría que en realidad es un quinto mundo. No es tan loco de pensar, dado que las almas no pueden salir de aquí.

- No olvides el hechizo especial de nuestra señora - comentó con sarcasmo Munin - ¡Ella puede salir si dice las palabras correctas!

Aquiles prestó debida atención a ese último comentario.

- ¿Y otra cosa que debería saber?

- Tu habitación será al fondo a la derecha. Esa es la sección de los humanos; o mejor dicho, la única sección que nuestra señora quiso hacer.

- ¿La única sección? ¿No se supone que aquí están todos los fallecidos del Ragnarok?

- Si, así es. Pero... Ella tiene sus reservas respecto a los Dioses.

- Digamos que a los Dioses ella no les cae bien, y a ella no le caen bien los Dioses - Munin habló con orgullo sorpresivo - Por eso los Dioses son casi inmortales: no quieren toparse con nuestra señora.

- ¡Idiota! - Hugin volvió a golpear a Munin - ¡No hables mal de nuestra señora! ¡Ahora le sirves a ella!

- ¡Ayayay! ¡Mi cabeza!

Las aves siguieron volando hasta salir del pasillo, llegando a un balcón especial con un barandal que parecía de un metal fino. Ambas se pararon en el barandal y miraron a Aquiles que seguía en el pasillo.

- ¡Ven, vamos!

- ¡No mordemos! - Hugin miró al otro cuervo con recelo - O al menos no yo. Munin es quien lo hace.

- ¿¡Cuántas veces debo decir que fue un accidente de una sola vez!?

Aquiles decidió seguir caminando, cegado un poco por la resplandeciente luz que entraba en el pasillo. Entró al balcón y tras acostumbrarse a la luz, pudo darse cuenta de lo que antes alardeaban los cuervos:

El lugar era un palacio, al menos así en el interior; una mesa rectangular muy larga con sillas a los lados, y todo tipo de muebles decorando, como sofás y libreros, la sala en general. 2 pisos de habitaciones le rodeaban, estando Aquiles y los cuervos en un balcón en el segundo piso; y hasta el fondo de la habitación principal había una plataforma vacía con una especie de sombreado en el suelo.

A pesar de estar compuesta por antorchas, la iluminación del lugar era sorprendente como para expresar todos los detalles del palacio: colores lúgubres con una niebla ligera, y al mismo tiempo metálico brillante. Una combinación que daba una imagen bella y tenebrosa de Nilfheim, como un paraíso oscuro apenas descubierto.

Dispersos en la sala, ya sea sentados en la mesa, sobre un mueble, ocupados en los libreros, o de pie frente a una habitación, se hallaba una gran cantidad de humanos y algunos animales. Con verlos un poco más, Aquiles pudo identificar a los caídos del primer Ragnarok:

Lu Bu Housen (el más fuerte héroe de China y primer luchador del Ragnarok) en una competencia de fuerza con Hércules (Dios de la fortaleza y cuarto luchador). Ambos estaban al centro de la mesa y alrededor muchos espectadores: soldados chinos, entre los cuales uno apoyaba muy de cerca con grandes voces a Lu Bu y una chica de cabello castaño; además de... Un perro de 3 cabezas, junto a Hércules...

En una zona de libreros, un par de personas sentadas sobre sofás pequeños: Adán (el padre de la humanidad y segundo luchador) acompañado de una chica de lentes con cabello corto y negro. Por lo que veía, la chica leía algo para Adán como si estuvieran en una sesión de estudio; también pudo sospecharlo por las veces que ella le propinaba uno golpe en la cabeza de Adán.

En una esquina lejana, un variado grupo danzaba al ritmo de la música:

Raiden Tameemon (el luchador de sumo más fuerte y quinto luchador) con una mujer mucho más alta que él. Qin Shi Huang (primer emperador de China de la sexta ronda) y Grigori Rasputín (monje loco soviético de la octava ronda); ambos con chicas que vestían exactamente igual que una de las valkirias hermanas de Geir. Al parecer, esos 2 estaban en un concurso de baile muy extraño.

En la otra esquina, 3 discutían como si estuvieran en una sala de discusión de sabios: Sakata no Kintoki (el más fuerte de los reyes celestiales de la duodécima ronda), junto a otros 2 hombres que no pudo reconocer; uno de cabello largo y sonriente, tal que parecía resplandecer como el sol; otro de cabello blanco y fornido, como un soldado.

Junto a ambos hombres, un par de mujeres; una mujer de cabello corto y naranja claro usando un vestido largo con una tiara para adornar su cabellera; y a su lado una chica de cabello negro con un vestido blanco, guantes azules y un pañuelo en su cuello.

Aquiles la identificó de inmediato, puesto que Geir hablaba incluso por los codos a la hora de recordar a esa chica: Brunhilde, la hermana mayor de las valkirias.

Aunque el hecho de ver "con vida" a los héroes que lucharon hace 1000 años para defender la raza humana debía ser suficiente, el semidiós estaba sorprendido por un segundo asunto:

La impresión que adquirió el griego por ver cómo se comportaban esos guerreros era contrario a lo que pudo esperar: confusión y decepción. No era una sala de héroes caídos que recordaban hazañas heroicas, sino una reunión sin reglas ni orden entre hombres y mujeres al desenfreno.

Probablemente Aquiles no era el indicado para juzgarlos, pero definitivamente era lo más extraño que había visto en su vida.

- ¿Qué... diablos es esto...?

- ¡Bienvenido a la morada de los caídos en el Nilfheim: Eljudnir**!

- En el palacio Hel*** nuestra señora es la gobernante con mayor autoridad en Nilfheim. Aquí adentro, ella decidió amoldarlo desde que llegó el primer humano, Lu Bu Housen, junto a su ejército y su valkiria.

- ¡Debo decirte que es lo suficientemente grande para albergar a miles y miles de humanos, Dioses y todo lo que se te pueda ocurrir!

- No me refiero a eso... - Aquiles tartamudeo, señalando el espectáculo frente a sus ojos - Me refiero a... "esto"...

- Oh. Esto...

- ¡Es la fiesta de Nilfheim! 24 horas, todos los días del año, durante al menos un milenio... ¡De apariencia larga y fastidiosa, pero en realidad nunca aburrida!

- Nuestra señora ha permitido que los caídos del Ragnarok puedan tener la vida que más quieran estando en Nilfheim, ya que... bueno, nunca volverán a la vida...

- ¡Puedes hacer lo que quieras aquí abajo! Comer cuanto quieras en los banquetes que nuestra señora permite, dormir aunque no lo necesitas más, hacer fiesta para beber y beber hidromiel hasta que se te salga por los oídos, leer los libros que constantemente actualiza nuestra señora.

- Esta es la sala principal, pero Eljudnir está repleto de habitaciones con todo tipo de actividades para la comodidad y entretenimiento de nuestros huéspedes.

- Que... nunca vuelven a salir...

Aquiles pasó a mirar estupefacto a los cuervos.

- ¿Por qué me presentan este lugar como si fuera un hotel lujoso?

Hugin levantó las alas, como si levantara los hombros.

- Considerando el Helheim en general, diría que estamos en un hotel. Y... si, también lujoso.

Aquiles estaba confundido, asustado... y desesperado.

- ¡Se supone que debería estar muerto de la existencia: fin de la vida para siempre! ¡No en este tipo de lugar!

- ¡Ja! ¡Te he ganado otra vez!

Lu Bu impuso más fuerza en su agarre y consiguió vencer a Hércules, estrellando su brazo sobre la mesa y rompiéndola por el medio. Y mientras los soldados y la chica castaña festejaban la nueva victoria de su general volador, los pedazos de la mesa volaron por los aires.

Un gran pedazo de madera voló por el aire, cruzó el Eljudnir y golpeó en la cabeza de Aquiles estrepitosamente. Todos, con la atención puesta por la mesa rota, se dieron cuenta de la presencia del semidiós y los cuervos en el balcón.

Dicho pedazo de madera estaba clavado en su cabeza, entre la cabellera y la frente sobre el ojo derecho. Un hilo de sangre escurrió por su cabeza; y...

- ... Au...

Aquiles solo expresó un leve quejido de dolor.

No sólo le sorprendió que un pedazo de madera que parecía ordinario le hiciera daño, sino que no le dolía como esperaba. Era como una terrible jaqueca, pero no como si tuviera algo incrustado en su cabeza.

Tomó la madera con su mano y lo arrancó de su cabeza; más sorprendente fue que la herida tardó poco menos de 10 segundos en curarse por si sola, sin dejar cicatriz alguna.

Una sensación completamente nueva para él.

- ... ¿Qué diablos?

Hugin y Munin solo atinaron a sonreír.

- Ventajas de estar muerto... ¡No puedes volver a morir!

- ¡Al menos, no en Nilfheim!

El par de cuervos graznaron en risas, pero eran los únicos que hacían ruido.

En la sala nadie estaba riéndose, hablando, y ni siquiera soltando sonido alguno; todos y cada uno solo miraban fijamente a Aquiles en sorpresa comunitaria. El semidiós se sintió incómodo tras un rato, y levantó su mano en forma de saludo.

- ¿Hola?

- Tu... - Hércules fue el primero en hablar, tras levantarse del suelo - ¿Quién eres?

- Yo... - el griego se rascó la cabeza - Soy Aquiles.

- ¿¡Queeeeeeeeeeé!?

Todos en la sala gritaron sorprendidos. Un motivo fue el nombre de humano, y otro era su repentina aparición en ese lugar.

- ¿¡Por qué hay otro humano en Nilfheim!?

Aquiles se confundió más; esa pregunta no correspondía a lo que los cuervos le dijeron momentos atrás.

- ¿Eh? ¿No saben por qué estoy aquí?

Brunhilde se separó de Sakata y los otros 2, cruzó toda la habitación a pasos apresurados, subió las escaleras al balcón y llegó hasta estar frente al semidiós. Ambos se vieron y reconocieron aún más; se podría decir que se habían conocido antes, ya que Aquiles estuvo un tiempo en Valhalla.

- H-Hola... Aquiles... - le saludó cordialmente la valkiria, aunque no pudo ocultar su sorpresa.

- Oh... Brunhilde-san.

- ¿Me disculpas un momento?

- ¿Eh?

Sin hacerse esperar, la valkiria tomó a los 2 cuervos con sus manos y los aplastó mientras gritaba euforicamente.

- ¡Hugin y Munin! ¿¡Qué diablos significa esto!? ¿¡Por qué hay otro humano aquí en el Nilfheim!?

- ¡Ahhhhhhhhh! ¡Brunhilde!

- ¡Suéltame! ¡Recuerda que nosotros no estamos-!

- ¡Me importa una mierda! ¡Díganme que carajos hicieron ustedes 2! ¡O les arrancaré la cabeza!

Aquiles intervino casi de inmediato, asustado por el trato que les daba Brunhilde.

- Ellos no hicieron nada malo. Solo... me guiaron hasta aquí-

- No te metas por favor Aquiles - le respondió Brunhilde, cambiando su agresividad por amabilidad en un instante - Estoy tan sorprendida y enojada que podría hacerte algo malo.

- Oh... está bien.

De repente, en la plataforma al fondo de Eljudnir surgió una sombra sobre la pintada en el suelo. Los caídos voltearon hacia la luz, aunque por sus expresiones parecía ser algo normal. Los cuervos salieron de las manos de Brunhilde con mucho esfuerzo y volaron a la sombra, revoloteando alrededor como si esperasen que algo sudeciera allí.

Momentos después la sombra produjo una niebla espesa, que dio lugar a tomar forma de un trono con una persona sentada. Con sonido escalofriante, la niebla desapareció y aquellos objetos se hicieron realidad de inmediato.

Un trono al parecer hecho de huesos; no muy alto, con pilas de huesos de brazos y piernas para el asiento y darle una altura de poco más de un metro, cráneos en el respaldo, otros huesos a los costados y mancha escarlata oscura al costado izquierdo.

Sentada en el trono una mujer; en cuanto la niebla se dispersó se pudo ver cada detalle de ella con claridad: una figura atractiva, con falda larga y abierta sobre la cual una pierna estaba doblada sobre la otra y modelaba medias de red; un abrigo de peluche con abierto escote, además de cinturón en su brazo izquierdo y un hilo grueso en el derecho; una corona filosa y delgada, al parecer de hueso también, decoraba su cabellera oscura.

Sus manos, descansando en las reposaderas del trono, eran diferentes entre sí: en el lado derecho un guante negro para cubrir todo el brazo, y en el izquierdo al parecer una garra de metal. El rostro también tenía diferencias en cada mitad: el lado derecho estaba cubierto por un fleco de cabello que llegaba hasta la barbilla, y en el izquierdo una media máscara de metal le cubría en su totalidad.

Aquiles se sintió tan intimidado por la presencia de esa figura femenina que se puso de rodillas sin pensarlo; Brunhilde por su parte, aunque se le veía un poco de miedo en su mirada, parecía estar acostumbrada a su presencia. Los cuervos dejaron de volar y cada uno se sentó sobre los brazos de la mujer.

- He vuelto, caídos del Ragnarok.

Hela
Diosa nórdica de la muerte deshonrosa, y autoridad máxima en el Nilfheim.

Los presentes hicieron una reverencia con la cabeza por respeto. Hela levantó la mirada y pudo ver la mesa destruida.

- ... ¿Otra vez destruiste la mesa, Lu Bu?

- No me contuve - el chino cruzó ambos brazos, hablando sin respeto - Tu mesa cedió ante mi fuerza.

Hela no respondió al momento, pero si lo hizo.

- Tendré que mandar a hacer otra. No la vuelvas a romper en los siguientes 5 días.

- No prometo nada.

Ni bien terminaron de hablar que Brunhilde bajó las escaleras del balcón para ser ella quien se dirigiera a Hela mientras el semidiós griego se volvía a poner de pie.

- ¡Hela! ¿¡Qué significa esto!?

- ¿Qué significa qué? - preguntó con indiferencia.

De hecho, la máscara y el cabello cubrían tanto su rostro que era imposible saber si hablaba con expresiones o sentimientos.

- ¡Esto! - Brunhilde señaló al balcón - ¿Qué rayos significa esto? ¿¡Por qué Aquiles está en el Nilfheim!?

Hela miró a Brunhilde por unos segundos; después sus hombros subieron un poco como si fuera inocente.

- Ups. Creo que olvidé mencionarlo.

- Entonces... - Aquiles se llevó una mano a la cabeza -¿Ellos no saben de esto?

- ¿Qué cosa? - preguntó Rangdriz, la chica castaña que acompañaba a Lu Bu - ¿Mencionar... qué?

Los humanos empezaron a genera dudas, y entonces pusieron atención a Hela. Ella se aclaró la garganta, aunque siguió hablando con su voz apagada y fría.

- Han perdido la noción del tiempo desde que llegaron aquí.

- ¡N-No es cierto! - exclamó Reginleif, la chica de pelo negro con Adán, mientras tomaba una libreta para leer su contenido - Aquí tengo la cuenta exacta... ¡Han pasado 829 años desde que llegamos!

- Es obvio. Nunca salen a la luz. - Hela ignoró el comentario de la valkiria, lo que la molestó mucho - Han pasado 1000 años desde que todos ustedes llegaron a este lugar. Supongo que saben lo que eso significa...

Tanto las valkirias como los Einherjer y humanos se asustaron.

- Ayer fue la conferencia de los Dioses en Valhalla, y por eso que dejé a Hugin y Munin encargados mientras atendí asuntos allá arriba. Esperaba que fuera otro papeleo más, pero el estúpido anciano tuvo la idea de darle más problemas al Nilfheim.

- ¡No me digas que...!

- Así es, Alceo hijo de Alcmena. Ayer fue declarado el segundo Ragnarok y el día de hoy dio comienzo el torneo.

El silencio reinó abruptamente en el lugar; como si fuesen ignorantes a lo que habían dicho los cuervos momentos atrás, todos murieron de silencio y miedo con la declaración que despertó los terribles recuerdos del primer Ragnarok.

La primera en romper el silencio fue Brunhilde, con uno de sus gritos eufóricos.

- ¿¡Q-Qué mierda estás diciendo, Hela!?

- Lo que escuchaste, "Buu-chan". El anciano decrépito que ambos odiamos decidió que era nueva idea hacer un segundo Ragnarok; por venganza y para volver a sentir el placer de matar.

- ¿¡Qué está diciendo!? - Adán se puso de pie de inmediato.

- ¿¡Zeus volvió a hacer eso!? - Hércules se acercó, confundido y enojado.

De pronto, los peleadores y las valkirias junto a los humanos extras formaron un grupo y todos hablaban al mismo tiempo expresando sus dudas, temores y quejas al respecto.

- ¿¡E-Están bien mis hermanas!?

- ¿¡No deberían dejar a la humanidad en paz de una vez!?

- ¡Eso que tiene que ver con Aquiles!

- ¿Los Dioses son estúpidos?

Hela suspiró con indiferencia; a pesar del alboroto generado, siguió hablando como si nada.

- Zeus, hijo de Cronos anunció el desafío. La líder de las Valkirias, Geir hija de Odín, lo aceptó.

Las 6 valkirias se sorprendieron en gran manera, soltando un grito repentino.

- ¿¡Geir!? ¿¡Nuestra pequeña Geir!?

- ¿¡Ella aceptó tener otro Ragnarok!?

- ¡No estamos hablando de nuestra pequeña, ¿No es así?!

Sin embargo, Brunhilde fue la que más quedó afectada con ese comentario.

- Esto... tiene que ser un error... Geir no puede...

- Cree si quieres, pero ese es el hecho: Geir, la líder de las valkirias, del Valhalla, y de los primeros Einherjer tomó un receso de 3 horas para hacer la lista de los segundos representantes de la humanidad. Con ese plan pudo aceptar el desafío.

Los ojos de Brunhilde se contrajeron con miedo y pánico.

- N-No... no puede ser... no puede ser cierto...

Con rapidez, ese shock cambió en la valkiria hasta hervir en enojo e ira; al mismo tiempo, Adán estaba sintiendo algo parecido que Brunhilde.

- Ese anciano... No tuvo suficiente con la derrota que sufrieron hace mil años... Sino que ha... ha vuelto a hacer este torneo... Para masacrar a mis hijos...

Brunhilde y Adán, ignorantes a todos los demás, empezaron a caminar con lentitud para acercarse al trono de Hela.

- ¿¡Por qué!?, ¿¡Por qué!? - exclamó Adán.

- ¿¡Por qué no nos dijiste nada!? - completó Brunhilde.

- Adán, hijo de Zeus, y Brunhilde, hija de Odín. Por si lo han olvidado, cuando este trono no está aquí significa que yo tampoco. Los encargados fueron Hugin y Munin.

- ¡Pero...! - Hugin empezó a excusarse - Usted, señora Hela, no nos había dado muchos detalles sobre el segundo Ragnarok.

- ¡Vimos la primer pelea por suerte! ¡Pero no nos dijo anda que les dijéramos a ellos!

Hela se quedó en silencio un momento.

- Puede... que tengan razón, Hugin y Munin.

Adán y Brunhilde, muy enojados estaban subiendo a los escalones de la plataforma que conectaban con Eljudnir. En ese punto, los demás del grupo se detuvieron y trataron de detener al par.

- ¡Brunhilde! ¡Podemos discutir esto de otra forma! - el chico de cabello blanco tomó del brazo a la valkiria, pero ella se zafó.

- ¡Adán! ¡No lo hagas! - Reginleif trató de intervenir pero fue inútil para ella.

- Como decía humanos y valkirias. El Ragnarok dio comienzo hace menos de una hora, pero he tenido que quedarme a merced de Thor desde ayer, ya que fui elegida como representante para los Dioses.

- ¿¡Peleará por los Dioses!? - los cuervos y los presentes se sorprendieron en gran manera.

- Esperaba regresar antes del primer caído, pero no importa ya. He aquí, les presento al primer caído del segundo Ragnarok: Aquiles hijo de Peleo y Tetis; soldado de Troya y peleador de la humanidad.

- ¿El primer combate lo han perdido los humanos? ¿¡Otra vez!? - Rangdriz sintió perder sus fuerzas, pero un dolido chino la tomó para que no cayera al suelo.

Hela volvió a prestar atención al par que estaba ahora a un escaso par de metros de ella.

- Y tu... No tan solo no nos dijiste...

- ¿¡No hiciste nada para que esto no sucediera!?

- Saben cuál es mi posición sobre los humanos. No me importa su destino, aún cuando deliberadamente subí el cartel de afirmación tras el de Thor-sama.

- ¿¡Cómo puedes expresarte así de mis hijos!?

- En especial de mi pequeña hermana...

En medio de su enojo, Brunhilde se sintió a punto de llorar.

- La dejé sola en un momento crucial. Ahora escuchó que no confíe en vano en ella, pero... - Brunhilde apretó una mano en su pecho - Ella... mi Geir sigue siendo mi pequeña hermanita. Siempre la quise proteger, pero ahora resulta todo eso...

Con ojos llororos exclamó a Hela.

- ¿¡Permitiste que mi pequeña hermana hiciera esto!? ¿¡Permitiste que mi pequeña Geir aceptara el segundo Ragnarok que esos malnacidos quieren hacer!? ¿¡Lo permitiste!?

- ... ¿Y qué si lo hice?

Esa fue la gota que derramó sus paciencias.

Sin pensarlo, Adán y Brunhilde se abalanzaron hacia la Diosa de la muerte. Los demás se sorprendieron y asustaron, pero no hicieron más que gritar a ambos.

- ¡Adán! ¡Brunhilde! ¡No lo hagan!

Ambos dieron 2 pasos al frente, y a continuación un gruñido retumbó en Eljudnir. La mancha oscura junto al trono de Hela se levantó, como una especie de gelatina sombría hasta adquirir forma de un gigantesco animal, al parecer un perro o un lobo; su tamaño era tal que podría devorar a un humano de una mordida.

El perro-lobo de sombra salió de su lecho y, defendiendo a su ama al ponerse enfrente, mostró sus hileras dientes oscuros y filosos, con ojos carmesí que contrastaban su cuerpo, orejas hacia atrás e hileras de sombras erizadas en su espalda.

Esa aterradora presencia fue suficiente para detener el avance del humano y la valkiria, pero su cólera seguía muy presente. Le reina de Nilfheim pudo sentirlo, y levantó su mano izquierda un poco.

- Garm. Atrás.

El perro demoníaco agachó su cabeza en sumisión y retrocedió hasta su lecho, pero siguió gruñendo a los intrusos. Hela se levantó de su trono, con dificultad por la postura que estaba usando, y encaró a ambos con firmeza.

- Voy a aclararles lo mismo de siempre, humano y valkiria. No me interesa en lo absoluto el destino de sus hijos o hermanas; no me importa si los Dioses orquestan un genocidio, si los esclavizan, o si deciden hacer otro torneo de mierda. Solo me importaran cuando sean enviados a mi reino.

- ¿¡Y por qué entraste a pelear como representante de ellos!? - Brunhilde exclamó muy enfadada - Dices que eres tan indiferente, pero aceptaste luchar para eliminar a los humanos y a mis hermanas, ¿¡Por qué!?

Hela se quedó en silencio un momento, para después darle la espalda.

- Eso no te incumbe. Tu único trabajo es seguir muerta.

Eso fue suficiente para calmar a ambos; al menos por el momento. Hela suspiró con fastidio y extendió su mano-garra al trono de huesos; éste cambió y los huesos movieron de lugar para convertirlo en una puerta.

- Ya he tenido suficiente lidiando con vivos para que también tenga que lidiar con muertos. Iré a mis aposentos a descansar... - giró su cabeza hacia Hugin y Munin, que estaban sobre el marco de la puerta - Ustedes 2 se volverán a quedar a cargo.

- ¿¡Otra vez!?

- ¡Nuestras preguntas! - exclamó Hércules - ¡Aún tenemos muchas dudas que queremos resolver!

- No es mi problema. Además, allí tienen al primer caído del segundo Ragnarok - habló, refiriéndose a Aquiles que seguía en el balcón - A él háganle las preguntas que quieran.

- ¡Yo solo quiero saber una cosa de usted, Diosa de la muerte!

Todos se quedaron callados y sorprendidos por la palabra de Lu Bu; era muy poco común que el sanguinario héroe de China tomara la palabra, y mucho menos que las pocas que usara fueran de respeto y hacia Hela.

La Diosa se giró con sorpresa y dirigió el rostro hacia Lu Bu; en su pregunta soltó un sutil tono de interés.

- ¿Qué quieres, Lu Bu hijo de Lu Shang?

El hombre más fuerte de China cruzó los brazos con seriedad.

Todos prestaron la atención debida: en ese milenio, todos se llevaron grandes sorpresas conociéndose unos a otros, y Lu Bu no era la excepción. Podría ocurrir algo que nunca hubieran visto.

Lu Bu sostuvo una mirada fijamente en Hela, y ella correspondió de la misma manera; tanta era la tensión que Garm se levantó de su lecho al sentir en el humano una especie de aura asesina. Sin embargo, el humano no se inmutó ante el perro-lobo.

Al contrario; respiró profundamente una sola vez, y soltó una pregunta con su cara ruda y seria; su voz fría, y su postura firme. Y su pregunta fue...

- ¿Podemos ver el segundo Ragnarok?

Fuera de lugar. Comparada con lo esperado, decepcionante.

Hela se quedó mirando al héroe chino, y bajó su cabeza mientras se klevaba su mano derecha a la cabellera. Ella también esperaba otra pregunta, y esa expresión suya demostró que también se sintió decepcionada.

A su alrededor, los soldados de Lu se quedaron en silencio, al igual que Rangdriz su valkiria. Hela suspiró y habló con dureza, mientras levantaba su cabeza.

- Lo que decidan Hugin y Munin.

Hela abrió la puerta de huesos e ingresó por ella. Detrás de la puerta no había nada, lo que indicio que era una especie de portal mágico para esa Diosa.

Por su parte la Garm se levantó de su sitio y caminó para echarse al frente de la puerta, como una forma de proteger los aposentos de su ama de los caídos del Ragnarok.

Lu Bu respiró con firmeza como si hubiera triunfado por hacer esa pregunta, para después girar su mirada hacia Rangdriz quien le miraba atónita y, hasta cierto punto, enfadada. El chino se confundió con su expresión.

- ¿Qué?

- ¿En serio... le preguntaste eso?

Lu Bu levantó los hombros con inocencia.

- He visto las mismas caras, y he peleado con las mismas personas por mil años. Ya me aburrí, y quiero ver algo nuevo.

- ¡De tantas cosas que podías pedir o preguntar... ¿Solo se te ocurrió no aburrirte!?

Aquiles se quedó parado en el balcón, mirando con la misma sorpresa y confusión.

La única diferencia a hace unos momentos fuera la impresión que recibió de Hela: una Diosa con quien en definitiva no debería involucrarse, a menos que la situación lo requiera. Pero, tendría que ser muy cuidadoso con ella.

El semidiós suspiró al recordar todo lo que acababa de ocurrir. Tomó el barandal con una de sus manos y comenzó a bajar las escaleras del balcón con lentitud.

- Tienen razón esos cuervos... - en cuanto llego a conciencia planta baja, los humanos y valkirias se giraron hacia él; incluso Aquiles sabía que estaba a punto de pasar por un largo y tal vez interminable interrogatorio - Por más abajo y frío que sea, no me aburriré de este lugar...

...

Fecha de publicación: 10 de marzo del 2022
ASFD

Nota de autor: Nuestro capítulo especial del Nilfheim. Aunque es corto comparado con los demás, espero que haya sido de su agrado UwU.

¿Les gustaría ver algún encuentro especial en el mundo de los muertos? Veré que dicen en los comentarios, ya que tendremos mucho material y espacio para desarrollar a los que están descansando bajo el reinado de Hela.

A continuación está la lista de nuevos términos para LR (Last Ragnarok).

Y sin más que decir... ¡Los leo en el siguiente capítulo!

...

Nuevos términos

*Helgafell: lugar nórdico donde se dirigían los espíritus de los difuntos que habían vivido una vida digna y correcta. En LR, será considerado el sitio donde se dirigen las almas "ordinarias"; será una extensión del Helheim que está al mismo nivel que Midgard. Por esto pueden aparecer fantasmas y espíritus en el mundo humano.

**Eljudnir: en mitología, es el salón de Hel ubicado en Niflheim; en LR, así será llamada la sección especial del palacio de Hela que ella remodeló para las almas de los caídos en Ragnarok.

***Palacio Hel: en mitología, nombre del palacio donde vive y reina Hela; conservará este mismo nombre y funciones en LR.

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