Capítulo 33: Bendición de madre
- ¡Ayayayayayayay!
- ¡No te muevas pequeña!
Los demás del grupo en Ábaton ahora estaban acompañados por Lífthrasir y Eva, quienes habían llegado de repente después que la mujer entró con la valkiria en brazos, teniendo la pequeña las rodillas raspadas por correr entre los escombros.
Sasaki tenía a la valkiria sentada en la orilla de la camilla de Hrist, usando algodón con alcohol para limpiar sus heridas; sin embargo, cada vez que le tocaba ella se removía ruidosamente.
- ¡Eso arde mucho!
- Es solo un poco de alcohol. No pasa nada.
- ¡Soy una pequeña niña! - con lágrimas en los ojos, Lífthrasir se dirigió a Hrist - ¡Onee-sama! ¡Onee-sama!
- Tú te lo buscaste, Lífthrasir - sonrió Hrist 'la que ruge' con malicia - Tú quisiste correr, a pesar que Eva te había dicho que no, ¿No es así?
- ¡L-Lamento no haberla cuidado como debía! - Eva se disculpó nuevamente con mucha pena.
- ¿Ves lo que haces? - Skogul también se unió al regaño hacia la menor - Haces que Eva se disculpe más de mil veces.
- ¡Perdón, lo siento! - Lífthrasir volvió a llorar con berrinche - ¡No lo volveré a hacer! ¡Pero librenme de este abrumador castigo divino!
- ¡Eres muy dramática, la verdad! - rió Sasaki - Es nada más un poco de alcohol. Cuando seas grande, te darás cuenta.
- ¿Cuando sea grande? - la niña se quejó, cambiando su malestar por su pequeño e infantil orgullo - ¡Ya tengo más de 900 años! ¡Soy muy grande!
- ¿Ah si? - Simo se involucró en la conversación - Pequeña niña, yo tengo más de 1090 años, y te pudo decir que soy el mas joven aquí.
- Contando todo tiempo que entrené en el Valhalla, yo tendría unos 1400 años - respondió Sasaki con orgullo.
Y el Rey Leonidas fue quien puso la cereza en el pastel.
- Y yo, niña, soy el más viejo de estos hombres. Con un total de 3540 años desde que nací, morí en las Termopilas, y participé en el Ragnarok. Lo sentimos mucho, pero...
Los 3 hombres concluyeron al mismo tiempo.
- Aún eres muy joven.
Lífthrasir se quedó en silencio, mirando fijamente a los 3 hombres. De repente, su mente tuvo una idea extravagante e insana que provocó un sonrojo leve en sus mejillas, lo cual le asustó mucho.
« Viejos sabros- ¿¡Qué rayos acabo de pensar!? ¡Solo soy una niña! »
- Y tan distraída estás... ¡Ya he terminado!
Lífthrasir salió de sus pensamientos y se vio las rodillas, ambas vendadas en círculos que rodeaban el doblez de las piernas. Las movió un poco y habló con seriedad ante la respuesta de sus piernas.
- Casi no las puedo mover.
- Al menos, así ya no correrás ni le provocarás problemas a Eva - le regañó Skogul de inmediato - ¿Entendido?
- ¡Si, onee-sama! - Lífthrasir se volteó hacia Sasaki, esta vez mostrando una sonrisa de niña - ¡Gracias, Kojiro-san!
- Es todo lo que puedo hacer. - respondió el espadachín con modestia - No es un cuidado médico profesional, aunque... bueno, al menos a una persona le gustan mis pobres dotes médicos...
Hrist captó la referencia de inmediato; 'la que tiembla' se sonrojó con vergüenza, por lo cual usó la orilla de su sábana para cubrir su rostro. Sin embargo...
- ¿A una persona? ¿Te refieres a mi?
Lífthrasir no entendió.
Eva sentada junto al espartano en una pequeña silla; con ambas manos en sus rodillas, extendió su cuello para ver desde su posición a Jingū. Había unas cuantas manchas rojas sobre su vendaje, en especial en el hombro izquierdo que fue perforado por el último golpe del tridente; sin embargo, seguía como dormida.
Esa imagen fatalista preocupó en gran manera a Eva, por lo cual bajó la mirada. Leonidas lo notó instantes después.
- ¿Madre? ¿Pasa algo malo?
Eva se sorprendió y levantó la mirada, negando con la cabeza.
- No, no es nada - Eva bajó la mirada, y cambiando el tema atino a soltar con una risa con un toque de diversión y sarcasmo - No, no me acostumbro aún.
- ¿Eh?
- Perdón, es que... Es cierto que soy madre de la humanidad, pero... aún no me acostumbro que todos me llamen "madre" o "mamá" cada vez que los veo. Es algo... muy extraño.
- Si... creo que te entiendo - el espartano suspiró con diversión - Han pasado mil años y muchos me llaman "general", "mi lord" y cosas por el estilo. Tampoco me acostumbro a eso de la fama.
- Cierto, hijo.
Leonidas y Eva rieron un poco.
Segundos después, por la puerta de Gimlé entraron un par de valkirias más: Sigrune y Skuld. La menor, Sigrune, cojeaba con dolor mientras era sostenida por Skuld sobre sus hombros. La mayor, en cuanto entraron, soltó un alejado abrumador cargado con molestia.
- ¡Te lo he estado repitiendo, maldita sea! ¡No soy médica: soy una valkiria!
- ¡En el sentido nórdico de la palabra, deberías ser médica! - le respondió Sigrune, igual de molesta.
Leonidas las vio y se puso de pie para alcanzarlas; especialmente porque la última vez que las vio se quedaron en solas entre escombros.
- ¡Oigan! ¿Qué ocurre?
- ¡Leonidas! - en cuanto lo vio, Skuld tomó a Sigrune de los hombros y arrojó a su hermana hacia el espartano - ¡Ayúdame, ¿no?!
- ¡Hey! - el soldado tomó a Sigrune repentinamente.
- Ya sabes la primera parte de la historia - Skuld se estiró la espalda, haciendo sonar sus vértebras - La segunda parte fue que todo se reparó por arte de magia, y... no sé cómo rayos, pero mi hermanita se puso en medio del camino de un escombro que le hizo más daño todavía; le abrió la primera herida, y como souvenir le dejó una segunda.
- ¿Souvenir?
- ¡Lo que sea! - Skuld se enfadó aún más - ¡Tuve que cargar, arrastar y jalar a Sigrune por todos los Campos Elíseos buscando la enfermería! ¿¡Quién le cambió el nombre por "Ábaton"!
- Estamos... en Grecia, teóricamente. "Ábaton" sería el nombre griego para la enfermería.
- ¡Lo que sea!
Skogul escuchó a sus hermanas, y en cuanto las vio no dudo en correr y darles un abrazo, a cada una por separado. Unas pocas lágrimas salieron de sus ojos.
- ¡Sigrune, Skuld! ¡Me alegra saber que están bien!
- ¡A mi también me alegra saber que estás bien! - sonrió Sigrune con una mueca de dolor - Con todo esto del coliseo destruyéndose... Era preocupante...
- Si... - Skuld respiró aliviada, viendo el escenario - Estamos todas y estamos bien, aunque... No veo en ninguna parte a Geir, Mist ni Hlökk.
- Tuvimos una escena de Hlökk, que incomodó a Geir. Así que ellas fueron a-
- ¡Nee-samas!
Lífthrasir dio un salto de la camilla y caminó a sus hermanas mayores, de la manera que pudo por los vendajes en sus rodillas.
- ¡Lífthrasir! - Skuld tomó a la pequeña y la cargó en sus brazos - ¡Estás muy bien! Que bueno que estés con todos, en especial con ese terrible alboroto de allá afuera.
- ¿Acaso...? - Sigrune vio las rodillas de la pequeña y se preocupó - ¿Saliste herida?
- Fue un rasguño tan pequeño que no sentí nada... ¡Pero me dolió mucho cuando Kojiro-san me lavó la herida!
- ¡Ja! - rió Skuld por lo bajo - Imagino que hiciste algo indebido para salir herida.
- ¡E-Eso no es cierto! - Lífthrasir desvío la mirada.
Sigrune, apoyada por Leonidas, avanzó un poco hacia Skogul y le habló en susurro discreto.
- ¿Hay buenas noticias sobre Líf?
- Eso... es lo que más me preocupa. - respondió Skogul de la misma manera - Después que nos separamos, la buscamos en varios sitios antes que el coliseo cayera. Tuvimos que suspender porque Hlökk resultó herida, pero en todo ese tiempo no tuvimos ninguna señal de ella.
- Tendremos a buscarla en cuanto podamos - respondió decidido el espartano - Con este desastre, cualquier cosa pudo pasar...
- Pero, antes que eso... ¡Te atenderemos, hermana! - Skogul tomó a Sigrune y ayudó al espartano para llevar al la valkiria a una camilla.
- Pero... No la necesito. Las tengo a ustedes, así que podemos-
- ¿"Guardar esa camilla para que alguien más la use"? ¡Ni lo sueñes! - Skogul exclamó con enfado, demostrando su autoridad sobre Sigrune - Ni creas que te dejaré desangrarte por tu altruismo. Me gusta que pienses en los demás, pero no permitiré que te excedas.
- Pero, hermana-
De repente se escuchó un grito atronador. A pesar de que se acostumbraron a escuchar gritos por los malheridos que estaban en Ábaton, ese en particular era muy diferente a los otros
El primer criterio que le diferenciaba era que no se escuchaba como si fuera de dolor; era más como un grito de júbilo. El segundo fue que no era un grito de un solo momento; era un canto constante y prolongado.
Esas carcteristicas asustaron a los presentes de inmediato.
- ¿Qué fue eso?
- ¡Todos detrás de mí!
Leonidas dejó a Sigrune nuevamente a cargo de Skuld y se dispuso a la defensiva frente la puerta de Gimlé, y momentos después se le unieron Sasaki y Simo sin armas.
- ¡Ustedes...! ¡No tienen armas!
- Si pierdo mi espada, lucharé con manos y pies. Sin manos ni pies, lucharé con los dientes - sonrió Sasaki con confianza - Es hora de aplicar esa lección.
- Yo diré lo mismo, pero con otras palabras - concordó Simo - Estamos juntos en esto. Somos los Einherjer del primer Ragnarok y vivimos juntos para pelear.
Los 3 Einherjer, hombro con hombro, se pusieron a la defensiva frente las valkirias esperando que lo peor cruzara la puerta. Cuando llegó la hora, lo que obtuvieron fue... una especie de paradoja. Menos de lo que esperaban y al mismo tiempo mucho peor.
La valkiria Geir entró a Gimlé y extendió las manos a los lados azotó las puertas en la entrada con ruido frenético; tanto que asustó a los 3 Einherjer que antes estaban tan confiados.
- ¡Ya llegué! - exclamó la pelimorada con emoción - ¡Con permiso, que ya llegó su valkiria favorita!
Todos vieron a Geir y quedaron boquiabiertos, en especial los Einherjer: la valkiria de cabello morado, miedosa y llorona, encargada de cuidar de todos ellos ahora parecía estar en un estado de éxtasis; un estado que nunca habían visto y mucho menos imaginado en ella.
También sus hermanas mayores quedaron boquiabiertas; solo una vez la habían visto en un estado parecido, pero comparado con lo que tenían frente suyo, esa ocasión ella estaba muy relajada.
La pelimorada empezó a avanzar, caminando con pasos muy largos y poco equilibrados, soltando una sonrisa de vez en cuando. Leonidas la vio y de inmediato se vio en su rostro su incredulidad.
- ¿¡G-Geir!?
- ¡Ah...! ¡Espartano guapo!
La pelimorada recobró el equilibrio y, usando todas sus fuerzas saltó desde su posición hacia el espartano, cayendo en sus brazos casi por suerte además que el griego tuvo que extenderse para evitar que se cayera.
- ¡Ay! ¡Me atrapaste ♡!
- ¿Geir? ¿Qué estás...? - de inmediato pudo reconocer el olor del alcohol salir de su boca - ¿Tomaste alcohol? ¿Estás borracha?
- ¿Borracha? ¡No! *hip* - la valkiria soltó un sea risa divertida al tiempo que su hipo volvía - ¡Estoy muuuuuuuuy borracha! ¡Ebria *hip* peda, o como le quieras llamar! ¡Estoy *hip* más allá del Valhalla! ¡Woooooooooo!
Geir soltó un grito de victoria, y tomó la cara del espartano con ambas manos para mirarlo directamente.
- Tú y yo *hip* En mi cuarto *hip* Ahora.
- ¿¡Geir!? - incluso el griego se asustó por esa declaración tan repentina.
Pero la valkiria siguió hablando.
- Tenemos la ventaja en el Ragnarok, y quería *hip* quería celebrarlo de la manera correcta...
La valkiria fijó sus ojos verdes en el soldado, quien solo pudo respirar agitado por su reacción tan repentina. Después de unos eternos segundos de silencio incómodo, la valkiria siguió hablando.
- Hay que *hip* celebrar esta ventaja... ¡Jugando videojuegos hasta el amanecer! *hip*
- ...
- ¡Por supuesto! Esas cosas que hicieron los humanos son muuuuy divertidas *hip* y he querido jugar videojuegos por muuuucho tiempo *hip* Pero ser administradora del Valhalla *hip* cuidar que no se metan esos Dioses en mi casita *hip* la niñera de Líf y Lífthrasir, y todas esas tonterías me *hip* tienen estresada... ¡Después de todo lo que he hecho *hip* ser la asistente de Brunhilde onee-sama y haber matado contigo a Odín-sama, tengo *hip* tengo derecho a un videojuego!
- ... Sé que me odiarás después por esto, pero lo haré.
Leonidas dejó caer a Geir de sus brazos, azotando su trasero sonoramente en el suelo. La valkiria soltó un grito de dolor para después levantarse con cuidado y acariciar su retaguardia.
- ¡Eso me dolió! ¡Me dolió mucho!
- ¡Geir! ¡No andes sola!
Inmediatamente entraron por la misma puerta los demás del pequeño grupo: Hlökk y Mist acompañadas de Nostradamus, Jack y Zapata.
- ¡Ahhhh! - En cuanto las vio entrar, Geir acudió a Mist - ¡Nee-sama! ¡Leonidas *hip* mi rey me dejó caer de culo!
La valkiria primero soltó una discreta risa divertida, para luego voltear al espartano.
- Bien hecho soldado.
Lífthrasir se quiso acercar, pero Skogul la tomó de inmediato y ocultó su mirada en su pecho para que no viera nada.
Entonces Leonidas pudo ver que, en donde había caído Geir, estaba tirado su teléfono celular; tal vez se le cayó en ese instante. El espartano lo recogió, y para su sorpresa estaba desbloqueado.
- Tú teléfono... Geir...
El espartano vio lo que estaba en la pantalla: un mensaje especial del informante. Se levo una gran sorpresa que trató de disimular, aunque fue casi imposible.
- ¿¡E-Esto es...!?
- ¡Información *hip* que nos dio el informante! - sonrió Geir mientras levantaba sus brazos - ¡Tenemos una hora y media de ventaja *hip* debido al caos que hicieron Nut-chan y Cleo-chan!
- ¡Esto fue hace hora y media! - exclamó Leonidas, leyendo el mensaje otra vez.
- ... Ups...
- ¡En ese caso, no perdamos más el tiempo cabrones!
Zapata se abrió paso entre todo el mundo, sorprendiendo a todos la facilidad con que pudo moverlos de lugar, y llegó hasta la presencia de Eva. Se arrodilló de inmediato, tomó con la mano izquierda el sombrero de su cabeza para quitárselo, y extendió su derecha para tomar con delicadeza la mano de Eva.
- ¡Santa Eva, madre de la humanidad entera!
La primera mujer se sonrojó por la sorpresa repentina con que todo estaba ocurriendo.
- E-Eh... ¿Si, hijo...?
- ¿Me recuerdas verdad? Soy uno de tus chamacos que vino en viaje desde el Valhalla hasta este recóndito lugar del Cosmos.
- ¿Tú... eras quien tenía su fiesta...?
- ¡Simón, jefa! ¡Ese mero soy yo!
Eva se sonrojó aún más por las expresiones abiertas y poco sutiles del mexicano.
- Tampoco... me he acostumbrado a esto...
- ¡Oh, jefesita! - Emiliano agachó la cabeza y besó la mano del Eva con sumo cuidado - Por favor, dame tu bendición antes de ir a la arena del Ragnarok para la siguiente lucha por la humanidad.
Esa afirmación sorprendió tanto a Eva como a los Einherjer presentes.
- ¿Tú serás el siguiente? - Sasaki se acercó sorprendido.
- ¡Así es! - confirmó Nostradamus con un sonrisa - ¡La predicción salió muy bien!
- Así es, compadres. Yo seré el siguiente. - levantó levantó su rostro con orgullo flameante - He venido hasta aquí para recibir la bendición de mi jefa; así sabré que tendré la victoria.
- ¿Eh? - Simo, quien fue el mentor principal de Zapata, se sorprendió por la declaración del hombre - ¿¡Y todo lo que te enseñé fue un adorno!?
Eva dudo por unos momentos, aún estando con sus mejillas muy sonrojadas. Después de ello, extendió su otra mano y la puso sobre la del mexicano con firmeza, al tiempo que se separaba de su silla para agacharse y estar a la altura de Zapata.
- N-No... No sé cómo hacer esto pero... - sonrió la mujer y apretó su agarre con cariño - Te deseo mucha suerte... hijo. Pelea con todas tus fuerzas, usa rodó lo que te enseñaron tus... "hermanos", y recuerda que estás luchando en nombre de tu familia, la humanidad. Busca la victoria recordando todo eso... y regresa con nosotros...
Dicho esto, Eva soltó las manos de Zapata y las extendió para tomar los hombros del mexicano y depositar un cálido beso sobre su cabellera oscura.
Se separó la mujer y volvió a tomar asiento como estaba antes.
- ¿Lo... Lo hice bien?
Zapata respiró profundamente; y, como si hubiera recobrado la vida, se incorporó de un salto y soltó una risa mexicana al tiempo que se volvía a poner el sombrero.
- ¡Con esto basta y sobra para quebrarme a esos pendejos Dioses! ¡Muchas gracias jefa; se lo pagaré al doble! - Zapata se dio media vuelta y caminó hacia Mist - ¡Ya terminamos preciosa! ¡Podemos continuar!
- ¿¡"Preciosa"!? - Skuld se ofendió por ese piropo.
- ¿A dónde van? - Skogul dejo a Lífthrasir y se acercó al grupo.
- Tenemos mucho qué hacer - Hlökk comenzó a explicarle - Este hombre quiere hacer unos cambios para su pelea. Lo mismo que con Jack, pero con otras demandas. Una de ellas fue la bendición de Eva antes de pelear...
- Oh... - Skogul suspiró - Ese hombre es raro...
- Ni que lo digas - contestó Hlökk - Vinimos a eso, y a dejarles a Geir. Traten de quitarle la borrachera y no la dejen escapar, que tan mal está que podría terminar desnuda en el palco de Thor-sama.
- ¡No le quitaremos el ojo de encima! - asintió Skogul - ¿Y, qué otras demandas tiene ese hombre?
Hlökk forzó una sonrisa.
- Pronto lo verás...
...
Audumbla caminaba lentamente, mientras cargaba a Nut en su lomo. La Diosa egipcia, acostada en el animal, suspiró aburrida.
- Ya te dije que puedo caminar sola.
La vaca mugió 2 veces negando con su cabeza, cosa que molestó a Nut.
- No necesitas cuidarme. Ya estoy mejor; puedo ir por mi cuenta.
Audumbla mugió con seriedad y eso silenció a Nut un largo tiempo.
- No es necesario que hicieras todo esto. Solo un poco de ayuda, para que pueda dormir en mi habitación sin molestias.
Audumbla mugió una sola vez con firmeza. Esa respuesta dejó a Nut pasmada unos momentos, y después moviendo la vista a un lado asintió con vergüenza.
- Si.
Audumbla emitió algo parecido a una sonrisa. Al parecer, la vaca ganó la discusión.
Finalmente llegaron hasta un gran portón en la pared:
Negro abismal, con un marco dorado que rodeaba completamente la puerta, y con relieves pintados de blanco que eran ángeles; las manijas, que cerraban las puertas, estaban hechas de cristal opaco muy hermoso e incrustación de zafiro.
- Ya llegamos. Ahora si puedo bajar.
Audumbla asintió y dejó caer a Nut con suavidad en el suelo. La egipcia estiró los brazos para reanimar su cuerpo agotado y adolorido, y extendió su mano hasta tocar la manija. Movió con firmeza un giro hacia la derecha y abrió la puerta...
- Ya llegamos.
... La puerta de la Sala de los Primigenios.
- ¡Nut-chan!
- ¡Has terminado tu pelea!
- ¡Te extrañamos muuuucho!
- ¡Por poco nos matas del susto!
Muchos Dioses de diferentes panteones se reunieron torno a ella; forma humana, humanoides o animales en su totalidad. Todos ellos Primigenios.
En medio del tumulto divino que se formó alrededor de la Diosa egipcia, una figura se abrió paso de manera abrupta hasta llegar a ella: dicha divinidad se vestida extravagantemente, con poca ropa que desvelaba su cuerpo delineado y hermoso, de donde también colgaban joyas sobre las zonas que la ropa no alcanzaba a cubrir.
- ¡Nut-chan! ¡Amiga, hermanita e hija mía, ya volviste de tu pelea!
Ella era Deví; Primigenia del panteón hindú. Superior de Shiva, Rudra, Brahma, Vishnu y etc.
- Si, así fue Deví... - respondió Nut con serenidad.
Deví no se hizo esperar y tomó a Nut en un abrazo acogedor, hundiendo la cabeza entera de la egipcia en sus voluminosos y extravagante pechos.
- ¡Usaste mucho de tu poder! ¡Creí que no saldrías de ahí!
- De dónde no saldré es de aquí - habló Nut, de la forma en que pudo - Mi cara... mi cabeza está siendo aplastada...
- ¡Ya lo sé! ¿Acaso no extrañaste a este par de bombones?
- A partir de ahora no lo haré.
Deví se separó de Nut y la egipcia pudo tomar un respiro. Los demás Primigenios se acercaron para felicitarla y darle sus apoyos con buenas palabras y acciones.
- ¡Tuviste una pelea muy buena!
- ¡Esa humana egipcia dio una gran contendiente contra ti!
- ¡Fue maravilloso! ¡Incluso me dieron ganas de participar!
- ¿Y... cómo se siente, Nut?
Una voz gruesa y firme apagó la bienvenida de los Primigenios. Todos ellos en abrieron paso, para dar entrada a la deidad masculina que había hablado de esa forma agresiva; sin embargo, esa respuesta casi de inmediato de los Primigenios indicaba que estaban a la espera de ese momento.
Aunque Dios vestía también de forma extravagante; un plumaje real cubría su espalda, una corona animal en su cabeza y cuello, y partes de armadura para su torso, brazos y piernas. Con sus extremidades superiores cruzadas, los ojos serios y fríos se posaron sobre la egipcia.
- Es la primera vez que un Primigenio pelea contra un humano en la historia. Es la primera vez que un mortal iguala y pone en aprietos en más de una ocasión a un Primigenio como nosotros. Y es la primera vez que los cielos son traicionados por uno de nosotros, la supremacía de los Dioses y se supone el pináculo de la perfección... ¿Qué se siente cargar con todo eso, Nut?
La egipcia se separó de Deví, para mirar de frente a dicha deidad masculina. Soltó un suspiro y le respondió con mucha molestia.
- Tezcatlipoca.
- Es interesante que te hayas hecho llamar la perfección de los Cielos por tanto tiempo, y ahora has roto cada uno de tus mandamientos no escritos... - El Dios azteca de la oscuridad se acercó con pasos leves - ¿No te hace eso ser una hipo-?
- No necesito darte explicaciones - Nut cruzó sus brazos de la misma forma que su adversario - No eres nadie para darme órdenes ni para pedir cuentas de mis acciones.
- Soy un Primigenio; soy parte de esta mini organización de Dioses que están evaluando al Consejo del Valhalla. Tengo tanto derecho como tú para pedir cuentas.
Tezcatlipoca se detuvo a un escaso metro de la egipcia, agachando su cabeza para poder mirar de frente a Nut.
- ¿Y bien? ¿Te gustaría decir algo al respecto?
Nut no se dejó intimidar en lo absoluto. Incluso Deví a su lado se podía notar preocupada por la reacción seria y asesina del azteca, pero a la perfección del cielo no era posible asustarla tan fácil; únicamente un oponente de su calibre sería capaz de mover sus sentimientos.
Justo como... esa egipcia...
- Yo decido cómo cumplir mis méritos, y yo decido quiénes están cumpliendo esos méritos para ser llamados Dioses. El Consejo del Valhalla no son más que un montón de caprichosos, incapaces de tener autoridad sobre insectos; tanto así que ninguno negó la exigencia de esa humana para pelear en nombre del Cielo. No soy alguien que esté dispuesta a trabajar para quienes no saben cómo comportarse ni imponer respeto: no reconozco al Consejo del Valhalla como Dioses, y no merecen que pierda mi tiempo dándoles una victoria.
Nut respiró con profundidad, dejando que sus ojos dorados reflejaran los mismos sentimientos que imponía el azteca.
- No cambiaré de opinión. No estoy interesada en que esos mortales vivan, pero prefiero darles mi victoria que cederla a pedazos de mierda.
Tezcatlipoca suspiró lentamente, para después dar un par de pasos hacia atrás y soltar una risa burlona prolongada.
- Perdiste gran cantidad de las estrellas de tu vestido, el Manto del Cielo, en esa batalla. Estás muy vulnerable y aún así puedes portar ese ego.
Tezcatlipoca río a carcajadas, levantado la cabeza al aire.
- ¡Jaja! ¡Si que eres sorprendente, Nut la perfección del cielo!
Nut resopló con orgullo.
- Un Dios no titubea. Un Dios no se intimida. Un Dios no está bajo el yugo de nadie. Así somos~
Tezcatlipoca dejó de reír momentos después, y entonces posó su mirada sobre la Diosa egipcia, regresando a aquella imposición de seriedad e instinto asesino.
- Solo te daré una advertencia.
- ¿Una advertencia?
- Del mismo modo que tu odias a los Dioses... Yo ODIO a los humanos. No estoy en contra de ese jueguito con tu egipcia, pero les diste ventaja a esos insectos. Espero que esta tontería tuya no les haga ganar el segundo Ragnarok; no estaré feliz si ellos viven por 1000 años más. Si llega a suceder, sin dudas te mataré.
Nut se quedó en silencio largo tiempo, para luego bufar con soberbia.
- Si los Dioses por los que apuestas son dignos de ganar, no necesitarán mi victoria para terminar este Ragnarok. Podrán ganar sin recibir un solo rasguño más...
- Eso espero... Nut...
El Dios jaguar se dio media vuelta y fue a tomar asiento en donde estaba desde un comienzo, acomodándose para dormir en la silla. Deví a su lado puso sus manos sobre sus hombros estando muy preocupada.
- ¡Hiciste enojar a Tezca-chan! Creí que no iba a salir nada bien.
Nut suspiró con simpleza, dándole poca importancia al asunto.
- Que importa lo que piense ese azteca. No necesito su opinión para ser una Diosa. - repentinamente un bostezo interrumpió sus palabras - Lo único... lo único que quiero ahora... es dormir.
- ¡Ya escucharon muchachos! ¡Abramos paso a la primer Primigenia ganadora en el Ragnarok!
Los Primigenios se abrieron paso para dejar que la pequeña egipcia camine hasta su habitación, las cuales estaban todas ubicadas al fondo de la gran sala en la pared, como si fuera una pared de departamentos en cuestión de apariencia.
Nut siguió hasta la puerta de su habitación, una de planta baja; la abrió con silencio y calma, para después de pasar por ella cerrarla con lentitud tras de sí.
- ¡Aquí afuera te estaremos esperando, Nut-chan! - Deví le habló desde el otro lado de la puerta - ¡Duerme todo lo que quieras y te recibiremos cuando estés mejor ♡!
Nut caminó por su cuarto una pequeña vuelta; era una habitación cuadrada pequeña, con un sicomoro en la esquina izquierda mirándola de frente, una cama a su medida en la otra esquina y algunos libreros acomodados junto a la puerta.
La Diosa llegó a su cama y dirigió sus manos a su cabello, entremetiendo sus dedos en su larga y espesa cabellera para sacar el objeto que había mantenido: el lirio sagrado del Nilo, el primer regalo que le hizo Geb. De forma milagrosa, esa pequeña flor se había mantenido intacta y sin dejar caer pétalo alguno desde que fue creada por Geb hace más de mil eones atrás.
La Diosa egipcia tomó la flor y la mantuvo sus manos por un momento, para mirarla con detenimiento. En esa pausa de tiempo, pudo recordar esos momentos finales de la pelea.
...
- ¡Nut! ¡Ya no necesitamos hacer esto!
» Ya no tenemos que pelear. Ahora que lo veo bien, ya no me importa ganar. Tenemos cosas más importantes que atender: yo a mi familia y tu a tu propio corazón.
- ¿Eh?
- Tuve esa conversación con lo que ya no debería existir, ¿Lo recuerdas, no? Me contaste lo que has vivido toda tu vida y por qué odias tanto a los Dioses, casi como yo. La traición que sufriste, la soledad que sientes... El terrible dolor que tienes en tu corazón, y puedo decir que necesitas de mi ayuda...
- ¿Qué estás diciendo? ¿Crees que una Diosa como yo necesita de una mortal como tu?
- ¡Al menos soy la única que sabe lo que tienes en tu corazón! Pero realmente no lo sé. Tal vez tu y yo nos necesitamos la una a la otra, y por eso estamos aquí. Pero no lo sabremos si nos matamos...
» Déjame ayudarte, y yo te dejaré ayudarme... ¿No te gustaría ser nuevamente feliz?
- ¿Feliz?
- Esa otra versión tuya me caía mejor a decir verdad. Eras tan feliz, con esa sonrisa que ahora no puedo sacarme de la cabeza, hablando de ese Dios que te enamoró una vez, con todos tus sentimientos verdaderos a flor... ¿No quieres volver a sentir eso? ¿Volver a ser esa Nut pequeña, tan risueña y alegre? ¿No te gustaría volver a ser la Nut completa?
Se quedó en silencio, sorprendida en gran manera; se llevó una mano apretada al pecho y cerró sus ojos.
« ¿Volver a ser feliz? ¿Risueña, alegre, enamorada? Volver a ser esa Nut... esa Nut completa que... »
- Volver a... sentir... todo eso...
...
« Sentir todo... todo eso de nuevo. »
Entonces, Nut decidió depositar el lirio sobre la pequeña mesa de noche junto a la cabecera de su cama, en medio de ésta y el sicomoro.
Entonces la deidad soltó un suspiro agotador y finalmente se acostó en su lecho con un movimiento cansado; el Manto del Cielo, su vestido, se extendió a voluntad propia como si se hubiera convertido en un líquido y se convirtió en una cobija grande y al parecer muy afelpada.
La Diosa, con su pequeño y ahora desnudo cuerpo tomó las orillas del Manto del Cielo para cubrirse y se movió en la cama para comodarse. Una parte del vestido se hizo una pequeña bola esponjosa que viajó hasta reposar debajo de su cabeza y convertirse una almohada.
Nut se quedó boca arriba mirando el techo, con ese prolongado momento de silencio ideal para meditar esas palabras una y otra vez. Algo muy dentro de ella le decían que es las palabras eran muy especiales...
... Pero, rápidamente su naturaleza divina se negó a aceptarlo. Respiró profundo debajo de su cobija, mientras se hacía esa pregunta en su cabeza otra vez.
« No, no quiero eso. No lo quiero nunca más. Fui una estúpida al permitir que esa humana viera ese lado de mi. Pero... »
Nut suspiró con calma, y ansiedad.
« ¿Por qué pensar esas palabras llenan este vacío que me ha dejado el Ragnarok?... En especial, aunque haya ganado esta codiciosa victoria y he logrado mi objetivo de mostrar a todo el mundo quién soy... ¿Por qué me siento tan sola...? »
...
Después de poco más de hora y media de espera, el Ragnarok se ha reanudado.
En su mayoría con espectadores cubiertos de vendas y yesos en extremidades, todos esperaban con impaciencia frente al campo de batalla oscurecido completamente.
En la humanidad había confusión y expectación.
- Esa pelea anterior fue... muy confusa...
- No creí que una pelea entre 2 mujeres podría ser tan larga...
- ¡Que importa! Cleopatra nos traicionó al final... ¡Qué bueno que se murió!
- ¿Realmente tenemos la ventaja en el marcador? Digo... esa Diosa no se veía muy convencida de luchar a nuestro favor...
- ¿Los Dioses permitirán esto? ¿O la habrán convencido de regresar a su bando?
- Lo único con lo que nos podemos quedar... ¡Es que eran mujeres muy hermosas!
- ¡Maldito pervertido! ¿¡Cómo te atreves!?
Mientras tanto, las divinidades estaban asustadas y preocupadas en su mayoría.
- Estamos... muy mal para esta batalla...
- ¡Los humanos nos han alcanzado en todos los sentidos!
- Pudieron igualar y casi superar a un Primigenio... ¡Imposible!
- ¡Vamos a estar perdidos en este Ragnarok! ¡Sabía que era mala idea!
- ¿Zeus-sama habrá permitido el cambio de Nut?
- ¡Ojalá que no! ¡Si no estaremos en desventaja!
- ¿A quién enviarán esta ocasión? ¡Espero que no sea tan poderoso que destruya el estadio de nuevo!
- ¡En cuanto tiemble el estadio, me largaré de aquí!
Esa tercera ronda del segundo Ragnarok había cambiado en su totalidad la percepción y las expectativas de esta nueva pelea. Por un lado, había mucha incertidumbre ya que en cualquier momento la batalla se saldría de control, y por otro lado... había una especie de excelencia mejor que hace un milenio.
Atenea, recostada sobre el sofá en el palco de los griegos y cubierta de basuras y migajas, comía una nueva bolsa de papas fritas; Ares sentado en un trono de piedra y Hermes de pie junto a su hermana.
- Y seguimos con esto. - comentó Atenea, con la boca casi llena - Lástima que papi se lo va a perder.
- No me sorprende. Con el primer empate hace un milenio, estuvo fuera de las gradas por un tiempo.
- Y más razonable ahora - respondió Hermes - 3 peleas y el marcador está en nuestra contra. Lo que me sorprende es que no haya explotado.
- ¡Papi no puede explotar aún! - exclamó Atenea, escupiendo migajas - Aún le falta ser humillado por segunda ocasión.
- ¿Humillado por segunda vez? ¿Por qué dices eso?
Atenea ingirió lo que tenía en la boca y respondió con más calma.
- Después que que matara a papi Adán hace mil años, el 90% de la humanidad debe odiarlo. Seguramente, más de una persona ha entrenado con el propósito de vengar a su padre; y, por su fuera poco, la primera madre de la humanidad está en la lista de peleadores humanos... - los ojos de Atenea brillaron - ¡Aunque no debería, me emociona pensar quién será el responsable de humillar a papi!
Ares permaneció en silencio, con las manos sobre sus rodillas para apoyar su mentón. Pensaba demasiado las palabras de la valkiria respecto a su hermana menor.
« Soy el Dios de la guerra e hijo de Zeus, pero... No puedo creer que esa niña me haya hecho dudar de esta forma… »
Ares dirigió su mirada en Atenea disimuladamente.
« Pero… Por esta simpleza con que se expresa, incluso esperando que padre sea humillado y tal vez derrotado... ¿De verdad Atenea es la traidora de los Cielos? No puedo verlo de otra forma...
» ¡Pero no! ¡Como su hermano mayor, es mi deber hallar pruebas que le quiten la culpa y las dudas sobre su lealtad; y lo seguiré haciendo! »
Hlökk y Eva, junto a Lífthrasir, llegaron al palco personal de Geir.
- Así que este es el palco especial que le dieron a Geir... - comentó Hlökk con envidia - Es lindo y espacioso. Y la vista es mucho mejor que en las pantallas de las antecámaras.
- ¿Verdad que es mejor? - exclamó Lífthrasir sonriente - ¿¡No te gustaría quedarte con nosotras, Hlökk nee-sama!?
Hlökk se sorprendió por las palabras de su hermanita, pero asintió al tiempo que se agachaba y acariciaba la cabellera de Lífthrasir.
- No pensaba en eso... Pero, si quieres me quedaré.
- ¡Si, si, nee-sama! - Lífthrasir dio un pequeño salto.
Eva sonrió y asintió para dar a conocer su opinión. Entonces, Hlökk desapareció por la misma entrada y la valkiria pequeña se trepó a la pierna de la mujer.
- ¡Cárgame, mamá Eva!
- ¡Jeje! Si que eres caprichosa, pequeña. - Eva la tomó en sus brazos cual bebé - Supongo que tu mamá tuvo problemas con alguien tan mimada, ¿No es así?
Los ánimos de Lífthrasir se apagaron como si fuera soplada por una vela.
- Supongo que si. No recuerdo mucho de cuando era más pequeña.
- ¿En serio? - Eva se sorprendió - ¿Y no le has preguntado a tus hermanas? ¿O a tu... padre y madre?
- Mis papás son Thor-sama y Syf-sama, que gobiernan Asgard, pero... - Lífthrasir jugó con sus dedos, mostrando nerviosismo - Ellos, ni mis padres ni mis hermanas, no hablan mucho de mi nacimiento y de mi hermana... Y cuando lo hacen, siento que... ocultan cosas...
- Bueno... - Eva se sintió identificada - Como madre, puedo afirmar que hay ciertas cosas que no puedes saber siendo tan pequeña.
- No... - Lífthrasir se corrigió - O sea... a veces siento que las historias que me cuentan... no son reales... Es un presentimiento muy extraño, pero... así lo siento...
- ¿Eh?
Eva estaba atónita con esas dudas tan vagas... y extrañas.
En ese momento Hlökk regreso, usando sus poderes de levitación para cargar una silla, la cual acomodó junto a la de Eva.
- Espero no haberme tardado demasiado - habló Hlökk con firmeza, mientras procedía a tomar asiento. Entonces se dio cuenta de que había una atmósfera extraña en el lugar - ¿Hm? ¿De qué hablaron en mi ausencia?
Lífthrasir estaba a punto de responder, cuando Eva puso una mano en la cabeza de la pequeña niña para silenciarla, y sonrió con serenidad.
- Cosas de Lífthrasir...
Heimdall empezó a caminar en la arena de combate, esta vez usando una capa cerrada de varios colores con un hoyo para meter la cabeza. El nórdico tomó con firmeza el Gjallarhorn y comenzó a hablar.
- Damas y caballeros, muchas gracias por su paciente espera. Sean bienvenidos...
- ¡Ya empezó, ya empezó! - Atenea y Lífthrasir pusieron atención en la arena. Ares, Hermes, Eva y Hlökk, dejaron de lado sus preocupaciones para dirigir sus miradas a Heimdall.
- Por primera vez en este Ragnarok, ha ocurrido un milagro para la humanidad y una deshonra para los Dioses. Después de los cambios de bandos que hicieron las mujeres egipcias en la ronda pasada, el veredicto se ha dictado:
» Con la victoria de Nut-sama, la humanidad obtiene su primera ventaja en el Ragnarok con 2 puntos a favor, mientras que los Dioses únicamente tienen una única victoria.
Los humanos empezaron a murmurar con júbilo mientras las deidades no se mostraban para nada contentos. Heimdall levantó una de sus manos, silenciando a las gradas y llamando su atención.
- Con este marcador... ¡Esta pelea ha llegado a nosotros cargada con mucha tensión! ¡¿Será que la humanidad se quedará con la cabeza o los Dioses podrán detenerlos con el segundo empate!? ¡¡Damas y caballeros, les doy la bienvenida a la cuarta ronda del segundo Ragnarok!!
Varios postes de luz se encendieron e iluminaron el campo de batalla, mostrando el nuevo cambio:
Un campo de suelo rocoso sobre el cual estaba construido una ciudad; en el centro, una explanada vacía rodeada de edificios urbanos, especialmente una gran catedral antigua. Alrededor de esta sección de ciudad, el resto estaba cubierto de largas calles empedradas, casas antiguas de piedra y paja, y zonas campesinas con sembradíos.
Sobresaliendo en el campo de batalla, postes de luz que iluminaban la arena; alrededor una muralla alta encerraba las construcciones, en la cual se proyectaron hologramas que transmitían en vivo el nuevo cuadrilátero.
Los espectadores se sorprendieron absolutamente; por un lado los humanos quedaron pasmados y por el otro los Dioses se asustaron. Todos tuvieron un dejavu frente aquella arena de combate.
- ¡Esta arena es...!
- ¡Una gran ciudad!
- ¡Lo mismo que con Jack el Destripador!
- No puede ser...
- ¡La pelea será sobre una ciudad humana!
- ¡Me trae muy malos recuerdos!
Heimdall, quien estaba en el centro de la explanada principal, se subió a una silla voladora por cuervos, sobre la cual se elevó a gran altitud para seguir comunicando con el Gjallarhorn.
- La ciudad que tenemos ante nosotros es una recreación arquitectónica... especial. Una combinación hecha a escala de acuerdo a las especificaciones dadas.
» Por un lado, en el centro, tenemos el Zócalo de la Ciudad de México del siglo XIX, específicamente hablando del año 1914.
» En los alrededores, encerrando la ciudad, están segmentos del pueblo de Ane... Ane... Anenecuilco de finales del siglo XIX... - Heimdall respiró profundo para recomponer el aliento.
« Si que es difícil de pronunciar… Qué bueno que practique antes de hablar. »
- El representante del bando de la humanidad pidió un cambio de arena. En especial, esta combinación de ciudades para pelear, y el representante de los Dioses... - Heimdall tragó saliva antes de continuar - Debo confesar que también me sorprendió su respuesta, ya que aceptó esta petición.
Los espectadores estallaron en conmoción y sorpresa. Tanto humanos como Dioses.
- ¿Qué? ¿Los Dioses aceptaron el cambio?
- ¿Acaso no recuerdan lo que ocurrió con Hércules?
- ¡Son unos tontos! ¡Ganaremos nuevamente!
- ¿¡Qué carajos están pensando!?
- ¿¡Quién es el idiota que nos representará para aceptar algo así!?
- ¡Estamos perdidos!
- Por segunda ocasión en estos 2 masivos eventos, tendremos un duelo a muerte en las calles de la humanidad... ¡Puedo ver que hay mucha tensión y conmoción por este nuevo combate! ¡Por eso, no esperemos más y presentemos al caballero que pidió esta ocasión especial para combatir...! ¡El cuarto representante de la humanidad!
La puerta del lado occidental se abrió y un largo puente conectó las gradas con la arena, sobre el cual entró un caballo negro montado por un hombre de sombrero grande. Los que estaban en las gradas sobre la puerta sabían de quién se trataba y no se hicieron esperar más.
- ¡A huevo! ¡Recibamos a nuestro general!
De inmediato de entre los espectadores surgió un gran bullicio; gritos de apoyo, instrumentos musicales estilo mexicano, olas de manos levantándose y bajando a la sinfonía de sus gritos, y lo más sobresaliente:
Fuegos artificiales caseros que empezaron a volar desde la gente hasta el cielo, sonando repetidas veces con estruendo, humo y luces para iluminar el estadio. Todo mientras el caballo con el humano seguía avanzando con lentitud sobre el puente.
Los Dioses se sorprendieron mucho con el gran bullicio provocado por los espectadores de la humanidad. Heimdall también, pero no se dejó intimidar y siguió hablando entre el estruendo humano.
- Este hombre nació como un campesino, y desde su infancia vio como su pueblo era oprimido. Este hombre vio como sus hermanos, parientes, amigos y conocidos perdían sus mayores posesiones, la tierra agraria, para que los hacendados llenarán con corruptos billetes sus bolsillos... ¡Y entonces, dijo "basta"! ¡Su sentido humano dijo basta a esta injusticia!
El caballo siguió caminando, inquieto por el constante ruido del apoyo de la humanidad, en especial por los fuegos artificiales. Pero, el humano de vez en cuando pasaba su mano sobre la crin del animal para calmarlo.
- Juntó armas, reunió a su gente, y empezó su movimiento. Peleó y luchó hasta derrotar y masacrar a todos los corruptos que les quitaron sus tierras por derecho, para devolver todo a su sitio. Pero, la situación no cambió.
» Tras el dictador, llegó un incompetente; después siguió un cruel autoritario, y finalmente el constitucionalista que puso todo en orden. Pero nadie escuchó al pueblo que clamaba por sus tierras, y nadie escuchó el grito de este hombre por justicia para su pueblo... ¡Por lo cual su lucha continuó!
El caballo empezó a caminar por las calles empedradas, en donde empezó a moverse con más rapidez.
- Este hombre siguió luchando. Desconoció a todos esos líderes, reunió más fuerzas, y se volvió el terror de la política... ¿Y cuál era su propósito? Nunca luchó por el poder, sino que se mantuvo esclavo de su ideal: el bienestar de su gente.
» Y ahora, ha subido hasta los Campos Elíseos, para luchar en nombre de toda su humanidad, y apartar el puño dictador que los Dioses han impuesto. El día de hoy, este hombre luchará para hacer escuchar el clamor del pueblo que ha dicho "¡Basta!" a sus creadores.
El hombre sonrió con ese comentario, y tomó las riendas de su caballo con fuerza, al mismo tiempo que en las gradas de los humanos todos lanzaron cohetes y fuegos artificiales al aire.
- ¡Les presento al bandolero revolucionario de la humanidad! ¡El Caudillo del Sur! ¡¡EMILIANO ZAPATA!!
{ Emiliano Zapata | Mexicano }
[ Cuarto representante de la humanidad ]
Los espectadores mexicanos gritaron a voz en cuello con gran júbilo y emoción.
- ¡Eso sí es una entrada chingona!
- ¡Hurra! ¡Hurra!
- ¡Ahora si sabrán con quien se han metido!
- ¡Les va a partir el hocico, Dioses pendejos!
- ¡A chingar a su madre!
Otros humanos se sorprendieron del lenguaje usado por aquellos espectadores.
- No puedo creer que hayan existido humanos así... - comentó Hibiko con un poco de indignación.
- No me sorprende del todo. - Cicno habló sin darle importancia - Me gustaría quejarme, pero si yo estuviera ahí... preferiría ser recibido de esa manera.
- ¿Y bien? - Télefo llegó de improviso, cargando cajas de comida - ¿¡De qué me perdí!?
Los espectadores que estaban más cercanos a las orillas de las gradas era un ejército formado por bandoleros y campesinos; entre ellos, un hombre alto, de complexión robusta y de bigote sonreía con mucha emoción y orgullo.
- Te lo dije Emiliano. Nosotros, tus hermanos, no somos cobardes. Si vamos a apoyarte, será en vivo... mi compadre. - Francisco "Pancho" Villa. Combatiente durante la revolución mexicana, quien fue un amigo cercano y aliado del Caudillo del Sur.
Zapata bajó de su caballo y con un golpe en sus patas traseras le indicó que podía salir de la arena. Una vez que se fue, el mexicano sonrió con diversión.
- ¡Qué bien se siente estar en este lugar! No es de mis favoritos, pero me gusta lo suficiente... - Después levantó la mirada hacia el Dios nórdico - ¡Muy emocionante! Espero que esta sea una buena batalla, ¿tu no?
- ¡Oh, si! - Heimdall apretó su cuerno - Por cierto, aún falta la condición.
- ¡Ah que la...! - Zapata soltó un bostezo - A esperar un poco más, chinga...
Heimdall se aclaró la garganta y volvió a hablar con el Gjallarhorn.
- Pero... para esta cuarta pelea tenemos una segunda situación a mencionar...
Los espectadores prestaron atención a ese "pero" que parecía ser muy especial.
- El representante de los Dioses aceptó el cambio de arena... Pero, sabiendo la desventaja que tendría, impuso una condición para hacer este cambio.
Heimdall chasqueó los dedos, y el suelo de la arena tembló ligeramente. Algunos espectadores se asustaron mucho, teniendo en cuenta lo que había ocurrido en la tercera batalla.
Después de unos instantes, en la explanada de la arena se abrieron agujeros por los cuales salieron plantas de todo tipo; desde árboles, frondosos y altos, hasta pequeños arbustos que se regaron por el suelo. Aquel verdor recorrió el edificio de Palacio Nacional, las calles del Zócalo, las pequeñas casas de Anenecuilco, y los sembradíos en los alrededores.
Terminó el temblor y Zapata irguió la vista para ver su alrededor: la Ciudad de México y Anenecuilco se habían convertido en una especie de invernadero.
Desde su escaso punto de vista, habían árboles y plantas por doquier; desde el punto de vista de las gradas, el campo de batalla se volvió una combinación estética entre jungla y ciudad. Suficiente vegetación para decir que cambió su apariencia, pero manteniendo suficiente espacio para sostener un combate sin que la vida verde interrumpiera.
- ¿¡Qué rayos!?
- ¡Hay árboles y plantas por doquier!
- ¡Está cubriendo todo el lugar!
- ¡Solo puedo ver desde las pantallas!
- La condición que impuso el peleador de los Dioses fue una ventaja para él. Específicamente hablando, aceptó esta ciudad con tal que se permitiera tener la mayor cantidad posible de fauna y flora que pudiera cubrir la arena de combate.
- ¿Plantas y animales para su pelea? - la mente de Lífthrasir se encendió - ¡Solo me puedo imaginar a 2 candidatos!
- Lo que me tranquiliza es saber que no será otro Primigenio - suspiró Hlökk con una sonrisa - Tenemos un buen chance de ganar.
- Él... - Eva tragó saliva - Mi hijo podrá contra él.
- ¿Contra quién lucharé? - sonrió emocionado el mexicano - ¿Qué clase de vegetariano entrará por esa puerta?
Heimdall extendió su mano hacia el lado oriental de la arena.
- Muy bien, damas y caballeros. Dejemos el suspenso de una vez por todas y presentemos... ¡Al cuarto representante en nombre de los Dioses!
La puerta se abrió y el puente se extendió. Por éste ingresó una gran cantidad de animales, que corrieron hasta entrar a la arena de batalla y regarse a los alrededores de la explanada. Zapata se sorprendió mucho por el comportamiento de esos animales; parecían estar cooridnados.
Mientras tanto, por el puente empezó a caminar el Dios. De paso muy pesado y notable, la deidad aprovechaba su estatura muy anormal para tan solo estirar un poco más sus pies y conseguir pasos largos aunque lentos.
- Este Dios ha sido desconocido para la humanidad. Por siglos, se ha buscado las fuentes de los mitos y el origen de las leyendas que hablaban de esta divinidad, pero no hallaron más que relatos orales que se perdieron con el tiempo.
» Sin embargo, ya no hay necesidad de buscar cuentos ni historias inventadas... ¡Por qué aquí ha llegado! ¡Aquí, en vivo, se encuentra este Dios!
La divinidad siguió avanzando, con la cabeza agachada pero sabiendo que había enfrente una gran catedral, la cual rodeó de inmediato. Alrededor suyo se dibujó una aura siniestra y misteriosa.
- ¿Y cual es la verdad de este Dios? La principal verdad es su objetivo y su mayor responsabilidad: la naturaleza.
» Por muchos milenios esta deidad se ha encargado de cuidar de la naturaleza, tanto de la vida animal lo que le ha otorgado el título de "El amo de los animales salvajes" como de la vida vegetal. Por tanto tiempo esta deidad se encargó de cuidar y proteger todo esto, pero... ¡Todo ha cambiado!
» La humanidad ha sido el principal responsable del decaimiento ambiental durante los últimos años, siglos y milenios... Este Dios ha encontrado a su nuevo enemigo. ¡Este "Pilar de los navegantes" será el peor juez y destructor al que se enfrentará la humanidad!
El Dios llegó por el costado izquierdo de la catedral a la explanada y continuó caminando hasta detenerse a 5 metros de distancia de Zapata. Una vez ahí, se irguió por completo para mostrar su estatura, que superaba sin problemas los 3 metros.
El mexicano por un momento se sintió intimidado, pero no lo expresó en su rostro.
- ¡En nombre de los Dioses que tienen la desventaja en el marcador, esta deidad ha llegado para arreglar esta situación y empatar por segunda vez el Ragnarok! ¡Su nombre es... El Dios celta de los cuernos... ¡¡CERNNUNOS!!!
{ Cernnunos | Celta }
[ Cuarto representante de los Dioses ]
Cernnunos respiró con profundidad, dejando exhalar de los agujeros frontales del cráneo un haz de vapor que se perdió frente a él. Zapata seguía sorprendido con la gran estatura del Dios, dejando su 1.7 metros de altura en ridículo.
Para cambiar de tema, Zapata sonrió y se acomodó el sombrero en su cabeza.
- Se siente un chingo la emoción ahora mismo ¿No lo cree, compadre cornudo?
Pero Cernnunos no respondió, sino que se limitó a seguir mirándolo de frente. Zapata solo pudo suspirar con decepción al mirar sus dorados y aterradores ojos.
- Tus ojos me dicen que eres igual a esos perros políticos. Es una decepción, pero... al menos ya sé cómo lidiar contigo...
- Cuarta ronda del segundo Ragnarok -
Emiliano Zapata, el mexicano agrario revolucionario
VS
Cernnunos, el macho celta cornudo de la naturaleza
...
Fecha de publicación: 17/febrero/2022
ASFD
Nota de autor: ¡Muy buenas noches gente!
Fue muy difícil, con tanta edición de texto y de dibujo que hice a ultimo momento, pero lo logre... ¡Aquí está la presentación del cuarto combate!
Para empezar esta nueva etapa, hagamos esta votación para ver quién es el favorito en estos momentos:
#TeamZapata
#TeamCernnunos
Una mala noticia es que he tenido poca inspiración para redactar esta pelea. Pero no teman, que en estas 3 semanas estaré pensando en algo UwU (tengo más o menos un concepto, pero veré si hago una pelea más original a la que imagino.)
Si tienen ideas, pueden dejarlas en los comentarios. Me gustaría leerlas :3
Nota de autor 2: Ya les había estado anunciando esto, y como compensación adicional por la tardanza de este capítulo y la posibilidad que los siguientes capítulos sean zzz, por primera vez les daré un spoiler seguro UwU...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
Capítulo 34: Nilfheim
Cantidad (aprox.): 5692 palabras.
¡Así es! ¡El siguiente capítulo resolverá cómo este fanfic tratará el Nilfheim, además que tendremos (como ya había anunciado en los diseños preliminares) la aparición del diseño final de Hela!
Como pueden ver, será un capítulo pequeño, y puede que a partir de entonces volvamos a la antigua publicación de un capítulo por entrega. Dependiendo cómo continúe la pelea en estas 3 semanas, se decidirá esto.
Sin más que decir... ¡Los leo en el siguiente capítulo!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro