Capítulo 27.2: La perfección divina. Odio
Tras 21 días de espera, ahora a podremos conocerlo. Conocer el evento que cambió la vida de Nut para siempre.
...
Unos pocos siglos después de ese romántico matrimonio, Nut tuvo una reunión especial con Ra. El Dios del sol le había llamado para tener una plática juntos como las que solían tener, a lo cual Nut accedió de inmediato.
La Diosa entró con confianza a la alcoba de Ra, y cruzó toda la habitación con coquetos saltos hasta posar con sus codos apoyados en la mesa del Dios.
- ¿Y bien? ¿Qué ocurre, abuelito? - para acompañar esa frase Nut hizo una mueca tierna. Ella nunca se había referido a Ra de esa forma, pero ahora que el Dios lucía más viejo, además que se había casado con su nieto, podía aprovechar la oportunidad.
La sonrisa y mueca de Nut tomó muy por sorpresa al Dios, que casi saltó de su asiento al verla.
- ¡Rayos! ¡Es difícil verte con tu nueva actitud!
- ¡Jeje! ¡Acostúmbrate, abuelito!
Nut se irguio y fue a tomar asiento en la silla que estaba frente a Ra, cruzando piernas y sonriendo ampliamente.
- ¿Qué ocurre? ¿Para qué querías esta reunión especial?
- Bueno... Me gustaría hablar contigo de muchas cosas, pero como bien sabes yo soy directo, así que quiero hablar primero de una cosa que me ha tenido un tanto.., preocupado...
- ¿Y qué es?
- En primer lugar... Sabiendo cómo eres, supongo que tu eres quien tiene el control en tu hogar.
Nut soltó un suspiro yo se llevó una mano a la mejilla.
- Si, así es. Creo que estoy más capacitada para cuidar casas que el tontito de tu nieto... ¡Es tan descuidado y torpe!
- Si, si. Me lo imagino. - la respuesta de Ra tenía un toque de no darle importancia a ese comentario de Nut, y el Dios siguió hablando - Y... Supongo que entonces has tenido muchas charlas con Geb sobre cómo cuidarán sus vidas en el futuro.
- ¿Eh.... si?
- Mejor dicho... ¿Han hablado sobre su futuro? ¿Qué quieren hacer, o qué planean hacer?
- ¿Hm? - Nut se sorprendió bastante por la pregunta, pero no le pareció mal contestarla - No... No estoy segura. En cualquier momento, Geb será el tercer Dios faraón, así que supongo que reinaremos juntos. Yo cuidaré la casa y el estará en el trono, o puede que ambos estemos en el trono. No lo sé... Geb no piensa mucho en eso, y yo me he dejado influenciar así que no tengo una respuesta clara.
- ¿Y sus hijos? ¿No han pensado en tener hijos?
Nut se sorprendió por esas palabras y un sonrojo de tomate por la vergüenza la invadió junto con un tartartamudeo nervioso.
- ¿¡Eh?! ¿¡Y-Y esa pregunta!? ¿¡A qué viene eso!?
- ¿Lo has pensado o no? - Ra repitió su pregunta pero con más seriedad que antes, dándole mucha más importancia a lo que estaba por ocurrir.
Nut no lo notó esa seriedad, sino que para ella fue solo insistencia. Cruzó sus manos de forma tímida y miró al suelo aún con la vergüenza en su rostro, para después hablar con un tartamudeo.
- N-No lo hemos hablado mucho, pero... - se acarició el vientre con delicadeza - Estaría muy feliz de poder cargar el fruto de nuestro amor en mi interior. Tal vez se lo pediría o tal vez solo le daría la buena noticia...
Re entonces se levantó de su silla yo caminó hasta quedar a un lado de Nut.
- Así que no hay hijos.
- ... - Nut le miró desde su asiento con cierta ternura - Se podría decir que aún no.
- Entonces, no te molestará lo que te pediré.
- ¿Eh? ¿Lo que me pedirás?
Ra respiró muy hondo antes de hacer su petición, que mas que ello parecía ser una orden, al tiempo que tomaba con ligereza el hombro de la Diosa.
- Por favor, te pido que no tengas hijos.
- ¿Eh? - Nut se quedó en blanco - ¿De qué estás hablando?
- Lo que escuchaste, si es que me escuchaste. Por favor no tengas hijos.
- No, si escuché lo que dijiste. Ahora dime por qué dices eso.
Ra soltó el hombro a Nut mientras le comenzaba a explicar, dando un pequeño paseo en la habitación.
- Como sabes, en mi posición de líder de los Dioses egipcios, he tenido que recurrir a la habilidad de la visión futura para cuidar de todos nosotros. Incluso a mi edad y mi poder, no soy capaz de controlarlo del todo.
- ¿Y... eso qué tiene que ver?
- Anoche, poco antes que te enviara el mensaje para reunirte conmigo, tuve una visión del futuro. Lamento decírtelo así, pero ese es el motivo por el que te llame.
Nut sabía, en medio de todo eso, que algo no andaba nada buen.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo-?
- Esa profecía me dio 2 malas... muy malas noticias - Ra respiró con escalofríos en cuanto recordó esa pesadilla - Vi a... una nueva generación de Dioses. No creados como Shu y Tefnut, sino engendrados como Geb; ellos se rebelarán contra mi y tomarían el control de Egipto.
Nut se quedó nuevamente en blanco, atónita por lo que acaba de escuchar. Sin poder creerlo, se levantó muy lentamente de su silla para dirigirse a Ra, mientras su voz se cortaba a si misma ante el shock.
- D-Debe ser un error. No se puede tratar de los hijos que tenga con Geb... Es un error - apuntó levemente hacia el exterior asomado por la ventana de Ra - Aún están Anubis y Thot, y esas Diosas que crearon, Sekhmet y Bastet las gemelas. Todos son muy jóvenes, como bebés, pero podrían crecer y ser ellos quienes engendren hijos. No tienen que ser mis hijos y los de Geb...
Por un momento Ra desvío la mirada, provocando que Nut comenzara a sentir más miedo dentro de sí.
- No puedes... No puedes creer... que se refiere a mi... No lo crees, ¿verdad?
- Eso no es todo. Como te dije, me dio 2 malas noticias.
- ¿Y qué es...?
Ra respiró hondo y soltó un suspiro agotador, demostrando que no quería hablar. Esto enojó a Nut de inmediato, quien por primera vez en su vida le soltó un grito eufórico.
- ¡¿Qué es!? ¿¡Cuál es esa otra noticia!?
- ¡Te vi a ti! - Ra volvió a respirar con miedo - Vi que traicionarás a los Dioses. Traicionarás a todos los Dioses.
Ella ni siquiera pudo emitir un sonido más.
Una terrible confusión junto con un sentimiento de culpa la cubrió y llenó hasta lo más íntimo de su ser. Por primera vez en su vida, cayó de rodillas cubierta de miedo y pánico, con los ojos a punto de estallar en llanto.
Después de un largo y abrumador silencio, Nut empezó a hablar muy nerviosa.
- No hagas eso.
- ¿Qué cosa?
- No me mientas.... Eres terrible diciendo mentiras y puedo notar que estás-
- No es una mentira. - Ra afirmó con pesadez en su hablar - Todo lo que vi es verdad. Una rebelión de tus hijos y tu traición.
- No. No puede ser. No puede ser. No puede ser...
Nut respiró con mucha dificultad y levantó su vista hasta toparse con la de Ra.
- Tu... ¿Confías en mi?... ¿Verdad...?
Ra se quedó callado un segundo, lo cual molestó mucho a la Diosa.
- ¿¡Confías en mi, Ra!?
- Si. Claro que si - Ra caminó hasta llegar a donde estaba Nut y se arrodilló para estar a su altura, poniendo una de sus manos en el hombro de la deidad - Hemos sido compañeros desde que te encontré en Nun. Te rescaté de allí y te crié como una hija y hermana. Esta profecía me... tomó por sorpresa, pero si confío en ti.
- ¿Entonces... por qué me haces esto...?
- No te he dicho nada de esto para desconfiar de ti. Todo lo contrario, te lo he dicho porque confío en ti.
Nut prestó más atención a eso que le interesó de cierta manera.
- No... no te entiendo.
- Solo tu y yo conocemos esta profecía. No le he dicho nada a Shu, ni a Tefnut, ni a Geb, ni , los otros pequeños Dioses. Nadie en Egipto sabe de lo que estamos hablando aquí. Justamente te he dicho esto porque confío en ti, y sé que tomarás la decisión correcta.
- ¿Y esa decisión es... no tener hijos con Geb?
- Así es - continuó Ra - Sin hijos tuyos y de Geb, no tendremos que preocuparnos de ninguna rebelión y mucho menos de que quieras traicionarnos. Te he hecho esta petición porque confío en que harás lo correcro, aunque... me imagino que no sebe ser grato para ti...
Nut se levantó casi de inmediato, y dio un par de pasos para alejarse de Ra, al que tiempo que este se levantaba de su lugar.
- Tú, como Primigenia que eres, ya deberías saber que esto no es algo extraño. Es algo que está ocurriendo en todos los reinos: Urano fue asesinado por su hijo Cronos y un descendiente lejano mató a Ymir. En varios reinos están cayendo nuestros compañeros ante su descendencia, y me temo que la profecía ha llegado hasta Egipto, peor de lo que pude imaginar. Yo de que sólo tú puedes entender esto, y que tu decidirás lo mejor-
- Yo los cuidaré.
- ¿Hm?
Nut volteó a Ra y le miró con ojos llenos de determinación y firmeza.
- Yo cuidaré a mis hijos. Los educaré de cualquier forma necesaria, estarán bajo mi vigilia siempre y no dejaré que entre en ellos ninguna idea de rebelión... - Por primera vez en su vida, Nut bajó la rodilla frente a Ra en símbolo de lealtad y sumisión - ¡Juro que ninguno de ellos levantará un solo dedo contra ti! ¡Y si lo hacen... yo misma los castigaré!
Ra respiró con mucha pesadez, temiendo que eso podría suceder. Al cabo de unos instantes, a negó rotundamente.
- No puedo permitirlo.
- ¿Por qué no? - Nut se puso de pie de inmediato - ¡Yo seré mejor para cuidar de mis hijos para que no se cumpla esa profecía! ¡Yo puedo hacerlo!
- Creí que lo entenderías, pero parece que no... - suspiró Ra mientras se dirigía a su trono, y Nut entonces lo persiguió mientras seguía hablando.
- Por supuesto que lo entiendo, Ra... ¡Ellos 2, Urano y Ymir, eran unos estúpidos! Urano fue un estúpido paranoico y Ymir tuvo más hijos que estrellas que esparció como si fueran harina... ¡Ellos no son como yo, así que no quieras compararme con esos idiotas! ¡Yo puedo hacer algo mejor que esos imbéciles!
- ¡No importa tu y tus delirios de perfección! - Ra exclamó con enfado, dándole la cara a Nut - ¡No permitiré que tu egoísmo nos lleve a un camino que termine en muerte! ¡No te dejaré tener hijos!
- ¿¡Solo porque viste una profecía!? ¿¡Vas a permitir que un maldito sueño determine tu futuro!? ¡¿Y así te crees un Dios?!
- ¡Esto es más serio de lo que quieres creer! ¡Deja de portarte como una niña!
- ¿¡Cómo una niña!? - con furia la Diosa le dio unas patadas en la pierna del Dios, como si estuviera en medio de un berrinche - ¡Esto es ser una niña! ¿¡O lo tomarás como una maldita traición!?
Ra quiso responder, pero cuando volteó la Diosa ya se había alejado para darle la espalda, mientras respiraba muy enojada. Ambos se quedaron con el sonido de aquellas exhalaciones furiosas durante un largo tiempo hasta que Ra continuó.
- Si no vas a compartir mi punto de vista, entonces será un castigo. Pero no tendrás hijos con Geb.
- ¿Y qué quieres que le diga? ¿"No tendremos hijos porque el anciano es un paranoico que tiene miedo por una rebelión"?
- ¡No me importa lo que digas!
- ¡Mierda! ¡Tú y...! - Nut apretó los puños - ¡Solo piensas en ti mismo! ¡Ni siquiera porque me criaste, eres capaz de confiar en mi! ¡Solo te importa tu trono antes que tus bisnietos!
Ra se iba a quedar en silencio hasta que esas últimas palabras se repitieron en su cabeza.
- ¿Qué... acabas de deir...?
Nut respiró hondo tratando de calmarse al mismo tiempo que volvía a acariciar con suavidad su vientre.
- Mi semilla fertilizó hace unas noches; lo pude sentir. Desde entonces han crecido como lirios y eso también lo he estado sintiendi. Es... muy agradable...
- ¿Me estás... jodiendo?
Nut giró su mirada y orando a Ra aquellos ojos fríos, indiferentes y perfectos que dejó de hacer desde hace muchos años. Su mirada de la perfección hacia una pulga miserable.
- Así es, Ra. Estoy embarazada de Geb.
Los ojos de Ra se abrieron mucho más, atónito en su totalidad. Nut se bufó con una sonrisa sarcástica.
- ¿No lo sabías todo, anciano? - y levantó su mano disponible a su mejilla, con los dedos extendidos - Y para añadirte al dato: son quintillizos.
- ¿¡Quintillizos!? ¿¡Tienes 5 Dioses en tu vientre!? - Ra casi se ahoga al decir eso.
- Para ser mi primer embarazo, será algo imposible de olvidar - acomodó su cabello con esa misma mano al tiempo que soltó una risa de encanto - Estaba a punto de contarle a Geb, pero recibí tu mensaje. Entonces quise decírtelo a ti primero, pero... No te veo feliz por esta sorpresa.
Ra volvió a tomar asiento, como si estuviera agobiado físicamente.
- Entonces... ya no hay más tiempo...
La Diosa suspiró mientras soltaba su estómago, y giró hacia Ra para mirarlo fijamente, esperando alguna respuesta con su mirada llena de desprecio y superioridad.
Al ver que no hablaba el Dios, ella dictó con seriedad.
- Haremos lo siguiente. Tu y yo ya no seremos nada después de esto, ni siquiera conocidos, y así mis niños no serán víctimas de tu existencia. Al menos podrás quitarte de encima el peso de una rebelión.
- ¿Crees que consentiré esto? Si quieres jugar así conmigo, prepárate para pagar las consecuencias.
Ra volvió a levantarse, aprovechando la terrible diferencia de alturas para mirar alturas Nut con sentimientos malvados y superiores. Pero, Nut no se dejaba intimidar.
- Te daré 2 opciones. O matas a tus hijos tu misma... A esos engendros, de preferencia delante de mi ahora mismo para que este seguro. Hazlo y nada de eso todo pasó; todos seremos igual de felices que antes, y yo me encargaré de atar los cabos sueltos.
- ... ¿O?
Esa última pregunta fue una clara muestra de desafío, a lo cual Ra contestó de la misma forma.
- O... con mi poder, haré una maldición sobre todo el tiempo y espacio. Mi maldición será que el cielo y la tierra no tendrán hijos en ninguno de los 360 días del año. Y ya sabes que destruir un encantamiento mío es imposible, incluso para los Primigenios.
A pesar de la amenaza, Nut no se intimidó en lo absoluto.
- ¿Crees que tus palabras son una amenaza para mi? Si tocas a mi familia, me conocerás de verdad.
- Tú decides, ya sea por ti o tu familia. O tus deseos y morir, u obedecerme y vivir con Geb...
Nut y Ra chocaron y mantuvieron miradas iguales por un largo tiempo, hasta que ella soltó un suspiro fastidioso sobre el Dios sol.
- Mas vale que empieces anciano. Puede que dé a luz antes que termines.
Ra rió ligeramente.
- ¿Y qué harás cuando termine? ¿Cargar a esos 5 Dioses en tu vientre hasta la eternidad, siendo consumida por tus propios engendros?
- No les vuelvas a decir "engendros". Son mis hijos.
Nut dio la vuelta y salió del castillo dele Ra lentamente, al tiempo que pronunció en voz baja.
- No te confundas. Yo no soy como uno de esos mediocres que conoces. Yo soy una existencia perfecta.
...
Durante todo lo que quedo del día, Nut estuvo acostada sobre los lirios que Geb le había puesto en la orilla del Nilo.
Había hablado y discutido como mucho coraje, ferocidad y valentía frente a Ra, pero la verdad es que ella... simplemente era muy joven e inexperta en ese tema. Solo habló por hablar dejándose llevar por ausencia sentimientos y sin saber cuál sería su siguiente paso.
- Entonces... ¿Qué podré hacer? - la Diosa miraba el cielo anaranjado a punto de anochecer, mientras mordía la punta de uno de sus dedos - Soy muy joven. Mi poder de estrellas en sus enorme, pero no creo que sea lo suficiente para destruir un juramento de Ra. Puedo intentarlo, pero... no me gustaría fracasar.
Nut, pro primera vez en su vida, sintió duda de si misma y de sus capacidades. Respiró con molestia y dejó caer sus brazos y cabezas obre los lirios.
- No tengo suficiente tiempo. Estaré a punto de dar a luz cuando Ra termine su maldición. Y entonces no podré dar a luz...
Se sintió impotente mientras más pensaba en la situación, y con rabia apretó uno de sus puños.
- No, no es justo que sea así. Se supone que que todos estaríamos felices porque tengo el fruto del amor de Geb en mi... ¿Por qué tuvo que pasar esto?
Con su mano sin apretar apreprtcaricio otra vez su vientre, y gracias a eso puso sentir que a sus retoños les llegaba su preocupación.
- Calma mis niños. Mamá está aquí - se sentó en el pasto y abrazó su estómago con ambas manos - No se inquieten. A mamá se le ocurrirá una idea, en cualquier momento...
Y la noche cayó antes de que se diera cuenta.
Lo que parecieron minutos fueron en realidad horas, horas donde Nut se quedó sentada, pensando y pensando varias veces en ese problema, sin descansar ni una sola vez.
Al final, sin respuesta aparente, decidió dirigir su mirada al cielo ya nocturno sobre su cabeza. Después de que sus ojos se llevaron semejante deleite, sonrió con amor.
- Geb, la noche estrellada... y mis 5 hijos... - rió con diversión y se llevó una mano a la mejilla - No puedo creer que esté riendo. Estoy condenada por Ra, y puede que todo esto me lleve a un mal lugar, pero... ¡Aun así, me siento tan feliz!
Se llevó la otra mano al vientre con amor maternal y abrió sus ojos hacia el cielo.
- No importa si todo termina mal... ¡Tengo todo lo que me hace perfecta y feliz! - en cuanto terminó de reír, cerró sus ojos y sonrió mientras sentía su estómago con su mano - ¿Entonces qué haré para proteger mi felicidad y mi familia?
Escuchó unos movimientos detrás suyo, y rápidamente volteó la mirada. Se llevó una sorpresa cuando vio que eran Geb, acompañado de otro Dios pequeño que se llamaba Thot, el Dios egipcio de la sabiduría y conocimiento.
- Le dije, Geb-sama. Aquí está - afirmó Thot con respeto.
- Muchas gracias, Thot - Geb volteó y se dirigió a su esposa - ¡Hey, cariño! Deberías estar en casa. Aquí afuera hace mucho frío.
- Geb...
La Diosa se sintió muy tentada a hablar con él sobre lo que había ocurrido anteriormente, pero solo atinó a sonreír mientras acomodaba sus mechones de cabello detrás de su oreja.
- No te preocupes, amor. Yo puedo estar aquí.
- Oh, es cierto - Geb se abrazó a si mismo mientras seguía hablando - Entonces no lo hagas por ti sino por mi... ¡Recuerda que soy sensible al frío!
- Debió traer un abrigo señor - habló Thot con respeto otra vez - Sabía que la temperatura bajaría más de lo usual.
- Si, si. Ya sé que lo sabes todo, o al menos casi todo.
Nut sonrió con diversión.
- Cierto. Solo la perfección puede estar aquí.
Se irguió lentamente y extendió una de sus manos a Geb.
- ¿Me llevarías a casa?
- ¿Entonces la perfección también requiere guía? - preguntó Geb algo sorprendido.
- A la perfección también le gusta sentirse como una indefensa damisela.
- ¡Que extraña afirmación! - Geb solo sonrió - Supongo que no hay de otra.
Geb tomó de la cintura a la pequeña Diosa y comenzaron su caminata hacia su hogar, seguidos de Thot. A mitad del camino, Nut suspiró con cansancio.
- Me hubiera gustado quedarme ahí un poco más - se llevó una mano a su cabello - Tengo un problema que me gustaría resolver lo antes posible.
- ¿No podrías resolverlo mañana?
Nut lo pensó un instante, antes de responder con seriedad.
- ¿Y qué pasaría si mañana no hay más tiempo?
Para Geb esas palabras parecían una especie de desafío extraño de Nut, pero no para el Dios que les acompañaba; dicha deidad rápidamente interpretó esas palabras como un enigma a resolver, y segundos después respondió.
- Majestad Nut... Si no tiene tiempo para resolver su problema, entonces puede crear su propio tiempo.
Ambos Dioses voltearon a ver completamente sorprendidos a Thot, quien bajó la cabeza por respeto.
- Es solo mi consejo.
- Si... tienes razón... - Geb sonrió y con su mano libre acarició la cabeza de Nut - Se trata de ti, ¿no? La perfección puede crear su propio tiempo para hacer lo que le plazca.
Nut pensó en esas palabras una y otra vez, y una idea muy loca, prácticamente imposible, tocó a las puertas de su mente. Era algo impensable, pero si funcionaba sería lo que necesitaba para cumplir su cometido.
Se emocionó mucho de tan solo imaginarlo, y sin pensarlo se lanzó al cuello de Geb para darle un abrazo junto a un coqueto beso, y después de eso también se lanzó para darle un abrazo a Thot detrás de ella. Por primera vez, Nut agradecería una idea que no se le ocurrió a ella.
- ¡Gracias a ustedes 2! ¡Son unos genios ♡!
- Jeje... - sonrió Geb con cariño - Parece que de verdad eres el Dios de la sabiduría, ¿No es así, Thot?
- Parece que si...
Tiempo después, Nut llevó a cabo su plan.
Supongo que han escuchado o saben cuál fue el plan que llevo a cabo Nut. O mejor dicho, la versión de los mitos y leyendas.
Después de la maldición de Ra, Nut consultó con Thot, el Dios que llevó a cabo su plan para conseguir más tiempo; en este caso, la luz lunar y la luz solar tenían la misma fuerza, por lo que Thot jugó una especie de ajedrez con Khonsu, el Dios de la luna, hasta conseguir las suficientes piezas equivalentes a 5 días de luz lunar, o sea 5 días. En ese tiempo fue que Nut concibió y dio a luz a sus hijos.
Bueno, la versión verdadera es diferente, en unos que otros aspectos.
Como se vio, Nut ya pidió consejo con Thot, aunque en realidad fue una pregunta suelta al aire, en la cual Thot dio una respuesta basándose en los sentimientos que percibió de Nut. Pero la siguiente parte fue la que cambió: en ese entonces aún no existía Khonsu, por lo que no hubo ningún enfrentamiento de "ajedrez" para conseguir más tiempo.
La verdad es que fue Nut misma, usando su poder de la Bóveda celeste, quien creó más tiempo para dar a luz. Y al referirnos a "crear tiempo", se dice de manera muy literal.
Antes de que Ra se diera cuenta, Nut consiguió su objetivo y tras 5 difíciles días días de parto, se convirtió en la madre de 5 Dioses de Egipto: Osiris, Isis, Neftis, Seth y Khepri.
Tal como le había dicho Nut a Ra una vez, ella era muy buena cuidando del hogar. El único problema que ahora se presentó era cuidar 5 bebés al mismo tiempo.
Fue durante ese periodo que descubrió las habilidades de regeneración y clonación. Entonces, Nut simplemente dio rienda suelta a sus deseos y uso esa habilidad tan poderosa y peligrosa...
Para crear copias de ella misma y cuidar a los bebés al mismo tiempo que hacía varias labores. Incluso la perfección del cielo necesita más manos para cuidar de sus hijos.
Pero, eso no importa ahora. Lo que importa es la tragedia que llevó a Nut a ser la Diosa que es, tragedia que empezaremos a ver a continuación.
Nut, la original, cuidaba a Seth y Osiris en sus brazos, cuando de repente los bebés empezaron a soltar manotazos contra el otro.
- ¡Basta ustedes 2! - Nut regañó a los pequeños críos, quienes al recibir tal grito empezaron a llorar, pero no por eso dejaron de golpearse - ¡Basta! Tienen que estar en paz. Ustedes 2 son hermanos y no estoy nada contenta con sus actitudes, ¿¡Creen que dejaré que se peleen de esa forma toda la eternidad!?
Sin previo aviso, entraron a su casa un destacamento de soldados divinos, algo así como ángeles egipcios, guiados por Shu y Tefnut. La Diosa percibió que algo estaba mal, aunque muy dentro sabía que ocurría, y sus clones desaparecieron, una habilidad que usa cuando Geb llega a casa.
El grupo divino llegó hasta la habitación donde Nut cargaba a los 2 pequeños Dioses en sus brazos, y la bóveda celeste los miró a todos con seriedad.
- Curioso verlos aquí, más cuando no los veo desde que ellos nacieron.
Shu, sin esperar por rodeos o aquello así, habló de una vez.
- Ra-sama nos habló de la profecía. Estamos aquí por orden suya para llevarnos a los niños.
Nut suspiró con fastidio, dejando a Osiris y Seth cada uno en su respectiva cuna.
- Así que les contó a ustedes, supongo que la versión donde soy una villana. En ese caso no prolongemos lo inevitable.
En su mano apareció la Bastón del Cielo y los ojos dorados de la pequeña Diosa se llenaron de odio hacia los Dioses que estaban a punto de pelear contra ella, pero sobre todo odio contra Ra.
- ¡Si los quieren tocar, tendrán que pasar sobre mi!
...
Ra estaba sentado cómodamente en el trono frente a su escritorio, escribiendo una especie de carta de forma cuidadosa y detallada.
Escucho algo pareció al goteo de un líquido y volteó al frente para ver de qué se trataba.
Del otro lado del escritorio, estaba presente Nut después de salir de su pelea contra Shu, Tefnut y la guardia: cabello alborotado, su frente y cabeza bañada en sangre que caía al suelo, su vestido rasgado en su totalidad y su brazo derecho deshecho e inútil. Con sus ojos sangrientos y dorados miró al Dios del sol.
- Maldito... anciano...
- Así que aquí estás... mi querida Nut... - terminó de escribir la carta y la hizo una pequeña bola que arrojó por la ventana - Al final tenía razón.
- ¿¡Razón en qué!? ¿¡En qué te traicionaría!? - Nut escupió sangre y un diente a un costado - Claro, es impensable... ¿¡Quién te traicionaría después de recibir un montón de soldados en su casa con una orden tuya de matar a mis hijos!?
- Supongo que esos soldados están muertos. Eran nada más una cortesía, pero... ¿Qué le pasó que Shu y Tefnut?
Nut respiró cansada, soltando sangre de su nariz.
- La única cosa que me hizo contenerme fue saber que son los padres de Geb. No están muertos, pero no vendrán aquí a tu rescate.
Ra suspiró con cierta tonalidad de miedo.
- ¡Eres muy peligrosa y ni siquiera te has dado cuenta! - Ra se levantó de su asiento y caminó en la habitación - Has podido casi matar a los primeros Dioses que cree, que en conjunto son tan poderosos como yo, y estás aquí, parada frente a mi, con vida. Por no mencionar tu plan para dar a luz a tus hijos...
Nut sonrió de lado.
- ¿No te gusto? Fue más inteligente crear más tiempo que tratar de romper tu maldición.
- "Inteligente"... No, no es eso. En realidad, eso fue "peligroso". Eres sumamente poderosa y muy peligrosa para Egipto y los Primigenios. No te lo permitiré más.
Ra llenó de llamas solares sus brazos, preparándose para ser el primero en atacar. Nut solo suspiró con cansancio nuevamente.
- Acabo de ganar una pelea... ¿No me permitirás un descanso?
- Sería estúpido darte siquiera créditos.
- Si, lo sé... lo sé. - Nut estiró un poco su cuello - Supuse que pasaría esto. Así que aprovecharé este momento para mostrarte todo lo que puedo hacer...
El vestido de Nut brilló y usando su habilidad de clonación pudo regenerar todo su cuerpo hasta quedar limpia y completa como antes. Ra, quien hace unos segundos estaba preparado para pelear, en menos de unos instantes después su seguridad se convirtió en terrible miedo y sorpresa.
- ¿¡Eh!?
- Creo que soy la primera Diosa que descubre la regeneración - Nut sonrió con emoción emoción y apretó el Bastón del Cielo en sus manos - Al menos tendré crédito en algo.
- ¿Sabes lo que haces? Rompes la naturaleza de un Dios al hacer eso...
Nut solo emitió una risa de sarcasmo al escuchar esa afirmación... tan vana yo tonta.
- ¿Disculpa? ¿Crees que los Dioses tenemos una naturaleza que nos define...? - el báculo en su mano soltó energía estelar de manera amenazante - La única regla que obedecen los verdaderos Dioses es la perfección y la supremacía. Si no cumples esa regla, no tienes derecho a ser un Dios...
Y con eso se dio el enfrentamiento más doloroso en Egipto: Nut contra Ra.
¿Por qué sería doloroso? Porque, en una pelea que duró más o menos una hora, 2 compañeros que llevaban conociéndose por eones ahora se enfrentaban por culpa de una profecía. Una amistad eterna ahora iba a terminar por lo que quedaba de la eternidad.
Ra era muy poderoso y se conocía mejor a si mismo, pero Nut tenía a su favor el poder de la Bóveda celeste, que aumentaba más y más todas las noches por largos eones. El resultado tuvo que ser a favor de Ra, pero no fue así.
Tras haberse regenerado por vivigésimo quinta ocasión, Nut se acercó a Ra que estaba tirado sobre los deshechos de su trono, junto al techo colapsado. La Diosa respiró con cierto temblor.
- Te lo advertí... Que no te metieras con mi familia...
Ra escupió sangre con dificultad, y empezó a hablar con un aparente sentimiento de arrepentimiento.
- Solo quería... proteger Egipto... y a sus Dioses... Lamento haberte... ocasionado esta pena...
Nut se río levemente de esa declaración.
- No. No lo lamentas en verdad... Yo te conozco, tanto como tu me conoces a mi...
- Si, supongo que... tienes razón...
Nut se estiró y alcanzó a tomar el arma del Dios sol, la cual levantó para atinar el golpe final sobre la cabeza de ave de Ra.
Sin embargo, todo ese proceso fue muy difícil de llevar a cabo para la Diosa; dentro de sí, en medio de un estallido de emociones, la Diosa no lo consideraba un enemigo, y por ende no se creía capaz de hacerle algo así al Dios que la salvó de Nun.
La Diosa tembló notoriamente, y se trago sus sentimientos mientras se erguía sobre Ra.
- ¿Unas... últimas palabras antes de terminar?
- Si... - Ra asintió con la cabeza, para después cerrar los ojos - Al final, yo tenía la razón...
Esto desconcertó en gran manera algo si Nut, y de entre sus emociones encontradas salió a relucir su enojo y reproche.
- ¿Razón? ¿Sobre qué? - La voz de la Diosa temblaba mientras sus manos casi soltaban el arma de Ra para un costado - ¿Sobre mi traición? ¿¡Crees que tenías la razón!?
Nut se llevó una mano al pecho mientras hablaba con dolor en sus palabras; por primera vez en su vida, las palabras que dijo venían desde lo que sentía en lo más profundo de su corazón.
- Yo hice todo esto porque dejaste de confiar en mi. Preferiste creer en una profecía antes que confiar en mi... la amiga que tuviste desde que me salvaste de Nun. Yo era tu compañera, y yo dejaste de confiar en mi. Si tan solo me hubieras dado la oportunidad... Era todo lo que yo necesitaba. Necesitaba que me dieras una sola oportunidad y te hubiera demostrado que solo fue una estúpida pesadilla.
Ra, al parecer se sintió más afectado por esas palabras, pero aún así negó con su cabeza y abrió sus ojos hacia Nut.
- Probablemente Urano y Ymir también dieron segundas, terceras o enésimas oportunidades... Pero aquí estamos. Al final, tuve la razón...
Esa conclusión hizo enojar aún más a Nut, que apretó el arma con más fuerza.
- No. Aquí estamos por tu culpa.
Nut levantó el arma, y un ligero temblor la hizo dudar. Su corazón y emociones le decían que no lo hiciera, pero su mente ya estaba harta de ese Dios.
Al final, se dejó llevar por su enojo, y descendió el arma con todas sus fuerzas para destruir la cabeza del Dios. Pero...
- ¡Abuelo!
Nut se detuvo en seco centímetros antes de acertar el golpe, al escuchar aquella voz. Y por primera vez en su vida, sintió un terrible miedo al saber quien era el propietario de esas palabras.
Geb entró corriendo al salón, bordeando los escombros que decoraban todos los lugares, y llegó hasta Ra para arrodillarse a un lado suyo.
- ¡Abuelo! ¿¡Qué pasó!?
Ra quiso hablar pero solo acertó a toser dolorosamente.
Geb desconcertado miró a su alrededor, y lo primero que se encontraron sus ojos fue a Nut, cubierta levemente de la sangre de Ra y con la arma divina de este en sus manos. La imaginación de Geb quiso volar, pero antes de soltar conclusiones apresuradas su mente quiso razonar la situación.
- Amor... ¿Qué es esto?
- Geb...
Nut estaba asustada; rápidamente soltó el arma del Dios, y sus manos temblaron mientras las dirigía a su esposo.
- Y-Yo... yo...
- ¿Qué es esto? En casa hay un montón de soldados muertos, mis padres están muy malheridos y nuestros hijos están solos en medio de tanta destrucción... Y aquí estás a punto de matar a mi abuelo, a Ra-sama... ¡Explícame qué es esto!
Nut estaba a punto de hablar, pero Ra interrumpió en el momento adecuado.
- Es... lo que te escribí, hijo mío...
- ¿Eh?
Nut se asomó, y vio que en una de las manos de Geb había un papel estrujado. La Diosa pudo reconocer ese papel de inmediato, como la misma carta que Ra había escrito una hora atrás, la misma que arrojó por la ventana.
- ¿Qué...?
- Nut, dime que esto es mentira... - habló Geb tembloroso y dudoso, mientras levantaba su mano con el papel - Ra-sama me escribió que... tu has estado pensando en traicionarlo. Que tu... me usaste para disimular tus planes, y que por eso trató de detenerte... ¡Dime que esto es mentira!
Nut miró a ambos con sorpresa, y lamentablemente lo primero que llegó a su mente fue una cólera irracional contra el Dios que estaba en el suelo.
- ¡Maldito anciano...!
- ¡Entonces es verdad! - Geb se levantó hacia Nut - ¿¡Qué has hecho!?
- ¡Geb, mi amor...! ¡No es cierto, no es cierto! - Nut se sintió impotente mientras trataba de acercarse a Geb - No es cierto lo que te dijo. Todo es por culpa de una maldita profecía que tuvo-
- ¿Una profecía? ¿Y por qué yo no sé de ella? ¿Por qué nunca me dijiste sobre eso?
Nut quería responder a esa pregunta, pero su mente quedó en blanco al darse cuenta de ese pequeño error que ella misma cometió.
Por la forma en que Geb temblaba y aguantaba el llanto, se podía notar que realmente no quería creer lo que pensaba. No quería creer que su esposa, aquella bella Diosa que desde niño había amado, era una traidora que había jugado con él.
Ambos Dioses se miraorn el uno al otro. Formando un silencio abrumador y mortal, el cual ese rompió cuando Geb se dio la vuelta para ayudar a su abuelo.
- Lárgate de aquí Nut... No quiero volver a verte...
Nut no lo podía creer. Quería hablar y gritar, suplicar o hacer algo, pero el shock que estaba sintiendo no le permitía otra cosa más que recibir el castigo de ver y escuchar todo sin hacer nada.
- ¡Vete de aquí! ¡Mis hijos no se merecen ver lo que hiciste! ¡No eres digna de ser su madre!
Y con mayor dolor aún soltó sus últimas palabras.
- ¡Me arrepiento de haberte amado!
Esa fue la gota que derramó a Nut.
Un terrible y desolador miedo se apoderó de la pequeña Diosa. Su corazón se llenó de muchos sentimientos desgarradores, y con todo eso se dio media vuelta y salió corriendo de la habitación.
Una vez fuera del palacio de Ra, siguió corriendo en Egipto hasta llegar al campo de lirios que Geb le había hecho para su primera cita. Nut se dejó caer sobre las flores, con ese dolor mucho peor que si hubiera sido atravesada en el pecho físicamente.
- ¡Geb! ¡No, no, no! - por primera vez en su vida, se sintió frustrada, a tal grado que golpeó el suelo con sus manos hasta hacerse sangrar - ¡¡No me hagas esto!! ¡¡Por favor, no me hagas esto!!
La Diosa gritó con todas sus fuerzas, mientras sentía como su alma divina se sumergía en toda esa oscuridad: odio, enojo, desesperación, tristeza, culpabilidad, soledad, dolor.
Rápidamente sus emociones agotaron sus fuerzas, por lo cual se quedó allí caída hasta que llegó la noche. Nut estaba sobre todos esos lirios, destrozados o manchados de su sangre, y se arrastró lentamente hacia la orilla del Nilo para mirar su reflejo.
Y por primera vez en su vida, Nut lloró.
Mirando su reflejo en el agua, se llevó ambas manos a la cabeza y lloro en gran manera, con todos sus sentimientos cayendo en esas lágrimas.
- ¡No...! Mi Geb... ¡No me dejes, por favor! ¡Yo... te amo! - por primera vez en su vida, esas palabras no llevaban su cálido sentimiento de amor y superioridad, sino que eran un desgarrador ruego de su alma - ¡No me hagas esto, por favor! ¡Yo te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo!
Por varios días y varias noches repitió esas desgarrados palabras, con esas lágrimas que corrían sin cesar desde sus ojos hasta limpiar su sangre del suelo y de sus manos.
Un largo tiempo después, Nut seguía ahí, destruida y derrotada emocionalmente, y entances decidió dejar ese lugar para siempre. Dejar Egipto.
Se paró, caminó por Egipto y salió por la puerta principal, cubierta de sus emociones negativas. Tuvo unas discusiones en el camino, pero no fueron de importancia para ella; su único objetivo era salir de Egipto.
Solo tomó el Bastón del Cielo al salir; ni siquiera tomó a uno solo de sus hijos, y no por la orden de Geb sino por recordar cómo ese Dios le dijo "indigna" de ser una madre.
Estuvo caminando por el Cosmos, sin comer, beber ni descansar. A veces caía casi muerta, pero su habilidad regenerativa que no conocía le mantenía siempre viva, como si tuviera la maldición de vivir para ver morirse una y otra vez.
Ya no le importó más que seguir caminando y caminando, desolada y triste, con su corazón roto y sus oídos hartos de seguir escuchar las duras y últimas palabras de Geb. Y su alma anheló al menos haberse despedido.
Otro tanto tiempo después, la Diosa llegó hasta el rincón del cielo; el hogar de los Primigenios. O, mejor dicho, el lugar de reuniones desde que se dividieron el universo.
El mensajero anunció su llegada, y los Primigenios se reunieron para darle la bienvenida, aunque ninguno era consciente de lo que había pasado en Egipto durante el último año.
- ¡Nut-chan! ¡Has venido!
- ¡Que agradable sorpresa tenerte aquí!
- Hace mucho que no venías.
- ¡Seguramente por estar ocupada en tu noche de bodas!
- ¿Ocupada? ¡Seguro que ese Dios no soportó una noche con la perfección del cielo!
- ¡No perderé esta apuesta! ¡Diles, Nut, diles!
En vez de recibir las palabras secas, frías y serias de superioridad, o la sonrisa amable, enamorada y fuera de lugar de su felicidad, los Primigenios vieron a Nut andar con la mirada caída, devastada, triste y callada, llamado la atención de absolutamente todos.
La Diosa siguió caminando en silencio, hasta llegar a la fuente que estaba en el patio central de la entrada, donde cayó sentada y en donde los Primigenios se acercaron para ayudarla. Todos lanzaron preguntas y palabras pero Nut no les prestó atención mínima.
- ¡Nut-chan! - Deví, quien ahora era una adolescente casi adulta, llegó hasta Nut y la abrazó completamente, aprovechando su diferencia de tamaños - ¿Qué pasa? ¿Por qué te ves de esta forma? ¡Quién te hizo esto, para ir y arrancarle la cabeza!
Nut se quedó en silencio un poco más, hasta que su garganta pudo articular sus primera palabras en mucho tiempo.
- Esa... profecía...
- ¿Profecía? ¿De qué profecía hablas?
Nut sollozo levemente al recordar esa profecía que tantos problemas le había causado.
- ... Mi hijos destronarán a Ra... y yo traicionaré a los Dioses...
Todos se quedaron en silencio penetrante ante esas palabras. Otro Dios se acercó lentamente a Nut y se paró frente a ella.
- No entendemos lo que nos quieres decir, Nut... ¿Puedo entrar en tu mente y mostrarles?
Nut se quedó en silencio y únicamente asintió con el movimiento de su cabeza. Dicho Dios tocó la sien de Nut y con la otra mano creó una magia de ilusión que permitió crear una proyección de los recuerdos de Nut.
Así los Primigenios se enteraron, desde el punto de vista de a Nut, lo que había ocurrido. En cuanto terminó la proyección, todos sin dudarlo se abalanzaron para abrazar a la pequeña Diosa.
- ¡Esto es terrible!
- ¡Ese maldito anciano es un idiota!
- Tú no te merecías nada de esto.
- ¡Ese estúpido Geb... juro que lo mataré! - los ojos de Devi se irradiaron con rabia, pero se apagaron al apretar el abrazo en que sostenía a Nut - Solo si tu me lo pides querida.
Todos apoyaron y consolaron a la pequeña Diosa, con palabras de aliento y abrazos. Nut se sintió acogida por primera vez en mucho tiempo, pero su corazón estaba tan destruido y dañado, que aun con todo eso...
Aún así con eso, ella deseaba que fuera Geb quien la abrazara.
...
Nut se quedo a vivir con los Primigenios; no a todos les gustaba estar en sus reinos, por lo que nunca estuvo sola.
Tiempo después, los Primigenios estaban por reunirse para hacer "El Viaje Primigenio": un viaje cósmico, donde todos esos Dioses se adentraban por en el Cosmos en busca de aventuras, descubrir nuevos lugares, matar monstruos universales como lo fue Cipactli, o simplemente perderse por ahí.
Pero, la depresión de Nut podría cancelar ese viaje para que rodeos estuvieran con ella, hasta que...
- Por favor, déjenme ir con ustedes.
La Diosa de la bóveda celeste, quien pocas veces expresaba gusto por esos viajes, ahora deseaba ir con ellos. Devi la tomó de los hombros.
- ¡No te preocupes, Nut-chan! Podremos ir en otros mil eones-
- Quiero ir. Todos ustedes me han quedado en esta crisis, y se los agradezco. Pero... necesito crecer. Quiero volver a ser la misma de antes, y estoy segura que en este Viaje Primigenio lo conseguiré.
Y entonces todos salieron de viaje.
Y tal como lo había esperado, Nut volvió a ser la misma de antes: viajando alrededor del cosmos la Diosa estuvo en contacto directo con las estrellas nocturnas que ella misma había permitido crear.
Esas noches eternas en el espacio infinito fueron lo que necesitaba para recordar su perfección; pelear contra monstruos, expandir el universo; todo eso reconstruyó el corazón de Nut.
Pero, hubo un ingrediente más: odio hacia los Dioses.
Los Primigenios fueron tan buenos con ella a tal grado que se volvieron su nueva familia; eso opacó y manchó sus últimos recuerdos de Egipto, además que la misma Nut procesó todos esos recuerdos hasta que para ella se volvieron recuerdos de lo insignificantes que eran esos Dioses, creyendo profecías y dañando a quienes dependían de ellos.
En aquel momento fue Nut quien sufrió las consecuencias, pero en un futuro podría ser otros quienes sufrirían por culpa de Dioses insignificantes, mediocres e imperfectos.
Eso mejoró la perfección en Nut y manchó su percepción de los Dioses.
Pero, cuando las cosas iban mejor para la perfección de Nut, una noticia lejana llegó desde el otro rincón del universo: la derrota de los Dioses en el Ragnarok.
Muchas dudas surgieron, dudas que se resolverían cuando ellos regresarán al rincón del cielo y desde allí responderían todo lo que se preguntaban. Además, por primera vez, se darían a conocer a esos dichosos regentes actuales del universo: los Dioses, reunidos por el aconsejo del Valhalla y liderados por el griego Zeus, quienes crearon a la humanidad y pelearon contra ella en el llamado Ragnarok.
Saber eso, en especial la parte donde fueron derrotados, hizo hervir el odio de Nut hacia los Dioses aún más.
Cargando maletas, como si hubieran ido de vacaciones, los Primigenios entraron a su hogar.
- ¡Diablos! ¡Hace muchos milenios que no estábamos aquí!
- Ya había olvidado como era este lugar.
- Sigue siendo el mismo de siempre... Por un momento, me preocupe por dejar a Cronos a cargo.
- ¡Que bueno que ese idiota no reveló la ubicación de este lugar! De lo contrario-
- Esas escorias estarían aquí - concluyó Nut con seriedad, sentándose en la fuente del patio central - No quiero basura en este lugar.
- ¡Así se habla, Nut-chan! ¡Nada de mierda en nuestra casa!
Todos los Primigenios fueron a sus respectivos palacios para acomodarse nuevamente, mientras Devi y Audumbla, la vaca Primigenia compañera de Ymir, y ambas amigas de Nut, se acercaron a ella.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó Devi con preocupación - La última vez que estuvimos aquí... ocurrió...
Nut no volteó a sus compañeras, sino que se quedó con la mirada perdida; no las estaba ignorando, sino que poco después respondió.
- No necesito esos recuerdos. Ya no soy la idiota de antes.
- Debo confesar que me gustaba esa tu de antes... - Devi se lamentó - Pudimos cocinar galletas juntas o algo así... ¡Pero, también me gustas cuando te ves enojada todo el tiempo! ¡Que bueno que soy tu amiga y madre!
Devi tomó del hombro a Nut con cariño. Aunque ya no lo expresaba abiertamente, estar en compañía de los Primigenios hacia más feliz la vida de Nut. Pero, pensar en el motivo de la conclusión de su viaje, la hacia enojar.
- No permitiré más mierda frente a mi. Nada de idiotas que caen por amor... y nada de ineptos y errores que pierden ante mortales, como ese llamado "Zeus"...
- Será divertido cuando nos reunamos con ese Dios...- Devi se llevó un dedo a sus labios - ¿Cómo será la apariencia de ese tal "Zeus"? Me gustaría que fuera alto, rubio, con más músculo que Quetzal-chan, para que no pueda rodearlo con mis brazos... ¡A un Dios así, sin importar que pueda ser el tataranieto de mi tataranieto, lo tendré en mi cama!
Audumbla mugió seriamente y Deví dudo en responder un momento.
- No te preocupes, Audu-chan. Tal vez tengan un toro por ahí, o mejor aún: podrías encontrar al asesino de Ymir... ¿Y tú Nut-chan? ¿Cómo te lo imaginas?
Nut ni siquiera pensó su respuesta 2 veces.
- Sea cual sea su apariencia, es un inservible que... - apretó una de sus manos con enojo - Lo quiero aplastar.
- ¡Típico de ti! Aunque con decirme "feo" hubiera bastado - Devi se levantó de un salto - Me retiro chicas. Dejaré todo este molesto equipaje en mi castillo y volveré con usteres, ¡No tardo!
Devi se fue corriendo, y hasta que desapareció de la vista Audumbla mugió seria hacia Nut.
- Si. Tendremos esa reunión con esos insignificantes, y probablemente debamos volver a nuestros reinos por un tiempo.
La vaca mugió un par de veces y asintió Nut con seriedad.
- Si. Tendré que regresar a Egipto.
Ambas se quedaron en silencio, hasta que la bóveda celeste respiró con molestia.
- No te preocupes. Estaré bien... Ya no me afecta ese lugar como antes. Solo es un lugar más de la creación.
Audumbla mugió con tristeza y pegó su cabeza en un hombro de Nut. La Diosa se sintió resignada y comenzó a acariciarla con tranquilidad.
- ¿Qué haré cuando vea a mis hijos? - la deidad se quedó en silencio más tiempo que antes, antes de concluir - Ellos son... la mancha que me recuerda mi debilidad en el pasado. El recuerdo de que fui una estúpida al confiar en esos Dioses... Al quererlos...
Nut sintió un sentimiento extraño en su interior. Una especie de dolor en su pecho y una culpa como de remordimiento; ambos sentimientos eran muy familiares para ella, pero no se dejó intimidar.
- Esos... esos hijos míos que tuve... son los mismos que fueron derrotados ante su creación. Si quieren que sea su madre, tendrán que demostrarme lo contrario. O de otra forma...
Su mente se turbó demasiado con sus últimas palabras.
- De lo contrario... son basura que nunca será de mi agrado.
...
ASFD
Nota de autor: Tendremos doble capítulo, así que esperenlo. Tardará en salir, ya que estuve muy ocupado en otros asuntos y estuve trabajando en otras cosas. Sin embargo, haré todo lo posible para que ese capítulo no se publique más allá del viernes.
Nota de autor 2: recuerden votar en "Noticias Ragnarok", en los 2 sorteos. Puede que cierren más pronto de lo que sepan.. ¡No se vayan sin votar!
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