Capítulo 24: Estrellas
Nut terminó de mover su báculo, con lo cual concluía un dibujo de luz en el aire, que tenía una forma de X mal hecha.
- La Diosa Nut ha dibujado una serie de líneas en el aire mediante energía estelar... ¿Qué está planeando hacer? ¡Todos nos preguntamos sobre esto!
Atenea era quien más interesada estaba, analizando todo con su Conciencia de Guerra. Finalmente, al visualizar bien el dibujo y ver lo que probablemente sucedería, sus ojos brillaron con emoción desbordante.
- ¡Increíble! - exclamó, en una combinación extraña de excitación y miedo - ¡Esto será...!
- ¿Ah? ¿Qué ocurre, Atenea? - Ares se asustó por la reacción de su hermana.
- ... ¡No puedo creer que es Diosa siga y siga teniendo tantos trucos!
- ¿¡De qué hablas!?
- ¡Tan solo espera a que lo haga! - exclamó Atenea, acomodándose en su sillón de forma coqueta - ¡No daré spoilers!
Los egipcios se sintieron desconcertados, y unos a otros comenzaron a comentar lo que ocurriría a continuación. Entre ellos Geb era el más serio en el asunto.
« Eso es... Nunca la había visto hace algo así, pero... No parece ser nada lindo, viniendo de ella... » Geb miró hacia el campo de batalla, mostrando gran preocupación; sus ojos se fijaron en la Diosa, y sin evitarlo lanzó un grito.
- ¡Ten mucho cuidado, amor!
En la antecámaras de la divinidad, había una habitación llena de Dioses peculiares y extravagantes que veían el combate desde una pantalla. Una de ellas sonrió emocionada y cruzó los dedos.
- Así que Nut-chan hará "eso"...
- ¿En serio esa humana la ha forzado a llevar a ese punto?
- ¡Esto será divertido!
En el campo de batalla, Nut hizo caso omiso al grito de Geb, y su brazo cercenado lo extendió al frente mientras respiraba con tranquilidad, como si estuviera meditando. Cleopatra aprovechó la oportunidad para tener un diálogo con su rival.
- Toda la batalla has ignorado los gritos de ese Dios guapo de allá arriba... - se llevó su mano libre a la barbilla - Si no mal recuerdo las tradiciones y costumbres... Se trata de Geb-sama, el Dios de la Tierra, ¿Verdad?
Nut permaneció en silencio, sin responder a la humana y manteniendo en su rostro calma y quietud.
- Osea que... Él es tu noviecito... ¡Qué emoción~ ♡! - Cleopatra levantó sus hombros con diversión - Siempre que se trata de parejas me emociono. Es algo en lo que he tenido mucho éxito, y como experta te digo... que deberías al menos mandarle un besito para que su espíritu siga alto.
La humana volteó y un guiño junto con un beso que por medio de sus dedos, habló hacia Marco Antonio y Julio César presentes en las gradas.
- ¡Déseame suerte, amor mío ♡!
Ambos hombres levantaron sus brazos en aprobación, pero entonces cruzaron miradas y se confundieron el uno con el otro. Ptolomeo XIII miró a su hermana mayor con disgusto muy distinguido en su rostro.
- No puedo creer que sea tan sinvergüenza. Me da asco.
Cleopatra río coquetamente, y volviendo su rostro y su tono de superioridad habló hacia la Diosa.
- Es bueno tener el amor romántico de tu lado, en especial durante estos Ragnarok, muerte eterna entre Dioses y humanos. Es un buen motor para seguir luchando... - miró a la Diosa con curiosidad - ¿Por qué no haces lo mismo? ¿Por qué no correspondes a tu amado?
Nut siguió en silencio.
- Podrá ser... podrá ser... - la humana se llevó los dedos a su barbilla, pensando de forma juguetona - Podría ser... ¿Lo encontraste durmiendo con otra Diosa?
Ligeramente, Nut pareció molestarse con esa declaración.
- ¡No me digas! - rió la humana - Escuché tus historias desde que era pequeña. Una de las cosas que más me han fascinado de ti no es tu cuidado por todos los Dioses desde el cielo nocturno... sino tu amor incondicional, tal que desafiaste al mismísimo Ra para tener a luz a tus hijos. Has sido mi inspiración desde entonces...
En el brazo libre de Cleopatra, la armadura creó un escudo romano gigante, con el cual se puso en guardia junto con el tridente en su otra mano, y se dispuso a agregarle energía de su armadura a ambas armas.
- Pero parece que, en realidad... la cúspide de los Dioses de Egipto o bien sufrió un tropiezo en su amor... o bien es demasiado perfecta para tener amoríos y aventuras con simples Dioses... ¿Estoy correcta en algo? - la humana sonrió con curiosidad y sinceridad - Me muero por saber la razón de tu indiferencia hacia el amor.
Nut no respondió nada, pero en sus movimientos parecía estar turbada con las palabras de la humana. En las gradas, Geb parecía ser el más afectado por ese discurso, tan que se reflejo en su mirada.
Los ojos de la Diosa se fijaron en Cleopatra, con mucha molestia, más que antes.
- Esos asuntos no son incumbencia de los mortales.
- Pero... tal vez si lo sea para lo mejor de la humanidad, ¿O acaso sigues pensando que no soy lo suficientemente digna para saber esas cosas? ¿Tendré que seguir luchando contigo para que me consideres digna?
La Diosa, con un tono inusual de sinceridad, habló al tiempo que levantaba sus hombros.
- Puede que te responda tus inquietudes... Si sigues viva cuando tenga ganas de hablar.
Sentada en la silla y sola, Lífthrasir miraba quieta y callada lo lo que pasaba en la arena, con toda su atención.
- Son tan distintas, pero al mismo tiempo se ven tan iguales... ¡Me emociona muchooooo!
Escuchó un par de pasos detrás de ella, y de forma involuntaria volteó para ver quien era.
- ¿Onee-sama?
- No, no soy tu hermana mayor. Solo soy yo.
Eva, madre de la humanidad, levantó sus manos como sorpresa. Los ojos de la pequeña brillaron al máximo y sonrió con gran emoción.
- ¡Mamá Eva!
- Hola pequeña. Tu hermana va a estar ausente por un tiempo y me pidió que cuidara de ti hasta que vuelva, ¿De acuerdo?
- ¡Si, si! - la valkiria menor sonrió, saltando en la silla y soltando unas pequeñas lágrimas de emoción - ¡Será un honor ser cuidada por la madre de la humanidad!
- Jeje.
Eva se iba a quedar de pie, pero Lífthrasir levantó sus brazos hacia ella, como una bebe. La mujer río ligeramente y tomó a la pequeña niña en sus brazos para cargarla, tras lo cual se sentó en la silla.
- ¡Muchas gracias, mamá Eva! Esto me recuerda cuando era más pequeña...
- Cuidaré bien de ti, hasta que vuelta tu hermana.
- ¡Marco Antonio!
- J-Julio...
Ambos romanos que no se habían visto desde hace muchos siglos finalmente se encontraro; sin embargo, quien estaba un poco más incómodo por ese encuentro en esas circunstancias era Marco.
Julio César se abrió paso y le dio un apretón de manos al segundo.
- Hombre... No creí que eras tu, hasta que...
- Ambos levantamos las manos. - completó Marco, un tanto incómodo.
- Si, si.
Julio volteó la mirada y vio al joven par de gemelos que acompañaban a Marco.
- ¿Ellos son tus hijos?
- De hecho, si lo son. Los tuve después de su... - Marco Antonio se detuvo antes de decir lo siguiente, pero César fue quien terminó la frase.ñ
- ¿Después de mi muerte?
- Si...
- Mejor dicho... Después del complot que hizo el Senado contra mi, que terminó en mi muerte... - habló con pesar - Un evento que estoy seguro que trajo muchos cambios para Roma.
- Si. Hubo muchos cambios después de eso.
Marco Antonio se irguió y tomó a los 2 muchachos por los hombros.
- Hijos, les presento a Cayo Julio César. Trabajé con él unos años antes de que ustedes nacieran. Y, César, ellos son... Alejandro Helios y... Selene. Mellizos.
- Ya veo... ¡Si que tuviste bastantes hijos! - rió César ligeramente.
El par también rió un poco algo incómodos, y Marco Antonio por dentro de sentía un tanto culpable.
César se irguió por detrás y levantó su voz, de forma que Cesarión caminó entre las gradas para llegar a su padre.
- Él también es mi hijo. Tu ya lo conocías, Marco Antonio, pero dudo que tus hijos lo hayan conocido... - sonrió Julio César - Él es Cesarión.
- Si, ya nos conocíamos - habló de inmediato Alejandro, con seguridad.
- Oh... ¿En serio? - Julio César se confundió, pero su mente resolvió su duda - Cierto. Yo fui quien murió, no mi hijo.
- Estamos los 3 juntos - sonrió Selene con emoción - Podemos ver juntos a mamá pelear en el Ragnarok... ¡Será divertido!
Julio César se quedó callado y en blanco con esas palabras. Levantó la vista para dirigirla a Marco Antonio, quien estaba sorprendido y más que nada avergonzado.
- ¿Podemos ir por allá, padre? - preguntó Cesarión a Julio con entusiasmo - Prometo que nos comportaremos-
- Si, no hay problema. Pueden ir los 3.
- ¿En serio? ¡Gracias, padre!
Los 3 muchachos corrieron hacia la zona de las gradas donde había estado Julio César anteriormente, mientras que los 2 adultos se quedaban en silencio incómodo uno frente al otro.
- ¿Ella dijo... "mamá"?
- Tenemos.... mucho de qué hablar...
Cleopatra apretó ambas armas en sus manos, al tiempo que sentía una gota de sudor con sangre caer por su frente.
- Con gusto... ¡Me ganaré ese derecho!
En cuanto la gota tocó el suelo, la humana juntó todas sus fuerzas y con las alas extendidas se abalanzó al ataque, con el escudo romano al frente y el tridente detrás y listo para embestir.
- ¡El combate prosigue! ¡Tras un pequeño receso, Cleopatra otra vez toma la iniciativa del combate y se lanza a atacar a la Diosa!
- ¡Ya viene! - gritó emocionada Lífthrasir, asomándose hacia la arena. Eva también se asomó con sorpresa.
Los herreros enanos, Brökk y Eitri, en su forja, miraron el combate y sonrieron con emoción.
- ¡Vamos, mujer!
- ¡Más te vale aprovechar todo el esfuerzo que hicimos por esa armadura!
Mientras la humana a cortaba la distancia con mucha rapidez, Nut solo permanecía en calma con ambos brazos levantados al frente. Respiró dejando un halo de vapor, junto con un pensamiento negativo.
« No puedo creer que vaya a hacer esto… Pero si es lo que quiere esa mierda, entonces se lo daré. »
Sus ojos se abrieron con fuerza, siendo ahora negros en su totalidad y llenos de puntos blancos.
- ¡Zodiac!
El dibujo de estela frente a ella brilló con intensidad y como si fuera una especie de tela envolvió el cuerpo de Nut.
- Quinto dibujo del cielo...
La estela fue absorbida completamente por la Diosa, y tras ello en todo su alrededor se formó una gran cantidad de energía estelar que tomó forma lentamente, hasta completas una grotesca armadura de energía, con grandes cuernos cúrveos a los costados y brazos muy armados; dentro de esa estela, como si fuera una pieza flotante dentro de un líquido, Nut parecía controlar el movimiento del "muñeco gigante".
- ¿¡Pero qué-!? - Cleopatra se sorprendió bastante con esa nueva transformación, y usando sus alas trató de frenar su avance pero el impulso que llevaba era demasiado.
Nut levantó uno de sus puños estelares, y sin dudar lanzó un golpe directo hacia Cleopatra, quien apenas pudo mantener el escudo al frente.
- ... ¡¡TAURO!!
El puño estelar golpeó de lleno el escudo de Cleopatra, y como si no tuviera resistencia alguna el escudo voló en mil pedazos; por primera vez, un arma de la humana era destruida por Nut.
El puño siguió su camino, estrellándose en todo el cuerpo de la humana, lo cual provocó quebró toda su armadura, y por si fuera poco la mandó a volar estrepitosamente hasta chocar en el muro de contención, con un golpe tan fuerte que destruyó el muro y tumbó escombros en las gradas.
- ¿¡Queeeeeeeeeeee!? - Heimdall se asustó bastante, tanto que dio un salto - ¿¡La Diosa Nut ha creado una armadura de toro en su cuerpo, y... ha hecho pedazos a Cleopatra!?
Marco Antonio y Julio César detuvieron su plática al ver aquello, mientras sus 3 hijos gritaban horrorizados. Horus y Osiris se asustaron totalmente frente a ese momento, y en las gradas griegas, Hermes y Ares compartieron la misma sorpresa repentina.
- ¿¡Pero qué-!?
- ¿Cómo... fue eso posible?
- ¡La Bóveda celeste! - rápidamente Atenea tomó la palabra para explicar - Nut es la Diosa de la Bóveda celeste, lo cual debería darle la capacidad de usar las constelaciones como un truco de ataque.
- ¡Si, así es~! - respondió Zeus asombrado y emocionado - Esos Primigenios... ¡Son diversión sin fiiiiiiiin~!
- ¿Y eso fue lo que notaste, cuando gritaste hace unos momentos? - preguntó Ares, curioso.
- Casi - respondió la Diosa de la sabiduría - Pude leer que haría algo así, pero no estaba segura. Lo que más me hizo suponer eso fue el dibujo que hizo; era la constelación de Tauro.
Al mismo tiempo que Atenea explicaba, la cabeza de Ares divagaba.
« Así que vio lo que haría Nut… No lo quiso decir, pero por cómo es ella no lo dijo solo para divertirse. Tienes un punto a favor, hermana... Y estoy determinado a demostrar que no eres la traidora »
- ¿Me estás escuchando, Ares onii-chan?
- ¿¡Eh!? - la sorpresa le hizo tartamudear - ¡Oh, si! El dibujo de la constelación de Tauro... Si, eso es...
Atenea rió con sarcasmo.
- Perdedor-chan~♡
Moviéndose con dolor y lentitud, Cleopatra salió del cráter que había generado. Cayó estrepitosamente al suelo de rodillas, escupiendo una gran cantidad de sangre mientras pequeños fragmentos de la armadura caían al suelo.
- ¿¡Pero qué-!? - su sangre ahogó sus palabras, por lo que terminó de vomitar y trató de reincorporarse a pesar de sentir todo el cuerpo destruido, especialmente su brazo izquierdo que había recibido el golpe directo - Maldita... sea...
Ni siquiera había terminado, cuando notó que el muñeco-toro gigante estaba corriendo a toda velocidad hacia ella, con los cuernos apuntando al frente.
- ¡Nut se lanza contra Cleopatra sin hacerse esperar!
La humana crujió los dientes levemente, y usando las alas aún útiles elevó el vuelo para salir a un costado y evadir a la Diosa.
El muñeco en que iba Nut no tuvo tiempo ni distancia para frenar, por lo que chocó en el muro de contención y aumentó el daño que ya tenía. A esas altura, los espectadores cercanos al muro de contención ya se habían levantado de sus asientos para evitar salir muertos.
El muñeco salió del nuevo cráter con gran lentitud, se dio vuelta para buscar a Cleopatra y nuevamente a toda velocidad arremetió contra ella de frente. Las alas en la armadura de la humana hicieron todo el trabajo, manteniendo la fuera del suelo y lejos de Nut en todo momento, aunque su velocidad de avance era descomunal.
Sin más opciones en mente, levantó su brazo derecho y el polvo metálico apareció para reconstruir el tridente de Poseidón, con el cual de forma desesperada comenzó a usar las estocadas del Anfitrita para atacar a la Diosa; sin embargo, la resistencia de esa armadura estelar era descomunal, puesto que el tridente ni siquiera pudo sacarle un rasguño significativo.
Con tal ineficacia de ataques, Cleopatra no se hizo esperar y se elevó alto en el cielo para escapar de la Diosa; ella por su parte, no reaccionó a tiempo por lo que no pudo frenar y nuevamente se estrelló en el muro de contención, y de inmediato con el peligro fuera de alcance, Cleopatra aterrizó en el suelo con dolor y delicadeza.
Se llevo las manos a su cuerpo, pero era tanto el dolor que sentía que apenas podía tocarse. Mientras, Nut salía del cráter y se daba vuelta para embestir a Cleopatra nuevamente; pero, su lentitud era muy radical a la velocidad con que avanzaba.
La humana lo notó, y antes de que el muñeco-toro de energía comenzara a atacar, la mente de Cleopatra comenzó a analizar y elaborar una estrategia.
« Así que para eso dibujó esa figura... y con razón me era tan familiar, puesto que era una constelación. Si que está loca esta tipa, como para tener poder tras poder y sin agotarse... »
Apretó en su mano el tridente, con un ligero temblor en sus dedos.
« Analicemos lo que acabo de experimentar: "Tauro", la constelación del toro. Al parecer, le otorga a Nut una armadura de protección, junto con una fuerza física tan grande... que puede destruir esta armadura. Ataque y defensa imparables, y muy aterradores a decir verdad... » sonrió para si misma « Pero todo terror tiene una debilidad, que ya he visto. »
El toro estelar de Nut se lanzó al ataque, arrasando con el campo de batalla en su andar, peor la humana ya no estaba asustada.
« Agilidad y reflejos. Mientras use esa armadura, sacrifica su tiempo de respuesta, capacidad de realizar maniobras ágiles y de respuesta inmediata. » apretando su arma con fuerza ella respondió de la misma forma. « Esa es mi ventana… ¡Usaré mi velocidad para atacar en todos los frentes y ella no podrá tocarme otra vez! »
Sin querer convocar los pedazos de su segunda arma, destruida en la arena, comenzó su contraataque; por su parte, el tridente en su mano derecha cambió de forma y se convirtió una daga mediana de mango pequeña.
Con la pequeña arma, y haciendo uso de las alas, Cleopatra llegó hasta Nut y en vez de atacar de frente comenzó a jugar con maniobras aéreas, golpeando en todo su cuerpo con la daga para desgastar la armadura estelar de la Diosa.
La Diosa se molestó al tenerla en todos lados, por lo que preparó su puño izquierdo y lanzó un golpe, pero Cleopatra ingeniosamente puedo esquivar el puño y siguió atacando en todos lados. Nut se enojó e intentó lo mismo con la mano derecha, pero el resultado fue el mismo.
- ¡Cleopatra ha encerrado a Nut dentro de golpes altamente veloces, mientras que la Diosa trata de atinar un puñetazo! ¡La humana ha cambiado los roles!
Cleopatra siguió atacando, y en un momento dado se alejó rápidamente al mismo tiempo que cambiaba su daga por el tridente; cuando la Diosa se estaba dando cuenta de lo que pasaba, la humana lanzó el tridente cargado de energía eléctrica hacia el brazo izquierdo del muñeco de Nut.
El arma se estrelló estrepitosamente en la armadura, clavándose como un tenedor; la humana aprovechó que Nut aún no terminaba de reaccionar, por lo que se acercó y con una patada cargada de energía golpeó la punta del tridente, logrando con ello que el arma arrancara el brazo de Nut y la zona izquierda del muñeco-toro; sin embargo, en el proceso el tridente se hizo añicos.
Nut se enteró de la pérdida de su brazo, y un gran enojo su apoderó de ella; sin pensarlo, la Diosa detonó la armadura de Tauro como si estuviera autodestruyéndose, con lo cual se generó una explosión tan fuerte como la primera que destruyó el estadio.
El estallido mandó a volar a Cleopatra hasta el otro lado de la arena, y en el centro Nut caía al suelo estrepitosamente y casi inconsciente por ese poder devastador.
- ¡A-A-Ah...! - el nórdico mensajero apenas podía tartamudear - Las constelaciones, explosiones, estrellas... El combate se ha vuelto un frenesí violento imposible de parar...
Zeus y sus hijos miraban con sorpresa y emoción todo el caos que había generado la transformación de Nut. Thor, sentado en su asiento, mostraba en su rostro mucha sorpresa e interés ante lo que se aparecía frente en la arena.
- Esto es... exageradamente sorprendente... - comentó el Berserker del Trueno.
- ¡Esto es un caos! - exclamó Syf, estaba y pegada al costado del Dios del Trueno - La arena está siendo despedazada en su totalidad... ¡Ya van 2 explosiones que desoyendo todo!
- Esto será muy problemático, Thor-sama - correspondió Forseti, al otro lado del nórdico.
Afrodita, acomodada en su diván, sonrió con placer.
- Vaya, vaya~ Esas mujeres son maravillosas en el campo de batalla.
Nut fue la primera en levantarse del suelo, con todo el daño que ya tenía: el cabello cortado, los pies irreconocibles, la cabeza con sangre, y sin brazo izquierdo.
Respiró con dificultad, y sintió algo que hace milenios no sentía: cansancio y dolor. Su mente se turbó cuando recordaron las primeras veces que sintió ambas cosas.
La Diosa se envolvió en su energía, y unos segundos después pudo regenerar todo su cuerpo a su estado original, sorprendiendo nuevamente a todos en las gradas. Pero, en ella la sorpresa fue que su cansancio no desapareció en lo absoluto, y aún cansada se agachó para tomar el Bastón del Cielo, que había recuperado su forma inicial.
A unos metros de la Diosa, se irguió una sombra detrás del humo de la explosión; se trataba de Cleopatra, con la armadura agrietada completamente y llena de sangre, pero de pie y con voluntad de pelear.
- ¡A-Ambas siguen vivas...! - gritó Heimdall, demasiado sorprendido - Ambas han usado muchas fuerzas en ese último choque, pero... Ambas siguen vivas para ponerle un punto final a esta historia del Ragnarok.
Cleopatra sonrío con dolor, al tiempo que dirigía la mirada a las gradas. Allí pudo ver a sus 3 hijos unidos en un clamor de apoyo para ella.
- ¡Tú puedes madre!
- ¡Vamos, levántate!
- ¡Sigue peleando y gánale a esa Diosa!
- Mis hijos... mis retoños... - Cleopatra se sintió conmovida con dicha imagen.
Movió un mirada y se encontró a Marco Antonio y Julio César en medio de una conversación, y cuando los miró más detenidamente se dio cuenta que en realidad estaban discutiendo.
- Así que finalmente se encontraron 2 de mis amantes... - comentó para si misma con sarcasmo - Ya era hora. Esperaba que ocurriera algún día, y ha ocurrido en medio del Ragnarok.
Lífthrasir se removió en los brazos de Eva, emocionada y con sus ojos muy brillantes.
- ¡Eso fue espectacular! ¡Maravilloso! ¡Quién creería que un Dios tendría tanto poder!
- Si, si... - respondió levemente Eva, recordando los anteriores combates que había visto junto con sus recuerdos del primer Ragnarok.
Sin evitarlo, la mujer giró su cabeza en varias direcciones, hasta finalmente encontrar lo que tanto miedo le generaba: el palco de los Dioses griegos.
- Sin embargo, debería ser trampa eso que hace esa Diosa... - comentó enojada la valkiria - Usar eso de regenerarse... ¡Debería ser trampa! ¡Si lo hace, la humanidad no tiene chance de ganar!
Eva siguió mirando en silencio el palco griego, sintiendo en su mente más y más esos terribles recuerdos del segundo combate.
- Lo bueno es que, según onee-sama, la armadura que ella tiene y que hicieron Brökk y Eitri es la mejor cosa que hayan creado... - la valkiria sonrió con ambición - ¡Aunque no me guste nada la forma arrogante en que se comporta, Cleopatra tiene una gran oportunidad de ganar! ¡Gracias a su perperseverancia y su perfecta armadura divina!
Los enanos, en la forja, dieron una gran bocanada de aire de alivio.
- Eso me hizo sudar...
- ¡Ya lo hizo! El escudo se hizo pedazos y su armadura se fragmentó completamente...
- Si, lo vi... Aunque está hecha con el mismo material del Mjölnir.
- Aún con todo lo que acaba de recibir, espero que no muera. Tenemos que hacerle mejoras a esa armadura.
- No es momento para pensar eso... pero tienes razón.
Nut miró a Cleopatra con molestia, moviendo uno de sus cabellos de su rostro con su resoplido.
- Sigues viva... basura...
- Corrección. "Perfección" quisiste decir... - comentó la humana.
Aprovechando el momento de silencio entre ambas, la mente de Cleopatra se puso a trabajar con rapidez.
« Creo que he descubierto algo muy bueno para sobrevivir a ella… Creo que el poder loco que tiene esta Diosa viene de su vestido, o al menos este parece ser un tipo de contador...
» Ahora que la veo con mejor detalle, aunque está completamente nueva y limpia como cuando comenzamos, debajo de su brazo izquierdo el vestido está oscuro, como si estuviera muerto, cuando todo lo demás está lleno de estrellas. Recuerdo que antes también tenía estrellas en esa zona, pero ahora no las tiene.
» Ese poder de las constelaciones era demasiado bueno como para ser ilimitado: si no esoty eqivocada, gasta o mejor dicho apaga las estrellas en su vestido para usar el poder de las constelaciones. Algo lógico pensando que ella es la Bóveda celeste, pero hay algo que me falta por saber...
» ¿Exactamente qué son esas estrellas para ella? ¿En qué le afecta perderlas de su vestido? ¿O al contrario; si pierde sus estrellas se vuelve más poderosa? Voy a andar con más cuidado de ahora en adelante; hasta que esté segura de lo que significa perder esas estrellas, no puedo pelear sin tener un plan. »
Cleopatra soltó una burlona y disimulada risa, mientras usaba su mano para limpiarse de su sangre.
- Puedo verlo, Nut... eres descaradamente poderosa. Un abismos infinito que explorar, pero... creo que yo encontré el fondo.
- ¿Hm?
- O al menos... sé que debe haber al fondo. No creo que me negarías el hecho de que ese hermoso vestido tuyo tiene que ver con el fondo...
Nut se vio a si misma, y al toparse con que debajo de su brazo izquierdo ya no había estrellas en su ropa, supo que la humana ya sabía de su secreto. Regresó la mirada y en sus ojos se dibujó enojo.
- ¿Así que realmente lo sabes?
- Con lo que hiciste, de destruirme con esa cosa de toro gigante, pude deducirlo. Se te acabará tu poder si esas estrellas se acaban, ¿no?
Nut se quedó en silencio unos segundos, antes de asentir.
- Mis estrellas son más que eso.
- No son tan solo más que eso, ¿Verdad? Seguramente son el centro de tu poder... tal vez también hasta de tu regeneración...
- Si dices eso... entonces sabes lo que significa realmente.
El Bastón del Cielo se deformó en líquido metálico para convertirse en el hacha gigante que usó en el comienzo de la batalla, la cual sostuvo con una sola mano.
- Para ganar en este Ragnarok; para acabar con mi poder, deberás destruir todas las estrellas de mi vestido...
- Y, si eres la Diosa de la Bóveda celeste... Tu vestido debe ser la Bóveda celeste.
- Para apagar mi poder... tendrás que apagar todas las estrellas del cielo. Tendrás que apagar la bóveda celeste por completo...
Horus y Osiris se quedaron callados por ese diálogo entre ambas.
- Así que pudo deducirlo.
- No importa. Es mejor que sepa desde ahora que no tiene forma de ganar...
Cleopatra sintió muy pesadas esas palabras, pero no se dejó amenazar en lo más mínimo; al contrario, levantó ambos brazos de forma desafiante.
- No te preocupes, que no tengo mucho planes que retrasar. Me tomaré mi tiempo para acabar contigo.
Los fragmentos de las armas destruidas volaron en el aire y en los brazos de la humana se convirtieron nuevas armas para usar; en el lado derecho, una espada mediana, y en el izquierdo, el martillo que estaba usando al comienzo del combate.
Ambas se miraron fijamente, respiraron profundo para olvidarse de sus quejidos corporales, y se lanzaron una contra la otra.
- ¡Cleopatra y Nut van a comenzar un nuevo intercambio de ataque!
Juntando energía eléctrica para el martillo, la mujer humana giró su cadera y dirigió el arma para golpear directamente, pero la Diosa al igual que lo había hecho antes esquivó limpiamente.
El arma pasó de largo, y aprovechando la apertura que mostró su rival, Nut tomó el hacha y al tiempo que se levantaba dio un golpe horizontal con toda su fuerza. El hacha golpeó en las alas, las cuales usaron el golpe del arma para escapar; aunque le había generado mucho dolor en la espalda de Cleopatra, aora tuvo más espacio para maniobrar.
La humana se giró y vio a la Diosa acercarse hacia ella con el hacha en su mano, y se le ocurrió atacar al hacha con el martillo. Cargó con energía eléctrica su respectiva arma y ambas coincidieron en lanzar sus armas, provocando un choque explosivo y energético que resonó en la arena.
Pero eso no las detuvo; a pesar del humo que se levantó, Nut no esperó y regresó su hacha para golpear nuevamente, ahora en un corte vertical, pero con su espada Cleopatra pudo repeler el hacha y hacer retroceder a la Diosa.
La Diosa se sintió frustrada, pero no desistió; aprovechando el impulso que le dio la humana, decidió dar más pasos hacia atrás hasta quedar a una buena distancia de la humana. Hasta llegar a su destino, clavó un pie sobre la arena destrozada, y comenzó a dar rápidos giros sobre si misma y tomando el hacha por el mango.
- ¡Ehhh! ¡Diablos! - Cleoaptra reconoció lo que iba a hacer, justo en el momento en que Nut soltó el hacha.
El arma dio vueltas rápidas y feroces mientras avanzaba arrojó toda velocidad hacia Cleopatra, acortando la distancia más de lo que le hubiera gustado.
Sin tener tiempo para planificar, la humana decidió cambiar el martillo de su izquierda por el escudo romano; la pelea la había enseñado que únicamente el poder de las constelaciones podría destruir el escudo, así que no se preocupó de que el hacha fuera a romperlo.
El arma siguió girando, pero la rapidez con que la arrojó Nut hizo que la misma se desviara en su trayectoria, más específico hacia el costado izquierdo de la humana. El hacha golpeó el escudo, y aunque hizo un rasguño significativo en el mismo no lo destruyó sino que terminó por desviarse y caer lejos de ella, pero eso no fue todo lo que le ocurrió.
La dirección del haca y la fuerza con que avanzaba, hicieron que el choque entre el hacha y el escudo fueran más devastadores; la fuerza del impacto provocó que al instante en que el hacha se desvió el brazo izquierdo de la humana se dislocara.
- ¡¡Ahhh-!! - el dolor recorrió a la mujer de forma inmediata, tal que la puso de rodillas.
Pero, no sin antes hacer lo que había pensado: al tiempo que se preparaba para recibir el hacha giratoria, había decidido lanzar su espada para atacar a la Diosa, y así lo hizo; aunque el nuevo factor le hizo perder la concentración, pudo lanzar su espada al aire como si fuera una lanza, y de forma exitosa, el arma atravesó el cuerpo de la Diosa antes que se diera cuenta. La Diosa cayó de espaldas al suelo, sorprendida y escupiendo su sangre instantes después.
Pero, ese éxito ahora no significa mucho: sumándose con el dolor de la perforación del hombro derecho, su cuerpo apartado por el puño de la armadura estelar, y todo lo que había tenido que sufrir, su hombro dislocado le provocó una nueva carga que soportar. La humana se sintió dolorosamente frustrada, de forma que lanzó un grito desesperado y tocó el suelo de la arena con su frente.
- No... ¡Esto duele!
La humanidad se calló al instante; solo pudieron mirar con impotencia como su representante sufría en el campo de batalla.
- Ambas han sido heridas de gravedad... Nut fue atravesada, y Cleopatra al parecer ha perdido la movilidad de su brazo izquierdo... ¿Q-Qué será la primera en levantarse para seguir la pelea?
La humana respiró con grandes resoplidos de cansancio; su cuerpo, su mente y su espíritu le gritaba y suplicaba desgarradoramente que ya no continuara, y ella misma estaba cediendo ante eso.
- Eso duele... ya no puedo más...
- ¡Mamá! - Selene se asustó bastante al ver el estado en su madre.
- ¡Tenemos que apoyarla! ¡Y también nuestros padres! - habló Cesarión con firmeza.
Los 3 muchachos voltearon a mirar hacia donde estaban sus padres, pero solo pudieron ver como ambos discutían con molestia.
- ¿¡Cómo fue que te casaste con ella!? ¡Yo ya me había casado con ella!
- ¡Pero estabas muerto para cuando lo hice! Además, según ella, contigo solo tuvo a Cesarión, y ya.
- ¡Eso no importa!
- ¡Te puedo asegurar que yo la ame más de lo que tu lo hiciste!
- Ambos están peleando - exclamó molesto Alejandro - ¡No puede ser! ¡No debería ser así!
- Justo cuando nuestra madre esta dando su vida contra un Dios por nosotros... ¡No lo puedo creer! - Selene sollozo en voz baja con la cabeza baja, siendo consolada por su hermano mellizo.
Ptolomeo XIII estaba en silencio, pero por un momento se sintió muy molesto al ver lo que su hermana mayor cedía ante el dolor.
- ¿Qué...? - Ptolomeo respiró profundo, dejándose llevar por su enojo y tratando de meditar lo que estaba a punto de hacer - No puedo creer que vaya a hacer esto por esa idiota... ¡Pero a quien le importa!
Se llevó ambas manos hacia su boca, y gritó con toda su fuerza.
- ¡¡Hey, estúpida Cleopatra!!
Los 3 hijos de la mujer voltearon a la dirección de Ptolomeo, y en el campo de batalla Cleopatra reconoció la voz de su hermana menor por lo que levantó su mirada con curiosidad.
- ¡¡Se supone que tu eres la estúpida que gobernó Egipto a pesar de su caída!! ¿¡Qué diablos haces tomando una siesta!? ¡¡Levántate y lucha, maldita sea!!
Todos se quedaron en silencio, durante un momento que rápidamente se terminó.
- ¡Mamá! - Alejandro también gritó con todas sus fuerzas - ¡Levántate y sigue, por favor!
- ¡Gana, mamá! - le acompañó Cesarión - ¡Tú eres una gran y poderosa reina que puede seguir!
- ¡Tu puedes mamá! - Selene apretó ambos puños con fuerza.
Y rápidamente, el clamor de la humanidad se hizo presente para apoyarla.
- ¡Por favor, sigue peleando!
- ¡Pelea! ¡Pelea y gana!
- ¡Vamos Cleoaptra!
- ¡Tu puedes contra ella!
- ¡Gana la batalla!
- ¡Sigue adelante!
Lífthrasir se sintió bastante conmovida, y se aferró al brazo de Eva con determinación.
- ¡Eso! Eso podremos ver cuando sea tu turno de pelear... ¡Yo estaré en primera fila gritándote "madre" aunque no lo seas!
Eva, desatendiendo sus temores y prestando atención a los gritos de sus hijos, sonrió ampliamente al tiempo que volteó a ver a Cleopatra en el suelo.
- Vamos hija... ¡Tu puedes! ¡Levántate de nuevo, por favor! ¡Tu puedes seguir! ¡Confío en ti!
Los Dioses se sorprendieron rápidamente, especialmente aquellos que le comenzaron a temer a Cleopatra por ver todo lo que había aguantado hasta ese momento en la batalla.
Cleopatra escuchó las voces de todos ellos, y pudo ver el panorama que se estaba formando en el estadio, por lo cual a pesar del dolor sonrió con seguridad.
- Cierto... tengo razones para gloriar mi victoria...
Aún con tanto dolor, la humana se levantó lentamente, y decidió tomar su brazo dislocado con su brazo perforado. Respiró un par de veces, y usando toda la guerra que tenía movió su brazo un par de veces hasta que el crujido del hueso le confirmo que su brazo ahora estaba en su lugar.
Soltó un grito de dolor, pero no se dejó amedrentar por ello; movió su brazo un par de veces, doloroso aunque volvía a ser útil, y en cuanto lo confirmó una sonrisa arrogante se dibujo en su rostro.
- Muy bien... - suspiró mientras que su escudo se convirtió en el polvo metálico que se transformó en un tridente de Poseidón, al cual afianzó en su mano izquierda - ¡Terminemos esto!
- ¡Cleopatra ha recuperado su brazo izquierdo y está recompuesta para volver a atacar!
Si hacerse esperar, las alas de la armadura se extendieron y con el arma lista Cleopatra se dirigió al ataque nuevamente, al mismo tiempo que escuchaba como la humanidad gritaba de felicidad.
- ¡Eso es madre! - gritó orgulloso Alejandro - ¡Derrota a esa Diosa!
- ¡Madre! - sonrió emocionada Selene - ¡Vamos, vamos!
- Eso es, maldita idiota - sonrió Ptolomeo XIII con emoción - No te apoyo en lo más mínimo, pero verte pelear de esta forma es muy emocionante... ¡Si hubieras hecho esto en vida...!
La Diosa apenas comenzaba a recuperarse de haber sido atravesada con la espada. Se estaba irguiendo para ver el estado en que estaba, y cuando ya estaba de pie fue muy tarde: la humana llegó a toda velocidad, y usando el tridente junto a un giro de cadera atravesó el cuerpo de la Diosa.
La velocidad y fuerza fueron brutales, de forma que el impacto que recibió Nut provocaron que, de inmediato, su cuerpo de forma inmediata se partiera al medio y la parte superior saliera volando hasta caer de espaldas metros lejos de la humana.
Cleopatra, al ver que había resultado su ataque, se irguió con orgullo y soberbia al tiempo que soltaba una sonrisa.
- ¡Magnífico~ ♡!
- ¡¡Esto es...!! - Heimdall con muchas dificultad apenas podía describir lo que veían sus ojos - Nut fue... ¡Cortada en 2 pedazos! ¡No... puedo creerlo...!
La humanidad levantó un grito de júbilo, con toques de celebración, mientras que los Dioses nuevamente se sintieron llenos de confusión e impotencia; en especial, se sintieron asustados al ver que el marcador estaría en favor de los humanos,
En las forjas, Brökk y Eitri levantaron un grito de júbilo, y los demás Einherjer en el estadio sonrieron emocionados.
Geb, por su parte, apretó sus manos en señal de frustración, pero no tiro la esperanza aún.
- Amor, levántate... ¡Tu puedes!
Aunque la sorpresa les había llegado repentinamente, los 2 Dioses de la Trinidad principal no se dejaron llevar por sus emociones.
- Nut-sama aún no está derrotada.
- Así es. Esa humana ya debería saberlo; es imposible que ese corte la mate.
Nut respiró con gran dificultad mientras escupía sangre de su boca, tratando de incorporarse a pesar del terrible estado en que estaba ña mitad de su cuerpo.
- Maldita... - habló con enojo, ahogada en su propia sangre.
Pero, antes de perder más que solo sangre, extendió una de sus manos hacia detrás de su costado derecho.
El vestido de Nut brilló, y todas las estrellas de su ropa salieron del mismo y flotaron en el aire hasta llegar al sitio donde había apuntado.
Las estrellas tomaron posiciones específicas, y en cuanto terminaron un líquido oscuro, igual al de la presentación de Nut, surgió de los mismos hasta crear a la perfección un cuerpo igual al de la divinidad; parecía ser un muñeco sin vida, parado frente a su creadora.
El cuerpo destruido en el suelo exhaló por última vez, al mismo tiempo en que el muñeco recién formado respiró y cobró vida. Los ojos del nuevo cuerpo de la Diosa tomaron su color dorado, y miró todo a su alrededor para cobrar sentido de lo que había ocurrido y mientras su mente era transferida en su totalidad, hasta topar con la humana.
Una vez que esa extraña transferencia terminó, la humana se encontró con el nuevo cuerpo de la Diosa, por lo que solo suspiró con fastidio.
- Mierda, eres tu de nuevo... ¿Otra vez tengo que matarte?
- ¡Nut ha creado un cuerpo nuevo para... no morir! - comentó Heimdall sorprendido, aunque no lo expresó de la misma forma que en la primera ocasión.
La humanidad se confundió bastante, comentándose unos a otros con dudas y quejas abiertas.
- ¡No! - Selene lloró al ver esa escena - ¡Madre tiene que volver a matarla!
- No es problema para ella - sonrió ampliamente Alejandro, tomándole un hombro a su hermana- Ya ha demostrado que es la mejor peleadora en este Ragnarok... ¡De no ser por ese estúpida habilidad de esa Diosa, ella ya habría ganado su batalla!
Los Dioses se aliviaron al ver a Nut con un cuerpo nuevo, aunque las dudas y comentarios no se hicieron a esperar y ellos también hablaron por su parte.
- Exacto. Ella no puede ser derrotada así de fácil - comentó Osiris con seriedad.
- Ya lo hemos dicho, y nunca dejaremos de decirlo. Para esa simple humana... acabar con Nut será imposible.
Geb sonrió emocionado y esperanzado al ver a su esposa levantarse nuevamente. Cleopatra respiró pesadamente al tiempo que reía con sarcasmo.
- ¿Al menos podrías reconocer el que te haya matado 3 veces?... O, mejor dicho... haberte obligado a regenerar 3 veces...
Nut se quedó en silencio, mientras extendía su mano para que el hacha del Bastón del Cielo llegará hasta su mano. En cuanto le tocó, apretó los dedos con furia y respiró muy enojada.
- No.
La Diosa se arrojó al instante al ataque con el hacha ya lista. La humana solo pudo suspirar de fastidio, al tiempo que se agachó para tomar la espada que había creado anteriormente.
- Solo tengo que... matarla muchas y muchas veces más... ¿Qué tan difícil puede ser?
...
Geir entró corriendo a la habitación, la misma donde habían decidido a la tercera peleadora de la humanidad. Allí ya estaban reunidas sus demás hermanas valkirias; Hlökk, Sigrune, Skogul, Mist y Skuld (la única excepción era Hrist), y junto a Hlökk estaba el rey espartano.
Al ver que ya estaban ahí, la menor se molestó.
- ¡Por fin responden mis mensajes!
- ¡No nos culpes, hermana! - habló rápidamente Sigrune - Estábamos con nuestros Einherjer, y nos cayó encima el terremoto de Nut.
- ¡Mierda! - exclamó Mist, preocupada - No sabemos si todos los Einherjer de este segundo Ragnarok estén bien por ese desastre.
- Diablos, tenemos tantas cosas por hacer... - Geir se llevó las manos a la cabeza - Y entre ellas, tenemos que encontrar a Líf.
- ¿No estaba contigo en el palco? - preguntó Skogul sorprendida.
- Ambas se separaron cuando estábamos reunidas en esta sala. Lífthrasir apareció de repente cuando comenzó la tercera ronda, y mandé a Hlökk y Leonidas para buscar a Líf.
- Según lo que nos dijiste - continuó Leonidas - Líf debería estar en un jardín de los Campos Elíseos. Pero, estuvimos en varios de ellos y no había señal del ella. Y después ocurrió lo de Nut.
- ¿¡Entonces Líf esta sola y probablemente herida!?
- ¡No lo sabemos! - la menor estaba tan asustada como sus hermanas - No sabemos en dónde diablos podría estar esa pequeña, ni sabemos si está bien.
- ¿Qué está pasando aquí?
A la habitación se asomó Jack con curiosidad.
- ¡Hey, niño! - exclamó Hlökk sorprendida y de inmediato molesta - ¿¡Qué haces aquí!?
- Estuve ayudando a mis compañeros del Ragnarok sobre los desastres que ha traído la tercera pelea de este torneo - habló el hombre abiertamente - Hasta que vi un aura de preocupación saliendo de esta habitación.
- Creo que eso se debe a todas nosotras - habló Skogul rápidamente - Después de todo, perder a Líf es algo que no podemos dejar pasar por alto.
- ¿La pequeña está pérdida? - se sorprendió seriamente el hombre - Podría ayudarlas a buscarla.
Las valkirias se quedaron en silencio, cuando Geir habló en nombre de todas.
- Si, por favor. Necesitamos todas las manos posibles.
- En ese caso... Conozco a alguien que también será una mano extra.
Jack desapareció por la puerta y salió entre los pasillos, dejando a las valkirias y Leonidas mirándose unos a otros; unos momentos después, apareció de nuevo junto con otro Einherjer del primer Ragnarok: Simo Häyhä, quien derrotó a Apolo.
- ¡Simo! - exclamó emocionada Mist.
- Este caballero podría ayudarnos a encontrar a la pequeña.
- ¡Así que para esto me llamaste! - exclamó el finlandés detrás de Jack - Era más facil decirlo que raptarme, ¿No crees?
- ¿Antes de qué? - Hlökk miró a Jack fijamente.
- Los detalles no importan. Por supuesto que puedo ayudarlas.
- ¡Perfecto!
- Mi perro puede ayudarnos - de inmediato, unos ladridos se hicieron presentes en el lugar, y apareció junto al francotirador su perro - Podemos encontrar su rastro; solo necesito algún objeto que sea de ella.
- Okey - Geir respiró con alivio - ¿Alguna de ustedes sabe si Líf trajo consigo algo del Valhalla?
Las valkirias se miraron unas a otras, y Leonidas solo se cruzó de brazos pensativo.
- De hecho... - comentó Sigrune - Creo que ellas se escabulleron entre nosotras. Ni siquiera sabíamos que iban a venir hasta que llegamos.
- Cierto... - Geir recordó lo que había hablado con ambas - Ellas me lo confesaron después que llegaron.
- ¡Encontré algo! - Skuld se hizo presente, con un pequeño gorro en sus manos - Acabo de encontrar esto bajo la mesa. Es el gorrito de Líf.
- ¡Ella nunca se lo quita! - exclamó Geir.
- Tal vez se le cayó después de salir de aquí. No se lo quita por voluntad, pero siempre es muy descuidada.
Mist tomó el gorrito, y se acercó al perro de Simo con mucha calma.
- ¡Hola muchacho! ¿Me recuerdas? - le rascó la cabeza al perro - ¡Que buen chico!
- ¡Mist! ¡No tenemos tiempo! - las 5 hermanas al unísono le hablaron.
- Okey, okey - la valkiria le extendió el gorrito - Hey, amigo. Necesitamos encontrar a nuestra hermana, ¿Nos ayudas?
El animal olfateó repetidas veces el objeto, y tras ello comenzó a oler en el aire, entrando un poco más en la habitación y moviendo su cola lado a lado. Inmediatamente después soltó un par de ladridos, y salió corriendo por el pasillo de afuera.
- ¡Ya encontró algo! - Simo rápidamente comenzó a seguirlo.
- ¡Hey, no te vayas sin mi! - Mist le siguió.
- ¡Yo también les ayudaré! - Jack, tomando su sombrero y su saco, corrió para alcanzar al par.
- ¡Niño! ¡No puedes andar en este coliseo sin estar bajo supervisión! - Hlökk fue la ultima en seguirlos.
Las 4 hermanas restantes y Leonidas se quedaron en la habitación.
- ¿¡Qué estamos esperando!? - exclamó el espartano - ¡Vamos con ellas!
- ¡Si! ¡No podemos perder más tiempo! - le continuó Geir.
Rápidamente los últimos 5 corrieron para alcanzar al primer al grupo.
ASFD
...
Recordatorio: La publicación de capítulos es cada 21 días.
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