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Capítulo 16: Admiración del Rey

Jingū permanecía muy sorprendida por la frialdad y crueldad de las palabras de Sobek, y más aún al levantarse su mirada y ver los ojos oscuros y aterradores del cocodrilo. Estuvo a punto de soltar un grito del susto, pero su aflicción le interrumpió como si tuviera hipo.

Todos los presentes en las gradas también quedaron en total silencio. Las pequeñas valkirias se quedaron quietas en su sitio y dirigiendo sus miradas al cocodrilo; en las antecámaras, Cleopatra miraba con mucha curiosidad mientras que en la habitación de Simo y Jeanne se pudo sentir en carne propia el temor por ver al cocodrilo.

Los Dioses Hathor y Khonsu, desde su posición en las gradas, parecían menos sorprendidos que el resto, sin embargo también prestaban toda su atención a lo que diría el Dios.

Jingu al principio dudo mucho, por el medio que le acababa de generar el cocodrilo. Sin embargo, tras unos segundos para reponerse, juntó sus fuerzas y se levantó del suelo, lentamente y temblorosa, mientras trataba de limpiar su lagrimeo.

Una vez que estuvo de pie, se irguió completamente, peo no como una persona orgullosa sino como si fuera una niña a punto de ser castigada. Con una de sus manos se limpiaba los ojos ante las lágrimas que corrían de forma involuntaria. Y en todo momento mantenía la mirada al suelo, sin atreverse a mirar hacia arriba más de 2 veces seguidas.

El cocodrilo siguió mirando a Jingu, con tranquilidad y calma junto con su rostro lleno de autoridad y seriedad. Al principio estuvo en silencio, como si esperase que entre las lágrimas y los sollozos la mujer tomara la palabra. Pero, tras ver que no iba a ocurrir, decidió comenzar con su "discurso".

- Cómo bien sabrá... hace 1000 años ocurrió un Ragnarok. No en este lugar, sino en el Valhalla. Como bien también sabe, en ese Ragnarok participaron miembros muy importantes y sobresalientes, del lado de los Dioses y del lado de los humanos... - Sobek respiró profundo - ¿Oyó usted de los reyes que pelearon hace 1000 años? ¿Usted sabe quienes fueron?

Jingū permanecía con la cabeza gacha; respondiendo a la pregunta del Dios, únicamente negó con el movimiento de su cabeza.

- Bien... Los reyes que pelearon fueron los siguientes... - continuó Sobek - Poseidón, rey de los mares... Zeus, rey del Olimpo y el Dios Padre del Cosmos... Qin Shi Huang, emperador de China... Anubis, rey del mundo de los muertos... Shiva, el Dios de la destrucción y gobernante supremo del Svarga... Leonidas, el rey de Esparta, y Odín, rey de Asgard y Padre de todo... 7 Reyes fueron los que pisaron la arena para debatir el pasado, presente y futuro de su raza, Majestad... ¿Sabe que tienen todos ellos en común?

Jingū volvió a negar con su cabeza, sin levantar la vista.

- Todos ellos recibieron mi aprobación. - afirmó el cocodrilo - Todos ellos pelearon con gran fuerza, poder, determinación, voluntad, coraje. Todos ellos dieron todo de sí para derrotar a sus adversarios. Especialmente... dieron su propia vida para cargar la victoria a su gente. De los 7 reyes que le comento, solo 4 consiguieron la victoria para su gente. Aun así, todos recibieron mi aprobación: todos ellos fueron reyes poderosos, sobresalientes, y especialmente dignos de representar a su gente durante el Ragnarok. Son cualidades que no dejo pasar para nada.

Sobek volvió a respirar profundo, mientras sacaba su tridente del suelo para jugar con él al darle vueltas una y otra vez.

- ¿Sabe usted... que entré aquí con una única condición? - Antes de que la mujer respondiera, Sobek se río - No. Por supuesto que no lo sabe; no se lo he dicho Majestad...

Movió su tridente con inocencia mientras seguía girando en su mano, hasta detenerlo de forma que apuntaba hacia las gradas de la humanidad.

- Mi única condición para pelear como segundo representante de los Dioses fue que mi oponente fuera un rey de la humanidad. - afirmó el cocodrilo - Si cualquier otro humano hubiera pisado esta arena, lo habría hecho pedazos con mis manos y dientes. Y con base a eso... puedo asegurar una cosa... con respecto a usted...

Todos se quedaron callados y atentos a las siguientes palabras del cocodrilo. Jingu, por su parte, apretó los ojos con miedo mientras seguía sollozando.

« Este definitivamente es mi fin… Incluso he decepcionado a un Dios, quien solo quería pelear contra un rey. » Jingu apretó sus manos « Fue un error pedirle a Cleopatra que me dejara salir... Ahora estoy muerta... »

- No me arrepiento de seguir en este combate.

- ¿Eh?

Todos se sorprendieron por la palabras del cocodrilo divino; la Trinidad principal de Egipto estaba más boquiabierta que los demás Dioses. Jingu se sorprendió bastante y levantó la vista para dirigirla al Dios egipcio.

- ¿Q-Qué...?

 - ¡Así es! ¡Hasta este momento, ha cumplido con mi única condición para continuar luchando en esta segunda ronda! Usted ha conseguido mantener mi interés en todo momento... ¡Gracias a usted, usted sigue viva hasta este momento, porque veo en usted al rey contra quien quiero pelear!

Jingu se sonrojó de la sorpresa, pero de inmediato negó con la cabeza y se abrazó a si misma mientras volvía a un sollozo amargo.

- No digas tonterías... ¡No quieras jugar con mis sentimientos, por favor! Estoy muy... vulnerable para que quieras hacer algo así conmigo... - volvió a llorar, pero esta vez su motivación era coraje - ¡Yo no soy una reina!

- ¡Si, usted lo es! - exclamó Sobek con mucha firmeza - ¡Majestad, usted es una reina!

- ¿¡Y cómo lo sabes!? ¿¡Por haber visto pelear a los anteriores peleadores del Ragnarok!? ¡No es cierto! ¡No soy ninguna reina! ¡No sabes nada sobre cómo ser un rey...! - La inspiración y el torbellino de emociones se agotó tras esas palabras, y Jingu solo pudo quedarse callada.

Por su parte, Sobek gruñó con sonidos de arrogancia combinando una gran molestia, que resonó en toda la arena. Jingu nuevamente sintió una oleada de miedo, y se llevó ambas manos a la boca.

El cocodrilo de Egipto dirigió ambos ojos a Jingū, quien tenía el rostro en alto por lo cual sus miradas se cruzaron, y la mujer en vez de encontrarse con una mirada de terror o autoridad temible, vio algo que nunca esperó: diversión infantil.

- ¿Y usted quién es para creer esa estupidez? - habló el cocodrilo con un notable tono de voz divertido - ¿Cree que no sé nada sobre cómo debe ser un rey? ¿Cree que no sé cuando estoy frente a un rey, y que no sé cómo reconocer a un verdadero rey?

Jingu cruzó sus manos, sintiéndose como una pequeña niña de 12 años que estaba siendo castigada. Pero la voz de Sobek no cambió en lo más mínimo; al contrario, soltó una risa de emoción.

- Déjeme decirle que yo, mejor que cualquier ser viviente en los cielos y en la tierra, conozco el corazón de los reyes. Se lo dije desde que comenzó este combate, pero parece ser que sus delicados sentimientos han nublado su memoria.

Sobek se irguió con orgullo, mientras clavaba su tridente en el suelo nuevamente.

- Yo soy Sobek, el Poseidón de Egipto y Dios de los faraones. Yo soy aquel que aprueba y guía a los poderosos reyes que han gobernado esa gran nación, ¿y sabe por qué...? - los ojos de Sobek soltaron un brillo infantil - Porque mi gran fantasía es la realeza...

...

- ¡¡Ahhh!! ¡Un cocodrilo!

- ¡Sálvame Khonsu-chan! ¡Podría morderme!

- ¡Es nuestro fin!

- ... Váyanse a la mierda los 2...

Hathor y Khonsu rieron divertidos, parados en un pequeño prado junto a un gigantesco río ubicado en la tierra de los Dioses de Egipto. Ambos Dioses eran muy jóvenes, prácticamente adolescentes pubertos, y sus risas hicieron eco con mucha fuerza en el lugar.

Acostado a orillas del río, estaba el Dios Sobek. Un cocodrilo muy joven y adolescente, desde el hecho que su cuerpo dibujaba notoriamente su inmadurez. Su cara era más cálida y amigable, y su tamaño corporal era más pequeño. Evidentemente, era un Dios muy distinto al Sobek del segundo Ragnarok.

El cocodrilo resopló con enojo ante Hathor y Khonsu, quienes reían y se burlaban de su amigo sin parar. Sobek entonces dirigió su mirada al cielo, con un notable aburrimiento, mientras tomaba su sol matutino.

- ¡Vamos, Sobek! No te pongas así - Khonsu se acercó y se sentó junto al Dios - Solo fue una broma.

- Por supuesto que no - se quejó el cocodrilo - Cómo tu no eres el que tiene que estar sentado en la orilla desde que sale el sol para calentarse y estar activo en todo el día...

- ¡Sobek~! ¡No te pongas así! - la joven Hathor también se acostó en el suelo, al otro lado del cocodrilo, de forma coqueta - Solo somos 2 jóvenes jugando.

- ¡Hey! - volvió a quejarse - Querrás decir 3... ¡Obviamente yo cuento!

- Y con todas tus irresponsabilidades... ¡Por supuesto que cuentas! - hablaron los 2 Dioses al unísono, con un tono de voz claramente sarcástico.

Ambos Dioses al principio fueron los que rieron con alegría, y unos segundos después Sobek también se les unió, quedando el trío divino con una carcajada unísona llena de emoción y satisfacción.

Aquellos 3 Dioses, o sea Hathor, Khonsu y Sobek, habían nacido al mismo tiempo; aunque sus padres eran distintos, los 3 crecieron juntos y se convierte ron en amigos y hermanos. Hasta ese día, los 3 eran unidos en todo.

Hathor, la Diosa vaca de las artes, como la música y la danza; de la belleza, del amor y de la sexualidad; en aquel entonces era nada mas que una jovencita que le encantaba la diversión y las fiestas más exóticas posibles; aprovechando sus dotes físicos, lograba salirse con la suya.

Khonsu, Dios halcón de la luna, y enfermero de los Dioses de Egipto. Un gran sabio para el arte de la medicina e incluso para el trato y expulsión de demonios del más allá. Sin embargo, su inmadurez combinada con sus conocimientos le limitaban a crear drogas y experimentos que siempre salían mal.

Y por último Sobek, el Dios cocodrilo del río Nilo y, aunque nadie lo aceptaba, de los faraones. Sus responsabilidades, comparadas con la de sus amigos, eran más sencillas: cuidar el cauce del Nilo, encargarse de las épocas de agricultura, y escoger a un buen faraón para el trono egipcio. Aunque, al igual que sus amigos, su forma de llevar a cabo sus tareas dejaba mucho que desear.

Aunque el cocodrilo la mayor parte del tiempo era más tranquilo que Hathor y Khonsu, siempre hacia lo que quería con el río Nilo. Si tenía ganas de subir la marea para ahogar a unos niños egipcios que estaban jugando en la orilla, lo hacía sin remordimiento; y si quería dejar un año en hambruna al país, también lo hacía sin remordimiento. Incluso llegó a ser patrocinador de muchas locuras de los Dioses que realizaron en su río.

El trío estaba acostado en el suelo, Hathor y Khonsu boca arriba y dirigiendo su vista hacia el cielo, mientras que Sobek boca abajo miraba con indiferencia el brillo del río.

- Esto es muy aburrido Sobek-chan. - habló Hathor con su típica voz sensual,  pero mostrando fastidio - Quedarte aquí y solo mirar el sol... ¿¡Cómo es que no te cansas!?

- En primer lugar, yo nunca miró el Sol - respondió Sobek con tranquilidad - Si lo sigues mirando, te quedarás ciega.

- ¿Entonces? ¿Cómo es que no te aburres? - preguntó Khonsu, con los brazos cruzados detrás de su cabeza.

- No siempre. A veces hago cosas divertidas.

El Dios cocodrilo se miró a si mismo. Y pudo ver que sus escamas tenían un líquido brillante y algo oloroso; sudor, típico por estar tanto tiempo bajó el sol; y raro, puesto que no debería sudar. Tras verse de esa forma, se levantó del suelo.

- Por ejemplo... hoy termine muy sudoroso.

Moviendo sus manos, como si hiciera garabatos en el aire, controló su sudor y lo hizo flotar, juntandolo todo hasta tenerlo en sus manos en forma de una esfera. Después, lanzó esa esfera dentro del río donde estaban.

Hathor solo pudo quedar asqueada ante tal acto, al grand de casi vomitar, mientras que Khonsu se reía a carcajadas leves.

- ¡Que asco, Sobek! - exclamó Hathor, desviando su mirada para no vomitar en el río - ¡Eres un asqueroso!

- ¡Jaja! ¡Una tontería típica de ti! - Khonsu por su parte estaba divertido y fascinado por dicho descubrimiento - Y después de esa tontería... ¿Qué sigue?

- Esperar a que un humano tome el agua... pensando que es agua... - Sobek río malévolamente con ese comentario.

Hathor exclamó indignada, mientras se cubría la cara que estaba rebosando de vergüenza.

- ¡Eres un asco, Sobek! ¡Gracias a ti, no tomaré agua por una semana entera!

- ¡No es mi culpa! - se excusó el cocodrilo - Ustedes me preguntaron sobre mi tipo de diversión. No me pidieron un tipo de diversión.

Khonsu dejó de reír y respiró profundamente. Y con una cara seria y divertida, soltó su siguiente comentario.

- Dejas mucho que desear...

- ¡Por eso somos tus únicos amigos! - gritó Hathor a un lado del Dios halcón.

- No se quejen... ¡Siempre hemos sido así, ¿no?!

Dicho esto, el cocodrilo dio un salto enérgico y se sumergió al agua del río.

- ¡Jaja, está muy fresca! ¿No van a entrar?

- ¡Después de ver como tiraste tu sudor, no lo haré! - gritó Hathor.

- Pues... ¡Con su permiso! - Khonsu, sin pena ni gloria, se lanzó al lugar con un grito frenético.

Ambos Dioses jóvenes comenzaron a tener una pelea de juego en el agua, salpicando mucha de ella que llegó hasta los pies en Hathor. Ella dejó de lado su asco y rió ante los movimientos de los Dioses.

- Si que son unos inmaduros... - habló Hathor al ver su juego - Se supone que este río solo puede ser usado por Ra y la trinidad de Horus.

- ¡Hablando de realeza! - Sobek se puso sería de un instante a otro - Olvide hacer mi reporte.

Sobek se fue hacia la orilla del río, y entre el pasto había una libreta algo desgastada, la cual abrió y comenzó a hojear con desesperación y concentración.

- ¡Oh, diablos! - bufó molesto Khonsu - ¡Ya empezarás con tus fetiches!

- ¡No son fetiches! ¡Es... mi pasión! - habló con orgullo Sobek mientras zeguia hojeando su libreta - ¡Ver y admirar a los poderosos reyes, ya sean los Dioses como Odín, Zeus, Horus, Shiva, o los humanos! ¡Es interesante y... emocionante para mi!

- Entiende tu que nosotros no sabemos de esas cosas... - habló tranquilamente Hathor, sumergiendo sus pies en el agua - Tú eres el único que se toma la realeza muy... MUY en serio.

Su segunda labor del Dios Sobek: cuidar y velar por los faraones. Comparado con todo lo que hacía, esta actividad era la única que desempeñaba con concentración y fervor completo. El simple hecho de escuchar la palabra "rey" era suficiente para emocionarlo  alegrar sus días más oscuros y volverlo una especie de adicto.

Sobek amaba con todo su corazón el trono de la realeza, y por ello siempre hacia sus tareas relacionadas con la realeza con tanto entusiasmo.

- Veamos... pronto va a morir el faraón y los posibles candidatos para la siguiente generación son sus sobrinos, su esposa y los consejeros. La esposa no puedo estar, debido a que hace poco tuvo dolores de parto y dio a luz al siguiente hijo del faraón; el niño es demasiado pequeño para gobernar. Los siguientes son los sobrinos, pero esos son unos completos idiotas que quemarían todo Egipto en medio de una fiesta, así que no confío en ellos. Los consejeros son unos viciosos del dinero, pero al menos no hacen idioteces, por lo que probablemente ellos sean los mejores candidatos para ser alguno de ellos el siguiente faraón - terminó de anotar todo en su libreta y volvió a sumergirse en el agua - ¡Perfecto! ¡Ya está todo listo!

» La realeza es algo... maravilloso. Liderar a un pueblo entero con un espíritu inquebrantable, tener el valor de tomar responsabilidades más allá de uno mismo, sacrificar lo que más se ama y desea por el bienestar de miles... ¡Es algo fascinante! ¡Me encanta la realeza!

Sobek respiró profundamente mientras divagaba en su mente, y flotaba en el agua. Después de unos segundos, comentó con seriedad.

- Si tuviera que elegir una forma de morir... Me gustaría morir por la mano de un verdadero rey, que vivir una eternidad rodeado de todas las riquezas de Egipto.

Khonsu y Hathor se quedaron en completo silencio ante esas palabras, reflexionando en ellas. Pero, menos de un segundo después, estallaron en risa incontrolable.

- ¡Ajajajaja! ¡Eres...!

- ¡Muy extremista Sobek! ¡Si que dices locuras!

- ¡Si que eres un idiota fetichista!

- ¡Con razón somos tus únicos amigos!

Tras escuchar eso, Sobek se enfadó y estaba a punto de gritarles, pero después de pensarlo un poco sonrió con maldad.

- ¿Y saben que más tonterías puedo hacer?

- ¿Eh?

- ¡Cobrar venganza por sus palabras!

Sobek movió sus manos, y la corriente del río obedeciendo sus movimientos formó una pequeña ola de agua que se levantó y tomó a Hathor de los pies, arrastrándola al interior del río y dándole una gran zambullida.

- ¡Jaja! - se burló Khonsu de inmediato - ¡Esa fue buena!

- ¡Y a ti también! - Sobek hizo una pequeña bola de agua en sus manos la cual arrojó a la cara de Khonsu - ¡Guerra de bolas de agua!

Hathor salió de la profundidad del río, molesta.

- ¡Eso no se vale Sobek! ¡Tú eres el único que puede-! - La esfera de la agua que reventó en su cara que acabó con el maquillaje que tenía, le interrumpió sus quejas.

Sobek siguió lanzando bolas de agua, mientras se reía como un maníaco. Khonsu se levantó y fue a hacerle frente; Hathor, después de recuperarse, nadó en el río y fue a atacar al cocodrilo desde su espalda. Los 3 se encontraron y siguieron jugando en el agua con mucho frenesí.

Los 3 eran grandes amigos, inseparables uno del otro, cómplices en sus tonterías, consejeros, compañeros de guerra. En aquellos años de juventud, era imposible que ese trío estuviera separado; eran verdaderos hermanos.

...

Los siglos pasaron antes de que los 3 se dieran cuenta. La Trinidad principal de Egipto, Horus, Isis y Osiris, decidieron que dicha trinidad debía tomar mayor responsabilidad en sus tareas y deberes, tanto con la humanidad como con los Dioses.

Hathor se convirtió en secretaria, y mano derecha de Isis, tomando carta desde asuntos estéticos hasta en decisiones importantes. Khonsu, bajo el cuidado de Osiris, trabajo con más concentración para convertirse médico de los Dioses; en varias ocasiones tuvo que salir de la tierra de Egipto para estudiar o incluso presumir sus utilidades con los Dioses de los demás reinos.

El único que siguió dentro de Egipto fue Sobek. Horus fue quien tomó tutela de Sobek, aunque kas bien Sobek aprendió y creció mejor por su cuenta propia. El cocodrilo usó a Horus como una fuente de información, para completar sus apuntes sobre la realeza, puesto que Horus le contó acerca de los reyes de otras naciones y de los demás reinos divinos. Fuera de eso, el Dios Sobek permanecía en su rutina de tomar el sol matutino para recargar fuerzas y después iniciar sus actividades.

A veces lo visitaban Khonsu y Hathor, y los 3 compartían sus experiencias en esa nueva etapa de sus vidas; a veces Khonsu lo visitaba por separado para pasar tiempo con su mejor amigo y jugar en el río como lo hacían en su adolescencia; a veces Hathor por separado para tener momentos coquetos con el cocodrilo, aún después de que el Dios Sobek en una ocasión le confesó estar enamorado de la Diosa vaca y de que lo rechazara con un gran "No".

Por indicaciones de Horus, Sobek tomó más responsabilidad sobre el Nilo, además de que ocasionalmente fue mediador entre Dioses y humanos para comunicar a los sacerdotes de Egipto la voluntad de los Dioses mediante sueños proféticos. Aunque, cada vez que estaba aburrido, Sobek daba información falsa en visiones y se divertía con la reacción de los humanos.

Pero, entre sus labores, Sobek seguía con su gran entusiasmo hacia la realeza: siempre investigaba todo sobre los reyes de su Egipto, y hurgando en muchos rincones, incluido Horus, conseguía información de otros personajes,  con lo cual armaba toda una cronología de los reyes que anotaba en su libreta.

Por más aburrido que pudiera parecer, Sobek realmente amaba la realeza.

...

Entonces ocurrió el primer Ragnarok; tras la conferencia en el Valhalla, fue declarado la primera guerra entre Dioses y humanos.

Mediante su influencia en la Diosa Isis, la Diosa vaca consiguió boletos para el Ragnarok en palcos de lujo; informo a sus 2 mejores amigos, Khonsu y Sobek; y después de hacer un pequeño horario y organizar partes del evento del Ragnarok, los 3 Dioses egipcios asistieron en las gradas para ver de cerca el combate entre Dioses y humanos.

Tras muchos años de haber estado separados y casi sin comunicación, los 3 Dioses volvieron a reunirse.

- ¡Esto será muy divertido, chicos! - Hathor con mucha emoción y diversión abrazó a ambos Dioses, mientras entraban a las gradas para ver el primer combate.

- ¡Ya me lo imagino! - sonrió Khonsu - Después de escuchar que Zeus-sama aceptó dicha propuesta, me he interesado en ello.

- Es cierto. Suena interesante.

Por su parte, Sobek tenía su libreta en mano anotando varios datos sobre los reyes de la tierra. Hathor vio aquello y con un puchero lo recriminó.

- ¡Hey! ¡Nada de fetiches raros! - Hathor, aprovechando la baja guardia del cocodrilo, le quitó la libreta y la guardo en sus pechos.

- ¡Hey, devuélvemela!

- ¡No! ¡Estamos aquí para estar nosotros 3, la segunda Trinidad de Egipto! ¡Deja eso cosas fe los reyes y presta atención!

- Además - argumentó Khonsu - Los Dioses ganarán, ¿Para que te esfuerzas tanto con reyes humanos que están a punto de morir?

- Oh, cierto... - Sobek de inmediato tuvo un aura emocional peor que depresión - Los reyes morirán, y no podré estudiarlos más.

- Por culpa de esos tontos fetiches no tienes esposa - se quejó Hathor.

Los 3 Dioses llegaron hasta sus asientos, de los cuales Hathor tomó el de entendió, dejando a ambos Dioses masculinos uno a cada lado de ella.

- ¡Silencio los 2! - sonrió Hathor mientras se acomodaba - ¡Ya va a ser la presentación de Thor, el Berserker del Trueno!

- ¡Oh, Thor! - sonrió el Dios halcón - ¡He escuchado las historias! ¡Y he esperado mucho para ver si son verdaderas!

Sobek por su parte soltó un suspiro para olfatear aquel aire del Valhalla y finalmente sonrió, siendo último en tomar asiento. Tras estar en silencio un rato, habló en voz alta para el par.

- Es muy bueno poder estar con ustedes 2 otra vez.

- Si, nosotros también pensamos lo mismo... - sonrió Hathor - Me alegra poder estar de nuevo contigo, Sobek.

- ¡Y no se olviden de mi! - completó Khonsu - Que sin mi ustedes 2 o estarían en tensión o ya habría nueva generación de Dioses.

- ¡Jaja! - rió Sobek ante ello, aunque Hathor se quedó un tanto confundida y pensativa - Bueno, no discutamos más... ¡Disfrutemos del Ragnarok!

Y así fue. Los 3 amigos y hermanos disfrutaron con todas sus emociones de cada uno de los 13 combates en la arena. Pero, quien más prestó atención a los combatientes que a la pelea en si era Sobek mismo.

El Dios Sobek primeramente había prestado atención al Dios Poseidón, de quien ya había escuchado en el pasado por su titulo de Dios de Dioses. Aunque también quedó fascinado con el combate de Zeus-sama, le interesó mucho más conocer a quien podría ser su maestro.

Únicamente necesito aquellos 16 minutos de combate para admirar a Poseidón, su arrogancia, su determinación y en especial su alto criterio de la perfección, que de alguna forma le recordó a su amor hacia los reyes. Aunque, fue una lastima para Sobek que nunca pudiera conseguir siquiera un autógrafo de Poseidón debido a la victoria de Sasaki Kojiro.

Después, ocurrieron los demás combates en los que conoció más a los reyes que lucharon en el Ragnarok. Shiva, la cima del Svarga, contra Raiden Tameemon, el rikishi sin igual; Qin Shi Huang, emperador de China, contra Anubis, gobernante del mundo de los muertos y colega suyo. Y, en la décimo tercer ronda, Odín rey de Asgard y ultimo ataque de los Dioses contra Leonidas, rey de Esparta y última defensa de la humanidad.

Su corazón más de una vez se detuvo, mientras miraba la determinación del espartano contra la perseverancia del nórdico. A ese punto ya no le importaba la victoria de la humanidad o de los Dioses; solo quería que el verdadero rey tomará la victoria; al final, no sufrió ninguna otra decepción al contemplar la victoria de Leonidas sobre Odín. Gracias a esa victoria, Leonidas fue el pináculo de la realeza que tanto buscó y admiró Sobek.

Sobek cambió completamente después de Ragnarok, ya que ahora un nuevo estándar de perfección en la realeza tenía dentro de sí mismo. Pero, ese fervor y emoción se apagó rápidamente cuando tuvo que regresar a Egipto para cumplir sus tareas, como si nada hubiera pasado; no le importaba par nada la decepción y enojo de los Dioses ante su derrota frente a la humanidad, sino que solo estuvo investigando e informándose sobre todos los reyes de la tierra, como pasatiempo.

Aunque, ese tiempo de tranquilidad y silencio también estaba a punto de acabar.

...

Una mañana más fría y nublada de lo habitual, Sobek estaba medio dormido en las orillas del río, tratando de captar el poco sol que llegaba a su cuerpo.

- Esto es una mierda... - se quejó con molestia Sobek, para si mismo puesto que estaba solo - No hay mucho sol en esta mañana... ¿Tendré que hablar con la Trinidad para que el anciano haga algo? ¿O... uso aquel truco que me regalaron?

Antes de tomar una decisión, un gran bostezo interrumpió sus pensamientos y palabras, mientras que sus ojos se cerraban más y más cediendo al sueño.

- Las desventajas de ser un animal de sangre fría. Ojala hubiera nacido como un gato. - Se acomodó en el pasto y cerró sus ojos completamente, mientras trataba de calmarse - Supongo que dormiré unas cuantas horas, y si nada cambia hablaré con la Trinidad.

Casi al instante el cocodrilo ser quedó dormido, soltando un poco de baba de su hocico. Pero la satisfacción no duraría mucho, o mejor dicho no duraría del modo que esperaba.

Sintió como un objeto poco pesado fue depositado con calidez y lentitud sobre su espalda, al tiempo que algo suave golpeada amablemente la parte superior de su cabeza. Como era de sueño muy ligero, Sobek se despertó de inmediato al sentir aquel peso suave en su cabeza.

- ¿? ¿Y ahora quién es?

- Solo una amiga y amante de la infancia. - murmuró coquetamente Hathor, desde la espalda de Sobek.

- Ah. Hola Hathor - respondió Sobek, volviéndose a acomodar con lentitud - ¿No deberías estar en el trabajo con Isis-sama?

- Si, pero ya cumplí mi parte.

- Ya veo, ya veo - el cocodrilo movió un poco su cabeza de un lado a otro - ¿Y esto que está en mi cabeza? ¿Qué es?

- ¿Qué más va a ser? Las tetas de tu mejor amiga a quien amas es lo que está sobre tu cabeza.

- Así que es eso - con otro movimiento juguetón, Sobek volvió a mover la cabeza para sentielas con más libertad - Un masaje con ellas me vendría bien en esta mañana fría.

- Y sigues siendo un asco - habló abiertamente Hathor con un tono tierno.

- ¿Quién sacó las tetas para la conversación? - suspiró Sobek antes de volver. Cerrar sus ojos sobre el pasto - ¿Qué pasa? Solo algo muy especial amerita que me uses de colchón.

- ¡Esto!

El sonido del papel hizo que Sobek abriera los ojos para ver de qué se trataba. Sacó una de sus manos que tenía debajo del hocico y tomó el papel que le extendía Hathor desde su lado izquierdo. Y, con dificultad debido a la posición en que estaba su cabeza, leyó el contenido del papel.

- ¿? ¿Un concurso de Grecia?

- Así es - sonrió Hathor con diversión - Grecia hizo una convocatoria a todos los Reinos. Les llegaron unos boletines a la Trinidad, e Isis-sama me pidió repartirlos.

- Bueno... ¿Y qué tiene de interesante este concurso?

- Sigue leyendo - continuó Hathor con diversión, recargándose en la cabeza del cocodrilo.

- Mmm... - Sobek siguió leyendo el papel hasta encontrar lo que aprecia ser el motivo por el cual Hathor estaba con él, por lo cual lo leyó en voz alta - "Para encontrar al sucesor de Poseidón"...

- ¡Así es! - sonrió con orgullo Hathor - Deberías entrar a ese concurso para convertirte en el segundo Poseidón ¡Piénsalo! ¡Será increíble!

-Sobek siguió leyendo, mientras le prestaba atención a Hathor

- "Solo se permiten Dioses del mar, de las aguas, o que sepan controlar el movimiento acuático"... o sea, solo yo...

- Si, así es. Irías, participas en el concurso, ganas, y traes el título al Reino de Egipto; te convertirás en el nuevo Poseidón ¿No te parece emocionante?

- Si, si suena... - comentó Sobek, pero un bostezo le sorprendió - Pero no estoy interesado.

Hathor se sorprendió bastante ante la respuesta del cocodrilo.

- ¿¡Ehhhh!? ¿¡Y por qué no!? - la Diosa se levantó de la espalda de Sobek en un salto - ¡Deberías ir! ¡Es una gran oportunidad para ti!

- ¿Quién te dijo que te levantaras? Ya me estaba calentando.

- ¡Te he visto controlar el agua con mucha perfección incuso desde pequeño! - ennumerando lo que venía a su cabeza, argumentaba Hathor - Recuerdo cuando hiciste una gran bola de sudor y la tiraste al agua, cuando me arrastraste al río con una ola, y cuando hiciste la guerra de bolas de agua.

- Parece que te acuerdas de esas cosas mejor de lo que yo me caliento. Que envidia.

- ¡Tienes los dones y talentos necesarios! ¡Tienes todo lo que necesitas, y hasta de sobra! ¡Es más, eres mucho más superior que otros Dioses de otros reinos! ¡Debes aceptar e ir hacia el Olimpo de una vez, para que ganes ese concurso!

Sobek volvió a bostezar con sueño.

- Si, tengo buenas habilidades, y efectivamente soy mejor que otros. Pero no estoy interesado.

- ¿Por qué no te interesa? - Hathor se acostó en el pasto junto al Dios - ¿Por qué no quieres ir?

- En primer lugar, estoy más frío que un muerto. Ni siquiera podré levantarme de aquí en todo el día - se quejó con pesadez, mirando el río frente suyo.

- ¿Quieres... que te caliente?... - Hathor mostró un sonrojo seductor en sus mejillas.

- Lo estabas haciendo hace unos segundos. Pero ese no es el punto - continuó el cocodrilo - Lo segundo es porque... realmente no me interesa. No percibo algún gran beneficio de ser el nuevo Poseidón.

Hathor se quedó callada, pensando en su siguiente argumento, hasta que se le ocurrió uno no tan bueno.

- ¿No te gustaría tomar... El puesto del Dios de Dioses?

- ¿Hmmm? ¿Dios de Dioses?

- ¡Así es! Poseidón tenía ese título desde la antigüedad por sus ideales de perfección, y ahora que está muerto, seguramente el ganador del concurso no será únicamente para tener el título de soberano de los mares... ¡Seguramente también será reconocido como el nuevo Dios de Dioses! ¡El pináculo de la perfección entre los Dioses!

- ... Si lo pones desde ese punto... - comentó Sobek, pensando más de una vez - Suena... muy tentador entrar al concurso... - pensó con más seriedad, pero tras unos segundos negó con la cabeza - No, aun no me convence del todo.

- Entonces... ¿Qué dirías si...? - Hathor cruzó los dedos juguetonamente, mientras habla nerviosamente - ¿Qué dirías si... si vas al concurso y ganas... yo acepto casarme contigo?

- ¿? - Sobek levantó la vista con confusión y mucha duda - Bueno... ¿¡Por qué diablos tienes tanta insistencia!?

- ¡Isis-sama me pidió que tuviéramos al menos un Dios que represente a Egipto, para no quedar mal ante los demás Dioses y para honrar la victoria de Anubis en el Ragnarok! - expresó abiertamente la Diosa, sin pena ni gloria - Y tu eres el único que conozco que podría ir en representación nuestra. Si no hago que alguien vaya, Isis-sama seguro me corta la cabeza.

- Maldita sea. Desde que Anubis ganó en el Ragnarok, a esos 3 se les ha subido el ego se forma enfermiza. Incluso te están orillando a casarte de una vez solo para no perder su reputación.

- ¿Y no te gustaría casarte conmigo?

El cocodrilo se quedó en silencio un largo instante, antes de contestar con mucha seriedad mientras cerraba sus ojos para volver a dormir.

- Por supuesto que si. Es mi sueño ser tu esposo. Pero voy a conseguir tu mano con mis méritos como hombre y no por mis títulos de Dios.

Hathor se quedó en silencio mientras se sonrojada de la vergüenza y emoción por escuchar eso palabras, pensando un poco.

Después de un rato algo sw le ocurrió, por lo cual sonrió con diversión, y se acercó a Sobek para susurrarle en su oído.

- Si ganas el concurso, serás un rey...

- ¿Eh? - Sobek abrió sus ojos completamente sorprendido - ¿¡Eh!?

- Es fácil de deducir - sonrió Hathor - Serás el Dios de Dioses, por lo que posiblemente puedas ser el rey de Egipto o algo así, y con el título de soberano de los mares, obviamente serás el rey de los océanos... Ganar el concurso te convertirá en un verdadero rey...

Sin dudarlo, Sobek dio un salto para ponerse de pie, con mucha emoción y felicidad.

- ¿¡Y qué diablos estamos esperando!? ¡¡Llévame con Isis-sama para entrar a ese concurso!!

A pesae de haber logtdo su objetivo, Hathor se enfureció bastante con el cambio de actitud del cocodrilo.

- Maldito fetichista.

...

Una semana después de la coronación de Sobek por parte de Zeus, el cocodrilo hacia una entrada triunfal en Egipto, montado en un carro junto con la Trinidad principal. En la puerta, todos los Dioses de Egipto celebraban, cantaban y danzaban con alegria y gozo por la victoria del Dios cocodrilo.

- ¡Eso es Sobek!

- ¡Ganamos el título de Poseidón!

- ¡Si se pudo!

- ¡Sobek-sama! ¡Sobek-sama! ¡Sobek-sama!

Todos los Dioses felicitaban al Dios cocodrilo en todo momento. Él, por su parte, se mantenía en el carruaje sosteniendo sus vendas y soportando el dolor que aún permanecía en sus heridas.

« Mierda... ese combate contra Amemasu me dejó peor de lo que esperaba... » sonrió Sobek para si mismo, tratando de mantener sujeto el tridente a su mano.

- ¡Sobek!

De entre la multitud, apareció Hathor en un salto tan elevado y frenético que era imposible adivinar que lo hubiera hecho. Ella voló por los aires, sobresaliendo de entre toda la multitud, hasta atinar a Sobek, a quien tiró del carro por el impulso.

- ¡Ahhhh! ¡Aún estoy mal herido, mierda!

- ¡Yo te ayudo, cocodrilo!

Apareció de detrás Khonsu, quien tomándola de la cintura levantó a Hathor para que Sobek pudiera incorporarse y recuperarse. Cuando se irguió por completo el cocodrilo, pudo admirar a sus 2 amigos y hermanos bañados en lágrimas de felicidad.

- ¡Estás bien! ¡Y ganaste el concurso! - Hathor se cubría el rostro debido a su emoción.

- ¡Si que pudiste derrotar a tantos, cocodrilo! - habló orgulloso Khonsu mientras levantaba su pulgar en señal de aprobación - ¡Conseguiste el título de la realeza que tanto has admirado! ¡Espero que ahora en adelante dejes de ser tan fetichista!

- Si... así fue... - Sobek se sintió satisfecho ante las palabras de sus amigos y hermanos - Tu aprobación Khonsu... y tu sonrisa Hathor...

Hathor, aún con lágrimas asintió con la cabeza.

- ¡Jaja! - a pesar del dolor, Sobek levantó su brazo con el tridente en señal de victoria - ¡¡Siii!!

- ¡¡Sobek-sama!! ¡¡Sobek-sama!! ¡¡Sobek-sama!!

- ¡¡El nuevo rey de los mares!! - exclamó con orgullo el cocodrilo, mirando al cielo con una extraordinaria sonrisa de victoria.

...

- Porque mi gran fantasía es la realeza.

Jingu se quedó en silencio, de pie, y mirando al Dios de los mares, con atención y tristeza en su apariencia. Pero, con cierto interés en las palabras del cocodrilo.

- Desde que nací, fui puesto para cuidar y velar por los reyes. Desde muy joven, puse mi empeño en esa simple palabra... ¡De verdad me fascina la realeza!

El cocodrilo dejó escurrir baba de su hocico, mientras que se portaba de una forma muy infantil, que llegó a asustar a Jingū.

- Gracias a mis amigos y hermanos, he conocido a más reyes humanos y divinos... ¡De verdad todo esto me... emociona! ¡La realeza es un regalo maravilloso, que no debe desperdiciar! Yo mismo he conseguido la realeza sobre los mares... ¡Yo también soy un rey, y eso me enloquece de verdad!

Sobek río con un tono muy divertido e infantil, mientras Jingu desviaba la mirada con pena. Tras su risa, el cocodrilo volvió a mirar a la mujer.

- Que usted diga que no es una reina... me lastima de verdad. Porque de verdad usted esa una reina.

Jingū, oyendo de nuevo esa declaración, negó con la cabeza mientras agachaba la mirada con pena y vergüenza por si misma.

- Majestad, míreme. Usted es una reina.

Jingū volvió a negar sin querer levantar la mirada. Entonces, Sobek suspiró con cierto fastidio, al tiempo que volvía a hablar; esta vez, sus palabras distintas combinadas con un extraño tono paternal hicieron eco en todo el estadio.

- Tú eres una reina, Okinaga Himiko.

- ¿Eh?

- ¿¡Qué!?

Todos en la gradas se aorprendieron bastante del cambio de palabras del cocodrilo, y más aún del nombre que pronunció. Jingu era la más sorprendida de todos, tanto que levantó la vista con mucha sorpresa.

- Ese nombre... - susurró para si misma - Hace muchos años... que nadie me llamaba así...

- ¡Heimdall! - Sobek levantó su brazo - ¡Mi libro!

Heimdall se asustó un poco, pero obedeciendo al tirano de los mares, sacó un libro gastado que tenía guardado entre su ropa y se lo dio al cocodrilo. Hathor y Khonsu lo identificaron de inmediato.

- Ese es... su libro de notas...

Sobek hojeo el libro un par de veces, antes de encontrar la página.

- Aquí está - rió para si mismo, mientras leía el contenido - "Okinaga Himiko. Mejor conocida como Reina Himiko. Una mujer con gran belleza, personalidad tranquila y tímida. Muestra un gran potencial con el arte de las onna bugeisha, algo sorprendente para su título de emperatriz consorte.  No tiene herederos todavía, puesto que tiene poco tiempo de haberse convertido en una reina. Definitivamente tiene mucho que desarrollar; es muy joven, como una pequeña fruta inmadura. Aun tiene mucho que aprender para ser una reina ideal para Japón. Afortunadamente, su marido ocupará el trono por ella hasta que esté lista..." - Sobek cerró su libro y se lo entregó a Heimdall - Eso lo escribí poco después de que se volviera una emperatriz. No lo actualice en ese momento, pero ahora sé que me faltó mucho que escribir de usted.

Jingū estaba muy sorprendida por ese detalle de Dios cocodrilo, tanto que apenas podía pronunciar algunas palabras.

- Tú... me conocías... desde que entré...

- Para ser sinceros, le olvidé... majestad Himiko - confesó el Dios - No había escrito mucho de usted, así que no le recordaba. Pero cuando me contó su fracaso como reina... entonces supe que ya le había puesto el ojo en el pasado.

Jingu se quedó callada, pensando en lo que le había dicho el cocodrilo, antes de volver a hablar con melancolía.

- ... ¿Y entonces...? Has dicho que me recuerdas por mi fracaso como reina... ¿Entonces, por qué insistes en ver en mi algo que no soy?

- ¿Y quién decidió que no es una reina?

Jingu volvió a mirar a Sobek con sorpresa.

- Si sus propios méritos no te califican como reina, es su maldito problema, ¡Pero no crea que el Dios de los reyes se equivoca cuando dice que es una reina!

- ¡! Pero yo...

- ¡Guarde silencio! - ordenó terminantemente Sobek antes de seguir - Ante sus ojos, su vida como emperatriz fue un completo fracaso. Cuando más debía aprender a gobernar a su pueblo, prefirió dar rienda suelta a sus deseos. Cuando su pueblo la necesito, primero le dio la espalda para luego pelear por su gente. Primero, contra ese reino que invadió su tierra, y ahora contra los Dioses que quieren exterminar su raza... ¡Eso es lo que hace un verdadero rey! ¡Es el primero debe listo para defender a su gente! Y lo que la hace más admirable aún... Una mujer, con sentimientos tan delicados y finos, timidez por donde sea, y mucho inestabilidad emocional. A pesar de todo eso, se mantuvo firme en su posición en cuanto la tomó... ¡Derrotó a sus enemigos y ha sobrevivido contra el Poseidón de Egipto! ¿Acaso necesita algo más?

- ... Sé que soy egoísta al decir esto, pero... - Jingu volvió a mirar hacia abajo - Siempre he querido un pulgar hacia arriba para mi... y nunca...

- ¿Quiere la aprobación de alguien más? - Sobek señaló hacia los humanos detrás de la mujer - ¡No busque la mediocre opinión de la humanidad! ¡Aquellos que podrían venderla en pedazos para que los Dioses estén satisfechos!

Dirigió su mano hacia si mismo.

- ¡Busque mi aprobación! ¡Si tanto quiere hacer sentir orgulloso a alguien, hágame a mi sentir orgulloso! Yo he levantado mi pulgar a muchos reyes... ¡Si usted quiere que levante mi pulgar hacia usted, siga luchando de pie y firma contra mi! ¡Siga peleando, para no decepcionarme cuando le afirmo que es una reina! ¡Una verdadera reina!

Mientras escuchaba a Sobek, Hathor recordó ciertas palabras que había dicho el cocodrilo hace muchos años, las cuales repitió en voz baja para si misma.

- "Prefiero morir a manos de un verdadero rey, que vivir una eternidad con todas las riquezas de Egipto"...

- Si usted sigue insistiendo que no es la reina que merece estar aquí... - Sobek frunció el rostro con enojo - ¡Entonces le arrancaré la cabeza con mis manos ahora mismo, por haberme hecho perder mi tiempo creyendo en falsas promesas del Ragnarok!

Jingu se asustó mucho ante esas palabras. Pero el cocodrilo siguió hablando.

- Pero, si usted está decidida a pelear. Si usted está decidida a tomar esta segunda oportunidad y compensar sus errores y fracasos. Si usted está decidida a tomar la realeza que se ha ganado y hacerme frente hasta el fin... ¡Yo la estaré esperando! ¡Y seguiré luchando contra usted, hasta probar que es la verdadera reina representante de la humanidad!

Jingu se quedó en silencio, temblorosa mientras se miraba las manos.

- ¿Dices que... puedo ser lo que la humanidad necesita en este Ragnarok...?

Sobek respiró profundo antes de declarar su conclusión.

- No. La humanidad no necesita una flor de loto para ganar el Ragnarok. Pero los Dioses si necesitamos que un rey gane en este Ragnarok.

- ¿¡Qué está diciendo Sobek!? - la Trinidad principal de Egipto había mirado en silencio, pero ahora todos estaban inquietos y confundidos.

Khonsu, al ver la situación de la Trinidad, rió en su posición. Hathor, por su parte, alguna mirando la arena.

- ¡Así que levántate Himiko! ¡Levántate para pelear contra mi! ¡Demuéstrale a la humanidad y a los Dioses que eres la verdadera reina!

Jingu sintió un gran alivio en su corazón, a lo cual solo pudo emanar una pequeña sonrisa de agradecimiento, mientras se erguía con firmeza.

- ¡Si...! ¡M-Muchas gracias, Sobek!

La humanidad, en las gradas, se sentían humillados y entristecidos por haber escuchado todo ese discurso, y después de un largo momento de sollozos, finalmente levantaron sus voces con respeto y admiración hacia la mujer.

- ¡Por favor pelea Jingu!

- ¡Pelea por nosotros!

- ¡Perdónanos por favor!

- ¡Pero no nos dejes perder!

- ¡Gana por nosotros Jingū!

Sasaki también se sintió conmovido, y las lágrimas golpearon sus ojos de manera repentina, e inmediatamente después se puso de pie para gritar junto con el público.

- ¡Vamos Jingū! ¡Gana la pelea!

- ¡Vamos mamá! - Oujin también lloraba con mucha emoción y frenesí - ¡Gana! ¡Gana!

La familia de Jingū también le gritaban conmovidos para apoyarla, especialmente Nakahiko quien también miraba con expectación y emoción, mientras Hibiko solo podía aplaudir con orgullo.

- ¡¡Siiiii!! - las pequeñas valkirias sonreían con toda la emoción del mundo mientras se abrazaban la una a la otra - ¡Derrota al segundo tirano de los mares, Jingū Kougou! ¡Vamos!

Geir también fue llevada a las lágrimas, que expresó abrazándose a si misma mientras miraba a la arena. Dentro de su habitación, Simo, Mist, Jeanne y Hlökk también gritaban de emoción mientras apoyaban a la mujer.

Cleopatra, recostada en su sitio, sonrió al ver toda la emoción del público.

- Demonios... Esa mujer no lo hace nada mal.

Los Dioses se sentían conmovidos, además que confundidos por la forma en que Sobek se expresó. Pero, unos cuantos Dioses apoyaron desde sus asientos a la mujer.

- ¡Vamos Jingu! - la Diosa Atenea fue uno de ellos - ¡Vamos Jingu! ¡Vamoooos!

Shiva, quien había estado en silencio durante toda la pelea, asomó una sonrisa de orgullo al ver tanto apoyo hacia Jingū.

- ... Tantos... están confiando en mi... - Jingu se agachó y tomó las 2 piezas de la katana que seguían en el suelo - Igual que cuando Japón fue invadido por Hibiko... No puedo dejarlos detrás... No puedo decepcionarlos, y mucho menos ahora... - se levantó y con una mirada orgullosa y bañada en lágrimas miró al Dios Sobek - ¡Yo...! ¡Voy a pelear! ¡Aún quiero pelear en el Ragnarok!

- ¡Yo acepto el reto, Jingū Kougou! ¡Acepto ser tu oponente en el Ragnarok!

Heimdall también se emocionó bastante.

- ¡Después de esta larga pausa... Ha comenzado la segunda parte de esta combate! ¡Jingū Kougou se levanta nuevamente, y Sobek la reta a seguir peleando!

« … ¡V-Vamos Jingu! ¡Aun podemos pelear! »

- ¡! ¡Señorita Hrist! - Jingu se sorprendió al escuchar nuevamente la voz de su valkiria.

« ¡Tienes razón! ¡Aún tenemos que pelear! ¡Tenemos que matar a este Dios! »

- ¿¡!? - Jingu se asustó al escuchar una segunda voz dentro de su cabeza, y mayor fue su sorpresa cuando los fragmentos de la espada en sus manos brillaron con una luz resplandeciente y cegadora - ¿¡Ehh!?

- ¡! ¡Los pedazos de la espada de Jingū... están brillando! ¡Igual que con Sasaki Kojiro en el primer Ragnarok!

Sobek sonrió al recordar aquel brillo de hace 1000 años, cuando estaba en las gradas. Sasaki también recordó esa luz, especialmente la sensación y emoción que tuvo dentro de sí, y con un grito levantó su puño al cielo.

- ¡¡Vamos Jingu!!

- ¡¡E-Eso es...!! - Las pequeñas hermanas valkirias sonrieron de emoción al notar el brillo, y a pesar de la luz, no dejaron de mirar. Geir desde donde estaba también se sorprendió mucho, pero recordando ese brillo, pudo sonreír de orgullo.

« ¡Te ayudaremos en todo lo que podamos, Jingu! ¡Daremos nuestras vidas contigo! »

Los pedazos de la espada se deshicieron en sus manos, y los restos rodearon completamente a la mujer, sorprendiéndola aún más.

« ¡Yo te protegeré para que sus garras no perforen nuevamente contra ti! »

« ¡Y yo seré tu espada para que podamos atravesar esa coraza otra vez! »

- ... ¡Muchas gracias, señorita Hrist! - sonrió Jingu de emoción - ¡Entonces... sigamos luchando!

La luz se volvió completamente cegadora, y rodeó el estadio en su totalidad.

- ¡¡¡RE-VOLUND!!!

De golpe la luz se apagó, dejando ver a la nueva Jingu que se paraba frente a Sobek.

Con una espada en sus manos, mucho más pequeña que la anterior, apuntaba con firmeza hacia el cielo. El cambio más notorio era la armadura samurai que cubría el abdomen, el pecho y los brazos de la mujer.

Ella se miró a si misma de reojo y se sorprendió bastante, y más cuando vio que en su mano estaba el collar de piedras que había tirado hace un rato. Asintió con su cabeza, y se puso el collar en el cuello, para luego apretar la espada con ambas manos y apuntar a Sobek.

- ¡Vamos!

- ¡¡Jingu ha... creado una armadura de samurai en su cuerpo!! - gritó Heimdall un tanto asustado al ver el gran cambio.

- ¿Ehh? - Sasaki estaba completamente confundido por ello, pero más aún el emperador Oujin.

- ¿¡Ehhhh!? ¿¡Y esa armadura!?

- ¡¡Ahhhhhhhh!! - Líf y Lífthrasir saltaron de la emoción mientras se abrazaban - ¡¡Impactante!! ¡¡Un nuevo re-volund!! ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhh!!!

Geir se quedó sin aliento al ver dicha armadura.

- I-Imposible...

Por su lado, los Dioses también estaban asustados y bastante sorprendidos por la transformación de Jingu. Los Dioses egipcios gritaban asustados y confundidos, mientras todos se embotaban en medio de sus palabras; incluso Atenea misma estaba boquiabierta por ese movimiento.

- ¡Magnífico, Okinaga Himiko! - sonrió con orgullo Sobek - ¡Ahora luces más como una verdadera reina!

Jingū respiró hondo, sintiendo un nuevo poder fluir dentro de su cuerpo.

- Entonces... ¡Terminemos esto, Sobek! ¡Sigamos luchando hasta el final!

Sobek se quedó un momento en silencio, respirando con aires de grandeza. Después, soltó una risa de orgullo y satisfacción.

- Finalmente lo he conseguido... - afirmó el cocodrilo - Frente a mi, esta la reina que tanto he anhelado, buscado y perseguido. No era Leonidas, Odín, ni ninguno de ellos... Tu eras la verdadera reina. ¡Me siento como un niño en dulcería!

Sobek sonrió de manera infantil, dejando salir baba de su hocico y moviendo su cola como un perro, además del brillo de fascinación en sus ojos. Jingū se convirtió fundió bastante. Tras unos segundos, el cocodrilo recuperó la compostura y siguió hablando con seriedad.

- A pesar de eso, no puedo dejarle ganar...

- ¿Hm?

- ¡Así es! ¡No le dejaré ganar! - afirmó Sobek - Para confirmar mi respeto y admiración, y para que su raza tenga su primera victoria, no le dejaré ganar. Tendrá que luchar contra mi y derrotarme. Del mismo modo que derrotó a los invasores de su pueblo, tendrá que derrotarme.

Con un solo movimiento de su mano, clavó su tridente en el suelo.

- Los verdaderos reyes son los primeros en el frente. Y la reina ideal que es usted debe ser capaz de enfrentar los obstáculos imposibles de enfrentar. Y eso seré yo para usted, ahora mismo...

Hathor se asustó un tanto con esas palabras, aferrándose al borde de las gradas. Por su parte, la trinidad egipcia mostraba mucha más emoción y expectativa ante esas palabras de Sobek.

- Si me lo permite, Himiko... - Sobek extendió una garra al frente - Permítame hacer... mi propio re-volund.

- ¿Eh?

- ¡Ahh! - con un movimiento rápido, Sobek enterró la garra extendida al centro de su pecho.

Todo en las gradas gritaron con sorpresa y confusión.

- ¡¡Sobek ha enterrado una de sus garras al pecho!! ¿¡Qué pretende hacer!?

- ¿Eh? - Shiva levantó su vista hacia la arena.

- ¿Qué diablos? - Atenea prestó más atención, y aunque su mente trabajaba al máximo para tratar de predecir el movimiento de Sobek, no lograba visualizar nada agradable.

- ¿S-Sobek? - se asustó bastante Jingu, más con la expresión serena del cocodrilo.

- Hace un tiempo que no hacía esto... - habló Sobek mientras escupía sangre - Solo lo hice en prácticas, pero es momento de la verdad...

- ¡Eso...! - Horus sonrió muy emocionado - ¡Debe ser el gran poder de Sobek!

Khonsu escuchó lo que dijo el Dios egipcio, y se sorprendió bastante, aunque no lograba recordar nada. Quien parecía saber del asunto era Hathor, que miraba asustada a las gradas.

- En ese caso... ¡Vamos!

Con la garra enterrada a su pecho, comenzó a moverla de un lado a otro, haciendo con aquella herida autoinfligida una especie de símbolo, y cada vez que terminaba una línea del dibujo, la sangre salía de su hocico.

- ¡Eso es...! - Hathor se asustó más y se aferró a Khonsu. - La habilidad que le dio la Trinidad.

- ¿Eh? - preguntó el Dios halcón - ¿De qué hablas?

- Tú no estuviste ese día, pero... se trata de la habilidad que le regaló la trinidad cuando ganamos ante Seth...

Unos siglos antes del primer Ragnarok, cuando los 3 amigos comenzaron sus labores serias en el reino de Egipto, se le encomendó a Sobek y Hathor ayudar a la trinidad egipcia a derrotar a Seth, dios del caos y la sequía. Tras una larga batalla en las tinieblas, los 5 Dioses ganaron el combate, aunque Sobek estuvo en gran desventaja por la oscuridad.

Como regalo de agradecimiento, además de medida de precaución por si llegaba aún pudrir una situación similar, la Trinidad egipcia le dio a Sobek la habilidad de controlar el poder del sol por su cuenta; el poder de Ra.

Los egipcios en la antigüedad pudieron ver esa relación entre ambos 2 Dioses, y durante los últimos años del imperio egipcio, los mortales adoraron a esa "fusión" de deidades.

- Majestad Okinaga Himiko... - sonrió Sobek, mientras terminaba el símbolo en su pecho, el cual tenía forma de ojo - Admire mi propio re-volund...

- ¿Ah?

De inmediato, Sobek se prendió en llamas, las cuales que consumieron rápidamente toda su ropa, y tras unos instantes su cuerpo y escamas fueron consumidas también. Las llamas se elevaron a gran altura, mientras que se extendían por gran parte de la arena. Jingu se cubrío con su armadura para no salir lastimada.

- ¡Ahhhh! - Heimdall se apartó corriendo - ¡Sobek se ha prendido en llamas! ¡Ya casi me quemó otra vez!

- ¡¿Qué es eso?! - todos los Dioses, incluyendo los egipcios, miraban con sorpresa y miedo la escena que se dibujaba frente a ellos. Solo 4 Dioses no sentían sorpresa, de los cuales 3 miraban con una sonrisa de victoria en sus labios.

Hathor era la cuarta, quien por su parte sentía mucho miedo.

- ¡El poder que le dio la trinidad, para usar el poder de Ra!... ¡¡Sobek-Ra!!

- ¿Eh?

Finalmente, el fuego se apagó de un segundo a otro, y apareció la nueva figura de Sobek. Mucho más alto, atemorizante, cubierto con nuevas joyas y ropas reales en su cuerpo, y el cambio más notorio: todo su cuerpo estaba hecho y cubierto de escamas y piel de oro. Sus ojos dorados, más pequeños pero más aterradores, miraron con gran soberbia a Jingu, mientras tomaba el tridente con una de sus manos, el cual ahora parecían ser mas pequeño que antes.

- Okinaga Himiko. Te presente al actual soberano del mar... y también del sol... - tomando una postura autoritaria, sonrió con malicia - ¡Si realmente quieres mi pulgar arriba, yo seré el último obstáculo que deberás enfrentar en tu carrera hacia la realeza ideal!

Al principio miro con miedo, pero tras respirar profundo Jingū apretó el arma en sus manos, y miró a Sobek con determinación mientras una aura púrpura cubría su collar en el cuello y todo su cuerpo.

- Lucharé contra ti con todo lo que tengo... ¡Con todo lo que soy, y con todo lo que la señorita Hrist me ha dado! ¡Lucharemos juntas contra ti!

- ¿Con todo lo que tiene? - sonrió con mucha emoción Atenea, removiéndose en su asiento - ¡Podremos ver el poder completo de la bendecida de los Dioses!

- Cometí errores en el pasado, pero gracias a ti sé que este combate es mi oportunidad de redimir mi fracaso... ¡Ahora que me has motivado, pelearé para ser la reina que debo ser!

- ¡Excelente Himiko! ¡Yo debo luchar contra ti para finalmente cumplir mi sueño sobre la realeza! ¡Seguiré luchando para admirar como saco a relucir tu realeza interior, hasta que uno de los 2 sea el quinto rey ganador de Ragnarok!

Ambos se miraron fijamente, y sintieron un momento de calma.

La onna bugeisha y emperatriz de Japón que vivió en fracaso contra el Dios cocodrilo y tirano de los mares que vivió en una fantasía. A pesar de ser tan distintos por apariencia y por sus historias, ambos sonrieron compartiendo el mismo sentimiento: el orgullo de ser un rey.

- ¡Vamoooos!

Ambos saltaron, con sus armas al frente, mas que listos para dar rienda suelta al final del combate. Todos en las gradas se quedaron en silencio mientras ambos rivales se acercaban a alta velocidad.

- ¡Esta será... mi victoria!

ASFD

...

Nota del autor: ¿Qué team son?

#TeamSobek

#TeamJingu

...

Recordatorio: La publicación de capítulos es cada 21 días.

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