Una apuesta ganada
Dedicado a @Mut-Bp23
- No me puedo creer que lo hayamos logrado.
- A mi me sorprende que los dioses accedieran a concedernos ese premio.
Geir y Brunhilde caminaban por los pasillos, algunos días después del fin del gran torneo del Ragnarok. La posibilidad de vencer siempre había sido ínfima, y ni los vencidos como los vencedores podían creer. Y mucho menos podían creerse que entre bastidores, por culpa de la arrogancia del más poderoso y más tonto de los dioses, una apuesta alocada y sin precedentes se había sellado.
- Realmente pensé que el señor Zeus no mantendría su palabra.- Dijo Geir.
- Le ofrecí una recompensa demasiado buena como para que se negara.
- ¿El qué?
- Eeeehmmm, mejor será que no lo sepas.- Respondió Brunhilde recordando la asquerosa cara que puso aquel viejo cuando se lo propuso.
- Pero aun así, poder traer a los caidos desde el Hellheim es algo increible ¡Nuestras hermanas han podido volver!
- Sí, y no solo ellas.
Brunhilde miró por la ventana a su lado, observando una fuente de agua clara. Allí, sentados juntos, se encontraban dos de los luchadores que habían arriesgado sus vidas en aquel torneo, siendo uno de ellos el que la perdió. Uno de los dioses más temidos, la supuesta encarnación de la perfección, y a su lado, el responsable de su derrota, un anciano samurai que era la encarnación de la perseverancia.
- ¡Aaaahhh, se siente bien descansar después de tanto ajetreo!- Dijo Sasaki mientras se estiraba.
Poseidón no respondió. Su mirada seguía perdida en la lejanía y su rostro continuaba impasible.
- Oye ¿No seguirás enfadado porque te gané, verdad?
Silencio otra vez.
- ¡Venga, animaté! Has vuelto a la vida después de ser partido en pedazos y con tu estatus . . . más o menos intacto ¡Podría haber sido peor!
- ¿No lo entiendes, verdad?
Las manos de Poseidón se tensaron en un puño, aunque su rostro seguía impasible. El dios se levantó despacio, sin mirar al samurai, quien lo observaba sin entender lo que ocurría.
- Se supone que los dioses son existencias perfectas. La derrota no es algo que se pueda aceptar, y sin embargo yo la he sufrido.- Su rostro por fin empezaba a tensarse al mismo nivel que sus puños.- No puedo llamarme dios si no soy perfecto.
El silencio reinó entre los dos durante unos segundos. Unos segundos apenas, que fueron cortados por una sonora carcajada. Poseidón se giró, viendo a Kojiro casi sin aire y sujetándose la barriga con los brazos. Antes de que el ceñudo dios del mar pudiera replicar, Kojiro golpeó su espalda con una palmada.
- Si solo es eso, entonces tiene fácil arreglo.- Kojiro se levantó mientras se llevaba la mano al pecho con una sonrisa de oreja a oreja.- ¡Yo seré tu maestro! ¡Te enseñaré el camino hacia la verdadera perfección!
Fue entonces el turno de Poseidón para no entender.
¿La verdadera Perfección? ¿Qué quería decir? Kojiro se cruzó de brazos mientras lo miraba, la cabeza ladeada y una sonrisa burlona en los labios, esperando su respuesta.
- ¿De qué estas hablando?
- Solo aquel que ha estado en la base de la montaña puede admirar la cima como se merece. Desde este día te entrenaré, y me aseguraré de que llegues a la perfección.
- Tienes que estar de broma.
- ¡Venga, será divertido! ¡Te prometo ser un maestro comprensivo!- Kojiro le pasó el brazo por los hombros y lo pegó a su cuerpo.- Además, se que en el fondo te caigo bien.- Dijo pejizcando uno de los mofletes del dios.
El cuerpo de Poseidón se tensó por la indignación, tembló y finalmente se relajó con un suspiro.
- Pero que sea en secreto.
Kojiro volvió a soltar una carcajada e incitó al dios a moverse con una sonora palmada en el trasero, haciendo que Poseidón se tensara de un saltito y lo mirara sorprendido.
- Si eres mal alumno, recibirás más. Y si eres bueno, recibirás esto.- Dijo colocando un rápido beso en su mejilla antes de llevarlo de la mano al campo que sería su Dojo.
~0~
Hlokk caminó por los pasillos del edificio. Aún no se podía creer que el ragnarok hubiera acabado hace apenas unos días, y mucho menos que los muertos hubieran vuelto. El regreso de los caídos en el ragnarok era algo que nunca consideró posible, pero parece que las cosas que Zeus no hace porque no le da la gana es mayor de lo que pensaba.
Hlokk se estiró, quedándose con el buen sabor de boca de haber ganado algo casi imposible y se dirigío a su habitación llena de suaves peluches.
Le apetecía algo dulce para comer.
Abrió la puerta mientras se miraba en el espejo portatil que siempre llevaba encima. Se dejó caer en su sofá, pensando en que podría pedir para comer. Antes de que pudiera pronunciar el nombre, un plato con una porción de tarta de queso con mermelada de frambuesas, acompañada de una humeante taza de chocolate caliente se colocó en la mesilla justo al lado. Hlokk se giró confundida, encontrando a una sonrisa amable bajo un tupido bigote blanco. Vestido con un pantalón negro, camisa blanca y un chaleco marrón y negro sin mangas, Jack sostenía una tetera de porcelana blanca con detalles azules. Su rostro se mostraba alegre y servicial.
- ¿Un poco de leche?
- ¿Qué estás haciendo?- Hlokk lo miró como si fuera un elefante verde con tutú baliando fandango.
- Es mi manera de compensar mi mal comportamiento al principio del torneo. No pude disculparme adecuadamente, por lo que estaré a vuestro servicio durante un tiempo, My lady. Esta es una obra casera, realizada con los mejores ingredientes.
Hlokk entrecerró los ojos mientras tomaba el plato con la tarta. Tomó un bocado pequeño, solo para probar esta supuesta "obra casera". Nada más introducir el tenedor en la boca, los dulces sabores se mezclaron en su boca, haciendola estremecerse. Soltó unos grititos de placer mientras daba pataditas, disfrutando de lo delicioso del postre. Se notaba que estaba hecho a mano en cada ingrediente, en cada proporción y en cada mezcla.
Pronto, recordó donde estaba y miró a Jack. Este le devolvió una sonrisa amable mientras disimulaba una risita. Acciones como esas en la pequeña valquiria siempre le parecieron adorables. Hlokk carraspeó y recuperó su compostura habitual.
- Está bueno. Creo que puedo llegar a perdonarte si sigues así un tiempo.
- Por supuesto, my fair lady.
~0~
El entrechocar de armas se oía se por todo el patio, a la vez que las paredes y columnas vibraban con cada impacto. La lanza del General Volador cortó el aire a meros milímetros del rostro del dios del Trueno, quien aprovechó esto para girar e intentar golpear con su martillo el pecho de su adversario. Este se echó hacia atrás, eludiendo el golpe y dando una voltereta para caer de pie fácilmente. Ambos sonreían desafiantes y emocionados, como habían estado haciendo durante las últimas horas.
Ambos dieron la batalla por empate, sentándose en el suelo y tratando controlar sus respiración.
- Realmente eres muy bueno.- Dijo Lu Bu mientras respiraba ajetreado.
Thor le devolvió la sonrisa mientras se tendía en el suelo. Aún recordaba lo enfadado que estaba su padre cuando se enteró que Zeus había hecho aquella apuesta estupida con la mayor de las valquirias. Esa era otra, tenía que agradecer a Brunhilde por haber empezado ese ragnarok. Por fin había encontrado aquello que había estado buscando durante tantos milenios.
- ¿Te pasa algo?
La pregunta le sorprendió. Se giró y vio a Lu Bu mirándolo. Su sonrisa había cambiado a un rostro confuso y preocupado, algo que nunca había pensado ver en un hombre de su aspecto y personalidad. Thor suspiró, dejando salir la tensión de su cuerpo.
- Sí, simplemente me sigue pareciendo increible que esto sea posible. Sabía que Zeus era idiota, pero apostar que reviviría a los perdedores del ragnarok y que no tocaría a la humanidad si ganaban va más allá de mis expectativas.
- Honestamente, siento lástima por vosotros con ese al mando.
- Yo llevo siento látima por nosotros desde hace milenios.
Las risas de ambos se dejaron oir por toda la sala mientras ambos se dejaban caer, espalda con espalda. Ninguno diría lo que sentían, todavía no. Ya habría tiempo de decirlo, o de expresarlo como a ellos más les gustaba.
Luchando.
~0~
La habitación olía a sake y comida, se oían risotadas ensordecedoras y parecía que el propio aire se calentaba con la alegría de la celebración. Parecía que todo un banquete estaba teniendo lugar en aquellas estancias, pero no era así. El banquete había acabado hacía varias horas, y casi todos los invitados habían quedado satisfechos y se habían marchado, quedando solos los dos responsables de tanta alegría.
- ¡Por una segunda oportunidad muy deseada! ¡Salud!- Dijo Raiden alzando el vaso de sake.
- ¡Salud!- Thurd respondió antes de beber y volver a reir.
Raiden sonrió y se dejó caer tumbado al suelo. Estiró y luego relajó su cuerpo, contento de volver a sentir el sabor de la comida, la bebida y el calor de sus amigos.
- Realmente ha sido una buena fiesta. Me alegra que el maestro y los chicos pudieran venir y que no los hayan echado.
- Sí, aunque creo que la más contenta fueron tus padres. Aún me da lástima recordar como tu madre lloraba cuando te vio.
- Bueno, no todos los días ves morir a tu hijo supuestamente para siempre, te enteras de que aun así pudo volver y que encima a conseguido a la mejor mujer del mundo.- Respondió Raiden mientras le guiñaba un ojo con una de sus típicas sonrisas pícaras.
Thurd sonrió y apartó la mirada, algo ruborizada, pero pronto la sombra de la preocupación asomó en su rostro.
- ¿Crées que de verdad les he gustado?
- ¡Pues claro que sí! ¿Por qué piensas eso?
- No lo sé, pero no parecían cómodos del todo.
- ¡Tonterías! Mis padres son de una aldea algo apartada, así que no tienen demasiada experiencia hablando con personas que no sean de esta y eso los pone algo nerviosos. Además, eres la primera pareja que les presento, y la primera persona que mide más de tres metros. En un país donde soy considerado un gigante, eso suele impactar mucho.
Ambos terminaron por reirse juntos. Tenía razón, aquellas preocupaciones eran más bien tontas. Raiden le puso una mano en el hombro, con una sonrisa cálida y tranquila.
- Te lo prometo. Mis padres tienen un corazón de oro que no les cabe en el pecho. Te aceptarán.
Thurd sonrió reconfortada, colocando una mano sobre la de Raiden.
- Ahora que lo pienso. Ya que yo he conocido a tus padres ¿Por qué no te presento yo a los mios?
Thurd vio como Raiden mantenía la sonrisa, pero tambien como empezaba a sudar mientras sus pupilas se empequeñecían de pavor.
~0~
Lejos de la felíz pareja, el mayor heroe de la humanidad, Hércules, caminaba por los pasillos, contento de volver a estar allí. Había ido a saludar a Jack, quien parecía estar mejor que la última vez, sirviendo y tratando de arreglar su relación con la pequeña valquiria, además de que el resto de los luchadores humanos estaban tranquilos y alegres. La humanidad parecía haber soltado un enorme respiro de alivio después de la casi extinción a la que habían estado amenazados.
Caminó un poco más por los corredores, reflexionando sobre lo ocurrido, hasta que, mientras subía las escaleras de caracol, sintió como alguien con no muy buenas intenciones lo observaba desde atrás. Rápidamente, se giró para enfrentar cualquier amenaza, pero no vio a nadie, solo las escaleras descendiendo a la sombra.
- Pareces tenso, mi querido Hércules.- Una voz sonó en su oido.
Loki, el dios de las mentiras y el engaño, había aparecido en su hombro. Hércules trató de zafarse de agarre, pero Loki revoloteó a su alrededor como una mosca. Finalmente, se detuvo y preguntó.
- ¿Qué quieres, Loki?
- Es curioso. No hace mucho hablamos en este mismo lugar sobre como ganarías y salvarías a la humanidad. La humanidad está salvada, pero no veo tu victoria por ninguna parte.
- La seguridad de la humanidad es mi victoria. No me arrepiento de haber perdido, si así ayudo a ese objetivo, a pesar de que antes no lo viera.
Loki soltó una carcajada, arqueándose hacia atrás en el aire.
- ¡Sigues con la misma personalidad! ¡Me alegro! ¡Temía que la muerte te hubiera vuelto un amargado.
Hércules lo miró y suspiró. No podía cambiar al loquito del panteón nórdico, así que se resignó y trató de bajar, solo para sentir como unas manos lo rodeaban desde atrás y una barbilla se posaba en su hombro.
- Me alegro de que pudieran traerte de vuelta. Ya pensaba que te llevarías nuestro "pequeño secreto" al Nifleheim.- Loki susurró al oido del dios humano, afianzando su agarre sobre los pectorales de Hércules y bajando una mano por sus duros abdominales.
Hércules se estremeció mientras el rubor cubría su rostro. Sentía su cuerpo calentarse y su corazón acelerarse.
- Tu corazón me dice que tu también me has echado de menos. Eso y otras cosas, por lo que veo.- Dijo juguetonamente Loki mientras dirigía su mirada hacia abajo.
- ¡Muy Bien! ¡Tu ganas!
En un movimiento fulminante, Hércules agarró a Loki en el aire, lo cargó sobre su hombro y se dirigió apresuradamente hacia el piso de arriba, sus estancias, donde cerró la puerta con fuerza.
¿Qué pasó tras esa puerta? Vuestra imaginación sabrá responderos.
~~0~~
¡Por fin puedo traeros el siguiente One shot! Siento MUUUUUUUCHO haberos hecho esperar, pero no ha sido una temporada tranquíla. Entre los exámenes de la universidad, unas obras en casa y una huelga creativa en mi cerebro, no he podido avanzar mucho este proyecto. Espero que podáis perdonarme y que hayaís disfrutado.
Gracias de nuevo a todos.
Dedicado a @Mut-Bp23
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