Las sombras del pasado
Dedicado a DanielaNaoPerez
Hlokk abrió los ojos y la oscuridad se presentó ante ella. Su mente tardó un poco en procesar la situación, aún no entendiendo como había acabado allí, o que había estado haciendo hasta entonces.
- ¿Dónde estoy?- Preguntó atónita.
Giró su cabeza para mirar a su alrededor, pero un ligero dolor en el cuello la sorprendió. Llevó su mano a su garganta, intentando recordar por qué sentía aquel dolor. De repente, las memoria volvieron de golpe a su mente. La charla con su hermana, la terrible sombra que apareció tras ella, el cambio repentino de un hombre amable a un terrible monstruo y como la alzo por el cuello para forzarla a crear el volund. La ira llenó el pequeño cuerpo de la valquiria, sabiendo que ahora era una con él y sabiendo que probablemente moriría. Su oponente era Hércules, el mayor héroe de los dioses, y él era un simple humano, ni siquiera un guerrero. Acabaría convertida en nada, arrastrada hasta el hellheim junto con aquel montón de escoria.
Su rabia se transformó en confusión y sorpresa cuando un gigantesco destello iluminó la oscuridad de forma repentina. Hlokk se tapó los ojos con los brazos para protegerse del fulgor, y cuando este hubo pasado, parpadeó para acostumbrar la vista al nuevo entorno en el que se encontraba. Era un pequeño callejón, sucio, apestoso y lleno de basura, entre dos edificios de aspecto antiguo. No reconocía el lugar, pero pudo adivinar que era el mundo humano, como siempre un basurero.
- ¡¿Qué haces aquí otra vez, rata?!- Una voz gritó airado a su espalda.
Hlokk se giró sobresaltada, aunque vio el dueño de esa voz no la miraba a ella. Un hombre gordo vestido de cocinero estaba al fondo del callejón, dándole patadas y pisotones a algo mientras profería insultos y maldiciones. Al fijarse con atención, Hlokk pudo ver que aquello a lo que golpeaba era un niño de apenas doce años, con ropas sucias y rasgadas.
- Por- *cof* Por favor, lo siento. No lo volveré a hacer.- El niño alzó las manos y la cabeza para protegerse mientras se disculpaba.
Hlokk finalmente observó al chico con claridad. Una piel clara y sin pecas o lunares, un pelo corto y liso de un platino brillante algo sucio. Pero lo que más la sorprendió fueron sus ojos, grandes y brillantes, uno del color verde esmeralda y el otro del color del rubí, con un brillo único y hermoso. A Hlokk le pareció un niño increíblemente lindo, aunque rápidamente reconoció los rasgos de Jack en él.
Cuando el hombre dejó de golpearlo y se marchó, el chico se levantó con dificultad y tosiendo, dejando caer unas gotas de sangre de su boca junto con un diente roto. Realmente le habían dado una buena paliza. Sin embargo, su sonrisa no desaparecía mientras recogía las sobras de pan y bollos dulces que había en la basura.
- Hoy tendremos algo dulce que comer. Madre se pondrá muy contenta.- Dijo el chico mientras sus ojos brillaban con alegría.
El chico salió corriendo hacía la salida mientras reía. Hlokk intentó hacerle señas para que se parara y no chocara con ella, pero el niño la atravesó sin siquiera parecer verla. Hlokk se quedó sorprendida mientras trataba de entender.
- Son sus recuerdos.- Dijo por fín.
La curiosidad llenó su cabeza y siguió al chico por las calles de la ciudad. Al ser un recuerdo, nadie podía verla, por lo que se permitió el lujo de volar para seguirlo. Vio como correteaba alegremente por las calles y callejones mientras esquivaba a los transeúntes hasta llegar a un burdel. Hlokk frunció el ceño y alzó una ceja confundida ¿Tan jóvenes les daban esos impulsos a los humanos? Se introdujo dentro y vio como charlaba con una mujer pelirroja que bebía de una botella, la cual le sonreía y le acariciaba el pelo.
- ¿Será su madre?- Pensó Hlokk.
Antes de poder saberlo, el chico corrió escaleras arriba hacia una habitación. Hlokk lo siguió y pudo ver como se encontraba con una mujer de pelo plateado como él. Vio como lo acariciaba con ternura y le depositaba un beso sobre la frente, y como él lo recibía todo con alegría y cariño todas las muestras de afecto. Esa era su madre, amorosa y gentil.
- ¿Cómo puede salir un monstruo tan terrible de un chico así?- Hlokk se preguntó sin entender nada.
De repente, el recuerdo se desvaneció y la luz volvió a deslumbrar a la pequeña valquiria. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontraba en la planta baja junto a las escaleras, el lugar donde aquella mujer pelirroja había hablado con el chico. Y hablando del rey de Roma, Jack abrió la puerta con una sonrisa.
- Hoy conseguí un poco de queso, seguro que a madre le encantará.- Dijo el chico sonriendo tiernamente.
De repente, un grito lastimero proveniente de la planta alta la hizo estremecerse y girarse. Hlokk se preguntó si había pasado algo, justo cuando el pequeño Jack salió corriendo hacia las escaleras. Movida por la preocupación y la intriga, Hlokk fue tras él, solo para ver como su madre se encontraba arrodillada en el suelo, llorando desconsoladamente frente a un periódico. A su lado, se encontraba la mujer pelirroja que la observaba con una mirada de resignación.
- Sabias que esto iba a pasar ¿Cómo pudiste creerte las promesas de un cliente casual? Nunca volvió, ni se preocupo por ti o por el hijo te puso en la tripa ¿Y ahora te sorprende que se haya casado con otra más rica?- La mujer hablaba como si supiera que eso iba a pasar mientras salía de la estancia.
Cuando la madre se apartó y sentó en la cama, Hlokk se acercó y miró el periódico. La noticia mostraba la imagen de un elegante hombre casándose con una muchacha de aspecto noble. Al ver al hombre, Hlokk reconoció rasgos de Jack en él. Era su padre. Ahora lo entendía, su padre había prometido a su madre volver a por ella, seguramente a cambio de una noche gratis, y ahora la había abandonado con un niño que él no quería. Aquello le pareció injusto y canallesco, incluso para los humanos.
Se giró para ver al pequeño, que había le traído un poco de agua y fruta a su madre y le hablaba con palabras cálidas. No obstante, en un movimiento, la mujer lo abofeteó mirándolo con furia. Acto seguido se levantó y lanzó una sarta de insultos, duras palabras y objetos contra el pobre chico, el cual, conmocionado por la situación, no podía reaccionar mientras las lágrimas recorrían su cara. Hlokk lo miró y, sin saber como, pudo notar como la cordura de aquel chico se quebraba, mientras caminaba sonriente hacia su madre. Ante los ojos perplejos de la valquiria, agarró el cuello de su madre y lo apretó con todas sus fuerzas mientras sonreía, y cuando ella trató de defenderse, el le hundió un cuchillo en la garganta y se la desgarraba. Cuando el cuerpo sin vida cayó al suelo, Jack lo abrazó con ternura, como si no hubiera sido él el que había acabado con su vida. Hlokk observó como las sombras engullían la estancia, el exterior, y por último al niño. Imágenes fugaces y oscuras se sucedieron entonces. El hombre de la foto, degollado con una expresión de terror, al igual que otras muchas victimas, todas a los pies de una figura sombría.
Hlokk respiró profundamente para calmar su miedo, intentando asimilar lo que estaba viendo, cuando una voz amable y conocida sonó a su espalda.
- ¿Y bien?¿Mi color ha cambiado?-
Hlokk se giró y vio al héroe de los dioses, Hércules, ensangrentado y herido, pero sonriente y brillando con una luz cálida. Aquella luz chocó contra la sombra a su espalda y disipó la oscuridad, haciendo aparecer al niño luminoso con ojos llenos de lágrimas, que corrió desesperadamente hacía él para intentar alcanzarlo, a la vez que la imagen de Hércules se alejaba. La luz había vuelto a él
~0~
Jack abrió los ojos dolorido, observando un techo blanco con detalles de oro. Su espalda se encontraba apoyada sobre una cómoda y mullida cama de plumas y su cuerpo estaba cubierto por suaves e inmaculadas mantas de un blanco luminoso. El dolor del costado lo hizo llevarse la mano a la herida, ahora vendada, que el hierro le había causado. Su frente también había sido vendada, y los golpes en su cuerpo ya no dolían tanto, aunque aún le dolían cuando trató de erguirse.
- No te esfuerces demasiado, aún no te has recuperado.- Una voz sonó a su lado.
Sentada en una silla, peinando su pelo rubio mientras se miraba en un pequeño espejo, se hallaba la valquiria que había formado el volund, completamente tranquila y sin muestras de resentimiento.
- Veo que se encuentra bien, my lady.- Dijo Jack sonriendo mientras aguantaba el dolor.
- Sí, fue una suerte que no te dieran en las manos.- Respondió Hlokk sin mirarle.
Un silencio incomodo se plantó entre los dos.
- Yo. . . Quisiera disculparme por mi comportamiento hacia usted. No fue digno de un caballero.- Jack habló con arrepentimiento en sus ojos.
- Tienes razón, no lo fue, así que cuida tus maneras de ahora en adelante ¿Quién sabe cuando podríamos necesitarte otra vez? Por ahora descansa.- Hlokk se levantó de la silla.
Jack vio confundido como se encaminaba hacia la puerta para irse. Su ojo no podía ver ningún rastro de rencor, odio u otros sentimientos amargos. Sabía que había hecho mal y esperaba que estuviera enfadada, que lo odiara por usarla, pero el color del enfado era apenas perceptible.
- ¡Ah! Una cosa más.- Dijo Hlokk antes de irse.
Sin que Jack se diera cuenta, Hlokk se colocó en frente de él y le depositó un amable beso en la frente para después separarse y cruzarse de brazos.
- Si algún día quieres hablar de tu pasado, avisame. Creo que soy la que mejor lo conoce.- Dijo mientras mantenía una cara seria.
Sin embargo, Jack pudo notar los colores de la compasión y el aprecio. No lo hacía solo por simple obligación.
- De acuerdo. Muchas gracias, My fair lady.-
~~0~~
Aquí está el siguiente One shot. Espero que os guste.
Dedicado a DanielaNaoPerez
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro