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El único digno de estar a mi lado

Dedicado a OMG_Rusper

El tercer combate terminó con un resultado inesperado en todos los sentidos. Kojiro destrozó el tridente de Poseidon con varios tajos, atravesando las articulaciones de los codos del dios del mar, dejándoselos inservibles. A pesar de la terquedad de su oponente, que trató de clavar la punta del tridente sujetándolo con los dientes, un doble corte en el pecho dejó fuera de combate al orgulloso dios de dioses.

Poseidon calló de rodillas, mientras su conciencia empezaba a nublarse. La sangre corría por las innumerables heridas, y las fuerzas de su cuerpo se disipaban a gran velocidad. Había perdido, por primera vez en toda su existencia. Sin embargo, el sentimiento que apareció en su corazón no fue solo frustración, sino sorpresa y algo que jamás había sentido antes.

¿Podía ser admiración?

Finalmente Poseidon cayó de bruces contra el suelo, cayendo sobre un charco de su propia sangre, y la oscuridad engulló su mente antes de que pudiera determinar si era así. Por su lado, Kojiro se mantenía de pie como podía, con la herida de su costado aún doliendo. Suspiró y relajó sus músculos mientras esbozaba una sonrisa.

- Vaya, sienta bien ganar.- Kojiro rio mientras trataba de mantenerse despierto.

Mientras Heimdal declaraba a Kojiro como el vencedor del tercer enfrentamiento y la primera victoria de la humanidad, y su valquiria lo ayudaba a marcharse del lugar, Poseidon era cargado por varios sirvientes que corrieron hacia la zona medica, bajo la mirada atónita y atemorizada de los demás dioses. Habían derrotado no solo a uno de los suyos, sino a uno de los más temidos. Todos se preguntaban si realmente estaba asegurada la victoria, o si los seres de los que tanto se habían burlado y menospreciado podrían derrotarlos. No obstante, había un dios que no tenía ninguno de esos pensamientos en su mente.

Varias horas pasaron desde ese momento. Tumbado en una camilla, con los brazos vendados y sanándose y con el dolor ya apaciguado, Poseidon daba vueltas a ese humano que había sido capaz de derrotarlo. Siempre se había considerado un ser perfecto, desde nacimiento. Alguien capaz de lograr lo que fuera con facilidad y sin ayuda de nadie, pero ahora se encontraba herido y postrado en una camilla, totalmente vencido. ¿Cómo era posible que la perfección fuera superada?

Solo había algo que pudiera vencer a la perfección, y eso era ella misma. Aún no entendía como, pero ese humano había alcanzado un grado de perfección que solo los dioses deberían ser capaces de conseguir. Debía hablar con ese, saber como lo había conseguido. Un deseo irrefrenable de conocerlo lo llenaba. En cuanto estuvo recuperado, salió de la sala médica para encontrarlo.

Tras varios minutos de búsqueda, el dios del mar empezó a irritarse. No sabía donde rayos estaba, ni donde podía estar. Nunca había tenido que buscar a alguien, pero su orgullo le impedía preguntar. Absorto en sus pensamientos, giró la esquina de un pasillo sin mirar, chocando con un joven. El chico calló al suelo de culo mientras Poseidon gruñía molesto. Si no fuera suficiente con no encontrar ese humano, ahora otro se chocaba con él.

- Ten más cuidado por donde. . .- La voz de Poseidon se paró en seco.

Ante él se hallaba un chico que apenas superaba la veintena. Llevaba el largo pelo negro atado a una coleta en la parte alta de su cabeza, dejando libre un rostro joven con aspecto inocente. Sin embargo, llevaba las mismas ropas que Sasaki había llevado en su combate, aunque ahora le quedaban algo más grande.

- Ah, es usted, señor dios. Veo que se ha recuperado.- El chico dijo alegremente.

- ¿Sasaki Kojiro?- El dios preguntó confundido, aún sin entender que le había pasado.

- Sí, soy yo. Debe resultarle raro, pero creo que he vuelto a una edad más joven.-

- ¿Cómo es eso posible?-

- No lo sé. Mi edad avanzada se debía a que era mi mejor estado para pelear, así que supongo que ahora que ha terminado mi combate, vuelvo a ser un poco más joven. Pero no crea que mi habilidad con la espada ha decaído ¿Eh?- Kojiro sonrió mientras se daba unas palmadas en el biceps.

- Eso era lo que esperaba.- La respuesta del dios dejó algo confundido al espadachín.

Antes de que Kojiro pudiera preguntar, sintió como Poseidon lo sujetaba por los hombros fuertemente y lo miraba a los ojos fijamente.

- ¡Tienes que permanecer a mi lado!- Poseidon dijo mientras ponía una cara completamente seria.

- . . . ¿Perdone?- Kojiro realmente estaba confundido.

- Has logrado derrotarme. A mí, un ser perfecto de nacimiento. Tu eres el único digno de acompañarme en esta posición y estar junto a mí. El resto no son más que basura inservible.-

Kojiro se quedó unos segundos parado mientras procesaba lo que le acababa de decir aquel dios. Finalmente, tomó aire para relajarse y apartó las manos de Poseidon, que seguían aferradas a sus brazos.

- Primero que nada, me alegra que piense que soy perfecto. Pero si quiere que sea su compañero, tiene que respetar una cosa. La única forma en la que alcancé este nivel, fue admitiendo que no soy perfecto, y que tengo siempre algo que mejorar. Tampoco me gusta que considere a los demás como basura. Son las personas que conocemos las que nos ayudan a avanzar y mejorar, y sin ellas jamás habría llegado a superarle. Si puede estar de acuerdo con esas dos cosas, entonces no tendré problema en permanecer a su lado.- Kojiro habló con una voz tranquila y amable.

Poseidon se quedó atónito ante esas palabras. Un ser tan poderoso que no sentía la más mínima vanidad o superioridad ¿Era eso posible? Siempre había pensado que solo los que eran perfectos podían ser dioses auténticos, pero la verdad estaba ante sus ojos con ese hombre que había podido llegar más allá de lo que él llegaría jamás. Si ese hombre decía que era así, y había llegado a superarlo, entonces debía ser verdad.

- De acuerdo. No puedo prometer que será inmediato, pero lo intentaré.- Dijo finalmente el dios del mar.

- Bien, en ese caso me alegro de que me considere digno de su afecto.- Kojiro sonrió y extendió una mano hacia Poseidon.

El dios tomó la mano que aquel hombre le ofrecía y caminó a su lado mientras Kojiro le explicaba el como había entrenado para llegar a aquel nivel.

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