El cataclismo desatado
(Dedicado a j3r0n1m0)
Encerrado en las profundidades de aquel asqueroso agujero, encadenado como un perro que se ha portado mal, sufriendo por el calor incesante del magma, aquel formidable ser imaginaba mil y una maneras para hacer pagar al que lo lanzó a esa prisión. El niñato que con tanta soberbia se había llamado el rey de los dioses, el padre del cosmos.
-Zeus- Su voz cavernosa y pesada repetía una y otra vez.
El recuerdo de aquel dios fanfarrón, que solo por derrotar a un debilucho como Cronos ya se creía el amo del mundo, le hacía hervir la sangre. Pero él era más fuerte, y lo había demostrado. Su fuerza había puesto al menor de los hijos de Cronos contra el suelo con facilidad. Ninguno de los trucos que utilizó sirvieron de nada. Si tan solo ese condenado Hermes no hubiera aparecido para distraerlo.
Solo había sido un golpe fortuito, nada más.
Una suerte que no tendría en cuanto saliera de aquel lugar. El poder de los dioses no lo mantendría preso para siempre, y tras miles de años, mucha de su fuerza pasada se había recuperado. En cuanto la oportunidad se le plantara ante los ojos, la agarraría con ambas manos y no la dejaría escapar.
-Solo espera, niñato. Algún día saldré de aquí, y ese día, todo lo que has creado y construido, ¡ARDERÁ CON EL FUEGO DE RABIA!- Sus palabras fueron acompañadas de un poderoso golpe a la pared de su celda.
Un extraño sonido lo hizo girarse. Era distinto al tintineo de las cadenas, o las rocas cayendo. Sus ojos se abrieron como platos al contemplar el origen del ruido. Una de las cadenas se había arrancado de la pared. Con un movimiento giratorio, arrancó las restantes de sus juntas. El poder de Zeus se había reducido con el tiempo, y ahora no era capaz de retenerlo.
Ahí estaba, la oportunidad que había buscado durante años.
Mientras en su mente reía, Los dragones de sus manos mordían los muros de aquel agujero para escalarlo, mientras las serpientes de sus piernas hacían lo mismo. La luz del día se hacía cada vez más cercana, y el fuego en su mirada se incrementaba a la vez que su sonrisa se ensanchaba. La gruesa losa de piedra, las rejas de hierro, los soldados que guardaban el lugar, nada de aquello fue un obstaculo para el poderoso monstruo. Este alzó su cabeza al cielo, y en mitad de una terrible tormenta, su amenaza salió de su garganta con toda la furia acumulado.
-¡¡¡TIFÓN ESTÁ LIBRE, DIOSES!!!¡¡¡Y AHORA SOIS MI PRESA!!!
~0~
Mientras tanto, en el monte Olimpo, un viejo andaba por los pasillos con paso apresurado. Algo iba mal. Algo iba muy mal. Podía sentirlo, y sería cuestión de tiempo que el resto de dioses lo hicieran también. Fue corriendo a su despacho, desordenado y con decoraciones de si mismo por todos lados, como cualquier dios supremo. Apartó de un manotazo los papeles de su escritorio y buscó el sistema de comunicación. No tuvo ni que marcar, ya había alguien intentando comunicarse.
-Al habla Zeus, dime que tienes buenas noticias.- Espetó sin siquiera dejar hablar al contrario.
-No son buenas señor. Se ha escapado.- La voz sonó aterrada.
-¡Teníais una sola tarea! Esto no puede pasar a mayores. Este debe ser un secreto entre nosotros- Esas palabras fueron lo último que dijo antes de colgar.
Esta situación era imposible que empeorara. Si se corría la voz que ese monstruo se había escapado por su propio pie, su imagen de ser invencible sería destrozada y convertida en una burla. Esto podría llevar a rebeliones internas en el consejo, y el sospechaba especialmente de cierto tuerto. Ese monstruo había sido liberado una vez, bajo la hipnosis del idiota de su hermano, pero habían podido detenerlo antes de que se recuperara del todo y volviera en si. Ahora ese bicho había salido sin que lo pudieran detener y sin nadie que lo controlara. Tenía que detenerlo sin que nadie más se enterara.
Pero había un problema.
Ya no tenía la edad de aquel entonces, y tampoco la fuerza. Aún era el más poderoso, sin duda, pero el ser al que se enfrentaba ya lo había vencido una vez, y solo salió de allí con un poco de ayuda. Tenía que encontrar algo, o a alguien, que lo ayudara y que mantuviera la boca cerrada si lo lograban.
O tal vez alguien lo bastante fuerte para ayudarlo, pero que fuera mejor quitarse de en medio.
Inmediatamente una idea llegó a su mente. Los Einjerhars. Ese grupo reunido por las valquirias podía ser una buena baza en caso de conflicto, y ya habían resuelto algunos problemas para los dioses con otros monstruos o criaturas que se habían salido de control, pues para eso los reunieron. Habiendo sido testigo de la fuerza de esos humanos, sabía que de volverse contra ellos serían un grupo difícil de derrotar. Por eso, tenía que debilitaros. Tomaría al que pudiera serle más útil, fuerte pero con el que fuera posible razonar. A su mente llegó el candidato perfecto, el más odiado por los dioses, pero a la vez de los más poderosos, un ser al que quería ver muerto por encima de cualquier otro.
Rápidamente tomó el dispositivo de comunicación y marcó.
-Al habla Zeus. Tengo un trabajo para uno de los Einjerhar.- Dijo mientras sonreía.
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En el interior del edificio de los Einjerhar, tumbado en medio de un jardín a la sombra de un árbol, un hombre joven y casi desnudo a excepción de una hoja dormía plácidamente. su cuerpo delgado y atlético chocaba con su cara refinada y algo infantil, que con el estado de sueño en el que se encontraba se veía relajada y con un pequeño torrente de baba saliendo de una de las comisuras. Adán, el padre de la humanidad, dormía a pierna suelta.
De repente, unos ligeros toques en la mejilla le hicieron gruñir en mitad de su sueño.
-Eva, cinco minutos más.- Dijo con voz cansada, como si fuera un niño al que llaman para la escuela.
-Siento decírtelo, pero no soy Eva.- Una voz juvenil llegó a sus oídos.
Adán abrió los ojos y alzó la cabeza. Su visión se cruzó con el rostro de una chica de pelo negro corto bajo una boina, acompañando sus ojos con unas gafas simples. Llevaba puesto un abrigo que le llegaba hasta las rodillas. Adán la miró unos segundos con los ojos entreabiertos antes de volver a acostarse.
-Venga levanta, que tienes trabajo.- La pequeña valquiria le instó mientras tiraba de su brazo.
Con pesadez Adán se levantó y siguió a la valquiria hasta una sala donde los esperaba la mayor de estas, Brunhilde. Allí sentada con un gesto tenso y los dientes apretados mientras revisaba la pantalla de su escritorio. Realmente no estaba teniendo un buen día.
-Hermana, lo he traído.-
-Gracias Regingleif. Puedes retirarte por ahora.- Dijo Brunhilde mientras respiraba intentando calmarse.- Hay un dios que solicita tus servicios con un problema.
-¿Por qué yo? seguro que cualquiera de mis hijos podría encargarse. Son grandes hombres.- Adán respondió con un tono de orgullo en su voz.
-Ha solicitado específicamente que seas tu. Y con ese viejo asqueroso es imposible negarse. En fin. El dios que ha solicitado tu apoyo es el dios Zeus. Al parecer hay un monstruo que quiere que elimines-
Adán se sorprendió. Había oído que muchos de los demás Einjerhar habían sido mandados a acabar con monstruos, pero eran guerreros con mucha experiencia en combate. Él no había tenido muchas batallas, y todas habían acabado rápidamente, sino que se lo preguntaran a esa serpiente. Pero eliminar a un monstruo siempre era algo bueno. Si lo dejaban suelto por ahí a saber que haría si se encontraba con humanos.
-Te reunirás con él en unos minutos. Regingleif te guiará hasta allí. Y por cierto- Brunhilde se acercó a él para susurrarle- Ten cuidado, me parece que está tramando algo.
-Tranquila, no le quitaré el ojo de encima.- Respondió con una sonrisa.
~0~
Cuando vio al mismísimo padre de la humanidad aparecer tan contento, Zeus tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no ponerse a reír allí mismo. Esto iba a ser pan comido. Con el poder de los ojos de Adán, si Tifón no caía quedaría demasiado malherido para que le diera batalla, y si tenía algo de suerte, este mataría a Adán en el proceso. Solo tenía que conseguir que se centrara en el humano y no en él. Fuera como fuese, simplemente debía matar al que quedara vivo. Dos pájaros de un tiro.
-Me alegra que hayas respondido con tanta rapidez. Se trata de un tema muy delicado.- Zeus habló con cierta voz melódica mientras sonreía.
-Tranquilo viejo. Podremos con él.- Afirmó el hombre de cabellera rubia.
-Eso espero. Quiero creer que la reputación de este grupo no es una simple fachada.-
Ambos caminaron por los pasillos despoblados, mientras Zeus ponía al corriente a Adán, diciendo que el monstruo que había escapado era uno que habían derrotado hacía tiempo, pero que con años de recuperación y descanso había vuelto. Le dijo que debía derrotarlo de forma discreta y que no llegara a ningún lugar con dioses presentes, aunque la razón que le dio fue que no quería causar pánico.
-Por último- Zeus extendió su mano poniéndola sobre el hombro de Adán.- Quiero que esto quede entre nosotros. Y quiero que te asegures de acabar con ese bicho.
Adán asintió decidido para ocultar su desconfianza.
Usando un carro preparado para la ocasión, Adán viajó a gran velocidad hacia el lugar donde, según los últimos informes de Zeus, habían divisado a Tifón. Este era una tierra de nadie desértica y esteril, diseñada para evitar que los fugitivos de la prisión pudieran encontrar sustento. Lo que Adán no sabía era que Zeus lo observaba. Desde una distancia prudencial y desde donde no podía ser visto, el anciano vigilaba. No podía evitarlo, la idea de ver a dos amenazas a su poder matarse una a otra era un espectáculo demasiado emocionante como para dejarlo pasar. En el fondo, seguía siendo un inmaduro.
-Esto es increíble. Casi no aguanto el bajar ahí a luchar.-
La visión de aquel ser sorprendió a Adán. Era altísimo, de al menos unos cuatro metros, con piernas formadas por serpientes y unas manos compuestas por dragones en lugar de dedos. Parecía un amasijo de gusanos entrelazados formando las extremidades del monstruo. Este se encontraba distraído matando a los pocos guardias alados que le habían seguido desde que salió de la prisión. Para cuando reparó en Adán, ya se había comido o aplastado a todos.
-¿Hmm? Supongo que tu eres al que han mandado para detenerme.- Gruñó Tifón sonriendo para mostrar sus afilados y enormes dientes.
-Así es. No puedo dejarte dando vueltas para que destruyas todo-
-¡Ja! Tienes agallas, y puedo sentir que eres fuerte. Me caes bien. ¿Qué tal si hacemos un trato?-
-¿Un trato?- Adán se puso en alerta ante lo que pudiera proponer.
-Dejame acabar con ese viejo de Zeus y los demás dioses, y te haré el nuevo señor del universo. Seré tu fuerza para aplastar a todo el que se te oponga.- Declaró el gigante mientras abría los brazos en gesto de grandeza.
Adán dudó. No le debía nada a los dioses, y su alma hacía mucho que descansaba. Sin embargo, debía preguntar una cosa.
-¿Qué pasará con la humanidad?- Preguntó después de unos segundos de silencio.
-¡¡¡JAJAJAJAJAJA!!!- Aquella risotada le helaría la sangre en las venas a cualquiera- ¡¿EN SERIO TE PREOCUPA ESE ATAJO DE DEBILUCHOS?! Serán esclavos y siervos del nuevo orden ¿Por qué deberíamos nosotros, seres superiores, preocuparnos por esa escoria?
-¿Preguntas por qué?- Adán le miró decidido mientras apretaba su puño y se ponía en posición de guardia.
La frase que salió de sus labios hizo entender a Tifón que lo que tenía delante no era lo que esperaba.
-¿Acaso un padre necesita una razón para proteger a sus hijos?-
Tras decir estas palabras, Adán se lanzó hacia delante contra el monstruo. Este respondió con un golpe a una velocidad sobrenatural que causó un boquete al impactar. Sin embargo, al alzar el brazo vio que no había golpeado nada. Vio algo por el rabillo del ojo y se giró, solo para recibir un golpe con su misma fuerza en la cara. Aturdido y desconcertado, Tifón lanzó una ráfaga de golpes contra el escuálido humano, la cual fue fácilmente esquivada y devuelta por este. Respondió con una patada alta hacia la cabeza, pero Adán se colocó velozmente a su espalda y devolvió el golpe en el costado. Trató de alcanzarle con una serie de dentelladas y zarpazos, sin embargo su cuerpo recibió cientos de heridas cortantes de garras. Unió sus brazos para tratar de atraparlo, pero otro golpe en el entrecejo lo hizo tambalearse. Nada de lo que intentaba era efectivo, y poco a poco el daño se iba acumulando. Ese bastardo era rápido, y la diferencia de tamaño le hacía difícil alcanzarlo. Era como pelear contra un espejo, pero mejorado.
Adán entonces saltó hacia la cabeza. Pondría punto final a este asunto con un golpe a la cabeza. Sin embargo, cuando su puño estaba a unos centímetros de impactar, la boca de Tifón se abrió como si fuera una bisagra y un enorme rayo de calor salió disparado a la cara de Adán. Este logró esquivarlo por poco, tomando algo de distancia. Entonces lo vio. Los brazos de Tifón se dividieron en cinco dragones largos cada uno y sus piernas se desenmarañaron, dejando una manta de serpientes. De inmediato estas salieron disparadas hacia Adán, quién las evadió con un salto. Sin embargo, en el aire casi fue alcanzado por unas llamaradas provenientes de los dragones. Esto iba a ser complicado.
-¡¡RAAAAAAAAHG!! ¡HACÍA MILENIOS QUE NO ME VEÍA OBLIGADO A USAR ESTA FORMA!!¡¡ ME LA ESTABA GUARDANDO PARA ESE CAPULLO, PERO ERES INCREÍBLE!!¡¡TU SERÁS MI PRIMERA PRESA!!- Rugió Tifón mientras sus dragones y serpientes perseguían a Adán.
Rápidamente este los evadió con gran velocidad por unos cuantos minutos, usando los ojos del señor para intentar dilucidar los movimientos de las extremidades que dejaban hoyos y levantaban nubes de polvo allá donde golpeaban. Lanzó una patada contra la nuca de Tifón, pero este apenas la notó. Su piel se había endurecido con escamas como si fuera un cocodrilo. Siguió intentando golpear los costados y las articulaciones con los ataques que había copiado, pero nada. De repente, Adán notó un goteo en su nariz a la vez que sus ojos empezaban a dolerle. Había demasiadas cosas que analizar al mismo tiempo. Su cuerpo se estaba sobre esforzando. Tenía que terminar con eso ahora antes de que se pusiera peor.
¿Pero cómo?
Su mente buscó la mejor opción. Esta tardó en venir unos segundos que se le hicieron horas. Esquivó otro rayo de fuego de los dragones que le quemó parte del costado y recibió el latigazo de varias serpientes, aunque por suerte pudo evitar los mordiscos. Sin embargo, una de ellas lo envolvió fuertemente y lo lanzó contra el suelo. Notó que Tifón estaba cargando otro ataque principal.
Entonces lo vio, la manera de derrotarlo.
Adán se paró a varios metros de distancia. Tifón quedó sorprendido por la decisión. Sin embargo, sonrió saboreando la victoria. Lanzó todos sus dragones y serpientes de frente, cuando Adán desapareció de su visión por un segundo para colocarse a centímetros de él. Tifón, que ya estaba preparado, volvió a abrir la boca para disparar su terrible rayo ígneo, esperando borrar a ese humano molesto de su vista. Pero el rayo no salió. Adán cerró su mandíbula con sus brazos y copió la fuerza de presión de las serpientes. Tifón trató de detener el ataque y de quitarse a Adán de encima, pero era tarde.
El rayo le explotó en la boca y dañó severamente su interior. Agotado y casi muerto, Tifón se desplomó en el suelo. Levantó la mirada para ver a ese hombre frente a él, alzando el puño listo para darle fin. Ni siquiera pudo decir una última palabra. El golpe aplastó su cráneo y lo hizo puré, salpicando la tierra árida con sangre y sesos.
-Jamás vuelvas. . .Ahf ahf. . . a amenazar a mis hijos.- Adán le dijo antes de sentarse agotado.
Desde una colina cercana, Zeus observó la situación. Su plan era ir y matar a Adán, pero por alguna razón sus piernas y su cuerpo no se movían. ¿Qué era aquella sensación que había empezado a sentir cuando vio de nuevo la transformación que hace milenios lo puso contra las cuerdas, y que había crecido enormemente cuando la vio derrotada? Esa misma transformación que, al igual que había pasado con Adán, había resistido todo lo que le tirara, incluso el golpe que copió de su padre, pero que ese humano había podido derrotar.
Era acaso. . . ¿Miedo?
Eso era. Incluso ahora no tenía el valor para ir ahí abajo y enfrentar a ese hombre. Pero ese día había obtenido dos grandes ventajas.
1. Había eliminado a una amenaza muy seria a su poder.
2. Había visto el secreto del enemigo más grande que tenía.
Si alguna vez se enfrentaba a esos ojos, sabía como hacerlo. Y a diferencia de Tifón, el saldría victorioso.
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Primer One shot publicado. Espero que os guste y que sirva para compensar la espera. Muchas gracias por vuestro apoyo.
Este va por ti j3r0n1m0.
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