Como padre e hija
Dedicado a AdanJD174
La segunda batalla del ragnarok fue dura e intensa. El padre de la humanidad plantó cara con todo lo que tenía al padre del cosmos, creando un choque de fuerzas terrible. Tanto los dioses como la humanidad contuvieron la respiración hasta los últimos instantes de aquel intercambio de puñetazos donde se decidiría la batalla. En contra de toda expectativa, el poderoso dios Zeus calló de rodillas frente al humano, mientras este se mantenía aún en píe. Heimdal se acercó para comprobar la situación, temeroso del resultado. Tras ver el resultado de la batalla, retrocedió y alzó la voz.
- ¡Y EL GANADOR DE LA SEGUNDA RONDA DEL RAGNAROK . . .- Tomó una pequeña pausa para tomar aire y asimilar el resultado que había pasado.- . . . EL REPRESENTANTE DE LA HUMANIDAD, ADÁN!-
Tras un par segundos de sorpresa, el lado de la humanidad estalló en vítores y aplausos. Caín y Abel saltaban eufóricos abrazándose mientras Eva lloraba de felicidad. Adán alzó los ojos medio quemados hacia al cielo, respirando con dificultad y observando las cenizas de su rival volando por el aire. Estaba destrozado, agotado, pero victorioso. Caminó con dificultad hacia la salida, tropezando y tambaleándose, mientras su pequeña valquiria lo ayudaba a caminar, todo esto visto por la atenta mirada de otras dos valquirias.
- ¡Menos mal, lo ha logrado!- Dijo Geir mientras caía de rodillas, liberando la tensión de su cuerpo.
- Es normal, era mi carta ganadora después de todo.- Brunhilde declaró mientras sonreía satisfecha.
- ¡Pero la pelea ha sido increíble! Realmente es muy fuerte. Espero que esté bien.-
- Bueno, si quieres puedes ir a ver si lo está después. No creo que le moleste.- Dijo Brunhilde.
Ante esta respuesta, Geir sonrió. Aquél hombre era realmente alucinante.
Unas horas después, Brunhilde y Geir caminaban por el pasillo en dirección a la enfermería. La insistencia de la pequeña por ver al padre de la humanidad había hecho que fueran tan pronto como pudieron, aunque habían tenido que esperar a que Nostradamus pudiera operarlo para curar sus desgastados ojos y que su familia lo visitara y consiguiera calmarse y dejar de llorar y abrazarlo. Cuando llegaron a la puerta, Geir llamó a la puerta con cuidado y esperó la respuesta.
- Adelante.- La voz de Adán sonó calmada.
Abrieron la puerta y vieron a Adán sentado en la cama, cubierta de vendas en la frente y los antebrazos mientras se secaba el hombro con una toalla. Cuando miró hacia la puerta, esbozó una sonrisa amable.
- Me alegra ver que tus ojos se han recuperado, aunque veo que aún estas ocupado con algo.- Dijo Brunhilde al ver la toalla.
- Eva estaba muy feliz de que hubiera sobrevivido y lloró mucho. Tengo que dejar de preocuparla tanto.- Adán habló con una sonrisa.
- La verdad es que no esperaba menos de ti. Has dado la esperanza de poder vencer a los dioses, y eso no es algo que se logre fácilmente, sobre todo habiendo empezado el ragnarok con una derrota.-
- Si, tienes razón.- Adán respondió en un susurro mientras bajaba la mirada. En sus ojos se reflejó una ligera tristeza al recordar el primer combate.
- ¿Va todo bien?- Geir preguntó desde el lateral de la cama.
- Sí, es solo que me apena un poco no haber podido hacer más por mi hijo Lu Bu. Aunque no lo conocí, perder a un hijo siempre es duro. En el momento en que vi como sus brazos se destrozaban, supe que estaba acabado, y aún así mantuve la esperanza. Pero al menos me alegro de que muriera con una sonrisa de felicidad.- Adán dijo con una sonrisa triste.
Geir lo miró y entendió su dolor. El recuerdo de su hermana muriendo y desapareciendo aún le dolía. De repente, una mano se posó en su cabeza, acariciándola suavemente. Alzó la vista llorosa y su mirada se encontró con los ojos grandes y amables de Adán.
- Supongo que también fue duro para vosotras. Lo siento.-
- ¡No tienes que disculparte! Siento haberte hecho sentir mal.- Geir se irguió mientras se secaba las lagrimas, aceptando las caricias paternales del humano.
- Supongo que ahora has podido hacer justicia por tu injusta expulsión del cielo.- Brunhilde habló con una sonrisa orgullosa.
- ¿Venganza? Ese nunca fue el motivo. Me fui por una razón, pero satisfacer el odio, la venganza o el rencor nunca fueron esas.- Contestó Adán con tono serio.
- ¿Se fue por voluntad propia? ¿Por qué?-
- Intentaron incriminar a Eva y expulsarla por no querer acostarse con un dios. No iba a dejar que trataran tan injustamente a la mujer que amo, así que me fui con ella de aquel lugar para formar nuestro propio paraíso.-
Geir miró asombrada a aquel hombre. Una fuerza de voluntad tan grande como para retar a sus creadores directamente, solo por las personas que quiere, era algo que no se veía muy a menudo. Incluso su hermana lo había hecho más por su deber que por sus sentimientos, y Geir pensó que si ese hombre lo había logrado, realmente tenían una posibilidad.
Adán sonrió y giró su mirada hacia Brunhilde, que miraba a Geir con una sonrisa tranquila. Había algo que deseaba decir, y ese era el mejor momento.
- Quisiera pediros un favor, si no es mucho pedir.-
- ¿De qué se trata?-
- Quisiera poder observar los combates siguientes. Quiero poder animar al resto de mis hijos como no pude hacerlo en el primer combate, tanto si ganan como si pierden.-
Brunhilde simplemente se encogió de hombros.
- No veo problema en eso ¿Y tu, Geir?-
- ¡No, para nada! ¡Seguro que se alegrarán mucho de que su padre los apoye!- Dijo la pequeña saltando de alegría.
~0~
Desde el pasillo alto, las dos valquirias y el humano observaban el tercer combate del ragnarok. El envite se había tornado en contra del representante humano, Kojiro, que se encontraba bombardeado por los ataques del dios del mar. Sin embargo, el se mantenía firme en su sitio, así como la confianza de su padre sobre él.
- ¿Cómo es que puede detener todos los ataques de Poseidon? ¿Es que tiene unos ojos como los tuyos?- Geir preguntó mirando a Adán, quien simplemente observaba con una sonrisa llena de orgullo.
- No, mi poder fue un añadido que pusieron en mi después, no es algo que pueda heredarse. Su fuerza viene de otro lado, y pronto la mostrará.- Adán habló mientras miraba confiado a Kojiro. Su hijo lo había hecho muy bien, y ahora era el momento de llevar la voz cantante.
Dicho y hecho. Sasaki cambió a la ofensiva y logró lanzar golpes certeros de espada contra su oponente, aunque ninguno dio en el blanco. Finalmente, Sasaki tomó la espada del revés atacó con un ataque de su maestro, la garra del tigre, pero en ese momento Poseidón desapareció de su vista y se posicionó a su espalda. Kojiro giró sobre si mismo para parar el ataque, pero el tridente golpeó con tanta fuerza que la hoja se partió en dos con un estruendo. La sorpresa y el temor se reflejó en la cara de todos los presentes, incluso en Brunhilde y Geir, quien miró horrorizada la escena.
- ¡HERMANA HIRST!- Geir gritó con desesperación.
La escena iba a repetirse. Una de sus hermanas aparecería rota y partida a la mitad, y la humanidad sufriría otra derrota. Sin embargo, Sasaki no perdió la esperanza. Tomó la hoja rota del suelo y esta empezó a emitir un intenso brillo.
- Mira bien, pequeña. Ahora verás lo que es el poder de un humano.- Adán le habló mientras ponía las manos en sus hombros.
Geir miró de nuevo a Kojiro. La figura de su hermana apareció entre el fulgor de las espadas, con su rostro nervioso y su rostro airado, cada uno en una de las figuras. La esperanza volvió a recorrer el pecho de la pequeña al ver como los rayos de luz se tornaban en dos espadas. El combate se reanudó y las heridas llegaron a ambos contendientes hasta que con dos cortes certeros, el dios de los mares cayó muerto al suelo. Adán sonrió, girándose para ver a las dos valquirias saltando de alegría.
- Mis hijos son increíbles ¿no es así?- Dijo con una sonrisa.
El sentimiento de alegría se avivó en toda la humanidad. Habían conseguido dos victorias consecutivas contra dos de los dioses más fuertes.
Podían lograrlo.
~0~
Sin embargo, todo ese sentimiento se mitigó cuando llegó el resultado de la cuarta ronda. La victoria de Jack el destripador, a pesar de dar otro paso hacia la salvación de la humanidad, dejó un sabor amargo en los dioses y agridulce en los humanos. Pero nadie sufrió más que la pequeña Geir, viendo como aquel que consideraba un hermano moría ante aquella escoria. En cambio, Adán se mantuvo calmado y no dijo una sola palabra hasta el final del combate. Cuando este concluyó, dejó que Geir llorara en su hombro hasta calmarse y luego la llevó por los pasillos para alejarla de la conmoción.
Quiso la suerte que en ese mismo momento, vagando por la estancia, se encontraran al maltrecho ganador del combate. En cuanto lo vio, Geir frunció el ceño con desprecio, pero Adán fue rápidamente a su lado para ayudarle, dejando confundida a la pequeña. ¿Cómo una persona tan buena podía ayudar a un bastardo asesino como él? Siguió a ambos hasta la enfermería, viendo como Adán lo ayudaba a sentarse en la camilla para esperar a Nostradamus.
- Supongo que usted es al que llaman padre de la humanidad. Le agradezco que me llevara aquí.- Jack habló con dificultad a causa del dolor.
- No te preocupes, no es una molestia.-
- ¿Por qué lo ayudas?-
Ambos hombres se giraron para ver a la pequeña valquiria, con los ojos llorosos y la cara roja de enojo. Adán miró confundido a la niña mientras Jack bajaba la mirada con tristeza.
- ¿Por qué no debería?-
- Ese hombre es un asesino, un monstruo que ha matado a muchas personas.-
- Pero también es hijo mio.-
- ¿Entonces no te molesta lo que ha hecho? ¿No lo odias, ni estás enfadado?- Geir apretó los puños con furia ante la pasividad del padre.
Adán suspiró y se levantó. Se dirigió hacia la pequeña niña, se arrodilló ante ella y poniéndole una mano en el hombro, la miró a los ojos.
- Entiendo como te sientes, pero no conozco toda su historia, por lo que no sé lo que lo llevó a ello. No estoy contento con lo que ha hecho, y estoy enfadado, pero eso no significa que deje de ser mi hijo, y que trate de ayudarlo corregirlo. Entiendo por qué mató a Hércules, y aunque estoy triste por su muerte, puedo notar que tampoco ha sido fácil para él y quiero ayudarlo, incluso con sus malas acciones. Siempre ayudaré a mis hijos. Pueden hacerme enfadar más, pueden entristecerme más, pero nunca harán que los quiera menos.-
Ante aquellas palabras hicieron levantar la mirada al asesino inglés. Su vista se llenó del color que había visto en Hércules, pero este era incluso más brillante y hermoso. Sus ojos se abrieron de par en par y se volvieron cristalinos por las lagrimas que apenas podía contener. Todo lo que había dicho era cierto, y Jack quedó maravillado de que un amor tan inmensamente grande pudiera existir.
Geir se quedó en shock ante aquellas palabras, que solo guardaban amor y comprensión en ellas. Adán le acarició la cabeza y le sonrió, intentando calmarla. Tras estas palabras, Geir se disculpó con Jack, quien no le dio mucha importancia al asunto. Adán salió con Geir de la sala cuando llegó Nostradamus y ambos caminaron por los pasillos de camino para observar el siguiente combate.
- Siento haberme puesto así.- Geir volvió a disculparse.
- No pasa nada. Es normal.-
Adán notó como la mano de la pequeña tomaba la suya. Bajó la mirada y vio como Geir miraba al suelo con algo de tristeza.
- Eso que dijiste, de que siempre ayudarías a tus hijos ¿Podrías hacerlo conmigo también? Me siento calmada cuando tu me ayudas, y también quisiera saber lo que es tener un padre como tu. Se que es una petición egoísta, pero sinceramente me gustaría mucho-
Adán sonrió y acarició la cabeza de la pequeña y asintió. Esta situación tenía que ser muy dura para ella, y necesitaba alguien en quien apoyarse. Tomó la mano de la pequeña y caminó con ella.
No le importaba tener más hijas.
~~0~~
Aquí está el siguiente One sho. De nuevo, lo siento por ausentarme tanto y espero que os guste.
Dedicado a AdanJD174
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