Capítulo 4
Era de noche. Decidí poner música como hago siempre, aunque estaba algo temerosa por lo que pasó la última vez.
Sweet lady sonaba.
—You call me up and treat me like a dog—Canté divertida—. You call me up and tear me up inside.
En eso miré hacia la puerta de mi habitación, la cual daba al pasillo... Más exactamente a un espejo.
El reflejo era algo extraño, me acerqué más a la puerta para ver mejor y... Un globo rojo.
El globo estalló y eso apareció en su lugar.
Cerré la puerta de golpe y sentí como eso empujaba del otro lado.
Después de unos minutos dejé de sentir el empuje y me levanté, dudosa, a agarrar el walkie talkie ubicado sobre mi mesita de luz.
—Richie, ¡Richie! —Llamé sentada contra la puerta de mi habitación.
—¡No me grites! ¿Qué pasa? —Preguntó Tozier desde el walkie talkie.
—¿Puedes..?—Me aclaré la garganta—. ¿Puedes venir a casa?
—Ya voy—Dijo.
Pasaron unos cinco minutos cuando volví a escuchar ruidos en la casa, para luego dos mínimos golpes en mi puerta.
—¿_____? Soy yo, Richie.
Suspiré aliviada y me paré para abrirle.
—Richie, gracias por venir—Lo abracé.
—No es nada, _____, ¿qué ocurrió?
Le conté todo a detalle.
—Mierda... Bueno, ahora me tienes aquí, tranquila.
—En serio gracias—Volví a abrazarlo.
—No es nada. ¿Estás escuchando A night at the opera sin mí?
—Tal vez.
—Dime que I'm in love with my car aún no pasó.
—Por ahora no, sólo escuché Sweet lady, Death on two legs y ahora God Save the queen.
—Luego sigue '39, ¿cierto? —Asentí.
—Y luego I'm in love with my car.
Estuvimos un buen rato cantando las canciones que sonaban, hasta que el álbum acabó y tocó dormir.
—Yo... Eh... ¿Te molesta dormir conmigo?
Richie sonrió y negó con la cabeza.
a
Beverly nos llamó a todos habló sobre sangre y su baño.
Fuimos inmediatamente a su casa. Era temprano, eso de las 10am.
—Richie, _____, quédense aquí, cuiden las bicicletas—Dijo Stan.
—¿Y qué si su papá regresa? —Preguntó Rich.
—Hablen hasta por los codos, como hacen siempre—dijo Stanley para luego entrar con los demás.
—¿Desde cuándo manda él? —Pregunté.
—No tengo idea... Que aburrimiento.
—Apenas se fueron.
—Igual, me aburro.
—¿Prefieres estar limpiando sangre?
—En definitiva no—Rió—. Además, pasar tiempo contigo es divertido.
—Lo mismo digo.
—¿Cómo estás? eso no volvió, ¿o si?
Negué con la cabeza.
—Y espero que no vuelva... ¿Tú como has estado?
—Muy bien—Sonrió—. Espera, no tanto, ayer se rompió poster de Street Fighter, siempre te recordaré Ryu.
—Mi bellísimo Ken sigue vivo, eso demuestra que él es mejor que Ryu.
—Eso no es verdad, Ryu es mucho mejor que el rubio idiota de Ken.
—Retractate.
—No.
—Además, Ken siempre le gana a Ryu.
—Porque tú juegas con Ken y yo con Ryu.
—Admitiste que soy mejor que tú.
Richie abrió la boca pero no habló.
—Ja.
—Eso no se vale.
—Nos encanta ser su centinela profesional—Dijo Rich.
—¿Podrían haberse tardado más? —Pregunté.
—Ca-callanse—Dijo Bill.
—Seguro te imaginabas el lavabo como la vagina de la mamá de Eddie en Halloween—Siguió Richie.
—Lo limpió con mucho gusto como la última vez—Dije.
—¿Podrían callarse de una vez?—Preguntó Stanley.
Richie y yo nos miramos y comenzamos a reír.
—Jamás.
—Son insoportables—Dijo Eddie.
—Yo t-también ví algo—Le dijo Bill a Stan.
Todos frenamos y lo miramos.
—E-Era Georgie... S-se veía tan real. Pero estaba con alguien... Un payaso.
—¿Un payaso? —Pregunté.
—Un payaso—Asintió.
—Yo también lo ví—Murmuré.
—Y yo—Asintió Eddie.
—Y yo... —Dijo Bill.
—Ey, ¿esa no es la bicicleta del chico que estudia en casa? —Preguntó Richie.
Corrimos hacia allí, estaban Bowers y los idiotas de sus amigos golpeando a un pobre muchacho.
Enseguida agarré una piedra y se la lancé a la cabeza a Bowers.
—Buena puntería—me sonrió Rich.
—Perra, te quedaste con las ganas de chuparmela más anoche, ¿eh?
De inmediato todos comenzamos a lanzarles piedras.
Ellos contraatacaron.
—¡Guerra de piedras! —Gritó Richie y una piedra le dió en medio de la frente.
—Nunca bajes la guardia idiota— Me burlé y una piedra me golpeó en la cabeza—. Auch.
—¿Quién es el idiota ahora?
—Tú.
Seguimos lanzando piedras, hasta que los cobardes de los amigos de Bowers se fueron corriendo.
—Que te la chupe tu papá estúpido—Le gritó Richie y le mostró sus dos manos con los dedos del medio extendidos.
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