VII. Idea del amor, toxico, embriaguez
Los recuerdos están destinados a ser glorificados. Como si ya se hubieran desvanecido, como un sueño, nosotros que entonamos un "para siempre" ya no estamos. ¿Es a nosotros a quien extraño?, ¿O es el arrepentimiento y los remordimientos de ese entonces? —Min Yoongi.
Fui recibido en la puerta del apartamento por mi hermana, quien se veía mucho peor de lo que pensaba que estaría. Usaba su ropa de pijama, pantuflas, su cabello estaba vuelto una completa maraña, y su ceño fruncido me alertó que no estaba de buen humor.
Dejó la puerta abierta de par en par, dándome la espalda para salir corriendo al baño de visitas y desde la cocina solo pude escuchar como tosía y vomitaba. No me atrevía a entrar allí y ver el desastre que hacía, me conozco y sé que vomitaré con ella si la veo.
Sin más, empecé a preparar el caldo en la cocina de isla abierta, desde donde tenía una vista completa de toda la sala de estar y el comedor. Se nota que Seokjin ha estado cocinando bastante por los platos sucios, comida dejada a medias. Ella realmente no se sentía bien.
—Esto es una mierda —la escuché maldecir detrás de mí—. ¿Qué haces en mi cocina?
—Cocinándote algo para aliviarte.
—La vomitaré —se quejó dejándose caer sobre el sillón de la sala de estar, echando la cabeza hacia atrás y suspirando.
Me acerqué lentamente a ella, y levanté su blusa para confirmar que su estómago estaba vacío, se notaba a leguas que sí.
—Seguro ya no tienes nada en el estómago, tienes que comer algo con ajo para fortalecer y poder comer algo sólido luego.
—Creo que serás tío —dijo de repente. Si ya no lo supiera probablemente me hubiese desmayado de la impresión, pero era mi hermana, estaba más que acostumbrado a sus repentinas noticias.
—¿Tú crees? Yo estoy seguro que serás madre —señalé colocándome detrás de ella. Eun-joo me siguió con su mirada, como si estuviera tratando de leer mis pensamientos.
Fui hasta su habitación que estaba peor de lo que imaginaba y tomé de su tocador el cepillo que aparentemente su cabello no conocía en esa tarde. Al volver a la sala de estar.
—Seokjin ya te dijo —concluyó mientras yo trataba de quitar la liga enredada en su cabello, por alguna razón su pelo era un completo desastre.
No dije nada porque pareciera que debía hacer un diplomado para entender cómo desenredar su cabello. Ya tenía el cepillo en mi mano, pero no podía hacer nada mientras tuviera la coletera en medio de todo ese embrollo.
—Yo madre, pensé que nunca lo lograría —dijo cerrando sus ojos y de vez en cuando dejando caer su cabeza hacia atrás mientras le cepillaba el cabello.
Peiné cada hebra que caía sobre su frente y los até en una coleta para que al menos recuperara un poco de su apariencia de embarazada primeriza en su peor momento.
—Tu esposo será muy afortunado de tenerte, Kook —susurró mirándome con sus ojos brillantes—. Sabes cocinar, aunque lo hagas poco, sabes cómo cuidar a alguien, tocas la guitarra, cantas, y eres lindo.
—¿Quien dijo que me voy a casar? —cuestioné caminando devuelta a la cocina—. Para empezar, se supone que debes tener a alguien más para casarte, ya ni recuerdo cuando fue la última vez que besé a alguien.
De pronto tuve a Eun-joo detrás mío tomándome con fuerza de los brazos, estaba a punto de hacer un drama por mi confesión, de eso no tenía dudas.
—¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo hermano? —preguntó con sus ojos muy abiertos. Me volteé rodando los ojos y puse mi concentración en lo que cocinaba para ella.
—Hace meses, con el último que estuve podría decirse que solo era bonito porque fue un idiota. Desde entonces no he vuelto siquiera a besar a alguien. No me visualizo con nadie, no es muy probable que suceda —expresé con toda sinceridad.
La verdad eso nunca ha estado en mi mente, en mis 27 años nadie me ha dado motivos como para pensar en cómo sería tener un matrimonio, y seguía en la misma posición, además, ¿Qué posibilidades tenía yo de casarme con alguien de mí mismo sexo cuando vivía en un país donde eso es ilegal antes las leyes y toda una sociedad? Apenas y podía caminar libremente con quien fuera mi pareja, sin mencionar las miradas y crueles palabras si te atrevías a demostrar afecto tan mínimo como el tomarse de manos.
He soñado con muchas cosas, pero nunca he pasado por mi mente el ser esposo de alguien, de tan solo imaginarlo era muy ambicioso, casi inalcanzable.
No tengo ese tipo de planes en mi vida, por el momento disfruto de ir a Tazzys y ver a Taehyung, quien se ha vuelto como una especie de ¿amigo? Ni siquiera he pensado en ello, solo sé que me gustó mucho el haber tenido una cita no amorosa con él, ¿o si era amorosa?
—Tienes que salir a conocer personas, Jungkook, ve a bares y ten sexo, o que se yo —sugirió Eun-joo—. Ya ha pasado tiempo
Joder, siento que mi cabeza explotara de tantas interrogantes, no lo conocía del todo para decir que era una cita amorosa, pero hay algo en el que no deja de atraerme de ese hombre con el que me ha resultado más fácil sentirme a gusto y eso no había sucedido en mucho tiempo. Aun así, ¿lo que siento por él sobrepasa esa barrera de amigos?, ¿realmente podría imaginarlo como un hombre con el que podría estar más que de manera amistosa? pero mientras tanto, disfrutaría de su compañía sin pensar mucho en ello, que pasara lo que tuviera que pasar. Simplemente dejaré que las cosas sigan fluyendo.
—No tengo tiempo para eso —declaré—. Sabes que no tengo tiempo para salir a conocer personas solo para coger, no es lo mío.
Le serví el caldo que ya estaba listo, dejándolo sobre la mesa, quería terminar esta conversación aquí mismo, pero el silencio de mi hermana, en cómo ella se sentaba en la mesa frente a la sopa caliente, como me miraba desde su lugar mordiéndose el labio inferior, algo que siempre hace cuando quiere preguntar algo que sabe yo no querré responder.
—¿Que? —pregunté sentándome frente a ella.
—No preguntaré lo que ya sé, pero te voy a dar un consejo —comentó tomando un sorbo del caldo antes de continuar—. Tienes que superarlo, ya ha pasado mucho tiempo, sé que lo amabas mucho porque fue con quien fuiste tú mismo y descubriste lo que es el amor. Entiendo que no haya sido lo mismo después de que se fue, pero tienes que intentarlo.
—Lo he hecho y siempre termina igual, nadie está seguro de lo que quiere en estos días. Nadie quiere amar, solo placer. Ningún hombre busca algo más allá que un par de cogidas, todo se basa en eso —admití haciéndole ademán con las manos para que continuara comiendo—. Y no me importa, porque yo soy de esos que no sabe lo que quiere, pero siempre tengo la esperanza de encontrar a alguien que me recuerde lo que es amar y ser amado.
»Y lamentablemente, querida hermana, la mayoría de los hombres están igual que yo y no necesito a alguien en mi misma situación o peor.
—Aún estás tiempo de encontrarlo.
La llegada de Seokjin fue lo que evitó que siguiéramos hablando del tema que no habíamos tocado desde hace mucho tiempo, principalmente porque siempre evitaba tener que hablar de ello, pero no podía seguir huyendo, ya era hora de enfrentarme a esos sentimientos y terminar de cerrar la herida que aún sigue sin cicatrizar por completo.
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Afortunadamente, Eun-joo no siguió vomitando, tenía un mejor semblante que cuando su hermano llegó y Seokjin pudo cocinar para todos sabiendo que su prometida no devolvería la comida en el retrete.
Jungkook se pasó toda la hora de almuerzo en casa de ellos, hasta que llegó la hora de ensayar con la banda. No tenía muchos ánimos de salir a tocar, no un cuando el día seguía gris y seguía metido en su cabeza pensando cosas que no quisiera tener en ese momento rondando por su mente, pero allí estaban.
Su lugar de ensayo estaba en un callejón en medio de un complejo de apartamentos abandonados, específicamente en una tienda abandonada que ellos pintaron y aseguraron hasta adaptarlo en su lugar oficial para ensayar.
La ventaja de usar una tienda fuera de funcionamiento era que:
1. No tenían que pagar por estar allí.
2. No vivían personas en los apartamentos de enfrente, por lo que no se preocuparía por ser muy ruidosos.
3. Estaba en un punto medio de donde vivían todos.
Desventajas:
1. Estaba en un callejón y no podían estar hasta tarde si no querían meterse en problemas con los pandilleros.
2. En cualquier momento la policía podría sacarlos de allí.
Claramente sus compañeros notaron en su rostro que estaba en su propio mundo y aunque él no era de mucho hablar, esa tarde mucho menos, hablaba solo lo necesario ya que casi siempre en sus ensayos quien era más inconformista era Jimin, así que por su insistencia tocaban la misma canción cuántas veces fueran necesarias hasta que el vocalista se asegurara de que estuviera lista para ser tocada en el bar.
Terminaron a la hora de siempre, antes de que él sol se empezara a ocultar, lo que Jungkook no recordaba es que ya había quedado con ellos para comer juntos después de ensayar, y en ese momento se arrepintió de haber dicho que sí.
—Oye, quita esa cara, siempre comemos después de ensayar, hoy estás más raro de lo normal —comentó Hyun-jin, lo cual le sorprendió al pelinegro que se quejaba en voz baja.
Casi siempre Hyun-jin estaba de su lado cuando se trataba de tener que salir a socializar, él siempre debía volver a casa temprano o al menos es lo que les decía a ellos, pero allí estaba, entusiasmado por salir a compartir.
—Wow, hasta Hyun-jinie está entusiasmado —comentó Cyrus sonriendo—. ¿Te verás con alguien? —preguntó alzando sus cejas y guiñándole un ojo al pelirrojo que solo optó por bajar la cabeza en silencio.
—No.
—Claramente tienes una cita y no nos quieres decir —comentó Jimin despeinando su cabello, teniendo que alzarse un poco en puntillas debido a la altura del menor entre ellos.
Jungkook solo se rio al ver la acción, pero su sonrisa desapareció en el momento que se dio la vuelta para terminar de cerrar el estuche de su guitarra.
Había una mujer parada en la entrada del lugar, elegante con su cabello negro como la noche y largo, maquillada y con joyas alrededor de su cuello y manos. Vestía falda blanca y una chaqueta del mismo color con brillos en las orillas, botas de tacón, negras y hasta las rodillas. Jungkook la conocía muy bien, esos labios siempre pitados de rosa carmesí y esa mirada; de todos los que estaban allí, solo él y Jimin sabían quién era.
Sabiendo lo que esa mujer y Jimin tenían, sospechaba que nada bueno fuera a pasar, y por supuesto que su expresión no muy amigable, con su mirada clavada en Jimin lo decía todo.
—Inah, ¿qué haces aquí? —cuestionó Jimin dejando ir a Hyun-jin, quien miraba a la mujer en la puerta con confusión, no fue distinto para Cyrus que dejó de hacer lo que hacía solo para ver lo que pasaba alrededor.
Se podía sentir en el ambiente cierta frialdad, casi como si le causara escalofríos al ver la expresión de preocupación de Jungkook, quien miraba de la mujer que apareció de repente a su mejor amigo, era la primera vez que veía a Jimin parecer algo nervioso.
—¿Que hago aquí? Se supone que hoy iríamos a casa de mis padres a almorzar, pero quien se supone será mi futuro esposo nunca apareció. Lo que, por supuesto me dejó en ridículo, otra vez.
La voz de la mujer fue firme, su voz era mucho más profunda de lo que cualquiera pensaría al ver su apariencia, pero eso no fue lo que sorprendió a Cyrus, Hyun-jin o al mismo Jungkook, fueron las palabras que salieron de su boca como una bala, sin filtro alguno y sin ánimos de ablandar sus palabras que fueron, más que una respuesta a una pregunta, un reproche.
—¿Esposo? —preguntó Jungkook sin apartar la mirada de la chica se supone su mejor amigo dejaría dentro de poco.
No es como si fuera la primera vez que "terminaban", pero después de esa noche en la que se quedó en su apartamento, Jungkook pensó que finalmente le pondría fin definitivo a esa relación que solo le estaba haciendo daño.
Desconocía a que seguía aferrándose si ni siquiera la amaba, al menos es lo que le había contado, pero lo entendía cuando todo lo que conoces es ese tipo de amor que solo es tóxico y por tanto crees que las cosas no siempre serán así, que todo se arreglará, aunque en el fondo también sepas que eventualmente, todo lo que haces es postergar el daño emocional y físico que conlleva el intentar mantener una relación en la que no hay amor.
—Sí, Jungkook, ¿o acaso ustedes dos finalmente admitirán que tienen algo? —contestó alzando levemente sus brazos y dejarlos caer al instante.
—Otra vez con esa mierda, hablemos fuera de aquí, no es el lugar —demandó Jimin interrumpiendo cualquier cosa que tuviera para decir el pelinegro que se quedó petrificado en su lugar.
Se quedó atónito ante la acusación de Inah, sabía que ella era una mujer manipuladora que ha estado persuadiendo a su mejor amigo hasta el punto de que él mismo dudaba de sus verdaderos sentimientos, a pesar de todo eso, ella siempre lo trató bien, pero nunca llegó a hablarle de esa manera y mucho menos a insinuar ese tipo de cosas.
—Así que aquí es adonde vienes cuando me dejas plantada, cuando te vas de la casa sin siquiera decirme, cuando llegas tarde, cuando a veces ni siquiera llegas —le reclamó paseándose por el lugar, haciendo muecas de asco con sus labios—. Siempre tuve la sospecha de que te ibas a follar con otras mujeres u hombres, ya ni siquiera sé qué es peor del hecho de que te gusten ambos.
—Inah, ya basta.
—Siempre te quedas a dormir con Jungkook, así que supuse que ustedes tenían algo, no fue difícil darme cuenta, no me como ese cuento de que son mejores amigos. Díganme la verdad, ¿tienen algo? —preguntó deteniendo sus pasos hasta quedar en medio de ellos, Jungkook de espalda al ventanal cerca de la entrada y Jimin a pocos pasos de la batería de Cyrus, quien miraba sorprendido a la mujer en medio de ellos.
—Por supuesto que no, que estupidez —comentó Jungkook enojándose por como ella estaba suponiendo cosas con bases insustentables.
—¿Cómo sabes que me quedo con Jungkook? —preguntó Jimin dando un paso adelante, lo que alarmó a Hyun-jin que lo tenía prácticamente en frente, temeroso de lo que pudiera pasar si ellos seguían discutiendo.
Ya era obvio para Cyrus y Hyun-jin el tipo de relación que tenían, pero ninguno comprendía porqué metía a Jungkook en medio de todo eso. Ambos solo querían salir de allí, pero incluso eso sería incómodo.
—Yo lo sé todo, ¿lo olvidas? —respondió Inah como si fuera la cosa más normal el que ella supiera ese tipo de cosas sin que su pareja se lo dijera.
—Me estás siguiendo, otra vez. Nunca cambiarás, Inah.
—¡Me dejas sola todo el tiempo, no hablas conmigo, no me tocas aunque yo insista. ¡Se supone que nos casaremos, seguirás en el negocio de nuestros padres y no en todo este circo de tocar en los bares! —gritó la chica, incomodando aún más a todos los presentes. Jimin estaba avergonzado e inmóvil en su lugar.
Aquella discusión no mejoraría, Jungkook lo sabía, pero nadie se atrevería a tratar de arreglar el escándalo que se empezaba a formar. Pudo ver en la expresión corporal de sus compañeros que no estaban cómodos presenciando tal escena, el tampoco.
—Chicos, vuelvan a casa, yo me encargaré de esto —les pidió Jungkook, lo que fue como un alivio para ellos el poder marcharse cabizbajo, sin decir una sola palabra.
—Tengo toda una ceremonia planeada y tú todavía no te dignas a pedírmelo aun cuando ya tienes el anillo escondido en tu camisa favorita.
Cada palabra que salía de la boca de Inah era aún más sorprendente que las anteriores, definitivamente Jungkook no esperaba nada de ello.
—Entonces deja de planear y quédate con el puto anillo.
—¿Eso qué significa?
—Inah, no hagas esto aquí... —le pidió Jungkook, tratando de que toda esa conversación se quedará entre ellos, estaban tocando temas muy personales y si ella decidía continuar haciéndolo también se iría.
—Tu cállate, Jungkook. No te metas.
Jungkook detuvo sus pasos, viendo como Jimin le dedicaba una mirada brillosa, pidiéndole con su mano que se quedara dónde estaba. Estaba a punto de llorar, lo conocía y sabía que cuando se rascaba demasiado el brazo era para intentar desviar su concentración de eso que le provocaría que sus lágrimas rodaran por sus mejillas.
Aunque Jungkook ha llorado en incontables ocasiones frente a él, Jimin casi nunca lloraba frente a nadie, ni siquiera con él.
—Significa, que tú y yo no nos casaremos. Lo hemos intentado una y mil veces, no funciona y nunca funcionará. Tus padres y los míos se pueden ir a la mierda, no me importa tu estatus y toda esa mierda —declaró Jimin—. Eres exasperante, te convertiste en todo lo que odio en una mujer, tú no me amas, solo me deseas, y yo tampoco te amo como debería.
—No estás hablando en serio, ¿es por otra chica, un chico?, ¿qué?
—Es por mí, Inah —contestó Jimin exasperante.
—¿Me estás dejando? Tú no haces eso Jimin, podemos discutir, pero tú siempre vuelves, yo siempre vuelvo, no puedes...
—Si puedo y es lo que he debí hacer hace tres años —contestó pellizcando la piel de sus brazos. Jungkook estaba a punto de acercarse a él antes de que se hiciera daño solo por querer evitar llorar y lo peor de todo es que ella ni siquiera lo notaba.
—¿Entonces solo los dos primeros años juntos fueron los únicos que importaron para ti? —preguntó bajando su tono de voz.
—Sabes que es así. Lo sabes mejor que yo —contestó en hilo de voz.
Por poco que la amara, había un sentimiento de aprecio que alguna vez tuvo o quizás el recuerdo de cuando la amó, y todo eso es lo que hacía que fuera doloroso, ponerle fin definitivo, dejar de fingir que él no es un fracasado más que solo intentó tener una buena vida.
Estaba dejando todo lo que conocía de su vida atrás, nada sería lo mismo, pero estaba seguro que sería mucho más feliz, más feliz de lo que nunca fue con ella. Haciendo lo que él quisiera hacer, sin la presión de sus padres, sus suegros y quien dejaba de ser novia en ese momento.
Siempre admiró como Jungkook pudo salir de todas esas presiones familiares a la que ambos han estado sumergidos desde su nacimiento. Él siempre le aconsejó que lo hiciera, pero siempre lo hacía porque sabía que si Jungkook podía, entonces el también, pero fue más difícil de lo que imaginó.
Jungkook no era el más valiente, y él tampoco. Él tampoco quería ser la decepción de su familia, pero que más podría hacer si desde un inicio ellos no apoyaron su decisión de seguir la música, que fue lo único que si hizo, aunque para ellos fuera una pérdida de tiempo que pudo haber sido invertido en cosas de negocios en las que él no quería estar involucrado.
A ese punto, era imposible no decepcionarlos, así que tomó como ejemplo las acciones de su mejor amigo y siguió su propio consejo: "Si no vuelas con tus propias alas, nunca conocerás la hermosura del cielo sobre las nubes. A veces hay que córtalas para verlas crecer de nuevo y aprender a volar en cielos más despejados, con colores más cálidos y vientos favorables".
—Bien, si es lo que quieres. Deja mi casa, no quiero ver tus cosas en mi apartamento para mañana. Sin mí no eres nadie, Park Jimin.
Le dedicó una última mirada a Jungkook y luego a Jimin, girando sobre sus talones para desparecer por donde llegó, su expresión no mostraba la misma aflicción que tenía Jimin en ese momento.
No recordaba cuando fue la primera o última vez que vio a su mejor amigo llorar, y cuando vio sus lágrimas rodar por sus mejillas supo que, aunque él haya dicho que no la amaba, definitivamente aquello le dolía, aunque solo fuera la idea de amor que ellos alguna vez tuvieron.
Jungkook se acercó sin pensarlo, limpió sus lágrimas que seguían bajando por sus mejillas aun el estando en completo silencio y lo abrazó, porque sabía que era lo que más necesitaba en ese momento, aunque quisiera fingir fortaleza ante la situación. Es lo que Jimin ha hecho por él en sus peores momentos, es lo que debía hacer por el también.
Se apartó en el instante que sintió las manos de Jimin palmear su espalda y apartarse luego, quitando cualquier rastro de lágrimas de su rostro. Jimin sabía que aquello pasaría tarde o temprano, aunque no era la primera vez que terminaban, en esa ocasión se sintió diferente a todas las anteriores y lo que peor le hacía sentir era que ya no podía fingir, ni siquiera para el mismo, que en definitiva no era nadie sin ella.
—Tranquilo, todo estará bie...
No pudo terminar lo que iba a decir cuando Jimin le interrumpió al decir: —Vayamos a beber —le pidió haciendo su camino hacia la entrada, sin esperar respuesta de su amigo.
Jungkook no tuvo las agallas de objetar y tampoco es como si el pelinegro le estuviera dando más opciones. Así que terminaron en el sitio de carne asada que frecuentaban porque quedaba a dos calles de donde ensayaban.
Antes de siquiera tener 20 minutos allí, la mesa ya se había llenado de soju y cerveza, por supuesto que no era de las mejores ideas cuando al siguiente día tenían trabajo; aunque Jungkook no estaba tomando tanto como Jimin, tenía suficiente alcohol en su sistema como para tener resaca al otro día, a diferencia del hombre sentado frente a él, quien le maldecía a la vida, bebiendo y comiendo, estaba a punto de perder sus sentidos si continuaba tomando.
—Quizás es cierto —dijo terminándose de beber otra botella y listo para destapar la siguiente.
—¿Qué cosa? —preguntó Jungkook estrujando sus ojos y bebiendo más agua para estar más sobrio y poder conducir.
—Que no soy nadie sin ella. No tengo nada.
—Te equivocas, tienes dos trabajos que conseguiste por tu cuenta y tienes una familia, Jim —aseguró Jungkook.
—¿Qué familia?, ¿la que quiere que casarme con una mujer que ya no amo? —cuestionó arrastrando su lengua, en un tono de voz tan bajo que apenas pudo escuchar lo que decía.
—No, la familia que tú elegiste tener. Cyrus, Hyun-jin, Eun-joo, y yo. Nosotros somos tu familia —declaró Jungkook.
No hubo quejas de su parte, solo siguió bebiendo, porque sentía que era la única manera de olvidar lo patético que era.
Jimin fue detenido por su mejor amigo, quien ha estado desde hace tiempo tratando de sacarlo de allí, hasta que finalmente lo logró. Jungkook maldijo para sí mismo cuando notó que su amigo apenas y podía mantenerse de pie por su cuenta, así que lo llevó a rastras hasta el auto que él tendría que conducir, lo que no era buena idea cuando él también estaba tomado.
—Jim, vamos, ayúdame un poco —le rogó Jungkook al tratar de sacarlo del auto, pero su cuerpo estaba más pesado de lo que recordaba. Se encontraba completamente deshecho, apestaba a alcohol y balbuceaba un montón de cosas sin sentido.
Él ya estaba lo suficientemente ebrio como para poder cargarlo y llevarlo hasta su apartamento en el tercer piso, donde no tenía ascensor que le facilitara las cosas; vivía en Gangnam, pero no con todas las facilidades que tenía la mayoría que vivía en ese barrio.
Le costaba mantener el equilibrio y por tanto evitar que su amigo se partiera la cabeza contra las escaleras o la pared, era una tarea difícil.
—Shomos dogs hombreees abfanshonados
A ese punto, Jungkook siquiera intentaba descifrar que es lo que quería decir, su único propósito era llegar vivo al apartamento. No tenía la fuerza para cargar a Jimin, lo llevaba prácticamente arrastrado, sujetándolo por la cintura mientras que este no hacía esfuerzo alguno de apoyarse de sus hombros para continuar.
—Otro traago
—Nada de tragos, ni siquiera sabes de que hablas, pequeño —demandó Jungkook cuando apenas iban por el segundo piso, un par de escaleras más y llegaban, pero... ¿por qué se sentían eternas?
—¿Necesitas ayuda? —escuchó detrás suyo, encontrándose con el vecino de enfrente, con sus gafas redondas sobre el puente de nariz, pantalones cortos de cuadros en conjunto con su bata larga abierta que mostraba su camiseta blanca debajo, con medias del mismo color hasta sus tobillos y unas pantuflas.
Él siempre estaba tan despreocupado, al menos siempre que hablaban él estaba igual de relajado.
—Por favor, es pequeño pero pesado y yo también bebí un poco.
—Puedo notarlo. Déjame cargarlo, será más fácil y rápido —recomendó el hombre que ahora que lo tenía a su lado notaba lo alto que era, incluso más que él.
Kim Namjoon ha sido su vecino del frente desde que se mudó en ese lugar, y entre ambos, él es mucho más ruidoso. En muchas ocasiones lo ha escuchado maldecir todo tipo de cosas, algunas barbaridades que solo había escuchado de él, y siempre se disculpaba aclarando que tenía fórmulas que resolver y lo estaban volviendo loco.
Jungkook nunca ha sabido a qué se dedicaba, y aunque tenía la oportunidad de preguntar por qué son más cercanos que ser simplemente vecinos, no lo hacía.
El día que se encontró a Seokjin dándole la espalda a su puerta, aun cuando solo su hermana y Jimin sabían dónde vivía, fue más que sorprendente para él, incluso llegó a mal interpretar las cosas, tanto que por un momento olvidó que a su cuñado le gustaban mucho las mujeres y que estaba comprometido con su hermana.
Fue sorprendente para ambos que haya sido una coincidencia el que su mejor amigo Namjoon, con el que tanto discutía, era el mismo hombre alto que vivía en frente, maldecía, escuchaba música a todo volumen y siempre parecía andar en pijamas
Aunque conocía a Namjoon un poco más gracias a Seokjin, vigiló en que lugares del cuerpo de su amigo ponía sus manos, para su suerte, fue bastante gentil al levantarlo con tal facilidad que le dejó boquiabierto.
«Es porque estoy algo ebrio» se dijo a sí mismo, al ver como lo cargaba escaleras arriba sin mostrar una pizca de dificultad en sus expresiones, nada de quejidos ni siquiera por el olor a alcohol y el balbuceo de su amigo borracho.
Lo siguió por las escaleras y sin apartar la mirada de los brazos de Namjoon apretó sus propios bíceps, pensando en que no era posible que su vecino y mejor amigo de su cuñado, estuviera más fuerte que él si nunca lo ha visto haciendo más ejercicio que el de subir las escaleras todos los días, no era posible que fuera más fuerte que él.
La risa escandalosa de Namjoon confundió a Jungkook mientras colocaba el código de acceso de su departamento, miró por encima de sus hombros en el instante que también escuchó la risa chillona y torpe de su amigo, "¿Qué demonios estaba pasando que él no estaba invitado a reírse?
—Dime donde lo dejo, me hace cosquillas en el cuello con su nariz, soy muy sensi... —No terminó de hablar cuando dejó salir otra carcajada aún más ruidosa que la anterior, estaban haciendo un escándalo en medio del pasillo.
Vio como Jimin olfateaba el cuello de Namjoon, haciendo que este intentara reprimir la risa, moviendo su cabeza de un lado a otro tratando de evitar que su amigo siguiera haciendo aquello, mismo que parecía divertirse.
Sabía perfectamente que en cuanto le contara la cosas que hizo mientras estuvo borracho, el mismo querrá pegarse contra la pared una y otra vez de la vergüenza.
—Déjalo en el sofá —ordenó Jungkook dejando las llaves del auto sobre la pequeña encimera de su cocina, misma que sintió aún más pequeña cuando Namjoon pasó por su lado con su mejor amigo en brazos.
—Graci...
—Quierro vomitar —las palabras de Jungkook fueron interrumpidas por el balbuceo de Jimin.
Vio las expresiones de Jimin y todo fue como en cámara lenta cuando empezó a tener arcadas y todo lo que Jungkook visualizó fue su sofá beige siendo arruinado por vomito. Su primera reacción fue empujar a Namjoon hacia su amigo, pidiéndole desesperadamente que lo llevar al baño.
—Joder, me va a vomitar encima.
—¡Jimin, en el sofá no!, ¡Maldición, apúrate Namjoon hyung, el baño está cerca de la puerta a tu izquierda! —vociferó Jungkook casi mordiéndose las uñas al ver como Namjoon corría cargando a Jimin como si fuera de peso pluma, quien estaba a nada de expulsar todo.
Fue un completo desastre cuando estuvo de rodillas de frente al retrete, pero no fueron lo suficientemente rápido como para evitar que la camiseta blanca de Namjoon no se ensuciara.
—¡La puta que me parió! —se quejó Namjoon volteando su mirada para evitar tener que ver como el chico dejaba hasta su alma en el inodoro—. Maldita sea, esto es un jodido desastre de mierda.
Jungkook no sabía que hacer más que ver como Jimin recostaba su cabeza de la tapa del retrete y fijaba su mirada en el hombre que tuvo que arrodillarse para dejarlo en el lugar que él se encontraba ahora.
—Tú... —señaló a Namjoon con su dedo índice.
—Yo... —le siguió la corriente.
—Hueles delicioso —admitió esta vez más claro, lo que casi hizo que Jungkook se atragantara ante la impresión.
—Posiblemente sea porque huelo al amor de tu vida.
No lo esperaba para nada que Namjoon respondiera de esa manera a las cosas sin sentido que decía su mejor amigo, quizás lo hacía porque sabía que al siguiente día el no recordaría nada de eso.
—Dale un baño y llévalo a la cama, se está quedando dormido —sugirió Namjoon al ponerse de pie.
—Gracias, y perdón por lo de tu camiseta —se excusó Jungkook dejándolo salir al pasillo.
—No es nada, dile a tu amigo que es lindo cuando está borracho —señaló antes de irse, dejándolo solo con el desastre de un Jimin borracho y muy hablador.
Eso no fue para lo que firmó cuando aceptó ir a tomar con él para hacerlo sentir mejor por haber terminado con Inah, además, ¿Qué había sido todo eso con Namjoon?
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