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Especial: Blanca Navidad

Canciones del capítulo: White Christmas Bing Crosby x V

En esta navidad quiero como regalo mantenerme a tu lado para siempre, que continúes siendo el fuego que enciende mis días, que lo llena de luces y colores vibrantes. Quiero como regalo seguir amándote como me amas, por mil millones de infinitos —Kim Jade

25 de diciembre
Londres, Inglaterra.

El aroma de especias y pan recién horneado llenaba la cocina de la casa que esa noche de navidad estaba llena de luces parpadeantes y la canción White Christmas atiborraba cada rincón desde el tocadiscos. Jungkook estaba concentrado en la temperatura del horno mientras removía una mezcla en una olla sobre la estufa.

Su cabello estaba ligeramente alborotado atado de una coleta y un delantal negro manchado de harina y salsa colgaba descuidadamente de su cuello. Ese año se ofreció a hacer la cena en nochebuena y navidad, la noche anterior no tuvo que hacer mucho debido a que su familia y la de Taehyung celebraron con ellos, pero si tuvo que soportar el bullicio de ambas familias.

Ese fue el momento en el que agradeció haber comprado una casa lo suficientemente grande como para recibir a su familia y compartir regalos. Eun-joo y Minha eran igual de chillonas lo que dejaba a Seokjin como el más tranquilo y centralizado en esa familia. Su padre se convirtió en alguien bastante hablador, aunque en muchas ocasiones olvidaba que la familia de Taehyung no hablaba coreano, al menos aquello fue motivo de risas ya que a Jungkook le preocupaba que su familia y la de su esposo no llegaran a entenderse por la barrera del idioma, pero se relajó cuando fue todo lo contrario.

Su madre y Charlotte eran como las mejores amigas, algo que no había cambiado a pesar de las pocas interacciones que han tenido.

En el comedor, justo frente al gran ventanal que daba al patio cubierto de nieve, Taehyung ajustaba los últimos detalles en la mesa. Las velas rojas brillaban junto a un centro de mesa adornado con piñas y ramitas de acebo, mientras las luces parpadeantes del árbol de Navidad iluminaban la estancia con un cálido resplandor.

Jiho que había llegado de Estados Unidos desde hace dos días, pasaba rápidamente por la sala revisando su casco y sus guantes, claramente emocionado por salir a recoger a Daysi a quien le había prometido desde antes de llegar a Londres que le daría una vuelta en la moto que heredó de su padre Jungkook.

Fue un año largo y exigente para él en Berklee, donde se sumergió en sus estudios de composición y producción musical. Aunque la vida universitaria en Boston le había dado independencia y nuevas perspectivas, su relación con sus padres seguía siendo inquebrantable. Cada noche, sin falta, lo llamaban por videollamada, preguntándole sobre sus clases, sus proyectos o simplemente para asegurarse de que estaba comiendo bien.

Volver a casa después de todo un año lejos fue un golpe emocional que Jiho no esperaba. El reencuentro en el aeropuerto de Heathrow fue tan caótico como emotivo.

Jungkook fue con una gorra negra y una bufanda, era su intento de cubrirse para no llamar la atención, algo que fue inevitable para una figura pública como él, desde que ha sido el principal productor de varios álbumes de artistas muy conocidos, todos esperaban cualquier movimiento suyo para llenar las redes sociales, especialmente después del álbum de Blue Notes que no tuvo conciertos, pero si muchas ventas y reconocimientos.

Taehyung pretendía mantener a Jiho cerca para pasar desapercibidos, pero cuando su hijo apareció en la terminal, cualquier precaución quedó olvidada. Ambos corrieron hacia él, abrazándolo como si temieran que volviera a desaparecer. Jiho se rio al sentir cómo sus padres lo apretaban como si tuviera diez años otra vez, ignorando las cámaras y los flashes que capturaban la escena.

Ahora, aquella mañana de Navidad, Jiho encendía la moto que alguna vez fue conducida por su padre Jungkook, escuchando con satisfacción el rugido del motor. Taehyung lo observaba desde la puerta, con los brazos cruzados y una expresión que no era muy clara para él, no sabía si su padre estaba orgulloso o preocupado.

—Hijo, ¿seguro que no prefieres llevar el auto? Está nevando y las calles pueden estar resbalosas —insistió Taehyung por tercera vez.

—Papá, estaré bien. Sé manejar, lo he practicado y, además, no quiero que Daysi se pierda la oportunidad de subirse en esta belleza —respondió Jiho con una sonrisa confiada mientras ajustaba su casco.

Taehyung suspiró, sabiendo que no lo convencería, así que se rindió y le dio una palmada en el hombro. Aun le parecía irreal que Jiho ya era un adulto y su físico no era lo único que había cambiado un poco, tampoco era únicamente por su mandíbula más marcada o su espalda más ancha, sino su madurez ante las cosas lo que demostraba que ya n era un adolescente.

Su hijo estaba ya en sus veinte, así que a veces se veía en la obligación de soltar la correa de papá protector, ya sabia protegerse, lo había educado para ello.

—Conduce despacio. No quiero una llamada del hospital en Navidad, ¿entendido? —señaló Taehyung viendo como su hijo deba la vuelta para salir a la calle.

—Entendido, papá. Nos vemos en un rato.

Cuando Jiho desapareció en la calle cubierta de nieve, Taehyung volvió al interior de la casa, donde Jungkook lo esperaba en la cocina. La olla de la estufa había sido retirada y su esposo se estaba limpiando las manos con un paño mientras tarareaba Just Another Night que sonaba en el tocadiscos.

—¿Crees que va a estar bien? —preguntó Taehyung mientras se acercaba para revisar los platos que Jungkook había preparado.

—Jiho es un buen conductor. Además, es Navidad. Hay que confiar un poco, el solo quiere impresionar a su chica —respondió Jungkook tirando del delantal de Taehyung para acercarlo a él.

—Lo dices de esa manera y me siento como un viejo —admitió entre risas—. Somos suegros, no pensé que este momento llegaría tan pronto.

—Miel, la paternidad te sienta muy bien en lo que me concierne —señaló Jungkook mientras lo giraba al ritmo de la música.

Por un momento, ambos se olvidaron de la cocina, su invitada y el resto de las preparaciones. Bailaron en el comedor amplio, con los brazos alrededor del otro, mientras las luces del árbol de Navidad destellaban detrás de ellos. Jungkook se perdió en la sonrisa de Taehyung, en como este luchó con el hasta lograr sujetarlo de la cintura y guiar el baile que antes era torpe hasta que el tomó las riendas del ritmo.

—Así mejor, amor mío —susurró Taehyung afianzando su agarre en la cintura de Jungkook, quien reía alto por la expresión santurrona de su esposo.

—Sabes que solo te estoy dejando hacerlo, ¿no?

—Es porque te encanta que te tome así —afirmó Taehyung haciéndolo girar sin apartar sus manos.

—Sabes que sí.

En cuanto terminó la canción, ambos terminaron de cocinar juntos en un ambiente lleno de risas y una que otras caricias. Una vez que los platos estaban listos y la mesa decorada, subieron a su habitación para cambiarse y prepararse para la noche.

Jungkook estaba acostado en la cama, observando con atención cómo Taehyung se cambiaba frente al espejo. Su esposo deslizó la camisa de seda por sus hombros mientras la ajustaba en el cuello. Jungkook sonrió con picardía apoyando la cabeza en una mano.

—¿Vas a tardar mucho más en torturarme o te ayudo a terminar más rápido? —bromeó Jungkook.

Taehyung se giró hacia él, levantando una ceja con diversión y desafío hacia su esposo que lo observaba desde la cama con una sonrisa traviesa, misma que empezó a ver más a menudo desde que son padres que ya no tienen a su hijo en casa, por lo que su sexualidad es mucho más activa que lo que llegó a serlo durante su noviazgo.

—Si sigues mirándome así, no terminaremos a tiempo para recibir a nuestros invitados —anunció Taehyung tratando de reprimir la sonrisa de su rostro.

—Tal vez sea eso lo que quiero... —murmuró el azabache, haciendo que ambos rieran.

La suave melodía de jazz llenaba el ambiente, Jungkook se acercó lentamente a Taehyung, que seguía ajustando los últimos botones de su camisa frente al espejo, con una sonrisa traviesa, deslizó sus brazos alrededor de la cintura de su esposo, tirándolo suavemente hacia su pecho y haciéndolo bailar la melodía.

—Te ves hermoso esta noche —murmuró Jungkook cerca de su oído. Taehyung sabía cuál era su intención, pero en ese momento fingió no saberlo.

—¿Solo esta noche? —preguntó Taehyung aparentando un tono ligero mientras sus ojos se encontraban con los de Jungkook a través del espejo.

—Siempre. Pero esta noche..., no puedo apartar los ojos de ti, ¿te hiciste algo diferente? —cuestionó Jungkook balanceándose al ritmo de la música y moviendo a su esposo con él.

—Probablemente es la barba que no me afeite —susurró Taehyung dejándose llevar por las fuertes manos de Jungkook—. Me dijiste que querías que no lo hiciera y te estoy complaciendo, honey.

—Es cierto, pensé que iba a querer que me follaras en navidad, pero está causando el efecto contrario soy yo quien quiere hacerlo —admitió Jungkook.

El agarre de Jungkook era firme en la cintura de Taehyung, mismo que se volvió más intencionado mientras sus labios rozaban la curva de su cuello. El toque cálido del guitarrista en su piel hizo que soltara un suspiro entrecortado.

—No, honey... Jiho y Daysi estarán aquí pronto —intentó razonar Taehyung, aunque por el tono de voz, Jungkook supo que no estaba del todo convencido de sus propicias palabras.

—Miel, un poco de diversión previa no hará daño, ¿verdad? —susurró moviendo los labios contra su cuello, mientras su mano subía por el torso de Taehyung, deteniéndose justo debajo del último botón de la camisa de seda.

Taehyung soltó un jadeo cuando sintió a Jungkook presionarse aún más contra él, su firmeza era evidente incluso a través de la ropa. Era imposible resistirse al calor que provocaba en él, especialmente cuando la mano de este comenzó a deslizarse lentamente hacia la tela que apenas cubría su piel.

—Eres tan perfecto, miel —murmuró Jungkook mientras sus dedos se detenían un momento en la cicatriz en su costado—. Esta cicatriz me recuerda lo fuerte que eres, pero aún más, lo increíblemente suave que es todo lo demás.

El cerró los ojos, dejando que el momento lo consumiera. Las palabras de Jungkook, como siempre, lo hicieron sentir amado y deseado. Abrió los ojos mientras se daba la vuelta para quedar frente a él y poder unir sus labios en un beso lento que fue subiendo de intensidad con cada botón de su camisa que los dedos del pelinegro desabrochaban con destreza.

El caliente de sus bocas colisionaron en un movimiento sensual, ansioso y tenaz que despertó en ellos la lujuria y el deseo de tocarse, de sentirse y explorar más allá que solo sus lenguas ronzándose. Compartieron mordidas leves y jadeos ahogados en el beso húmedo que compartían.

Las manos de Jungkook fueron hasta la cintura de Taehyung, a quien alejo de su cuerpo bajo las quejas del hombre que lo fulminó con la mirada cuando le dio la vuelta, haciendo que quedara una vez más de frente al espejo de cuerpo entero, con sus labios hinchados y su camisa desabotonada.

—Honey... —advirtió Taehyung, que apenas pudo pronunciar palabra, su respiración era pesada mientras observaba desde el espejo como las manos de Jungkook se colaban entre su ropa interior lentamente.

Antes de siquiera darse cuenta, las manos de Jungkook dejaron de acariciarlo de esa manera que empezaba a enloquecerle. Sentía que estaba jugando con él, provocándolo.

Jungkook se inclinó hacia adelante dejando un suave beso en la cicatriz de su esposo antes de bajar lentamente, beso su abdomen mientras bajaba lentamente por su cintura; levantó la mirada con una sonrisa divertida tras escuchar los jadeos de Taehyung, sus ojos oscuros brillaban con picardía y le encantaba el efecto que tenía sobre el en momentos como ese.

—Quiero saborearte todo, pero esta noche es larga, amor. Solo un pequeño adelanto, ¿está bien? —susurró Jungkook antes de dejar un beso más lento y prolongado en su abdomen.

Taehyung lo observó desde arriba con rendición, dejándose llevar por el movimiento atrevido de los dedos de Jungkook que pronto se deshicieron de su ropa interior. En cuanto sintió el calor rodearle, como acto reflejo, sus manos fueron hasta la cabellera negra mezclada con algunas canas de su esposo, sus dedos se enredaron en su cabello mientras trataba con todas sus fuerzas de mantener el equilibrio entre la lujuria y el deseo de pedirle más.

Autocontrol, fue lo que perdió ante el sonido indecoroso de los labios de Jungkook hincado frente el, tomándolo con fuerza de las caderas. Los gemidos llenaron la habitación, los jadeos roncos de Taehyung y el vaivén de los movimientos de su esposo causaba en él una satisfacción que no podía ser pronunciada.

Levantó su mirada hasta el espejo, apreció la espalda ancha de Jungkook y como sus músculos se contraían contra la camisa negra que llevaba puesta esa noche. Aprecio los tatuajes en su brazo que acompañaban el movimiento de su boca, su cabello largo bien arreglado que llegaba hasta sus hombros con algunas hondas.

Entonces bajó su mirada y se encontró con aquellos ojos grandes mirándolo con travesura. Sonrió mientras movía su mano alrededor suyo. La gota que rebosó el vaso fue encontrarse con su mirada, ver sus labios humedecidos e hinchados y así fue como su lujuria estalló en los labios abiertos de Jungkook y parte de su rostro.

Jungkook se levantó mientras limpiaba con su mano parte de su rostro que fue bañado por el líquido de su esposo quien lo observaba maravillado, pero también algo preocupado. Su pecho subía y bajaba, su ropa era un desastre, pero era consciente que no tanto como lo era su rostro.

—Termina de arreglarte, miel. Esta noche es nuestra, será solo para ti y para mí. —Jungkook se alejó, dejando a Taehyung con la respiración pesada y una sonrisa llena de picardía.

Para cuando Jiho llegó a casa, Jungkook y Taehyung ya estaban completamente arreglados y presentables para recibir a la visita después de aquel momento de pasión. Ambos escucharon desde la interior de la casa el sonido de la moto apagándose, así que salieron hasta la entrada para recibirlos.

Taehyung les sonrió al ver como Jiho ayudaba a Daysi a bajar de la motocicleta, misma que les sonrió en cuanto llegó a su lado, aunque estaba un poco nerviosa no dejaba de ser tan encantadora como la recordaban.

Daysi solía pasar la navidad fuera de Londres, pero ese año sus padres tenían que trabajar y ella tuvo que quedarse en casa de su abuela, pasando parte de las festividades con ella y el resto de la familia. Aquella noche hizo una excepción porque sabía que era importante para Jiho que compartieran el intercambio de regalos con sus padres, era una tradición y que ella haya sido invitada a algo tan íntimo como aquello, era algo a lo que no podía decir que no.

Saludó con una leve inclinación antes de extender la mano hacia Taehyung y Jungkook.

—Es un placer volver a verlos —expresó sin dejar de sonreír.

—El placer es nuestro, Daysi —respondió Taehyung mientras la abrazaba brevemente, ignorando la formalidad del apretón de manos. Jungkook hizo lo mismo, sonriendo al ver como su hijo se mantuvo junto a la chica en todo momento.

Ya en el comedor, la cena comenzó con un brindis sencillo liderado por Taehyung, quien agradeció el tiempo en familia. A medida que avanzaba la velada, la conversación fluyó con facilidad, salpicada de risas y comentarios que dejaban a Jiho sonrojado de la vergüenza cuando sus padres tuvieron el atrevimiento de mencionar esa canción que su padre Jungkook le enseño a tocar para que Daysi la escuchara, era la canción favorita de su chica y fue la primera que aprendió a tocar en la guitarra que recibió a sus quince años.

Era un romántico, aunque intento con todas sus fuerzas dejarlo únicamente entre él y Daysi, fue inevitable que sus padres fueran cómplices de algunas de sus ocurrencias, además, aprendió a ser así por ellos. Ver la relación que aún tenían desde hace más de 20 años, le daba esperanzas en el amor y creía que, si se comportaba como sus padres uno con el otro, su relación con Daysi podría funcionar aun cuando el principal obstáculo era que estaban en países diferentes.

Solo dos años más y pretendía volver con ella para siempre, no solo para las vacaciones.

—Daysi, me alegra mucho que estés aquí con nosotros —comentó Jungkook, mientras servía más vino en las copas—. Desde que Jiho nos contó que estaban saliendo, sabíamos que eras especial para él. No nos sorprendimos porque bueno, era de esperarse, pero si nos sorprendió que hayas aceptado a pesar de la distancia.

Daysi le sonrió algo tímida.

—Gracias, es un placer estar aquí y compartir este día con ustedes. Sé que por lo general no reciben visitas en este día, así que gracias por invitarme —expresó tomando la copa de vino—. Y si, antes de que se fuera le dije que podría esperar, pero el insistió en dejarme "libre", supongo que no lo soportó, un año y medio fue suficiente reflexión.

—Oh créeme que fue toda una terapia hacer que entrara en razón, es algo melodramático a veces —expresó Taehyung mientras cortaba el pollo en medio de la mesa.

—Papaaá, ya no me delates más —le pidió Jiho frunciendo levemente sus cejas.

—Ya sunshine, no mencionaré lo preocupado que estabas de perder a la chica que te gusta y como preguntabas por ella diario aun cuando nosotros no sabíamos mucho —declaró Taehyung acomodándose en su lugar con una sonrisa juguetona.

—Appa, dile algo.

—No hay nada que yo pueda hacer, hijo, lo siento —comentó Jungkook, sin embargo, le dedicó una mirada a su esposo a su lado, misma que Taehyung reconoció al instante.

—No tienes nada de qué avergonzarte. Todo lo que hiciste me pareció adorable. Es una de las razones por las que estoy aquí contigo —comentó Daysi apretando sus muslos debajo de la mesa.

Jiho soltó un suspiro dramático, pero mantuvo una sonrisa mientras entrelazaba su mano con la de Daysi.

Aunque no fue una sorpresa para nadie en aquella mesa, Daysi resultó ser una la excelente conversadora, así que fue fácil para ellos mantener el flujo del ambiente de navidad en la mesa. Hablaron sobre música, lo que, por supuesto pareció más una conversación entre Jungkook y Jiho, en un inicio la plática parecía accesible y entendible para todos en la mesa hasta que tomó un giro más técnico.

—Papá, ¿de casualidad probaste el nuevo modelo de guitarras con pastillas activas? —preguntó Jiho antes de llevarse un bocado de papas satinas a la boca, inclinándose ligeramente hacia Jungkook con entusiasmo.

—¡Sí! Probé una hace poco. Tiene un sustain impresionante, pero el tono pierde un poco de calidez si no ajustas bien el ecualizador —respondió Jungkook, gesticulando con sus manos mientras explicaba.

Taehyung ladeo su cabeza hacia su esposo levantando una ceja y luego miró a Daysi al otro lado de la mesa. Ella le devolvió la mirada con algo de diversión y ambos sonrieron con complicidad.

—¿Sustain? —murmuró Taehyung en voz baja hacia Daysi, provocando que ella soltara una risa ligera.

—Ni idea, pero parece importante —respondió ella en el mismo tono, cubriendo su boca con la mano para no interrumpir a los dos músicos que apenas y lo notaron.

Jiho y Jungkook seguían inmersos en su conversación, ignorando por completo las risas contenidas de sus parejas.

—Lo que realmente me sorprendió fue cómo responde al fingerpicking —continuó diciendo Jiho, haciendo un gesto como si estuviera tocando una guitarra invisible—. La precisión es increíble, pero siento que pierde un poco de naturalidad en los armónicos.

—Exacto, por eso prefiero las pastillas pasivas para ese estilo. Dan un tono más orgánico, especialmente cuando usas cuerdas de níquel puro —contestó Jungkook mientras asentía con su cabeza, moviendo el flequillo que cubría su frente.

Taehyung y Daysi se miraron esta vez con resignación en sus rostros. El castaño apoyó la barbilla en su mano, mirando a Jungkook con una sonrisa suave.

—No entiendo nada de lo que están diciendo, pero es increíble verlos hablar con tanta pasión —susurró sin despegar su mirada de su esposo a su lado.

Daysi asintió, observando a Jiho con una expresión similar, quien se cubrió con una servilleta ocultando su sonrisa.

—Es como si estuvieran en su propio mundo y me encanta. Podría escucharlo hablar de esto todo el día —admitió Taehyung.

Jungkook notó el intercambio de miradas entre Daysi y Taehyung, mismo a quien le sonrió.

—¿Qué pasa? ¿Aburridos? —cuestionó el pelinegro.

—Para nada —respondió Taehyung con un toque de sarcasmo juguetón en su voz—. Estoy aprendiendo mucho sobre... eh... pastillas pasivas y sustain.

Jiho no pudo evitar reírse girándose hacia Daysi.

—¿Tampoco entiendes nada?

Ella negó con la cabeza, riendo también.

—No, pero me gusta verte hablar de esto. Se nota que lo disfrutas y eso es lo importante —indicó.

—Es cierto, aunque creo que necesito un diccionario musical para seguirles el ritmo.

Jungkook se inclinó hacia él con una sonrisa de suficiencia

—Te haré un glosario, hun. No quiero que te quedes fuera de nuestras conversaciones —declaró Jungkook apretando su barbilla.

—¿En serio? —cuestionó Taehyung alzando una ceja con humor.

—Claro —afirmó Jungkook antes de bromear—. Pero te advierto que tendrá un examen al final.

Todos en la mesa rieron ante el comentario y aunque la conversación volvió a temas más comunes después de eso, el momento quedó marcado como uno de esos especiales que siempre recordarían en cada navidad.

Aquella conversación fue motivo para que Daysi compartiera su experiencia saliendo con un músico en ascenso como Jiho. Taehyung estaba ansioso por escucharla, sabia lo mucho que ella apoyaba a su hijo para que cumpliera su sueño, así que tenía curiosidad de escuchar cómo ha sido para ella en este año que tienen como pareja.

—Es emocionante, pero no siempre es fácil. Hay días en los que apenas hablamos porque está componiendo o practicando con algún nuevo instrumento.

—Entiendo perfectamente —intervino Taehyung compartiendo una vez más una sonrisa de complicidad con Daysi—. La vida con un músico puede ser caótica, pero también muy hermosa. Te aseguro que la clave es aprender a disfrutar los momentos pequeños.

—¡Exactamente! —respondió Daysi, sintiéndose comprendida.

—Jungkook y yo pasamos por eso cuando empezamos a salir, aunque debo admitir que fue de las cosas que me atrajo a él, es decir, se veía muy sexy cuando tocaba en mi bar.

Jungkook rio por el comentario mientras cortaba un trozo de carne.

—¿Tocaba en su bar? —preguntó Daysi con curiosidad.

—Sí, así nos conocimos, entró a mi bar para postularse como músico para tocar en vivo con su banda.

—¿Y esa banda era Blue Notes? —pregunto la chica con curiosidad.

—Si, por supuesto.

—Entonces se enamoraron, papá se divorció, se hicieron novios, papá Jungkook se hizo famoso, su relación fue revelada por una loquita coreana, estuvieron separados durante las giras de Blue Notes, se casaron y se mudaron a Londres, dejaron de sacar música y me adoptaron a mí —comentó Jiho de manera desinteresada, lo que dejó la mesa en un largo silencio que hizo que este levantara su mirada para asegurarse de que todos seguían allí.

Entonces Taehyung rio. A lo largo del tiempo, ellos habían contestado cada una de las preguntas de Jiho acerca de su relación, así que era de esperarse que el haya resumido todo de esa manera.

—Creo que era innecesario mencionar el divorcio, pero está bien —declaró Jungkook sonriendo sin mostrar sus dientes—. Pero si, Tae siempre decía que mi guitarra era la tercera persona en nuestra relación.

—Porque lo era —bromeó Taehyung levantando las cejas con teatralidad—. Aunque debo admitir que algunas canciones que escribiste para mí hicieron que valiera la pena.

—¿Algunas? —replicó Jungkook, haciéndose el ofendido—. Todas eran para ti, miel.

Mientras terminaban de cenar, Jungkook se sintió orgullos al ver a Jiho cuidando de Daysi con tanta ternura y respeto. Abría la silla para que ella se sentara, servía su bebida y se aseguraba de que siempre estuviera cómoda. Era un caballero en toda regla, algo que tanto él como Taehyung habían inculcado en su hijo desde pequeño.

Después de la cena, la tradición navideña comenzó en la sala de estar. Jiho encendió las luces del árbol mientras todos se acomodaban con sus regalos sobre los cojines acomodados en el piso junto a la chimenea que los mantenía calientes del frio que hacia e el exterior.

Según la costumbre familiar, cada regalo llevaba una nota especial para la persona que lo recibía y Taehyung fue el primero en entregarle un paquete pequeño y elegante a Daysi.

Nota para Daysi,

Bienvenida a nuestra familia. Aunque apenas te estamos conociendo, puedo ver en tus ojos el amor y la admiración que sientes por nuestro hijo. Gracias por cuidarlo y por hacerlo feliz. Espero que este regalo sea el primero de muchos momentos hermosos que compartamos juntos.

Con cariño, Taehyung.

Daysi abrió el regalo con cuidado y encontró una bufanda de lana hecha a mano y un par de guantes a juego, perfectos para el frío londinense.

—Es hermoso. Muchas gracias —expresó sonriente y no tardó en colocarse la bufanda para lucirla. Posó para las fotografías que le tomaba Jiho mientras documentaba el momento.

El siguiente turno fue de Jungkook, quien le entregó a Jiho una caja grande.

Nota para mi botoncito de oro

Eres mi mayor orgullo, Jiho. Verte crecer y perseguir tus sueños con tanta pasión es un regalo que no puedo describir con palabras. Espero que esto te acompañe en tus aventuras musicales.

Con amor, papá.

Jiho abrió la caja y encontró un teclado electrónico portátil de alta calidad, perfecto para componer donde quiera que estuviera.

—¡Esto es increíble, papá! Gracias, de verdad —exclamó pasando sus dedos.

—Ven aquí —Jungkook le hizo ademan con las manos y abrió sus brazos para abrazar a su hijo y desarreglar su cabello en el proceso, lo que hizo que Jiho se quejara y volviera a acomodarlo, pero sin dejar de sonreír mientras miraba el teclado que ahora reposaba sobre sus piernas.

Volvió en si porque era su turno, así que le entregó a su padre Taehyung un pequeño paquete envuelto en papel dorado.

Nota para papá

Cada sacrificio que hiciste por mí me ha llevado a ser quien soy hoy. Gracias por siempre estar a mi lado, incluso cuando estaba lejos. Te amo más de lo que las palabras pueden expresar. Espero que este regalo te haga sentir lo especial que eres para mí.

Con amor, Jiho (Sunshine)

Taehyung abrió el paquete, encontrando un collar con un dije en forma de árbol genealógico, con las iniciales de cada miembro de la familia grabadas. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras leía la nota y ver la carita sonriente al final, ya era algo común en Jiho cuando les escribía este tipo de notas.

—Mi niño... —susurró antes de abrazarlo con fuerza, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.

Jungkook los observó emocionado, y en cuanto Taehyung volvió a acomodarse a su lado, se acercó para limpiar sus lágrimas con cariño. Aunque Taehyung no solía llorar fácilmente, sabía que era débil cuando se trataba de Jiho.

Finalmente llegó el turno de Daysi, quien le extendió un paquete envuelto en papel azul oscuro con detalles plateados a Jungkook.

—Esto es para usted, señor Jeon —expresó Daysi haciendo una pequeña reverencia con respeto.

Jungkook la animó con un gesto.

—Llámame Jungkook, Daysi. Sé que soy viejo, pero no es para tanto —bromeó sacándole una risa nerviosa.

Nota para Jungkook

Gracias por darme la bienvenida con tanta calidez y por enseñarme, a través de Jiho, el significado del amor incondicional. Espero que estas púas representen un poco de lo mucho que admiro y respeto su pasión por la música y por su familia.

Con cariño, Daysi.

Jungkook abrió el paquete con curiosidad y encontró una elegante caja de madera. Dentro había una colección de púas de guitarra personalizadas, cada una grabada con una palabra que representaba un valor importante: familia, amor, música, fortaleza y una especial que decía Blue Notes. Jungkook levantó una de ellas, admirando el detalle y la precisión del diseño.

Sonrió y levantó la mirada hacia ella.

—Esto es increíble, Daysi, gracias. Creo que estas serán mis favoritas de ahora en adelante.

Daysi soltó un suspiro de alivio y se acomodó mejor en su lugar mientras Jiho la rodeaba con un brazo.

De esa manera, la noche continuó con música, risas y películas. Jiho tocó una canción navideña en el piano, mientras Jungkook cantaba, Daysi y Taehyung los animaron y bailaron juntos al ritmo de la melodía. Más tarde, Jiho decidió llevar a su novia a casa, esta vez usando el auto de Jungkook que era más seguro para la nieve.

—Te cuidado, está por empezar a nevar más fuerte —consideró Jungkook desde el umbral de la puerta.

—Estaremos bien, papá —aseguró Jiho sonriente—. ¿Está bien si me quedo en su casa por esta noche? Dicen que nevara mucho dentro de media hora.

Jungkook le dedicó una mirada a su hijo que se acercó a él mientras Daysi y Taehyung se despendía a pocos metros de él.

—No quieres quedarte porque nevara, te conozco, eres mi hijo —señaló Jungkook entrecerrando sus ojos—. Eres un adulto ahora, supongo que no hay problema con eso, pero... ¿tienes lo necesario?

—¿Qué es lo necesario? —preguntó Jiho inclinándose más hacia el para que su padre Taehyung no se enterara de la conversación que estaban teniendo.

—Ya sabes, protección..., puedo darte así no tienes que comprar en el camino —señaló Jungkook hacia el interior de la casa.

—No sé cómo es siempre terminamos tocando el tema de los preservativos, Dios —se quejó en voz baja masajeando su sien—. Si tengo lo necesario en ese caso, papá, gracias.

—Bueno, no quiero ser abuelo tan pronto y estoy seguro que tu papá Taehyung mucho menos, está en ese punto en el que se rehúsa aceptar su edad —señaló en voz baja—. Ve con cuidado y diviértete.

—No lo digas así, es raro...

Jungkook solo se rio y lo abrazó por los hombros.

Daysi se despidió de el con un abrazo, prometiéndoles que cuidaría bien de Jiho, ambos subieron al auto y desaparecieron en la calle llena de nieve. Y con eso, la casa volvió a la tranquilidad.

—¿Estás seguro de dejarlos solos? —pregunto Taehyung.

—Mielcito, ellos ya han hecho más de lo que piensas. Además, eso nos deja un poco de tiempo para continuar lo que dejamos pendiente, ¿no crees? —respondió Jungkook con una sonrisa cómplice.

Taehyung y Jungkook se quedaron en la sala de estar, sentados frente a la chimenea. La botella de vino que Jiho había llevado como regalo estaba casi vacía y el ambiente se sentía íntimo y cálido, con las luces apagadas y el brillo suave de las velas y el fuego iluminando sus rostros. La nieve caía lentamente al otro lado de las ventanas.

—A veces siento que estas son las noches que más valoro —expresó Taehyung rompiendo el silencio mientras jugueteaba con el borde de su copa.

Jungkook, que estaba recostado contra el sofá con una pierna doblada, lo miró con una sonrisa suave.

—¿Por qué a veces? —preguntó curioso.

—Porque no siempre nos damos el tiempo de detenernos así. Solo tú, yo y nada más que nuestras voces y el silencio entre ellas —consideró.

Jungkook asintió entendiendo perfectamente a que se refería. La vida con todas sus demandas y ajetreos, no siempre les permitía momentos como este aun cuando solamente eran ellos dos desde que su hijo se fue a Boston, pero ambos seguían trabajando y cuando llegaban a casa ya estaban cansados y cuando quería hacer algo diferente casi siempre salían de casa; Jungkook lo visitaba al bar o Taehyung lo visitaba al estudio, salían a cenar a comer, iban a la playa, a los museos, al teatro, pero casi nunca reservaban momentos así de silenciosos en casa.

Desde que Jiho se fue de casa, pasaban poco tiempo en esta, exceptuando esos días en los que la pasión reinaba al igual que él cansancio que los dejaba profundamente dormidos hasta el siguiente día.

Esa noche, hablaron de todo y de nada, tocando temas profundos que solo compartían entre ellos. Jungkook habló sobre cómo imaginaba su futuro, sobre lo que deseaba para Jiho y para ellos mismos. Taehyung lo escuchaba atentamente pasando sus dedos por el cabello algo canoso de Jungkook, pero en un momento dejó de prestar atención a las palabras y simplemente se quedó mirándolo, admirando la forma en que el fuego iluminaba su rostro, en como sus labios se movían.

Cuando Jungkook notó que su esposo había dejado de responder, sonrió y se inclinó lentamente hacia él, acariciándole la mejilla con ternura.

—Te amo —le susurró.

—¿Qué tanto? —preguntó Taehyung sonriente.

Jungkook acercó aún más su rostro causando que su nariz rozara la de Taehyung antes de responder.

—Mil millones de infinitos, miel.

Taehyung no pudo contener la sonrisa que se formó en sus labios y terminó el espacio entre ellos, uniendo sus labios en un beso apasionado. Sus bocas se encontraron con la urgencia de quienes se conocen profundamente y al mismo tiempo desean redescubrirse.

Sin romper el beso, Taehyung se subió a horcajadas sobre Jungkook, enredando las manos en su cabello mientras intensificaba el contacto, ansioso de sentirlo. Las manos de Jungkook fueron hasta la espalda baja del hombre sobre él, mismas que deslizó lentamente hasta sus nalgas, dándoles un ligero apretón, recibiendo como respuesta un jadeo que fue ahogado por su boca.

Sus respiraciones se entremezclaban entre jadeos provocados por los toques que despertaba en ellos la lujuria. El fuego chisporroteaba en el fondo, como si estuviera marcando el ritmo de la pasión que empezaba a desatarse entre sus cuerpos.

—Hazme el amor, honey —susurró Taehyung contra sus labios, mientras sus piernas temblaban ante el deseo—. Quiero que me hagas el amor, lento y exquisito.

Jungkook lo miró a los ojos separándose solo lo suficiente como para apreciar la lujuria en sus ojos cristalizados. Sus labios aún se rozaban, sus manos aún reposaban en su trasero y Taehyung aún lo tomaba del cuello con anhelo.

—Mmm, hacerte el amor me suena a una buena idea, miel —señaló Jungkook repartiendo pequeños besos por todo el rostro de su esposo que presionaba sus dedos en su nuca a medida que fue acercándose a su mandíbula perfilada.

Sin mucho esfuerzo Jungkook lo cargó entre sus brazos y Taehyung dejó escapar una risita cuando sus labios rozaron su cuello en el camino hacia la habitación. Jungkook abrió la puerta con cuidado y lo dejó caer con delicadeza sobre la cama, besándolo de nuevo mientras sus manos recorrían su cuerpo con lentitud.

Su toque era suave y delicado.

Se tomó el tiempo de explorar cada centímetro de su piel, apreciando y besando cada marca, cada lunar, mientras Taehyung jadeaba debajo de él, mientras que con sus manos buscaba sostenerse en su espalda.

—Eres tan hermoso, amor —masculló Jungkook con voz ronca, detuvo sus labios en su clavícula antes de volver a subir a sus labios y besarlo con ímpetu.

Taehyung le respondió el beso con la misma intensidad, abriendo más su boca para obtener más de la dulzura del vino desde sus labios. Paso su lengua por el arete que aún conservaban en su labio inferior y chupo su labio inferior con lentitud. Sus caderas se levantaron al sentir la fricción de la entrepierna de Jungkook en sus muslos.

Lo necesitaba tanto que esperaba que fueran sus jadeos y la manera en la que su cuerpo reaccionaba a cada mínimo toque que le dijeran lo mucho que lo anhelaba en ese momento.

Taehyung lo miró con los ojos entrecerrados mientras su pecho subía y bajaba rápidamente.

—Entonces hazme tuyo esta noche. Por completo —le pidió con su voz grave.

La luz de la luna se filtraba por la ventana, bañándolos en un resplandor plateado mientras la nieve caía silenciosa afuera.

Jungkook le acomodó la cabeza de Taehyung sobre una almohada mientras que este estaba recostado sobre su espalda, con el torso ligeramente arqueado hacia el pelinegro que estaba posicionado encima de él, con su cuerpo inclinado hacia adelante, apoyándose parcialmente sobre sus brazos, mismos que mantenía una pierna de Taehyung levantada y pegada a su pecho, lo que le permitía ir más profundo hasta tocar su punto dulce una y otra vez.

Sus cuerpos se encontraron en un movimiento rítmico, intenso y determinante que le arrancaba a Taehyung gemidos de placer roncos. Jungkook levantó su mirada para encontrarse con los labios entreabiertos de su esposo y todo su cabello despeinado.

Una mano de Taehyung descansaba sobre el brazo tatuado de Jungkook mientras que la otra acariciaba su rostro y de vez en cuando pellizcaba el lóbulo de su oreja cuando el placer era demasiado.

Se llenaron del otro cuando sus cuerpos eran uno solo. Los gemidos roncos de satisfacción llenaron la habitación con cada embestida que llevaban a Taehyung cada vez más cerca de perder sus sentidos inundados de placer. Jungkook por su parte frunció sus cejas el sentir el caliente de las paredes de su esposo apretarle de una manera casi tortuosa para él.

Jungkook no apartaba la mirada de él, alzó una de sus manos para no perderse el equilibrio y acarició la mejilla carmesí de Taehyung, apartó los mechones de su frente sudada y se inclinó más hacia él para poder besarlo. Ambos compartieron un beso desordenado a causa de las embestidas.

—Te ves hermosamente desastroso y me encanta —admitió—. ¿Te gusta?

—Más, quiero más, honey —gimoteo—. Me encanta, tú me encantas.

Sin pensarlo, Jungkook acató la orden e incrementó el ritmo, guiándose por los sonidos de placer de Taehyung hasta que ambos llegaron al clímax. La mano del castaño se apretó con fuerza en el brazo del contrario, dejando escapar un fuerte gemido mientras todo su cuerpo temblaba y el calor los envolvía por completo.

Jungkook con la respiración jadeante, bajó la pierna de Taehyung y permitió que este rodeara sus caderas en el instante que se posicionó entre sus piernas, dejó descansar su rostro entre su cuello y hombro aspirando aquel aroma familiar que tanto le encantaba.

—Quiero dormir así contigo —masculló con una sonrisa de satisfacción contra su cuello, dejando un beso ligero en su piel.

Taehyung aun recuperándose acarició su cabello con suavidad.

—Quédate así, honey —susurró Taehyung sonriente—. Bésame.

Jungkook levantó su cabeza y se acercó a su rostro sin poder dejar de sonreír. Le encantaba cuando Taehyung expresaba sus deseos, cuando no tenía miedo de pedir lo que quería

—Todo lo que mi mielcito pida —respondió Jungkook antes de inclinarse y capturar los labios de Taehyung en un beso lento, sonriendo en el proceso al sentir el suave cosquilleo de su barba en su rostro.

Jungkook volvió a dejarse caer contra el pecho de su esposo en cuanto se separaron, con el sonido constante de los latidos de su corazón llenando sus oídos como una melodía tranquilizadora. Su mano descansó perezosa sobre la cadera de Taehyung, mientras una sonrisa se formaba en su rostro.

Taehyung, con una sonrisa serena, siguió acariciando su cabello, sintiendo cómo su respiración se volvía más lenta y profunda, indicio de que estaba cayendo en un sueño tranquilo. Cerró sus ojos dejando que la paz de ese momento lo envolviera.

Afuera, la nieve seguía cayendo en silencio, cubriendo todo con una capa de pureza blanca, como si la misma naturaleza quisiera sellar ese momento intimido. Dentro de la habitación, la calidez del amor que compartían llenaba cada rincón, marcando el final perfecto para una noche de navidad inolvidable.

¡Feliz navidad solecitos! Espero que hayan pasando una linda noche buena y navidad juntos a sus queridos y que les haya gustado mi canasta navideña.

No tenía planeado publicar un especial de Show Me en realidad, pero lo consideré como regalo de navidad porque sabía que les gustaría mucho, así que cuéntenme que les pareció leer esta faceta de Tae y Jk suegros jajaja.

Me divertí escribiéndolo ustedes cuéntenme cuál fue su parte favorita de este especial.

Aprovecho para autopromocionar la hisotria que tengo curso, "El rey de Zemantis", una historia de amor entre un caballero y su rey durante el siglo XV, cuando este tipo de relaciones era castigada con la muerte. Tiene drama, pero un final feliz garantizado.

Apreciación de Aldric y Thanael:

Hasta luego, nos seguimos leyendo en las actualizaciones de Zemantis.

Feliz navidad 🎄💜✨

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