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Seven

–¿Enserio de todas las personas vivientes te fijaste en un embarazado que posiblemente tenga pareja?

–Ni me lo recuerdes. –tomó su sien masajeando la zona por estrés.

Después de esa larga tarde en el hospital fueron a dejar a Wonyoung a casa ya que dijo que estaba cansada y ellos salieron a beber algo por ahí para alivianar el estrés de todo ese día.

Los pensamientos de Heeseung estaban realmente mezclados por doquier, sentía como si un mini diablo estuviera en su lado izquierdo y un ángel en el derecho. El chico era hermoso, no lo negaba pero estaba embarazado.

Heeseung tenía un gran dilema, no lo encontraba mal. ¿Pero si él tenía pareja? ¿y si solo tenía ojos para esa criatura que venía en camino? Por obvias razones el bebé tenía ventajas, no nos pondremos a aclarar si se sabe los motivos. Lo que si le llamó la atención a Heeseung fue el hermano de Jake.

¿Por qué lo miraba con cara de si se le acercaba era hombre muerto? Tenía la edad suficiente para valerse por sí mismo.

Y otra cosa que dejaba confundido a Heeseung ¿dónde estaba el papá de esa criatura? Si fuera por su lado al momento de haber llamado habría ido corriendo al hospital al saber de su estado.

Pero son cosas que él se guardaría, no tenía porqué comentar si no se lo pedían.

–Vamos Heeseung, no es el único chico que verás en tu vida. Seguramente fue una atracción del momento. –Alentó Sunghoon.

–Es que no lo entiendes, ¿Sabes lo que es el amor a primera vista? -Sunghoon asintió medio dudoso.– ¿Cómo te sentiste al ver a Wonyoung por primera vez?

El menor suspiró. –Sentí como si el mundo se detuviera.

[Años atrás...]

Sunghoon nunca fue bueno para formar lazos, ya sean de amistad o románticos.

Desde pequeño siempre fue muy timido y le costaba hacer amigos. Ya fue en la secundaria cuando pudo entablar una conversación decente con alguien que no sea Heeseung.

Lo catalogaban como "el príncipe de hielo" por su belleza y su misma aura. Pero la verdad es que no era porque odiaba a sus compañeros. Lo contrario, llevaba una pacífica relación donde había respeto mutuo entre todos. Siempre tuvo dificultades para trabajos en equipo por pánico escenico u cosas así.

Ya en la universidad es cuando con un poco más de madurez se relaciona con sus pares sin ningun problema. Conservando un poco su personalidad reservada, claro.

Estar en la carrera no era nada sencillo como se mencionaba en los anuncios de internet. Como en ese momento marcaban las doce en punto de la noche y se encontraba en la biblioteca vienticuatro horas de la universidad estudiando para un exámen de derecho civil que tenía el día de mañana. Sus párpados no daban más por el cansancio leyendo su cuaderno y el libro frente a él así que por su bien decidió ir a prepararse un café.

Dándose pequeñas bofetadas en la cara para reaccionar dió rumbo donde se encontraba la cafetera para tomarse un café bien cargado.

Ya con su café en la mano y con cuidado volvió a su lugar para seguir estudiando.

Antes de seguir echó un vistazo a la poca gente que había a su alrededor, algunos en grupo u otros solo como él.

Las mesas eran largas, así que eran bastante espaciosas para todos.

Para la suerte de Sunghoon su mesa se encontraba vacía, a excepción de que al otro extremo había una chica con el pelo amarrado con un lápiz y el cuerpo recargado en su brazo. Supuso que se había quedado dormida y suspiró. Realmente era tarde y todos estaban agotados.

Tenía el impulso de ir a hablarle pero sentía que la molestaría.

Lo pensó varias veces. Después de todo, quienes estaban ahí era más que nada por estudiar. Se sentiría mal si le llegaba a ir mal por quedarse dormida.

Dejando el café junto a sus cosas, se acercó posicionó detrás de la chica sin saber qué hacer.

Veamos, si hacía un movimiento en falso quedaría mal o como un pervertido. ¿Cómo debía despertarla? ¿Tocarle el pelo? ¿Las manos? Podría gritarle en el oído para que despertara de una.

No, esperen, eso podría asustarla o causarle un infarto. Se cancela esas opciones.

Finalmente optó por tocar con sus nudillos la mesa como si tocara una puerta carraspeando su garganta para llamar su atención.

–Disculpa. –La chica saltó en su lugar cubriendo su rostro por el susto.– Lo lamento, fui muy brusco.

–N-No, gracias por despertarme. –Pasó sus manos por su rostro para despejarse.

Finalmente pudo ver el rostro de aquella chica. Quitó el lápiz dejando su precioso cabello caer por sus hombros dandole forma con su rostro. Tenía unas facciones tan finas y delicadas como las de una princesa, esos ojos que parecían adormilados eran como dos esferas de cristal preciosos, unas mejillas rosadas por la verguenza eran como dos cerezas y unos labios que formaban un corazón si te dedicabas a analizarlos.

–¿Tengo algo en la cara? –preguntó confundida la chica que rápidamente sacó un espejo para revisarse.

En ese momento se dió cuenta que había estado mirándola fijamente sin discreción alguna, ahora el avergonzado era él.

–N-No, no tienes nada. Perdón si te hice sentir incómoda. –musitó Sunghoon un tanto nervioso bajando la vista y guardando sus brazos detrás de su espalda.– Más allá, hay una cafetera por si no quieres volver a que te vuelva el sueño. Estoy al otro lado de la mesa por si necesitas algo.

La chica asintió. –Gracias, lo tendré en cuenta...

–Sunghoon. –respondió.– me llamo Sunghoon.

–Wonyoung. –le dijo la chica con una sonrisa.– Qué tal para que ambos no nos gane el sueño nos sentamos cerca por si uno se queda dormido el otro lo pueda despertar.

–M-Me parece una gran idea. -Se golpeó internamente por tartamudear, Wonyoung soltó una pequeña risa.– Iré a buscar mis cosas para sentarme aquí.

–Y yo iré a buscar un café para poder despertar. –Sunghoon asintió con una sonrisa.

[Actualidad...]

–Déjame revisar. –Hee tomó un sorbo de su cerveza.

–¿Qué? ¿Te perdiste en alguna parte?

–Déjame revisar en qué momento te pregunté, crack. –El pelinegro soltó una carcajada riéndose de si mismo.

Sunghoon volteó los ojos, su amigo era un caso perdido pasado de copas.

Ver la televisión era el unico entretenimiento que tenía en ese instante. Las redes sociales le hostigaban un tanto y no traía libros consigo para leer. Hizo zapping hasta para en una película de cliché americano que dejó en volumen bajo para tener algo de ruido en la habitación.

Era de noche y ya todos por lo visto habían vuelto a sus hogares. El doctor le había dado licencia por la semana completa así que tendría a sus madres en su casa que no aceptaron un no como respuesta para cuidar a su pequeño bebé.

Irónico, su pequeño bebé con un bebé en camino.

Si bien ya vivía solo, estar en una cama de hospital lo hacía sentir incómodo. Sobre todo porque ese chico llamado Heeseung lo había llevado hasta allí.

Ah, Heeseung.

¿Qué habrá pensado al enterarse del embarazo? No debería importarle, eran completos desconocidos. Pero aquí tienen al pequeño Jaeyun, con aquel chico de cabellos negros rondando por su cabeza. ¿Tenía explicación alguna? Seguramente el chico ya tenía a alguien más y solo lo atendió como buen acto de servicio.

No debía autosabotearse, no otra vez.

Unos pequeños golpes a la puerta lo hicieron salirse de su trance, musitando un "adelante" para que la persona al otro lado pudiera pasar.

Sonrió al ver que era su hermano. Jay igual le devolvió la sonrisa, se le notaba más sereno y tranquilo. Se odió tanto por haberle arruinado el día libre a su hermano, se aseguraría de recompensarselo más adelante.

–Hey, te traje un chocolate para que compenses la mala comida de hospital. –Dijo el mayor sentándose en la silla al lado de la camilla.

–Gracias. –Sonrió leve.– Ya terminó el horario de visita, ¿cómo es que te dejaron pasar?

–Tengo mis contactos –le guiñó.– Sé que nuestras madres te vendrán a buscar mañana para el alta pero necesitaba hablar contigo antes.

Jake se reincorporó en la cama acomodándose para quedar cómodo. El tono ocupado por su hermano se notaba preocupado y sin bromas de por medio. Sabría que tendría que ver algo del porqué se encontraba aquí, su mirada decía todo.

–Hace unos días hablé con Jungwon, me había dicho que estabas muy sensible.

–Estoy embarazado, es obvio que estoy más sensible de lo normal. –Dijo de manera nerviosa Jake.

Jay tomó su mano tratando que no se alterara, quería hablar pacíficamente sin causarle más estrés al menor.

–Todos notamos como evitas hablar del tema y hacer como si nada hubiera pasado sobre estresándote con el trabajo. –soltó un suspiro.– Yo también noto como te vas apagando cada vez más. Te conozco desde el útero de mamá Tae, sé que no estás para nada bien. Tienes que dejar de fingir, por lo menos conmigo.

–No quiero molestarlos. –murmuró bajo el menor descendiendo la mirada.

–Y nunca lo harás Jake. Puede que tengamos muy poco tiempo porque vivimos ocupados con el trabajo o la vida diaria pero siempre estaremos para tí. –le dedicó una mirada dulce acomodando sus cabellos.– Mamá Tae, Mamá Tiffany, Yunjin, Jungwon, yo. Estaremos para tí siempre, sobre todo ahora que tienes a mi sobrino creciendo en tu pancita.

Jay le hizo cosquillas sacándole pequeñas risitas, teniendo ese minuto de hermanos que hace tiempo no acostumbraban a tener.

–Sé que no soy de expresar mucho mis sentimientos, sin embargo lo de hoy es un alto a sobre pasarme con el riesgo de perder a bebé. –Jay asintió encontrándole razón.– Buscaré ayuda profesional con un psicólogo, por bebé, por ti, por ustedes, por tí.

Jay sonrió orgulloso abrazándo a su pequeño hermano.

–Por tí Jake, también por tí.

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