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Eight

[Tiempo atrás...]

–Seokmin apresurate que llegaremos tarde.

–No hay estacionamiento mamá, está todo muy lleno.

Llevaban más de diez minutos buscando donde estacionar el auto debido a que el día de hoy Heeseung se graduaba de secundaria y querían ser puntuales. Lástima que no fueron los únicos que pensaron de esa manera y encontrar estacionamiento libre era como pillar una aguja en un pajar.

Heeseung no se encontraba con ellos ya que lo habían citado más temprano para los últimos detalles del día. Además que el pobre se encontraba súper nervioso, casi no desayuna pero si abuela lo obligó a sentarse y no pararse de la mesa hasta que terminara el plato que le preparó ese día.

Luego de un rato –después de haber encontrado donde estacionarse– bajaron del auto partiendo rumbo al gimnasio del establecimiento.

Dieron los nombres con las entradas y se les fueron asignados los lugares donde se sentarían. Podían ver a todos los estudiantes hablando entre sí, algunos riendo o solitarios.

Su mirada buscó a su hijo, quien se encontraba hablando con un grupo de chicos que conocía debido a los años que llevaban juntos como compañeros de clase. Aún no notaba que lo estaba observando pero Seokmin pudo ver a través de esos ojos que heredó de Yujin el que se guardaba los nervios para él solo.

Llamaron a todos a ubicarse en sus asientos para dar inicio a la ceremonia.

Los alumnos salieron en orden y luego que empezara la música entraron en parejas hasta posicionarse en sus respectivos lugares. Al momento de entrar Heeseung –siendo de los últimos al ser de los más altos de su clase– intentó buscar con la mirada a su familia. Había tanta gente que no supo como cupieron dentro del gimnasio, seguramente los encargados hicieron malabares para concordar todo.

Su estómago se apretaba de los nervios al entrar ahí y lo mencionaran. Su rostro lucía tranquilo pero estaba más que claro que fingía, sentía que haría un vomito verbal si es que le hicieran pasar a hablar adelante.

Lamentablemente días antes había sido elegido por sus compañeros y profesores. No se pudo negar ante tanta presión.

Al momento de que el director diera unas palabras fue su turno de ser llamado a la tribuna. Con pasos torpes se dirigió al lugar mientras todos le aplaudían. Sus ojos de bambi miraban con nervios al público aún no logrando refutar alguna oración.

Seokmin lo notó. Esos mismos ojitos le recordaban a un pequeño Heeseung de cuatro añitos entrando al jardín de niños.

Sacó su celular con plan de poner la linterna y su hijo lo pudiera notar.

Al tener la mirada en el público una luz obviamente le llamó la atención. Miró fijamente notando que era su padre levantando sus pulgares en señal de apoyo y aprobación.

Ahí es cuando inhala profundamente y exhala posando sus brazos en la tribuna con una postura que mostraba mejor seguridad. Podía hacerlo.

–Respetado Director de institución. Respetables autoridades académicas y profesores. Compañeros graduados y futuros universitarios. Estimados padres, familiares y amigos que en esta tarde de orgullo nos acompañan.

>>Quiero comenzar estas palabras haciéndoles una confesión: cuando se me dijo que tendría que hablar esta tarde frente a todos ustedes, y dar unas palabras en nombre de toda mi cohorte, me sentí tan nervioso que pasé días enteros sin dormir.

>>No es fácil dar con las palabras que transmitan la emoción que compartimos en este momento de nuestras vidas, en el que damos un salto definitivo hacia el futuro, contentos de saber algo más sobre quiénes somos, sobre qué vamos a hacer y qué tenemos que ofrecerle al mundo en que crecimos. Es una inmensa responsabilidad, pero también un honor para quienes nos hemos preparado durante años.

>>Pero en esas noches sin dormir, como les contaba, no dejé nunca de recordar las palabras con que nuestra profesora jefe, la señorita Choi, nos recibió el primer día de clases, allá lejano a principios de este año. Recuerdo que nos dijo que nos miráramos los unos a los otros, porque siempre es importante saber a quiénes tenemos al lado. Eso fue lo que hicimos, un poco extrañados, en ese momento, en que nos estábamos conociendo y no sabíamos cuán cercanos llegaríamos a ser, cuánto nos conoceríamos los unos a los otros.

>>Es por eso que les propongo, compañeros graduados, que lo hagamos una vez más: miremos a quienes tenemos al lado en este momento tan especial, porque todos somos hoy parte de lo mismo. Hoy todos somos compañeros, somos pronto universitarios. Y cada uno llevará consigo esa lección de humildad, de pertenencia y de respeto con que nuestros profesores nos guiaron hacia este preciso momento.

>>Por eso quiero darles las gracias a ellos, pero también a nuestros padres, a nuestras familias, a todos esos que hoy están a nuestro lado, aplaudiéndonos, y también a aquellos que hoy no pueden estar, pero que sí estuvieron cuando hizo falta. A todos los que nos allanaron el camino, nos dieron el empujón necesario, nos ayudaron a descubrir cuál es nuestro lugar en el mundo: éste en el que estamos ahora. ¡Gracias, profesores! ¡Gracias, familiares! ¡Gracias, compañeros!

Una ronda de aplausos hizo sentirse aliviado. Sintió que fue tan rápido que perdió la noción del tiempo.

Terminando la ceremonia todos se reunieron afuera de la institución para felicitando a los estudiantes recién graduados.

Heeseung al salir se encontró a su mejor amigo junto a su padre y su abuela que lo esperaban con los brazos abiertos para poder abrazarlo.

–Seungie, mi niño. –Su abuela tomó sus mejillas apretándolas.– Felicidades mi pequeño, estuviste increíble allá adelante.

–Lo hiciste increíble hermano, si estuviste nervioso déjame decirte que no se notó en ningún momento. –Felicitó Sunghoon palmeando su hombro.

–Créeme que estaba que vomitaba en cualquier momento. –soltó aliviado el recién graduado– Empecé a hablar y mi mente se fue a blanco, solo sentía mi boca moverse.

Seokmin le sonrió entregándole un gran ramo de flores. –Tu madre estaría orgullosa de tí.

Si, ese fue el punto que tocó el corazón de su hijo viendo sus ojos brillar de nostalgia. Odiaba verlo de esa manera, así que buscó una manera de cambiar el tema.

–Todos estaban encantados contigo, parecías voz de sirena atrayéndo con tu voz. –halagó su padre a lo que hizo avergonzar a Heeseung.

Voz de sirena, así solían llamarle sus compañeros por la hermosa voz que tenía. Más de alguno le decía que porqué no aprovechaba ese talento y se dedicaba al canto pero Heeseung les respondía que el pánico escénico le podía ganar, prefería dejarlo como hobby o que solamente sus cercanos sabieran de aquel talento oculto.

–No es para tanto. –murmuró avergonzado.

Pronto fue llamado junto a sus compañeros para tomar la fotografía final y dar por término ese día lleno de emociones.

Seokmin y Sunghoon se extrañaron al notar que no estaba el curso completo. Eran en total de treinta alumnos y solamente se notaban veinticinco en la foto.

Heeseung volvió con su familia confundido de porqué miraban tan raro su cuadro.

–¿Hay algo malo? ¿Se me nota una espinilla? –Rápidamente sacó su celular para verificar su rostro.

–No tonto, con el señor Lee teníamos que eran más de los que sacaron la foto.

Ahí es cuando Heeseung entendió.

–Ah, los cinco restantes lamentablemente no pasaron de curso. Más de alguno se cambió de escuela para no pasar verguenza, creo que solo uno se quedó aquí. –Se encogió de hombros restándole importancia.

Luego de un rato charlando su padre les dijo que subieran al auto ya que lo llevaría a comer a un restaurante especial para celebrar como se debía.

Finalmente terminaron el día entre risas y buena comida.

[Actualidad]

–Wonyoung por favor, pásame el batidor.

–El doctor dijo específicamente que debías hacer reposo por el resto de la semana. –Dictó Yunjin, la mayor ahí.

–¡Pero puedo cocinar en mi propio departamento!

Jake bufó frustado sentándose de brazos cruzados como un niño pequeño en el sofá.

La situación era la siguiente.

Desde que salió del hospital, no ha habido ningún momento en donde lo hubieran dejado solo. Sus madres se han quedado toda la semana junto a él, no dejándolo hacer nada que "requiera esfuerzo" según ellas.

Las mayores habían salido de compras al supermercado, así que Yunjin y Wonyoung que si podían quedarse acómpañandolo a lo ambas aceptaron.

No es que le disgustara la presencia de sus amigas.

¡Pero sentía que tenía cuatro mamás ahora!

Bueno, sería mejor llamarlas hermanas. Un mellizo, una hermana mayor y una menor.

¡Pero ese no era el punto!

–¿Puedes dejar de hacer berrinche como un bebé? –regañó la mayor.

–Pero yo quería hacer un pie de manzana. –Dijo entre pucheros.

–Si quieres nos puedes ir diciendo que hacer y lo hacemos por tí. –Habló esta vez Wonyoung.

–¿Y dejar que Yunjin cocine? No gracias, quiero mucho a mi cocina.

La mayor abrió la boca ofendida mirándolo acusatoriamente. –Oye, ya sé cocinar huevos revueltos.

–Te felicito, avanzaste de nivel. –habló sarcástico Jake.

–Yo si se cocinar. –Dijo Wonyoung esta vez.– nunca he hecho un pie de manzana pero al menos podría intentarlo.

Finalmente accedió sentandóse junto a Yunijn en el mesón de cocina mientras Wonyoung preparaba el postre.

Pasaron el rato dando instrucciones y hablando de la vida hasta dejar la masa en el horno. Esta vez Yunjin lavó los platos ya que Wonyoung se encontraba un poco cansada y la mayor hizo que se sentara.

–¿Cómo van las cosas con Sunghoon, wonnie? –preguntó Jake.

–A veces se pone un tonto sobreprotector. –bufó.– El otro día fui a yoga para embarazadas y cuando volví toda sudada pensó que me habían hecho algo y fue a reclamar.

–¿Y qué hiciste?

–Le hice dormir con Gaeul. –respondió desinteresada refiriendose a su cachorra.– se lo merece por troglodita.

Los ya siete meses de Wonyoung tenían a Sunghoon como perro guardián vigilando a cada instante si su novia necesitaba algo o su bebé le daba alguna señal de querer del vientre de su novia. Tenía harta a Wonyoung la verdad.

Pero déjenlo al pobre, si es padre primerizo y emocionado que quiere hacer las cosas bien.

Bueno, intenta hacerlo.

–Los hombres son tan raros y tontos la mayoría del tiempo. –mencionó Yunjin.

–Totalmente. –dijo Wonyoung dándole la razón.

–Estoy de acuerdo. –dijo esta vez Jake haciendo reir a sus amigas por practicamente incluirse ahí.

El dueño de casa puso un plato de fresas al centro de la mesa para que todos se pudieran servir.

–Hablando de hombres, ¿No has pensado buscarte a alguien? para pasar el rato puede ser.

–Noona, estoy embarazado. –respondió con obviedad Jake– Además de que apenas les diga del embarazo saldrán corriendo.

–¿Qué hay del padre del bebé? –Preguntó Wonyoung curiosa.

–Fue a comprar cigarros y me dejó unos billetes para el bebé. –respondió Jake mientras se llevaba una fresa a la boca.

–Oh... –la menor bajó la vista apenada.– lo siento.

Musitó, Jake negó diciendole que estaba bien.

–Hablando de eso, Jay me dijo que aceptarás la terapia. –dijo esta vez Yunjin.

–Si, pensaba buscar hora para empezar la próxima semana.

–Está bien que quieras tomar terapia para sanarte a tí mismo, pero no te sentencies que no podrás tener pareja ahora que tendrás un hijo. –Jake hizo una mueca.

–Las opciones son escasas. –respondió.

–¿Qué me dices del abogado sexy del otro día? –Yunjin elevó las cejas con una sonrisa pícara.

–¿Hablas de Heeseung? -La estadounidense asintió.– de seguro tendrá pareja.

–Debes estar bromeando. El día de tu desmayo en la cafetería te comía con la mirada. –Enfatizó Wonyoung.

–Pero su expresión cambió cuando supo que estoy esperando un bebé. –exclamó un tanto molesto del tema.– Ya es suficiente, es más que obvio que no le llamaré la atención.

Eso es lo que pensaba.

Oh Jaeyun, qué equivocado estabas.


Nos leemos pronto~

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