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♡ ⁺ 8 › KOOKGI

“¿crees que elizabeth era una bruja?”

Cuando Yoongi conoció a Jeongguk, pensó que no existía hombre más atractivo en toda la faz de la tierra. Y que había sido elegido por los mismos dioses, al ser puesto en su camino de entre todas las demás opciones del destino.

Eso sonaba demasiado romántico, ¿no? Bueno, pues el amor no era precisamente el interés principal de Min. Por lo menos no al comienzo de todo.

La atracción había sido inmediata, en efecto. Yoongi sintió su corazón acelerado cuando el chico apuesto lo miró por primera vez y lo saludó con cordialidad y una sonrisa amable. Las cosas a su alrededor parecieron ir más lento, como si el mundo se hubiera detenido para dejar que admirara a tan hermosa criatura. Él atinó a hacer lo mismo, solo que un poco nervioso e inseguro.

Se sintió curioso por él. Todos estaban a su alrededor como planetas orbitando, él siendo una especie de fuerza atractiva que no dejaba de brillar ni de mantener a los otros cautivados. Yoongi no era la excepción, de hecho era el más encantado ahí.

—Disimula un poco, bobo... — Una risita por parte de Jin lo sacó de su burbuja. Enseguida trató de componer su actitud y miró a Jin con el susto de que alguien más lo hubiera notado también. —Es un lobito lindo. — Cedió su amigo, con una sonrisa cómplice ante los pómulos sonrojados de Min. —Y es muy inteligente, el mejor de la clase.

"Lobo..."

Retumbó en su mente ese pensamiento.

Al ser un metamórfo omega, fue más propenso a que se sintiera encantado por la presencia de un alfa. Solo había un pequeño problema... Y es que normalmente los lindos gatitos no se sienten atraídos por los lobos feroces.

No es que fuese un chico hormonal o alguien fácil de impresionar, era simplemente un ser sensitivo y sabía reconocer y apreciar la pulcra obra de la Diosa Luna. Jeongguk definitivamente era una pieza bella dentro de ésta.

Yoongi debió suponerlo con anticipación, pero su fugaz enamoramiento no le dio tiempo de darse cuenta por completo, hasta la confirmación de Jin. Jeongguk era un lobo, olía a uno. Pero al mismo tiempo, su aroma era totalmente diferente a lo que antes había conocido. No es que tuviera mucha experiencia con alfas de otras especies, pero Yoongi tenía con qué comparar:

Namjoon, era un metamórfo de oso y definitivamente su aroma era particular, no necesariamente cautivador para felinos u otras especies; a Yoongi no le resultaba exactamente bueno, pero era normal, no estaba hecho para atraer omegas felinos.

Taehyung, por otra parte, era distinto. Un tigre. Y por la mierda que Yoongi sabe cuánto huele de bien. Un alfa de felino salvaje es todo lo que soñaría cualquier otra especie felina más pequeña, como él, un simple gato doméstico. Sin embargo, Los tigres, al igual que otras especies de grandes felinos, se sienten principalmente atraídas por sus iguales, y es por eso que Hoseok, un precioso omega leopardo, era su pareja.

Y así algunos otros alfas que en su vida había conocido, de otras especies, de todos los tamaños y colores. Yoongi podía reconocer en cada uno, una particularidad en sus aromas que no lo dejaba convencerse del todo. Pero Jeongguk...

Nunca había conocido a un lobo. Y aunque sabía por conocimientos básicos de su especie, que los caninos y los felinos normalmente no se emparejan, no podía deshacerse de la terca insistencia en su interior.

"Me gusta. El lobo me gusta".

Esa clase de pensamientos no habían cruzado por su mente cuando conoció a Namjoon, ni siquiera de otros miembros de su propia especie, tal vez con Taehyung sí pero pronto se disiparon ante el hecho de que ya tenía una pareja, por lo que la revelación fue abrumadora.

—Seokjin hyung dijo que estudias para ser maestro... — Jeongguk había comentado, cuando entablaron conversación por primera vez.

Yoongi se había sorprendido por la declaración indiscreta de parte de Jin hacia el lobo, pero no había dejado que los nervios lo controlaran. No del todo.

—Sí. Yo... Uhm, quiero dar clases.

"Claro que quieres, genio". Yoongi quería que la tierra se lo tragara.

— ¿Qué materia es su preferida, Yoongi hyung?

Esa era una pregunta que le hacían muy frecuentemente, pero por alguna razón, sentía que ésta respuesta era más importante que cualquier otra del pasado.

Si decía que le gustaban las matemáticas, ¿no luciría como un pretencioso? Eso era muy prejuicioso de su parte. ¿Geografía y ciencias naturales? Bueno, esas materias no eran su fuerte, realmente. ¿Sociología, ética, quizá economía?...

—Uhm, bueno... — Yoongi lo pensó un momento más, pero al final decidió ser sincero. —Me gusta la historia.

Yoongi se arrepintió al instante. ¿Cómo había pensado que era una buena elección? La mayoría de la gente piensa en esa materia como algo tedioso y aburrido. ¿Jeongguk pensaría que él era igual?

— ¿En serio?... ¡Es lo que estudio! — Jeongguk sonrió tras su sorpresa, emocionado de tal respuesta. —Nos vamos a llevar muy bien entonces, hyung.

Yoongi sonrió también, confundido por la bendita casualidad. No imaginó que ese alfa fuera del tipo que usara gafas con un libro de historia antigua en manos. De cualquier forma ese pensamiento seguía siendo prejuicioso, ¿cierto? Solo pudo sentirse feliz.

Él también quería llevarse bien con el lobo.

Había sido difícil sacarse esas ideas de la cabeza los primeros meses. O por lo menos, tratar de disiparlas un poco.

Le fue imposible evitar a Jeongguk por completo, debido a que era parte del grupo de amigos al que él pertenecía, y además estudiaba con Seokjin, uno de sus mejores amigos y la pareja de Namjoon.

Por lo que fue recurrente encontrarse, si no era gracias a Seokjin porque se caían muy bien, era por Namjoon que lo invitaba a sus salidas y lo hacía cada vez más cercanos. De igual forma, Taehyung y Hoseok habían encajado muy bien con él y de pronto todos se habían convertido en buenos amigos.

Yoongi había trabajado bien para que nadie notara que estaba secretamente enamorado de Jeongguk.

Cielos, eso incluso sonaba patético para él; el cliché le revolvía el estómago y le instalaba una desagradable sensación de inconformidad. No podía ser un gato caprichoso y obsesionarse con un lobo pulgoso, que lo único que había hecho era tratarlo con amabilidad. Ni siquiera tenía razones más allá de su cara bonita para estar babeando por él. Aún así, no podía evitar ronronear encantado cada vez que Jeongguk le sonreía.

— ¡Buenos días, hyung!

Yoongi salió de sus pensamientos cuando una sonora y alegre voz lo abarcó. Miró al asiento de un lado y se encontró con que Jimin había llegado al aula.

—Buenos días, Park.

Saludó, volviendo su atención a su vaso de café humeante. Eran casi las siete de la mañana y sus clases estaban por comenzar. Él estaba más muerto que dormido y no podía compartir la alegría de Jimin por las mañanas.

—Te traje galletas para que tomes un poco de energía. ¿Hiciste la tarea? Ah, realmente no entendí la lectura del todo y estaba pensando en pedirle ayuda a... — Yoongi suspiró. Pero sonrió también, Jimin tenía un toque que no podía ponerlo de mal humor por más que lo escuchara parlotear de una y mil cosas.

Jimin era nuevo en el curso, y debido a que Yoongi había sido la primer persona en hablarle ya que tomó asiento a su lado, fue que se apegó a él. Se trataba de un metamorfo de can, Yoongi entendía que tal vez por eso tenía tanto ánimo y buen humor. Era un lindo cachorro enérgico y Yoongi aún estaba descubriendo cuán distintas pero complementarias eran sus personalidades.

— ¿Podemos desayunar juntos hoy, hyung?

—Sí, Jimin. Ahora cállate. — El castaño rió escandaloso, Yoongi era un gato gruñón, pero verdaderamente lindo a su parecer.

Se había arrepentido tiempo después de haber aceptado esa invitación al desayuno.

No del todo, Yoongi no era tan cruel. Ciertamente le agradaba Jimin, pero no recordaba alguna otra vez en la que su interior se retorciera tanto de celos, como cuando presento a Jimin ante sus amigos y éste comenzó a conversar con Jungkook, con sus mejillas regordetas coloreándose de rosa y un tonto tic de su mano acomodando su melena castaña tímidamente. Y Jungkook, por supuesto, siendo encantador.

Sus demás amigos murmuraban lo lindo que se miraban juntos, y lo tierno que era Jimin. A Jungkook parecía gustarle, por supuesto, la química era obvia, ambos eran caninos.

La sensación tan amarga de aquel momento hizo que sus ojos se humedecieran. Y eso le molestó tanto, la rabia mezclándose con la desilución, porque no podía creer que estuviera tan celoso por escuchar aquello, por verlos juntos, porque él quería estar ahí con Jungkook. Él quería tratarlo de esa manera, quería llamar su atención en una conversación amena y que riera por alguna tontería suya dicha, incluso quería que sus amigos pensaran que juntos hacían un buen conjunto. No era así, ¿cierto?

— ¿Estás bien, Yoon? — La voz de un curioso Seokjin le preguntó muy bajo, para no captar la atención de los demás, que continuaban su desayuno animados. Yoongi se puso alerta, solo por si acaso estaba siendo muy obvio en su sentir.

—Sí. — Mintió, por supuesto. Ni siquiera se molestó en inventar una excusa. No tenía oportunidad, seguramente su expresión lo decía todo pero necesitaba disimular más. —Iré por algo de tomar, cuida mi asiento.

Yoongi salió rápidamente de ahí. El nudo en su estómago era algo realmente, y necesitaba dejar de presenciar aquella escena para poder tranquilizarse. Se las ingenió para huir a los baños y una vez ahí soltó un jadeo, mientras tallaba su rostro con ambas manos, con un poco de agua.

Odiaba la sensación. Odiaba sentirse así. Una ola de muchas cosas. Inseguridad, desilusión, coraje y tristeza. Debería empezar a trabajar en olvidarse de Jeongguk. Debería ser un metamorfo normal y fijarse en alguien de su especie, no debería estar saltando sobre las nubes y corriendo siempre la suerte de caer al suelo.

No podía ser un tonto enamorado para siempre, que solo sufría en las sombras y contemplaba lo que nunca sería suyo.

"¿Y qué si me gusta? A los lobos no les gustan los gatos".

Con el tiempo, Yoongi había aprendido y perfeccionado su técnica. Se volvió bueno mintiéndole a todos en la cara. Ahora podía levantar la cabeza y apartar la mirada cada vez que Jeongguk y Jimin se miraban como dos tontos enamorados, podía fingir una tos y hacer que se separaran y dejaran de besarse, y definitivamente podía bromear diciendo que dejaran de ser unos pulgosos calientes cada que estiraban su mano en torno al cuerpo del contrario y se acariciaban cada que tenían la oportunidad.

Por supuesto, era gracioso para todos. Para él, sin embargo...

— ¿Es cierto que tendrás una cita, hyung?

Yoongi hizo un gran esfuerzo por no mirar a Jeongguk inmediatamente cuando se sentó a su lado en la banca. Estaban en casa de Namjoon, reunidos para festejar el fin de curso y todos estaban haciendo un gran escándalo y bebiendo demasiado. Solo salió un momento al patio, cuando se sintió irritado. Últimamente lo estaba mucho. Desde que Jeongguk y Jimin empezaron a salir, realmente.

Había estado trabajando en dejar esas emociones de lado. No quería que todo se volviera extremadamente raro con sus amigos. Pero necesitaba un poco de espacio, algunas veces. Para respirar sin culpa de su sentir.

—No seas entrometido.

Jeongguk sonrió divertido. Esa era justo la respuesta que esperaba de su hyung. Una lengua filosa y determinada, acompañada de la expresión gélida y los ojos brillantes. Era algo que había aprendido de Yoongi con los años de estudiarlo.

—Hoseok no ha dejado de decirlo. Parece más emocionado que tú.

—Lo está.

Yoongi dio la última calada a su cigarrillo y lo deshecho en el cenicero. No tenía ánimos de hablar de su supuesta cita. Era todo un show, solo para que todos se callaran la boca de una vez. Definitivamente ser el único en el grupo sin pareja parecía ser la noticia más divertida. Estaba harto. Principalmente porque él no quería salir con nadie.

— ¿Lo conocemos? — Yoongi frunció suavemente el entrecejo y llevó su cabeza hacia arriba, mirando el cielo nocturno. La insistencia de Jeongguk en el tema le hizo soltar un suspiro.

—Da igual. Solo nos veremos una vez.

— ¿Cómo estás seguro de eso?

—No le llamaré de vuelta.

— ¿Por qué? ¿Y si te gusta al final?

—No lo hará.

— ¿Cómo sabes que no lo hará?

—Porque no estoy interesado en él, estoy fingiendo hacerlo para que ustedes tengan de que hablar.

—Pero... ¿Y si de verdad te llegara a gustar?

Yoongi resopló. La molestia instalándose en él. Por alguna razón, que fuera Jeongguk el que estuviera haciéndole toda esa entrevista solo le daba un sabor más amargo a la situación.

—Déjalo. Harás que me enoje.

Jeongguk no dijo más. Se dedicó a mirar cómo su hyung apretó la mandíbula y evitó a toda costa devolverle la mirada. Lucía irritado, en efecto, pero no sabía si era por su culpa ésta vez. Yoongi tenía algún tiempo luciendo así.

—No tienes que hacerlo. Es decir, si tú de verdad no quieres. Los chicos solo bromean. Lo hacen siempre. Tu no debes buscar un compañero si no lo deseas.

Yoongi permaneció en silencio unos segundos. Tratando de encontrar esperanza en aquellas palabras. No lo logró, la voz de Jeongguk se lo impedía. Pero eso que decía sonaba bien, sonaba muy bien realmente.

—Es fácil para ti decirlo. Tienes a Jimin.

—Pero yo no salí a buscarlo. Él solo llegó un día a mi.

Yoongi relamió sus labios, la amargura se propagó ante los recuerdos. Se arrepintió de abrir la boca y haber hablado.

"Seguro, así como el día en el que llegaste tu".

—Solo... — Yoongi agachó la cabeza, evitando a toda costa que Jeongguk lo mirara a los ojos. No lo soportaría. —Estoy intentándolo.

Jeongguk reconoció algo en su voz. Un toque de cansancio. Él era bueno leyendo a las personas, incluso en un cuarto lleno de alcohol, amigos y risas, pudo ver claramente como Yoongi no fluía.

—No te esfuerces demasiado, hyung. Si tienes que hacerlo, entonces no es para ti. Eres demasiado genial como para tener que forzar algo, no deberías sentirte presionado. — Jeongguk levantó una de sus manos y la pasó por los hombros de Yoongi, acarició su espalda en un gesto reconfortante. Yoongi no sabía cuánto necesitaba desplomarse hasta que sintió su tacto,  sin embargo se mantuvo.

—Sí... Soy demasiado genial.

Jeongguk rió.

—Escucha mi consejo, no solo mis cumplidos.

Ambos rieron ésta vez.

Yoongi tampoco sabía cuánto necesitaba los cumplidos de Jeongguk, su consuelo, ese apoyo... Creyó que con el tiempo sus sentimientos desaparecerían, pero su omega vivía en una constante agonía, como si no pudiera encontrar una paz duradera. Y eso, carcomía su mente frecuentemente. ¿Cuánto tiempo faltaba? ¿No había una fecha de caducidad para su enamoramiento? ¿Por qué no se debilitaba un poco tan siquiera?

"Eres un gato terco. Terco y tonto. Deja de chillar, por el pulgoso. No vas a tenerlo. No quiere tenerte". La revelación le clavaba algo filoso en el pecho. Todos los días trataba de convencerse de ello, de que no ganaba nada retorciéndose de tristeza.

Cada día su mente, su corazón y su omega estaban un poco más cansados, pero sus sentimientos por Jeongguk, esos revoloteaban fielmente traicioneros.

A pesar de todo, las citas se habían convertido en una clase de costumbre enfermiza. Yoongi salía con muchas personas, pero nunca llegaba a formalizar algo. Todos ya se habían acostumbrado también, no parecía llegar "el indicado". Aunque Yoongi tampoco estaba muy interesado en encontrarlo.

Pensó que esa era una buena solución. Llegó a su último año universitario con una larga lista de pretendientes. Había salido con algunos, con otros había logrado hacer amistad, algunos otros no le habían agradado mucho y los evitaba... Pensó que era una buena idea.

Si se mantenía conociendo gente nueva, entonces eso distraería a su necio omega. Entonces, tal vez podía volver a enamorarse de alguien, justo como le había pasado con Jeongguk. Solo que ésta vez para liberarse de él.

El tiempo lo había formado con un temperamento decidido y nada débil a pesar de ser un omega. Al contrario, parecía tener muy poco de esa tierna escencia que los caracterizaba. Quizá perdió cierta inocencia, y la experiencia le había enseñado que las cosas no son siempre miel sobre hojuelas. Un toque amargo en medio de todo. La realidad. No había podido nunca, abrirse ante nadie. Confiar. Desvestirse por dentro, que vieran lo que sentía, lo que quería, y lo que era.

Nadie conocía al omega, porque se había estado encargando de ocultarlo. Si se permitía sincerarse, entonces sería descubierto y todos se darían cuenta de que había elegido como pareja a un lobo que no tenía intenciones de cortejarlo. Y eso era tan vergonzoso, desgastante, insípido.

¿Qué clase de criatura masoquista se aferraba con el alma a un amor incapaz de florecer? La respuesta la tenía y era agria. Casi cómica con el paso del tiempo.

Algunas veces, llegó a pensar que había algo mal con él, algo mal con su mente que no dejaba a ningún otro candidato entrar, algo mal con su corazón que no dejaba que ningún otro lo hiciera acelerar; algo mal con su cuerpo, que no quería responder a nadie más.

"Puedes hacerlo. No es para tanto. Todo el mundo lo hace".

Estaba nervioso aquella vez que entró al bar y miró a su alrededor, buscando con la mirada al hombre con el que se había citado.

Está vez iba enserio. Ya no era un adolescente bobo que podía perder el tiempo y tomarse las cosas a la ligera. Por primera vez quería tratar de hacerlo diferente. Quería cooperar, que algo cambiara.

Y necesitó solo un segundo para darse cuenta de lo equivocado que estaba.

La sensación de unas manos frías tocando su cadera fue extraña, no recordaba algo parecido, y lejos de hacerlo sentir inmerso en lo que construían, lo mantuvo alerta. La humedad que dejaban los labios ajenos fue desagradable también, su cuello se sentía sucio, no sintió un hormigueo de placer, fue de asco. Sus manos temblorosas se aferraron a los fuertes brazos del alfa que lo tenía acorralado contra la pared, tratando de hacer un último esfuerzo por aceptar todo aquello. Su respiración irregular le quitaba la confianza para hablar, quería decir algo, pero su mente no procesaba las ideas, estaba asustado.

Se había equivocado de nuevo. Pensó que era una buena idea, era un gran paso por fin. Forzarse.

"—No tienes que hacerlo"... Un eco en su mente. La voz de Jeongguk. Las lágrimas inundaron sus ojos almendrados mientras aquel alfa continuaba marcando la piel de su cuello. "—Tu no debes buscar un compañero si no lo deseas"...

No se percató de que había empezado a llorar. Sus labios entumecidos por besar bruscamente al alfa que había elegido como primer gran paso a su libertad, dejaban salir jadeos, estaba costándole mucho trabajo respirar con calma.

Entonces encontró fuerza.

—Espera... — Sus manos por fin lograron hacer un espacio entre él y el cuerpo de aquel hombre. Ni siquiera recordaba su nombre.

— ¿Por qué estás llorando?...

—Yo... — Yoongi rápidamente pasó una de sus manos por sus mejillas para  confirmarlo, largas lágrimas bajando. Miró al hombre avergonzado. —No puedo, n-no puedo hacerlo... — Su murmullo apenado fue acompañado de su expresión temerosa.

El alfa frunció el ceño ante la desconcertante actitud del omega.

— ¿He hecho algo que no te gustara?

— ¡N-no! No... No es... — Yoongi trató con todas sus fuerzas de recuperar la calma. Lo miró a los ojos, sus mejillas se sonrojaron ante la intensa y pesada mirada del hombre. El enojo era palpable, lo sentía en el ambiente y eso solo lo hizo sentirse más nervioso. —Solo, no quiero hacerlo más...

— ¿Y crees que vine solo a perder el tiempo?

Los ojos llorosos de Yoongi se aferraron a los del hombre ante la brusquedad de sus palabras. Su corazón acelerado, algo en su mente gritándole que huyera, como un eco, recordándole que esa nunca había sido una buena idea y solo estuvo engañándose para creer lo contrario.

—Perdón, yo... No pensé que... — Yoongi calló. Ni siquiera tenía una explicación. ¿Debía darla siquiera? ¿Por qué justo en ese momento se sentía como un omega débil e indefenso?

—Me llamaste para follar, ¿no es así? Y ahora lloras y dices que te arrepientes. Decídete antes de volver a hacerlo. Los omegas como tú pierden atractivo si les cuesta tanto abrirse de piernas.

—Lo siento... — Yoongi realmente no sabía porque se disculpaba, tal vez era una súplica indirecta de su omega tembloroso, que rogaba por no ser forzado, ahí, en medio de ese cuarto de hotel en el que nadie podría escuchar si pedía ayuda. —Por favor...

—No soy un jodido violador. — El alfa soltó con brusquedad su agarre del cuerpo de Yoongi, dejandolo inquieto contra la pared. —Y tu eres un maldito doméstico calientapollas.

Yoongi sintió las lágrimas deslizarse por sus mejillas rápidamente ante el insulto del alfa. La revelación golpeándolo fuertemente, su omega encogido en su pecho, aterrorizado. "—Eres demasiado genial como para tener que forzar algo, no deberías sentirte presionado"...

Jeongguk.

Él tenía razón. La había tenido por completo siempre.

"Jeongguk..." Su omega chilló al pensar en él, como si pudiera escucharlo y venir a salvarlo. Pero definitivamente eso no pasaría. Él no era su compañero, no tenía porqué protegerlo, y sin embargo, la terrible necesidad de verlo lo inundó con ímpetu.

— ¿J-Jeongguk?... — Su voz sonó rota aún cuando había practicado antes de hacer la llamada, y maldijo por ello.

— ¿Hyung? ¿Estás bien? — La voz preocupada del alfa resonó en la línea. Se reacción fue instantánea, pues no era común que Yoongi lo llamara tan tarde sonando así de agitado.

—Sí, yo... Tuve un problema con el chico que salí y-y... — Su tartamudeo lo hacía sentir más miserable. Su espantosa necesidad de consuelo, las lágrimas que seguían saliendo de sus mejillas...

— ¿Dónde estás? Iré por ti.

Él agradeció no necesitar más palabras. Él realmente lo hizo mientras sus huesos temblaban de frío en medio de esa madrugada desolada, en la que había recibido un trago de la realidad que lo había estado acechando desde hacía mucho. Estaba más solo de lo que imaginó. Por dentro lo estaba, y no había encontrado aún la forma de curarse.

— ¿Te hizo daño? Si es así más vale que me digas su nombre y dónde encontrarlo, ningún alfa prepotente va a tratarte mal si puedo evitarlo...

—No. Él se detuvo cuando lo pedí. Él... — Yoongi talló su rostro avergonzado con una de sus manos, soltando un suspiro al recordar cómo se había sentido en ese momento, se encogió contra el asiento del auto mientras Jeongguk desbordaba molestia a su lado.

—Mierda, Yoongi... — La maldición de Jeongguk mantuvo el silencio durante unos segundos, mientras conducía en dirección a su departamento. Yoongi quería llegar rápido, necesitaba llegar rápido, necesitaba esconderse.

—No lo volveré a hacer. — La promesa del omega fue vaga, pero estaba llena de un sentido de contemplación. Realmente sabía que no sería capaz de volver a exponerse así. Se había sentido tan asustado, asqueado y ultrajado que no quería ni imaginar en la posibilidad de repetir aquello.

—Solo... No lo hagas sin avisarme, a cualquiera de nosotros. Si algo malo te hubiera pasado...

Yoongi cerró sus ojos. Saboreando la preocupación de Jeongguk. No le gustaba causarla, sin embargo, su omega se acurrucaba mimado ante el hecho de que Jeongguk estaba dispuesto a defenderlo de otros alfas. Cómo si fuese suyo.

—Él dijo que no era un jodido violador... — Yoongi repitió al tiempo aquellas palabras en su mente. Estaban grabadas con fuerza, la voz furiosa del hombre hacia un eco constante, así como el sabor desagradable de sus labios y sus caricias toscas sobre su cuerpo dañado. —Y que yo era un maldito doméstico calientapollas.

Jeongguk apretó el volante con fuerza al escucharlo. Sintió una oleada de rabia invadirlo y jamás pensó que sentiría tantas ganas de golpear el rostro de alguien que no conocía.

—No lo eres. Por la mierda que no. No le debes absolutamente nada a ningún alfa idiota.

Yoongi trató de convencerse de ello el resto del camino.

De nuevo, Jeongguk tenía razón, él no le debía nada a ningún alfa. Sin embargo, todo eso lo había hecho por él. Había estado buscando lo que lo tenía tan jodidamente encadenado a Jeongguk en otros alfas, pero no lo había encontrado, y lo único que había obtenido era una experiencia con la que tendría pesadillas.

— ¿Estarás bien? — La pregunta de Jeongguk removió las emociones de Yoongi.

"No". Se sujetó contra la puerta de su departamento mirando al alfa de pie frente a él, que había insistido en acompañarlo hasta que estuviera totalmente sano y salvo en su lugar. "Quédate. Por favor."

Su interior se apretujó, porque no sabía si tendría la fuerza suficiente para mentirle una vez más a Jeongguk en la cara. A cualquier otra persona. Esa noche no podía, estaba demasiado herido por dentro, su omega golpeado y ofendido solo exigía atención, quería ser cuidado. Había salido esa noche para tener compañía, y sin embargo había regresado a casa el doble de vacío por dentro, arrepentido y atemorizado. La sensación, el revoltijo en su estómago y la mirada condescendiente de Jeongguk hicieron que las lágrimas de nuevo corrieran sin permiso por sus mejillas sonrojadas.

—S-sí. Voy a estarlo.

— Hyung, ¿puedes decírmelo sin sollozar? — Los labios de Yoongi temblaron, incapaz de contestar de nueva cuenta, la expresión lastimosa de Jeongguk le hizo saber que no necesitaba una respuesta. —Siempre haz sido un gatito obstinado.

Jeongguk tomó la muñeca de Yoongi y lo hizo entrar al departamento y cerrar la puerta tras su paso. Se aseguró de que quedara bien cerrada y entonces guió a Yoongi por el pasillo en dirección a su recámara. Yoongi ni siquiera hizo el esfuerzo por detenerlo, incluso cuando tenía razón y era un obstinado que no admitiría en voz alta cuánto necesitaba que se quedara a su lado, cuánto necesitaba eso, que Jeongguk invadiera su espacio y lo llenará de su aroma tranquilizador, que lo consolara y le diera fuerzas para continuar.

Lo primero que Jeongguk hizo fue ayudarlo a quitarse el abrigo y arrojarlo lejos en alguna esquina de la habitación. El olor de aquel asalto estaba por todo su cuerpo, estaba poniéndole los nervios de punta, aún más al ver lo deshecho que Yoongi se sentía por ello.

—Date un baño, hyung. Tienes que quitarte el aroma de ese alfa. Mientras voy a prepárarte un té para que te relajes. Me quedaré ésta noche contigo, si tú quieres. No dormiré tranquilo sabiendo que te dejé aquí llorando solo toda la noche.

Yoongi recibió gustoso las indicaciones del alfa. No era siquiera capaz de dejar de llorar, no lo sería tampoco de negarse. Además todo aquello sonaba como un buen plan para él. Su omega suspiró de anhelo.

Después de haber tomado una ducha y haber tardado un poco más de lo necesario para intentar tener el control de sus emociones de nuevo, se abrigó con la pijama más cálida que encontró y salió a buscar a Jeongguk. Había logrado dejar de llorar pero aún se sentía extraño, la sensación de estar indefenso le sentaba muy bien si se trataba de Jeongguk, porque él parecía querer cuidarlo.

—Ven aquí. — Jeongguk pidió, mirando con atención la expresión del mayor y cómo sin dudar, acató la petición y fue directo a su encuentro.

—Gracias... — Yoongi murmuró con voz mansa, después de haber literalmente corrido hacia los brazos de Jeongguk. Se había recostado contra su hombro y cerrado los ojos, subiendo sus piernas al sillón y resguardándolas contra su pecho. A Jeongguk no le molestaba servir de soporte.

—No tienes que agradecer nada. — Yoongi lo sabía. Pero en el fondo, sentía la necesidad de hacerlo, en voz alta. Quería convencer a Jeongguk y a sí mismo de que su omega conmovido era sincero, y que estaba feliz de haber sido rescatado por quien tanto necesitaba. —Ya no busques un alfa, Yoongi...

—Suena incluso más patético si lo dices de esa forma.

—No es así, hyung. No es patético buscar una pareja, solo que... — Jeongguk soltó un suspiro, sin saber cómo acomodar sus palabras. La preocupación que había sentido cuando miró las lágrimas de Yoongi provocadas por un alfa agresivo lo hicieron sentir lava en las venas, pensar en que algo así podría volver a pasarle, simplemente... —No tienes que probarle nada a nadie. No necesitas un compañero de inmediato, no si vas a exponerte de esa forma...

—Jeongguk. — Yoongi lo hizo callar. No estaba seguro de porqué, solo no quiso escuchar mucho más. —Todos ustedes, lo tienen ya. — Continuó, su voz baja inundando junto con la oscuridad de la sala de estar a así alrededor. —He estado mucho tiempo así, solo quería... — Sus ojos de nuevo picaron, por la sensación vergonzosa que su revelación le causó. ¿Era eso? ¿Se había cansado de estar tanto tiempo solo que solamente pensó en tener una compañía fugaz? ¿Cómo podía realmente tener un compañero? Uno genuino. No tenía idea, nunca había funcionado en él. —No volveré a hacerlo.

"—Los omegas como tú pierden atractivo si les cuesta tanto abrirse de piernas"... Yoongi se tragó el nudo en su garganta ante los recuerdos atacándolo.

¿Sería así los demás días? Pensándolo mucho. Siendo selectivo. Buscando algo en específico que sabía bien nadie más tenía. No sería una tarea fácil, y sin embargo ya estaba cansado.

—Tendrás un compañero que valga la pena, en algún momento llegará. Y no tendrás que conformarte con lo que sea, hyung. Ya te lo dije, eres demasiado genial. Y hay alguien igual de bueno para ti allá afuera, estoy seguro.

Yoongi quiso negar. Él no estaba seguro de eso. Ni siquiera estaba seguro de querer que Jeongguk siguiera pensando que era genial. No sé sentía así. Y su omega herido, se enroscó adolorido ante el consuelo del alfa. De su alfa.

Después de esa noche definitivamente dio vuelta a la página. Pero no del libro que él hubiera deseado. ¿Las historias de amor imposible no tenían un final? ¿La espera se alargaba hasta la muerte de cuál de los dos? ¿La suya o la del amor?

Después de la graduación las cosas cambiaron mucho. Todos ellos lo hicieron. Como las estaciones, todas las hojas se desprendieron y renacieron.

Namjoon y Seokjin habían terminado su relación en buenos términos. La noticia había sido sorpresiva, porque nadie había visto señales de que ellos dos hubieran dejado de sentirse como una pareja. Y aún así, podían seguir mirándose a los ojos con respeto y cordialidad. Yoongi admiró ese detalle.

Taehyung y Hoseok, por el contrario, parecían más sólidos que nunca. Como un roble. Lucían tan felices como el primer día.

Las piezas solas tomaban su lugar.

"Hyung, ¿podemos vernos?"

Yoongi leyó el mensaje varias veces. Con el corazón latiendo fuerte. Habían pasado algunos meses desde la última vez que había visto a Jeongguk, a sus amigos en general. Después de terminar la escuela, todos debían empezar a ser adultos responsables, ¿no es así?

No era como que la distancia arruinaría su amistad. Solo que en ocasiones, las decisiones y los caminos no pueden siempre coincidir con la zona de confort que tanto resguardamos.

— ¿Pasa algo malo? — Yoongi había servido un vaso de té helado, y se lo ofreció al alfa para luego sentarse a su lado en el sofá.

La pregunta era mera formalidad. Él ya sabía que algo andaba mal. Si no, Jeongguk no hubiera acudido a él. Además, era fácil para él notar los distintos tipos de brillos en la mirada del lobo. Había pasado mucho tiempo estudiándolos.

—Creo que Jimin está con alguien más.

La oración fue lenta y clara. El silencio se propagó después. ninguno de los dos se miró y tampoco se movieron. Las ideas fluyendo en ambas mentes, el ambiente pesado. Eso era una mierda.

— ¿Por qué crees eso?... — Yoongi cuidó sus palabras, aunque realmente no estuvo seguro de cómo empezar a indagar al respecto. Si Jeongguk se había atrevido a confesarle algo como eso, debía tener alguna sospecha precisa.

—Bueno, yo... En realidad lo sé. Lo miré. Es un alfa que trabaja con él. Lo ha estado viendo por un tiempo, él usa todas esas cosas para cubrir su aroma pero... Lo sé. Solo lo sé.

Yoongi sintió una nueva especie de amargura extenderse por su pecho. Una en la que la densa tristeza de Jeongguk casi lo hacía caer rendido al suelo de pesar.

—Maldición, Jeongguk. Eso es una mierda. — Jeongguk tomó con simpatía las palabras de su hyung, soltando una risa floja y desanimada. Pero risa al final. — ¿Él sabe que lo descubriste?

—Por supuesto que no. Si lo hiciera creo que ya habría tenido el valor de aceptarlo. Necesito que lo haga, tiene que decirme a la cara que ya no quiere estar conmigo y entonces me iré.

Yoongi analizó las palabras sombrías de Jeongguk a su lado. Por alguna razón, sentía esa determinación como un engaño.

—Él lo hará en algún momento. Jimin es...

— ¿Muy indeciso?

—Y un hijo de puta por no haberte dicho todo desde un principio. Pero sí, es muy indeciso también.

Jeongguk se encogió de hombros, como si el hecho de que alguien más lo dijera le quitara un peso de encima.

—Por alguna razón, siento que lo sabía desde antes de que pasara. — Yoongi pensó un momento en qué quería decir exactamente, pero después de un momento se limitó a seguir su mirada perdida.

— ¿A qué te refieres?

—A esto... Que Jimin dejara de quererme. Siento, que lo sabía pero... Antes no quise aceptarlo. Tal vez suene tonto pero, es como si mi lobo lo hubiera sabido desde el principio. Y aún así permanecimos. — Jeongguk frunció sus labios en una sonrisa melancólica. —Creo que es por eso que lo estoy tomando con tanta calma. De cualquier forma, no puedo obligar a Jimin a quedarse conmigo ¿cierto? No es justo.

—Por alguna maldita razón, siempre tienes la razón.

Jeongguk sonrió y tomó un trago de su bebida.

Y permanecieron ahí. Dos animales lastimados bajo una luna desolada y nítida.

El punto de inflexión no llegó sino hasta meses después. Las cosas habían mejorado, un poco, sí. Siempre lo hacen, solía creer Yoongi.

—No. No tendrás una cita con él. Detén lo que sea que tengan. — Yoongi rodó los ojos mientras se encargaba de apagar la computadora y hacerla a un lado sobre la mesa. Jeongguk lo miraba de pie al otro extremo con los brazos cruzados. —No puedes salir con alguien que piensa que Ricardo asesinó a sus sobrinos.

Yoongi reprimió una sonrisa y puso atención a la mirada ofendida de Jeongguk. Quería reír de él, claro. Pero no podía negar que la infantil reacción de Jeongguk lo hacía sentir mariposas en el estómago.

—Gguk, él me agrada.

—A mi no. No puede ser agradable, nadie que crea en esa teoría puede serlo. Algo tiene que estar mal con él.

La situación era simple: Yoongi había tenido una videollamada con un hombre al que había conocido en la universidad en la que consiguió trabajo como maestro de geografía. El tipo era agradable y había estado teniendo mucho en cuenta a Yoongi desde que se conocieron. A Yoongi le gustaba cómo tenía tantas atenciones con él, además de que era profesor de historia y sus conversaciones eran de todo menos aburridas. Conversaban y casualmente Jeongguk llegó de visita y logró escuchar parte de su conversación, poniéndolos en esa inusual, pero cómica situación.

— ¿Vas a decir que es un mal tipo solo porque dio una opinión sobre un cuento que no concuerda con la tuya? — Bien, Yoongi no pudo retener su risa ésta vez.

—No es un cuento, Yoongi. ¿Solo por leer diez libros al día y ser un genio, y ser maestro universitario y tener un automóvil, crees que es un buen tipo? No confío en eso.

Yoongi se cruzó de brazos, recargándose contra la pared, mirando a Jeongguk soltando su monólogo desde el sofá. Bien, podía lucir más serio si se lo proponía, y así Yoongi reiría más.

—Bueno, yo también creo que Ricardo tuvo que ver con la desaparición de los príncipes. ¿Qué hay de raro en eso? Todo el mundo lo hacía en esa época.

— ¿Es en serio, Yoongi? Si Ricardo hubiera querido el trono desde un principio se hubiera aliado con Warwick para encontrar la forma de tomar la corona, y no hubiera jurado lealtad a su hermano, para luego asesinar a sus hijos. ¡Sus propios sobrinos, Yoongi! Él no sería capaz de hacer algo como eso, estoy seguro de que hay algo más en la historia y no lo sabemos, tampoco tu noviecito ese.

—Oh, y lo sabes porque estuviste ahí, ¿no, genio? Dime en qué día del siglo XV tomaste el té con él y te lo confesó.

—No te burles, hyung, soy muy sensible con estos temas.

—Estas exagerando, Jeongguk. Saldré con él, es... Él es un buen tipo. Hace mucho que no conocía a alguien que me agradara tanto.

Jeongguk se cruzó de brazos sin decir más. La expresión seria y el ceño fruncido en su rostro lo decían todo. Yoongi no pudo evitarlo, lo miró con una sonrisa divertida. Debía estar bromeando para estar tan molesto por el nuevo pretendiente de Yoongi, que solo había opinado distinto a él sobre una leyenda de la edad media.

"Lobo tonto". Aún así, casi ronroneó de placer.

Días después de eso, no esperó ver a Jeongguk de pie en su puerta nuevamente, justo el día en el que había quedado para salir con el profesor.

—Uhm, ¿necesitas algo?

—Por supuesto. Te llevaré con tu cita.

—Oh, ¿de verdad? No recuerdo haberlo decidido.

—No lo hiciste. Fui yo, anda a terminar de arreglarte.

Y bueno, Yoongi hubiera podido negarse para así molestar un poco al lobo necio, pero no lo hizo. Realmente estaba bien si Jeongguk quería cuidarlo, pensó que era normal. Después de lo que habían pasado, incluso estaba conmovido por la actitud protectora que tenía hacía él. Le hacía saber que, si algo malo volvía a pasar, él lo tendría para rescatarlo. Y esa idea seguía calentándole el pecho.

¿Recuerdan el punto de inflexión? Bueno, justo fue cuando Jeongguk abrió la puerta del carro para que Yoongi bajara, una vez que llegaron a la dirección indicada.

— ¿Es aquí? ¿Van a verse en su casa? ¿Solo los dos?... — Jeongguk parecía más indignado que curioso conforme preguntaba y analizaba la fachada de la casa.

— ¿Como en una cita tal vez?... Claro que sí, tonto.

—Pueden ir a una cafetería, al cine, quizá a un parque... No lo sé, donde haya más personas que vean si intenta propasarse contigo.

Yoongi suspiró. Dio media vuelta a su lado y tomó entre sus manos el rostro del alfa que miraba a su alrededor como si en cualquier momento fuese a aparecer algún delincuente a perseguirlos.

—Jeon, él no hará eso. Te juro que ésta vez es en serio. Él me gusta.

Los ojos brillantes. Yoongi hizo un gran esfuerzo por no retractarse de sus propias palabras mientras miraba hacia los ojos de Jeongguk, porque entonces confesaría que le gustaba más él y todo se arruinaría, su oportunidad de librarse de ese amor se iría una vez más.

— ¿Te gusta? — La pregunta de Jeongguk fue más como una afirmación insegura. No lucía del todo conforme con la confesión, si Yoongi no hubiera estado tan concentrado en no caer a sus pies, se hubiera percatado del destello extraño en su mirada, y el toque filoso en su voz. — ¿Esta vez es real?

—Quiero que lo sea, Gguk. Quiero que funcione esta vez.

La mirada anhelante de Yoongi debió surtir algún efecto en el alfa, porque, a pesar de su rotunda negación, fue capaz de relajar su semblante y destensar sus hombros. Su hyung quería aquello, y estaba esforzándose, incluso se había puesto el bálsamo de fresas que dejaban sus labios con un lindo color rojo, y la colonia sutil que intensificaba su gentil aroma a vainilla, sus cabello obscuro parecía tan suave como la mirada llena de esperanza que le daba. Esperanza. Después de mucho tiempo, Yoongi lo merecía, ¿cierto? Y él no podía ser tan cruel como para no apoyarlo.

Incluso cuando su lobo rasguñaba molesto ante la idea de dejarlo ir con ese hombre. Era como si lo estuviera entregando, eso estaba haciendo, ¿no es así?

Jeongguk tomó aire y movió su cabeza, para así librarse del agarre de su hyung.

—Bien. Vamos de una vez antes de que me arrepienta por haberte traído.

Yoongi le sonrió. Él también necesitaba llegar pronto a su destino antes de que se arrepintiera.

Ambos se encaminaron hacia la entrada la casa. Quizá ambos estaban reteniendo el suspiro que querían soltar. Quizá, y solo quizá... Los dos querían que las cosas fueran diferente, por primera vez.

Jeongguk tocó el timbre y se sumergió pacientemente en sus pensamientos. No sabía si estaba siendo muy molesto, bueno, realmente lo estaba siendo. Como un niñero inútil, Yoongi no era un niño. Aún así, no quería irse, no quería dejar que algo pasara. No lo entendía muy bien. A los lobos no les gustan los gatos, de cualquier forma...

"¿O si?"...

—Buenas noches... — Una voz grave y teñida de confusión atendió el llamado, pasando su mirada amable de Yoongi al chico que no conocía. Les sonrió a ambos aún así.

—Hola, Chanyeol. — Yoongi sonrió también, y entonces, fue consciente de algo que no se esperaba. La mano de Jeongguk sujetándose a la suya.

El lobo miraba inspeccionaba el extraño con su pesada mirada. Definitivamente un felino, pensaba. Uno que no era lo suficientemente salvaje como para significar una amenaza para Yoongi, y tampoco lo suficientemente desagradable a la vista como para inspirarle desconfianza. Y eso lo molestó. Necesitaba una razón para dar media vuelta y llevarse a Yoongi de ahí. Pero ese hombre, lucía como algo bueno, algo que Yoongi querría.

—Uhm, él es mi amigo Jeongguk. Se ha ofrecido a traerme hoy...

Y entonces, Jeonguguk lo interrumpió con algo que lo hizo girar el rostro confundido.

— ¿Crees que Elizabeth era una bruja?

Ambos hombres miraron al lobo con confusión. Yoongi creyó escuchar mal, pero la firme determinación en la expresión de Jeongguk parecía no dejar espacio para dudas.

"Oh, tu simplemente no estás..."

— ¿Perdón?

—Elizabeth Woodville. ¿Crees que ella hechizó a Eduardo para casarse con ella y hacerla reina?

—Jeongguk... — Yoongi lo llamó, pretendiendo que eso fuera el fin de esa extraña escena, pero solo obtuvo la mano del lobo sujetándolo con más fuerza, como si en algún momento pudiera escapar y correr a lado del lince.

—Bueno, eso es lo que dicen las novelas, ¿no es más divertido si todos inventamos cuentos?... — El hombre contestó con gracia, ignorando la notable tensión que cruzaba el ambiente y la amenazadora mirada que Yoongi dirigía hacía su acompañante, aún así, no podía evitar estar confundido. —Yoongi, ¿está todo bien esta noche?...

— ¡Sí! Jeongguk solo está bromeando, le he contado que eres maestro de historia y bueno, a él le gustan mucho estos temas y...

—Nos vamos, hyung.

Yoongi ni siquiera tuvo tiempo de preguntar qué rayos estaba pasando, cuando fue arrastrado en su contra de regreso al auto del que habían salido recién.

— ¡Jeongguk! ¿Qué crees que estás haciendo?

—Elizabeth no era una bruja. Eduardo se enamoró profundamente de ella por ser quién era, sin importarle su rango, su familia, su fortuna o su pasado. Si después de tantos años el mundo sigue culpándola por haberse enamorado del rey, es injusto que pensemos que tenemos la razón siempre.

—Jeon, estás hablando de una historia vieja, no tienes que tomarlo tan en serio.

— ¿No debo hacerlo? ¡Hyung! No sé trata solo de una historia, hay algo más profundo en tratar de entenderlo, ello fueron sinceros y no deberían desprestigiar su amor.

Yoongi tenía su mirada perpleja sobre el alfa, que no podía lucir más serio en su postura. El lince aún en la puerta, igual de sorprendido, solo quería saber de qué se trataba todo eso, y porqué un lobo estaba hablando de amor verdadero con Yoongi a mitad de su patio.

—Jeongguk. — Yoongi se escuchó severo. El lobo sabía que así sonaba su voz cuando estaba molesto. Él lo había hecho molestar.

Pero no podía. No quería tampoco, dar media vuelta y dejarlo entrar a la casa con ese hombre. Dios, él lo sentía tan incorrecto. Si se atrevía a hacerlo entonces se volvería loco durante la noche. Necesitaba otra excusa, una razón, solo un motivo para evitar que Yoongi se fuera...

Yoongi trató de soltar el agarre de sus manos pero entonces ocurrió. Jeongguk no lo permitió y en su lugar, robó un beso de sus labios.

Uno que detuvo el mundo de Yoongi, justo como el primer día en el que lo conoció. Las manos grandes rodeando sus mejillas no se sentían invasoras ni incorrectas. Eran exactas al contorno de su rostro y suaves al tacto. Los labios. Tenues como un primer paso inseguro tendía a ser, pero fieles también, como quien está seguro de tener lo que desea.

Algo dentro de Yoongi se removió, una euforia que había estado esperando a ser liberada y no aniquilada. Algo en el hecho lo conmovió. Eso era lo que había estado esperando durante todo ese tiempo, y ahora estaba seguro de que por más que buscara, no lo encontraría de nuevo en alguien más.

Tal vez ya lo sabía, solo que lo estaba confirmando.

— ¿Yoongi?... Uhm, nos vemos el lunes, y que tengan linda noche, supongo...

La voz insegura del hombre resonó en medio de su burbuja. Eso los hizo distanciarse y encontrar sentido de lo que acababa de suceder. El sonido de la puerta siendo cerrada, las dos miradas sorprendidas pero anhelantes, el hecho intrínseco de que algo había cambiado. No, no cambiado. Despertado. Porque estuvo ahí siempre.

—Todos creían que Elizabeth y Eduardo no debían estar juntos. Porque eran diferentes, pertenecían a destinos diferentes, no se suponía que debían unirse... — Jeongguk recitó, más por los nervios que el silencio extendido le instaló que por saber exactamente qué decir. —Ellos sin embargo, se amaron por sobre todos aquellos que se opusieron. Y fueron felices. No sé equivocaron en su sentir.

— ¿Estás tratando de decirme algo, Jeongguk? Porque acabas de arruinar mi cita y cualquier otra que pueda volver a tener.

Los ojos brillantes de Yoongi no podían despegarse de los del alfa. Su omega dichoso, no paraba de festejar. Se sentía bien, incluso cuando todo era confuso, era glorioso al mismo tiempo. El lobo lo había reclamado frente a un pretendiente, él solo lo había besado ante los ojos de quién lo quería. No solo lo llenaba de orgullo, sino que lo hizo sentir tan grande, tan fuerte y especial que caería por un roce más.

—Lo que quise decir es que Elizabeth no fue ninguna bruja. Y no deberías salir con alguien que lo cree.

Yoongi reprimió un risa. Cielos, él simplemente estaba diciéndole todo eso, sin notar el tierno color en sus mejillas y la forma en la que sus manos no habían soltado su rostro en ningún momento.

—Entonces, ¿tu sabes con quién debería salir? Porque he estado buscando por un tiempo... Y realmente quería que funcionara hoy.

Yoongi fue cuidadoso. Quería una respuesta que lo terminara de elevar sobre las nubes. O que también lo ayudara a regresar los pies a la tierra, aunque doliera la caída. Y Jeongguk recibió la súplica, lo hizo porque la necesidad recurrente de cuidar a Yoongi por fin se liberó. Había pasado tanto tiempo tratando de eliminarla, ahora sin embargo... ¿A quién mierda le importaba si él gustaba de un gatito obstinado? Era su decisión. De ellos dos, nadie más debía afectarla.

—Conmigo, hyung. ¿Crees que funcione conmigo?... — La voz del alfa fue tenue, como si quisiera decir un secreto especial. Su corazón retumbando fuerte contra su pecho, la anticipación casi lo hace chillar como cachorro adolorido.

—Oh, Jeongguk. Si mañana tú te arrepientes...

—No lo haré. Vamos a casa, hyung. No me arrepentiré, te lo juro.

— ¿Prometes ofrecer una disculpa a Chanyeol?

Jeongguk suspira en desacuerdo, con rechazo ante la sola idea de algo así. ¿Disculparse por qué? Él no hizo nada malo exactamente.

— ¿Por qué tengo que hacerlo? Él iba a tener una cita con mi omega. Además, no lo ofendí ni lo llamé idiota cuatro-ojos sabelotodo, solamente le hice una pregunta.

—Jeongguk, quiero que te disculpes con él...

—No quiero.

—Si no, podría ir entonces yo...

— ¡Bueno! Lo voy a hacer, pero vámonos ya. No tienes que seguir buscando un compañero, por favor.

Yoongi rió de la infantil expresión del alfa. Eso sonaba como otro excelente plan para él. No deseaba seguir buscando reemplazar lo que tenía ya. Lo que siempre quiso.

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