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♡ ⁺ 6.1 › KOOKGI

“el invierno de nuestro descontento”
› apocalipsis au + 18
› pt 2

Los días pasaron y Yoongi se las ingenió bien para que no llegara el tan indeseado momento de tener que hablar con Jungkook nuevamente.

Durante la cena había logrado escabullirse exitosamente cuando miró al alfa con la intención de interceptarlo. Él huyó a uno de los baños y esperó lo suficiente como para que el contrario se aburriera de hacerle guardia. Y logró escaparse del salón para ir a la cabaña de Suany. Corrió para lograr refugiarse pronto. 

No quería lidiar con Jungkook, no desde lo que le hizo.

Después de haber pensado mucho en ello, y de que su omega se tranquilizara un poco respecto a su emoción, se encontró sintiéndose evidentemente humillado. 

No le sabía bien la sensación de someterse, y aunque sabía que eso era un problema de contradicción con su naturaleza, no podía hacer nada contra ello. 

Él no quería mostrar el cuello solo porque alguien se lo ordenara, y el alfa lo hizo. Sencillamente, como dicta el orden natural. Es cierto que se había establecido esa clase de duelo entre ambos y que a pesar de que no tenía ninguna posibilidad lógica de ganarlo, lo había estado alimentando y como quien tuviera ventaja. Pero aún así, no quería aceptarlo sin objetar.

Y Jungkook jodidamente había probado su punto aquel día, reduciéndolo a un niño tembloroso en el suelo, asustado, arrepentido y avergonzado.

Se aseguró de revisar a la cachorra en cuanto llegó, Yuna se preparó para marcharse cuando lo miró, después de darle una sonrisa amable. Se despidió de él y le aseguró que volvería en unas horas. Yoongi asintió, tomando asiento en el sofá de la cabaña y soltando un suspiro cuando por fin estuvo tranquilo.

Pero todo eso duró poco, porque justo cuando Yuna abrió la puerta de la cabaña para salir, Jungkook apareció tras ella.

—Dios, no es cierto...

—Buenas tardes, líder. — Yuna saludó con una sonrisa nerviosa, notando cómo el ambiente se tensó en cuanto las miradas de ambos hombres se encontraron. —Oh, bueno. No tan buenas, tal parece. Eh... Yo mejor me retiro, hasta pronto chicos.

La beta huyó lo más rápido que pudo, evidentemente consciente de que algo iba a ir mal ahí. Y no quería ser parte de ello.

Yoongi casi sostuvo la respiración cuando Yuna cerró la puerta tras ella, no estaba seguro de cómo se sentía en ese momento, en presencia de Jungkook, y solo con él. Nervioso o temeroso. ¿Y si Jungkook de nuevo trataba de someterlo? Él podía hacer eso para que él dejara de ser tan rebelde, si lo quisiera podía solo golpearlo y obligarlo a lo que ordenara, y se lo había demostrado ya.

— ¿Por qué estás huyendo de mi? — Jungkook casi se escuchó ofendido al hacer la pregunta, y esperaba una respuesta clara después de prácticamente haber cazado a Yoongi hasta la cabaña para poder hablarle. Yoongi no le contestó, se limitó a mirar hacia un punto fijo en la pared, bastante entretenido en hacer como si no estuviera frente a él. — ¿Por qué estás ignorándome? — Nada. Jungkook tomó aire ante la indiferencia del omega sentado en el sofá, la molestia rápidamente construyéndose en su interior. —Ya pasaron los tres días...

Yoongi se mordió la lengua, soportando las ganas de soltar un comentario insolente como respuesta. Estaba decidido, ni siquiera buscaría provocar una discusión de nuevo, lo mejor era quedarse callado, estaba demasiado irritado aún por su último encuentro como para querer volver a ello.

—Yoongi , por favor... — La voz firme suspiró su nombre. El omega sintió su pecho vibrar en un extraño gruñido cálido, la sensación de escuchar su nombre de esa forma le resultó placentera. Estaba seguro de que si fuera un gato él hubiera ronroneado.

—No quiero un compañero. — Contestó simplemente. 

Sus manos enredadas sobre su regazo, aún sin dirigirle la mirada al alfa, pero acatando después de todo. Se sintió en el deber de hacerlo después de que por fin lo había llamado por su nombre, aunque aún quería ignorarlo y demostrarle lo molesto que estaba con su presencia.

—Entonces tomarás el medicamento...

Se mantuvo callado, su ceño fruncido ante la evidente noticia. Lo tendría que hacer al final, no había ninguna otra manera. Él definitivamente no iba a acostarse con un desconocido solo para pasar los ciclos, por más que fuera lo más ideal, no tenía ninguna intención de tener ni siquiera un lazo tan fugaz como una marca de aroma, y tampoco quería tener la preocupación de ser tomado por alguno de los alfas en celo, ni siquiera deseaba ser cortejado, lo cuál afortunadamente aún no se había presentado. 

Tal vez Jungkook había tenido razón y él no sería elegido por ninguno debido a su poca disposición a la obediencia.

El recuerdo de sus palabras lo hizo sentir un amargo temblor. Él malditamente no deseaba tener alfas molestándolo, porque no estaba interesado en tener una pareja, mucho menos una familia, no quería una marca ni tener la necesidad de constantemente recurrir a alguien. 

Él no quería desarrollar esa clase de sentimientos por absolutamente nadie, porque sabía que terminaba mal.

Sabía que al final, todo podría salirse de control y algo podría arrebatarle todo eso tan bueno de su lado, y cuando él quisiera volver a seguir por su cuenta, resultaría el doble de difícil. Era una clase se sufrimiento que no deseaba vivir.

Aún así...

"No creo que haya un alfa sensato que quiera tomarte, tan desobediente y altanero". 

Las palabras de Jungkook fielmente clavadas en su mente lograron hacer a su omega chillar. ¿Por qué si su lado racional no deseaba un compañero, le dolía tanto el hecho de que no era un canditado apto para que alguien lo eligiera?

Odió tener la respuesta. Porque en el fondo, sabía cuánto necesitaba de ello y se había esforzado tanto a lo largo de su vida para suprimir esas ideas tontas, todas esas fantasías sobre una vida más normal, sobre compañeros y familia, simplemente no había lugar para ello. Odiaba incluso el hecho de que un alfa tuviera que elegirlo, ¿qué si era él el que elegía? No tenía porqué sentirse así.

No quería un compañero, pero su pecho se calentaba ante la idea de imaginar tener a alguien con quién acurrucarse al final del día y escuchar reconfortantes cumplidos acerca del buen trabajo que ha hecho hasta ahora, acerca de lo fuerte y lo inteligente que ha sido, aún cuando muchas veces lloró desolado ante el deseo de dejar de existir, de dejar esa vida peligrosa y solitaria en la que no era feliz, sino valiente.

No quería un compañero, pero quería descansar de la soledad, quería poder despejar su mente y que un toque ardiente le quitara el frío que lo había estado cubriendo desde hacía tanto tiempo.

Pero eso no iba a pasar. Y no iba a destruir todo lo que se había esforzado en hacer para sobrevivir. Incluso cuando su omega se retorcía en lamentos por ello.

—Sí, lo haré. — Se tragó con todas sus fuerzas todas las maldiciones que quería soltar. — ¿Contento?

No tenía ánimos para empezar otro desafío de dominancia, no quería seguir a esa escena en la que terminaba humillado y sintiéndose miserable, quería que Jungkook se fuera de una vez y poder tener un poco de privacidad para lamentarse de su mediocridad.

Se puso de pie, esperando que ese fuese el fin de la conversación y se encaminó hacia la habitación de Suany. Esperaba que eso fuera suficiente, Jungkook tenía su respuesta después de todo, y era la que estaba esperando. Debería estar contento, tal y como dijo.

Aún así, Jungkook lo detuvo, su mano firme lo tomó de la muñeca para cortar su camino. Desconcertado lo miró, la última vez que había sido detenido así había terminado con una amenaza de muerte en su garganta y tirado en el suelo, llorando de rabia. Pero esta vez el toque no había sido agresivo, solo lo había hecho dejar de caminar para ser escuchado.

—Yoongi ... — El mencionado tomó aire. Estaba llamándolo por su nombre otra vez, no entendía el efecto satisfactorio que había en ello, pero lo prefería millones de veces a escucharlo decir "omega" con desprecio. —Lo siento. Por atacarte la otra tarde. Fue impulsivo de mi parte, pero siempre estás tratando de discutir conmigo, aún cuando eres un omega te las arreglas para hacerme enfurecer, actué enojado y así no es como dirijo este lugar, no fue lo correcto. — Jungkook trató de explicarse, aunque aún sonaba conflictuado al respecto, aún así, lo siguiente que dijo fue firme y decidido: —Y no estás aquí para ser un reproductor. Eso quiero que lo tengas muy claro. 

Jungkook fue solemne. No estaba mintiendo, y después de haber perdido los estribos con Yoongi la última vez que hablaron, se había arrepentido tenazmente de haberle dejado con esa impresión.

Era cierto que Yoongi le estaba dando más dolores de cabeza que nadie jamás, pero también era que él se lo había ganado. No habían comenzado de una buena manera, Jungkook tenía muchas razones revueltas para tratar de explicarlo, pero no podía hacerlo. Su único objetivo era que Yoongi estuviera a salvo. 

No quería que Yoongi pensara lo contrario, su manada no funcionaba así y no quería un omega que diera crías a todos sus alfas. Eso era lo suficientemente despreciable para él, como para siquiera pensarlo. Lo peor era que de verdad ocurrían cosas así, y que Yoongi tenía razón en temer de ello. 

Pasaba en otras manadas, con otros grupos de sobrevivientes. Con tan pocos omegas y la capacidad de las hembras beta para concebir siendo tan baja, la natalidad en medio de la crisis post-infección se había convertido en un asunto importante, y se había vuelto habitual tener lo que comenzaron a llamarse "reproductores", para mantener a flote las pequeñas comunidades emergentes. Era solo una fachada para cubrir lo que probablemente era un omega violado por un grupo y usado para criar.

Jungkook no estaba buscando algo como eso para Yoongi, incluso cuando el omega solo se esforzaba en desafiarlo y contradecirlo, él no tendría intenciones como esas ocultas de él, y tampoco sin su consentimiento.

Yoongi afrontó una clase de sorpresa satisfactoria. Definitivamente no había esperado que Jungkook fuese capaz de disculparse, pero después de lo ofendido que se había sentido, resultó reconfortante de alguna forma, pero no suficiente. Estaba tranquilo, por otro lado. Él no iba a ser obligado a nada, Jungkook parecía muy seguro de eso.

—Pero tienes razón después de todo ¿no? — Yoongi soltó el agarre de su mano con un movimiento suave, Jungkook no puso resistencia. —Consecuentemente uno de tus alfas va a joderme. Porque soy un omega, y es así es como debe ser. Probablemente le de cachorros. Y entonces toda esta discusión habrá resultado en una mierda inútil.

Yoongi fue áspero al hablar. No parecía estar ilusionado con el relato, y esperaba que Jungkook no lo estuviera tampoco. En realidad el líder apretó la mandíbula ante los hechos evidentes. Lo sabía, algo como eso podía pasar pero no tenía nada de malo a su parecer, la negación de Yoongi ante la idea era solo suficiente para que no ocurriera.

—Si no lo quieres, no va a pasar.

—Oh, ¿y ahora tengo elección?

—No voy a obligarte a aparearte, Yoongi. Si tú malditamente no quieres traer cachorros a la manada, no lo harás y punto. Y si quieres hacerlo, entonces tú mismo decidirás cuántos, con quién, y cuándo vendrán. No tienes que hacerlo tan complicado para ninguno de los dos.

Yoongi se mantuvo en silencio por el momento seguido a las palabras de Jungkook. La verdad sea dicha, no sabía qué contestar.

Todo eso, en efecto, sonaba como un buen plan. Él eligiendo. Eso era algo que definitivamente apreciaba. Imaginarse teniendo una familia, por otro lado, no era tan sencillo de asimilar. No estaba en sus planes próximos y ahora podía estar tranquilo de que seguirían sin estarlo. Jungkook no parecía estar mintiendo al respecto.

Yoongi suspiró. Sabía que solo buscaría más razones para discutir si seguían con esa conversación, lo mejor era que lo dejara de lado de una vez.

—Bien. Iré con Suany ahora.

Retuvo un suspiro cuando dio media vuelta hacia la habitación de la cachorra, apartando a Jungkook de su vista. Maldijo internamente una vez que estuvo a salvo fuera de él. Escuchó atento los pasos tras la puerta que ahora lo protegía, hasta que el alfa se fue de la cabaña. 

Y entonces liberó el aliento.

Esa era probablemente la primera vez en la que Jungkook lo trataba con un mínimo de amabilidad, o una especie de ella, y él lo había dejado pasar sin más. Lo admitió, estaba nervioso y nada seguro de cómo responder. Habían sido más veces discutiendo que hablando civilizadamente, por lo que se había encontrado fuera de su zona tan repentinamente. Jungkook fácilmente lo llevaba fuera de ella.

Él incluso había buscado irritarlo con su tono mordaz, incluso si no era su intención inicial, él había buscado ese estímulo agresivo que caracterizaba sus encuentros casi sin darse cuenta. Pero Jungkook no respondió esta vez. Él fue preciso y transparente. Y Yoongi no estaba acostumbrado a ser de esa manera.

Pasaron algunas semanas después de ese encuentro inusual. 

Yoongi encontró correcto catalogarlo como, el comienzo de su buen entendimiento. Al final, concluyó que Taehyung tuvo la razón y con el tiempo iban a llevarse mejor.

Jungkook ya no era tan obvio evitándolo durante los horarios de comida. De hecho, habían intercambiado saludos ocasionales, y Yoongi había jurado verlo sonreír una vez. 

Otras veces lo seguía con la vista hasta que tomaba asiento con otros miembros y los miraba conversar, pensó que era imposible ver una expresión amable, pero se encontró incapaz de apartar la mirada cuando el hombre soltó una carcajada limpia y alegre. 

Dios, él no iba a admitirlo nunca en voz alta, pero tenía una sonrisa hermosa ahí puesta.

Su encanto, sin embargo, no fue perpetuo, cuando tuvo entre sus manos el frasco de pastillas que debía empezar a tomar para aminorar su aroma de celo.

—Solo debes tomar una a la semana, es la dosis correcta para tu peso y estatura, irá cambiando con el tiempo, ya que eres un omega joven y nunca antes los habías ingerido. Empezaremos así para que los efectos secundarios no sean tan agresivos contigo, pero tendrás que aislarte dos días antes de que inicie tu ciclo, por precaución. Mantente hidratado y si te sientes mal o cualquier cosa, ten la confianza de venir a verme.

El doctor mantuvo una sonrisa amable después de explicarle todo eso a Yoongi, y terminar su chequeo.

Seokjin era uno de los alfas de la manada, y el doctor encargado de todos en el clan. Yoongi no pudo evitar pensar en qué tan conveniente era que un hombre tan apuesto fuese alfa y doctor, todo al mismo tiempo en medio de un apocalipsis zombie. Era un jodido premio. A su parecer, sonaba como una clase de fantasía hecha realidad, además de que el tipo era encantador.

—O puedes decírmelo también a mí. En caso de que, ya sabes... Te sientas mal. — Agregó el otro alfa presente en el consultorio, Jungkook , quien mantuvo su ceño fruncido mientras guardaba sus manos en los bolsillos de sus jeans rotos y escuchaba las indicaciones de Seokjin.

Yoongi no pudo evitar evaluar a los dos hombres que lo acompañaban. Seokjin vestía de blanco y lucía impecable, con una expresión gentil y una mano suave reposando sobre su hombro, parecía como todo lo contrario a Jungkook.

El líder vestía de negro la mayoría de las veces, esa no era la excepción, una simple camiseta holgada con sus pantalones desgastados, botas de combate y el cabello oscuro revuelto a sus costados. Su expresión, a decir verdad, daba miedo, como si pudiese molerte a golpes ante cualquier mínima provocación. 

Yoongi pudo evitar el deseo de sonreír ante el contraste entre ambos hombres. En realidad, no sabía cuál de los dos le atraía más, y no era precisamente el mejor lugar para ponerse a pensar en eso, sabía que tales ideas solo eran por culpa de su ciclo próximo, de todos los cambios que últimamente había experimentado, y definitivamente de haber pasado de una soledad absoluta a una invasión de aromas por todos lados a su alrededor. Además, él aún debía tomar esas malditas pastillas, por esa razón Jungkook lo había llevado hasta la cabaña de Seokjin en primer lugar, no para que ambos posaran ante él y pudiera elegir a su preferido.

—Gracias. — Se encogió de hombros, dando un vistazo a las pastillas. —Si eso es todo, supongo que nos veremos pronto.

—Ah, Yoon. En realidad quería aprovechar que viniste para hablar contigo sobre algo más, si no te molesta quedarte...

Yoongi observó con sorpresa cómo el castaño llevó una de sus manos a su nuca y la paseó nervioso. Su mente rápidamente trabajó para tratar de descubrir de qué se trataba, pero no encontró pista. Él debió permanecer durante un tiempo pensando en qué decir, pero entonces no quiso hacer el momento extraño.

—Claro, no hay problema...

—Mh, Yoongi tiene asuntos que atender respecto a Suany, es por eso que lo he acompañado hasta acá. — Jungkook lo interrumpió, dirigiéndose al alfa en cuestión, sin siquiera pasar su mirada por la expresión confundida de Yoongi a su lado, de hecho había dado un paso al frente en torno a Seokjin, con los hombros elevados y la cabeza ligeramente puesta hacia atrás. Era como si Yoongi hubiera desaparecido y solo quedara el nítido duelo entre los dos alfas presentes.

—Oh, que pena... — El murmuro de Seokjin fue extraño, como si no existiera ninguna de esa pena a la que se refería. Le sostuvo la mirada a Jungkook durante todo momento, analizándolo. —Será para la próxima ocasión, entonces.

Una sonrisa extremadamente amable y una cordial despedida. Tan amable que Yoongi se sintió intimidado. Los alfas tenían una forma de cortesía que lo hacía sentir amenazado. Cuando ambos salieron del lugar, el silencio y las ansias de Yoongi por una explicación se acrecentaron. 

Bien, eso había sido extraño.

— ¿Qué pasa con Suany? Creí que hoy Yuna iba a encargarse de ella. No es que me moleste, pero...

—Lo inventé para que no te quedaras a solas con él. ¿No fue muy obvio?

Yoongi se encontró pasmado, pero al mismo tiempo no dejó de caminar, siguiendo al alfa. La confusión invadió su expresión, pero también algo más. Algo que hizo a su lobo dentro de él agitarse como perro doméstico siendo llamado. Que Jungkook no quisiera dejarlo con Seokjin en un lugar a solas no debería alegrarlo, en realidad podría estar disgustado por ello, pero no lo logró.

— ¿Y eso porqué?... — Tal vez estaba arriesgándose mucho al pedir explicaciones, Jungkook podía solo ignorarlo o decirle algo hiriente, pero aún así quería saber más, quería saber qué había sido todo eso.

—No eres tonto, ¿verdad? Seokjin está interesado en ti.

Yoongi abrió los ojos con sorpresa ante la declaración. Sintió su rostro calentarse al recordar al amable hombre que lo había atendido y se negó a creerlo. Seokjin solo había sido amable con él porque era doctor, no porque estuviera interesado en él de otra forma, eso sonaba ridículo a su parecer. Un alfa tan bueno ni siquiera pondría sus ojos en él, ¿cierto?...

—Estás equivocado, él solo fue amable...

Jungkook detuvo su andar un momento, solo para volver el rostro y mirar a Yoongi de forma extraña, entre confusión y una especie de irritación, Yoongi no estaba seguro.

—Claro. Amable... — dijo finalmente, cuando se dio cuenta de que Yoongi realmente no estaba evadiendo el tema, no estaba bromeando. Él creía eso. — ¿Nunca te ha cortejado un alfa?

Yoongi nuevamente se sintió invadido por la sorpresa ante la curiosidad puesta en la expresión del alfa. Los nervios le revolvieron el estómago al estar de nuevo en esa situación, hablando un tema demasiado incómodo para él con el alfa que solo sabía hacerlo rabiar.

—Qué te importa. — Yoongi retomó el camino, frunciendo del ceño y adelantándose unos pasos a Jungkook , solo para que éste no tuviera que ver su rostro avergonzado.

Él no quería confesar algo como eso. Era suficiente con que Jungkook estuviera controlando su ciclo, no necesitaba ahora hablarle sobre su nula experiencia en relaciones, mucho menos amorosas. Eso era un nivel al que definitivamente no quería llegar. Jungkook lo alcanzó.

—Te tocó más de lo necesario, la mano en tu hombro y en tu rodilla, no tenía por qué ponerla ahí a menos de que tratara de decirte algo indirectamente. Y cuando te habló también, lo hacía acercándose lo más posible a ti y mirándote fijo a los ojos. La sonrisa y la voz gentil al hablarte. Todo eso, déjame decirte, no es solo ser amable.

—Bueno, ¿y qué?... — Yoongi soltó, para que Jungkook dejara de decir esas cosas y hacerlo sentir tan extraño, al recordar todo y caer en cuenta. — ¿Por qué le mentiste para que me fuera?

—Tu dijiste que no querías un compañero.

— ¿Qué hay con eso respecto a ti? Yo puedo negarme por mi cuenta.

—Solo estoy cumpliendo con mi palabra. Nadie va a cortejarte si no es tu deseo y tú malditamente me lo dejaste muy claro desde que llegaste.

—Sí, bueno... Si yo cambié de opinión no deberías entrometerte. — replicó. No era exactamente lo que quería decir, pero no pudo evitar ponerse a la defensiva con Jungkook. 

—Oh, ¿tu cambiaste de opinión ahora?... — Jungkook se escuchó molesto, por alguna razón su irritación fue demasiado evidente, ni siquiera trató de disimular cuando miró a Yoongi con severidad. La reacción fue extraña.

— ¿Y qué si lo hice? — Yoongi respondió a la irritación del alfa, manteniendo la cabeza en alto en todo momento. No se iba a dejar intimidar por el tono feroz del líder. 

La adrenalina ahí instaurándose, de repente se dio cuenta de que la había echado de menos, lo cual resultaba tentativamente negativo de su parte.

—Que hubieras podido ahorrarme todas tus escenas si tan pronto ibas a elegir a alguien.

—Si quiero quedarme a solas en un sitio con un alfa no significa que quiera un compañero, así que deja ese papel protector porque no necesito que decidas nada por mí. 

—No voy a dejarlo. Es mi trabajo proteger a todos aquí.

— ¿Ah sí? Pues no creo que velarle el culo a tus miembros sea parte del trabajo.

—En realidad lo es también, te lo dije antes.

Yoongi bufó. Un poco harto del rumbo infantil que la conversación estaba tomando. 

Bien, Jungkook estaba haciendo una mierda de protección alfa en torno a lo que le prometió sobre tomar un compañero, no debería causar un alboroto de ello. Quizá solo estuvo un poco irritado por el hecho de que, por un segundo había cruzado en su cabeza la imagen de un Jungkook celoso, y no había sido nada de eso.

También era que no esperaba recibir alguna clase de cortejo por parte de Seokjin. Era cierto que él no era el omega precisamente más entrenado y la cosa, pero fue revelador tener esa situación, no pensó que llamaría la atención de alguien. En cambio, si Jungkook hubiera estado celoso...

« Que idiotez »

Detuvo sus propios pensamientos. Que Jungkook sintiera celos por él era imposible, y si fuera cierto, no le importaba. Trató de convencerse.

—Como sea.

Miró a su alrededor conforme seguían caminando, a lo lejos podía mirar la cabaña finalmente en la que vivía con Taehyung, él beta tenía vigilia nocturna, por lo que no se encontrarían hasta el siguiente día al amanecer, era su día libre completamente y no pensó que terminaría discutiendo con el líder, como si la costumbre estuviese perdiéndose.

—Si lo quieres solo tienes que pedirlo y tendrás una cabaña lista y a Seokjin en ella esta misma noche. Ya que pareces muy cómodo de repente con la idea, y deberás regresarme la medicación.

Yoongi creyó escuchar mal, pero las palabras resonaron en su cabeza como ecos continuos, tratando de convencerse de que lo que le decía el alfa había sido un error o algo que totalmente mal interpretó. Abrió su boca para decir algo, pero no fue capaz de emtir sonido, su expresión refleja claramente su consternación.

—Cuando pienso que no puedes ser más idiota, tú de verdad logras superarte...

—Estoy hablando en serio, omega.

—Por la mierda que yo también, Jungkook. — Yoongi ignoró el apretón de enojo en su estómago al escuchar que lo llamó omega. 

Cada vez que evitaba decir su nombre, sentía como una clase de muro levantándose entre ambos, que le recordaba su maldito lugar y las pocas posibilidades que tenían de llevarse bien por completo.

—Seokjin está interesado en ti. Pasar tu celo con él es definitivamente una opción. Y estoy hablando en serio, Yoongi.

—No quiero acostarme con él.

Yoongi sintió la rabia detrás de sus ojos. No le gustaba esa situación, en la que Jungkook creía que podía arrojarse a los brazos de cualquier alfa solo porque, naturalmente, era como debía ser. La noción incluso lo hacía temer, ¿por qué pensaba que era tan sencillo?

Jungkook lo miró profundamente, tratando de encontrar algo más allá de sus palabras. Yoongi fue valiente y le sostuvo la mirada igualmente de firme, el silencio que se extendió entre ambos casi lo hizo sentir mareado.

—Entonces dime con quién y lo tendrás.

« Contigo. Deja de ofrecerme a otros alfas »

—Jungkook, cierra la puta boca de una vez. — Yoongi negó con cansancio, no quería que todo eso escalara a más. 

—Te lo voy a repetir las veces que sea necesario. Si alguien se atreve a cortejarte, va a ser bajo mis condiciones.

Yoongi no pudo evitar el desafío en su mirada, y Jungkook tampoco mostró señales de querer desistir. La tensión ahí en medio, los dos se esforzaban constantemente en llevarse al límite el uno al otro, era un ridiculez. Yoongi se mareó ante el aire de posesividad en las palabras del alfa. Era una tontería que su lobo estuviese volviéndose loco dentro de él, dando vueltas por todos lados debido a la riña.

— ¿Por qué pareces tan malditamente empeñado en esto? Si tu trabajo es hacerme sentir cómodo al respecto, tú no lo estás logrando.

Yoongi agradeció a los dioses el llegar a la cabaña, buscó en sus bolsillos la llave de una vez, pensando que ese sería algún fin de la conversación. No podía entender cómo todo había parecido ir excelente entre ambos, y de repente terminar de esa forma tan molesta.

—Lo estás complicando. — Jungkook dijo y Yoongi suspiró. Jungkook siempre decía que complicaba las cosas.

Yoongi rodó los ojos ante las palabras del alfa tras él, mientras él abría la puerta de madera. Tal vez era cierto y a él le gustaba hacer una escena de las cosas, pero él tenía un punto y no quería a un líder irritante inmiscuido en sus asuntos más íntimos, especialmente cuando lo que quería realmente era callarle la boca de un beso brusco, y que dejara de molestarlo.

— ¿Lo hago, de verdad? Lo único que quiero es que te mantengas fuera de lo que pasa entre mis piernas. No es nada difícil de entender.

Dio media vuelta una vez que terminó, para así enfrentar una vez más la mirada dura del hombre altivo frente a él. Retuvo un suspiro, no se dio cuenta del momento en el que Jungkook había acortado la distancia tanto tras él, y ahora estaban frente a frente, con un reto intrínseco de por medio, sus miradas casi causando corto. La sensación lo hizo estremecerse.

—Necesito saber qué es lo que pasa entre tus piernas. Soy tu alfa.

Las palabras le hicieron más daño del que esperaba. Era su juego y había terminado perdiendo, no creyó que Jungkook fuese capaz de responder de esa forma. 

Y aunque sabía que no era nada literal, una llama de calor lo recorrió ante la imagen en su mente de Jungkook sujetándolo con fuerza de los tobillos, para extender sus piernas a lado y lado lo más que pudiera y tomar un buen lugar entre ellas, con el fin de no salir hasta que rogara por ello. 

El fugaz pensamiento hizo que su rostro se inundara de rojo y pena, tuvo que apartar la mirada primero, bajando la cabeza tras un chasquido. Jodido. Estaba jodido. Se concentró con ganas en ignorar el entusiasmo de su omega, acariciado por la sencilla oración que había quedado grabada en su sistema: "soy tu alfa". No debería haberlo alterado tanto.

—Joder, Yoongi ... ¿Me imaginaste entre tus piernas?

Yoongi sintió el suelo bajo sus pies temblar ante la grave maldición del alfa. Levantó la mirada de nuevo, porque justo en ese momento se sintió perdido, incapaz de saber qué decir o hacer. Necesitaba encontrar una pista en la mirada del alfa.

—No lo hice. — Mintió. ¿Qué más podía hacer, si Jungkook lo estaba mirando tan fijamente, que lo hacía sentir sin escapatoria?

—Trata de convencerme. — La sonrisa burlona que se alzó sobre los labios del alfa fue suficiente para terminar de derrumbar toda la estabilidad que el omega había estado manejando.

—Jodidamente no te importa lo que imaginé. ¿Ahora intentarás controlar mi mente también?

—No, haré algo mejor. — Jungkook levantó su mano firme para tomar a Yoongi del cuello, su extensión fue suficiente para tomarlo con fuerza. Yoongi jadeó asustado, pero por alguna razón, incapaz de actuar en contra del movimiento que lo paralizó. La mano fuerte lo hizo recordar a cuando había sido sometido a la autoridad del líder, a cómo se sintió de humillado y cohibido. Pero esto era diferente, había algo totalmente distinto ahí en medio de ambos. —Abre la puerta.

Yoongi movió su mano temblorosa por su espalda, hasta alcanzar la perilla de la puerta tras él. Apretó el metal mientras cerraba sus ojos. Solo estaba a un paso de perder la cabeza, él iba a abrir la puerta de esa cabaña y todo se iría a la mierda.

Pero esta vez no tenía la intención de desobedecer.

Abrió finalmente, y el tiempo pasó volando frente a él. 

De repente, fue empujado contra la madera y entraron a la cabaña de una vez. Los ágiles movimientos de Jungkook lo hicieron sentir un incompetente, porque el hombre manejaba su cuerpo como si fuese un hilo atado a su dedo meñique. 

Jungkook cerró la puerta con una patada fuerte y lo empotró en contra de ésta, para ajustar el agarre en su cuello y levantarlo levemente del suelo; de esta forma, la pierna de Jungkook encontró espacio entre las de Yoongi, dejando que tomara soporte en él.

Yoongi no estaba seguro de qué era lo que se había apoderado de su mente, no sabía si era la fuerte presencia de Jungkook , el aroma de su enojo, su excitación y su perfume natural, todo al mismo tiempo intoxicándolo. Las manos fuertes tomándolo y aprisionándolo contra una pared y su cuerpo. Iba a volverse loco.

—Solo tenías que pedirlo... — La espesura en la voz del alfa tan cerca de su rostro hizo que Yoongi se dejara caer un poco más en el trance de placer que estaba experimentando.

El ambiente infestado del aroma de Jungkook, la mano apretando su cuello y el muslo firme entre sus piernas tenía su mente hecha fuego. Algo construyéndose en su vientre bajo, sabía lo qué era. Se había empeñado tanto en ignorar esa atracción por el líder que ahora no tenía ningún tipo de control sobre ella. Incluso si el alfa lo tiraba al suelo de nuevo y él debía protegerse, no tenía manera de ocultarlo más. Estaba perdido.

—Ah... — Yoongi llevó una de sus manos hasta rodear la muñeca de Jungkook frente a su pecho, la mano que lo tenía clavado contra la puerta. 

Su gemido fue orgánico, ni siquiera sabía que lo había estado reteniendo, pero el calor en su piel lo estaba asfixiando. Bajo su pantalón sentía la terrible erección ya erguida, sabía que la humedad entre sus piernas pronto sería inevitable, y el deseo por maniobrar su cadera lo atacó.  Cerró los ojos cuando la intensa mirada de Jungkook lo examinó, rápidamente su rostro se sonrojó, por lo que fue más un instinto de protegerse de ser juzgado.

—Frótate sobre mi pierna, Yoongi.

Yoongi fue incapaz de abrir los ojos, mientras con fuerza apretó la mano de Jungkook aún sosteniéndolo. Su voz sonaba tan bien, tan cerca, como una caricia a su cerebro, tan clara y benevolente. Casi se queda sin aire ante el efecto de aquella orden susurrada en su oído; estaba seguro de que incluso si Jungkook no le daba permiso él iba a terminar haciéndolo. Gimió adolorido cuando la rodilla del alfa entre sus piernas se levantó un poco, presionando con toda la intención, otorgándole más de la cercanía necesaria para dejarse llevar, rozando terriblemente el lívido bajo su ropa.

Yoongi ahora sujetó con ambas manos el brazo de Jungkook, buscando más soporte, y fue consciente del vergonzoso movimiento que su cuerpo comenzó. 

Un tambaleó de su cadera contra el muslo de Jungkook. Su ceño fruncido y sus ojos cerrados en una hipnótica danza, no retuvo los suspiros, no fue capaz. Alimentó su erección contra la pierna del alfa que lo sostenía. La sensación de la tela lo tenía desesperado, él no quería ningún obstáculo entre esa piel y él. Él quería restregar por completo su cuerpo contra el alfa que le ordenaba qué hacer.

Mientras suspiraba perdido, sus ideas fueron volviéndose cada vez más densas. Ya tenía claro que no había escapatoria, no podía negar el hecho evidente de que quería continuar tanto con todo eso. Quería terminar con todo eso también. Toda la ira que había estado guardando había mutado, y ahora se sentía como pura y dura lujuria corriendo por sus venas hasta instalarse en sus entrañas. Sentía que podría rogar por ello, solo esperaba que Jungkook no lo llevara a ese extremo.

Tener los ojos brillantes del alfa puestos en cada una de sus expresiones, solo hacía las cosas aún más difíciles. Podía sentirlo incluso cuando estaba cerrando los suyos con fuerza, para no ver a su verdugo mientras gemía como desahuciado; la vergüenza lo atacaba pero no era más fuerte que el deseo en ese momento. Y por el infierno que necesitaba recuperarse un poco. 

Hizo un gran esfuerzo para detener sus movimientos, su omega protestando como un eco en su mente de que no había nada correcto en dejar de frotarse contra el alfa entre sus piernas. La revelación hizo que su cuerpo entero temblara. No podía ser solo el espectáculo ahí. 

Abrió sus ojos y finalmente se topó con el alfa. Esta vez la chispa en medio de ambos estaba tan propensa a explotar, como nunca antes. Jungkook lucía sobre el borde, como si estuviese a punto de devorarlo entero y no dejar rastro alguno.

—Qué estás haciéndome... — Yoongi logró articular. No era una pregunta que necesitara respuesta, era más bien de mera contemplación, incluso pareció un reclamo, justo ahí, siendo retenido por el cuerpo de Jungkook y embriagado de su aroma.

— ¿Qué estás haciéndome tú a mí, omega? Desde el maldito primer día en que llegaste... — Yoongi suspiró cuando la voz tersa de Jungkook acaricio entre sus labios, la mano que lo sujetaba del cuello subió un poco por su mandíbula hasta sujetar su rostro, su pulgar acarició el labio inferior de Yoongi, entreabriéndolo con un toque suave. — ¿Sigues tan seguro de no querer un compañero?... 

—Sí... — Yoongi recuperó un poco de su cordura al notar cómo los ojos de Jungkook quedaron clavados en su boca, su pulgar aún jugueteaba con su labio húmedo y el ceño fruncido le decía algo, podía leer indecisión en esa expresión, y por alguna razón sintió miedo de que pudiera estar pensando en arrepentirse de todo eso. —Siempre estoy seguro de lo que digo.

Yoongi se alegró de la claridad en su voz. Su mente hecha añicos y el deseo que su cuerpo exhumaba podrían traicionarlo, pero aún podía soltar palabras coherentes y tener la cara en alto.

— ¿Me quieres a mí? 

Yoongi tragó saliva ante la solemne expresión en el rostro conflictuado del alfa, sus miradas por fin se encontraron, porque Jungkook quería una respuesta sincera. Él no estaba preguntando eso con ningún toque de burla o con la intención de sobajarlo. Él necesitaba una luz verde para dejar ir todo aquello que había estado reteniendo con candados.

—Sí. — Yoongi gimió. Los ojos de Jungkook brillaron con algo nuevo y despierto,  y finalmente lo liberó por completo de su agarre. Yoongi no tuvo tiempo siquiera de recuperar el aliento, su afirmación sonó lo suficientemente miserable a su parecer, como para preocuparse por ello. 

Pero todo fue rápido de nuevo, y Jungkook lo tomó entre sus brazos, levantandolo del suelo como un saco y haciendo que envolviera sus piernas temblorosas alrededor de su cadera para dar media vuelta dentro de la cabaña, él se sujetó de sus hombros como consecuencia, ocultando su rostro acalorado en la curvatura de su cuello. Jadeó encantado, él podía joderse el cerebro solo con su condenado aroma. 

Lo siguiente que sintió fue la cama en su espalda, no estaba concentrado en ningún otro sonido a su alrededor que no fuera la potente respiración del hombre que lo sujetaba entre sus brazos, y cuando fue separado para mirarlo erguido sobre él sintió su mente nublada por la atracción que sintió.

Yoongi tembló bajo la mirada dura del alfa que lo empotraba contra la mullida cama. El ambiente que normalmente era silencioso y nulo, se sentía en ese momento, como un cielo cálido, lleno de aromas sutiles que le revolvían las entrañas de placer. No, no solo su aroma.

Sintió las manos ásperas del hombre deslizarse por debajo de su camiseta, dejando caricias tan lentas y calientes que rodó los ojos. Encontró la forma de deshacerse de su chaqueta, porque se sentía cada vez más pesada sobre su cuerpo.

— ¿Estás consiente de esto, Yoongi ? — Yoongi salió de su trance, Jungkook lo había despojado de su camiseta y lo había traído de vuelta al mundo con una mirada severa. 

—Sí... Vas a joderme. — Sus propias palabras lo hicieron jadear de anticipación y vergüenza, la noticia siendo increíble hizo que sus entrañas se revolvieran.

El calor aumentó y estaba seguro de que su rostro se ruborizó. Su celo estaba probablemente e irremediablemente adelantándose, pero es que la tormenta de feromonas a la que estaba siendo sometido y el innegable deseo que sentía por Jungkook lo tenían en un espiral de sensaciones que no era capaz de asimilar, que nunca antes había experimentado.

—Solo si lo pides amablemente. — La bruma que los envolvía no le impidió a Jungkook sonreír con autosuficiencia.

Yoongi gruñó, pero antes de que pudiese ponerse a protestar, los tirones de Jungkook sobre sus pantalones lo hicieron percatarse de la escena. Él ahora estaba desnudo sobre su cama, con el hombre al que más veces había deseado golpear en la cara desde que lo conoció, y no había nada que lo encendiera más que esa sensual curva sobre sus labios y los ojos fieros devorándolo.

—Jungkook ... — Un gemido natural. La mano del alfa tuvo aprisionada la caliente erección de Yoongi .un segundo después, acariciando de arriba a abajo con parsimonia y dedicación, otorgando la presión adecuada y el calor necesario para hacerlo arquear la espalda sobre la superficie blanda.

—Desde el primer momento en que te vi supe que yo llegaría a estar enterrado en lo más profundo de ti, omega... — Jungkook analizaba libremente cada una de las expresiones del hombre a su merced. Fue capaz de recitar esas palabras mientras se llenaba de verlo tan indefenso y perdido en su placer.

Sus manos seguían atendiendo el palpitante miembro del pelinegro, prestando especial atención a la punta con caricias finas de sus dedos. Los gemidos siendo arrancados de la garganta de Yoongi hicieron que su pecho vibrara orgulloso y complacido.

Celestial. Solo podía pensar en los ángeles con esa expresión en el rostro tierno, encendido de rojo sobre los gentiles pómulos y los labios húmedos y abultados. Es cierto que era un hombre obstinado, pero no era ciego, y mucho menos estúpido. Yoongi era su clase de omega, era exactamente la razón por la que cerraba los ojos en las noches y fantaseaba.

Había pasado un tiempo tratando de obstruir esa atracción. Tratando de reprimirla y eliminarla, pero no fue lo suficientemente fuerte. No solo se trataba de evitar los líos que un omega rebelde con hermosa sonrisa y dulces ojos le pudieran traer, sino de protegerse a sí mismo. Era lo suficientemente egoísta como para pensar eso, pero aún más como para decidir ignorarlo.

Sentir esa clase de insana atracción por alguien era lo último que quería. Pero también lo único que necesitaba.

Yoongi estaba revuelto por dentro, destruido por el hombre fuerte que lo sostenía en contra de su cuerpo caliente, desahuciado, un poco más con cada movimiento al que era sometido.

—Yoongi... — La voz de Yoongi,  jadeante pero firme, hizo que un escalofrío cursara por los hombros fuertes del alfa. —Mi nombre no es "omega". Soy Yoongi. Te lo he dicho tanto... Y si quieres que te deje meter entre mis piernas, será mejor que lo aprendas de una vez.

Yoongi ahogó un suspiro. No quería derrumbarse, no por completo, entre los brazos de ese hombre, al que tantas veces había sentido querer matar. Jeon Jungkook era la persona a la que más veces le había jurado odio desde la devastadora ola de infección. Pero también era el único que lo había protegido desde entonces, prometiéndole bienestar y refugio. En una extraña forma de ello.

—Termina para mí, Gi... — Un suspiro de Jungkook fue capaz de pronunciarlo. Y el omega tembló finalmente, dejándose ir con violencia sobre la mano del alfa. Jadeó con perdición, su cuerpo dócil disfrutando del efecto del orgasmo, su lívido aumentando en lugar de disminuir ante cada caricia reconfortante que le era dada.

Jungkook sonrió impresionado después de un tenue "buen chico" que se instaló en la mente perdida de Yoongi. La disposición silenciosa. Jungkook sabía muy bien cómo darle lo que quería, sin hacerlo ver como tal. Y eso lo volvía loco, no solo de gusto, sino de rabia. Estaba muy seguro de que ese alfa terco no admitiría jamás en voz alta lo perdido que estaba por culpa suya, casi tanto como que él tampoco lo haría. Jamás. Prefería mil veces ahogarse en el placer mudo que confesar su sentir. Su sentir lo hacía débil.

El mundo dejó de ser un lugar seguro para los débiles hacía mucho tiempo.

—Mañana todos sabrán que te follé. Y tú tendrás mi aroma en cada parte de ti, como si no hubieses deseado nunca algo más en la vida... — Yoongi lo hizo callar. 

« Por Dios. Cierra la boca. Úsala en mi »

Lo hizo cerrar su maldita boca, porque metió su lengua rápidamente en ella con un beso ahogado que los hizo tambalearse contra el cuerpo ajeno.

Yoongi quería decir que odiaba la idea, pero también que estaba ansioso porque todos lo supieran. El alfa era suyo. Y jodidamente quería presumirlo, que había conseguido al alfa que quería y lo tenía sobre él complaciéndolo. Sonaba tan insano como vital, en la medida posible en la que esos dos conceptos podían interactuar.

Con un ágil movimiento, Yoongi pudo maniobrar el pesado cuerpo de Jungkook y apartarlo, hasta empujarlo contra el colchón y encontrar él esta vez el lugar arriba. Las manos fueron rápidas y descoordinadas, pero logró quitar de en medio el pantalón de mezclilla del alfa, apartándolo de su camino hasta la mitad de sus muslos, no tenía tiempo para más, era lo único que necesitaba por el momento. Sus muslos carnosos y suaves rodearon la cadera fuerte del alfa, la gruesa polla estaba rozandolo, él la mantuvo meciéndose contra su culo, solo porque la mandíbula apretada del alfa le pareció sumamente atractiva de apreciar.

—Móntame...

—Ni si quiera cuando yo soy quien está arriba eres capaz de dejar de darme órdenes, idiota.

—No es una orden. Es tu deseo, me quieres dentro... — Jungkook paseó sus ásperas manos sobre la cintura de Yoongi, regalando ahí caricias suaves, que parecían irreales para un ser tan fuerte.

— ¿Y tú no lo quieres también? ¿Es que soy un omega insolente que está forzando al líder de la manada a joderlo? Suena ruín incluso para ti.

Jungkook no evitó la limpia carcajada en sus labios ante la altanería de su omega, y la expresión sumamente satisfecha por estar siendo tentado de esa manera. Yoongi lo contempló ido por un segundo, lo suficiente para hacerlo sentir desesperado una vez más.

La palabras reacias no concordaron con los movimientos de su cuerpo. Él pronto se dirigió a obedecer. Su cadera se levantó en el ángulo adecuado, dónde pudo sentir la punta de aquel caliente miembro, tocando su húmeda entrada. No pudo evitar gemir encantado, pues la sensación de cosquillas en su vientre con solo el roce lo hizo incluso humedecerse más sobre la polla que estaba a punto de tomar.

—Maldita sea... — Jungkook encarnó sus uñas sobre los muslos de Yoongi , su pecho subía y bajaba acelerado ante la vista que tenía y el placer que lo inundaba ante cada ligero movimiento del omega sobre él. —Tómala.

—Lo haré...

—Hazlo ya.

—No porque tú lo digas...

—Joder... — El pelinegro bufó exaltado de anticipación, levanta su cadera y ejerce presión contra la entrada lubricada del omega, pero éste se eleva antes de que logre introducirse. —Te odio, Yoongi.

Yoongi es ahora el que suelta una carcajada enérgica ante la expresión irritada del alfa, sentía sus manos apretando su piel, lo cual probablemente le daría moretones al amanecer. Le gustaba tanto, verlo tan bruto, molesto y tentado. Y le gustaba aún más saber que él lo tenía así.

El hecho de que en realidad Jungkook podía simplemente quitarlo de encima, voltearlo y joderlo sin ninguna complicación, lo hizo enloquecer de deseo aún más; porque sabía que podía hacerle todo el daño que quisiera, lo podía someter y obligar a lo que jodidamente quisiera, pero no lo haría. No sin su aprobación.

—Oh, te odio también. — Yoongi suspiró coqueto. Y entonces, encontró el camino correcto nuevamente, movió ágilmente sus caderas para de una vez, sentarse sobre el regazo del alfa caliente debajo de él, y adentrarlo por completo en su interior. La sensación abriéndose paso poco a poco lo hizo mantener el ceño fruncido y los ojos cerrados, siseando por el nuevo piso de placer construyéndose en su estimulado cuerpo. —Pero amo tu polla...

Yoongi dejó su mente en blanco. Nada más pasó por ella. 

De lo único que fue consciente fue de la forma majestuosa en la que su interior envolvió con ardiente necesidad, el grueso falo del alfa bajo sus muslos. Sus manos temblorosas buscaron apoyo en el abdomen marcado del hombre, él aprovechó para despojar la camiseta y dejarlo de una vez libre ante sus ojos, sus uñas cortas rasparon la piel, sintiendo que podría caer en cualquier momento debido a la espesura del placer construyéndose en su interior. Sus ojos se cerraron con fuerza y fue consiente de unas lágrimas indiscretas resbalando por sus pómulos acalorados.

No tenía idea de lo mucho que necesitaba eso.

Se mantuvo quieto durante el tiempo en el que su cuerpo se ajustó a la intromisión, aspirando el aroma masculino que inundaba la habitación, y las oleadas de feromonas a su alrededor. 

En un instinto puro e innato, se inclinó sobre el pecho de Jungkook , su rostro se frotó contra los pectorales de éste, en un evidente comportamiento posesivo. Jadeó complacido conforme dejaba su marca de aroma en el alfa, y él también quería recibir la suya, necesitaba que estuvieran más unidos, incluso más que teniéndolo enterrado hasta la embestidura.

Las manos calientes de Jungkook lo sujetaron con fuerza de la caderas, meneandolo con cuidado, empezando un vaivén lento que les robó gemidos graves. Yoongi puso de su parte, iniciando los movimientos suaves a su propio ritmo. Fue entonces que pudo abrir los ojos y finalmente encontrarse con la mirada intensa del alfa frente a él. Su lobo lloriqueó ante la imagen, acariciado por una simple mirada. Sus frentes se recargaron, mientras se sumergían en la sensación de sus cuerpos acoplados.

—Alfa... — Yoongi lloriqueó extasiado, su cuerpo balanceándose y vibrando placenteramente ante cada embestida, mientras su rostro se escondía en la curvatura del cuello de Jungkook , donde logró plantar pequeños besos húmedos en su clavícula expuesta. —Mío...

—No vas a tomar a ningún otro compañero mientras yo esté vivo, Yoongi . Por la mierda que no lo harás... — logró hablar Jungkook cuando el omega por fin levantó el rostro y lo miró a los ojos.

—No quiero otro compañero. — Las palabras del alfa y su nombre deslizándose entre sus apetecibles labios lo hicieron dócil bajo su tono posesivo. Eso sonaba justo como un buen plan y su lobo aullaba satisfecho ante la idea. —Te quiero a tí, así...

Yoongi alentó fuerza en los movimientos de su cadera sobre la potente erección que lo atravesaba. Había dejado de medir sus palabras y filtrar las ideas, ahora era puro instinto y deseo nato, incluso si al siguiente día se pudiese arrepentir, ahora le importaba poco.

—Así debía ser, Gi... — Jungkook suspiró sobre los labios del pelinegro, consiente del trance que el omega estaba atravesando, la niebla aromática del celo estaba absolutamente intoxicándolo, todo lo que seguía no venía de sus tercas mentes humanas, sino de la sinceridad de sus lobos conectados en ese momento. —Soy el único que puede tomarte, y el único que puede llenarte así.

—Sí, alfa. Sí, sí... — Yoongi jadeó ansioso, totalmente de acuerdo con las palabras densas en sus oídos, y acicalado por el apodo puesto en él. Los saltos sobre el miembro del alfa habían tomado fuerza y ahora golpeaba su interior con una precisión que lo estaba llevando al borde de su placer.

Sintió una mano pesada acariciarlo por su espalda baja, subiendo por su columna hasta llegar a su nuca y tomar su cabello enredado en un puño firme. La determinación del acto lo hizo gemir, Jungkook guió su rostro en un beso profundo, que lo hizo depositar absolutamente todos sus quejidos en la profundidad de la garganta del alfa. Los movimientos fueron volviéndose erráticos, la creciente necesidad alojándose. Yoongi ahora lloraba de placer mientras su cuerpo temblaba de anticipación.

Todo lo que había creído bueno hasta ese momento, había estado equivocado. Él tendría que volver a evaluar su vida entera, porque malditamente no sería capaz de olvidarse de esa noche, de la plenitud que su lobo dentro de su pecho sentía, de la felicidad que ahora resguardaba la memoria de su cuerpo, de los cálidos "mío" que Jungkook gemía para él y le endulzaban los oídos. Él podría morir con gusto en ese momento.

Cuando su segunda liberación lo alcanzó, él se dejó caer por completo sobre el cuerpo del alfa que acariciaba sus muslos, disfrutando del limbo en el que su mente viajaba. La cadera de Jungkook aún ejercía fuerza contra su sensible entrada, las vibraciones lo hicieron suspirar sobreestimulado, y cuando debajo de él, el pecho del alfa revoloteó con un gruñido grave se aferró a sus hombros, sintiendo como era llenado. Un gemido largo por la presión de manos fuertes sobre él, impidiéndole moverse de su sitio, aunque él no iría a ningún otro lado de cualquier forma.

En medio de su ensoñación, encontró la fuerza para levantar el rostro y esconderse en la curva del cuello de su líder nuevamente. Ahí cerró los ojos y se dejó arrullar por el perfume y la melodía de sus pálpitos. No recordaba jamás sentirse tan cómodo y completo. No quería separarse ni un poco y perder esa sensación mágica.

—Creo que adelantaste mi celo... — Confesó en un suspiro flojo. 

Lo intuía por la caliente anticipación aún generándose en su vientre, por su miembro aún despierto después de dos orgasmos y por el calor que lo inundaba hasta las orejas, además de su incapacidad para establecer distancia con el hombre bajo él.

Escuchó una risa ronca junto a su oído y él tuvo el repentino deseo y la inesperada fuerza de levantar el rostro solo para verlo. 

La sonrisa pícara pintada en los labios de Jungkook, acompañada de su mirada adormilada y su rostro acalorado le revolvieron las entrañas como si hubiese sido azotado por otro orgasmo. ¿Qué era ese repentino, inadecuado e insano deseo de querer a Jungkook anudado a él para llenarlo de cachorros, y que nacieran todos con sus atractivas facciones? 

Yoongi se sonrojó aún más ante la inesperada llegada de ese fugaz pensamiento, al que había estado rechazando por tanto tiempo. ¿Le había jodido el cerebro también?

—No necesitas las pastillas. Mañana yo mismo se las regresaré a Seokjin, y le diré que conseguiste un compañero para tu celo. Y vas a pasar estos días en mi cabaña, tú no vas a salir de ahí. — Jungkook estableció. Las caricias tiernas que guardaba en la cadera de Yoongi definitivamente no combinaban con la autoridad en su voz.

Yoongi no iba a admitirlo, pero su lobo gruñó complacido con el plan, eso era exactamente lo que quería. No tenía caso seguir diciéndose a sí mismo que no lo deseaba. Lo necesitaba tanto, incluso si Jungkook no lo tomaba como una pareja oficial, ¿eso debía dolerle tanto como lo hacía? Sabía que no podría negarse ni siquiera si era el caso, por más que su dignidad estuviese siendo tocada.

—Tú... Eh, hablas de... Quiero decir... — Yoongi apartó la mirada, de repente sintiéndose terriblemente tímido y lejano a aquella nube en la que había estado subido desde que entraron a la cabaña. Necesitaba tenerlo claro. En medio de la bruma de su celo, él aún necesitaba protegerse. —Solo serás mi compañero, durante éste celo, ¿verdad?

El silencio se extendió entre ambos. Incómodo. 

Tenía sentido, Jungkook quizá no buscaba tenerlo de compañero a largo plazo y solo se había dejado llevar por ese celo. De cualquier forma, nada impedía a Yoongi aún buscar a un compañero completo, que lo reclamara y que no solo se acoplaran durante sus ciclos. Eso no pareció gustarle a su lobo, su pecho se contrajo con un extraño disgusto.

Jungkook suspiró bajo suyo. Las manos ásperas rodearon la cintura de Yoongi al tiempo que su expresión se ensombrecía. 

—Lamento no poder darte mi palabra esta vez... — habló pausado. Yoongi sintió una punzada en el pecho, como si lo que no quería que pasara, estuviera pasando. —Pero sé que sí otro intenta siquiera cortejarte yo voy a golpearlo en la cara. Y no debería hacer eso, soy su líder. — Jungkook fue sincero, una promesa oculta tras la intención de esa simple oración. 

Yoongi sintió una clase de emoción abrirse paso entre la preocupación que lo había invadido. Eso sonaba como la respuesta que quería tener, definitivamente.

— ¿Eso qué significa? Tu dijiste que ningún alfa me elegiría...

—Joder, Yoongi... — Jungkook pareció abatido de repente. Por un momento había olvidado todo lo que habían pasado antes de llegar a donde estaban. —Lo siento por eso, estaba molesto. Absolutamente puedes tener al alfa que desees en la palma de tu mano, eres precioso. — Yoongi sintió sus mejillas calentarse y la famosa sensación de las mariposas revoloteando en su estómago. No recordaba alguna vez en su vida haber sido llamado de esa forma, y el efecto fue apreciable, tampoco esperaba que Jungkook fuese capaz de decírselo. —Pero después de esto, no sé si pueda soportarlo.

—No estoy pidiéndote permiso para emparejarme con alguien más, Jungkook. Estoy preguntando si tú estás dispuesto a querer algo más de mí que solo ésto.

Yoongi fue sincero y directo. Ellos no tenían tiempo para mentir o evitar las cosas. Ni siquiera sabían si estarían vivos para la próxima semana. Yoongi quería las cosas claras y reales. Ya habían perdido mucho el tiempo en sus juegos y desafíos.

—Sí, lo estoy. Aunque seas un hijo de puta irritante y conflictivo, te quiero mantener solo para mí.

Yoongi rió ante sus palabras, el ambiente se sentía relajado en un nuevo nivel. Era como si toda la atmósfera de rabia, desacuerdo y tensión que se había creado entre ambos desde que se conocieron, hubiera reventado ahí en medio de ambos, después de haberse besado por primera vez. Las palabras lo hicieron sentir satisfecho, seguro ahora, de que podía ir por más de lo que estaba descubriendo.

—Tu no te quedas atrás. Aún quiero golpearte y tratarte mal.

—Hazlo antes de que te ponga en cuatro y vuelva a tomarte.

Yoongi dio un fuerte puñetazo al hombro del alfa sin poder evitar una sonrisa de diversión, fingiendo esa clase de indignación sin desafío que solo los amantes pueden compartir. Jungkook le correspondió con una sonrisa cómplice, y con fuerzas renovadas hizo exactamente lo que le dijo.

Yoongi casi se había olvidado cómo se sentía tener un tanto de seguridad y felicidad en su vida, pero ahora era un fiel creyente de que siempre llega el invierno de nuestro descontento, y somos capaces de volver a descubrirlo.

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