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♡ ⁺ 3 › KOOKGI

“crush”

Yoongi ajustó sus lentes por milésima ocasión en esa noche, esperando que los revoltosos de sus amigos no hicieran un mal movimiento y los hicieran perdedizos en el suelo de la camioneta. Rió cuando escuchó la voz de Taehyung cantando una canción que sonaba en la radio, con un inglés verdaderamente lamentable.

— ¡Feliz cumpleaños, Yoongi! — Todos vociferaron juntos, riendo y pasando un buen rato en la camioneta. Namjoon conducía lo más concentrado que podía, después de todo era el que se comprometió a no ingerir ni una sola gota de alcohol para asegurarse de que todos tuvieran una noche sana y divertida.

— ¿Te divertiste hoy, hyung? — Jimin se inclinó sobre el asiento trasero para así mirar a Yoongi, él iba en la tercera sección del coche, junto a Taehyung, en medio estaban Yoongi y Hoseok y finalmente Namjoon conduciendo con Seokjin de copiloto.

—Por supuesto que sí, ustedes saben cómo lograrlo.

Todos fueron animados y siguieron platicando el resto del camino. Yoongi supuso que se dirigían a casa de alguno, pues aunque la noche en el club había terminado, todos aún se miraban muy ambientados y con intenciones de seguir festejando, tal vez terminarían tomando hasta el amanecer en la lujosa casa de Seokjin, y amanecerían con una resaca colosal y una gran lista de anécdotas de las cuales reír en el desayuno. Yoongi estaba emocionado, porque no había nada que disfrutara más que estar en compañía de sus mejores amigos.

—Y espera, que no has recibido el mejor de los regalos... — Namjoon habló con un toque de orgullo y Yoongi se permitió comenzar a sospechar. Todos rieron de nuevo con la diferencia de que Yoongi se mantuvo en silencio solo con una sonrisa, ya que no sabía de lo que hablaban.

— ¿Hay más?... — Preguntó curioso, mirando a Hoseok que estaba a su lado, quién sonreía cómplice hacía Namjoon.

—Por supuesto, Yoongi. Lo mejor para el mejor, en su día especial. — Afirmó Hoseok, rodeándolo de los hombros con uno de sus brazos en un abrazo fraternal. Todos parecían saber de lo que hablaban los dos chicos, pero Yoongi solo se sintió más curioso.

— ¿De qué se trata?...

—Verás, hyung... Debido a que sabemos cómo eres de tímido, sabíamos también que jamás te atreverías tú a dar el primer paso, por lo que hemos decidido ayudarte y traerte un regalo de la mejor calidad, servido con cubiertos de plata y en bandeja de oro. — Explicó Namjoon, y aunque para todos pareció ser bastante claro porque seguían sonriendo y riendo aliados, Yoongi solo pudo ajustar sus anteojos nuevamente sobre el puente de su nariz, ésta vez confundido.

— ¿Recuerdas a Jeon Jungkook?... — La pregunta de Taehyung le sacó por completo de su calma, y poco a poco, como su ágil mente lo condenaba, comenzó a unir las piezas del desastroso rompecabezas que habían formado sus amigos.

—Oh no...

—Oh sí. Ese chico apuesto que te llamó la atención, el que estudia en la facultad de deportes, me dijiste una vez que te gustaría invitarlo a salir, hyung. — Prosiguió Namjoon, sin notar la palidez que surcó por el rostro de Min.

— ¡Estaba bromeando! D-digo, él es atractivo p-pero no para conocerlo de verdad, ¿cómo se les ocurrió pensar que yo me atrevería a hablarle? Es imposible, Jungkook es una clase de estrella inalcanzable. Es popular, atlético, guapo, inteligente, talentoso, amigable y jamás se fijaría en mi. No soy su tipo, somos totalmente distintos. No entiendo por qué hablamos de él justo ahora. — Yoongi se cruzó de brazos y volteó su mirada a la ventana, observando los carros pasar mientras se conducía. Todos se quedaron en silencio tras su ridículo discurso.

—Ajá, bueno, ¿entonces sí te gusta?... — Preguntó Jimin, como si todo lo que dijo Yoongi no hubiese sido de gran relevancia para su punto.

—Por supuesto que me gusta. ¿A quién no? — La lengua de Yoongi pareció tener vida propia al momento de responder la pregunta de Jimin, y se encontró sintiéndose verdaderamente avergonzado, pues el alcohol aún seguía haciendo estragos en su sistema.

— ¡Lo aceptas! Entonces no puedes rechazar nuestro regalo. Hoseok se esforzó mucho en conseguirlo, así que no puedes negarte. Tendrás una bonita cena con Jeon, y nos agradecerás por ello después, cuando él y tú vayan camino a altar. — Todos rieron ante las palabras de Namjoon y Yoongi no pudo más que negar y sentir su rostro acalorado de la pena, ante la imaginación de tal escenario.

—Sí claro, chicos. Cómo si esas cosas pasaran... — Renegó Yoongi, rodando los ojos ante las burlas de sus amigos, pero a la vez sintiendo una clase de remolino en su estómago al imaginarlo. Para nada, eran efectos el alcohol seguramente.

Su enamoramiento leve por Jungkook solo era eso, un platónico universitario que se mantendría así, por el bien de su estabilidad emocional. No quería mencionarlo ante sus amigos, pero no soportaría la sola idea de sentirse rechazado, o peor aún, humillado por alguien a quien se siente atraído de alguna forma. Jeon Jungkook es su crush, lo admira de lejos y le gusta verlo brillar, así como un astrónomo que estudia las constelaciones a la distancia y se maravilla de éstas aunque sabe que jamás podrá tenerlas cerca. Así eran las cosas y así debían seguir.

Cuando llegaron a la casa de Seokjin. Bueno, a la mansión (así le gusta llamarla a Jimin), nadie más mencionó algo de nuevo relacionado con Jeon Jungkook y el misterioso regalo que Namjoon y Hoseok le habían preparado. Yoongi agradeció que así fuera, porque no quería seguir sintiéndose expuesto. Lo lidiaba muy bien aparentemente, pero no en cómo se sentía. Tenía que reconocerlo, era una persona en extremo introvertida, algunas veces asustadizo y alerta siempre. Sus amigos lo consideraban un chico tímido a primera impresión, pero que tomando confianza, podría llegar a ser un alma de fiesta.

Para Yoongi estaba bien, tenía los amigos correctos y no andaba por el mundo llamando la atención o buscando protagonismo en cualquier ámbito. Le gustaba ser así, porque se ponía verdaderamente nervioso ante situaciones de riesgo, dónde no tuviera el control y no supiera cómo accionar. La sola idea de enfrentarse al chico que le gusta, era totalmente la clase se situaciones que le gustaba evitar. No sé imaginaba invitándolo a salir o llamando su atención. Prefería olvidar ese tipo de cosas y dejarlas para sus sueños.

Ese era tal vez un problema. Yoongi siempre iba a lo seguro y no tomaba ningún riesgo.

Además, justo como lo mencionó antes, Jungkook y él eran polos opuestos. Mientras que el contrario se destacaba en los deportes, en ser el centro de todo, en lucir bien y ser evidentemente aclamado, Yoongi se sentía más cómodo en su área de lengua y letras, leyendo libros y escribiendo ensayos infinitamente extensos, sin ninguna clase de interrupción externa que lo hiciera sobresalir. Yoongi amaba su carrera, y sus habilidades y también sus gustos, pero sentía que a la mayoría de las personas les resultaba aburrido e incluso anticuado, por lo que prefería siempre el denominado perfil bajo. Y Jungkook no era nada como eso.

— ¡Yoongi! ¿Puedes por favor ir a la última habitación del pasillo a mano derecha, hay algo ahí que olvidé. Es una bolsa que está en uno de los estantes del armario. Asegúrate de cerrar bien la puerta.

La voz de Seokjin sacó a Yoongi de sus pensamientos, y logró que disipara su atención de la botella de cerveza que había estado bebiendo. Hoseok y Taehyung parecían muy entretenidos preparándose para el karaoke y Namjoon estaba en la cocina haciendo quién sabe qué cosas con los platos de la alacena. Seokjin estaba dando un poco de orden a la cocina y Taehyung estaba sentado en la mesa muy entretenido con unas galletas que había robado de la mesa.

— ¿Por qué tengo que ir yo? ¡Es mi cumpleaños!

—Porque confío en que tú cuidarás esa bolsa y la traerás sana y salva, es delicada.

—Taehyung puede ir. — Yoongi giró en dirección al castaño sentado en la mesa y cuando éste recibió una mirada asesina de Jin, se encontró atragantándose con la galleta que comía.

-Y-yo, eh... ¿Escucharon eso? Creo me habla mi madre. — Taehyung salió corriendo del lugar mientras tosía por culpa de las galletas y se escabullía hasta la sala con Jimin y Hoseok.

— ¿Su madre? Es la que voy a romperle. Mocoso insolente, ya verás cuando...

— ¡Yoongi, mi bolsa! — El grito de Seokjin interrumpió el discurso de insultos que Yoongi estaba a punto de soltar, y solo porque no quedaba otra opción no insistió más y se levantó a regañadientes de su cómodo sofá en dirección a las escaleras, a buscar la maldita bolsa de su amigo.

—Por supuesto, hagan que el cumpleañero se esfuerce innecesariamente, que se levanté de su cómodo sillón y vaya solo por una estúpida bolsa... — Yoongi seguía quejándose en voz baja conforme se dirigía hacía la habitación por el pasillo. Tal vez era el exceso de alcohol en su sistema que no podía dejar de hablar, incluso si estaba solo y no acomodaba la mitad de sus oraciones. —De cualquier forma, ¿qué hay en esa bolsa? ¿será otro regalo? Oh, tal vez lo es. Ah, pero aún así no debería ir yo por él, se supone que es mi regalo, debía ir Taehyung. Estúpido Taehyung, y estúpida bolsa...

Interrumpió sus palabras para abrir la puerta de la habitación a la que había sido enviado y entró sigiloso, buscando el interruptor de la luz por la pared, pero fallando en el intento.

—Maldición, no veo nada... ¿Dijo que estaba en el armario? — Yoongi intentó guiarse por la escasa luz que entraba del pasillo y entonces un empujón fuerte lo hizo perder el equilibrio y caer contra la enorme cama en medio de la habitación, se quejó evidentemente y se reincorporó lentamente, confundido, mientras la persona que lo había arrojado desde la puerta encendía la luz.

— ¡Feliz cumpleaños, Yoongi hyung! — Jimin exclamó con una enorme sonrisa después de haber encendido la luz y haber enojado a Yoongi. El mayor lo miró confundido, listo para levantarse y golpearlo, pero entonces Jimin lo interrumpió antes de que reaccionara. —Cuida bien de él, Jungkook. Es un poco difícil al principio pero es dulce como la miel al final.

Yoongi volteó instintivamente en dirección a quien Jimin había hablado y su corazón se detuvo un segundo al ver en la habitación a Jeon Jungkook recargado en la pared junto a la ventana con los brazos cruzados sobre el pecho y una evidente expresión de diversión pintada en su rostro. Yoongi asustado por el encuentro, se apresuró a levantarse y dirigirse a la puerta para pedirle explicaciones a sus amigos, pero Jimin fue rápido y se adelantó, cerrando la puerta con fuerza y poniéndole seguro por el otro lado. Yoongi forcejeó la cerradura pero ésta no cedió, en cambio, escuchaba las risas de sus amigos por el otro lado de la puerta, disfrutando de lo que ellos mismos habían catalogado como el mejor regalo.

Yoongi quería golpearlos. Muy fuerte a cada uno de ellos.

— ¡Jimin, abre la puerta! ¿Qué demonios les pasa? Esto no es divertido, más vale que abran la maldita puerta o voy a...

—Feliz cumpleaños, Yoongi. — La felicitación del chico a sus espaldas interrumpió sus gritos, y pudo sentir un espasmo recorrerle la columna ante el solo sonido de su voz.

Oh no. Estaba solo con Jeon Jungkook en una habitación, encerrados y a mitad de la noche. Yoongi no sabía cómo debía manejar algo cómo eso. Por un lado, la emoción de verlo y escucharlo decir su nombre, felicitándolo, estaba revoloteando en su estómago con ímpetu. Y por el otro, la vergüenza de la situación a la que sus amigos lo habían arrojado. Quería que la tierra se lo comiera, que se lo tragara por completo en ese mismo instante. Oh bueno, Jungkook también podría... ¡Concéntrate!

—Ah, gracias Jungkook. No esperaba verte hoy, yo... Ésto es incómodo en verdad, ¿puedes decirme porqué mis amigos me han encerrado en ésta habitación contigo?... — Yoongi hizo acopio de todas sus fuerzas para dar media vuelta y enfrentarse de una vez a la mirada de Jungkook. Lindos ojos. Y su sorpresa se incrementó al verlo vestido de una forma bastante elegante, con un lindo saco y pantalones de vestir oscuros, una camisa blanca y además su cabello arreglado. Yoongi creyó que se desmayaría ahí mismo.

—Tus amigos me dijeron que hoy festejarían tu cumpleaños. Así que pensé que... Podía darte un regalo. — Jungkook se acercó a la cómoda que estaba a su lado y tomó de ahí una rosa roja que había estado esperando por su momento. No. No está haciendo esto, no está robándose mi corazón...

— ¿P-para mi?... — La voz de Yoongi fue casi un susurro, ante la cercanía que había tomado Jungkook en su dirección para ofrecerle la flor con una sonrisa amable. No podía creerlo, su corazón estaba latiendo desenfrenado solo por ver a Jeon dándole una rosa. Pensó que esas cosas solo funcionaban en las novelas y historias clichés, pero no, él definitivamente estaba derritiéndose por recibir una flor.

—Me hubiera gustado dártela en otro lugar, ya sabes... Algo un poco menos incómodo. — Rió, ya que la situación era un tanto divertida, pues haber sido parte del plan de los amigos de Yoongi para una sorpresa de cumpleaños era toda una ocasión. —Pero en la universidad apenas y nos cruzamos, y siempre que te veo te vas rápidamente...

Yoongi estiró su brazo y aceptó la rosa que Jungkook le ofrecía. Su pecho se llenó de una sensación cálida y bajó la mirada ante las palabras de Jungkook. Era cierto, Yoongi evadía las ocasiones en las que Jungkook y él se aproximaban. Ya fuese cuando Hoseok y él conversaban o cuando se organizaban para jugar algún partido. Yoongi siempre huía de Jungkook.

—Gracias... — Su voz fue tenue mientras miraba entre sus manos la bonita rosa roja. Tenía una boba sonrisa buscando asomarse por sus labios pero estaba evitándolo, porque estaba seguro de que con ella y el sonrojo de sus mejillas se miraría como un tonto. Y no podría soportarlo frente a Jungkook. —Ah... No debiste hacerles caso, ellos son... Algunas veces son unos idiotas, y justo ahora, obligándote a venir hasta aquí tan tarde solo para darme una rosa y... — Yoongi comenzó a hablar rápidamente, su cabeza negando ante las ocurrencias de sus amigos, que lo llevaron hasta esa situación. No sabía cómo hacerle espacio a la emoción de estar hablando con Jungkook, cuando su vergüenza e inseguridad estaban tomando lugar. —De verdad lo siento por ésta molestia... Aunque, ¿te pagaron? Seguro, eso tiene que ser. Tiene sentido. Terminar en una situación tan incómoda solo porque sí, claramente tuvieron que hacerlo...

Yoongi era bueno fingiendo, o por lo menos aparentando. Actuar le parecía una manera más formal de llamarle a su habilidad, era bueno en eso. Adaptarse y pretender que no estaba sintiendo o pensando lo que justo estaba sintiendo y pensando. Se había salvado de muchos problemas y situaciones incómodas gracias a su capacidad de deshacer y construir expresiones. Aún así, ahora mismo, estando atrapado con el chico de sus sueños, la situación estaba siendo más difícil de lo habitual.

—Yoongi, nadie me pagó por estar aquí. Ya te lo dije, era la única forma de hablar contigo sin que desaparecieras...

— ¿Pero para qué querrías hablar conmigo? Yo no soy tu tipo, no tengo nada interesante, no destaco mucho, no entiendo a dónde querían llegar. Esos tontos, solo por ser mi cumpleaños no tenían que hacer algo tan ridículo como ésto... Además, ¿esas estúpida bolsa que estaba en el armario? Por eso vine. Y-yo debería buscarla...

La voz de Yoongi parecía empezar a romperse, una sensación de desánimo instalándose en su pecho. Solo quería dejar de sentirse expuesto y refugiarse, dejar de sentir que era un espectáculo mal organizado.

—Quería conocerte, hyung. Yo fui quien lo pidió. Hoseok dijo que ésta era una forma segura en la que no terminarías huyendo de mi. Aunque sé que no es muy convencional y de hecho, de hecho sí es algo rudo. Perdona si te hace sentir mal todo ésto... — Explicó Jungkook haciendo una ligera mueca, mientras pasaba una mano por su nuca. —No pienses mal de mi tampoco, hyung. No creas que nos encerraron en una habitación solos con otra intención, como besarnos o eso... Es decir, sí lo hicieron, pero... No si tú no quieres, como sea, ese no es el punto...

—Oh, sí quiero.

— ¿Qué?

— ¿Qué?

Jungkook reprimió una risa ante la expresión avergonzada de Yoongi y sus murmullos. Bien, reconocía que no era la mejor forma de conocer a alguien, mucho menos a alguien en quién estás interesado. Pero también sabía que solo así Yoongi le aceptaría una rosa y se permitiría entablar una conversación. Jungkook no estaba arrepentido, no si con ello pudo obtener una imagen tan tierna del hyung con lentes que estudia letras y siempre le ha parecido lindo. Se había fijado en Yoongi desde hacía un largo tiempo atrás, desde que lo miró leyendo en la biblioteca central de la universidad; al principio pensó que lucía como un profesor o algo parecido, pero se sorprendió mucho mirándolo en día en la cafetería rodeado de chicos que reían y platicaban animados.

No sabía cómo en el mundo encontraría una oportunidad para acercarse y hablar con el hyung de labios lindos, estaba seguro de que era inteligente y él no tendría la capacidad de parecerle interesante. Por eso, cuando se dio cuenta de que uno de sus amigos se unía a jugar en los partidos que organizaban para matar el tiempo, no dudó en buscar su amistad. Hoseok hyung resultó ser muy amable y fue fácil para él considerarlo amigo, además, eso lo acercaba un paso más a Min Yoongi, su punto de interés. Incluso con sutiles invitaciones, pidiéndole a Hoseok que trajera a sus amigos para animarlos en los partidos, ahí era cuando podía sentirse orgulloso de jugar y poder voltear a las gradas y ver que su hyung de lentes lo estaba mirando ganar, o bueno, a Hoseok probablemente. Pero se emocionaba aún así.

Y muchas veces había reunido el valor para ir corriendo a las bancas y saludarlos animado, pero siempre que volteaba al terminar un juego, Yoongi desaparecía de su vista. O cuando caminaba por los pasillos con la intención de hablar con Hoseok o alguno de los chicos, Min Yoongi lo evadía como la peste.

— ¿Por qué querrías hablar conmigo? No entiendo...

—Siempre he querido hacerlo. Creía que eras tú quien no quería hablar conmigo. Supongo que yo no te parezco interesante, solo soy bueno en deportes y bueno, tu pareces muy inteligente...

— ¿Bromeas ahora? Cada segundo de tus partidos es mil veces mejor que todos los libros de historia que leo. Bueno, eso suena exagerado... Me refiero a que es genial lo que haces, y por supuesto que es interesante. De hecho a mi me gustaría tener la condición física para todo eso... Ah, yo... Ya estoy hablando mucho de nuevo. Entonces... ¿Tendremos una cena? Eso dijeron los chicos. — Dijo Yoongi con la voz más baja y nerviosa cada vez, dándose cuenta de su lío verbal. Su rostro rojo solo lo delataba más, aunque intentaba verse relajado ante Jungkook.

—Ah, sí. Trajeron hamburguesas, pero si quieres puedo decirles que no las necesitamos. — Sonrió Jungkook.

Yoongi miró curioso la bolsa de comida rápida que estaba en una pequeña mesa en la esquina de la amplia habitación, dónde Jungkook señaló. A decir verdad, recién notaba que habían organizado el lugar con dos sillas junto a dicha mesa, refrescos y además la comida. Ellos de verdad se habían esmerado para su sorpresa. Es una verdadera sorpresa.

— ¿Por qué lo dices?

—Creí oír que querías que nos besaramos.

—Oh, ¿lo escuchaste?... — Yoongi se recargó en la cómoda a su lado, porque pensó que las rodillas le temblaron de la vergüenza que lo invadió.

—Podrías repetirlo para asegurarme de ello, hyung.

—Esto es un sueño, seguro estoy soñando. No, espera... Ni siquiera en mis sueños me va tan bien, no tengo tanta suerte. Pero no entiendo, estás aquí tan guapo y con un rosa diciendo que nos besemos... ¡La bebida! Tal vez tenía algo, por supuesto y ahora yo estoy alucinando cosas que nunca podrían pasarme y...

Jungkook entendió que tal vez Yoongi no lucía como un chico de muchas palabras, pero que en se mente había muchas cosas por decir, y estaba bien que algunas veces no encontrara la manera de decirlas y expresarlas. Le parecía tierno, ahora más con la gracia del alcohol. Sonrió coqueto antes de dar un paso al frente y atrapar el rostro de su hyung en un beso fugaz e intrépido, solo para robarle las palabras de la boca. Su corazón saltó gustoso, porque por fin había probado los lindos labios de Min Yoongi.

—Sí eres dulce como la miel... — Yoongi suspiró sobre los labios de Jungkook, como si le hubiese robado todo el aire de los pulmones. Su pecho acelerado por la emoción de tenerlo tan cerca y la sorpresa aún invadiendo sus sentidos. Sí. Podía verdaderamente acostumbrarse a eso, incluso cuando sabía que su rostro terminaría vergonzosamente colorado. — ¿Podemos hablar en la universidad de ahora en adelante, hyung? Me gustaría que fueras a mis partidos y también almorzar con ustedes... Si tú quieres.

—Sí quiero. — Accedió casi inmediatamente el mayor, robando una sonrisa divertida de los labios de Jeon. —T-también quiero otro beso, pero no hay que decirle a los chicos que nos besamos toda la noche...

— ¿Nos besaremos toda la noche, hyung?

—Si tú quieres.

Jungkook se permitió reír ante la tierna imagen de Yoongi entre sus brazos. Suspiró complacido, y es que no podía negarse si su crush le pedía algo como eso.

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