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♡ ⁺ 17 › KOOKGI

"rudimentario"
› omegaverse au
› pt. 1

Una llamada, un camino por la carretera de aproximadamente cinco horas, tal vez un almuerzo en un restaurante local y después asistir al funeral de su padre. Era lo que había planeado.

Mientras Yoongi repasaba mentalmente sus misiones del día, se detuvo un momento a pensar que eso sonaba lo suficientemente hijo de puta de su parte, incluso dentro de su cabeza. Pero nadie podía culparlo. En primera, porque su madre no era ninguna puta, y en segunda, porque nunca convivió con su padre biológico, por lo que por más que quisiera obligarse, no podía terminar de entristecerse por su muerte.

¿Qué significaba para él, después de todo, un hombre que nunca estuvo para su madre cuando más lo necesitaba?

No lo malentiendan, él admira la fortaleza de su madre. Una mujer tenaz y decidida, más orgullosa que frágil, ella nunca pretendió depender de ningún alfa, siquiera alguna compañía en general. Yoongi nunca había entendido del todo cómo fue que ella pudo haber sido tan dura de roer. Le gustaba pensar que estaba hecho tal cual esa madera. Siempre había sido de esa forma, solo ella y él contra el mundo. A Yoongi nunca le pareció que existiera otra manera posible.

De cualquier forma, su madre nunca trató de manchar el nombre de su padre, si es que había una forma de hacerlo. A decir verdad, Yoongi dejó de tener interés en él después de los diez años, parecía que a esa edad se había cansado de preguntarle a su madre si algún día su papá lo visitaría, o era más bien que entendió muchas cosas demasiado pronto.

Claro que, al ser mayor, su madre pudo confiar en él una parte de su historia, Yoongi no estuvo muy sorprendido de conocerla: un atractivo y encantador alfa rural, perteneciente a una de las pocas últimas manadas silvestres de lobos, que vivían alejados de las ciudades y se mantenían en comunidades relativamente civilizadas pero más conectadas con su forma animal, en la naturaleza y con todas esas tradiciones y costumbres que a Yoongi poco le importaban.

El resto, un verano caluroso y húmedo, juventud desbordada y promesas de amor eterno que nunca se cumplieron. Yoongi no entendía aún exactamente la razón por la que las cosas no habían funcionado, pero sí sabía que su madre muchas veces había sufrido y no tenía al alfa responsable para apoyarla. Incluso cuando había sido terca y necia, diablos, ella seguía siendo la madre de su cachorro, y aun así permaneció tan alejado de sus vidas como pudo. Eso sonaba como más hijo de puta para Yoongi, si se lo preguntaban.

Si era sincero, a Yoongi nunca le interesó del todo, y como parecía que a su madre tampoco lo hacía, había dejado el tema olvidado por mucho tiempo. Si tenía un padre, si no lo tenía, si estaba por ahí en algún lado con otra familia o era una clase de alfa errante y peligroso, él no sabía absolutamente nada, y tuvo siempre una clase de miedo por obtener la respuesta.

Sin embargo, ahora...

—Ma, estoy por llegar a Sara's, creo que es tarde para arrepentirme. — habló Yoongi, mientras sostenía su teléfono celular contra su hombro para seguir hablando con su madre, al tiempo que estacionaba el auto en el restaurante. Yoongi no imaginó que hubiera algo de comida decente en ese pueblo, pero estaba bastante agradecido de haber visto el letrero familiar. —Increíble, ¿no? Tienen algo de mierda buena en este lugar.

No era que las manadas fueran aldeas primitivas donde bestias conviven, solo era la forma en la que algunos cambiaformas habían decidido vivir, especialmente aquellas especies con arraigados instintos, como los lobos. Era un pueblo con los suficientes servicios y aspectos básicos de toda comunidad, la única diferencia, era que sólo lo habitaban cambiaformas, no había ningún humano y el pueblo en el que vivía su padre pertenecía principalmente a una manada de lobos numerosa y antigua.

Tenían fama en las ciudades, por supuesto, nadie con un sentido de supervivencia entero quisiera andar por el bosque sabiendo que era territorio de una manada, y que estas se regían por sus propias leyes y costumbres. Era una mierda rara, pensaba Yoongi, pero había algo encantador en el instinto rudimentario, eran lobos después de todo.

—Yoongi, mantén tu boca sucia cerrada cuando hablas conmigo. — la mujer se quejó, robando una risa seca del omega y unos ojos en blanco mientras se desabrochaba el cinturón.

—Comeré algo y después iré a la dirección que me dieron, supongo que me contactaré con el líder de la manada, yo realmente no sé a quién dirigirme, supongo que debí llamar a un abogado antes...

—Yo me encargaré de ello, es probable que ellos tengan uno listo para tu llegada. Lo importante ahora es tu asistencia al funeral, después de todo, eres su único hijo y... Dios, Gi, si alguien siquiera se atreve a mirarte despectivamente promete que regresarás enseguida.

Yoongi se recargó en la puerta de su carro cuando estuvo del todo listo, escuchando la angustia en la voz de su madre. Él sabía lo preocupada que ella había quedado ante su partida, aunque trató siempre de disimularlo y parecer tranquila, Yoongi sabía que escuchar la noticia de que el hombre había muerto le había detenido el mundo por un segundo.

Sin embargo, él necesitaba conocer ese lugar y tenerlo de opción.

—Lo haré, madre. Incluso si alguien de su manada no me quiere aquí, el testamento dice lo contrario, ¿no es así? Ellos tendrán que soportarme.

Yoongi escuchó un suspiro ahogado de la mujer que le dio la vida y casi podía jurar que había puesto sus ojos en blanco. Lo sabía porque era justo lo que él haría, y eran lo suficientemente parecidos. Sonrió sobre el teléfono, realmente pensaba que su madre tal vez solo estaba extra preocupada por el hecho de que conocería por primera vez a la manada de su padre, y no porque alguien fuese capaz de lastimarlo o algo por el estilo.

A decir verdad, cuando Yoongi recibió la llamada del líder de la manada del bosque, creyó que estaban confundiendolo. Pero no. Min Woohyun era su padre y había fallecido, en su testamento estaba su nombre escrito como heredero de todo, y tenía que ir a reclamar al pueblo sus derechos.

Todo sonaba como una locura sacada de un drama. Y es que, no entendía porque el hombre lo había hecho dueño de algo, Yoongi ni siquiera tenía claro aún de que se trataba, primero debía atender el funeral, y después tendría audiencia con los abogados y el líder de la manada. Todo había pasado muy rápido y era extraño.

Estuvo a punto de negarse, cuando estuvo pensándolo antes de emprender su camino, pero la posibilidad de tener un sitio propia al cual huir fue más atractiva. Y fue extraño que su madre no influyera en ello, a decir verdad, la mujer en todo momento le dejó su libre albedrío y le recordó que lo apoyaría en lo que sea que eligiera.

Yoongi había aceptado más por curiosidad que por codicia, sabía que su padre no era una clase de magnate o millonario, si tan solo ejercía en su manada, por lo que no estaba cien por ciento seguro de que era su herencia. Aún así, algo en su pecho se había retorcido al pensar que por fin lo conocería, o por lo menos al lugar en el que perteneció. El lugar en el que él pudo haber pertenecido si la historia hubiera sido distinta.

Además, había una razón para querer tener un lugar nuevo, y era molesto, rudo y prepotente. Yoongi quería alejarse lo más posible de él.

—No seas un culo ingenioso, Yoongi. Las manadas de bosque son realmente algo. Es por eso que quiero que seas cuidadoso.

—Claro, ma. No te preocupes tanto por mi. Puede ser que recibas de vuelta a un hijo millonario. — Yoongi bromeó, más por lo nervioso que él mismo se sentía que por tratar de relajar a su madre.

—Si continúas actuando como un omega insolente lo único que tendré es un hijo ejecutado.

Yoongi rió con ganas, le gustaba el buen humor de su madre. Eran conscientes de sus preocupaciones, pero también podían bromear un poco con ello.

—Te quiero ma, te llamaré en la noche cuando encuentre donde hospedarme.

—Te quiero mucho más.

Yoongi colgó la llamada.  

—Jeongguk, puedes por favor dejar de soltar tus feromonas, vas a hacer que el pueblo entero vomite.

Un pelinegro caminaba de un lado a otro sobre la alfombra de la sala de estar, su atuendo era del mismo color que su cabello y la profundidad de sus ojos era incluso más intensa. La molestia era evidente en todo su porte, la mandíbula apretada y cómo sus hombros lucían tensos, los demás en la estancia estaban más afectados por su estado violento que por la lúgubre razón de su encuentro.

—Propongo que votemos y lo echemos. — esa fue la voz del hermano mayor, Seokjin.

—Eso sería técnicamente un delito, él tiene derecho de reclamar lo que Woohyun le ha dejado. — razonó Namjoon, aunque estaba de acuerdo con la sugerencia.

—Yo pienso que, tal vez deberíamos conocerlo... — Jimin habló, con voz baja y nerviosa, porque sabía que esa idea no le agradaría mucho al resto de sus hermanos.

—Estoy de acuerdo con la idea de Jin. — Jeongguk apoyó. —Y estoy a favor de la violencia física si se niega.

—Hombre, si ustedes deciden con la cabeza caliente, entonces todo esto se saldrá de control y será un caos. — finalmente dio Hoseok su opinión, sintiendo la espesura en el ambiente ante tanto alfa inquieto en esa sala de estar.

— ¡Cierren la boca de una vez! — el lugar quedó suspendido en un absoluto silencio después del grito de la mujer. Todos ahí bajaron la mirada al sentirse regañados, pues de verdad no podían parar de discutir. — ¿Realmente piensan lo que dicen antes de soltarlo?

Los cinco hermanos mantuvieron las miradas agachadas, la mujer suspiró y trató de relajarse, nunca había sido fácil controlar una camada de cuatro alfas, pero justo ahora, parecía un trabajo imposible, incluso cuando ya no eran ningunos cachorros, sino adultos totalmente funcionales. Jimin por su parte, siendo un beta, parecía ser el más tranquilo en medio de todo el desastre y lo agradecía infinitamente.

—Madre. — el primero en hablar fue el mayor de los hermanos, el que había estado comenzando la discusión desde que se habían sumergido en esa complicada situación. —Sabes como nosotros, que esto es una locura.

La mujer se mantuvo en silencio durante un momento, limpiando sus mejillas húmedas y tratando de guardar la calma para enfrentar a sus agitados hijos. La situación estaba poniendo todo en la peor posición, sus cinco hijos heridos y molestos estaban poniéndola de los nervios, por encima del dolor por la muerte de Woohyun. Solo quería un poco de paz.

—Ustedes están siendo muy desconsiderados. No es momento de pelear por la última voluntad de su padre.

—Madre, no podemos... — el siguiente en tratar de tener la razón fue Namjoon, tomando lugar junto a Jin. —Ese hijo desconocido de Woohyun, vendrá simplemente y se quedará con todo sin importar lo que sea de ti, después de todo lo que hemos pasado.

—Nos duele la muerte de Woohyun... — Hoseok, el tercer mellizo continuó. —Pero no podemos aceptar esto, él le ha dejado todo a un completo extraño...

—No dejaré que ponga un pie en esta casa. — Jeongguk finalmente sentenció, sin siquiera perturbarse por la triste mirada que su madre le dedicó. Lo aguantó, sin embargo. Ya que tampoco le gustaba la idea de estarle causando más angustia a la pobre mujer.

—Ustedes cuatro, se están olvidando de que el único que puede reclamar algo aquí, es Jimin. — la voz temblorosa de la mujer dio una pausa a la conversación. El mencionado se removió inquieto en su asiento cuando todos sus hermanos dirigieron su mirada hacia él. Sus manos temblaron y bajó la mirada enrojecida por haber estado llorando toda la noche. —Jimin... ¿Tu tienes algo que decirle a tus hermanos?

El castaño mantuvo la mirada abajo mientras trataba de estar calmado, sentía la fuerte presencia de sus cuatros hermanos alfas imponiéndose, estaba malditamente seguro de que si no fuera un beta, estaría totalmente aterrado ante la espesura de la rabia y la angustia en el ambiente.

—Yo... Yo también pienso que debemos calmarnos. Si papá ha hecho esto, es por una razón. Yo no creo que debamos rechazarlo. Tal vez Yoongi...

—Tal vez sea un maldito oportunista que tuvo un día de suerte, y ahora se quedará con todo lo que le pertenece a mamá. Ese bastardo vendrá y nos echará como perros, los cambiaformas citadinos nos creen inferiores, ¿por que no había aparecido sino hasta la muerte de su propio padre? Eso es una mierda para mi.

Seokjin exclamó furioso, y sin soportar algo más, se puso de pie y salió rumbo a la puerta de la casa, incapaz de mantener la calma un momento más. A los segundos Namjoon se levantó y lo siguió, no quería que cometiera algo estúpido en medio de su rabia, como comúnmente lo hacía, Jin era realmente el que más se dejaba nublar por la ira con facilidad. Al ver que sus hermanos se fueron, Hoseok se levantó también, pero antes detuvo su mirada en la angustiada de su madre.

—Sé que Woohyun no era nuestro verdadero padre, pero crecimos amándolo como tal, madre. Él nos dio todo lo que somos, pero tú también lo hiciste, y él no hubiera podido salir adelante sin ti. Absolutamente no habría podido hacerlo, espero que entiendas lo mucho que queremos que seas respetada.

Dijo sin más, y siguió a acompañar a sus dos hermanos. Los tres mellizos alfa se marcharon de la casa, dejando un silencio sepulcral ahí en medio, donde Jimin sollozaba y su madre mantenía sus ojos cerrados, tratando de que la situación no se llevara lo mejor de ella.

Jeongguk habría querido decir algo también, algo acerca de lo mal que estaba que Woohyun haya traicionado de esa forma a su madre. Pero no quería destruir las cosas un poco más, no cuando su hermano menor lucía tan deshecho como la mujer que les había dado la vida a su lado.

—Gguk... — la voz suplicante de su madre terminó por derrumbar todo lo que sentía. Tiró por la borda la feroz ira que latía dentro de él y se acercó al frágil cuerpo de su madre, tomándola de las manos mientras la mujer se descomponía en lágrimas largas.

Jeongguk la consoló en silencio, escuchando de fondo a Jimin acompañar el llanto de su madre. Odiaba ver a las dos personas que más deseaba proteger en el mundo, sufriendo.

Jimin era su hermano menor, un beta aniñado e ingenuo, era el bebé de la casa y el único hijo que su madre y Woohyun habían engendrado. Por su lado, los trillizos alfa y él eran hijos de otro hombre, pero habían pasado a ser hijos de Woohyun cuando éste y su madre se acoplaron. Su historia había estado llena de obstáculos, pero no había algo más verdadero que su amor, Jeongguk estaba seguro de ello.

Su madre, su pobre madre. Estaba ahí, deshecha por la pérdida de su compañero de vida, mientras sus cuatro hijos, cuatro tercos alfas, hacían brotar angustia, tristeza y enojo sin medida, por la inaceptable noticia, de que al que habían amado como un padre desde niños, decidió dejar en su testamento todo a nombre de su hijo primogénito, y ese no era Jimin. Sino Min Yoongi, un lobo de ciudad que había partido junto con su madre apenas y había nacido.

A Jeongguk le importaba una mierda la historia que tuviera Woohyun con aquella mujer, con aquel hijo perdido, no negaba que estaba intrigado, pero justo en ese momento, lo que más sentía era desilusión y un desconocido sentimiento de abandono y resentimiento. Jeongguk jamás había imaginado que Woohyun tuviera otro hijo, del que no sabían absolutamente nada más que su nombre y su procedencia, del resto, un completo misterio.

Sin embargo, la rabia estaba ahí. Pensar que la vida que había compartido con su madre fácilmente podía ser desplazada tras su muerte, o dejada de lado ante la llegada de alguien en quien no sabían cómo confiar, le dejó helado el corazón. Su madre había criado a cuatro alfas fuertes y poderosos: Namjoon, Seokjin, Hoseok y él, además de cuidar y amar con todo su corazón a Woohyun en todo momento. Ellos juntos criaron a Jimin, un beta y un ser excepcional, y aun así... Él había preferido por encima de todo, al hijo que le fue arrebatado por una mujer que no quiso estar nunca a su lado, no como su madre lo hizo siempre.

Esa situación hizo su sangre hervir.

Pensar en cómo podrían funcionar las cosas de ahora en adelante para su familia. Un desconocido sería el dueño de la casa en la que se criaron y del patrimonio que su padre había construido con su madre, o bueno una parte al parecer, pues Jeongguk había escuchado de Jin que en el testamento el dueño de la panadería estaba a nombre Jimin, por lo tanto, tienen aun su medio de ingresos más estable.

—Prométeme que harás que se sienta cómodo, hijo mío. — Jeongguk resopló ante la petición de su madre, miró hacia otro lado, intentando evadir sus ojos cansados y llorosos, no quería ser brusco, no quería lastimarla mas, solo era que no podía imaginarse dándole una cálida bienvenido al que podría echarlos a la calle si quisiera. —Gguk, por favor...

—Madre, no quiero hacerlo.

—Ustedes no han dejado que yo les cuente toda la historia, hijo. Su padre no ha traicionado nuestra confianza.

—No me interesa conocerla, no ahora madre. La vida que Woohyun haya llevado antes de conocernos, no importa ya. Lo hecho hecho está, ¿no? Min Yoongi vendrá hoy y entonces hará lo que quiera. No quiero tener mucho que ver con él, no me lo pidas, por favor.

—Hijo, Yoongi aún será la familia de Jimin, ambos son hijos de Woohyun y tienen un lugar igual en la manada, así como ustedes lo obtuvieron cuando Woohyun me tomó como compañera, él nos defendió siempre, cuando nadie quiso aceptar a una mujer con cuatro cachorros, el fue el único que me tendió la mano. Lo menos que ahora podemos hacer por su memoria, es seguir su última voluntad, y traer a su hijo mayor de vuelta a donde pertenece.

—Si él no lo había buscado durante tantos años, madre, ¿por qué hacerlo ahora? Él vendrá solo por una herencia, no porque quiera conocer a su medio hermano, o porque le nazca venir a despedirse de nuestro padre, no me importa si es su hijo de sangre, él no pertenece a nuestra familia.

Jeongguk miró la mirada calma de su madre. No estaba elevando la voz pero aun así sentía que la había ofendido, lo único que quería era dejar claro su punto y su sentir. No recibiría con los brazos abiertos a ningún desconocido, si en vida su padre nunca los presentó, ahora no le importaba, y mucho menos con una herencia de por medio, que convenientemente le pertenece y es cuando aparece.

—Solo promete a mamá que lo tratarás bien. Ya tiene suficiente con los trillizos, denle un poco de tranquilidad comportándose como adultos y alfas sensatos.

La voz de Jimin interrumpió sus pensamientos, el castaño se había puesto de pie limpiando sus lágrimas, cansado de la escena de sus hermanos. Los alfas lo complicaban todo muchas veces, vivir con cinco había sido un reto absoluto, pero aun así, esa era su familia, funcionaba correctamente, y aunque ahora un miembro faltaba, estaba llegando otro; así es como lo había mirado Jimin en cuanto se enteró, muchas veces lo habían acusado de tener un corazón muy blando, pero él estaba del lado de su madre absolutamente.

Jeongguk se tragó su réplica, porque muy en el fondo, sabía que Jimin tenía la razón, y que ellos le estaban dando solo más pesares a la carga de su madre, y a la suya misma. Muchas veces se dejaba ir por sus emociones, y sabía reconocerlo, por lo menos internamente. Aún debía esperar para aceptarlo en voz alta, por lo que, simplemente bajó la mirada como cachorro regañado.

Era sorprendente como algunas veces Jimin, siendo el menor, tenía más sentido común que los cuatro hermanos alfas juntos. 

Yoongi tomó una bocanada de aire larga y pensó un momento en el sentimiento de la situación.

Dios, estaba a punto de conocer a su padre. Técnicamente. Bueno, era su funeral, pero aun así sería la primera vez y la última que lo vería. No sabía exactamente porque su estómago estaba terriblemente contraído. Su lobo se removía inquieto, nervioso y no quería admitirlo, pero asustado. ¿Qué se supone que significa esa triste confusión que lo recorre?

Lo único que sabía del hombre al que estaban a punto de velar, es que se llamaba Min Woohyun y había sido el amor de la vida de su madre y por azares del destino, imposible. Diablos, él ni siquiera tenía una fotografía de él, o algún indicio de cómo había sido. Aunque, estaba seguro de que no se parecían en nada, pues él era el claro retrato de su madre.

Dejó de divagar profundamente y salió del automóvil. Alisó su camiseta negra y reviso que sus jeans, del mismo color, no estuvieran manchados o arrugados. Sus tenis negros también, y su cabellera un tanto revuelta, el parecia una clase de fantasma caminando a un sombrío lugar.

No habló con nadie mientras daba su recorrido por la sala pulcramente preparada, a decir verdad, no podía mantener los ojos fuera del ataúd. Su corazón palpitaba fuerte contra su pecho. Estaba cerrado. No podía ver más que decenas de arreglos florales. Sabía que la gente a su alrededor estaba mirándolo, probablemente porque era un desconocido ahí en medio, pero un extraño sentimiento lo llenó, que le impidió fijarse en ello por mucho tiempo.

El enorme cajón marrón y una foto a su lado, de un hombre sonriente. Sus ojos no pudieron apartarse de él en cuanto lo conoció. Algo extraño brotando, esa tristeza confusa que antes había nombrado. La expresión de Woohyun en la fotografía. Estaba seguro de que si hubiera visto al hombre sonreír en vida, lo hubiera contagiado.

Yoongi lo analizó bien, entendía porque mamá pudo haber caído fácilmente ante ese rostro, parecía un protagonista de novelas románticas o algo por el estilo. Yoongi sonrió ante la tonta comparación, pero solo suavemente, casi en una mueca. Había tenido la razón, él no era muy parecido a Woohyun, definitivamente era la copia de mamá. Quizá su sonrisa era parecida a la de su padre, si se ponía observador, y la forma redondeada de su nariz, la piel pálida y quizá la mandíbula fina.

Yoongi no sabía que había terminado de pie justo frente al gran marco que presentaba la fotografía de su padre, tenerlo frente a frente por primera vez, darse cuenta de que en verdad existía la persona que esperaba apareciera en sus primeros cumpleaños, y que no era solo un sueño borroso que había estado esforzándose por recrear. Tenía un rostro por fin, y por alguna razón, le dolía no poder tener algo más.

—Min Yoongi. — una voz suave lo llamó, haciendo que sus ojos se despegaran del retrato, dio media vuelta y finalmente miró a la mujer que lo llamó. No sabía quién era, pero el dolor en sus ojos fue tan nítido que Yoongi sintió unas terribles ganas de abrazarla. —Soy Kim Yara, la compañera de Woohyun.

Yoongi asintió ante la presentación de la mujer, haciendo a su cerebro funcionar correctamente de nuevo. Había entrado en esa clase de trance, en el que trataba de imaginar cómo habría sido su vida si hubiera conocido al hombre que miraba en la fotografía, y se hubiera olvidado de lo que de verdad ocurrió. No fue sorpresa, el hecho de que hubiese una pareja, la mujer frente a él se miraba lo suficientemente rota como para comprobarlo.

—Lo lamento mucho. — fue sincero en su pésame, la mujer le sonrió agradecida y entonces lo siguiente fue extraño, pero de alguna forma necesario y reconfortante. Ella lo tomó de la mano y se quedó de pie a su lado, en silencio. Ambos mirando la fotografía del hombre.

Yoongi no entendía cómo estaba sintiéndose, era tal vez el ambiente cargado de tristeza y dolor, la melancolía en todas las miradas dentro del lugar y el sonido de los sollozos quebrados, su lobo se acurrucó adolorido cuando sus ojos se aferraron a los de Woohyun. Sabía que el pasado no estaba en sus manos, y que las decisiones que sus padres hayan podido o no tomar no eran absolutamente asunto suyo, él no era responsable de nada y no juzgaba por nada tampoco, las cosas simplemente eran como eran; pero muy en el fondo de su ser, sabía que le hubiera gustado conocerlo.

No pasó mucho tiempo después, para que Yoongi decidiera salir del velorio. Su estómago estaba revuelto, la nube de angustia que se respiraba lo tenía enfermo de alguna manera, y él no quería terminar un poco más afectado. Las personas ahí estaban despidiéndose de un amigo, de un hombre, de un conocido al que amaron, por supuesto, él no podía negar ese hecho.

Necesitaba encontrar un lugar en el cual hospedarse antes de que anocheciera totalmente, pensó tal vez, en hablar con Yara, pero él no tenía el valor suficiente para molestarla en ese momento. Había llamado a su madre también, en cuanto puso un pie en el estacionamiento. Fue una llamada corta, había escuchado la voz rasposa de su madre y no quiso insistir en obtener respuestas, tal vez estaba más seguro de tenerlas. Colgó pronto y se perdió en sus pensamientos, si su madre lloraba también por la muerte de Woohyun, le hubiera gustado estar con ella. Aunque estaba seguro de que su madre nunca habría soltado una lágrima junto a él.

Un largo suspiro y una mirada fugaz al cielo rojizo sobre él. No iba a negarlo, el lugar tenía un aspecto que fácilmente podía tranquilizarlo. La claridad del cielo no se comparaba con ningún edificio o estelar de la ciudad, era una locura. El aroma de la naturaleza y sus sonidos, Yoongi podía entender fácilmente porque había quienes amaban esta forma de vida. Él podía acostumbrarse rápidamente.

— ¿Min Yoongi? 

Era la segunda vez que alguien lo llamaba por su nombre completo desde que llegó y pensó que debería comenzar a acostumbrarse, aunque tenía la sensación de estar siendo señalado negativamente. Dio media vuelta por la parte trasera de su auto y se encontró con quien lo llamaba, un castaño de estatura promedio, mejillas regordetas y un extraño brillo en la mirada, que dejó a Yoongi intrigado, algo en sus rasgos lo hizo sentir como si lo hubiese visto antes, pero eso era imposible. 

—Si, soy yo. — contestó con un asentimiento, no estaba seguro de que era lo siguiente por hacer. El chico le sonrió genuinamente, lo cual terminó de confundirlo.

—Soy Jimin, tambien soy hijo de Woohyun. Somos medios hermanos, yo de verdad quería conocerte. — el castaño no pudo evitar el entusiasmo en su voz al explicarle, por su lado, Yoongi proceso un momento la información.

Su madre le había dicho que él era el único hijo de Woohyun. Aunque por supuesto, Jimin parecía algunos años menor, su madre seguramente no habría tenido idea de que el alfa obtuvo una nueva pareja, aunque sonaba como algo obvio. La noticia no fue del todo inesperada, evidentemente, pero no pudo evitar la emoción de la novedad. Así que él tenía un medio hermano, y era ese chico sonriente, un beta al parecer, porque Yoongi no podía sentir un aroma proveniente de él, aunque lo rodeaba un fuerte humor de alfa, o alguna extraña mezcla de algo así, Yoongi no estaba para nada seguro. 

—Yo... Siento mucho lo de Woohyun. — fue lo primero que atinó a decir, no estando seguro de cómo referirse exactamente. —Yo no sabía que él tenía más hijos.

—Si, bueno... Ha sido una sorpresa para todos. — concordó Jimin. A decir verdad, él esperaba que Yoongi estuviera enterado de que su padre vivía ahí con otra familia, pero al parecer, él también estaba tan desinformado como ellos. —Somos sus únicos hijos biológicos, yo tengo cuatro hermanos más pero son solo por parte de mi madre. 

Yoongi asintió ante la explicación, eso sonaba como una gran familia, y entonces entendió porqué los rasgos de Jimin le parecieron familiares, él se parecía mucho a la mujer que lo había acompañado frente al ataúd de su padre, Yara y Woohyun eran los padres de Jimin. Las cosas tenían un poco de sentido ahora. 

Su madre había sido en todo momento, la que al parecer había decidido permanecer alejada de su padre, aunque este tampoco haya hecho un gran esfuerzo por buscarla. En su lugar, había permanecido en esta manada, formando una familia, como si absolutamente nada estuviese pasando fuera de ello. Yoongi no iba a negar que la noción lo hizo sentir un poco aturdido. Pensar que cuando su madre trabajaba hasta altas horas de la noche para poder darle un trozo de pan, su padre formaba una nueva familia donde él no tenía espacio. 

Sonaba como una locura dramática. Y él no tenía ganas de sumergirse en una.

—Es un placer Jimin. Aunque... No ha sido la mejor forma de enterarnos de que tenemos un hermano. — comentó, con los hombros encogidos. —Supongo que, estaremos viéndonos mas seguido.

—Sí. — Jimin estuvo de acuerdo, mostrando un poco de ánimo en su respuesta ante tal sugerencia, él realmente, pese a la tristeza que lo invadía por la pérdida de su padre, estaba feliz por la noticia de que tenía un hermano más, y era una locura pensar que no estaba emocionado por conocerlo, él quería llegar a que fuera parte de su vida, después de tantos años. — ¿Puedo darte mi número? Creo que todo el asunto del testamento lo tratarás con el alfa líder, aún así me gustaría poder mantener contacto contigo, si no te molesta...

Yoongi miró curioso cómo las pequeñas manos de Jimin se removieron nerviosas frente a él, parecía inquieto, quizás de obtener una respuesta negativa. Parecía que, como él, estaba también asimilando la idea de que tenía a un hermano, pero realmente no podía ignorar la sensación que le transmitía, como si su lobo estuviese contento de su presencia. Esa idea lo hizo sentir una clase enternecimiento, porque, incluso si ellos no se conocían de nada y lo único que compartían era la sangre, no parecen repelerse, y por el contrario, Yoongi podía decir que era un sujeto agradable de tratar.

—Por supuesto, eso sería bueno. Especialmente porque no conozco de nada este lugar. 

Jimin asintió, entendiendo. Eso sonaba como una oportunidad para que ambos se conocieran. Él trataría de ayudar a Yoongi en todo lo que pudiera, esa parecía una buena forma de comenzar a acercarse. 

—Bien, tu... ¿Tienes dónde dormir hoy?

—Uhm, no aún. Estaba por buscar algún alquiler, o algo así. Si pudieras ayudarme con eso, de verdad te lo agradecería.

—Claro, pero no es necesario rentar un lugar. Puedes venir a casa, hay una habitación disponible y mamá no tiene problema alguno en que te instales.

Yoongi lo miró sorprendido, no esperaba para nada una propuesta como esa, y mucho menos acompañada de un par de ojos brillantes y entusiasmados. A decir verdad, eso sonaba bastante bien, Yoongi estaba un poco nervioso de no encontrar un lugar agradable, además de que, aunque no lo diría en voz alta, viajar solo era aterrador, especialmente para alguien como él que siempre había estado acompañado de su madre. Por más patético que eso sonara.

La idea de pasar la noche en una casa, no sonaba tan mal, aunque las personas eran desconocidos, eventualmente tendría que tratar con la familia de su padre. Y Jimin solo estaba siendo amable.

— ¿De verdad no hay ningún problema?

— ¡Para nada! De hecho, sería genial si te quedas con nosotros, así el líder podrá hablar con todos sin necesidad de buscar reunirnos.

—No quiero incomodar a nadie, o algo por el estilo.

—No lo harás, la casa es bastante grande y bueno, aunque somos muchas personas, podemos hacer que funcione.

Yoongi quería objetar algo más, cualquier cosa, porque no terminaba de convencerse, pero no podía hacer nada con la ilusionada mirada del menor. Por lo que solo sonrió y accedió. Él tenía un encuentro con el líder de la manada justo ahora, y después conocería a la familia de su padre.

Yoongi no tenía muchas ganas de tener una larga charla formal con el líder de la manada, el sol estaba ocultándose y lo único que quería era una cama donde esconderse por siempre.

Aún así, tuvo que hacer la llamada al alfa que lo había traído ahí en primer lugar. Kim Taehyung era su nombre, y tenía el liderazgo recién, tras la jubilación de su padre. Yoongi no estaba muy familiarizado con las dinámicas de las manadas, pero sabía que muchas veces los liderazgos eran hereditarios, especialmente si el alfa ha resultado ser un buen líder, en consecuencia se espera que su descendencia sea igual.

De cualquier forma, eso no era mucho de su interés. Solo quería aclarar las cosas de una vez, firmar lo que se que tuviera que firmar y regresar a casa con su madre.

Cuando dió con la dirección que el alfa le había dado, se encontró con una clase de taberna, o un restaurante con estilo rústico, Yoongi no lo sabía exactamente. Aunque se hizo una idea mejor cuando entro y olfateó el concentrado olor del alcohol y el sonido de algún partido de fútbol por las bocinas de los televisores. El lugar estaba lleno de hombres, cómo se suponía que encontraría al líder ahí.

Sintiéndose fuera de lugar, avanzó entre las mesas y se ubicó en la barra, solo porque no quería lucir como un tonto despistado. Sintió algunas miradas, claro, él era una cara nueva, y además era un omega. Solo esperaba que eso no le diera problemas más adelante, porque pondría los pies fuera de ese maldito pueblo y no regresaría más.

— ¿Te sirvo, amor? — Yoongi levantó la mirada curioso ante la mesera, que se había acercado a él por el otro lado de la barra con una sonrisa servicial. Yoongi miró hacía el estante dónde había decenas de botellas de alcohol que no sabía identificar, y sinceramente no tenía idea de que otra cosa vendían en ese lugar, por lo que estuvo listo para rechazar amablemente cuando una voz lo detuvo.

—Dos clásicos por favor, Dith. — un hombre de cabello castaño tomó asiento a su lado después de hacer su pedido. Yoongi lo miró intrigado por la familiaridad de su acercamiento. Era un alfa alto, constituido y acaramelado. Esas eran las tres palabras que mejor se le ocurrieron a Yoongi para describirlo. — ¿Min Yoongi?

—Sí, buenas noches. — Yoongi sabía que tenía que acostumbrarse a ser llamado como artista polémico. Así era como sonaba su nombre con cada persona que lo había pronunciado en ese pueblo.

—Kim Taehyung, alfa líder.

—Un gusto.

Yoongi lo sospechaba. Ese hombre tenía un porte de líder, la naturalidad con la que se movía y se expresaba claramente lo anunciaba. Parecía en su zona, justo con el control. No supo si se miró muy tonto cuando se le quedó mirando a las dos bebidas que la camarera había servido frente a ellos, pero el alfa sonrió divertido y señaló el vaso frente a él para que lo tomara. Entonces Yoongi entendió que le había invitado un trago. Oh.

—Es una bebida dulce, receta local especial. No tiene mucho alcohol, espero que te guste.

Yoongi asintió y tomó el tarro. No estaba seguro de qué tan buena idea era tomar, ya que no estaba para nada en sus planes, pero era el líder quien lo invitaba, no iba solamente a rechazar su buen gesto, pensó.

—Gracias. — Yoongi dió un sorbo y se encontró con un peculiar sabor. Le agradó, no sabía qué mezcla de sabores era pero el rastro del alcohol se perdía fácilmente entre la textura dulzona. Él era un fan de las cosas dulces, por lo que le cayó bien al paladar y terminó disfrutando.

—No sabíamos que el hijo de Woohyun era un omega.

Yoongi escuchó las palabras del líder a su lado, lo escuchó curioso. A decir verdad, él también lo estaba un poco. Al parecer, su padre había hablado muy poco de él en todos esos años.

—Hay quienes ni siquiera sabíamos que tenía otro hijo. — le contestó, restándole importancia al hecho de mencionar su casta. Esperaba que eso no fuera importante al tema, había escuchado historias terroríficas de omegas en las manadas, cosas que a su parecer eran ridículas e inhumanas, esperaba que no salieran con alguna clase de hostilidad en la que él no pudiese ser nombrado heredero solo por ser un omega o algo así.

—Era un hombre reservado. — Yoongi asintió. Bingo. Había descubierto algo en lo que eran parecidos. —La lectura del testamento será la próxima semana, cuando el abogado de tu padre venga al pueblo. Tengo algunos puntos esenciales solamente, que es importante que conozcas.

Yoongi prestó atención al alfa ahora, dejando su encanto por la bebida de lado. Era eso para lo que había ido en primer lugar. Más no sabía que tenía que esperar tanto para poder tener todas las respuestas claras.

—Hay un negocio que pertenece a tu padre, lo trabajó junto a su compañera durante los últimos quince años. Es una panadería de especial popularidad en el pueblo, por lo que pudieron formar un patrimonio considerable. Hay una cuenta en el banco que será repartida entre todos sus hijos, aún no tengo claro si será solo con sus hijos biológicos o incluyendo a los cuatro que adoptó. Es probable que el negocio esté a nombre de su hijo menor, Jimin y tú te convertirás en el dueño de la casa en la que vivía. Además tiene otra propiedad a las afueras del bosque, es una cabaña un tanto abandonada, la dejó deshabitada hace años, pero sigue valiendo algo.

El alfa habló fluido y claro, mientras Yoongi asentía ante cada tramo de información. Cielos, a decir verdad eso era más de lo que esperaba. Y el hecho de confirmar el reparto familiar le hizo doler un poco la cabeza. Él no deseaba ninguna clase de complicación con las personas que fueron la familia de su padre, esperaba que no fuera el caso.

—Y hay una cláusula respecto al traspaso de la casa. Tu padre pidió que si tú intención es vivir ahí, no desalojes a su familia y les otorgues un tiempo prudente para instalarse en otro sitio.

Yoongi asintió. Había permanecido en silencio todo ese tiempo mientras Taehyung le decía lo que sabía. Las cosas no parecían tan complicadas, aún así, se sintió abatido. No esperaba recibir una casa realmente, y la idea descabellada de mudarse al pueblo era algo... Atractivo, de una forma extraña.

—Estás diciendo que... ¿Podría unirme a la manada si así lo quisiera?

—Esa ha sido claramente su intención. Supongo que él quiso darte un lugar aquí después de todo.

Taehyung pareció igual de pensativo que él ante la idea. Yoongi no sabía siquiera qué pensar al respecto, era básicamente Woohyun heredándole un puesto en su manada.

—Y su familia... ¿Ellos aceptarían?

—Ciertamente su opinión es importante. Pero no depende de ellos si te quedas o no. Tienes derecho a hacerlo, y como líder me aseguraría de decidir lo mejor para la manada.

—Todo eso suena como un montón de cosas por hablar. — suspiró Yoongi, dejándose recargar sobre la barra y dando otro trago a la bebida. Taehyung asintió, detallando el rostro del omega pensativo. —Conocí a Yara, parecía una buena mujer.

—Lo es. La manada la estima mucho. A decir verdad, ella fue la que me apresuró a contactarte.

— ¿Ella sabía de mi existencia? Oh, eso lo hace todo misterioso.

Taehyung rió bajo, ciertamente parecía un drama familiar de novela.

—Jimin también fue amable... — balbuceó el pelinegro, mirando con más interés del que requería a su tarro. Sentía que ahora solo estaba diciendo las cosas que se le cruzaban por la mente sin pensarla mucho, se sentía cómodo. Siempre había sido muy sensitivo ante el alcohol. —Él de hecho parecía feliz de verme, lo cual fue extraño, pero agradable. No lo sé...

Aún la idea de pensar que tenía un hermano era difícil. No era desagradable, pero seguía pareciendo irreal, después de tanto tiempo, conocerse. Yoongi no iba a decir algo tan hostil como que no quería nada que ver con la familia que formó su padre, solo que no pensó que se encontraría en tal situación en algún momento. No estaba reacio a la idea, solo un poco precavido, tal y como había dicho su madre.

—Jimin es adorable, lo prometo. Creo que el dolor en el culo serán sus hermanos. — soltó, con una risa seca. Yoongi lo recordó entonces. Cuatro hermanos más.

— ¿Qué hay con ellos?

—Seokijn, Namjoon y Hoseok son trillizos, tienen veinticinco años. Jeongguk les sigue, con veintidós. Todos alfas y jodidamente temperamentales cuando se lo proponen. Son hijos de Yara y llegaron a la manada cuando tu padre anunció que se había apareado con una omega de la manada de las montañas. Fue un caos, mi padre decía que Woohyun siempre sabía cómo meter la pata en grande. A nadie más se le hubiera ocurrido elegir una compañera con cuatro cachorros alfa que no eran suyos, solamente a él.

Taehyung contaba, con una sonrisa melancólica en el rostro. Yoongi, por su parte, parecía demasiado interesado en ese pequeño detalle. Su padre había formado una peculiar familia.

—Después llegó Jimin, un beta angelical. Él recién cumplió diecinueve. ¿Qué edad tienes tu?

—Veinticuatro.

Taehyung asintió ante la respuesta. Ambos guardaron un corto silencio después. Quizá estaban haciendo cuentas, intentando ubicar el tiempo. Yoongi tenía cinco años cuando Jimin nació. El tiempo de haber dejado a su madre y haber encontrado a otra compañera. Eso fue una revelación sorprendentemente pesada.

—Si alguno de los alfas trata de intimidarte, puedes decírmelo. Uh, escuché que no están muy cómodos con todo esto.

— ¿Ellos intentarán hacerlo? — Yoongi Inquirió, más irritado que asustado. Genial, lo que había querido evitar justo podía pasarle. No sé supone que hubiera cuatro alfas de por medio que le complicarían las cosas.

—Con suerte y solo te gruñirán un poco. Bueno, Jin es el que más fácil pierde la paciencia, es imposible hacerlo salir de lo suyo una vez que entra. Namjoon no es tan agresivo, él de hecho es el más sensato de los tres. Y Hoseok, bueno, él es como una combinación de ambos. Por otro lado, Jeongguk...

Taehyung hizo una especie de mueca divertida, pero Yoongi no encontraba lo gracioso en toda esa situación.

— ¿Si?

—Él es más práctico y prefiere ir directo a los golpes.

—Oh, entonces él va a golpearme. Excelente.

—No. Tranquilo, ellos no te lastimarán. Físicamente, por lo menos. Eres un omega, es ley de manada: no puedes ir contra alguien más débil que tú, siempre debe existir igualdad de condiciones. Y ya te digo, si se meten contigo tendrán que vérselas conmigo. Ningún invitado tendrá el culo pateado bajo mi supervisión

Yoongi asintió, sin poder retener una risa floja ante su humor puesto en la advertencia, una curiosa forma de prevenirlo. Eso tenía sentido para él, especialmente tratándose de una pandilla de cuatro alfas que no lo querían en el pueblo. Yoongi ni siquiera sabía que era posible dar a luz a tantos alfas, mucho menos en una camada de trillizos, eso parecía el premio grande o algo así. Estaba seguro de que por esa razón la mujer era tan estimada en la manada. Eso sucedía normalmente, si das a luz a un alfa definitivamente la naturaleza te sonríe.

—Taehyung, ¿Puedes hablarme sobre Woohyun?

—Seguro. Pediré otros dos.

Yoongi bajó del coche tambaleándose un poco y jadeando. Lo único que quería era que ese extraño día terminara. Y es que no podía dejar de pensar en toda la información y las cosas que habían pasado en tan poco tiempo.

Su reunión con el alfa líder se extendió un poco más de lo esperado, y los dos tragos se convirtieron en unos cuantos más, él no estaba a ese punto, pero sí podía afirmar que estaba un pequeño porcentaje de ebrio para el final de la velada.

No fue hasta que recibió una llamada de Jimin que tomó de nuevo noción del tiempo. Había estado tan interesado en la conversación con Taehyung, que ni siquiera recordaba que había acordado alojarse con él, y que el beta seguramente estaría preocupado por su paradero.

Para ese entonces ya había pensado en arrepentirse, ¿sería descortés de su parte una llegada así? Él no estaba precisamente en luto, pero aún así, quizá podría ofender a alguien en la casa. Oh, es que no sabía qué esperar, lo único que deseaba era dormir y no despertar hasta tarde.

Tomó aire y echó una rápida inspección a la fachada de la casa. Era una gran casa. Había visto las residencias y algunas cabañas, a decir verdad él pueblo entraba en lo que él consideraría un lugar ideal para vivir. No sabía porqué estaba pensando en eso ahora. Tomó su camino hacia el porche y observó un poco la decoración, sillas de madera, una mesa de centro y algunas macetas alrededor. Parecía un sitio agradable para tomar el sol por las mañanas.

Había algo extraño en todo el ambiente que lo hizo dudar de sus pasos, de si tocar esa puerta y meterse a mundo de problemas que no estaba buscando enfrentar. Al final lo hizo, tocó la puerta y entonces, lo demás fue un pestañear.

Un tipo alto y formado lo recibió con una mirada oscura, la mandíbula bien marcada estaba apretada y el ceño se frunció mientras lo analizaba como un completo depredador. Yoongi retuvo el aire durante unos segundos, pensando que cualquier movimiento lo haría un blanco fácil. Eso era lo que sentía en el ambiente, aunque seguro estaba exagerando, ese tipo no iba a atacarlo, ¿cierto?...

—Buenas noches.... — Yoongi pronunció con voz lenta formal, afortunadamente no tartamudeó. Realmente no sabía qué decir o hacer.

El sujeto frente a él (alfa, definitivamente) no parecía muy contento con su llegada, y no quería tener problemas con alguien siquiera antes de poder poner un pie dentro de ese lugar. Sin embargo, Yoongi se encontró sintiéndose ingenuo por sus pensamientos.

El hombre de aura oscura dio un paso al frente, lo cual inevitablemente lo hizo retroceder. Otra más y otro después. El ambiente lo hizo sentir de un centímetro de altura debido a la agresión que cargaba, la feromonas de ese alfa estaban gritándole que era peligroso.

Yoongi tragó saliva sin tener tiempo de mostrar su confusión ante el repentino asalto. Sus manos se sujetaron del barandal del porche cuando fue intimidado lo suficiente como para chocar contra la madera. Cerró los ojos con fuerza cuando el rostro del alfa se inclinó hasta el suyo, sintiendo que en cualquier momento sería golpeado y desafiarlo solo implicaba un mayor daño debido a la disparidad.

—Encuentra tu camino lejos de aquí pronto.

La voz tensa y poco amable lo hizo cosquillas en todo su cuerpo, después sintió una brisa de aire en el rostro cuando el hombre se apartó y pudo abrir los ojos pese al miedo y la confusión. Miró al hombre que lo amenazó apartarse de regreso a la puerta cuando unos pasos se escucharon a la distancia.

— ¿Es Yoongi?... ¿Llegó Yoongi? — la voz de Jimin es escuchó llegando, detrás del hombre imperturbable que no había hecho nada por tratar de recibirlo agradablemente sino todo lo contrario. Yoongi pensó que ese martirio se extendería aún más pero entonces, Jimin hizo acto de presencia por sobre su hombro, apartándolo un poco de la entrada. —Hola, que bueno que llegaste.

Jimin le sonrió amable, y finalmente tomó la puerta que tenía sostenida el tipo rudo y la abrió más, ofreciéndole el paso. Yoongi miró hacia su hermano aún en estado de alerta, sus manos se soltaron de la madera y aunque todo su cuerpo le decía que huyera de ahí, algo dentro lo hizo sentir la necedad de defenderse y mostrarle a ese desconocido que no iba a dejarse intimidar por gruñidos y amenazas.

Yoongi accedió a entrar, aún con la sensación de que estaba metiéndose en un gran problema sin salida. Él pudo sentir claramente la pesada mirada del alfa sobre su nuca mientras seguía a Jimin por la casa, lo cuál lo tenía muerto de nervios, si se le permitía ser sincero.

—Jimin... — Yoongi lo llamó antes de que el chico pudiera dar un paso más. Sentía fuego en su nuca, donde la mirada del alfa lo seguía taladrando, de repente olvidó todo su valor y quiso salir de todo ese problema en el que se estaba metiendo. —Realmente no es necesario que me quede, puedes darme la dirección de algún motel y no molestaré...

Los ojos curiosos de Jimin lo miraron, detectando la incomodidad en su postura y lo fuera de lugar que parecía sentirse. Él realmente quería que Yoongi se quedara, podría estar más tranquilo de esa forma y sobre todo tan tarde en la noche.

—No, Yoongi. No estás molestando a nadie, en serio me gustaría que te quedaras con nosotros... — Jimin explicó con anhelo, pero entonces, por el lado de ambos pasó el cuerpo del imponente hombre que lo había recibido, casi dejando una estela de molestia que ambos chicos pudieron sentir claramente. Yoongi miró al rostro de Jimin como quién no quiere decir lo obvio. —Él es mi hermano Jeongguk, perdona que sea tan grosero, solo está... Cansado. ¿Él te dijo algo?

—Eh... — Yoongi quiso negarse y mentir, pero por la expresión de Jimin pudo ver que le había tomado más tiempo del necesario y terminó delatándose. —No.

—Yoongi. — Jimin frunció el ceño, suplicando sinceridad. Sus rasgos cansados parecieron acrecentarse ante la problemática abriéndose paso. — ¿Trató de lastimarte? Dime si alguno de ellos es grosero contigo, no voy a permitir que...

—No, Jimin. Tranquilo. No fue... Es decir, no es para tanto. — Yoongi fingió una sonrisa a pesar de la incomodidad a la que se sentía sometido y al revoltijón de nervios que aún sentía en su estómago debido a su encuentro con aquel alfa. Todo rastro de alcohol había desaparecido ahora de su sistema.

— ¡Jeongguk! — Jimin alcanzó a su hermano en su camino en cuanto leyó la expresión incómoda de Yoongi. Avanzó por el pasillo del recibidor, dejándolo solo mientras escuchaba la conversación que tuvo lugar junto a las escaleras, de donde provenía una luz cálida en otra estancia, que por el aroma parecía ser la cocina. —Si vuelves a tratar de intimidar a Yoongi voy a decirle a Taehyung que estás siendo un imbécil.

—Puedes decirle lo que quieras, no estoy siendo hipócrita.

—Yoongi es mi hermano. Yo lo invite a nuestra casa y quiero que esté cerca de nosotros. Lo tienes que tratar bien o si no...

—No tengo que hacer una mierda, Jimin. Él es tu invitado, no el mío. Y no quiero que esté aquí, no puedo fingir lo contrario. — La voz firme y fría del hombre lo hizo sentir de nuevo un escalofrío por toda la columna, se sintió atrapado de nuevo, como lo había estado hace unos segundos contra el barandal y su postura rígida y amenazante.

Incapaz de seguir escuchando la discusión que se desenvolvía sobre él y por él, decidió dar media vuelta y salir de la casa con cautela cuando nuevas voces se incorporaron al diálogo. Sus manos temblaron mientras marcaba el número de Taehyung y se dirigía rápidamente a su auto estacionado. Aún necesitaba un lugar donde quedarse y ahora su única opción (segura) era el líder.

Le dejaría un mensaje a Jimin disculpándose por todo, pero no había forma de que pudiera dormir bajo el mismo techo que ese tipo.

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